ABRIL

MES DE ABRIL

SANTORAL ABRIL

SALTERIO CUARESMA.

SEMANA de CENIZA  |

  1a    2a  |   3a  |   4a  |   5a  |

D. RAMOS –  SEMANA SANTA |

SALTERIO PASCUA.

|  OCTAVA PASCUA RESURRECCIÓN  |

2a  3a   |  4a   |  5a   |   6a  |

  7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS) 


OFICIOS COMUNES de SANTOS.



SANTORAL ABRIL

2 abril: San Francisco de Paula, ermitaño.

5 abril: San Vicente Ferrer, presbítero.

7 abril: San Juan Bautista de la Salle.

11 abril: San Estanislao, obispo y mártir.

13 abril: San Martín I, Papa y mártir.
San Hermenegildo, mártir.

13 abril: San Martín I, Papa y mártir.
San Hermenegildo, mártir.

21 abril: San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia.

23 abril: San Jorge, mártir.
San Adalberto, obispo y mártir.

24 abril: San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir.

25 abril: San Marcos, evangelista:
Laudes | Vísperas

26 abril: San Isidoro de Sevilla, obispo y doctor Iglesia:
Laudes | Vísperas

28 abril: San Pedro Chanel, presbítero y mártir.
San Luis María Grignion de Montfort, pbro.

29 abril: Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia.

30 abril: San Pío V, Papa.




San Francisco de Paula, ermitaño.
(2 de abril)

Memoria libre.
(Conmemoración en Cuaresma).

Del Común de Santos Varones: para los religiosos.

Antífona Benedictus: Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Estoy a la puerta llamando: si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Oh, Dios, que ensalzas a los humildes y has elevado a san Francisco de Paula a la gloria de los santos, te rogamos nos concedas, por sus méritos y ejemplo, conseguir felizmente los premios que prometiste a los humildes. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Si alguien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, se haría despreciable. (T.P. Aleluya.)


San Vicente Ferrer, presbítero.
(5 de abril)

Memoria obligatoria.
(Conmemoración en Cuaresma).

Del Común de Pastores.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Oh, Dios, que hiciste al presbítero san Vicente Ferrer ministro de la predicación evangélica, concédenos el gozo de contemplar en el cielo a quien él anunció en la tierra como el juez que ha de venir. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Me he hecho todo a todos para salvarlos a todos. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Me he hecho todo a todos para salvarlos a todos. (T.P. Aleluya.)


San Juan Bautista de la Salle.
(7 de abril)

Memoria obligatoria.
(Conmemoración en Cuaresma).

Del Común de Pastores, o de Santos Varones: para los educadores.

Antífona Benedictus: El que se compadece de su prójimo educa, enseña y guía como pastor a su rebaño. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: El que se compadece de su prójimo educa, enseña y guía como pastor a su rebaño. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Oh, Dios, que has elegido a san Juan Bautista de la Salle para educar a la juventud cristiana, suscita maestros en tu Iglesia que se entreguen de todo corazón a la formación humana y cristiana de los jóvenes. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. (T.P. Aleluya.)


San Estanislao, obispo y mártir.
(11 de abril)

Memoria obligatoria.
(Conmemoración en Cuaresma).

Del Común de un Mártir, o de Pastores.

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Oh, Dios, el santo obispo Estanislao sucumbió por tu gloria bajo la espada de los perseguidores, concédenos perseverar firmes en la fe hasta la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)


San Martín I, Papa y mártir.
(13 de abril)

Memoria libre.
(Conmemoración en Cuaresma).

Del Común de un Mártir, o de Pastores.

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Dios todopoderoso, que concediste a san Martín, papa y mártir, no temer las amenazas ni dejarse vencer por los tormentos, concédenos soportar las adversidades del mundo con invencible fortaleza de espíritu. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)


San Hermenegildo, mártir.
(13 de abril)

Memoria libre.
(Conmemoración en Cuaresma).

Del Común de un Mártir.

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Oh, Dios, que suscitaste en tu Iglesia a san Hermenegildo, mártir, como valiente defensor de la fe, concede a cuantos veneramos hoy la memoria de su martirio, la unidad en la confesión de tu nombre y la perseverancia en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)


Beato José Sala Picó, presbítero y mártir.
(15 abril).

Propio de Toledo: ML en el Seminario Menor.

Del Común de un Mártir, o de Pastores.


San Anselmo, obispo y doctor de la Iglesia.
(21 de abril)

Memoria libre.

Del Común de Pastores, o de Doctores de la Iglesia.

Oración:

Oh, Dios, que has concedido al obispo san Anselmo investigar y enseñar las profundidades de tu sabiduría, haz que el don de la fe ayude de tal modo a nuestro entendimiento, que aquello que nos mandas creer tenga un dulce sabor en nuestro corazón. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Jorge, mártir.
(23 de abril)

Memoria libre.

Del Común de un Mártir en tiempo pascual.

Oración:

Oh, Dios, proclamando tu poder te rogamos humildemente que, así como san Jorge imitó la pasión del Señor, socorra con prontitud nuestra fragilidad. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Adalberto, obispo y mártir.
(El mismo 23 de abril)

Memoria libre.

Del Común de un Mártir en tiempo pascual o de Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que concediste la corona del martirio a san Adalberto, obispo, encendido en el celo por la salvación de las almas, concédenos, por su intercesión, que nunca falte a los pastores la obediencia de su grey ni a la grey la asistencia de los pastores. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Fidel de Sigmaringa, presbítero y mártir.
(24 de abril).

Memoria libre.

Del Común de un Mártir en tiempo pascual, o de Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que, en la propagación de la fe, has honrado con la palma del martirio a san Fidel de Sigmaringa, abrasado en tu amor, concédenos, por su intercesión, que, arraigados en la caridad, merezcamos experimentar con él el poder de la resurrección de Cristo. Él, que vive y reina contigo.


SAN MARCOS, EVANGELISTA.
(25 de abril)

Fiesta.

Del Común de Apóstoles en tiempo pascual:

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, que nos habla por medio del Evangelio. Aleluya.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, que nos habla por medio del Evangelio. Aleluya.

Himno: (Tomado del común de Apóstoles).

Vosotros que escuchasteis la llamada
de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma
al mensaje de amor que él nos envía.

Vosotros que invitados al banquete
gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece,
al sediento de Dios en su camino.

Vosotros que tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte
nos priven de la vida recibida.

Vosotros que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a él la vida eterna. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Los santos evangelistas indagaron la sabiduría de sus predecesores y confirmaron su relato con oráculos de los profetas. Aleluya.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Los santos evangelistas indagaron la sabiduría de sus predecesores y confirmaron su relato con oráculos de los profetas. Aleluya.

Antífona 2: Por la fe en la verdad, Dios nos llamó por medio del Evangelio, para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Por la fe en la verdad, Dios nos llamó por medio del Evangelio, para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. Aleluya.

Antífona 3: Muchos alabarán su inteligencia, que no perecerá jamás. Aleluya.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Muchos alabarán su inteligencia, que no perecerá jamás. Aleluya.

Lectura breve: 1a Corintios 15, 1-2a. 3-4.

Os recuerdo, hermanos, el Evangelio que os anuncié y que vosotros aceptasteis, en el que además estáis fundados, y que os está salvando. Porque yo os transmití en primer lugar, lo que también yo recibí: que Cristo murió por nuestros pecados según las Escrituras; y que fue sepultado y que resucitó al tercer día, según las Escrituras.

Responsorio breve:

V. Contaron las alabanzas del Señor y su poder. Aleluya, aleluya.

R. Contaron las alabanzas del Señor y su poder. Aleluya, aleluya.

V. Y las maravillas que realizó.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Contaron las alabanzas del Señor y su poder. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: La gracia de Cristo ha constituido a unos, evangelistas y, a otros, doctores, y los ha enviado al pueblo creyente como ministros de la fe. Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: La gracia de Cristo ha constituido a unos, evangelistas y, a otros, doctores, y los ha enviado al pueblo creyente como ministros de la fe. Aleluya.

Preces:

Invoquemos a nuestro Salvador, que, al destruir la muerte, iluminó la vida por medio del Evangelio, y digámosle humildemente:
Confirma a tu Iglesia en la fe y en la caridad.

Tú que, por medio de doctores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que enalteciste a tu evangelista san Marcos con la gracia de la predicación evangélica, concédenos aprovechar de tal modo sus enseñanzas que sigamos con fidelidad las huellas de Cristo. Él, que vive y reina contigo.


VÍSPERAS
SAN MARCOS.

Himno:

Benditos son los pies de los que llegan
para anunciar la paz que el mundo espera,
apóstoles de Dios que Cristo envía,
voceros de su voz, grito del Verbo.

De pie en la encrucijada del camino
del hombre peregrino y de los pueblos,
es el fuego de Dios el que los lleva
como cristos vivientes a su encuentro.

Abrid, pueblos, la puerta a su llamada,
la verdad y el amor son don que llevan;
no temáis, pecadores, acogedlos,
el perdón y la paz serán su gesto.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
nos llega por tu amor, pan verdadero;
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Soy ministro del Evangelio por la gracia que Dios me dio. Aleluya.

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Soy ministro del Evangelio por la gracia que Dios me dio. Aleluya.

Antífona 2: Todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Aleluya.

Salmo 125.
Dios, alegría y esperanza.

Si sois compañeros en el sufrir,
también lo sois en el buen ánimo.
(2 Co 1, 7)

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Todo lo hago por el Evangelio, para participar yo también de sus bienes. Aleluya.

Antífona 3: A mí se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo. Aleluya.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: A mí se me ha dado esta gracia: anunciar a los gentiles la riqueza insondable que es Cristo. Aleluya.

Lectura breve: Carta a los Colosenses 1, 3-6a.

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros, al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos y de la que oísteis hablar cuando se os anunció la verdad del Evangelio de Dios, que llegó hasta vosotros. Éste sigue dando fruto y propagándose por todo el mundo.

Responsorio breve:

V. Contad a los pueblos la gloria del Señor. Aleluya, aleluya.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor. Aleluya, aleluya.

V. Sus maravillas a todas las naciones.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: La palabra del Señor permanece para siempre. Y esa palabra es el Evangelio que os anunciamos. Aleluya.

Preces:

Invoquemos a Dios, Padre de los astros, que nos ha llamado a la fe verdadera por medio del Evangelio de su Hijo, y oremos por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que resucitaste de entre los muertos a tu Hijo, el gran pastor de las ovejas,

haz que nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

danos también a nosotros sembrar tu semilla con nuestro trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara al mundo contigo,

haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Tú que has sentado a tu Hijo a tu derecha, en el cielo,

admite a los difuntos en tu reino de felicidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que enalteciste a tu evangelista san Marcos con la gracia de la predicación evangélica, concédenos aprovechar de tal modo sus enseñanzas que sigamos con fidelidad las huellas de Cristo. Él, que vive y reina contigo.


SAN ISIDORO, obispo y doctor de la Iglesia.
(26 de abril)

Fiesta.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Dios de toda sabiduría, al Señor de toda verdad. Aleluya.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Dios de toda sabiduría, al Señor de toda verdad. Aleluya.

Himno:

Padre y maestro espiritual, pastor
de la mirada que penetra en Dios,
salva mi mente en tu hontanar de luz.

Padre de España, fortifícame
en la sabiduría del Señor;
dame la ciencia de la eternidad.

Abre, Isidoro, la prisión mortal
de las tinieblas; resucítame
en el deslumbramiento del amor.

Hazme palabra y resplandor en ti;
salva mi lengua y mi ceguera en ti;
hazme vivir y comprender en Dios.

Por Jesucristo, que reposa en ti,
enarbolado en sacramento: Dios,
pan y alegría de mi juventud. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: La plenitud de la sabiduría es temer al Señor. Aleluya.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: La plenitud de la sabiduría es temer al Señor. Aleluya.

Antífona 2: No has pedido riquezas ni bienes, sino sabiduría e inteligencia. Aleluya.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: No has pedido riquezas ni bienes, sino sabiduría e inteligencia. Aleluya.

Antífona 3: Dios concedió al hombre inteligencia para que se gloríe y no cese su actividad. Aleluya.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Dios concedió al hombre inteligencia para que se gloríe y no cese su actividad. Aleluya.

Lectura breve: Eclesiástico 47, 14-17.

¡Qué sabio fuiste en tu juventud, lleno de inteligencia como un río! Tu espíritu cubrió la tierra, la llenaste con enigmáticos proverbios. Tu nombre llegó hasta las islas lejanas, y fuiste amado por la paz que infundías. De tus cantos, tus sentencias, tus proverbios y tus interpretaciones se admiraron las naciones.

Responsorio breve:

V. Labios sacerdotales han de guardar el saber. Aleluya, aleluya.

R. Labios sacerdotales han de guardar el saber. Aleluya, aleluya.

V. Y en su boca se busca la doctrina.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Labios sacerdotales han de guardar el saber. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Dios le concedió una sabiduría e inteligencia extraordinarias, y una mente abierta como las playas junto al mar. Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Dios le concedió una sabiduría e inteligencia extraordinarias, y una mente abierta como las playas junto al mar. Aleluya.

Preces:

Aclamemos a Cristo, Palabra de Dios y Verdad eterna, que reveló a Isidoro los arcanos del saber, y supliquémosle, diciendo:
Luz de luz, ilumínanos.

Señor Jesucristo, que a través de san Isidoro fuiste el único pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de su doctrina.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores sigues iluminando a tu pueblo con tu sabiduría divina,

no permitas que falten nunca pastores que nos enseñen el conocimiento de la verdad.

Señor Jesucristo, que por medio de san Isidoro hiciste crecer a tu Iglesia en la ciencia de los santos,

haz que avancemos siempre por las sendas de la santidad.

Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,

haz que un día contemplemos la claridad de tu gloria.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, Dios todopoderoso, tú elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber, concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
SAN ISIDORO.

Himno:

Padre y maestro espiritual, pastor
de la mirada que penetra en Dios,
salva mi mente en tu hontanar de luz.

Padre de España, fortifícame
en la sabiduría del Señor;
dame la ciencia de la eternidad.

Abre, Isidoro, la prisión mortal
de las tinieblas; resucítame
en el deslumbramiento del amor.

Hazme palabra y resplandor en ti;
salva mi lengua y mi ceguera en ti;
hazme vivir y comprender en Dios.

Por Jesucristo, que reposa en ti,
enarbolado en sacramento: Dios,
pan y alegría de mi juventud. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente. Aleluya.

Salmo 14.
¿Quién es justo ante el Señor?

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: En caso de que alguno de vosotros se vea falto de sabiduría, que se la pida a Dios, que da generosamente. Aleluya.

Antífona 2: Mi señor es prudente como el ángel de Dios, y sabe todo cuanto sucede en la tierra. Aleluya.

Salmo 111.
Felicidad del justo.

Caminad como hijos de la luz: toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Mi señor es prudente como el ángel de Dios, y sabe todo cuanto sucede en la tierra. Aleluya.

Antífona 3: Los pueblos proclaman su sabiduría, y la asamblea pregona su alabanza. Aleluya.

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Los pueblos proclaman su sabiduría, y la asamblea pregona su alabanza. Aleluya.

Lectura breve: Carta de Santiago 3, 17-18.

La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

Responsorio breve:

V. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.

R. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: El Señor dio a Isidoro sabiduría y ciencia y el poder de discernir, y le reveló honduras y secretos. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: El Señor dio a Isidoro sabiduría y ciencia y el poder de discernir, y le reveló honduras y secretos. Aleluya.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, enviado a los hombres como luz del mundo, y supliquémosle, diciendo:
Ilumina a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de san Isidoro iluminaste a la Iglesia de España,

haz que los cristianos de nuestra patria resplandezcan por su virtud.

Tú que por medio de san Isidoro nos has llamado a vivir de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,

ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Tú que llenaste de espíritu de sabiduría e inteligencia a san Isidoro,

haz que los hombres de ciencia, exploradores del universo y de la historia, caminen hacia la verdad hasta llegar a ti.

Tú que fuiste el lote y la heredad de san Isidoro,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu sangre esté alejado de ti.

Tú que hiciste de san Isidoro ministro de reconciliación,

perdona a los pecadores sus delitos y admite a los difuntos en tu reino, para que puedan contemplar tu rostro.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, Dios todopoderoso, tú elegiste a san Isidoro, obispo y doctor de la Iglesia, para que fuese testimonio y fuente del humano saber, concédenos, por su intercesión, una búsqueda atenta y una aceptación generosa de tu eterna verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Pedro Chanel presbítero y mártir.
(28 de abril)

Memoria libre.

Del Común de un Mártir en tiempo pascual.

Oración:

Oh, Dios, que coronaste con el martirio a san Pedro Chanel para la extensión de tu Iglesia, concédenos, en medio de las alegrías pascuales, celebrar de tal modo los misterios de Cristo, muerto y resucitado, que merezcamos ser testigos de la vida nueva. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Luis María Grignion de Monfort, presbítero.
(El mismo 28 de abril)

Memoria libre.

Del Común de Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que has querido guiar los pasos del presbítero san Luis María Grignion de Monfort, acompañado de la Virgen bienaventurada, por el camino de la salvación y del amor a Cristo, concédenos que, a ejemplo suyo, trabajemos incansables en la edificación de la Iglesia meditando los misterios de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso y eterno, que hiciste de san Luis María Grignion de Monfort, presbítero, un destacado testigo y maestro de la plena entrega a Cristo, tu Hijo, de la mano de su santa Madre, haz que nosotros, siguiendo este camino espiritual, contribuyamos siempre a la extensión de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Catalina de Siena, virgen y doctora de la Iglesia. Patrona de Europa.
(29 de abril)

Fiesta.

LAUDES | VÍSPERAS

Tomado del Común de Vírgenes, excepto las antífonas Benedictus y Magníficat y la oración, que son propios.

Antífona: Venid, adoremos al Señor, Rey de las vírgenes. Aleluya.

O bien:

Antífona: Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes. Aleluya.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Nos apremia el amor, vírgenes santas;
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida;
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza;
vuestra antorcha encendida fielmente
ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma; deseo estar por siempre con Cristo. Aleluya.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma; deseo estar por siempre con Cristo. Aleluya.

Antífona 2: Vírgenes del Señor, bendecid al Señor; el que sembró en vosotras el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra. Aleluya.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor;
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Vírgenes del Señor, bendecid al Señor; el que sembró en vosotras el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra. Aleluya.

Antífona 3: Que los santos se alegren en la gloria, pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre. Aleluya.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Que los santos se alegren en la gloria, pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre. Aleluya.

Lectura breve: Cantar de los Cantares 8, 7.

Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable.

Responsorio breve:

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Santa Catalina no cesaba de suplicar al Señor que volviese la paz a su santa Iglesia. Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Santa Catalina no cesaba de suplicar al Señor que volviese la paz a su santa Iglesia. Aleluya.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa Catalina de Siena, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que inflamaste de amor divino a santa Catalina de Siena en la contemplación de la pasión del Señor y en el servicio a tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, que, unido al misterio de Cristo, se alegre siempre por la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
SANTA CATALINA DE SIENA

Himno:

Dichosa tú, que entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida. Aleluya.

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida. Aleluya.

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Aleluya.

Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios.
(1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. Aleluya.

Antífona 3: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor. Aleluya.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor. Aleluya.

Lectura breve: 1a Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve:

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Santa Catalina, siempre y en todas partes, buscaba, encontraba y estaba unida a Dios por medio de un afecto amoroso nunca interrumpido. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Santa Catalina, siempre y en todas partes, buscaba, encontraba y estaba unida a Dios por medio de un afecto amoroso nunca interrumpido. Aleluya.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa Catalina de Siena, virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que inflamaste de amor divino a santa Catalina de Siena en la contemplación de la pasión del Señor y en el servicio a tu Iglesia, concede a tu pueblo, por su intercesión, que, unido al misterio de Cristo, se alegre siempre por la manifestación de su gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Pío V, Papa.
(30 de abril)

Memoria libre.

Del Común de Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que suscitaste providencialmente en tu Iglesia al papa san Pío, para proteger la fe y darte culto más dignamente, concédenos, por su intercesión, participar en tus misterios con fe viva y caridad fecunda. Por nuestro Señor Jesucristo.




INVITATORIO:

Salmo 94.
Venid, aclamemos al Señor.

Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este «hoy». (Hb 3, 13)

Se anuncia la antífona.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Se repite la antífona.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Se repite la antífona.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Se repite la antífona.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso”».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

También se pueden pronunciar éstos salmos, en lugar del Salmo 94.

Salmo 99.
Alegría de los que entran en el templo.

El Señor manda que
los redimidos entonen
un himno de victoria. (S. Atanasio)

Se anuncia la antífona.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 66.
Que todos los pueblos alaben al Señor.

Sabed que la salvación de Dios
se envía a los gentiles. (Hch 28, 28)

Se anuncia la antífona.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 23.
Entrada solemne de Dios en el templo.

Las puertas del cielo se abren
ante Cristo que, como hombre,
sube al cielo. (S. Ireneo)

Se anuncia la antífona.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Se repite la antífona.

— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Se repite la antífona.

— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Se repite la antífona.

— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos;
él es el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.



CÁNTICO EVANGÉLICO PARA LAUDES:

— BENEDICTUS —

Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICO EVANGÉLICO PARA VÍSPERAS:

— MAGNÍFICAT —

Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

















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