FEBRERO

MES DE FEBRERO.

SANTOS de FEBRERO

4 SEMANAS SALTERIO
TIEMPO ORDINARIO.

| – 1a | – 2a | – 3a | – 4a |

SALTERIO CUARESMA.

| SEMANA de CENIZA   |

| 1a | 2a | 3a |

OFICIOS COMUNES de SANTOS




SANTORAL FEBRERO

2-feb: Presentación del Señor.

3-feb: San Blas, obispo y mártir.
San Oscar, obispo.

5-feb: Santa Águeda, virgen y mártir.

6-feb: San Pablo Miki y compañeros, mártires.

8-feb: San Jerónimo Emiliani.
Santa Josefina Bakhita, virgen.

10-feb: Santa Escolástica, virgen.

11-feb: Nuestra Señora de Lourdes.

14-feb: San Cirilo, monje, y san Metodio, obispo, Patronos de Europa.

17-feb: Siete santos fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María.

18-feb: San Eladio, obispo (en Toledo).

21-feb: San Pedro Damián, obispo y doctor Iglesia.

22-feb: La Cátedra del apóstol san Pedro.

23-feb: San Policarpo, obispo y mártir.

25-feb: Beato Ciriaco María Sancha, obispo.

27-feb: San Gregorio de Narek, abad y doctor de la Iglesia.




LA PRESENTACIÓN DEL SEÑOR.

(2 febrero).

Fiesta.

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

(Se rezan sólo si esta fiesta coincide en Domingo).

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Aleluya.

Himno:

De una Virgen hermosa
celos tiene el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.

Cuando del oriente
salió el sol dorado,
y otro sol helado
miró tan ardiente,
quitó de la frente
la corona bella,
y a los pies de la Estrella
su lumbre adoró,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
«Hermosa María
—dice el sol, vencido—,
de vos ha nacido
el Sol que podía
darle al mundo el día
que ha deseado».

Esto dijo, humillado,
a María el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.

Al Padre y al Hijo
gloria y bendición,
y al Espíritu Santo
por los siglos honor. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Sus padres llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor.

Salmo 112.
Alabado sea el nombre del Señor.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes. (Lc, 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Sus padres llevaron a Jesús a Jerusalén, para presentarlo al Señor.

Antífona 2: Adorna tu morada, Sión, para recibir al Mesías rey.

Salmo 147.
Acción de gracias por la restauración de Jerusalén.

Ven acá, voy a mostrarte a la novia,
a la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

Hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Adorna tu morada, Sión, para recibir al Mesías rey.

Antífona 3: Dichoso eres, Simeón, hombre justo, porque has recibido a Cristo, el Señor, libertador de su pueblo.

Cántico de Filipenses 2, 6-11.
Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual.

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Antífona 3: Dichoso eres, Simeón, hombre justo, porque has recibido a Cristo, el Señor, libertador de su pueblo.

Lectura breve: Carta a los Hebreos 10, 5-7.

Al entrar Cristo en el mundo dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, pero me formaste un cuerpo; no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias. Entonces yo dije: “He aquí que vengo —pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí— para hacer, ¡oh Dios!, tu voluntad”».

Responsorio breve:

V. El Señor ha dado a conocer A su Salvador.

R. El Señor ha dado a conocer A su Salvador.

V. A quien ha presentado ante todos los pueblos.

R. A su Salvador.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor ha dado a conocer A su Salvador.

Antífona del Magníficat: El anciano llevaba al niño, el niño guiaba al anciano. La Virgen lo dio a luz, y permaneció virgen después del parto; adoro al mismo que engendró.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona del Magníficat: El anciano llevaba al niño, el niño guiaba al anciano. La Virgen lo dio a luz, y permaneció virgen después del parto; adoro al mismo que engendró.

Preces:

Adoremos a nuestro Salvador, que hoy fue presentado en el templo, y supliquémosle:
Que nuestros ojos, Señor, vean tu salvación.

Cristo Salvador, que eres luz para alumbrar a las naciones,

ilumina a los que no te conocen, para que crean en ti, Dios verdadero.

Redentor nuestro, que eres gloria de tu pueblo Israel,

haz que tu Iglesia brille entre las naciones.

Jesús deseado de todos los pueblos, a quien los ojos del justo Simeón vieron como Salvador,

haz que tu salvación llegue a todos los hombres.

Señor, en cuya presentación fue anunciada a María, tu madre, una espada de dolor,

fortalece a los que sufren tribulación por causa de tu servicio.

Cristo, felicidad de los santos, a quien Simeón pudo ver antes de morir, como era su ardiente deseo,

muéstrate a los difuntos que anhelan tu visión.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, rogamos humildemente a tu majestad que, así como tu Hijo Unigénito ha sido presentado hoy en el templo en la realidad de nuestra carne, nos concedas, de igual modo, ser presentados ante ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR.

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona Invitatorio: Mirad, entra en su templo el Señor, soberano de todo; venid, adorémosle.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Mirad, entra en su templo el Señor, soberano de todo; venid, adorémosle.

Himno:

Iglesia santa, esposa bella,
sal al encuentro del Señor,
adorna y limpia tu morada
y recibe a tu Salvador.

Abre tus brazos a María,
Virgen Madre del Redentor,
puerta del cielo siempre abierta
por la que vino al mundo Dios.

¿A quién sostienes en tus manos,
Dinos, anciano Simeón,
por qué te sientes tan alegre?
«Porque ya he visto al Salvador.

Este Niño será bandera
y signo de contradicción,
con su muerte traerá la vida,
por la cruz, la resurrección».

Jesús, el hijo de María,
es el Hijo eterno de Dios,
la luz que alumbra a las naciones
los caminos de salvación.

La Virgen Madre ofrece al Niño
como una hostia para Dios;
la espada de la profecía
atraviesa su corazón.

Honor y gloria al Padre eterno,
al Hijo eterno que engendró,
y que, por obra del Espíritu,
de la Virgen María nació. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Simeón, hombre justo y piadoso, aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo moraba en él.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Simeón, hombre justo y piadoso, aguardaba el consuelo de Israel, y el Espíritu Santo moraba en él.

Antífona 2: Simeón tomó al niño en brazos, dio gracias y bendijo a Dios.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Simeón tomó al niño en brazos, dio gracias y bendijo a Dios.

Antífona 3: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Luz para alumbrar a las naciones y gloria de tu pueblo Israel.

Lectura breve: Malaquías 3, 1.

Voy a enviar a mi mensajero para que prepare el camino ante mí. De repente llegará a su santuario el Señor a quien vosotros andáis buscando; y el mensajero de la alianza en quien os regocijáis, mirad que está llegando, dice el Señor del universo.

Responsorio breve:

V. Postraos ante el Señor En el atrio sagrado.

R. Postraos ante el Señor En el atrio sagrado.

V. Aclamad la gloria y el poder del Señor.

R. En el atrio sagrado.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Postraos ante el Señor En el atrio sagrado.

Antífona Benedictus: Cuando entraban con el niño Jesús sus padres, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Cuando entraban con el niño Jesús sus padres, Simeón lo tomó en brazos y bendijo a Dios.

Preces:

Adoremos a nuestro Salvador, que hoy fue presentado en el templo y supliquémosle:
Que nuestros ojos, Señor, vean tu salvación.

Cristo Jesús, tú que, según mandaba la ley, quisiste ser presentado al Padre en el templo,

enséñanos a ofrecernos contigo en el sacrificio de tu Iglesia.

Consuelo de Israel, a cuyo encuentro salió el justo Simeón en el templo,

haz que también nosotros salgamos a tu encuentro en la persona de nuestros hermanos.

Esperado de las naciones, de quien la profetisa Ana hablaba a todos los que aguardaban la liberación de Israel,

enséñanos a hablar debidamente de ti a todos.

Piedra angular del reino de Dios, que estás puesto como bandera discutida,

haz que los hombres, por la fe y la caridad, se levanten en ti.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, rogamos humildemente a tu majestad que, así como tu Hijo Unigénito ha sido presentado hoy en el templo en la realidad de nuestra carne, nos concedas, de igual modo, ser presentados ante ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
PRESENTACIÓN DEL SEÑOR.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Aleluya.

Himno:

De una Virgen hermosa
celos tiene el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.

Cuando del oriente
salió el sol dorado,
y otro sol helado
miró tan ardiente,
quitó de la frente
la corona bella,
y a los pies de la Estrella
su lumbre adoró,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.
«Hermosa María
—dice el sol, vencido—,
de vos ha nacido
el Sol que podía
darle al mundo el día
que ha deseado».

Esto dijo, humillado,
a María el sol,
porque vio en sus brazos
otro Sol mayor.

Al Padre y al Hijo
gloria y bendición,
y al Espíritu Santo
por los siglos honor. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Simeón había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor.

Salmo 109, 1-5. 7.
El Mesías, Rey y Sacerdote.

Cristo tiene que reinar hasta que
Dios haga de sus enemigos
estrado de sus pies. (1 Cor 15, 25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré como rocío,
antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente;
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Simeón había recibido un oráculo del Espíritu Santo: que no vería la muerte antes de ver al Mesías del Señor.

Antífona 2: Ofrecieron por él al Señor un par de tórtolas o dos pichones.

Salmo 129.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Él salvará a su pueblo
de los pecados. (Mt 1, 21)

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Ofrecieron por él al Señor un par de tórtolas o dos pichones.

Antífona 3: Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

Cf. Cántico de Colosenses 1, 12-20.
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura
y primer resucitado de entre los muertos.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mis ojos han visto a tu Salvador, a quien has presentado ante todos los pueblos.

Lectura breve: Carta a los Hebreos 4, 15-16.

No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado. Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.

Responsorio breve:

V. El Señor ha dado a conocer A su Salvador.

R. El Señor ha dado a conocer A su Salvador.

V. A quien ha presentado ante todos los pueblos.

R. A su Salvador.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor ha dado a conocer A su Salvador.

Antífona Magníficat: Hoy la bienaventurada Virgen María presentó al niño Jesús en el templo, y Simeón, lleno del Espíritu Santo, lo tomó en brazos y bendijo a Dios.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Hoy la bienaventurada Virgen María presentó al niño Jesús en el templo, y Simeón, lleno del Espíritu Santo, lo tomó en brazos y bendijo a Dios.

Preces:

Adoremos a nuestro Salvador, que hoy fue presentado en el templo, y supliquémosle:
Que nuestros ojos, Señor, vean tu salvación.

Cristo Salvador, que eres luz para alumbrar a las naciones,

ilumina a los que no te conocen, para que crean en ti, Dios verdadero.

Redentor nuestro, que eres gloria de tu pueblo Israel,

haz que tu Iglesia brille entre las naciones.

Jesús deseado de todos los pueblos, a quien los ojos del justo Simeón vieron como Salvador,

haz que tu salvación llegue a todos los hombres.

Señor, en cuya presentación fue anunciada a María, tu madre, una espada de dolor,

fortalece a los que sufren tribulación por causa de tu servicio.

Cristo, felicidad de los santos, a quien Simeón pudo ver antes de morir, como era su ardiente deseo,

muéstrate a los difuntos que anhelan tu visión.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, rogamos humildemente a tu majestad que, así como tu Hijo Unigénito ha sido presentado hoy en el templo en la realidad de nuestra carne, nos concedas, de igual modo, ser presentados ante ti con el alma limpia. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Blas, obispo y mártir.

(3 febrero).

Memoria libre.

Del Común de un Mártir, o del Común de Pastores.

Oración:

Escucha, Señor, a tu pueblo suplicante y, por la protección de tu mártir san Blas, concédenos gozar de paz en la vida presente y encontrar ayuda para la eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Óscar, obispo

(El mismo 3 febrero).

Memoria libre.

Del Común de Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que has querido enviar al obispo san Óscar para iluminar a numerosos pueblos, concédenos, por su intercesión, caminar siempre en la luz de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Águeda, virgen y mártir.

(5 febrero).

Memoria obligatoria.

Del Común de un Mártir, o de Santas Vírgenes.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

Antífona Benedictus: Águeda iba a la cárcel contenta y gloriándose de ello, como invitada a las bodas; y encomendaba a Dios con súplicas su combate.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Águeda iba a la cárcel contenta y gloriándose de ello, como invitada a las bodas; y encomendaba a Dios con súplicas su combate.

Preces:

Celebremos, amados hermanos a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, que santa Águeda, virgen y mártir, nos alcance tu perdón, pues ella te agradó siempre por la fortaleza en el martirio y por el mérito de su castidad. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa Águeda.

Himno:

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 4, 13-14.

Queridos hermanos, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

Responsorio breve:

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.

R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

Antífona Magníficat: Señor Jesucristo, maestro bueno, te doy gracias porque me ayudaste a vencer los tormentos de los verdugos; haz, Señor, que llegue felizmente a la gloria imperecedera.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Señor Jesucristo, maestro bueno, te doy gracias porque me ayudaste a vencer los tormentos de los verdugos; haz, Señor, que llegue felizmente a la gloria imperecedera.

Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, que santa Águeda, virgen y mártir, nos alcance tu perdón, pues ella te agradó siempre por la fortaleza en el martirio y por el mérito de su castidad. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Pablo Miki y compañeros, mártires.

(6 febrero).

Memoria obligatoria.

De Común de Varios Mártires.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno:

Testigos de amor
de Cristo Señor,
mártires santos.

Rosales en flor
de Cristo el olor,
mártires santos.

Palabras de luz
de Cristo Jesús,
mártires santos.

Corona inmortal
de Cristo total,
mártires santos. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. Los justos Viven eternamente.

R. Los justos Viven eternamente.

V. Reciben de Dios su recompensa.

R. Viven eternamente.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los justos Viven eternamente.

Antífona Benedictus: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Preces:

Celebremos, amados hermanos, a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, fortaleza de todos los santos, que te has dignado llamar a la vida eterna, por medio de la cruz, a los santos mártires Pablo Miki y compañeros, concédenos, por su intercesión, mantener con vigor, hasta la muerte, la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santos Pablo Miki y compañeros.

Himno:

Espíritus sublimes, ¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan en las batallas recias,
que alcancen la victoria y eterno galardón.

¡Oh mártires gloriosos de rojas vestiduras,
que brillan con eternos fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses se cubra ya en sazón. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 4, 13-14.

Queridos hermanos, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

Responsorio breve:

V. Alegraos, justos, Y gozad con el Señor.

R. Alegraos, justos, Y gozad con el Señor.

V. Aclamadlo, los de corazón sincero.

R. Y gozad con el Señor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Alegraos, justos, Y gozad con el Señor.

Antífona Magníficat: Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron hasta derramar su sangre reinan con el Señor eternamente.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron hasta derramar su sangre reinan con el Señor eternamente.

Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida, en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, fortaleza de todos los santos, que te has dignado llamar a la vida eterna, por medio de la cruz, a los santos mártires Pablo Miki y compañeros, concédenos, por su intercesión, mantener con vigor, hasta la muerte, la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Jerónimo Emiliani.

(8 febrero).

Memoria libre.

Del Común de Pastores , o de Santos Varones: para los educadores:

Oración:

Oh, Dios, Padre de las misericordias, que hiciste a san Jerónimo Emiliani protector y padre de los huérfanos, concédenos, por su intercesión, guardar con fidelidad el espíritu de adopción por el que nos llamamos y somos hijos tuyos. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Josefina Bakhita, virgen.

(El mismo 8 febrero).

Memoria libre.

Del Común de Santas Vírgenes.

Oración:

Oh, Dios, que condujiste a santa Josefina Bakhita de la humillante esclavitud a la dignidad de hija tuya y esposa de Cristo, concédenos, por su ejemplo, seguir con amor constante al Señor Jesús crucificado y, movidos a misericordia, perseverar en la caridad. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Escolástica, virgen.

(10 febrero).

Memoria obligatoria.

Del Común de Santas Vírgenes.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona: Venid, adoremos al Señor, Rey de las vírgenes.

O bien:

Antífona: Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Nos apremia el amor, vírgenes santas;
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida;
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza;
vuestra antorcha encendida fielmente
ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Cantar de los Cantares 8, 7.

Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable.

Responsorio breve:

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Buscad mi rostro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

Antífona Benedictus: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa Escolástica, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Al celebrar la fiesta de santa Escolástica, virgen, te rogamos, Señor, que, por su ejemplo, te sirvamos con caridad pura y alcancemos los saludables efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa Escolástica.

Himno:

Dichosa tú, que entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve:

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Las traen entre alegría.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

Antífona Magníficat: Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa Escolástica, virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Al celebrar la fiesta de santa Escolástica, virgen, te rogamos, Señor, que, por su ejemplo, te sirvamos con caridad pura y alcancemos los saludables efectos de tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.


Nuestra Señora de Lourdes.

(11 febrero).

Memoria libre.

Del Común de Santa María Virgen.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen.

Himno:

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
un pie desnudo con la rosa de oro
sobre la nieve de febrero, suave
como un pisar de tórtola.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
un ceñidor azul, que, en gesto de ave,
vuela sobre la nieve de la túnica.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
tu saludo cortés, tus manos juntas,
tu zureo en las rocas.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
un abrirse de brazos, como inmensa
azucena de luz, transfigurada,
que nos dice: «Yo soy la Inmaculada».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Cf. Isaías 61, 10.

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuelto con un manto de justicia, como novia que se adorna con sus joyas.

Responsorio breve:

V. El Señor la eligió Y la predestinó.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Y la predestinó.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

Antífona Benedictus: Aurora luminosa de salvación, de ti, Virgen María, ha nacido el Sol de justicia, que nos ha visitado de lo alto.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Aurora luminosa de salvación, de ti, Virgen María, ha nacido el Sol de justicia, que nos ha visitado de lo alto.

Preces: (o bien estas otras Preces).

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,

haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.

Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada,

líbranos de la corrupción del pecado.

Salvador nuestro, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz,

por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.

Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre,

haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

O bien estas otras:

Preces:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salvador del mundo, que con la eficacia de tu redención, preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,

líbranos a nosotros de toda culpa.

Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,

haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Verbo eterno del Padre, que enseñaste a María a escoger la mejor parte,

ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.

Rey de reyes, que elevaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre,

haz que aspiremos siempre a los bienes del cielo.

Señor del cielo y de la tierra, que colocaste a tu derecha a María Reina,

danos un día el gozo de tener parte en la gloria.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de misericordia, concédenos fortaleza en nuestra debilidad a cuantos recordamos a la inmaculada Madre de Dios, para que, con el auxilio de su intercesión, nos levantemos de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Virgen de Lourdes

Himno:

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
un pie desnudo con la rosa de oro
sobre la nieve de febrero, suave
como un pisar de tórtola.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
un ceñidor azul, que, en gesto de ave,
vuela sobre la nieve de la túnica.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
tu saludo cortés, tus manos juntas,
tu zureo en las rocas.

La pureza es en ti, Virgen del Gave,
un abrirse de brazos, como inmensa
azucena de luz, transfigurada,
que nos dice: «Yo soy la Inmaculada».

Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Gálatas 4, 4-5.

Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial.

Responsorio breve:

V. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

V. Bendita tú entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre.

R. El Señor está contigo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

Antífona Magníficat: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

Preces: (o bien estas otras Preces).

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,

haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,

y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste a María la llena de gracia,

concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,

y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

O bien estas otras:

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la Madre de misericordia,

haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,

haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,

levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,

por su intercesión, haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de misericordia, concédenos fortaleza en nuestra debilidad a cuantos recordamos a la inmaculada Madre de Dios, para que, con el auxilio de su intercesión, nos levantemos de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Cirilo, monje y san Metodio, obispo. Patronos de Europa.

(14 febrero).

Fiesta.

Todo del Común de Pastores, excepto lo siguiente:

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

Himno:

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Antífona 2: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.

Antífona 3: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo.

Lectura breve: Carta a los Hebreos 13, 7-9a.

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve:

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

Antífona Benedictus: Sirvieron al Señor con santidad y justicia todos sus días.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Sirvieron al Señor con santidad y justicia todos sus días.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que iluminaste a los pueblos eslavos por medio de los santos hermanos Cirilo y Metodio, concédenos acoger en nuestros corazones las palabras de tu enseñanza, y haz de nosotros un pueblo concorde en la fe verdadera y en su recta confesión. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santos Cirilo y Metodio.

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Soy ministro del evangelio por el don de la gracia de Dios.

Salmo 14.
¿Quién es justo ante el Señor?

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Soy ministro del evangelio por el don de la gracia de Dios.

Antífona 2: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.

Salmo 111.
Felicidad del justo.

Caminad como hijos de la luz: toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre.

Antífona 3: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor.

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve:

V. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

Antífona Magníficat: Éstos son hombres santos, amigos de Dios, pregoneros insignes de la verdad divina.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Éstos son hombres santos, amigos de Dios, pregoneros insignes de la verdad divina.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que iluminaste a los pueblos eslavos por medio de los santos hermanos Cirilo y Metodio, concédenos acoger en nuestros corazones las palabras de tu enseñanza, y haz de nosotros un pueblo concorde en la fe verdadera y en su recta confesión. Por nuestro Señor Jesucristo.


Los siete santos Fundadores de la Orden de los Siervos de la Virgen María.

(17 febrero).

Memoria libre.

Del Común de Santos Varones: para los religiosos:

Antífona Benedictus: Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Ved qué dulzura, qué delicia, convivir los hermanos unidos.

Oración:

Señor, infunde benigno en nosotros la piedad con la que estos santos hermanos veneraron devotamente a la Madre de Dios y condujeron a tu pueblo hacia ti. Por nuestro Señor Jesucristo.


Antífona Magníficat: Donde los hermanos unidos glorifican a Dios, allí el Señor mandará su bendición.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Donde los hermanos unidos glorifican a Dios, allí el Señor mandará su bendición.


San Eladio, obispo.

(18 febrero).

Memoria obligatoria en la Archidiócesis de Toledo.

Del Común de Pastores.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

Himno:

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Hebreos 13, 7-9a.

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve:

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

Antífona Benedictus: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Os aseguro que cada vez que lo hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Concédenos, Dios omnipotente, gloriarnos de tal modo en la festividad de san Eladio que, por su intercesión sepamos ejercitarnos fielmente en la piedad y amor a los pobres. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Eladio.

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve:

V. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre, para que le reparta la ración a sus horas.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre, para que le reparta la ración a sus horas.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Concédenos, Dios omnipotente, gloriarnos de tal modo en la festividad de san Eladio que, por su intercesión sepamos ejercitarnos fielmente en la piedad y amor a los pobres. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Pedro Damián, obispo y doctor de la Iglesia

(21 febrero).

Memoria libre.

Del Común de Pastores, o de Doctores de la Iglesia.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Oración:

Dios todopoderoso, concédenos seguir los consejos y ejemplos de san Pedro Damián, obispo, para que, no anteponiendo nada a Cristo y dedicados siempre al servicio de tu Iglesia, lleguemos a los gozos de la luz eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Pedro, fie cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Pedro, fie cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.


La Cátedra del apóstol San Pedro.

(22 febrero).

Fiesta.

LAUDES | VÍSPERAS

V. Señor, ábreme mis labios.

R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona del Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona del Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Himno:

Cristo te llama, Pedro, y tú le sigues;
dejas tu barca, pescador de hombres;
roca y cimiento de la santa Iglesia,
Cristo te hace.

Él te pregunta: «¿Me amas más que éstos?»;
tú le respondes: «Sabes que te quiero».
Él te encomienda todo su rebaño;
tú lo apacientas.

Tienes las llaves, atas y desatas;
fiel al Maestro, amas más que niegas;
llegas a Roma, con tu magisterio;
mueres por Cristo.

Desde tu cielo, mira a nuestra tierra,
guía los pasos de tus sucesores
que en el primado del amor, sirviendo,
rigen la Iglesia.

Gloria a Dios Padre, creador del mundo,
gloria a Dios Hijo, redentor de todos,
gloria al Espíritu, que nos santifica:
Dios uno y Trino. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Dijo el Señor a Simón: «No temas: desde ahora serás pescador de hombres».

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Dijo el Señor a Simón: «No temas: desde ahora serás pescador de hombres».

Antífona 2: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. ¡Dichoso tú, Simón Pedro!

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo. ¡Dichoso tú, Simón Pedro!

Antífona 3: Dijo el Señor a Pedro: «Te daré las llaves del reino de los cielos».

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Dijo el Señor a Pedro: «Te daré las llaves del reino de los cielos».

Lectura breve: Hechos de los Apóstoles 15, 7b-9.

Dios me escogió entre vosotros para que los gentiles oyeran de mi boca la palabra del Evangelio, y creyeran. Y Dios, que penetra los corazones, ha dado testimonio a favor de ellos dándoles el Espíritu Santo igual que a nosotros. No hizo distinción entre ellos y nosotros, pues ha purificado sus corazones con la fe.

Responsorio breve:

V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.

R. Sobre toda la tierra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

Antífona Benedictus: Dijo el Señor a Simón Pedro: «Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos».

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Dijo el Señor a Simón Pedro: «Yo he pedido por ti, para que tu fe no se apague. Y tú, cuando te recobres, da firmeza a tus hermanos».

Preces:

Queridos hermanos, habiendo recibido de los apóstoles la herencia de los elegidos, demos gracias a nuestro Padre por todos sus dones, diciendo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu cuerpo y de tu sangre, que nos transmitieron los apóstoles,

con la cual nos alimentamos y vivimos:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu palabra, que nos transmitieron los apóstoles

con la cual se nos comunica la luz y el gozo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por tu Iglesia santa, edificada sobre el fundamento de los apóstoles,

por la cual nos integramos en la unidad:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la purificación del bautismo y de la penitencia, confiada a los apóstoles,

con la cual quedamos limpios de todos los pecados:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios todopoderoso, no permitas que seamos sacudidos por ninguna perturbación quienes hemos sido afianzados sobre la roca de la confesión apostólica. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Cátedra del apóstol San Pedro.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. Aleluya.

Himno:

Tu barca de pescador,
que llegó de Roma al puerto,
va siguiendo el rumbo cierto
que le trazara el Señor.
La va llevando el amor
siempre a nuevas singladuras.
En las borrascas oscuras,
para que a Cristo sea fiel,
Simón Pedro, el timonel,
vela desde las alturas.

Si toda la Iglesia oraba
por ti, ahora tú por ella,
que eres su roca y su estrella.
Cuando se tambaleaba
tu fe, sobre el mar, te daba
Cristo fuerza con sus manos.
Boga mar adentro, y danos
—a la Iglesia, que te implora—
tu presencia guiadora,
y confirma a tus hermanos.

Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: «Pedro, ¿me quieres?». «Señor, tú sabes que te quiero». «Apacienta mis ovejas».

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: «Pedro, ¿me quieres?». «Señor, tú sabes que te quiero». «Apacienta mis ovejas».

Antífona 2: Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, y la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.

Salmo 125.
Dios, alegría y esperanza.

Si sois compañeros en el sufrir,
también lo sois en el buen ánimo.
(2 Co 1, 7)

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Pedro estaba en la cárcel bien custodiado, y la Iglesia oraba insistentemente a Dios por él.

Antífona 3: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia.

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 1, 3-5.

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo, que, por su gran misericordia, mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos, nos ha regenerado para una esperanza viva; para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible, reservada en el cielo a vosotros, que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios; para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.

Responsorio breve:

V. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

V. Sus maravillas a todas las naciones.

R. La gloria del Señor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor.

Antífona Magníficat: Tú eres el pastor de las ovejas, príncipe de los apóstoles; te han sido entregadas las llaves del reino de los cielos.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Tú eres el pastor de las ovejas, príncipe de los apóstoles; te han sido entregadas las llaves del reino de los cielos.

Preces:

Hermanos, edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que quisiste que tu Hijo, resucitado de entre los muertos, se manifestara en primer lugar a los apóstoles,

haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

haz que el evangelio sea proclamado a toda la creación.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

danos también a nosotros sembrar tu semilla con nuestro trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara el mundo contigo,

haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Tú que has sentado a tu Hijo a tu derecha, en el cielo,

admite a los difuntos en tu reino de felicidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios todopoderoso, no permitas que seamos sacudidos por ninguna perturbación quienes hemos sido afianzados sobre la roca de la confesión apostólica. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Policarpo, obispo y mártir.

(23 febrero).

Memoria obligatoria.

Del Común de un Mártir, o del Común de Pastores.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

Antífona Benedictus: Hace ochenta y seis años que sirvo a Jesucristo, y de él sólo he recibido bienes; ¿cómo puedo maldecir a mi Rey y Salvador?

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Hace ochenta y seis años que sirvo a Jesucristo, y de él sólo he recibido bienes; ¿cómo puedo maldecir a mi Rey y Salvador?

Preces:

Celebremos, amados hermanos a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de todas las criaturas, que te has dignado agregar a San Policarpo, obispo, al número de los mártires, concédenos, por su intercesión, que, participando con él en el cáliz de Cristo, por el Espíritu Santo resucitemos a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Policarpo.

Himno:

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1aCarta de Pedro 4, 13-14.

Queridos hermanos, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

Responsorio breve:

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.

R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

Antífona Magníficat: Señor, Dios todopoderoso, te bendigo porque me has hecho digno de ser contado entre el número de tus mártires y de participar en el cáliz de Cristo.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Señor, Dios todopoderoso, te bendigo porque me has hecho digno de ser contado entre el número de tus mártires y de participar en el cáliz de Cristo.

Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de todas las criaturas, que te has dignado agregar a San Policarpo, obispo, al número de los mártires, concédenos, por su intercesión, que, participando con él en el cáliz de Cristo, por el Espíritu Santo resucitemos a la vida eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beato Ciriaco María Sancha y Hervás, obispo.

(25 febrero).

Memoria libre en la Archidiócesis de Toledo.

Del Común de Pastores.

Oración:

Dios de misericordia, que por medio del beato Ciriaco María colmaste de consuelo a tus fieles, concédenos, por su intercesión, mantenernos ardientes en la caridad y solícitos por la unidad de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Gregorio de Narek, abad y doctor de la Iglesia.

(27 febrero).

Memoria libre.

Del Común de Doctores o de santos para un abad.

Antífona del Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno que te has dignado colmar de ciencia mística a san Gregorio, maestro y honor del pueblo armenio, haz que, siguiendo sus enseñanzas, aprendamos el arte de dialogar contigo y a sostener siempre nuestra vida con los sacramentos de la Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo. 

Antífona del Magníficat: Oh, doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Gregorio, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.






INVITATORIO:

Salmo 94.
Venid, aclamemos al Señor.

Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este «hoy». (Hb 3, 13)

Se anuncia la antífona.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Se repite la antífona.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Se repite la antífona.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Se repite la antífona.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

También se pueden pronunciar éstos salmos, en lugar del Salmo 94.

Salmo 99.
Alegría de los que entran en el templo.

El Señor manda que
los redimidos entonen
un himno de victoria. (S. Atanasio)

Se anuncia la antífona.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 66.
Que todos los pueblos alaben al Señor.

Sabed que la salvación de Dios
se envía a los gentiles. (Hch 28, 28)

Se anuncia la antífona.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 23.
Entrada solemne de Dios en el templo.

Las puertas del cielo se abren
ante Cristo que, como hombre,
sube al cielo. (S. Ireneo)

Se anuncia la antífona.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Se repite la antífona.

— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Se repite la antífona.

— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Se repite la antífona.

— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos;
él es el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICO EVANGÉLICO PARA LAUDES:

— BENEDICTUS —

Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICO EVANGÉLICO PARA VÍSPERAS:

— MAGNÍFICAT —

Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

















Diseña un sitio como este con WordPress.com
Comenzar
search previous next tag category expand menu location phone mail time cart zoom edit close