L-III-IMPAR-1-11

LECCIONARIO III (impar)

PARA LAS FERIAS DEL TIEMPO ORDINARIO
– AÑO IMPAR –

SEMANAS

1a  2a  3a  4a  5a  6a

7a  8a  9a  10a  11a

1 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la I semana del tiempo ordinario

Martes de la I semana del tiempo ordinario

Miercoles de la I semana del tiempo ordinario

Jueves de la I semana del tiempo ordinario

Viernes de la I semana del tiempo ordinario

Sábado de la I semana del tiempo ordinario

2 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la II semana del tiempo ordinario

Martes de la II semana del tiempo ordinario

Miercoles de la II semana del tiempo ordinario

Jueves de la II semana del tiempo ordinario

Viernes de la II semana del tiempo ordinario

Sábado de la II semana del tiempo ordinario

3 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la III semana del tiempo ordinario

Martes de la III semana del tiempo ordinario

Miercoles de la III semana del tiempo ordinario

Jueves de la III semana del tiempo ordinario

Viernes de la III semana del tiempo ordinario

Sábado de la III semana del tiempo ordinario

4 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la IV semana del tiempo ordinario

Martes de la IV semana del tiempo ordinario

Miercoles de la IV semana del tiempo ordinario

Jueves de la IV semana del tiempo ordinario

Viernes de la IV semana del tiempo ordinario

Sábado de la IV semana del tiempo ordinario

5 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la V semana del tiempo ordinario

Martes de la V semana del tiempo ordinario

Miercoles de la V semana del tiempo ordinario

Jueves de la V semana del tiempo ordinario

Viernes de la V semana del tiempo ordinario

Sábado de la V semana del tiempo ordinario

6 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la VI semana del tiempo ordinario

Martes de la VI semana del tiempo ordinario

Miercoles de la VI semana del tiempo ordinario

Jueves de la VI semana del tiempo ordinario

Viernes de la VI semana del tiempo ordinario

Sábado de la VI semana del tiempo ordinario

7 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la VII semana del tiempo ordinario

Martes de la VII semana del tiempo ordinario

Miercoles de la VII semana del tiempo ordinario

Jueves de la VII semana del tiempo ordinario

Viernes de la VII semana del tiempo ordinario

Sábado de la VII semana del tiempo ordinario

8 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la VIII semana del tiempo ordinario

Martes de la VIII semana del tiempo ordinario

Miercoles de la VIII semana del tiempo ordinario

Jueves de la VIII semana del tiempo ordinario

Viernes de la VIII semana del tiempo ordinario

Sábado de la VIII semana del tiempo ordinario

9 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la IX semana del tiempo ordinario

Martes de la IX semana del tiempo ordinario

Miercoles de la IX semana del tiempo ordinario

Jueves de la IX semana del tiempo ordinario

Viernes de la IX semana del tiempo ordinario

Sábado de la IX semana del tiempo ordinario

10 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la X semana del tiempo ordinario

Martes de la X semana del tiempo ordinario

Miercoles de la X semana del tiempo ordinario

Jueves de la X semana del tiempo ordinario

Viernes de la X semana del tiempo ordinario

Sábado de la X semana del tiempo ordinario

11 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XI semana del tiempo ordinario

Martes de la XI semana del tiempo ordinario

Miercoles de la XI semana del tiempo ordinario

Jueves de la XI semana del tiempo ordinario

Viernes de la XI semana del tiempo ordinario

Sábado de la XI semana del tiempo ordinario







TIEMPO ORDINARIO

SEMANA I (Año Impar)

LUNES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 1, 1-6

Dios nos ha hablado por el Hijo.

Comienzo de la carta a los Hebreos.

EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.

En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.

Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles cuanto más sublime es el nombre que ha heredado. Pues ¿a qué ángel dijo jamás:

«Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»;

y en otro lugar:

«Yo seré para él un padre,
y él será para mí un hijo»?

Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice:

«Adórenlo todos los ángeles de Dios».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 96, 1 y 2b. 6 y 7c. 9. (R.: cf. 7c)

R. Adorad a Dios todos sus ángeles.

V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono. R.

V. Los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria.
Adoradlo todos sus ángeles. R.

V. Porque tú eres, Señor,
Altísimo sobre toda la tierra,
encumbrado sobre todos los dioses. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios —dice el Señor—;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 1, 14-20

Convertíos y creed en el Evangelio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:

«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.

Jesús les dijo:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.


Palabra del Señor.




MARTES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 2, 5-12

Convenía perfeccionar mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.

Lectura de la carta a los Hebreos.

DIOS no sometió a los ángeles el mundo venidero, del que estamos hablando; de ello dan fe estas palabras:

«¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
o el ser humano, para que mires por él?
Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
todo lo sometiste bajo sus pies».

En efecto, al someterle todo, nada dejó fuera de su dominio. Pero ahora no vemos todavía que le esté sometido todo.

Al que Dios había hecho un poco inferior a los ángeles, a Jesús, lo vemos ahora coronado de gloria y honor por su pasión y muerte. Pues, por la gracia de Dios, gustó la muerte por todos.

Convenía que aquel, para quien y por quien existe todo, llevara muchos hijos a la gloria perfeccionando mediante el sufrimiento al jefe que iba a guiarlos a la salvación.

El santificador y los santificados proceden todos del mismo. Por eso no se avergüenza de llamarlos hermanos, pues dice:

«Anunciaré tu nombre a mis hermanos,
en medio de la asamblea te alabaré».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 8, 2ab y 5. 6-7. 8-9 (R.: cf. 7a)

R. Diste a tu Hijo el mando sobre las obras de tus manos.

V. ¡Señor, dueño nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.

V. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad,
le diste el mando sobre las obras de tus manos. R.

V. Todo lo sometiste bajo sus pies:
rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.


Aleluya

Cf. 1 Tes 2, 13

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino, cual es en verdad, como palabra de Dios. R.


EVANGELIO

Mc 1, 21b-28

Les enseñaba con autoridad.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:

«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Jesús lo increpó:

«¡Cállate y sal de él!».

El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:

«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».

Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.


Palabra del Señor.


MIERCOLES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 2, 14-18

Tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser compasivo.

Lectura de la carta a los Hebreos.

LO mismo que los hijos participan de la carne y de la sangre, así también participó Jesús de nuestra carne y sangre, para aniquilar mediante la muerte al señor de la muerte, es decir, al diablo, y liberar a cuantos, por miedo a la muerte, pasaban la vida entera como esclavos.

Notad que tiende una mano a los hijos de Abrahán, no a los ángeles. Por eso tenía que parecerse en todo a sus hermanos, para ser sumo sacerdote misericordioso y fiel en lo que a Dios se refiere, y expiar los pecados del pueblo. Pues, por el hecho de haber padecido sufriendo la tentación, puede auxiliar a los que son tentados.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9 (R.: 8a)

R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

V. Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

V. Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.

V. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

V. Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mc 1, 29-39

Curó a muchos enfermos de diversos males.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 3, 7-14

Animaos los unos a los otros mientras dure este «hoy».

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Dice el Espíritu Santo:

«Si escucháis hoy su voz,
no endurezcáis vuestros corazones
como cuando la rebelión,
en el día de la prueba en el desierto,
cuando me pusieron a prueba vuestros padres,
y me provocaron,
a pesar de haber visto mis obras cuarenta años.
Por eso me indigné contra aquella generación
y dije: Siempre tienen el corazón extraviado;
no reconocieron mis caminos,
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».

¡Atención, hermanos! Que ninguno de vosotros tenga un corazón malo e incrédulo, que lo lleve a desertar del Dios vivo.

Animaos, por el contrario, los unos a los otros, cada día, mientras dure este «hoy», para que ninguno de vosotros se endurezca, engañado por el pecado.

En efecto, somos partícipes de Cristo si conservamos firme hasta el final la actitud del principio.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 94, 6-7c. 7d-9. 10-11 (R.: cf. 7d-8a)

R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».

V. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

V. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masa en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.

V. Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso». R.


Aleluya

Cf. Mt 4, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesús proclamaba el evangelio del reino,
y curaba toda dolencia en el pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 1, 40-45

La lepra se le quitó, y quedó limpio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

«Si quieres, puedes limpiarme».

Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:

«Quiero: queda limpio».

La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.

Él lo despidió, encargándole severamente:

«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 4, 1-5. 11

Empeñémonos en entrar en aquel descanso.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Temamos, no sea que, estando aún en vigor la promesa de entrar en su descanso, alguno de vosotros crea haber perdido la oportunidad.

También nosotros hemos recibido la buena noticia, igual que ellos; pero el mensaje que oyeron no les sirvió de nada a quienes no se adhirieron por la fe a los que lo habían escuchado.

Así pues, los creyentes entremos en el descanso, de acuerdo con lo dicho:

«He jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso»,

y eso que sus obras estaban terminadas desde la creación del mundo.

Acerca del día séptimo se dijo:

«Y descansó Dios el día séptimo de todo el trabajo que había hecho».

En nuestro pasaje añade:

«No entrarán en mi descanso».

Empeñémonos, por tanto, en entrar en aquel descanso, para que nadie caiga, imitando aquella desobediencia.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 77, 3 y 4bc. 6c-7. 8 (R.: cf. 7b)

R. ¡No olvidéis las acciones de Dios!

V. Lo que oímos y aprendimos,
lo que nuestros padres nos contaron,
lo contaremos a la futura generación:
las alabanzas del Señor, su poder. R.

V. Que surjan y lo cuenten a sus hijos,
para que pongan en Dios su confianza
y no olviden las acciones de Dios,
sino que guarden sus mandamientos. R.

V. Para que no imiten a sus padres,
generación rebelde y pertinaz;
generación de corazón inconstante,
de espíritu infiel a Dios. R.


Aleluya

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 2, 1-12

El Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

CUANDO a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.

Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:

«Hijo, tus pecados te son perdonados».

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».

Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:

«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —dice al paralítico—:

“Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”».

Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

«Nunca hemos visto una cosa igual».


Palabra del Señor.


SABADO DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 4, 12-16

Comparezcamos confiados ante el trono de la gracia.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo; penetra hasta el punto donde se dividen alma y espíritu, coyunturas y tuétanos; juzga los deseos e intenciones del corazón.

Nada se le oculta; todo está patente y descubierto a los ojos de aquel a quien hemos de rendir cuentas.

Así pues, ya que tenemos un sumo sacerdote grande que ha atravesado el cielo, Jesús, Hijo de Dios, mantengamos firme la confesión de fe.

No tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino que ha sido probado en todo, como nosotros, menos en el pecado.

Por eso, comparezcamos confiados ante el trono de la gracia, para alcanzar misericordia y encontrar gracia para un auxilio oportuno.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 18, 8. 9. 10. 15 (R.: cf. Jn 6, 63c)

R. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida.

V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.

V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

V. Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R.


Aleluya

Lc 4, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad. R.


EVANGELIO

Mc 2, 13-17

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.

Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:

«Sígueme».

Se levantó y lo siguió.

Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.

Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:

«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».

Jesús lo oyó y les dijo:

«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».


Palabra del Señor.



SEMANA II (Año Impar)

LUNES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 5, 1-10

Siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer.

Lectura de la carta a los Hebreos.

TODO sumo sacerdote, escogido de entre los hombres, está puesto para representar a los hombres en el culto a Dios: para ofrecer dones y sacrificios por los pecados.

Él puede comprender a los ignorantes y extraviados, porque también él está sujeto a debilidad.

A causa de ella, tiene que ofrecer sacrificios por sus propios pecados, como por los del pueblo.

Nadie puede arrogarse este honor sino el que es llamado por Dios, como en el caso de Aarón.

Tampoco Cristo se confirió a sí mismo la dignidad de sumo sacerdote, sino que la recibió de aquel que le dijo: «Tú eres mi Hijo: yo te he engendrado hoy»; o, como dice en otro pasaje: «Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec».

Cristo, en los días de su vida mortal, a gritos y con lágrimas, presentó oraciones y súplicas al que podía salvarlo de la muerte, siendo escuchado por su piedad filial. Y, aun siendo Hijo, aprendió, sufriendo, a obedecer. Y, llevado a la consumación, se convirtió, para todos los que lo obedecen, en autor de salvación eterna, proclamado por Dios sumo sacerdote según el rito de Melquisedec.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 109, 1bcde. 2. 3. 4 (R.: 4bc)

R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

V. Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.

V. Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.

V. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora». R.

V. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec». R.


Aleluya

Heb 4, 12ad

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.


EVANGELIO

Mc 2, 18-22

El esposo está con ellos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:

«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».

Jesús les contesta:

«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.

Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor.

Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».


Palabra del Señor.


MARTES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 6, 10-20

La esperanza que tenemos delante es para nosotros como ancla segura y firme.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Dios no es injusto como para olvidarse de vuestro trabajo y del amor que le habéis demostrado sirviendo a los santos ahora igual que antes.

Deseamos que cada uno de vosotros demuestre el mismo empeño hasta el final, para que se cumpla vuestra esperanza; y no seáis indolentes, sino imitad a los que, con fe y perseverancia, consiguen lo prometido.

Cuando Dios hizo la promesa a Abrahán, no teniendo a nadie mayor por quien jurar, juró por sí mismo, diciendo:

«Te llenaré de bendiciones
y te multiplicaré abundantemente»;

y así, perseverando, alcanzó lo prometido.

Los hombres juran por alguien mayor, y, con la garantía del juramento, queda zanjada toda discusión.

De la misma manera, queriendo Dios demostrar a los beneficiarios de la promesa la inmutabilidad de su designio, se comprometió con juramento, para que por dos cosas inmutables, en las que es imposible que Dios mienta, cobremos ánimos y fuerza los que buscamos refugio en él, aferrándonos a la esperanza que tenemos delante. La cual es para nosotros como ancla del alma, segura y firme, que penetra más allá de la cortina, donde entró, como precursor, por nosotros, Jesús, Sumo Sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 110, 1b-2. 4-5. 9 y 10c (R.: cf. 5b)

R. El Señor recuerda siempre su alianza.

O bien:

R. Aleluya.

V. Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.

V. Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente.
Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza. R.

V. Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre. R.


Aleluya

Cf. Ef 1, 17-18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza
a la que nos llama. R.


EVANGELIO

Mc 2, 23-28

El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

SUCEDIÓ que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.

Los fariseos le preguntan:

«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».

Él les responde:

«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».

Y les decía:

«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».


Palabra del Señor.


MIERCOLES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 7, 1-3. 15-17

Tú eres sacerdote para siempre según el rito de Melquisedec.

Lectura de la carta a los Hebreos.

MELQUISEDEC, rey de Salén, sacerdote del Dios altísimo, salió al encuentro de Abrahán cuando éste regresaba de derrotar a los reyes, lo bendijo y recibió de Abrahán el diezmo del botín.

Su nombre significa, en primer lugar, Rey de Justicia, y, después, Rey de Salén, es decir, Rey de Paz.

Sin padre, sin madre, sin genealogía; no se menciona el principio de sus días ni el fin de su vida.

En virtud de esta semejanza con el Hijo de Dios, es sacerdote perpetuamente.

Y esto resulta mucho más evidente si surge otro sacerdote a semejanza de Melquisedec, que no ha llegado a serlo en virtud de una legislación carnal, sino en fuerza de una vida imperecedera; pues está atestiguado:

«Tú eres sacerdote para siempre
según el rito de Melquisedec».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 109, 1bcde. 2. 3. 4 (R.: 4bc)

R. Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec.

V. Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.

V. Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.

V. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora». R.

V. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec». R.


Aleluya

Cf. Mt 4, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesús proclamaba el evangelio del reino,
y curaba toda dolencia del pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 3, 1-6

¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.

Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:

«Levántate y ponte ahí en medio».

Y a ellos les pregunta:

«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».

Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:

«Extiende la mano».

La extendió y su mano quedó restablecida.

En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 7, 25 – 8, 6

Ofreció sacrificios de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Jesús puede salvar definitivamente a los que se acercan a Dios por medio de él, pues vive siempre para interceder a favor de ellos.

Y tal convenía que fuese nuestro sumo sacerdote: santo, inocente, sin mancha, separado de los pecadores y encumbrado sobre el cielo.

Él no necesita ofrecer sacrificios cada día como los sumos sacerdotes, que ofrecían primero por los propios pecados, después por los del pueblo, porque lo hizo de una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

En efecto, la ley hace sumos sacerdotes a hombres llenos de debilidades. En cambio, la palabra del juramento, posterior a la ley, consagra al Hijo, perfecto para siempre.

Esto es lo principal de todo el discurso: Tenemos un sumo sacerdote que está sentado a la derecha del trono de la Majestad en los cielos, y es ministro del Santuario y de la Tienda verdadera, construida por el Señor y no por un hombre.

En efecto, todo sumo sacerdote está puesto para ofrecer dones y sacrificios; de ahí la necesidad de que también Jesús tenga algo que ofrecer.

Ahora bien, si estuviera en la tierra, ni siquiera sería sacerdote, habiendo otros que ofrecen los dones según la ley.

Estos sacerdotes están al servicio de una figura y sombra de lo celeste, según el oráculo que recibió Moisés cuando iba a construir la Tienda:

«Mira», le dijo Dios, «te ajustarás al modelo que te fue mostrado en la montaña».

Mas ahora a Cristo le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 17 (R.: cf. 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides sacrificio expiatorio,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

V. «—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

V. He proclamado tu salvación
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios:
Señor, tú lo sabes. R.

V. Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»
los que desean tu salvación. R.


Aleluya

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida, por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 3, 7-12

Los espíritus inmundos gritaban: “Tú eres el Hijo de Dios”, pero él les prohibía que lo diesen a conocer.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.

Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.

Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.

Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.

Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:

«Tú eres el Hijo de Dios».

Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 8, 6-13

Mejor es la alianza de la que es mediador.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Ahora a nuestro sumo Sacerdote, Cristo, le ha correspondido un ministerio tanto más excelente cuanto mejor es la alianza de la que es mediador: una alianza basada en promesas mejores.

Si la primera hubiera sido perfecta, no habría lugar para una segunda.

Pero les reprocha:

«Mirad que llegan días —oráculo del Señor—
en que haré
con la casa de Israel y con la casa de Judá
una alianza nueva;
no como la alianza que hice con sus padres,
cuando los tomé de la mano
para sacarlos de Egipto.

Ellos fueron infieles a mi alianza
y yo me desentendí de ellos —oráculo del Señor—.

Así será la alianza que haré con la casa de Israel
después de aquellos días —oráculo del Señor—:
pondré mis leyes en su mente
y las escribiré en sus corazones;
yo seré su Dios
y ellos serán mi pueblo.

Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo,
el otro a su hermano, diciendo:
“Conoce al Señor”,
porque todos me conocerán,
del menor al mayor,
pues perdonaré sus delitos
y no me acordaré ya de sus pecados».

Al decir alianza «nueva», declaró antigua la anterior; y lo que envejece y queda anticuado, está para desaparecer.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 84, 8 y 10. 11-12. 13-14 (R.: 11a)

R. La misericordia y la fidelidad se encuentran.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación.
La salvación está cerca de los que lo teman
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

V. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra
y la justicia mira desde el cielo. R.

V. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos. R.


Aleluya

2 Co 5, 19

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
y ha puesto en nosotros
el mensaje de la reconciliación. R.


EVANGELIO

Mc 3, 13-19

Llamó a los que quiso para que estuvieran con él.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.

E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:

Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.


Palabra del Señor.


SABADO DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 9, 2-3. 11-14

Por su propia sangre, ha entrado en el santuario una vez para siempre.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Se instaló una primera tienda, llamada «el Santo», donde estaban el candelabro y la mesa de los panes presentados. Detrás de la segunda cortina estaba la tienda llamada «Santo de los Santos».

En cambio, Cristo ha venido como sumo sacerdote de los bienes definitivos. Su «tienda» es más grande y más perfecta: no hecha por manos de hombre, es decir, no de este mundo creado.

No lleva sangre de machos cabríos, ni de becerros, sino la suya propia; y así ha entrado en el santuario una vez para siempre, consiguiendo la liberación eterna.

Si la sangre de machos cabríos y de toros, y la ceniza de una becerra, santifican con su aspersión a los profanos, devolviéndoles la pureza externa, ¡cuánto más la sangre de Cristo, que, en virtud del Espíritu eterno, se ha ofrecido a Dios como sacrificio sin mancha, podrá purificar nuestra conciencia de las obras muertas, para que demos culto al Dios vivo!


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 46, 2-3. 6-7. 8-9 (R.: 6)

R. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas.

V. Pueblos todos, batid palmas,
aclamad a Dios con gritos de júbilo;
porque el Señor altísimo es terrible,
emperador de toda la tierra. R.

V. Dios asciende entre aclamaciones;
el Señor, al son de trompetas:
tocad para Dios, tocad;
tocad para nuestro rey, tocad. R.

V. Porque el Señor es el rey del mundo:
tocad con maestría.
Dios reina sobre las naciones,
Dios se sienta en su trono sagrado. R.


Aleluya

Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.


EVANGELIO

Mc 3, 20-21

Su familia decía que estaba fuera de sí.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.


Palabra del Señor.


SEMANA III (Año Impar)

LUNES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 9, 15. 24-28

Se ofreció una sola vez para quitar los pecados. La segunda vez aparecerá a los que lo esperan.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Cristo es mediador de una alianza nueva: en ella ha habido una muerte que ha redimido de los pecados cometidos durante la primera alianza; y así los llamados pueden recibir la promesa de la herencia eterna.

Cristo entró no en un santuario construido por hombres, imagen del auténtico, sino en el mismo cielo, para ponerse ante Dios, intercediendo por nosotros.

Tampoco se ofrece a sí mismo muchas veces como el sumo sacerdote, que entraba en el santuario todos los años y ofrecía sangre ajena. Si hubiese sido así, tendría que haber padecido muchas veces, desde la fundación del mundo. De hecho, él se ha manifestado una sola vez, al final de los tiempos, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo.

Por cuanto el destino de los hombres es morir una sola vez; y después de la muerte, el juicio.

De la misma manera, Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos.

La segunda vez aparecerá, sin ninguna relación al pecado, para salvar a los que lo esperan.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 1bc)

R. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

V. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

V. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.


Aleluya

Cf. 2 Tim 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 3, 22-30

Satanás está perdido.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:

«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.


Palabra del Señor.


MARTES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 10, 1-10

He aquí que vengo para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

La ley, que presenta sólo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas, no puede nunca hacer perfectos a los que se acercan, pues lo hacen año tras año y ofrecen siempre los mismos sacrificios.

Si no fuera así, ¿no habrían dejado de ofrecerse, porque los ministros del culto, purificados de una vez para siempre, no tendrían ya ningún pecado sobre su conciencia?

Pero, en realidad, con estos sacrificios se recuerdan, año tras año, los pecados. Porque es imposible que la sangre de los toros y de los machos cabríos quite los pecados.

Por eso, al entrar él en el mundo dice:

«Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas,
pero me formaste un cuerpo;
no aceptaste holocaustos ni víctimas expiatorias.
Entonces yo dije: He aquí que vengo
—pues así está escrito en el comienzo del libro acerca de mí—
para hacer, ¡oh, Dios!, tu voluntad».

Primero dice: «Tú no quisiste sacrificios ni ofrendas, ni holocaustos, ni víctimas expiatorias», que se ofrecen según la ley.

Después añade: «He aquí que vengo para hacer tu voluntad».

Niega lo primero, para afirmar lo segundo.

Y conforme a esa voluntad todos quedamos santificados por la oblación del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez para siempre.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 10. 11 (R.: cf. 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios,
Señor, tú lo sabes. R.

V. No me he guardado en el pecho tu justicia,
he contado tu fidelidad y tu salvación,
no he negado tu misericordia y tu lealtad
ante la gran asamblea. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y la tierra,
porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla. R.


EVANGELIO

Mc 3, 31-35

El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dice:

«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».

Él les pregunta:

«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:

«Éstos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».


Palabra del Señor.


MIERCOLES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 10, 11-18

Cristo ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados.

Lectura de la carta a los Hebreos.

TODO sumo sacerdote ejerce su ministerio diariamente ofreciendo muchas veces los mismos sacrificios, porque de ningún modo pueden borrar los pecados.

Pero Cristo, después de haber ofrecido por los pecados un único sacrificio, está sentado para siempre jamás a la derecha de Dios y espera el tiempo que falta hasta que sus enemigos sean puestos como estrado de sus pies.

Con una sola ofrenda ha perfeccionado definitivamente a los que van siendo santificados.

Esto nos lo atestigua también el Espíritu Santo. En efecto, después de decir:

«Así será la alianza que haré con ellos
después de aquellos días»,

añade el Señor:

«Pondré mis leyes en sus corazones
y las escribiré en su mente
y no me acordaré ya de sus pecados ni de sus culpas».

Ahora bien, donde hay perdón, no hay ya ofrenda por los pecados.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 109, 1. 2. 3. 4. (R.: 4)

R. «Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

V. Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies». R.

V. Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos. R.

V. «Eres príncipe desde el día de tu nacimiento
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré, desde el seno,
antes de la aurora». R.

V. El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec». R.


Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo;
todo el que lo encuentra vive para siempre. R.


EVANGELIO

Mc 4, 1-20

Salió el sembrador a sembrar.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.

Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:

«Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Y añadió:

«El que tenga oídos para oír, que oiga».

Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo:

«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».

Y añadió:

«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás?

El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 10, 19-25

Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos.
Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Teniendo libertad para entrar en el santuario, en virtud de la sangre de Jesús, contando con el camino nuevo y vivo que él ha inaugurado para nosotros a través de la cortina, o sea, de su carne, y teniendo un gran sacerdote al frente de la casa de Dios, acerquémonos con corazón sincero y llenos de fe, con el corazón purificado de mala conciencia y con el cuerpo lavado en agua pura.

Mantengámonos firmes en la esperanza que profesamos, porque es fiel quien hizo la promesa. Fijémonos los unos en los otros para estimularnos a la caridad y a las buenas obras; no faltemos a las asambleas, como suelen hacer algunos, sino animémonos tanto más cuanto más cercano veis el Día.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 23, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 6)

R. Ésta es la generación que busca al Señor.

V. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.

V. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura con engaño. R.

V. Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ésta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R.


Aleluya

Sal 118, 105

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero. R.


EVANGELIO

Mc 4, 21-25

La lámpara se trae para ponerla en el candelero.
La medida que uséis la usarán con vosotros.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos:

«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».

Les dijo también:

«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 10, 32-39

Soportasteis múltiples combates. No renunciéis, pues, a la valentía.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Recordad aquellos días primeros, en los que, recién iluminados, soportasteis múltiples combates y sufrimientos: unos, expuestos públicamente a oprobios y malos tratos; otros, solidarios de los que eran tratados así. Compartisteis el sufrimiento de los encarcelados, aceptasteis con alegría que os confiscaran los bienes, sabiendo que teníais bienes mejores y permanentes.

No renunciéis, pues, a vuestra valentía, que tendrá una gran recompensa.

Os hace falta paciencia para cumplir la voluntad de Dios y alcanzar la promesa.

«Un poquito de tiempo todavía
y el que viene llegará sin retraso;
mi justo vivirá por la fe,
pero si se arredra le retiraré mi favor».

Pero nosotros no somos gente que se arredra para su perdición, sino hombres de fe para salvar el alma.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 36, 3-4. 5-6. 23-24. 39-40 (R.: 39a)

R. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.

V. Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.

V. Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R.

V. El Señor asegura los pasos del hombre,
se complace en sus caminos;
si tropieza, no caerá,
porque el Señor lo tiene de la mano. R.

V. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra, los libra de los malvados
y los salva porque se acogen a él. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mc 4, 26-34

Un hombre echa semilla, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús decía al gentío:

«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».

Dijo también:

«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.


Palabra del Señor.


SABADO DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 11, 1-2. 8-19

Esperaba la ciudad cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.

Por ella son recordados los antiguos.

Por la fe obedeció Abrahán a la llamada y salió hacia la tierra que iba a recibir en heredad. Salió sin saber adónde iba.

Por fe vivió como extranjero en la tierra prometida, habitando en tiendas, y lo mismo Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa, mientras esperaba la ciudad de sólidos cimientos cuyo arquitecto y constructor iba a ser Dios.

Por la fe también Sara, siendo estéril, obtuvo “vigor para concebir” cuando ya le había pasado la edad, porque consideró fiel al que se lo prometía.

Y así, de un hombre, marcado ya por la muerte, nacieron hijos numerosos, como las estrellas del cielo y como la arena incontable de las playas.

Con fe murieron todos estos, sin haber recibido las promesas, sino viéndolas y saludándolas de lejos, confesando que eran huéspedes y peregrinos en la tierra.

Es claro que los que así hablan están buscando una patria; pues si añoraban la patria de donde habían salido, estaban a tiempo para volver.

Pero ellos ansiaban una patria mejor, la del cielo.

Por eso Dios no tiene reparo en llamarse su Dios: porque les tenía preparada una ciudad.

Por la fe, Abrahán, puesto a prueba, ofreció a Isaac: ofreció a su hijo único, el destinatario de la promesa, del cual le había dicho Dios: «Isaac continuará tu descendencia».

Pero Abrahán pensó que Dios tiene poder hasta para resucitar de entre los muertos, de donde en cierto sentido recobró a Isaac.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75 (R.: cf. 68)

R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo.

V. Suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. R.

V. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza. R.

V. Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán,
para concedernos
que, libres de temor, arrancados de la mano
de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días. R.


Aleluya

Cf. Jn 3, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito;
todo el que cree en él tiene vida eterna. R.


EVANGELIO

Mc 4, 35-41

¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

AQUEL día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vamos a la otra orilla».

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole:

«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:

«¡Silencio, enmudece!».

El viento cesó y vino una gran calma.

Él les dijo:

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».

Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:

«¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».


Palabra del Señor.


SEMANA IV (Año Impar)

LUNES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 11, 32-40

Por fe, conquistaron reinos. Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

¿Para qué seguir? No me da tiempo de referir la historia de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, Samuel y los profetas; éstos, por fe, conquistaron reinos, administraron justicia, vieron promesas cumplidas, cerraron fauces de leones, apagaron hogueras voraces, esquivaron el filo de la espada, se curaron de enfermedades, fueron valientes en la guerra, rechazaron ejércitos extranjeros; hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos.

Pero otros fueron torturados hasta la muerte, rechazando el rescate, para obtener una resurrección mejor. Otros pasaron por la prueba de las burlas y los azotes, de las cadenas y la cárcel; los apedrearon, los aserraron, murieron a espada, rodaron por el mundo vestidos con pieles de oveja y de cabra, faltos de todo, oprimidos, maltratados —el mundo no era digno de ellos—, vagabundos por desiertos y montañas, por grutas y cavernas de la tierra.

Y todos éstos, aun acreditados por su fe, no consiguieron lo prometido, porque Dios tenía preparado algo mejor a favor nuestro, para que ellos no llegaran sin nosotros a la perfección.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 30, 20. 21. 22. 23. 24 (R.: 25)

R. Sed valientes de corazón los que esperáis en el Señor.

V. Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para los que te temen,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R.

V. En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras. R.

V. Bendito sea el Señor, que ha hecho por mí
prodigios de misericordia
en la ciudad amurallada. R.

V. Yo decía en mí ansiedad:
«Me has arrojado de tu vista»;
pero tú escuchaste mi voz suplicante
cuando yo te gritaba. R.

V. Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios les paga con creces. R.


Aleluya

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 5, 1-20

Espíritu inmundo, sal de este hombre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.

Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:

«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».

Porque Jesús le estaba diciendo:

«Espíritu inmundo, sal de este hombre».

Y le preguntó:

«¿Cómo te llamas?».

Él respondió:

«Me llamo Legión, porque somos muchos».

Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.

Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:

«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».

Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.

Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.

Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron.

Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.

Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:

«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».

El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.


Palabra del Señor.

MARTES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 12, 1-4

Corramos, con constancia, en la carrera que nos toca.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Teniendo una nube tan ingente de testigos, corramos, con constancia, en la carrera que nos toca, renunciando a todo lo que nos estorba y al pecado que nos asedia, fijos los ojos en el que inició y completa nuestra fe, Jesús, quien, en lugar del gozo inmediato, soportó la cruz, despreciando la ignominia, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.

Recordad al que soportó tal oposición de los pecadores, y no os canséis ni perdáis el ánimo. Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 21, 26b-27. 28 y 30. 31-32. (R.: 27)

R. Te alabarán, Señor, los que te buscan.

V. Cumpliré mis votos delante de sus fieles.
Los desvalidos comerán hasta saciarse,
alabarán al Señor los que lo buscan.
¡Viva su corazón por siempre! R.

V. Lo recordarán y volverán al Señor
hasta de los confines del orbe;
en su presencia se postrarán
las familias de los pueblos.
Ante él se postrarán los que duermen en la tierra,
ante él se inclinarán los que bajan al polvo. R.

V. Mi descendencia le servirá,
hablarán del Señor a la generación futura,
contarán su justicia al pueblo que ha de nacer:
«Todo lo que hizo el Señor». R.


Aleluya

Mt 8, 17b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades. R.


EVANGELIO

Mc 5, 21-43

Contigo hablo, niña, levántate.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».

Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con sólo tocarle el manto curaré».

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:

«¿Quién me ha tocado el manto?».

Los discípulos le contestaban:

«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”».

Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.

Él le dice:

«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

«No temas; basta que tengas fe».

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:

«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta; está dormida».

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.


Palabra del Señor.



MIERCOLES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 12, 4-7. 11-15

El Señor reprende a los que ama.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Todavía no habéis llegado a la sangre en vuestra pelea contra el pecado, y habéis olvidado la exhortación paternal que os dieron:

«Hijo mío, no rechaces la corrección del Señor,
ni te desanimes por su reprensión;
porque el Señor reprende a los que ama
y castiga a sus hijos preferidos».

Soportáis la prueba para vuestra corrección, porque Dios os trata como a hijos, pues ¿qué padre no corrige a sus hijos?

Ninguna corrección resulta agradable, en el momento, sino que duele; pero luego produce fruto apacible de justicia a los ejercitados en ella.

Por eso, fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes, y caminad por una senda llana: así el pie cojo, no se retuerce, sino que se cura.

Buscad la paz con todos y la santificación, sin la cual nadie verá al Señor.

Procurad que nadie se quede sin la gracia de Dios, y que ninguna raíz amarga rebrote y haga daño, contaminando a muchos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 1-2. 13-14. 17-18a. (R.: 17)

R. La misericordia del Señor dura siempre,
para aquellos que lo temen.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

V. Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por sus fieles;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R.

V. La misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mc 6, 1-6

No desprecian a un profeta más que en su tierra.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.

Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».

Y se escandalizaban a cuenta de él.

Les decía:

«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.

Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 12, 18-21. 21-24

Os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

No os habéis acercado a un fuego tangible y encendido, a densos nubarrones, a la tormenta, al sonido de la trompeta; ni al estruendo de las palabras, oído el cual, ellos rogaron que no continuase hablando. Y tan terrible era el espectáculo, que Moisés exclamó: «Estoy temblando de miedo».

Vosotros, en cambio, os habéis acercado al monte Sión, ciudad del Dios vivo, Jerusalén del cielo, a las miríadas de ángeles, a la asamblea festiva de los primogénitos inscritos en el cielo, a Dios, juez de todos; a las almas de los justos que han llegado a la perfección, y al Mediador de la nueva alianza, Jesús, y a la aspersión purificadora de una sangre que habla mejor que la de Abel.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 47, 2-3ab. 3cd- 4. 9. (R.: 10)

R. Oh Dios, meditamos tu misericordia
en medio de tu templo.

V. Grande es el Señor
y muy digno de alabanza
en la ciudad de nuestro Dios,
su monte santo, altura hermosa,
alegría de toda la tierra. R.

V. El monte Sión, confín del cielo,
ciudad del gran rey;
entre sus palacios,
Dios descuella como un alcázar. R.

V. Lo que habíamos oído lo hemos visto
en la ciudad del Señor del universo,
en la ciudad de nuestro Dios:
que Dios la ha fundado para siempre. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios —dice el Señor—;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 6, 7-13

Los fue enviando.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía:

«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 13, 1-8

Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Conservad el amor fraterno y no olvidéis la hospitalidad: por ella algunos, sin saberlo, hospedaron a ángeles. Acordaos de los presos como si estuvierais presos con ellos; de los que son maltratados como si estuvierais en su carne. Que todos respeten el matrimonio; el lecho nupcial, que nadie lo mancille, porque a los impuros y adúlteros Dios los juzgará. Vivid sin ansia de dinero, contentándoos con lo que tengáis, pues él mismo dijo: «Nunca te dejaré ni te abandonaré»; así tendremos valor para decir:

«El Señor es mi auxilio: nada temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?».

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 26, 1. 3. 5. 8b-9abc. (R.: 1b)

R. El Señor es mi luz y mi salvación.

V. El Señor es mí luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.

V. Si un ejército acampa contra mí,
mi corazón no tiembla;
si me declaran la guerra,
me siento tranquilo. R.

V. Él me protegerá en su tienda
el día del peligro;
me esconderá en lo escondido de su morada,
me alzará sobre la roca. R.

V. Tu rostro buscaré, Señor.
No me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches. R.


Aleluya

Cf. Lc 8, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia. R.


EVANGELIO

Mc 6, 14-29

Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.

Unos decían:

«Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».

Otros decían:

«Es Elías».

Otros:

«Es un profeta como los antiguos».

Herodes, al oírlo, decía:

«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.

El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.

Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.

La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:

«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».

Y le juró:

«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».

Ella salió a preguntarle a su madre:

«¿Qué le pido?».

La madre le contestó:

«La cabeza de Juan el Bautista».

Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:

«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».

El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.

Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.


Palabra del Señor.



SABADO DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 13, 15-17. 20-21

Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, os confirme en todo bien.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

Por medio de Jesús, ofrezcamos continuamente a Dios un sacrificio de alabanza, es decir, el fruto de unos labios que confiesan su nombre.

No os olvidéis de hacer el bien y de ayudaros mutuamente; ésos son los sacrificios que agradan a Dios.

Obedeced y someteos a vuestros guías, pues ellos se desvelan por vuestro bien, sabiéndose responsables; así lo harán con alegría y sin lamentarse, cosa que no os aprovecharía.

Que el Dios de la paz, que hizo retornar de entre los muertos al gran pastor de las ovejas, Jesús Señor nuestro, en virtud de la sangre de la alianza eterna, os confirme en todo bien para que cumpláis su voluntad, realizando en nosotros lo que es de su agrado por medio de Jesucristo. A él la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 22, 1-3a. 3b-4. 5. 6. (R.: 1a)

R. El Señor es mi pastor, nada me falta.

V. El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas. R.

V. Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras,
nada temo, porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan. R.

V. Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa. R.

V. Tu bondad y tu misericordia me acompañan
todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor
por años sin término R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mc 6, 30-34

Andaban como ovejas que no tienen pastor.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:

«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».

Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.


Palabra del Señor.



SEMANA V (Año Impar)

LUNES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 1, 1-19

Dijo Dios, y así fue.

Lectura del libro del Génesis.

AL principio creó Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba informe y vacía; la tiniebla cubría la superficie del abismo, mientras el espíritu de Dios se cernía sobre la faz de las aguas.

Dijo Dios:

«Exista la luz».

Y la luz existió.

Vio Dios que la luz era buena. Y separó Dios la luz de la tiniebla. Llamó Dios a la luz «día» y a la tiniebla llamó «noche».

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día primero.

Y dijo Dios:

«Exista un firmamento entre las aguas, que separe aguas de aguas».

E hizo Dios el firmamento y separó las aguas de debajo del firmamento de las aguas de encima del firmamento.

Y así fue.

Llamó Dios al firmamento «cielo».

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día segundo.

Dijo Dios:

«Júntense las aguas de debajo del cielo en un solo sitio, y que aparezca lo seco».

Y así fue.

Llamó Dios a lo seco «tierra», y a la masa de las aguas llamó «mar».

Y vio Dios que era bueno.

Dijo Dios:

«Cúbrase la tierra de verdor, de hierba verde que engendre semilla, y de árboles frutales que den fruto según su especie y que lleven semilla sobre la tierra».

Y así fue.

La tierra brotó hierba verde que engendraba semilla según su especie, y árboles que daban fruto y llevaban semilla según su especie. Y vio Dios que era bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día tercero.

Dijo Dios:

«Existan lumbreras en el firmamento del cielo, para separar el día de la noche, para señalar las fiestas, los días y los años, y sirvan de lumbreras en el firmamento del cielo, para iluminar sobre la tierra».

Y así fue.

E hizo Dios dos lumbreras grandes: la lumbrera mayor para regir el día, la lumbrera menor para regir la noche; y las estrellas. Dios las puso en el firmamento del cielo para iluminar la tierra, para regir el día y la noche y para separar la luz de la tiniebla.

Y vio Dios que era bueno.

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día cuarto.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 103, 1-2a. 5-6. 10 y 12. 24 y 35c. (R.: 31b)

R. Goce el Señor con sus obras.

V. Bendice, alma mía, al Señor:
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.

V. Asentaste la tierra sobre sus cimientos,
y no vacilará jamás;
la cubriste con el manto del océano,
y las aguas se posaron sobre las montañas. R.

V. De los manantiales sacas los ríos,
para que fluyan entre los montes;
junto a ellos habitan las aves del cielo,
y entre las frondas se oye su canto. R.

V. Cuántas son tus obras, Señor,
y todas las hiciste con sabiduría;
la tierra está llena de tus criaturas.
¡Bendice, alma mía, al Señor! R.


Aleluya

Cf. Mt 4, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesús proclamaba el evangelio del reino,
y curaba toda dolencia en el pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 6, 53-56

Los que lo tocaban se curaban.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.

Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 1, 20 – 2, 4a

Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza.

Lectura del libro del Génesis.

DIJO Dios:

«Bullan las aguas de seres vivientes, y vuelen los pájaros sobre la tierra frente al firmamento del cielo».

Y creó Dios los grandes cetáceos y los seres vivientes que se deslizan y que las aguas fueron produciendo según sus especies, y las aves aladas según sus especies.

Y vio Dios que era bueno.

Luego los bendijo Dios, diciendo: «Sed fecundos y multiplicaos, llenad las aguas del mar; y que las aves se multipliquen en la tierra».

Pasó una tarde, pasó una mañana: el día quinto.

Dijo Dios:

«Produzca la tierra seres vivientes según sus especies: ganados, reptiles y fieras según sus especies».

Y así fue.

E hizo Dios las fieras según sus especies, los ganados según sus especies y los reptiles según sus especies.

Y vio Dios que era bueno.

Dijo Dios:

«Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza; que domine los peces del mar, las aves del cielo, los ganados y los reptiles de la tierra».

Y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó, varón y mujer los creó.

Dios los bendijo; y les dijo Dios:

«Sed fecundos y multiplicaos, llenad la tierra y sometedla; dominad los peces del mar, las aves del cielo y todos los animales que se mueven sobre la tierra».

Y dijo Dios:

«Mirad, os entrego todas las hierbas que engendran semilla sobre la superficie de la tierra y todos los árboles frutales que engendran semilla: os servirán de alimento. Y la hierba verde servirá de alimento a todas las fieras de la tierra, a todas las aves del cielo, a todos los reptiles de la tierra y a todo ser que respira».

Y así fue.

Vio Dios todo lo que había hecho, y era muy bueno. Pasó una tarde, pasó una mañana: el día sexto.

Así quedaron concluidos el cielo, la tierra y todo el universo.

Y habiendo concluido el día séptimo la obra que había hecho, descansó el día séptimo de toda la obra que había hecho.

Y bendijo Dios el día séptimo y lo consagró, porque en él descansó de toda la obra que Dios había hecho cuando creó.

Ésta es la historia del cielo y de la tierra cuando fueron creados.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 8, 4-5.6-7. 8-9. (R.: 2ab)

R. ¡Señor, Dios nuestro,
qué admirable es tu nombre en toda la tierra!

V. Cuando contemplo el cielo,
obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que has creado.
¿Qué es el hombre, para que te acuerdes de él,
el ser humano, para darle poder? R.

V. Lo hiciste poco inferior a los ángeles,
lo coronaste de gloria y dignidad;
le diste el mando sobre las obras de tus manos,
todo lo sometiste bajo sus pies. R.

V. Rebaños de ovejas y toros,
y hasta las bestias del campo,
las aves del cielo, los peces del mar,
que trazan sendas por el mar. R.


Aleluya

Cf. Sal 118, 36a. 29b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Inclina mi corazón, oh Dios, a tus preceptos,
y dame la gracia de tu ley. R.


EVANGELIO

Mc 7, 1-13

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Y los fariseos y los escribas le preguntaron:

«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».

Él les contestó:

«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:

“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos”.

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

Y añadió:

«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».


Palabra del Señor.



MIERCOLES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 2, 4b-9. 15-17

El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén.

Lectura del libro del Génesis.

EL día en que el Señor Dios hizo tierra y cielo, no había aún matorrales en la tierra, ni brotaba hierba en el campo, porque el Señor Dios no había enviado lluvia sobre la tierra, ni había hombre que cultivase el suelo; pero un manantial salía de la tierra y regaba toda la superficie del suelo.

Entonces el Señor Dios modeló al hombre del polvo del suelo e insufló en su nariz aliento de vida; y el hombre se convirtió en ser vivo.

Luego el Señor Dios plantó un jardín en Edén, hacia Oriente, y colocó en él al hombre que había modelado.

El Señor Dios hizo brotar del suelo toda clase de árboles hermosos para la vista y buenos para comer; además, el árbol de la vida en mitad del jardín, y el árbol del conocimiento del bien y el mal.

El Señor Dios tomó al hombre y lo colocó en el jardín de Edén, para que lo guardara y lo cultivara.

El Señor Dios dio este mandato al hombre:

«Puedes comer de todos los árboles del jardín, pero del árbol del conocimiento del bien y el mal no comerás, porque el día en que comas de él, tendrás que morir».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 103, 1-2a. 27-28. 29bc-30 (R.: 1a)

R. ¡Bendice, alma mía, al Señor!

V. Bendice, alma mía, al Señor,
¡Dios mío, qué grande eres!
Te vistes de belleza y majestad,
la luz te envuelve como un manto. R.

V. Todos ellos aguardan
a que les eches comida a su tiempo:
se la echas, y la atrapan;
abres tu mano, y se sacian de bienes. R.

V. Les retiras el aliento, y expiran,
y vuelven a ser polvo;
envías tu aliento, y los creas,
y repueblas la faz de la tierra. R.


Aleluya

Cf. Jn 17, 17ba

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.


EVANGELIO

Mc 7, 14-23

Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:

«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.

Él les dijo:

«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina».

(Con esto declaraba puros todos los alimentos).

Y siguió:

«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 2, 18-25

Se la presentó a Adán. Y serán los dos una sola carne.

Lectura del libro del Génesis.

EL Señor Dios se dijo:

«No es bueno que el hombre esté solo; voy a hacerle a alguien como él, que le ayude».

Entonces el Señor Dios modeló de la tierra todas las bestias del campo y todos los pájaros del cielo, y se los presentó a Adán, para ver qué nombre les ponía. Y cada ser vivo llevaría el nombre que Adán le pusiera.

Así Adán puso nombre a todos los ganados, a los pájaros del cielo y a las bestias del campo; pero no encontró ninguno como él, que le ayudase.

Entonces el Señor Dios hizo caer un letargo sobre Adán, que se durmió; le sacó una costilla, y le cerró el sitio con carne.

Y el Señor Dios formó, de la costilla que había sacado de Adán, una mujer, y se la presentó a Adán.

Adán dijo:

«¡Ésta sí que es hueso de mis huesos y carne de mi carne! Su nombre será “mujer”, porque ha salido del varón».

Por eso abandonará el varón a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne.

Los dos estaban desnudos, Adán y su mujer, pero no sentían vergüenza uno de otro.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5 (R.: 1b)

R. Dichosos los que temen al Señor.

V. Dichoso el que teme al Señor,
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

V. Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

V. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén,
todos los días de tu vida. R.


Aleluya

Sant 1, 21bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged con docilidad la palabra, que ha sido injertada en vosotros
y es capaz de salvar vuestras vidas. R.


EVANGELIO

Mc 7, 24-30

Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.

Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.

Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.

La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.

Él le dijo:

«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».

Pero ella replicó:

«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».

Él le contestó:

«Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».

Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 3, 1-8

Seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal.

Lectura del libro del Génesis.

LA serpiente era más astuta que las demás bestias del campo que el Señor había hecho. Y dijo a la mujer:

«¿Conque Dios os ha dicho que no comáis de ningún árbol del jardín?».

La mujer contestó a la serpiente:

«Podemos comer los frutos de los árboles del jardín; pero del fruto del árbol que está en mitad del jardín nos ha dicho Dios: “No comáis de él ni lo toquéis, de lo contrario moriréis”».

La serpiente replicó a la mujer:

«No, no moriréis; es que Dios sabe que el día en que comáis de él, se os abrirán los ojos, y seréis como Dios en el conocimiento del bien y el mal».

Entonces la mujer se dio cuenta de que el árbol era bueno de comer, atrayente a los ojos y deseable para lograr inteligencia; así que tomó de su fruto y comió. Luego se lo dio a su marido, que también comió.

Se les abrieron los ojos a los dos y descubrieron que estaban desnudos; y entrelazaron hojas de higuera y se las ciñeron.

Cuando oyeron la voz del Señor Dios que se paseaba por el jardín a la hora de la brisa, Adán y su mujer se escondieron de la vista del Señor Dios entre los árboles del jardín.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 31, 1b-2. 5. 6. 7 (R.: 1a)

R. Dichoso el que está absuelto de su culpa.

V. Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito,
y en cuyo espíritu no hay engaño. R.

V. Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

V. Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R.

V. Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.


Aleluya

Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.


EVANGELIO

Mc 7, 31-37

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.

Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.

Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:

«Effetá» (esto es, «ábrete»).

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.

Y en el colmo del asombro decían:

«Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».


Palabra del Señor.



SABADO DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 3, 9-24

El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo.

Lectura del libro del Génesis.

EL Señor Dios llamó a Adán y le dijo:

«¿Dónde estás?».

Él contestó:

«Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí».

El Señor Dios le replicó:

«¿Quién te informó de que estabas desnudo?, ¿es que has comido del árbol del que te prohibí comer?».

Adán respondió:

«La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí».

El Señor Dios dijo a la mujer:

«¿Qué has hecho?».

La mujer respondió:

«La serpiente me sedujo y comí».

El Señor Dios dijo a la serpiente:

«Por haber hecho eso, maldita tú
entre todo el ganado y todas las fieras del campo;
te arrastrarás sobre el vientre
y comerás polvo toda tu vida;
pongo hostilidad entre ti y la mujer,
entre tu descendencia y su descendencia;
ésta te aplastará la cabeza
cuando tú la hieras en el talón».

A la mujer le dijo:

«Mucho te haré sufrir en tu preñez,
parirás hijos con dolor,
tendrás ansia de tu marido,
y él te dominará».

A Adán le dijo:

«Por haber hecho caso a tu mujer
y haber comido del árbol del que te prohibí,
maldito el suelo por tu culpa:
comerás de él con fatiga mientras vivas;
brotará para ti cardos y espinas,
y comerás hierba del campo.

Comerás el pan con sudor de tu frente,
hasta que vuelvas a la tierra,
porque de ella fuiste sacado;
pues eres polvo y al polvo volverás».

Adán llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.

El Señor Dios hizo túnicas de piel para Adán y su mujer, y los vistió.

Y el Señor Dios dijo:

«He aquí que el hombre se ha hecho como uno de nosotros en el conocimiento del bien y el mal; no vaya ahora a alargar su mano y tome también del árbol de la vida, coma de él y viva para siempre».

El Señor Dios lo expulsó del jardín de Edén, para que labrase el suelo de donde había sido tomado.

Echó al hombre, y a oriente del jardín de Edén colocó a los querubines y una espada llameante que brillaba, para cerrar el camino del árbol de la vida.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 89, 2. 3-4. 5-6. 12-13 (R.: 1bc)

R. Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

V. Antes que naciesen los montes,
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. R.

V. Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó,
una vela nocturna. R.

V. Los siembras año por año,
como hierba que se renueva:
que florece y se renueva por la mañana,
y por la tarde la siegan y se seca. R.

V. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R.


Aleluya

Mt 4, 4b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.


EVANGELIO

Mc 8, 1-10

La gente comió hasta quedar saciada.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

POR aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».

Le replicaron sus discípulos:

«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».

Él les preguntó:

«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:

«Siete».

Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.

Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.

La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.


Palabra del Señor.



SEMANA VI (Año Impar)

LUNES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 4, 1-15. 25

Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.

Lectura del libro del Génesis.

EL hombre conoció a Eva, su mujer, que concibió y dio a luz a Caín. Y ella dijo:

«He adquirido un hombre con la ayuda del Señor».

Después dio a luz a Abel, su hermano. Abel era pastor de ovejas, y Caín cultivaba el suelo.

Pasado un tiempo, Caín ofreció al Señor dones de los frutos del suelo; también Abel ofreció las primicias y la grasa de sus ovejas.

El Señor se fijó en Abel y en su ofrenda, pero no se fijó en Caín ni en su ofrenda; Caín se enfureció y andaba abatido.

El Señor dijo a Caín:

«¿Por qué te enfureces y andas abatido? ¿No estarías animado si obraras bien?; pero, si no obras bien, el pecado acecha a la puerta y te codicia, aunque tú podrás dominarlo».

Caín dijo a su hermano Abel:

«Vamos al campo».

Y, cuando estaban en el campo, Caín atacó a su hermano Abel y lo mató.

El Señor dijo a Caín:

«¿Dónde está Abel, tu hermano?».

Respondió Caín:

«No sé; ¿soy yo el guardián de mi hermano?».

El Señor le replicó:

«¿Qué has hecho? La sangre de tu hermano me está gritando desde el suelo.

Por eso te maldice ese suelo que ha abierto sus fauces para recibir de tus manos la sangre de tu hermano.

Cuando cultives el suelo, no volverá a darte sus productos. Andarás errante y perdido por la tierra».

Caín contestó al Señor:

«Mi culpa es demasiado grande para soportarla. Puesto que me expulsas hoy de este suelo, tendré que ocultarme de ti, andar errante y perdido por la tierra, y cualquiera que me encuentre me matará».

El Señor le dijo:

«El que mate a Caín lo pagará siete veces».

Y el Señor puso una señal a Caín para que, si alguien lo encontraba, no lo matase.

Adán conoció otra vez a su mujer, que dio a luz un hijo y lo llamó Set, pues dijo:

«Dios me ha dado otro descendiente en lugar de Abel, asesinado por Caín».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 49, 1bc y 8. 16bc-17. 20-21 (R.: 14a)

R. Ofrece al Dios un sacrificio de alabanza.

V. El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de Oriente a Occidente.
«No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí. R.

V. ¿Por qué recitas mis preceptos,
y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R.

V. Te sientas a hablar contra tu hermano,
deshonras al hijo de tu madre.
Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara». R.


Aleluya

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre sino por mí. R.


EVANGELIO

Mc 8, 11-13

¿Por qué esta generación reclama un signo?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.

Jesús dio un profundo suspiro y dijo:

«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».

Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 6, 5-8; 7, 1-5. 10

Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho.

Lectura del libro del Génesis.

AL ver el Señor que la maldad del hombre crecía sobre la tierra y que todos los pensamientos de su corazón tienden siempre y únicamente al mal, el Señor se arrepintió de haber creado al hombre en la tierra y le pesó de corazón.

Dijo, pues, el Señor:

«Voy a borrar de la superficie de la tierra al hombre que he hecho, junto con los cuadrúpedos, reptiles y aves del cielo, pues me pesa haberlos hecho».

Pero Noé obtuvo el favor del Señor.

El Señor dijo a Noé:

«Entra en el arca con toda tu familia, pues tú eres el único justo que he encontrado en tu generación. De cada animal puro toma siete parejas, macho y hembra; de los no puros, una pareja, macho y hembra; y lo mismo de los pájaros, siete parejas, macho y hembra, para que conserven la especie en la tierra.

Dentro de siete días haré llover sobre la tierra durante cuarenta días con sus noches, y borraré de la superficie del suelo a todos los vivientes que he hecho».

Noé hizo todo lo que le mandó el Señor.

Pasados siete días, las aguas del diluvio cubrieron la tierra.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 28, 1b y 2. 3ac-4. 3b y 9c-10 (R.: 11b)

R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.

V. Hijos de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.

V. La voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del Señor es magnífica. R.

V. El Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime: «¡Gloria!».
El Señor se sienta sobre las aguas del diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mc 8, 14-21

Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. Y él les ordenaba diciendo:

«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes».

Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes.

Dándose cuenta, les dijo Jesús:

«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?».

Ellos contestaron:

«Doce».

«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».

Le respondieron:

«Siete».

Él les dijo:

«¿Y no acabáis de comprender?».


Palabra del Señor.




MIERCOLES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 8, 6-13. 20-22

Miró y vio que la superficie del suelo estaba seca.

Lectura del libro del Génesis.

PASADOS cuarenta días, Noé abrió la claraboya que había hecho en el arca y soltó el cuervo, que estuvo saliendo y retornando hasta que se secó el agua en la tierra.

Después soltó la paloma, para ver si había menguado el agua sobre la superficie del suelo. Pero la paloma no encontró donde posarse y volvió al arca, porque todavía había agua sobre la superficie de toda la tierra. Él alargó su mano, la agarró y la metió consigo en el arca.

Esperó otros siete días y de nuevo soltó la paloma desde el arca. Al atardecer, la paloma volvió con una hoja verde de olivo en el pico.

Noé comprendió que el agua había menguado sobre la tierra. Esperó todavía otros siete días y soltó la paloma, que ya no volvió.

El año seiscientos uno, el día primero del mes primero se secó el agua en la tierra. Noé abrió la claraboya del arca, miró y vio que la superficie del suelo estaba seca.

Noé construyó un altar al Señor, tomó animales y aves de toda especie pura y los ofreció en holocausto sobre el altar.

El Señor olió el aroma que aplaca y se dijo:

«No volveré a maldecir el suelo a causa del hombre, porque la tendencia del corazón humano es mala desde la juventud. No volveré a destruir a los vivientes como acabo de hacerlo.

Mientras dure la tierra no han de faltar
siembra y cosecha, frío y calor,
verano e invierno, día y noche».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 115, 12-13.14-15. 18-19 (R.: 17a)

R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.

O bien:

R. Aleluya.

V. ¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R.

V. Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles. R.

V. Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.


Aleluya

Cf. Ef 1, 17-18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos
cuál es la esperanza a la que nos llama. R.


EVANGELIO

Mc 8, 22-26

El hombre estaba curado y veía todo con claridad.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida. Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.

Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:

«¿Ves algo?».

Levantando los ojos dijo:

«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 9, 1-13

Pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra.

Lectura del libro del Génesis.

DIOS bendijo a Noé y a sus hijos diciéndoles:

«Sed fecundos, multiplicaos y llenad la tierra. Todos los animales de la tierra y todas las aves del cielo os temerán y os respetarán; todos los reptiles del suelo y todos los peces del mar están a vuestra disposición. Todo lo que vive y se mueve os servirá de alimento: os lo entrego todo, lo mismo que los vegetales.

Pero no comáis carne con sangre, que es su vida. Pediré cuentas de vuestra sangre, que es vuestra vida; se las pediré a cualquier animal. Y al hombre le pediré cuentas de la vida de su hermano.

Quien derrame la sangre de un hombre,
por otro hombre será su sangre derramada;
porque a imagen de Dios hizo él al hombre.

Vosotros sed fecundos y multiplicaos, moveos por la tierra y dominadla».

Dios dijo a Noé y a sus hijos:

«Yo establezco mi alianza con vosotros y con vuestros descendientes, con todos los animales que os acompañan, aves, ganados y fieras, con todos los que salieron del arca y ahora viven en la tierra. Establezco, pues, mi alianza con vosotros: el diluvio no volverá a destruir criatura alguna ni habrá otro diluvio que devaste la tierra».

Y Dios añadió:

«Ésta es la señal de la alianza que establezco con vosotros y con todo lo que vive con vosotros, para todas las generaciones: pondré mi arco en el cielo, como señal de mi alianza con la tierra».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23 (R.: 20b)

R. El Señor desde el cielo se ha fijado en la tierra.

V. Los gentiles temerán su nombre;
los reyes del mundo, su gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.

V. Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor.
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos,
y librar a los condenados a muerte. R.

V. Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R.


Aleluya

Cf. Jn 6, 63c. 68c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna. R.


EVANGELIO

Mc 8, 27-33

Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Tomando la palabra Pedro le dijo:

«Tú eres el Mesías».

Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:

«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 11, 1-9

Bajemos y confundamos allí su lengua.

Lectura del libro del Génesis.

TODA la tierra hablaba una misma lengua con las mismas palabras.

Al emigrar los hombres desde Oriente, encontraron una llanura en la tierra de Senaar y se establecieron allí.

Se dijeron unos a otros:

«Vamos a preparar ladrillos y a cocerlos al fuego».

Y emplearon ladrillos en vez de piedras, y alquitrán en vez de argamasa.

Después dijeron:

«Vamos a construir una ciudad y una torre que alcance el cielo, para hacernos un nombre, no sea que nos dispersemos por la superficie de la tierra».

El Señor bajó a ver la ciudad y la torre que estaban construyendo los hombres.

Y el Señor dijo:

«Puesto que son un solo pueblo con una sola lengua y esto no es más que el comienzo de su actividad, ahora nada de lo que decidan hacer les resultará imposible. Bajemos, pues, y confundamos allí su lengua, de modo que ninguno entienda la lengua del prójimo».

El Señor los dispersó de allí por la superficie de la tierra y cesaron de construir la ciudad.

Por eso se llama Babel, porque allí confundió el Señor la lengua de toda la tierra, y desde allí los dispersó el Señor por la superficie de la tierra.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 32, 10-11.12-13. 14-15 (R.: 12b)

R. Dichoso el pueblo que Dios se escogió como heredad.

V. El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre;
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.

V. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.

V. Desde su morada observa
a todos los habitantes de la tierra:
él modeló cada corazón,
y comprende todas sus acciones. R.


Aleluya

Jn 15, 15b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. A vosotros os llamo amigos —dice el Señor—,
porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer. R.


EVANGELIO

Mc 8, 34 – 9, 1

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, llamando Jesús a la gente y a sus discípulos les dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla? Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».

Y añadió:

«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».


Palabra del Señor.



SABADO DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Heb 11, 1-7

Por la fe sabemos que el universo fue configurado por la palabra de Dios.

Lectura de la carta a los Hebreos.

HERMANOS:

La fe es fundamento de lo que se espera, y garantía de lo que no se ve.

Por ella son recordados los antiguos.

Por la fe sabemos que el universo fue configurado por la palabra de Dios, de manera que lo visible procede de lo invisible.

Por la fe, Abel ofreció a Dios un sacrificio mejor que Caín; por ella, Dios mismo, al recibir sus dones, lo acreditó como justo; por ella sigue hablando después de muerto.

Por la fe fue arrebatado Henoc, sin pasar por la muerte; no lo encontraron, porque Dios lo había arrebatado; en efecto, antes de ser arrebatado se le acreditó que había complacido a Dios, y sin fe es imposible complacerlo, pues el que se acerca a Dios debe creer que existe y que recompensa a quienes lo buscan.

Por la fe, advertido Noé de lo que aún no se veía, tomó precauciones y construyó un arca para salvar a su familia; por ella condenó al mundo y heredó la justicia que viene de la fe.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 144, 2-3.4-5. 10-11 (R.: cf. 1b)

R. Bendeciré tu nombre por siempre, Señor.

V. Día tras día te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.

V. Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R.

V. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.


Aleluya

Cf. Mt 9, 7

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Se abrieron los cielos y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo». R.


EVANGELIO

Mc 9, 2-13

Se transfiguró delante de ellos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:

«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:

«Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos. Le preguntaron:

«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».

Les contestó él:

«Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él».


Palabra del Señor.



SEMANA VII (Año Impar)

LUNES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 1, 1-10b

Antes que todo fue creada la sabiduría.

Comienzo del libro del Eclesiástico.

TODA sabiduría viene del Señor
y está con él por siempre.

La arena de los mares, las gotas de la lluvia
y los días del mundo, ¿quién los contará?

La altura de los cielos, la anchura de la tierra
y la profundidad del abismo, ¿quién las escrutará?

¿Quién ha escrutado la sabiduría de Dios, que es anterior a todo?

Antes que todo fue creada la sabiduría,
y la inteligencia prudente desde la eternidad.

La fuente de la sabiduría es la palabra de Dios en las alturas
y sus canales son mandamientos eternos.

La raíz de la sabiduría, ¿a quién fue revelada?
y sus recursos, ¿quién los conoció?

La ciencia de la sabiduría, ¿a quién fue revelada?
y su mucha experiencia, ¿quién la conoció?

Uno solo es Altísimo, creador todopoderoso.

Uno solo es sabio, temible en extremo:
el que está sentado en su trono.

El Señor mismo creó la sabiduría, la vio, la midió
y la derramó sobre todas sus obras.

Se la concedió a todos los vivientes
y se la regaló a quienes lo aman.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 92, 1ab. 1c-2. 5 (R.: 1a)

R. El Señor reina, vestido de majestad.

V. El Señor reina, vestido de majestad;
el Señor, vestido y ceñido de poder. R.

V. Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno. R.

V. Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término. R.


Aleluya

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 9, 14-29

Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.

Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. Él les preguntó:

«¿De qué discutís?».

Uno de la gente le contestó:

«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».

Él, tomando la palabra, les dice:

«¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».

Se lo llevaron.

El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; éste cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.

Jesús preguntó al padre:

«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».

Contestó él:

«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».

Jesús replicó:

«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».

Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:

«Creo, pero ayuda mi falta de fe».

Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:

«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».

Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.

El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.

Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.

Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:

«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?».

Él les respondió:

«Esta especie sólo puede salir con oración».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 2, 1-11

Prepárate para la prueba.

Lectura del libro del Eclesiástico.

HIJO, si te acercas a servir al Señor,
permanece firme en la justicia y en el temor,
y prepárate para la prueba.

Endereza tu corazón, mantente firme
y no te angusties en tiempo de adversidad.

Pégate a él y no te separes,
para que al final seas enaltecido.

Todo lo que te sobrevenga, acéptalo,
y sé paciente en la adversidad y en la humillación.

Porque en el fuego se prueba el oro,
y los que agradan a Dios, en el horno de la humillación.

Confía en él y él te ayudará,
endereza tus caminos y espera en él.

Los que teméis al Señor, aguardad su misericordia
y no os desviéis, no sea que caigáis.

Los que teméis al Señor, confiad en él,
y no se retrasará vuestra recompensa.

Los que teméis al Señor, esperad bienes,
gozo eterno y misericordia.

Los que teméis al Señor, amadlo
y vuestros corazones se llenarán de luz.

Fijaos en las generaciones antiguas y ved:
¿Quién confió en el Señor y quedó defraudado?,
o ¿quién perseveró en su temor y fue abandonado?,
o ¿quién lo invocó y fue desatendido?

Porque el Señor es compasivo y misericordioso,
perdona los pecados y salva en tiempo de desgracia,
y protege a aquellos que lo buscan sinceramente.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40 (R.: cf. 5)

R. Encomienda tu camino al Señor, y él actuará.

V. Confía en el Señor y haz el bien:
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.

V. El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán. R.

V. Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá. R.

V. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva,
porque se acogen a él. R.


Aleluya

Gál 6, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios me libre de gloriarme
sino es en la cruz del Señor,
por la cual el mundo está crucificado para mí,
y yo para el mundo. R.


EVANGELIO

Mc 9, 30-37

El Hijo del hombre va a ser entregado.
Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.

Les decía:

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».

Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:

«¿De qué discutíais por el camino?».

Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.

Se sentó, llamó a los Doce y les dijo:

«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».

Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:

«El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».


Palabra del Señor.



MIERCOLES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 4, 11-19

A los que aman la sabiduría, los ama el Señor.

Lectura del libro del Eclesiástico.

LA sabiduría educa a sus hijos
y se cuida de los que la buscan.

El que la ama, ama la vida,
y los que madrugan por ella se llenarán de gozo.

El que la adquiere heredará la gloria
y dondequiera que vaya, el Señor lo bendecirá.

Los que la sirven, sirven al Santo,
y a los que la aman, los ama el Señor.

El que la escucha, juzgará a las naciones,
y el que a ella se aplica, vivirá seguro.

Si confía en ella, la recibirá en herencia,
y sus descendientes la tendrán en posesión.

Porque al principio lo lleva por caminos tortuosos;
y lo escrutará con cuidado;
le infunde miedo y temblor,
lo atormenta con su disciplina,
hasta que pueda confiar en él,
y lo pone a prueba con sus exigencias.

Pero luego vuelve a él por el camino recto,
lo colma de alegría y le revela sus secretos,
y lo enriquecerá de ciencia y de conocimiento recto.

Si él se desvía, lo abandonará
y lo dejará a merced de su propia ruina.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 165. 168. 171. 172. 174. 175 (R.: 165a)

R. Mucha paz tienen los que aman tu ley Señor.

V. Mucha paz tienen los que aman tu ley,
y nada los hace tropezar. R.

V. Guardo tus preceptos y tus mandatos,
y tú tienes presentes mis caminos. R.

V. De mis labios brota la alabanza,
porque me enseñaste tus decretos. R.

V. Mi lengua canta tu promesa,
porque todos tus preceptos son justos. R.

V. Ansío tu salvación, Señor;
tu ley es mi delicia. R.

V. Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien. R.


Aleluya

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre, sino por mí. R.


EVANGELIO

Mc 9, 38-40

El que no está contra nosotros está a favor nuestro.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:

«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».

Jesús respondió:

«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 5, 1-8

No tardes en convertirte al Señor.

Lectura del libro del Eclesiástico.

NO confíes en tus riquezas,
ni digas: «Con esto me basta».

No sigas tu instinto y tu fuerza,
secundando las pasiones de tu corazón.

Y no digas: «¿Quién puede dominarme?»,
o bien: «¿Quién logrará someterme por lo que he hecho?»,
porque el Señor ciertamente te castigará.

No digas: «He pecado, y ¿qué me ha pasado?»,
porque el Señor sabe esperar.

Del perdón no te sientas tan seguro,
mientras acumulas pecado tras pecado.

Y no digas: «Es grande su compasión,
me perdonará mis muchos pecados»,
porque él tiene compasión y cólera,
y su ira recae sobre los malvados.

No tardes en convertirte al Señor,
ni lo dejes de un día para otro,
porque de repente la ira del Señor se enciende,
y el día del castigo perecerás.

No confíes en riquezas injustas,
porque de nada te servirán el día de la desgracia.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6 (R.: Sal 39, 5ab)

R. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.

V. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los Cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

V. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

V. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.


Aleluya

Cf. 1 Ts 2, 13

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino, cual es en verdad, como palabra de Dios. R.


EVANGELIO

Mc 9, 41-50

Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa.

El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.

Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga.

Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna”.

Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 6, 5-17

Un amigo fiel no tiene precio.

Lectura del libro del Eclesiástico.

UNA palabra amable multiplica los amigos
y aleja a los enemigos,
y la lengua afable multiplica los saludos.

Sean muchos los que estén en paz contigo,
pero tus confidentes, sólo uno entre mil.

Si haces un amigo, ponlo a prueba,
y no tengas prisa en confiarte a él.

Porque hay amigos de ocasión,
que no resisten en el día de la desgracia.

Hay amigos que se convierten en enemigo,
y te avergüenzan descubriendo tus litigios.

Hay amigos que comparten tu mesa
y no resisten en el día de la desgracia.

Cuando las cosas van bien, es como otro tú,
e incluso habla libremente con tus familiares.

Pero si eres humillado, se pone contra ti
y se esconde de tu presencia.

Apártate de tus enemigos
y sé cauto incluso con tus amigos.

Un amigo fiel es un refugio seguro,
y quien lo encuentra ha encontrado un tesoro.

Un amigo fiel no tiene precio
y su valor es incalculable.

Un amigo fiel es medicina de vida,
y los que temen al Señor lo encontrarán.

El que teme al Señor afianza su amistad,
porque, según sea él, así será su amigo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 12. 16. 18. 27. 34. 35 (R.: 35a)

R. Guíame, Señor, por la senda de tus mandatos.

V. Bendito eres, Señor,
enséñame tus decretos. R.

V. Tus decretos son mi delicia,
no olvidaré tus palabras. R.

V. Ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley. R.

V. Instrúyeme en el camino de tus mandatos,
y meditaré tus maravillas. R.

V. Enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R.

V. Guíame por la senda de tus mandatos,
porque ella es mi gozo. R.


Aleluya

Cf. Jn 17, 17b. a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.


EVANGELIO

Mc 10, 1-12

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.

Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:

«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:

«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:

«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:

«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:

«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».


Palabra del Señor.



SABADO DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 17, 1-15

Dios hizo al hombre a su propia imagen.

Lectura del libro del Eclesiástico.

EL Señor creó al ser humano de la tierra,
y a ella lo hará volver de nuevo.

Concedió a los humanos días contados y un tiempo fijo,
y les dio autoridad sobre cuanto hay en la tierra.

Los revistió de una fuerza como la suya
y los hizo a su propia imagen.

Hizo que todo ser viviente los temiese,
para que dominaran sobre fieras y aves.

Discernimiento, lengua y ojos,
oídos y corazón les dio para pensar.

Los llenó de ciencia y entendimiento,
y les enseñó el bien y el mal.

Puso su mirada en sus corazones,
para mostrarles la grandeza de sus obras,
y les concedió gloriarse por siempre de sus maravillas.

Por eso alabarán su santo nombre,
para contar la grandeza de sus obras.

Puso delante de ellos la ciencia,
y les dejó en herencia una ley de vida.

Estableció con ellos una alianza eterna,
y les enseñó sus decretos.

Sus ojos vieron la grandeza de su gloria
y sus oídos oyeron su voz gloriosa.

Les dijo: «Guardaos de toda iniquidad»,
y les dio a cada uno preceptos acerca del prójimo.

La conducta humana está siempre ante Dios,
no puede ocultarse a sus ojos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 13-14. 15-16. 17-18a (R.: cf. 17)

R. La misericordia del Señor dura por siempre,
para aquellos que lo temen.

V. Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen;
porque él conoce nuestra masa,
se acuerda de que somos barro. R.

V. Los días del hombre duran lo que la hierba,
florecen como flor del campo,
que el viento la roza, y ya no existe,
su terreno no volverá a verla. R.

V. Pero la misericordia del Señor
dura desde siempre y por siempre,
para aquellos que lo temen;
su justicia pasa de hijos a nietos:
para los que guardan la alianza. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mc 10, 13-16

Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:

«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.


Palabra del Señor.



SEMANA VIII (Año Impar)

LUNES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 17, 24-29

Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia.

Lectura del libro del Eclesiástico.

A los que se arrepienten Dios les permite volver,
y consuela a los que han perdido la esperanza,
y los hace partícipes de la suerte de los justos.

Retorna al Señor y abandona el pecado,
reza ante su rostro y elimina los obstáculos.

Vuélvete al Altísimo y apártate de la injusticia
y detesta con toda el alma la abominación.

Reconoce los justos juicios de Dios,
permanece en la suerte que te ha asignado
y en la oración del Dios altísimo.

En el abismo ¿quién alabará al Altísimo
como lo hacen los vivos y quienes le dan gracias?

Para el muerto, como quien no existe,
desaparece la alabanza,
sólo el que está vivo y sano alaba al Señor.

¡Qué grande es la misericordia del Señor
y su perdón para los que retornan a él!

Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 31, 1b-2. 5. 6. 7 (R.: 11a)

R. Alegraos, justos, y gozad en el Señor.

V. Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito,
y en cuyo espíritu no hay engaño. R.

V. Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

V. Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R.

V. Tú, eres mi refugio:
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.


Aleluya

2 Cor 8, 9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre
para enriqueceros con su pobreza. R.


EVANGELIO

Mc 10, 17-27

Vende lo que tienes y sígueme.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».

Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:

«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 35, 1-12

Quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.

Lectura del libro del Eclesiástico.

QUIEN observa la ley multiplica las ofrendas,
quien guarda los mandamientos ofrece sacrificios de comunión.

Quien devuelve un favor hace una ofrenda de flor de harina,
quien da limosna ofrece sacrificios de alabanza.

Apartarse del mal es complacer al Señor,
un sacrificio de expiación es apartarse de la injusticia.

No te presentes ante el Señor con las manos vacías,
pues esto es lo que prescriben los mandamientos.

La ofrenda del justo enriquece el altar,
su perfume sube hasta el Altísimo.

El sacrificio del justo es aceptable,
su memorial no se olvidará.

Glorifica al Señor con generosidad,
y no escatimes las primicias de tus manos.

Cuando hagas tus ofrendas, pon cara alegre
y paga los diezmos de buena gana.

Da al Altísimo como él te ha dado a ti,
con generosidad, según tus posibilidades.

Porque el Señor sabe recompensar
y te devolverá siete veces más.

No trates de sobornar al Señor, porque no lo aceptará;
no te apoyes en sacrificio injusto.

Porque el Señor es juez,
y para él no cuenta el prestigio de las personas.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 49, 5-6. 7-8. 14 y 23 (R.: 23cd)

R. Al que sigue buen camino,
le haré ver la salvación de Dios.

V. «Congregadme a mis fieles
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R.

V. «Escucha, pueblo mío, que voy a hablarte;
Israel, voy a dar testimonio contra ti;
—yo, Dios, tu Dios—.
No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí». R.

V. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino,
le haré ver la salvación de Dios». R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mc 10, 28-31

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:

«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

Jesús dijo:

«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».


Palabra del Señor.



MIERCOLES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 36, 1. 4-5a. 10-17

Que sepan las naciones que no hay otro Dios fuera de ti.

Lectura del libro del Eclesiástico.

TEN piedad de nosotros,
sálvanos, Dios del universo,
y muéstranos la luz de tu misericordia;
infunde tu terror a todas las naciones.

Para que sepan, como nosotros lo sabemos,
que no hay Dios fuera de ti.

Renueva los prodigios, repite los portentos.

Reúne a todas las tribus de Jacob
y dales su heredad como antiguamente.

Ten compasión del pueblo que lleva tu nombre,
de Israel, a quien nombraste tu primogénito,
ten compasión de tu ciudad santa,
de Jerusalén, lugar de tu reposo.

Llena a Sión de tu majestad,
y al templo, de tu gloria.

Da una prueba de tus obras antiguas,
cumple las profecías por el honor de tu nombre,
recompensa a los que esperan en ti,
y saca veraces a tus profetas,
escucha la súplica de tus siervos,
por amor a tu pueblo,
y guíanos por la vía de la justicia,
y reconozcan los confines del orbe
que tú eres Dios eterno.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 78, 8. 9. 11 y 13 (R.: Eclo 36, 1c)

R. Muéstranos, Señor, la luz de tu misericordia.

V. No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.

V. Socórrenos, Dios, Salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.

V. Llegue a tu presencia el gemido del cautivo:
con tu brazo poderoso, salva a los condenados a muerte.
Nosotros, pueblo tuyo, ovejas de tu rebaño,
te daremos gracias siempre,
cantaremos tus alabanzas
de generación en generación. R.


Aleluya

Mc 10, 45

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Hijo del hombre ha venido a servir
y dar su vida en rescate por muchos. R.


EVANGELIO

Mc 10, 32-45

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, los discípulos estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder:

«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:

«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:

«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:

«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:

«Podemos».

Jesús les dijo:

«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, llamándolos, les dijo:

«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 42, 15-25

De la gloria del Señor está llena su obra.

Lectura del libro del Eclesiástico.

VOY a recordar las obras del Señor,
voy a contar lo que he visto.

Por la palabra del Señor fueron hechas sus obras,
y la creación está sometida a su voluntad.

El sol radiante todo lo contempla,
de la gloria del Señor está llena su obra.

Ni siquiera los santos del Señor son capaces
de contar todas las maravillas
que el Señor omnipotente ha establecido firmemente,
para que el universo subsista ante su gloria.

Él sondea el abismo y el corazón,
y penetra todos sus secretos.

Pues el Altísimo conoce toda la ciencia
y escruta las señales de los tiempos.

Anuncia lo pasado y lo futuro,
y descubre las huellas de las cosas ocultas.

No se le escapa ningún pensamiento,
ni una palabra se le oculta.

Puso en orden las grandezas de su sabiduría,
porque él existe desde siempre y por siempre;
nada se le puede añadir ni quitar,
y no necesita de consejero alguno.

¡Qué deseables son tus obras!

Y lo que contemplamos es apenas un destello.

Todas viven y permanecen eternamente,
y lo obedecen en cualquier circunstancia.

Todas las cosas son de dos en dos, una frente a otra,
no ha creado nada imperfecto.

Una cosa confirma la excelencia de otra,
¿quién puede cansarse de contemplar tu gloria?


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 32, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: 6a)

R. La palabra del Señor hizo el cielo.

V. Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.

V. La palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra. R.

V. La palabra del Señor hizo el cielo;
el aliento de su boca, sus ejércitos;
encierra en un odre las aguas marinas,
mete en un depósito el océano. R.

V. Tema al Señor la tierra entera,
tiemblen ante él los habitantes del orbe:
porque él lo dijo, y existió;
él lo mandó y todo fue creado. R.


Aleluya

Cf. Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.


EVANGELIO

Mc 10, 46-52

“Rabbuní”, haz que recobre la vista.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:

«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».

Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:

«Hijo de David, ten compasión de mí».

Jesús se detuvo y dijo:

«Llamadlo».

Llamaron al ciego, diciéndole:

«Ánimo, levántate, que te llama».

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo:

«¿Qué quieres que te haga?».

El ciego le contestó:

«“Rabbuní”, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Anda, tu fe te ha salvado».

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 44, 1. 9-13

Nuestros padres fueron hombres de bien y su nombre vive por generaciones.

Lectura del libro del Eclesiástico.

HAGAMOS el elogio de los hombres ilustres,
de nuestros padres según sus generaciones.

Otros no dejaron memoria,
desaparecieron como si no hubieran existido,
pasaron como si nunca hubieran sido,
igual que sus hijos después de ellos.

Pero hubo también hombres de bien,
cuyos méritos no han quedado en el olvido.

En sus descendientes se conserva
una rica herencia, su posteridad.

Sus descendientes han sido fieles a la alianza,
y, gracias a ellos, también sus hijos.

Su descendencia permanece por siempre,
y su gloria no se borrará.


Palabra del Señor.

Salmo responsorial

Sal 149, 1bc-2. 3-4. 5-6a y 9b (R.: 4a)

R. El Señor ama a su pueblo.

O bien:

R. Aleluya.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R.

V. Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R.

V. Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R.


Aleluya

Cf. Jn 15, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo os he elegido del mundo —dice el Señor—
para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto permanezca. R.


EVANGELIO

Mc 11, 11-25

Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

DESPUÉS que el gentío lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce.

Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:

«Nunca jamás coma nadie frutos de ti».

Los discípulos lo oyeron.

Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.

Y los instruía diciendo:

«¿No está escrito: “Mi casa será casa de oración para todos los pueblos”? Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos».

Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo admiraba su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él.

Cuando atardeció, salieron de la ciudad.

A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:

«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».

Jesús contestó:

«Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis.

Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».


Palabra del Señor.



SABADO DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 51, 12-20

Daré gloria a quien me ha dado la sabiduría.

Lectura del libro del Eclesiástico.

TE daré gracias y te alabaré,
bendeciré el nombre del Señor.

Desde joven, antes de viajar por el mundo,
busqué sinceramente la sabiduría en la oración.

A la puerta del templo la pedí,
y la busqué hasta el último día.

Cuando floreció como racimo maduro,
mi corazón se alegró.

Entonces mi pie avanzó por el camino recto,
desde mi juventud seguí sus huellas.

Incliné un poco mi oído y la recibí,
y me encontré con una gran enseñanza.

Gracias a ella he progresado mucho,
daré gloria a quien me ha dado la sabiduría.

Pues he decidido ponerla en práctica,
me he dedicado al bien y no quedaré defraudado.

He luchado para obtenerla,
he sido diligente en practicar la ley,
he tendido mis manos hacia el cielo,
lamentando lo que ignoraba de ella.

Hacia ella he orientado mi vida
y en la pureza la he encontrado.

Desde el principio me dediqué a ella,
por eso no quedaré defraudado.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 18, 8. 9. 10. 11 (R.: 9ab)

R. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón.

V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.

V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

V. Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.


Aleluya

Cf. Col 3, 16a. 17c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza,
dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo. R.


EVANGELIO

Mc 11, 27-33

¿Con qué autoridad haces esto?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras éste paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían:

«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?».

Jesús les replicó:

«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».

Se pusieron a deliberar:

«Si decimos que es del cielo, dirá: “¿Y por qué no le habéis creído?”. ¿Pero cómo vamos a decir que es de los hombres?».

(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).

Y respondieron a Jesús:

«No sabemos».

Jesús les replicó:

«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».


Palabra del Señor.



SEMANA IX (Año Impar)

LUNES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Tob 1, 3; 2, 1b-8

Tobit practicaba la verdad.

Lectura del libro de Tobías.

YO, Tobit, he practicado la verdad y la justicia toda mi vida; he dado muchas limosnas a mis parientes y compatriotas que vinieron cautivos conmigo a Nínive, la tierra de los asirios.

En nuestra santa fiesta de Pentecostés, es decir, la fiesta de las Semanas, me prepararon un banquete, y me senté dispuesto a comer. Me prepararon la mesa y vi suculentos manjares. Entonces dije a mi hijo Tobías:

«Hijo, sal y si, entre nuestros hermanos deportados en Nínive, encuentras algún pobre que se acuerde de Dios con todo corazón, tráelo para que coma con nosotros. Hijo mío, esperaré hasta que vuelvas».

Tobías salió en busca de algún pobre de nuestro pueblo, pero al regreso me dijo:

«¡Padre!».

Respondí:

«Aquí estoy, hijo mío».

Él contestó:

«Padre, han asesinado a uno de los nuestros y su cuerpo yace en la plaza del mercado. Acaba de ser estrangulado».

Me levanté sin haber probado la comida, tomé el cadáver de la plaza y lo dejé en un cobertizo para enterrarlo cuando se pusiera el sol. Entré de nuevo, me lavé y comí con amargura, recordando las palabras del profeta Amós contra Betel:

«Vuestras fiestas se convertirán en luto y todos vuestros cantos en lamentaciones».

No pude reprimir las lágrimas.

Cuando se puso el sol, fui a cavar una fosa y enterré el cadáver. Los vecinos se burlaban de mí diciendo:

«Éste no escarmienta. Tuvo que escapar cuando lo buscaban para matarlo por enterrar muertos y vuelve a la tarea».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 111, 1b-2. 3-4. 5-6 (R.: 1b)

R. Dichoso quien teme al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

V. Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

V. En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

V. Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos.
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo. R.


Aleluya

Cf. Ap 1, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, eres el testigo fiel,
el primogénito de entre los muertos;
nos amaste y nos has librado de nuestros pecados con tu sangre. R.


EVANGELIO

Mc 12, 1-12

Agarrando al hijo amado, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:

«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a éste lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron.

Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando:

“Respetarán a mi hijo”.

Pero los labradores se dijeron:

“Éste es el heredero. Venga, lo matamos y será nuestra la herencia”.

Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros.

¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?».

Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente y, dejándolo allí, se marcharon.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Tob 2, 9b-14

Permanecí sin ver.

Lectura del libro de Tobías.

YO, Tobit, en la noche de Pentecostés, después de enterrar el cadáver, salí al patio y me recosté en la tapia, con la cara descubierta porque hacía calor. No había advertido que sobre la tapia, encima de mí, había gorriones. Sus excrementos aún calientes me cayeron sobre los ojos y me produjeron unas manchas blanquecinas.

Acudí a los médicos para que me curasen; pero cuantos más remedios me aplicaban, más vista perdía a causa de las manchas; hasta que terminé totalmente ciego. Cuatro años permanecí sin ver.

Todos mis parientes se mostraron afligidos. Ajicar me cuidó durante dos años, hasta que marchó a Elimaida.

En tal situación, para obtener algún dinero, mi mujer, Ana, tuvo que trabajar en labores femeninas tejiendo lanas. Los clientes le abonaban el precio a la entrega del trabajo.

Un día, el siete de marzo, terminó una pieza de tela y la entregó a los clientes. Éstos, además de darle toda la paga, le regalaron un cabrito. Cuando ella entró en casa, el cabrito se puso a balar. Yo entonces llamé a mi mujer y le pregunté:

«¿De dónde ha salido ese cabrito? ¿No será robado? Devuélvelo a su dueño. No podemos comer cosas robadas».

Ella me aseguró:

«Es un regalo que me han hecho además de pagarme».

No la creí y, avergonzado por su comportamiento, insistí en que lo devolviera a su dueño. Entonces ella me replicó:

«¿Dónde están tus limosnas y buenas obras? Ya ves de qué te han servido».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 111, 1b-2. 7-8. 9 (R.: cf. 7b)

R. El corazón del justo está firme en el Señor.

O bien:

R. Aleluya.

V. Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

V. No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta ver derrotados a sus enemigos. R.

V. Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura siempre
y alzará la frente con dignidad. R.


Aleluya

Cf. Ef 1, 17-18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama. R.


EVANGELIO

Mc 12, 13-17

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos, para cazarlo con una pregunta.

Se acercaron y le dijeron:

«Maestro, sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?».

Adivinando su hipocresía, les replicó:

«¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea».

Se lo trajeron. Y él les preguntó:

«¿De quién es esta imagen y esta inscripción?».

Le contestaron:

«Del César».

Jesús les replicó:

«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Y se quedaron admirados.


Palabra del Señor.



MIERCOLES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Tob 3, 1-11a. 16-17

La oración de ambos fue escuchada delante de la gloria de Dios.

Lectura del libro de Tobías.

EN aquellos días, con el alma llena de tristeza, entre gemidos y sollozos, recité esta plegaria:

«Eres justo, Señor, y justas son tus obras;
siempre actúas con misericordia y fidelidad,
tú eres juez del universo.

Acuérdate, Señor, de mí y mírame;
no me castigues por los pecados y errores
que yo y mis padres hemos cometido.

Hemos pecado en tu presencia,
hemos transgredido tus mandatos
y tú nos has entregado
al saqueo, al cautiverio y a la muerte,
hasta convertirnos en burla y chismorreo,
en irrisión para todas las naciones
entre las que nos has dispersado.

Reconozco la justicia de tus juicios
cuando me castigas por mis pecados y los de mis padres,
porque no hemos obedecido tus mandatos,
no hemos sido fieles en tu presencia.

Haz conmigo lo que quieras,
manda que me arrebaten la vida,
que desaparezca de la faz de la tierra
y a la tierra vuelva de nuevo.

Más me vale morir que vivir
porque se mofan de mí sin motivo
y me invade profunda tristeza.

Manda que me libre, Señor, de tanta aflicción,
déjame partir a la morada eterna.
Señor, no me retires tu rostro.

Mejor es morir que vivir en tal miseria
y escuchar tantos ultrajes».

Sucedió aquel mismo día que Sara, hija de Ragüel, el de Ecbatana, en Media, fue injuriada por una de las criadas de su padre, porque había tenido siete maridos, pero el malvado demonio Asmodeo los había matado antes de consumar el matrimonio, según costumbre. La criada le dijo:

«Eres tú la que matas a tus maridos. Ya te has casado siete veces y no llevas el nombre de ninguno de ellos. ¿Por qué nos castigas por su muerte? ¡Vete con ellos y que nunca veamos hijo ni hija tuyos!».

Entonces Sara, llena de tristeza, subió llorando al piso superior de la casa con el propósito de ahorcarse. Pero, pensándolo mejor, se dijo:

«Sólo serviría para que recriminen a mi padre. Le dirían que su hija única se ahorcó al sentirse desgraciada. No quiero que mi anciano padre baje a la tumba abrumado de dolor. En vez de ahorcarme, pediré la muerte al Señor para no tener que oír más reproches en mi vida».

Entonces extendió las manos hacia la ventana y oró.

En aquel instante, la oración de ambos fue escuchada delante de la gloria de Dios, el cual envió al ángel Rafael para curarlos: a Tobit, para que desaparecieran las manchas blanquecinas de sus ojos y pudiera contemplar la luz de Dios; a Sara hija de Ragüel, para darla en matrimonio a Tobías, hijo de Tobit, liberándola del malvado demonio Asmodeo. Tobías tenía más derecho a casarse con ella que cuantos la habían pretendido.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 24, 2-3. 4-5a. 6 y 7cd. 8-9. (R.: 1b)

R. A ti, Señor, levanto mi alma.

V. Dios mío, en ti confío, no quede yo defraudado,
que no triunfen de mí mis enemigos
pues los que esperan en ti no quedan defraudados,
mientras que el fracaso malogra a los traidores. R.

V. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

V. Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R.

V. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.


Aleluya

Jn 11, 25a. 26

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la resurrección y la vida —dice el Señor—;
el que cree en mí no morirá para siempre. R.


EVANGELIO

Mc 12, 18-27

No es Dios de muertos, sino de vivos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se acercan a Jesús unos saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección, y le preguntaron:

«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, que se case con la viuda y dé descendencia a su hermano”.

Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.

Cuando llegue la resurrección y resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella».

Jesús les respondió:

«¿No estáis equivocados, por no entender la Escritura ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, serán como ángeles del cielo.

Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Tob 6, 10-11; 7, 1. 8-17; 8, 4-9a

Ten misericordia de nosotros y haz que lleguemos juntos a la vejez.

Lectura del libro de Tobías.

EN aquellos días, cuando entraron en Media, ya cerca de Ecbatana, el ángel Rafael, haciéndose pasar por un tal Azarías, dijo al joven:

«Hermano Tobías».

Éste respondió:

«Dime».

Prosiguió Azarías:

«Pasaremos la noche en casa de Ragüel. Este pariente tuyo tiene una hija llamada Sara.

Cuando entraron en Ecbatana, dijo Tobías:

«Hermano Azarías, condúceme rápido a casa de nuestro pariente Ragüel».

Así lo hizo el ángel. Lo encontraron sentado a la entrada del patio. Al saludo de ambos él respondió:

«Mi más cordial bienvenida. Espero que estéis bien».

Los hizo entrar en casa.

Entonces Ragüel sacrificó un carnero y los hospedó con suma cordialidad.

Después de bañarse y lavarse las manos, se sentaron a la mesa. Tobías dijo entonces a Rafael:

«Hermano Azarías, di a Ragüel que me dé por mujer a mi pariente Sara».

Ragüel lo oyó y dijo al joven:

«Come, bebe y disfruta esta noche. Tú eres quien más derecho tiene a casarse con Sara. No podría yo dársela a otro, puesto que tú eres el pariente más próximo. Pero debo decirte la verdad, hijo. Ya se la he dado en matrimonio a siete parientes y todos murieron la noche de la boda. Ahora, hijo, come y bebe, que el Señor se cuidará de vosotros».

Pero Tobías insistió:

«No comeré ni beberé hasta que tomes una decisión sobre lo que te he pedido».

Ragüel respondió:

«De acuerdo. Te la doy por esposa según lo prescrito en la ley de Moisés. Dios ordena que sea tuya. Recíbela. Desde ahora sois marido y mujer. Tuya es desde hoy para siempre. Hijo, que el Señor del cielo os ayude esta noche y os conceda misericordia y paz».

Llamó Ragüel a su hija Sara y, cuando ella estuvo presente, la tomó de la mano y se la entregó a Tobías, diciendo:

«Tómala por mujer según lo previsto y ordenado en la ley de Moisés. Tómala y llévala con bien a la casa de tu padre. Que el Dios del cielo os conserve en paz y prosperidad».

Llamó luego a la madre, mandó traer una hoja de papel y escribió el contrato de matrimonio: Sara era entregada por mujer a Tobías según lo prescrito en la ley de Moisés. Después de esto comenzaron a cenar.

Cuando todos hubieron salido y cerrado la puerta de la habitación, Tobías se levantó de la cama y dijo a Sara:

«Levántate, mujer. Vamos a rezar pidiendo a nuestro Señor que se apiade de nosotros y nos proteja».

Ella se levantó, y comenzaron a suplicar la protección del Señor. Tobías oró así:

«Bendito seas, Dios de nuestros padres,
y bendito tu nombre por siempre.

Que por siempre te alaben
los cielos y todas tus criaturas.

Tú creaste a Adán y le diste
a Eva, su mujer, como ayuda y apoyo.

De ellos nació la estirpe humana.

Tú dijiste: “No es bueno que el hombre esté solo;
hagámosle una ayuda semejante a él”.

Al casarme ahora con esta mujer,
no lo hago por impuro deseo,
sino con la mejor intención.

Ten misericordia de nosotros
y haz que lleguemos juntos a la vejez».

Los dos dijeron:

«Amén, amén».

Y durmieron toda la noche.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5. (R.: cf. 1b)

R. ¡Dichosos los que temen al Señor!

V. Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

V. Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

V. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidadde Jerusalén
todos los días de tu vida. R.


Aleluya

Cf. 2 Tim 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 12, 28b-34

No hay mandamiento mayor que éstos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Respondió Jesús:

«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”.

El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos».

El escriba replicó:

«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:

«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Tob 11, 5-18

Tras el castigo, Dios se ha apiadado, y ahora veo a mi hijo.

Lectura del libro de Tobías.

EN aquellos días, Ana estaba sentada, con la mirada puesta en el camino por donde debía volver su hijo. Cuando lo divisó de lejos, dijo al padre:

«Mira, ahí llega tu hijo con el hombre que lo acompañaba».

Rafael dijo a Tobías, antes de llegar a su padre:

«Estoy seguro de que tu padre recuperará la vista. Úntale los ojos con la hiel del pez; el remedio hará que las manchas blancas se contraigan y se desprendan. Tu padre recobrará la vista y verá la luz».

Ana acudió corriendo y se abrazó al cuello de su hijo, mientras decía:

«Ya te he visto, hijo. Ya puedo morir».

Y rompió a llorar.

Tobit se levantó y, tropezando, atravesó la puerta del patio. Tobías corrió hasta él con la hiel del pez en la mano; le sopló en los ojos, lo tomó de la mano y le dijo:

«¡Ánimo, padre!».

Tomó el remedio y se lo aplicó. Luego, con ambas manos, le quitó como unas pielecillas de los ojos. Tobit se echó al cuello de su hijo y gritó entre lágrimas:

«Te veo, hijo, luz de mis ojos».

Y añadió:

«Bendito sea Dios
y bendito sea su gran nombre;
benditos todos sus santos ángeles.

Que su gran nombre nos proteja.

Benditos por siempre todos los ángeles.
Tras el castigo se ha apiadado,
y ahora veo a mi hijo Tobías».

Tobías entró en casa lleno de gozo y alabando a Dios con voz potente. Después contó a su padre lo bien que le había ido en el viaje: traía el dinero y se había casado con Sara, la hija de Ragüel. Y agregó:

«Estará a punto de llegar, casi a la puerta de Nínive».

Tobit, alegre y alabando a Dios, salió hacia las puertas de Nínive, al encuentro de su nuera. La gente de Nínive quedaba estupefacta al verlo caminar con paso firme y sin ayuda de nadie. Él proclamaba ante ellos que Dios, en su misericordia, le había devuelto la vista.

Cuando se encontró con Sara, la mujer de su hijo, la bendijo con estas palabras:

«¡Bienvenida seas, hija! Bendito sea tu Dios, que te ha traído a nuestra casa. Que él bendiga a tu padre, a mi hijo y a ti, hija mía. Entra en esta tu casa con salud, bendición y alegría. Entra, hija».

Aquél fue un día de fiesta para todos los judíos de Nínive.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 145, 1b-2. 6c-7. 8-9a. 9bc-10. (R.: 1b)

R. Alaba, alma mía, al Señor.

V. Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R.

V. El Señor, mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

V. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.

V. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mc 12, 35-37

¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:

«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:

“Dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies”.

Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?».

Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.


Palabra del Señor.



SABADO DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Tob 12, 1. 5-15. 20

Ahora alabad al Señor; yo subo a Dios.

Lectura del libro de Tobías.

EN aquellos días, Tobit llamó a Tobías y le advirtió:

«Hijo, ocúpate de pagar al hombre que te ha acompañado. Añade algo a la paga convenida».

Así pues, Tobías lo llamó y le dijo:

«Recibe como paga la mitad de todo lo que has traído y vete en paz».

Entonces Rafael llamó aparte a los dos y les dijo:

«Alabad a Dios y dadle gracias ante todos los vivientes por los beneficios que os ha concedido; así todos cantarán y alabarán su nombre. Proclamad a todo el mundo las gloriosas acciones de Dios y no descuidéis darle gracias. Es bueno guardar el secreto del rey, pero las gloriosas acciones de Dios hay que manifestarlas en público. Practicad el bien, y no os atrapará el mal. Más vale la oración sincera y la limosna hecha con rectitud que la riqueza lograda con injusticia. Más vale dar limosna que amontonar oro. La limosna libra de la muerte y purifica del pecado. Los que dan limosna vivirán largos años, mientras que los pecadores y malhechores atentan contra su propia vida.

Os voy a decir toda la verdad, sin ocultaros nada. Os he dicho que es bueno guardar el secreto del rey y manifestar en público las gloriosas acciones de Dios. Pues bien, cuando tú y Sara orabais, era yo quien presentaba el memorial de vuestras oraciones ante la gloria del Señor, y lo mismo cuando enterrabas a los muertos. El día en que te levantaste enseguida de la mesa, sin comer, para dar sepultura a un cadáver, Dios me había enviado para someterte a prueba. También ahora me ha enviado Dios para curaros a ti y a tu nuera Sara. Yo soy Rafael, uno de los siete ángeles que están al servicio del Señor y tienen acceso a la gloria de su presencia.

Ahora pues, alabad al Señor en la tierra, dadle gracias. Yo subo al que me ha enviado. Poned por escrito todo lo que os ha sucedido».

El ángel se elevó.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Tb 13, 2. 7. 8abc. 8defg (R.: 1b)

R. Bendito sea Dios, que vive eternamente.

V. Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R.

V. Veréis lo que hará con vosotros,
le daréis gracias a boca llena.
Bendeciréis al Señor de la justicia
y ensalzaréis al rey de los siglos. R.

V. Yo le doy gracias en mi cautiverio,
anuncio su grandeza y su poder
a un pueblo pecador. R.

V. Convertíos, pecadores,
obrad rectamente en su presencia:
quizá os mostrará benevolencia
y tendrá compasión. R.


Aleluya

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mc 12, 38-44

Esta viuda pobre ha echado más que nadie.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:

«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, y aparentan hacer largas oraciones. Éstos recibirán una condenación más rigurosa».

Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.

Llamando a sus discípulos, les dijo:

«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».


Palabra del Señor.



SEMANA X (Año Impar)

LUNES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 1, 1-7

Dios nos consuela hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en la lucha.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

PABLO, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, con todos los santos que residen en Acaya: gracia a vosotros y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios!

Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

De hecho si pasamos tribulaciones, es para vuestro consuelo y salvación; si somos consolados, es para vuestro consuelo que os da la capacidad de aguantar los mismos sufrimientos que padecemos nosotros.

Nuestra esperanza respecto de vosotros es firme, pues sabemos que si compartís los sufrimientos, también compartiréis el consuelo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. 8-9. (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

V. Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

V. Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escucha y lo salva de sus angustias. R.

V. El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.


Aleluya

Mt 5, 12a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Alegraos y regocijaos,
porque vuestra recompensa será grande en el cielo. R.


EVANGELIO

Mt 5, 1-12

Bienaventurados los pobres en el espíritu.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 1, 18-22

Jesús no fue sí y no, sino que en él sólo hubo sí.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

¡Dios me es testigo!

La palabra que os dirigimos no es sí y no.

Pues el Hijo de Dios, Jesucristo, que fue anunciado entre vosotros por mí, por Silvano y por Timoteo, no fue sí y no, sino que en él sólo hubo sí. Pues todas las promesas de Dios han alcanzado su sí en él. Así por medio de él, decimos nuestro «Amén» a Dios, para gloria suya a través de nosotros.

Es Dios quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros; y además nos ungió, nos selló y ha puesto su Espíritu como prenda en nuestros corazones.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 129. 130. 131. 132. 133. 135. (R.: 135a)

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. Tus preceptos son admirables,
por eso los guarda mi alma. R.

V. La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R.

V. Abro la boca y respiro,
ansiando tus mandamientos. R.

V. Vuélvete a mí y ten misericordia,
como es tu norma con los que aman tu nombre. R.

V. Asegura mis pasos con tu promesa,
que ninguna maldad me domine. R.

V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes. R.


Aleluya

Mt 5, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Brille así vuestra luz ante los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. R.


EVANGELIO

Mt 5, 13-16

Vosotros sois la luz del mundo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».


Palabra del Señor.



MIERCOLES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 3, 4-11

Para ser ministros de una afianza nueva: no de la letra, sino de Espíritu.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Esta confianza la tenemos ante Dios por Cristo; no es que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos nada como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, el cual nos capacitó para ser ministros de una alianza nueva: no de la letra sino de Espíritu; pues la letra mata, mientras que el Espíritu da vida.

Pues si el ministerio de la muerte, grabado en letras sobre piedra, se realizó con tanta gloria que los hijos de Israel no podían fijar la vista en el rostro de Moisés, por el resplandor de su cara, pese a ser un resplandor pasajero, ¡cuánto más glorioso no será el ministerio del Espíritu!

Pues si el ministerio de la condena era glorioso, ¿no será mucho más glorioso el ministerio de la justicia? Más todavía, en este aspecto, lo que era glorioso ya no lo es, comparado con esta gloria sobreeminente.

Y si lo que era pasajero tuvo su gloria, ¡cuánto más glorioso no será lo que permanece!


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 98, 5. 6. 7. 8. 9. (R.: 9c)

R. Santo eres, Señor, Dios nuestro.

V. Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
¡Él es santo! R.

V. Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía. R.

V. Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio. R.

V. Señor, Dios nuestro, tú les respondías,
tú eras para ellos un Dios de perdón,
un Dios que castiga sus maldades. R.

V. Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
¡Santo es el Señor, nuestro Dios! R.


Aleluya

Sal 24, 4bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios mío, instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad. R.


EVANGELIO

Mc 5, 17-19

No he venido a abolir, sino a dar plenitud.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 3, 15 – 4, 1. 3-6

Dios ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Hasta hoy, cada vez que se lee a Moisés, cae un velo sobre los corazones de los hijos de Israel; «pero cuando se conviertan al Señor, se quitará el velo».

Ahora bien, el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, hay libertad.

Mas todos nosotros, con la cara descubierta, reflejamos la gloria del Señor y nos vamos transformando en su imagen con resplandor creciente, por la acción del Espíritu del Señor.

Por esto, encargados de este ministerio por la misericordia obtenida, no nos acobardamos.

Y si nuestro Evangelio está velado, lo está entre los que se pierden, los incrédulos, cuyas mentes ha obcecado el dios de este mundo para que no vean el resplandor del Evangelio de la gloria de Cristo, que es imagen de Dios.

Porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucristo como Señor, y a nosotros como siervos vuestros por Jesús.

Pues el Dios que dijo: «Brille la luz del seno de las tinieblas» ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 84, 9abc y 10. 11-12. 13-14. (R.: cf. 10b)

R. La gloria del Señor habitará en nuestra tierra.

V. Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos».
La salvación está cerca de los que lo temen,
y la gloria habitará en nuestra tierra. R.

V. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

V. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R.


Aleluya

Jn 13, 34

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.


EVANGELIO

Mt 5, 20-26

Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.

Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 4, 7-15

Quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Llevamos el tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.

Atribulados en todo, más no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados , mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.

Pues mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. De este modo la muerte actúa en nosotros, y la vida en vosotros.

Pero teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: «Creí, por eso hablé», también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará con vosotros ante él.

Pues todo esto es para vuestro bien, a fin de que cuantos más reciban la gracia, mayor sea el agradecimiento, para gloria de Dios.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 115, 10-11. 15-16. 17-18. (R.: 17a)

R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.

V. Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos». R.

V. Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas. R.

V. Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.


Aleluya

Flp 2, 15d. 16a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Brilláis como lumbreras del mundo,
manteniendo firme la palabra de la vida. R.


EVANGELIO

Mt 5, 27-32

Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.

Pero yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.

Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”.

Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».


Palabra del Señor.



SABADO DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 5, 14-21

Al que no conocía pecado, lo hizo pecado a favor nuestro.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Nos apremia el amor de Cristo, al considerar que, si uno murió por todos, todos murieron.

Y Cristo murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para el que murió y resucitó por ellos.

De modo que nosotros desde ahora no conocemos a nadie según la carne; si alguna vez conocimos a Cristo según la carne, ahora ya no lo conocemos así.

Por tanto, si alguno está en Cristo es una criatura nueva. Lo viejo ha pasado, ha comenzado lo nuevo.

Todo procede de Dios, que nos reconcilió consigo por medio de Cristo y nos encargó el ministerio de la reconciliación.

Porque Dios mismo estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo, sin pedirle cuenta de sus pecados, y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación.

Por eso, nosotros actuamos como enviados de Cristo, y es como si Dios mismo exhortara por medio de nosotros.

En nombre de Cristo os pedimos que os reconciliéis con Dios.

Al que no conocía el pecado, lo hizo pecado en favor nuestro, para que nosotros llegáramos a ser justicia de Dios en él.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 1b-2. 3-4. 8-9. 11-12. (R.: 8a)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

V. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

V. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.

V. Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.


Aleluya

Sal 118, 36a. 29b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Inclina mi corazón, oh, Dios, a tus preceptos;
y dame la gracia de tu ley. R.


EVANGELIO

Mt 5, 33-37

Yo os digo que no juréis en absoluto.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.

Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».


Palabra del Señor.




SEMANA XI (Año Impar)

LUNES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 6, 1-10

Nos acreditamos como ministros de Dios.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Como cooperadores suyos, os exhortamos a no echar en saco roto la gracia de Dios. Pues dice:

«En el tiempo favorable te escuché, en el día de la salvación te ayudé».

Pues mirad: ahora es el tiempo favorable, ahora es el día de la salvación.

Nunca damos a nadie motivo de escándalo, para no poner en ridículo nuestro ministerio; antes bien, nos acreditamos en todo como ministros de Dios con mucha paciencia en tribulaciones, infortunios, apuros; en golpes, cárceles, motines, fatigas, noches sin dormir y días sin comer; procedemos con limpieza, ciencia, paciencia y amabilidad; con el Espíritu Santo y con amor sincero; con palabras verdaderas y la fuerza de Dios; con las armas de la justicia, a derecha e izquierda; a través de honra y afrenta, de mala y buena fama; como impostores que dicen la verdad, desconocidos, siendo conocidos de sobra, moribundos que vivimos, sentenciados nunca ajusticiados; como afligidos pero siempre alegres, como pobres, pero que enriquecen a muchos, como necesitados, pero poseyéndolo todo.


Palabra de Dios

Salmo responsorial

Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4. (R.: 2a)

R. El Señor da a conocer su victoria.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

V. El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.


Aleluya

Sal 118, 105

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero. R.


EVANGELIO

Mt 5, 38-42

Yo os digo que no hagáis frente al que os agravia.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 8, 1-9

Cristo, siendo rico, se hizo pobre por vosotros.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

OS informamos, hermanos, de la gracia que Dios ha concedido a las Iglesias de Macedonia: en las pruebas y tribulaciones ha crecido su alegría, y su pobreza extrema se ha desbordado en tesoros de generosidad.

Puesto que, según sus posibilidades, os lo aseguro, e incluso por encima de sus posibilidades, con toda espontaneidad nos pedían insistentemente la gracia de poder participar en la colecta en favor de los santos.

Y, superando nuestras expectativas, se entregaron a sí mismos, primero al Señor y además a nosotros, conforme a la voluntad de Dios.

En vista de eso, le pedimos a Tito que concluyera esta obra de caridad entre vosotros, ya que había sido él quien la había comenzado.

Y lo mismo que sobresalís en todo —en fe, en la palabra, en conocimiento, en empeño y en el amor que os hemos comunicado— sobresalid también en esta obra de caridad.

No os lo digo como un mandato, sino que deseo comprobar, mediante el interés por los demás, la sinceridad de vuestro amor.

Pues conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, el cual, siendo rico, se hizo pobre por vosotros para enriqueceros con su pobreza.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 145, 1b-2. 5-6b. 6c-7. 8-9a. (R.: 1b)

R. Alaba, alma mía, al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

V. Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista. R.

V. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él. R.

V. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

V. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.


Aleluya

Jn 13, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.


EVANGELIO

Mt 5, 43-48

Amad a vuestros enemigos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “’Amarás a tu prójimo’ y aborrecerás a tu enemigo”. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».


Palabra del Señor.



MIERCOLES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 9, 6-11

Dios ama “al que da con alegría”.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

El que siembra tacañamente, tacañamente cosechará; el que siembra abundantemente, abundantemente cosechará.

Cada uno dé como le dicte su corazón: no a disgusto ni a la fuerza, pues Dios ama “al que da con alegría”.

Y Dios tiene poder para colmaros de toda clase de dones, de modo que, teniendo lo suficiente siempre y en todo, os sobre para toda clase de obras buenas.

Como está escrito:

«Repartió abundantemente a los pobres,
su justicia permanece eternamente».

El que proporciona “semilla al que siembra y pan para comer” proporcionará y multiplicará vuestra semilla y aumentará los frutos de vuestra justicia.

Siempre seréis ricos para toda largueza, la cual, por medio de nosotros, suscitará acción de gracias a Dios.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 111, 1b-2. 3-4. 9. (R.: 1b)

R. Dichoso quien teme al Señor.

O bien:

R. Aleluya.

V. Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

V. En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura por siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

V. Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mt 6, 1-6. 16-18

Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 11, 1-11

Anunciando de balde el Evangelio de Dios para vosotros.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

¡Ojalá me toleraseis algo de locura!; aunque ya sé que me la toleráis.

Tengo celos de vosotros, los celos de Dios; pues os he desposado con un solo marido, para presentaros a Cristo como una virgen casta.

Pero me temo que, lo mismo que la serpiente sedujo a Eva con su astucia, se perviertan vuestras mentes, apartándose de la sinceridad y de la pureza debida a Cristo.

Pues, si se presenta cualquiera predicando un Jesús diferente del que os he predicado, u os propone recibir un espíritu diferente del que recibisteis, o aceptar un Evangelio diferente del que aceptasteis, lo toleráis tan tranquilos.

No me creo en nada inferior a esos superapóstoles.

En efecto, aunque en el hablar soy inculto, no lo soy en el saber; que en todo y en presencia de todos os lo hemos demostrado.

¿O hice mal en abajarme para elevaros a vosotros, anunciando de balde el Evangelio de Dios?

Para estar a vuestro servicio tuve que despojar a otras comunidades, recibiendo de ellas un subsidio. Mientras estuve con vosotros, no me aproveché de nadie, aunque estuviera necesitado; los hermanos que llegaron de Macedonia atendieron a mi necesidad.

Mi norma fue y seguirá siendo no seros gravoso en nada.

Por la verdad de Cristo que hay en mí: nadie en toda Grecia me quitará esta satisfacción.

¿Por qué? ¿Porque no os quiero? Bien sabe Dios que no es así.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 110, 1b-2. 3-4. 7-8. (R.: 7a)

R. Justicia y verdad son las obras de tus manos, Señor.

O bien:

R. Aleluya.

V. Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.

V. Esplendor y belleza son su obra,
su justicia dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R.

V. Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud. R.


Aleluya

Rom 8, 15bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción,
en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». R.


EVANGELIO

Mt 6, 7-15

Vosotros orad así.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:

“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal”.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 11, 18. 21b-30

Aparte todo lo demás, llevo la carga de cada día: la preocupación por todas las iglesias.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Puesto que muchos se glorían de títulos humanos, también yo voy a gloriarme.

A lo que alguien se atreva —lo digo disparatando—, también me atrevo yo.

¿Que son hebreos? También yo. ¿Que son israelitas? También yo. ¿Que son descendientes de Abrahán? También yo. ¿Que son siervos de Cristo? Voy a decir un disparate: mucho más yo.

Más en fatigas, más en cárceles; muchísimo más en palizas y, frecuentemente, en peligros de muerte. De los judíos he recibido cinco veces los cuarenta azotes menos uno; tres veces he sido azotado con varas, una vez he sido lapidado, tres veces he naufragado y pasé una noche y un día en alta mar.

Cuántos viajes a pie, con peligros de ríos, peligros de bandoleros, peligros de los de mi nación, peligros de los gentiles, peligros en la ciudad, peligros en despoblado, peligros en el mar, peligros entre falsos hermanos, trabajo y agobio, sin dormir muchas veces, con hambre y sed, a menudo sin comer, con frío y sin ropa.

Y aparte todo lo demás, la carga de cada día: la preocupación por todas las iglesias.

¿Quién enferma sin que yo enferme? ¿Quién tropieza sin que yo me encienda?

Si hay que gloriarse, me gloriaré de lo que muestra mi debilidad.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. (R.: cf. 18b)

R. Dios libra a los justos de sus angustias.

V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

V. Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor, y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

V. Contempladlo, y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.


Aleluya

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mt 6, 19-23

Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».


Palabra del Señor.



SABADO DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Cor 12, 1-10

Muy a gusto me glorío de mis debilidades.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

¿Hay que gloriarse?: sé que no está bien, pero paso a las visiones y revelaciones del Señor.

Yo sé de un hombre en Cristo que hace catorce años —si en el cuerpo o fuera del cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y sé que ese hombre —si en el cuerpo o sin el cuerpo, no lo sé; Dios lo sabe— fue arrebatado al paraíso y oyó palabras inefables, que un hombre no es capaz de repetir.

De alguien así podría gloriarme; pero, por lo que a mí respecta, sólo me gloriaré de mis debilidades.

Aunque, si quisiera gloriarme, no me comportaría como un necio, diría la pura verdad; pero lo dejo, para que nadie me considere superior a lo que ve u oye de mí.

Por la grandeza de las revelaciones, y para que no me engría, se me ha dado una espina en la carne: un emisario de Satanás que me abofetea, para que no me engría. Por ello, tres veces le he pedido al Señor que lo apartase de mí y me ha respondido:

«Te basta mi gracia: la fuerza se realiza en la debilidad».

Así que muy a gusto me glorío de mis debilidades, para que resida en mí la fuerza de Cristo.

Por eso vivo contento en medio de las debilidades, los insultos, las privaciones, las persecuciones y las dificultades sufridas por Cristo. Porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 33, 8-9. 10-11. 12-13. (R.: 9a)

R. Gustad y ved qué bueno es el Señor.

V. El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen
y los protege.
Gustad y ved qué bueno es el Señor,
dichoso el que se acoge a él. R.

V. Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

V. Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R.


Aleluya

2 Cor 8, 9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre
para enriqueceros con su pobreza. R.


EVANGELIO

Mt 6, 24-34

No os agobiéis por el mañana.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.

Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?

¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.

Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».


Palabra del Señor.

















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