L-III-IMPAR-24-34

LECCIONARIO III (impar)

PARA LAS FERIAS DEL TIEMPO ORDINARIO
– AÑO IMPAR –

SEMANAS

24   25   26   27   28 

29   30   31   32   33   34






24 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXIV semana del tiempo ordinario

Martes de la XXIV semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXIV semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXIV semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXIV semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXIV semana del tiempo ordinario

25 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXV semana del tiempo ordinario

Martes de la XXV semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXV semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXV semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXV semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXV semana del tiempo ordinario

26 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXVI semana del tiempo ordinario

Martes de la XXVI semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXVI semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXVI semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXVI semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXVI semana del tiempo ordinario

27 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXVII semana del tiempo ordinario

Martes de la XXVII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXVII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXVII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXVII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXVII semana del tiempo ordinario

28 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXVIII semana del tiempo ordinario

Martes de la XXVIII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXVIII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXVIII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXVIII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXVIII semana del tiempo ordinario

29 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXIX semana del tiempo ordinario

Martes de la XXIX semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXIX semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXIX semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXIX semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXIX semana del tiempo ordinario

30 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXX semana del tiempo ordinario

Martes de la XXX semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXX semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXX semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXX semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXX semana del tiempo ordinario

31 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXXI semana del tiempo ordinario

Martes de la XXXI semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXXI semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXXI semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXXI semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXXI semana del tiempo ordinario

32 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXXII semana del tiempo ordinario

Martes de la XXXII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXXII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXXII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXXII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXXII semana del tiempo ordinario

33 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXXIII semana del tiempo ordinario

Martes de la XXXIII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXXIII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXXIII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXXIII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXXIII semana del tiempo ordinario

34 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXXIV semana del tiempo ordinario

Martes de la XXXIV semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXXIV semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXXIV semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXXIV semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXXIV semana del tiempo ordinario


APÉNDICE I: Aleluya para las ferias del tiempo ordinario

APÉNDICE II: Textos musicalizados



SEMANA XXIV (Año Impar)

LUNES DE LA XXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

1 Tim 2, 1-8

Que se hagan oraciones por toda la humanidad a Dios que quiere que todos los hombres se salven.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Ruego, lo primero de todo, que se hagan súplicas, oraciones, peticiones, acciones de gracias, por toda la humanidad, por los reyes y por todos los constituidos en autoridad, para que podamos llevar una vida tranquila y sosegada, con toda piedad y respeto.

Esto es bueno y agradable a los ojos de Dios, nuestro Salvador, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

Pues Dios es uno, y único también el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es un testimonio dado a su debido tiempo y para el que fui constituido heraldo y apóstol —digo la verdad, no miento—, maestro de los naciones en la fe y en la verdad.

Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, alzando unas manos limpias, sin ira ni divisiones.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 27, 2. 7. 8-9.

R. Bendito el Señor, que escuchó mi voz suplicante.

V. Escucha mi voz suplicante
cuando te pido auxilio,
cuando alzo las manos
hacia tu santuario. R.

V. El Señor es mi fuerza y mi escudo:
en él confía mi corazón;
me socorrió, y mi corazón se alegra
y le canta agradecido. R.

V. El Señor es fuerza para su pueblo,
apoyo y salvación para su Ungido.
Salva a tu pueblo y bendice tu heredad,
sé su pastor y llévalos siempre. R.


Aleluya

Cf. Jn 3, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito;
todo el que cree en él tiene vida eterna. R.


EVANGELIO

Lc 7, 1-10

Ni en Israel he encontrado tanta fe.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, cuando Jesús terminó de exponer todas sus enseñanzas al pueblo, entró en Cafarnaún.

Un centurión tenía enfermo, a punto de morir, a un criado a quien estimaba mucho. Al oír hablar de Jesús, el centurión le envió unos ancianos de los judíos, rogándole que viniese a curar a su criado. Ellos, presentándose a Jesús, le rogaban encarecidamente:

«Merece que se lo concedas, porque tiene afecto a nuestra gente y nos ha construido la sinagoga».

Jesús se puso en camino con ellos. No estaba lejos de la casa, cuando el centurión le envió unos amigos a decirle:

«Señor, no te molestes, porque no soy digno de que entres bajo mi techo; por eso tampoco me creí digno de venir a ti personalmente. Dilo de palabra, y mi criado quedará sano. Porque también yo soy un hombre sometido a una autoridad y con soldados a mis órdenes; y le digo a uno: Ve, y va; al otro: Ven, y viene; y a mi criado: Haz esto, y lo hace».

Al oír esto, Jesús se admiró de él y, volviéndose a la gente que lo seguía, dijo:

«Os digo que ni en Israel he encontrado tanta fe».

Y al volver a casa, los enviados encontraron al siervo sano.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tim 3, 1-13

Conviene que el obispo sea irreprochable; asimismo los diáconos, que guarden el misterio de la fe con la conciencia pura.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Es palabra digna de crédito que, si alguno aspira al episcopado, desea una noble tarea. Pues conviene que el obispo sea irreprochable, marido de una sola mujer, sobrio, sensato, ordenado, hospitalario, hábil para enseñar, no dado al vino ni amigo de reyertas, sino comprensivo; que no sea agresivo ni amigo del dinero; que gobierne bien su propia casa y se haga obedecer de sus hijos con todo respeto.

Pues si uno no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la Iglesia de Dios?

Que no sea alguien recién convertido a la fe, por si se le sube a la cabeza y es condenado lo mismo que el diablo.

Conviene además que tenga buena fama entre los de fuera, para que no caiga en descrédito ni en el lazo del diablo.

En cuanto a los diáconos, sean asimismo respetables, sin doble lenguaje, no aficionados al mucho vino ni dados a negocios sucios; que guarden el misterio de la fe con la conciencia pura.

También que sean probados primero y, cuando se vea que son intachables, que ejerzan el ministerio

Las mujeres, igualmente, que sean respetables, no calumniadoras, sobrias, fieles en todo.

Los diáconos sean maridos de una sola mujer, que gobiernen bien a sus hijos y sus propias casas. Porque quienes ejercen bien el ministerio logran buena reputación y mucha confianza en lo referente a la fe que se funda en Cristo Jesús.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 100, 1-2ab. 2cd-3ab. 5. 6. (R.: 2c)

R. Andaré con rectitud de corazón.

V. Voy a cantar la bondad y la justicia,
para ti es mi música, Señor;
voy a explicar el camino perfecto:
¿cuándo vendrás a mí? R.

V. Andaré con rectitud de corazón
dentro de mi casa;
no pondré mis ojos
en intenciones viles.
Aborrezco al que obra mal. R.

V. Al que en secreto difama a su prójimo
lo haré callar;
ojos engreídos, corazones arrogantes,
no los soportaré. R.

V. Pongo mis ojos en los que son leales,
ellos vivirán conmigo;
el que sigue un camino perfecto,
ése me servirá. R.


Aleluya

Lc 7, 17

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Lc 7, 11-17

¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, iba Jesús camino de una ciudad llamada Naín, y caminaban con él sus discípulos y mucho gentío.

Cuando se acercaba a la puerta de la ciudad, resultó que sacaban a enterrar a un muerto, hijo único de su madre, que era viuda; y un gentío considerable de la ciudad la acompañaba.

Al verla el Señor, se compadeció de ella y le dijo:

«No llores».

Y acercándose al ataúd, lo tocó (los que lo llevaban se pararon) y dijo:

«¡Muchacho, a ti te lo digo, levántate!».

El muerto se incorporó y empezó a hablar, y se lo entregó a su madre.

Todos, sobrecogidos de temor, daban gloria a Dios, diciendo:

«Un gran Profeta ha surgido entre nosotros», y «Dios ha visitado a su pueblo».

Este hecho se divulgó por toda Judea y por toda la comarca circundante.


Palabra del Señor.


MIÉRCOLES DE LA XXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tim 3, 14-16

Es grande el misterio de la piedad.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Aunque espero estar pronto contigo, te escribo estas cosas por si tardo, para que sepas cómo conviene conducirse en la casa de Dios, que es la Iglesia del Dios vivo, columna y fundamento de la verdad.

En verdad es grande el misterio de la piedad,
el cual fue manifestado en la carne,
justificado en el Espíritu,
mostrado a los ángeles,
proclamado en las naciones,
creído en el mundo,
recibido en la gloria.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 110, 1-2. 3-4. 5-6. (R.: 2a)

R. Grandes son las obras del Señor.

V. Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.

V. Esplendor y belleza son su obra,
su justicia dura por siempre.
Ha hecho maravillas memorables,
el Señor es piadoso y clemente. R.

V. Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R.


Aleluya

Cf. Jn 6, 63c. 68c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna. R.


EVANGELIO

Lc 7, 31-35

Hemos tocado y no habéis bailado, hemos entonado lamentaciones y no habéis llorado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo el Señor:

«¿A quién, pues, compararé los hombres de esta generación? ¿A quién son semejantes?

Se asemejan a unos niños, sentados en la plaza, que gritan a otros aquello de:

Hemos tocado la flauta
y no habéis bailado,
hemos entonado lamentaciones
y no habéis llorado.

Porque vino Juan el Bautista, que ni come pan ni bebe vino, y decís: Tiene un demonio; vino el Hijo del hombre, que come y bebe, y decís: Mirad qué hombre más comilón y borracho, amigo de publicanos y pecadores.

Sin embargo, todos los hijos de la sabiduría le han dado la razón».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tim 4, 12-16

Cuida de ti mismo y de la enseñanza. Haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Que nadie te menosprecie por tu juventud; sé, en cambio, un modelo para los fieles en la palabra, la conducta, el amor, la fe, la pureza.

Hasta que yo llegue, centra tu atención en la lectura, la exhortación, la enseñanza. No descuides el don que hay en ti, que te fue dado por intervención profética con la imposición de manos del presbiterio. Medita estas cosas y permanece en ellas, para que todos vean cómo progresas.

Cuida de ti mismo y de la enseñanza. Sé constante en estas cosas, pues haciendo esto te salvarás a ti mismo y a los que te escuchan.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 110, 7-8. 9. 10. (R.: 2a)

R. Grandes son las obras del Señor.

V. Justicia y verdad son las obras de sus manos,
todos sus preceptos merecen confianza:
son estables para siempre jamás,
se han de cumplir con verdad y rectitud. R.

V. Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible. R.

V. Principio de la sabiduría es el temor del Señor,
tienen buen juicio los que lo practican;
la alabanza del Señor dura por siempre. R.


Aleluya

Mt 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados —dice el Señor—,
y yo os aliviaré. R.


EVANGELIO

Lc 7, 36-50

Sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, un fariseo rogaba a Jesús que fuera a comer con él y, entrando en casa del fariseo, se recostó a la mesa.

En esto, una mujer que había en la ciudad, una pecadora, al enterarse de que estaba comiendo en casa del fariseo, vino trayendo un frasco de alabastro lleno de perfume y, colocándose detrás junto a sus pies, llorando, se puso a regarle los pies con las lágrimas, se los enjugaba con los cabellos de su cabeza, los cubría de besos y se los ungía con el perfume.

Al ver esto, el fariseo que lo había invitado se dijo:

«Si éste fuera profeta, sabría quién y qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues es una pecadora».

Jesús respondió y le dijo:

«Simón, tengo algo que decirte».

Él contestó:

«Dímelo, Maestro».

«Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Como no tenían con qué pagar, los perdonó a los dos. ¿Cuál de ellos le mostrará más amor?».

Respondió Simón y dijo:

«Supongo que aquel a quien le perdonó más».

Y él le dijo:

«Has juzgado rectamente».

Y, volviéndose a la mujer, dijo a Simón:

«¿Ves a esta mujer? He entrado en tu casa y no me has dado agua para los pies; ella, en cambio, me ha regado los pies con sus lágrimas y me los ha enjugado con sus cabellos. Tú no me diste el beso de paz; ella, en cambio, desde que entré, no ha dejado de besarme los pies. Tú no me ungiste la cabeza con ungüento; ella, en cambio, me ha ungido los pies con perfume. Por eso te digo: sus muchos pecados han quedado perdonados, porque ha amado mucho, pero al que poco se le perdona, ama poco».

Y a ella le dijo:

«Han quedado perdonados tus pecados».

Los demás convidados empezaron a decir entre ellos:

«¿Quién es éste, que hasta perdona pecados?».

Pero él dijo a la mujer:

«Tu fe te ha salvado, vete en paz».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tim 6, 2c-12

Tú, en cambio, hombre de Dios, busca la justicia.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Esto es lo que tienes que enseñar y recomendar.

Si alguno enseña otra doctrina y no se aviene a las palabras sanas de nuestro Señor Jesucristo y a la doctrina que es conforme a la piedad, es un orgulloso y un ignorante, que padece la enfermedad de plantear cuestiones y discusiones sobre palabras; de ahí salen envidias, polémicas, blasfemias, malévolas suspicacias, altercados interminables de hombres corrompidos en la mente y privados de la verdad, que piensan que la piedad es un medio de lucro.

La piedad es ciertamente una gran ganancia para quien se contenta con lo suficiente. Pues nada hemos traído al mundo, como tampoco podemos llevarnos nada de él. Teniendo alimentos y con qué cubrirnos, contentémonos con esto.

Los que quieren enriquecerse sucumben a la tentación, se enredan en un lazo y son presa de muchos deseos absurdos y nocivos, que hunden a los hombres en la ruina y en la perdición. Porque el amor al dinero es la raíz de todos los males, y algunos, arrastrados por él, se han apartado de la fe y se han acarreado muchos sufrimientos.

Tú, en cambio, hombre de Dios, huye de estas cosas. Busca la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre. Combate el buen combate de la fe, conquista la vida eterna, a la que fuiste llamado, y que tú profesaste noblemente delante de muchos testigos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 48, 6-8. 9-10. 17-18. 19-20. (R.: Mt 5, 3)

R. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

V. ¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate? R.

V. Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa. R.

V. No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él. R.

V. Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con la generación de sus padres,
que no verán nunca la luz. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito eres, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Lc 8, 1-3

Las mujeres iban con ellos, y les servían con sus bienes.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús iba caminando de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo, proclamando y anunciando la Buena Noticia del reino de Dios, acompañado por los Doce, y por algunas mujeres, que habían sido curadas de espíritus malos y de enfermedades: María la Magdalena, de la que habían salido siete demonios; Juana, mujer de Cusa, un administrador de Herodes; Susana y otras muchas que les servían con sus bienes.


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tim 6, 13-16

Guarda el mandamiento sin mancha hasta la manifestación del Señor.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Delante de Dios, que da vida a todas las cosas, y de Cristo Jesús, que proclamó tan noble profesión de fe ante Poncio Pilato, te ordeno que guardes el mandamiento sin mancha ni reproche hasta la manifestación de nuestro Señor Jesucristo, que, en el tiempo apropiado, mostrará el bienaventurado y único Soberano, Rey de los reyes y Señor de los señores, el único que posee la inmortalidad, que habita una luz inaccesible, a quien ningún hombre ha visto ni puede ver. A él honor e imperio eterno. Amén.


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 99, 2. 3. 4. 5. (R.: 2c)

R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.

V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

V. «El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades». R.


Aleluya

Lc 8, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia. R.


EVANGELIO

Lc 8, 4-15

Lo de la tierra buena son los que guardan la palabra y dan fruto con perseverancia.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, habiéndose reunido una gran muchedumbre y gente que salía de toda la ciudad, dijo Jesús en parábola:

«Salió el sembrador a sembrar su semilla.

Al sembrarla, algo cayó al borde del camino, lo pisaron, y los pájaros se lo comieron.

Otra parte cayó en terreno pedregoso y, después de brotar, se secó por falta de humedad.

Otra parte cayó entre abrojos, y los abrojos, creciendo al mismo tiempo, la ahogaron.

Y otra parte cayó en tierra buena y, después de brotar, dio fruto al ciento por uno».

Dicho esto, exclamó:

«El que tenga oídos para oír, que oiga».

Entonces le preguntaron los discípulos qué significaba esa parábola.

Él dijo:

«A vosotros se os ha otorgado conocer los misterios del reino de Dios; pero a los demás, en parábolas, para que viendo no vean y oyendo no entiendan.

El sentido de la parábola es éste: la semilla es la palabra de Dios.

Los del borde del camino son los que escuchan, pero luego viene el diablo y se lleva la palabra de sus corazones, para que no crean y se salven.

Los del terreno pedregoso son los que, al oír, reciben la palabra con alegría, pero no tienen raíz; son los que por algún tiempo creen, pero en el momento de la prueba fallan.

Lo que cayó entre abrojos son los que han oído, pero, dejándose llevar por los afanes y riquezas y placeres de la vida, se quedan sofocados y no llegan a dar fruto maduro.

Lo de la tierra buena son los que escuchan la palabra con un corazón noble y generoso, la guardan y dan fruto con perseverancia».


Palabra del Señor.



SEMANA XXV (Año Impar)

LUNES DE LA XXV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Esd 1, 1-6

El que pertenezca al pueblo del Señor que suba a Jerusalén, a reconstruir el templo del Señor.

Comienzo del libro de Esdras.

EL año primero de Ciro, rey de Persia, el Señor, para que se cumpliera la palabra del Señor por boca de Jeremías, el Señor despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, para que proclamara de palabra y por escrito en todo su reino:

«Esto dice Ciro, rey de Persia:

El Señor, Dios del cielo, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha encargado que le edifique un templo en Jerusalén de Judá. El que de vosotros pertenezca a su pueblo, que su Dios sea con él, que suba a Jerusalén de Judá, a reconstruir el templo del Señor, Dios de Israel, el Dios que está en Jerusalén. Y a todos los que hayan quedado, en el lugar donde vivan, que las personas del lugar en donde estén les ayuden con plata, oro, bienes y ganado, además de las ofrendas voluntarias para el templo del Dios que está en Jerusalén».

Entonces, los cabezas de familia de Judá y Benjamín, los sacerdotes y los levitas, y todos aquellos a quienes Dios había despertado el espíritu, se pusieron en marcha hacia Jerusalén para reconstruir el templo del Señor.

Todos los vecinos les ayudaron con toda clase de plata, oro, bienes, ganado y objetos preciosos, además de las ofrendas voluntarias.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6. (R.: 3)

R. El Señor ha estado grande con nosotros.

V. Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

V. Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

V. Recoge, Señor, a nuestros cautivos,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

V. Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.


Aleluya

Mt 5, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Brille así vuestra luz ante los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. R.


EVANGELIO

Lc 8, 16-18

La lámpara se pone en el candelero para que los que entren vean la luz.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«Nadie que ha encendido una lámpara, la tapa con una vasija o la mete debajo de la cama, sino que la pone en el candelero para que los que entren vean la luz.

Pues nada hay oculto que no llegue a descubrirse ni nada secreto que no llegue a saberse y hacerse público.

Mirad, pues, cómo oís. Pues al que tiene se le dará y al que no tiene se le quitará hasta lo que cree tener».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Esd 6, 7-8. 12b. 14-20

Terminaron el templo y celebraron la Pascua.

Lectura del libro de Esdras.

EN aquellos días, el rey Darío escribió a los gobernantes de Transeufratina:

«Dejad que se reanuden las obras de ese templo de Dios. El gobernador de los judíos y los ancianos judíos reconstruirán este templo de Dios en el lugar que ocupaba. Éstas son mis órdenes sobre lo que debéis hacer con los ancianos judíos para la reconstrucción del templo de Dios: de los ingresos reales procedentes de los tributos de Transeufratina, páguese puntualmente a esos hombres los gastos sin ningún tipo de interrupción.

Yo, Darío, he promulgado este decreto y quiero que sea ejecutado al pie de la letra».

Los ancianos judíos prosiguieron las obras con éxito, confortados por la profecía del profeta Ageo y de Zacarías, hijo de Idó. Edificaron y concluyeron la reconstrucción, según el mandato del Dios de Israel y con la orden de Ciro, de Darío y de Artajerjes, reyes de Persia.

Así terminaron este templo el día tercero del mes de adar, el año sexto del reinado del rey Darío.

Los hijos de Israel, los sacerdotes, los levitas y los demás repatriados celebraron con alegría la dedicación de este templo de Dios, ofrecieron cien toros, doscientos carneros, cuatrocientos corderos y, como sacrificio por el pecado de todo Israel, doce machos cabríos, según el número de las tribus de Israel.

También organizaron los turnos de los sacerdotes y las clases de los levitas para el servicio de Dios en Jerusalén, tal y como está escrito en el libro de Moisés.

Los repatriados celebraron la Pascua el día catorce del mes primero. Los sacerdotes y los levitas se habían purificado para la ocasión. Todos los purificados ofrecieron el sacrificio de la Pascua por todos los repatriados, por sus hermanos, los sacerdotes, y por ellos mismos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 121, 1-2. 3-4a. 4b-5. (R.: 1b)

R. Vamos alegres a la casa del Señor.

V. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

V. Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor. R.

V. Según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

V. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R.

V. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien. R.


Aleluya

Lc 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen. R.


EVANGELIO

Lc 8, 19-21

Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, vinieron a Jesús su madre y sus hermanos, pero con el gentío no lograban llegar hasta él.

Entonces le avisaron:

«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren verte».

Él respondió diciéndoles:

«Mi madre y mis hermanos son éstos: los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Esd 9, 5-9

Dios no nos ha abandonado en nuestra esclavitud.

Lectura del libro de Esdras.

YO, Esdras, a la hora de la ofrenda de la tarde salí de mi abatimiento y, con mi vestidura y el manto rasgados, me arrodillé, extendí las palmas de mis manos hacia el Señor, mi Dios, y exclamé:

«Dios mío, estoy avergonzado y confundido; no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti, porque nos hemos hecho culpables de numerosas faltas y nuestros delitos llegan hasta el cielo.

Desde la época de nuestros padres hasta hoy hemos pecado gravemente. Por causa de nuestros delitos, nosotros, nuestros reyes y nuestros sacerdotes hemos sido entregados a los reyes extranjeros, a la espada, a la esclavitud, al saqueo y a la vergüenza, como sucede todavía hoy.

Pero ahora, en un instante, el Señor nuestro Dios nos ha otorgado la gracia de dejarnos un resto y de concedernos un lugar en el templo santo. El Señor ha iluminado nuestros ojos y nos ha dado un respiro en medio de nuestra esclavitud.

Porque somos esclavos, pero nuestro Dios no nos ha abandonado en nuestra esclavitud, sino que nos ha otorgado el favor de los reyes de Persia, nos ha dado un respiro para reconstruir el templo de nuestro Dios y restaurar sus ruinas y nos ha proporcionado un refugio seguro en Judá y Jerusalén».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Tb 13, 2. 3-4. 6. (R.: 2a)

R. Bendito sea Dios, que vive eternamente.

V. Bendito sea Dios, que vive eternamente;
y cuyo reino dura por los siglos.
Él azota y se compadece,
hunde hasta el abismo y saca de él,
y no hay quien escape de su mano. R.

V. Dadle gracias, hijos de Israel, ante los gentiles,
porque él nos dispersó entre ellos.
Proclamad allí su grandeza. R.

V. Ensalzadlo ante todos los vivientes:
que él es nuestro Dios y Señor,
nuestro padre por todos los siglos. R.

V. Él nos azota por nuestros delitos,
pero se compadecerá de nuevo,
y os congregará de entre las naciones
por donde estáis dispersados. R.

V. Que todos alaben al Señor
y le den gracias en Jerusalén. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Lc 9, 1-6

Los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, habiendo convocado Jesús a los Doce, les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades.

Luego los envió a proclamar el Reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles:

«No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco tengáis dos túnicas cada uno.

Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio.

Y si algunos no os reciben, al salir de aquel pueblo sacudíos el polvo de vuestros pies, como testimonio contra ellos».

Se pusieron en camino y fueron de aldea en aldea, anunciando la Buena Noticia y curando en todas partes.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ag 1, 1-8

Construid el templo, y me complaceré en él.

Comienzo de la profecía de Ageo.

EL año segundo del rey Darío, el día primero del mes sexto, la palabra del Señor fue dirigida a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, y a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, por medio del profeta Ageo:

«Esto —dice el Señor— del universo: Este pueblo anda diciendo: “No es momento de ponerse a construir la casa del Señor”».

La palabra del Señor vino por medio del profeta Ageo:

«¿Y es momento de vivir en casas lujosas mientras que el templo es una ruina?

Ahora pues, esto —dice el Señor— del universo:

Pensad bien en vuestra situación.
Sembrasteis mucho, y recogisteis poco;
coméis y no os llenáis;
bebéis y seguís con sed;
os vestís y no entráis en calor;
el trabajador guarda su salario en saco roto.

Esto —dice el Señor— del universo:

Pensad bien en vuestra situación.
Subid al monte,
traed madera,
construid el templo.
Me complaceré en él
y seré glorificado, —dice el Señor—».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b. (R.: 4a)

R. El Señor ama a su pueblo.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R.

V. Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R.

V. Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R.


Aleluya

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida, —dice el Señor—;
nadie va al Padre sino por mí. R.


EVANGELIO

Lc 9, 7-9

A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, el tetrarca Herodes se enteró de lo que pasaba sobre Jesús y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado de entre los muertos; otros, en cambio, que había aparecido Elías, y otros que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas.

Herodes se decía:

«A Juan lo mandé decapitar yo. ¿Quién es éste de quien oigo semejantes cosas?».

Y tenía ganas de verlo.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ag 2, 1b-9

Dentro de poco llenaré este templo de gloria.

Lectura de la profecía de Ageo.

EL año segundo del rey Darío, el día veintiuno del mes séptimo, llegó la palabra del Señor por medio del profeta Ageo:

«Di a Zorobabel, hijo de Sealtiel, gobernador de Judá, a Josué, hijo de Josadac, sumo sacerdote, y al resto de la gente: ¿Quién de entre vosotros queda de los que vieron este templo en su primitivo esplendor? Y el que veis ahora, ¿no os parece que no vale nada?

Ánimo, pues, Zorobabel
oráculo del Señor ;
ánimo también tú, Josué,
hijo de Josadac, sumo sacerdote.
¡Ánimo gentes todas!
oráculo del Señor .
¡Adelante, que estoy con vosotros!
oráculo del Señor del universo .

Ahí está mi palabra,
la que os di al sacaros de Egipto;
y mi espíritu está en medio de vosotros. ¡No temáis!

Pues esto —dice el Señor— del universo: Dentro de poco haré temblar cielos y tierra, mares y tierra firme. Haré temblar a todos los pueblos, que vendrán con todas sus riquezas, y llenaré este templo de gloria, —dice el Señor— del universo. Míos son la plata y el oro oráculo del Señor del universo . Mayor será la gloria de este segundo templo que la del primero, —dice el Señor— del universo. Y derramaré paz y prosperidad en este lugar, oráculo del Señor del universo».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 42, 1. 2. 3. 4. (R.: 5cd)

R. Espera en Dios, que volverás a alabarlo:
«Salud de mi rostro, Dios mío».

V. Hazme justicia, oh Dios, defiende mi causa
contra gente sin piedad,
sálvame del hombre traidor y malvado. R.

V. Tú eres mi Dios y protector,
¿por qué me rechazas?,
¿por qué voy andando sombrío,
hostigado por mi enemigo? R.

V. Envía tu luz y tu verdad:
que ellas me guíen
y me conduzcan hasta tu monte santo,
hasta tu morada. R.

V. Me acercaré al altar de Dios,
al Dios de mi alegría,
y te daré gracias al son de la cítara,
Dios, Dios mío. R.


Aleluya

Mc 10, 45

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Hijo del hombre ha venido a servir
y dar su vida en rescate por muchos. R.


EVANGELIO

Lc 9, 18-22

Tú eres el Mesías de Dios. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UNA vez que Jesús estaba orando solo, lo acompañaban sus discípulos y les preguntó:

«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos contestaron:

«Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías, otros dicen que ha resucitado uno de los antiguos profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

Pedro respondió:

«El Mesías de Dios».

Él les prohibió terminantemente decírselo a nadie, porque decía:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser desechado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar al tercer día».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Zac 2, 5-9. 14-15a

Voy a habitar en medio de ti.

Lectura de la profecía de Zacarías.

LEVANTÉ los ojos y vi un hombre que tenía en su mano un cordón de medir. Le pregunté:

«¿Adónde vas?».

Me respondió:

«A medir Jerusalén para ver cuál es su anchura y cuál su longitud».

El mensajero que me hablaba salió y vino otro mensajero a su encuentro. Me dijo:

«Vete corriendo y dile al oficial aquel:

Jerusalén será una ciudad abierta a causa de los muchos hombres y animales que habrá en ella; yo le serviré de muralla de fuego alrededor y en ella seré su gloria».

«Alégrate y goza, Sión,
pues voy a habitar en medio de ti
oráculo del Señor .

Aquel día se asociarán al Señor
pueblos sin número;
y ellos serán mi pueblo mío».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Jr 31, 10. 11-12ab. 13. (R.: Cf 10d)

R. El Señor nos guardará como un pastor a su rebaño.

V. Escuchad, pueblos, la palabra del Señor,
anunciadla en las islas remotas:
«El que dispersó a Israel lo reunirá,
lo guardará como un pastor a su rebaño. R.

V. Porque el Señor redimió a Jacob,
lo rescató de una mano más fuerte».
Vendrán con aclamaciones a la altura de Sión,
afluirán hacia los bienes del Señor. R.

V. Entonces se alegrará la doncella en la danza,
gozarán los jóvenes y los viejos;
convertiré su tristeza en gozo,
los alegraré y aliviaré sus penas. R.


Aleluya

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Lc 9, 43b-45

El Hijo del hombre va a ser entregado. Les daba miedo preguntarle sobre el asunto.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, entre la admiración general por lo que hacía, Jesús dijo a sus discípulos:

«Meteos bien en los oídos estas palabras: el Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres».

Pero ellos no entendían este lenguaje; les resultaba tan oscuro, que no captaban el sentido.

Y les daba miedo preguntarle sobre el asunto.


Palabra del Señor.



SEMANA XXVI (Año Impar)

LUNES DE LA XXVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Zac 8, 1-8

Aquí estoy yo para salvar a mi pueblo de Oriente a Occidente.

Lectura de la profecía de Zacarías.

EN aquellos días, vino la palabra del Señor del universo diciendo:

«Esto —dice el Señor— del universo:
Vivo una intensa pasión por Sión,
siento unos celos terribles por ella».

«Esto —dice el Señor—:
Voy a volver a Sión,
habitaré en Jerusalén.
Llamarán a Jerusalén
“Ciudad Fiel”,
y al monte del Señor del universo,
“Monte Santo”».

«Esto —dice el Señor— del universo:
De nuevo se sentarán ancianos y ancianas
en las calles de Jerusalén;
todos con su bastón,
pues su vida será muy larga.
Y sus calles estarán llenas
de niños y niñas jugando».

«Esto —dice el Señor— del universo:
Y si al resto de este pueblo
le parece imposible
que suceda esto en aquellos días,
¿será también imposible para mí?».
—oráculo del Señor del universo— .

«Esto dice el Señor del universo:
Aquí estoy yo para salvar
a mi pueblo de Oriente a Occidente.
Los traeré y vivirán
en Jerusalén;
ellos serán mi pueblo
y yo seré su Dios
en fidelidad y justicia».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 101, 16-18. 19-21. 29 y 22-23. (R.: 4ab)

R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.

V. Los gentiles temerán tu nombre;
los reyes del mundo, tu gloria.
Cuando el Señor reconstruya Sión,
y aparezca en su gloria,
y se vuelva a las súplicas de los indefensos,
y no desprecie sus peticiones. R.

V. Quede esto escrito para la generación futura,
y el pueblo que será creado alabará al Señor:
Que el Señor ha mirado desde su excelso santuario,
desde el cielo se ha fijado en la tierra,
para escuchar los gemidos de los cautivos
y librar a los condenados a muerte. R.

V. Los hijos de tus siervos vivirán seguros,
su linaje durará en tu presencia.
Para anunciar en Sión el nombre del Señor,
y su alabanza en Jerusalén,
cuando se reúnan unánimes los pueblos
y los reyes para dar culto al Señor. R.


Aleluya

Mc 10, 45

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Hijo del hombre ha venido para servir
y dar su vida en rescate por muchos. R.


EVANGELIO

Lc 9, 46-50

El más pequeño de vosotros es el más importante.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, se suscitó entre ellos una discusión sobre quién sería el más importante.

Entonces Jesús, conociendo los pensamientos de sus corazones, tomó de la mano a un niño, lo puso a su lado y les dijo:

«El que acoge a este niño en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, acoge al que me ha enviado. Pues el más pequeño de vosotros es el más importante».

Entonces Juan tomó la palabra y dijo:

«Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo hemos prohibido, porque no anda con nosotros».

Jesús le respondió:

«No se lo impidáis: el que no está contra vosotros, está a favor vuestro».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Zac 8, 20-23

Vendrán pueblos numerosos buscando al Señor en Jerusalén.

Lectura de la profecía de Zacarías.

«ESTO dice el Señor del universo:

Vendrán igualmente pueblos
y habitantes de grandes ciudades.

E irán los habitantes de una
y dirán a los de la otra:
Subamos a aplacar al Señor;
yo también iré a contemplar
al Señor del universo.

Y vendrán pueblos numerosos,
llegarán poderosas naciones
buscando al Señor del universo en Jerusalén
y queriendo aplacar al Señor».

«Esto —dice el Señor— del universo: En aquellos días, diez hombres de lenguas distintas de entre las naciones se agarrarán al manto de un judío diciendo: “Queremos ir con vosotros, pues hemos oído que Dios está con vosotros”».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 86, 1b-3. 4-5. 6-7.

R. Dios está con nosotros.

V. Él la ha cimentado sobre el monte santo;
y el Señor prefiere las puertas de Sión
a todas las moradas de Jacob.
¡Qué pregón tan glorioso para ti, ciudad de Dios! R.

V. «Contaré a Egipto y a Babilonia
entre mis fieles;
filisteos, tirios y etíopes
han nacido allí».
Se dirá de Sión: «Uno por uno,
todos han nacido en ella;
el Altísimo en persona la ha fundado». R.

V. El Señor escribirá en el registro de los pueblos:
«Éste ha nacido allí».
Y cantarán mientras danzan:
«Todas mis fuentes están en ti». R.


Aleluya

Mc 10, 45

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Hijo del hombre ha venido a servir
y dar su vida en rescate por muchos. R.


EVANGELIO

Lc 9, 51-56

Tomó la decisión de ir a Jerusalén.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

CUANDO se completaron los días en que iba a ser llevado al cielo, Jesús tomó la decisión de ir a Jerusalén. Y envió mensajeros delante de él.

Puestos en camino, entraron en una aldea de samaritanos para hacer los preparativos. Pero no lo recibieron, porque su aspecto era el de uno que caminaba hacia Jerusalén. Al ver esto, Santiago y Juan, discípulos suyos, le dijeron:

«Señor, ¿quieres que digamos que baje fuego del cielo que acabe con ellos?».

Él se volvió y los regañó. Y se encaminaron hacia otra aldea.


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Neh 2, 1-8

Si le parece bien al rey, permítame ir a la ciudad de mis padres para reconstruirla.

Lectura del libro de Nehemías.

EN el mes de nisán del año veinte del rey Artajerjes, siendo yo el responsable del vino, lo tomé y se lo serví al rey. Yo estaba muy triste en su presencia.

El rey me dijo:

«¿Por qué ese semblante tan triste? No estás enfermo, pero tu corazón parece estar afligido».

Entonces, con mucho miedo, dije al rey:

«¡Larga vida al rey! ¿Cómo no ha de estar triste mi semblante, cuando la ciudad donde se encuentran las tumbas de mis padres está destruida y sus puertas han sido devoradas por el fuego?».

El rey me dijo:

«¿Qué quieres?».

Yo, encomendándome al Dios del cielo, le dije:

«Si le parece bien al rey y quiere contentar a su siervo, permítame ir a Judá, a la ciudad de las tumbas de mis padres, para reconstruirla».

El rey, que tenía a la reina sentada a su lado, me preguntó:

«¿Cuánto durará tu viaje, y cuándo volverás?».

Yo le fijé un plazo que le pareció bien y me permitió marchar. Después dije al rey:

«Si le parece bien al rey, redácteme unas cartas para los gobernadores de Transeufratina, para que me dejen el paso libre hasta Judá, y una carta dirigida a Asaf, el guarda del parque real, para que me proporcione madera para construir las puertas de la ciudadela del templo, para la muralla de la ciudad y la casa donde voy a vivir».

El rey las mandó redactar, porque la mano de Dios me protegía.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 136, 1-2. 3. 4-5. 6. (R.: 6ab)

R. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti.

V. Junto a los canales de Babilonia
nos sentamos a llorar
con nostalgia de Sión;
en los sauces de sus orillas
colgábamos nuestras cítaras. R.

V. Allí los que nos deportaron
nos invitaban a cantar;
nuestros opresores, a divertirlos:
«Cantadnos un cantar de Sión». R.

V. ¡Cómo cantar un cántico del Señor
en tierra extranjera!
Si me olvido de ti, Jerusalén,
que se me paralice la mano derecha. R.

V. Que se me pegue la lengua al paladar
si no me acuerdo de ti,
si no pongo a Jerusalén
en la cumbre de mis alegrías. R.


Aleluya

Flp 3, 8-9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura
con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él. R.


EVANGELIO

Lc 9, 57-62

Te seguiré adondequiera que vayas.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, mientras Jesús y sus discípulos iban de camino, le dijo uno:

«Te seguiré adondequiera que vayas».

Jesús le respondió:

«Las zorras tienen madrigueras, y los pájaros del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene dónde reclinar la cabeza».

A otro le dijo:

«Sígueme».

Él respondió:

«Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre».

Le contestó:

«Deja que los muertos entierren a sus muertos; tú vete a anunciar el reino de Dios».

Otro le dijo:

«Te seguiré, Señor. Pero déjame primero despedirme de los de mi casa».

Jesús le contestó:

«Nadie que pone la mano en el arado y mira hacia atrás vale para el reino de Dios».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Neh 8, 1-4a. 5-6. 7b-12

Abrió el libro de la ley, bendijo al Señor, y todo el pueblo respondió: «Amén, amén».

Lectura del libro de Nehemías.

EN aquellos días, el pueblo entero se reunió como un solo hombre en la plaza que está delante de la Puerta del Agua y dijeron a Esdras, el escriba, que trajese el libro de la ley de Moisés que el Señor había dado a Israel.

El día primero del mes séptimo, el sacerdote Esdras trajo el libro de la ley ante la comunidad: hombres, mujeres y cuantos tenían uso de razón. Leyó el libro en la plaza que está delante de la Puerta del Agua, desde la mañana hasta el mediodía, ante los hombres, las mujeres y los que tenían uso de razón. Todo el pueblo escuchaba con atención la lectura del libro de la ley. El escriba Esdras se puso en pie sobre una tribuna de madera levantada para la ocasión. Abrió el libro en presencia de todo el pueblo, de modo que toda la multitud podía verlo; al abrirlo, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo al Señor, el Dios grande, y todo el pueblo respondió con las manos levantadas:

«Amén, amén».

Luego se inclinaron y adoraron al Señor, rostro en tierra.

Los levitas explicaron la ley al pueblo, que permanecía en pie. Leyeron el libro de la ley de Dios con claridad y explicando su sentido, de modo que entendieran la lectura.

Entonces el gobernador Nehemías, el sacerdote y escriba Esdras, y los levitas que instruían al pueblo dijeron a toda la asamblea:

«Este día está consagrado al Señor, vuestro Dios. No estéis tristes ni lloréis» (y es que todo el pueblo lloraba al escuchar las palabras de la ley).

Nehemías les dijo:

«Id, comed buenos manjares y bebed buen vino, e invitad a los que no tienen nada preparado, pues este día está consagrado al Señor. ¡No os pongáis tristes; el gozo del Señor es vuestra fuerza!».

También los levitas tranquilizaban a todo el pueblo, diciendo:

«¡Callad, no estéis tristes, porque este día es santo!».

Así que el pueblo entero se fue a comer y beber, a invitar a los demás y a celebrar una gran fiesta, porque habían comprendido lo que les habían enseñado.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 18, 8. 9. 10. 11. (R.: 9ab)

R. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón.

V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.

V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

V. Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Lc 10, 1-12

Descansará sobre ellos vuestra paz.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares adonde pensaba ir él. Y les decía:

«La mies es abundante y los obreros pocos; rogad, pues, al dueño de la mies que envíe obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os envío como corderos en medio de lobos. No llevéis bolsa, ni alforja, ni sandalias; y no saludéis a nadie por el camino.

Cuando entréis en una casa, decid primero: Paz a esta casa. Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros.

Quedaos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa en casa.

Si entráis en una ciudad y os reciben, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya en ella, y decidles: El reino de Dios ha llegado a vosotros.

Pero si entráis en una ciudad y no os reciben, saliendo a sus plazas, decid: Hasta el polvo de vuestra ciudad, que se nos ha pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que el reino de Dios ha llegado.

Os digo que aquel día será más llevadero para Sodoma que para esa ciudad».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Bar 1, 15-22

Hemos pecado contra el Señor desoyendo sus palabras.

Lectura del libro de Baruc.

«CONFESAMOS que el Señor, nuestro Dios, es justo.

Nosotros, en cambio, sentimos en este día la vergüenza de la culpa. Nosotros, hombres de Judá, vecinos de Jerusalén, nuestros reyes y gobernantes, nuestros sacerdotes y profetas, lo mismo que nuestros antepasados, hemos pecado contra el Señor desoyendo sus palabras. Hemos desobedecido al Señor nuestro Dios, pues no cumplimos los mandatos que él nos había propuesto.

Desde el día en que el Señor sacó a nuestros padres de Egipto hasta hoy, no hemos hecho caso al Señor nuestro Dios y nos hemos negado a obedecerlo.

Por eso nos han sucedido ahora estas desgracias y nos ha alcanzado la maldición con la que el Señor conminó a Moisés cuando sacó a nuestros padres de Egipto para darnos una tierra que mana leche y miel.

No obedecimos al Señor cuando nos hablaba por medio de sus enviados los profetas; todos seguimos nuestros malos deseos sirviendo a otros dioses ajenos y haciendo lo que reprueba el Señor nuestro Dios».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 78, 1-2. 3-5. 8. 9. (R.: 9)

R. Por el honor de tu nombre, Señor, líbranos.

V. Dios mío, los gentiles han entrado en tu heredad,
han profanado tu santo templo,
han reducido Jerusalén a ruinas.
Echaron los cadáveres de tus siervos
en pasto a las aves del cielo,
y la carne de tus fieles
a las fieras de la tierra. R.

V. Derramaron su sangre como agua
en torno a Jerusalén,
y nadie la enterraba.
Fuimos el escarnio de nuestros vecinos,
la irrisión y la burla de los que nos rodean.
¿Hasta cuándo, Señor?
¿Vas a estar siempre enojado?
¿Arderá como fuego tu cólera? R.

V. No recuerdes contra nosotros
las culpas de nuestros padres;
que tu compasión nos alcance pronto,
pues estamos agotados. R.

V. Socórrenos, Dios, salvador nuestro,
por el honor de tu nombre;
líbranos y perdona nuestros pecados
a causa de tu nombre. R.


Aleluya

Cf. Sal 94, 8a. 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.


EVANGELIO

Lc 10, 13-16

Quien me rechaza a mí rechaza al que me ha enviado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús:

«¡Ay de ti, Corozaín; ay de ti, Betsaida! Pues si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, vestidos de sayal y sentados en la ceniza. Por eso el juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo.

Quien a vosotros escucha, a mí me escucha; quien a vosotros rechaza, a mí me rechaza; y quien me rechaza a mí, rechaza al que me ha enviado».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Bar 4, 5-12. 27-29

El mismo que os mandó las desgracias os mandará el gozo.

Lectura del libro de Baruc.

«¡ÁNIMO, pueblo mío,
que llevas el nombre de Israel!

Os vendieron a naciones extranjeras,
pero no para ser aniquilados.

Por la cólera de Dios contra vosotros,
os entregaron en poder del enemigo,
porque irritasteis a vuestro Creador,
sacrificando a demonios, no a Dios;
os olvidasteis del Señor eterno,
del Señor que os había alimentado,
y afligisteis a Jerusalén que os criaba.

Cuando ella vio que el castigo
de Dios se avecinaba, dijo:

Escuchad, habitantes de Sión,
Dios me ha cubierto de aflicción.
He visto que el Eterno ha mandado
cautivos a mis hijos y a mis hijas;
los había criado con alegría,
los despedí con lágrimas de pena.

Que nadie se alegre cuando vea
a esta viuda abandonada de todos.
Si ahora me encuentro desierta,
es por los pecados de mis hijos,
que se apartaron de la ley de Dios.

¡Ánimo, hijos! Gritad a Dios,
os castigó pero se acordará de vosotros.
Si un día os empeñasteis en alejaros de Dios,
volveos a buscarlo con redoblado empeño.

El mismo que os mandó las desgracias
os mandará el gozo eterno de vuestra salvación».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 68, 33-35. 36-37. (R.: 34)

R. El Señor escucha a sus pobres.

V. Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos.
Alábenlo el cielo y la tierra,
las aguas y cuanto bulle en ellas. R.

V. Dios salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Lc 10, 17-24

Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, los setenta y dos volvieron con alegría diciendo:

«Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre».

Jesús les dijo:

«Estaba viendo a Satanás caer del cielo como un rayo. Mirad: os he dado el poder de pisotear serpientes y escorpiones y todo poder del enemigo, y nada os hará daño alguno. Sin embargo, no estéis alegres porque se os someten los espíritus; estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo».

En aquella hora, se llenó de alegría en el Espíritu Santo y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos, y las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, porque así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre; ni quién es el Padre sino el Hijo y aquel a quien el Hijo se lo quiere revelar».

Y, volviéndose a sus discípulos, les dijo aparte:

«¡Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis! Porque os digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que vosotros veis, y no lo vieron; y oír lo que vosotros oís, y no lo oyeron».


Palabra del Señor.




SEMANA XXVII (Año Impar)

LUNES DE LA XXVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jon 1, 1 – 2, 1. 11

Jonás se puso en marcha para huir lejos del Señor.

Comienzo de la profecía de Jonás.

EL Señor dirigió su palabra a Jonás, hijo de Amitai, en estos términos:

«Ponte en marcha, ve a Nínive, la gran ciudad, y llévale este mensaje contra ella, pues me he enterado de sus crímenes».

Jonás se puso en marcha para huir a Tarsis, lejos del Señor. Bajó a Jafa y encontró un barco que iba a Tarsis; pagó el pasaje y embarcó para ir con ellos a Tarsis, lejos del Señor.

Pero el Señor envió un viento recio y una fuerte tormenta en el mar, y el barco amenazaba con romperse.

Los marineros se atemorizaron y se pusieron a rezar, cada uno a su dios. Después echaron al mar los objetos que había en el barco, para aliviar la carga. Jonás bajó al fondo de la nave y se quedó allí dormido.

El capitán se le acercó y le dijo:

«¿Qué haces durmiendo? Levántate y reza a tu Dios; quizá se ocupe ese Dios de nosotros y no muramos».

Se dijeron unos a otros:

«Echemos suertes para saber quién es el culpable de que nos haya caído esta desgracia».

Echaron suertes y le tocó a Jonás.

Entonces le dijeron:

«Dinos quién tiene la culpa de esta desgracia que nos ha sobrevenido, de qué se trata, de dónde vienes, cuál es tu país y de qué pueblo eres».

Jonás les respondió:

«Soy hebreo; adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme».

Muchos de aquellos hombres se asustaron y le preguntaron:

«¿Por qué has hecho eso?».

Pues se enteraron por el propio Jonás de que iba huyendo del Señor.

Después le dijeron:

«¿Qué vamos hacer contigo para que se calme el mar?».

Pues la tormenta arreciaba por momentos.

Jonás les respondió:

«Agarradme, echadme al mar y se calmará. Bien sé que soy el culpable de que os haya sobrevenido esta tormenta».

Aquellos hombres intentaron remar hasta tierra firme, pero no lo consiguieron, pues la tormenta arreciaba. Entonces rezaron así al Señor:

«¡Señor!, no nos hagas desaparecer por culpa de este hombre; no nos imputes sangre inocente, pues tú, Señor, actúas como te gusta».

Después agarraron a Jonás y lo echaron al mar. Y el mar se calmó.

Tras ver lo ocurrido, aquellos hombres temieron profundamente al Señor, le ofrecieron un sacrificio y le hicieron votos.

El Señor envió un gran pez para que se tragase a Jonás, y allí estuvo Jonás, en el vientre del pez, durante tres días con sus tres noches.

El Señor dio orden al pez, y vomitó a Jonás en tierra firme.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Jon 2, 3. 4. 5. 8. (R.: 7de)

R. Tú, Señor, me sacaste vivo de la fosa.

V. Invoque al Señor en mi desgracia y me escuchó;
desde lo hondo del Abismo pedí auxilio,
y escuchaste mi llamada. R.

V. Me arrojaste a las profundidades de alta mar,
las corrientes me rodeaban,
todas tus olas y oleajes se echaron sobre mí. R.

V. Me dije: «Expulsado de tu presencia,
¿cuándo volveré a contemplar tu santa morada?». R.

V. Cuando ya desfallecía mi ánimo,
me acordé del Señor;
y mi oración llegó hasta ti,
hasta tu santa morada. R.


Aleluya

Jn 13, 34

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—,
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.


EVANGELIO

Lc 10, 25-37

¿Quién es mi prójimo?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, se levantó un maestro de la Ley y preguntó a Jesús para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?».

Él le dijo:

«¿Qué está escrito en la Ley? ¿Qué lees en ella?».

Él respondió:

«Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma y con toda tu fuerza y con toda tu mente. Y a tu prójimo como a ti mismo».

Él le dijo:

«Has respondido correctamente. Haz esto y tendrás la vida».

Pero el maestro de la Ley, queriendo justificarse, dijo a Jesús:

«¿Y quién es mi prójimo?».

Respondió Jesús diciendo:

«Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, cayó en manos de unos bandidos, que lo desnudaron, lo molieron a palos y se marcharon, dejándolo medio muerto. Por casualidad, un sacerdote bajaba por aquel camino y, al verlo, dio un rodeo y pasó de largo. Y lo mismo hizo un levita que llegó a aquel sitio: al verlo dio un rodeo y pasó de largo.

Pero un samaritano que iba de viaje, llegó adonde estaba él y, al verlo, se compadeció, y acercándose, le vendó las heridas, echándoles aceite y vino, y, montándolo en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo:

Cuida de él, y lo que gastes de más yo te lo pagaré cuando vuelva.

¿Cuál de estos tres te parece que ha sido prójimo del que cayó en manos de los bandidos?».

Él contestó:

«El que practicó la misericordia con él».

Jesús le dijo:

«Anda, y haz tú lo mismo».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jon 3, 1-10

Los ninivitas habían abandonado el mal camino y se arrepintió Dios.

Lectura de la profecía de Jonás.

EL Señor dirigió la palabra por segunda vez a Jonás. Le dijo así:

«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive, allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».

Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa; hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:

«Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada».

Los ninivitas creyeron en Dios; proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.

La noticia llegó a oídos del rey de Nínive, que se levantó del trono, se despojó del manto real, se cubrió con rudo sayal y se sentó sobre el polvo. Después ordenó proclamar en Nínive este anuncio de parte del rey y de sus ministros:

«Que hombres y animales, ganado mayor y menor no coman nada; que no pasten ni beban agua. Que hombres y animales se cubran con rudo sayal e invoquen a Dios con ardor. Que cada cual se convierta de su mal camino y abandone la violencia. ¡Quién sabe si Dios cambiará y se compadecerá, se arrepentirá de su violenta ira y no nos destruirá!».

Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 129, 1-2. 3-4. (R.: 3a)

R. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?

V. Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

V. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.

V. Porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos. R.


Aleluya

Lc 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen R.


EVANGELIO

Lc 10, 38-42

Marta lo recibió en su casa. María ha escogido la parte mejor.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. Ésta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.

Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:

«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».

Respondiendo, le dijo el Señor:

«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; sólo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jon 4, 1-11

Tú te compadeces del ricino, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad?

Lectura de la profecía de Jonás.

JONÁS se disgustó y se indignó profundamente. Y rezó al Señor en estos términos:

«¿No lo decía yo, Señor, cuando estaba en mi tierra? Por eso intenté escapar a Tarsis, pues bien sé que eres un Dios bondadoso, compasivo, paciente y misericordioso, que te arrepientes del mal. Así que, Señor, toma mi vida, pues vale más morir que vivir».

Dios le contestó:

«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande?».

Salió Jonás de la ciudad, y se instaló al oriente. Armó una choza y se quedó allí, a la sombra, hasta ver qué pasaba con la ciudad.

Dios hizo que una planta de ricino surgiera por encima de Jonás, para darle sombra a su cabeza y librarlo de su disgusto. Jonás se alegró y se animó mucho con el ricino.

Pero Dios hizo que, al día siguiente, al rayar el alba, un gusano, atacase al ricino, que se secó.

Cuando salió el sol, hizo Dios que soplase un recio viento solano; el sol pegaba en la cabeza de Jonás, que desfallecía y se deseaba la muerte:

«Más vale morir que vivir», decía.

Dios dijo entonces a Jonás:

«¿Por qué tienes ese disgusto tan grande por lo del ricino?».

Él contestó:

«Lo tengo con toda razón. Y es un disgusto de muerte».

Dios repuso:

«Tú te compadeces del ricino, que ni cuidaste ni ayudaste a crecer, que en una noche surgió y en otra desapareció, ¿y no me he de compadecer yo de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas, que no distinguen la derecha de la izquierda, y muchísimos animales?».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 85, 3-4. 5-6. 9-10. (R.: 15c)

R. Tú, Señor, eres lento a la cólera y rico en piedad.

V. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R.

V. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R.

V. Todos los pueblos vendrán
a postrarse en tu presencia, Señor;
bendecirán tu nombre:
«Grande eres tú, y haces maravillas;
tú eres el único Dios». R.


Aleluya

Rom 8, 15bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción,
en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». R.


EVANGELIO

Lc 11, 1-4

Señor, enséñanos a orar.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UNA vez que estaba Jesús orando en cierto lugar, cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo:

«Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos».

Él les dijo:

«Cuando oréis decid: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu reino, danos cada día nuestro pan cotidiano, perdónanos nuestros pecados, porque también nosotros perdonamos a todo el que nos debe, y no nos dejes caer en tentación».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Mal 3, 13-20a

He aquí que llega el día, ardiente como un horno.

Lectura de la profecía de Malaquías.

LEVANTÁIS la voz contra mí, —dice el Señor—.

Decís: «¿En qué levantamos la voz contra ti?».

En que decís:

«Pura nada, el temor debido al Señor. ¿Qué sacamos con guardar sus mandatos, haciendo duelo ante el Señor del universo? Al contrario, los orgullosos son los afortunados; prosperan los malhechores, tientan a Dios y salen airosos».

Los hombres que temen al Señor se pusieron a comentar esto entre sí. El Señor atendió y escuchó, y se escribió un libro memorial, en su presencia, en favor de los hombres que temen al Señor.

Ese día que estoy preparando, —dice el Señor— del universo, volverán a ser propiedad mía; me compadeceré de ellos como se compadece el hombre de su hijo que lo honra. Volveréis a ver la diferencia entre el justo y el malhechor, entre el que sirve a Dios y el que no lo sirve.

He aquí que llega el día, ardiente como un horno, en el que todos los orgullosos y malhechores serán como paja; los consumirá el día que está llegando, —dice el Señor— del universo, y no les dejará ni copa ni raíz.

Pero a vosotros, los que teméis mi nombre, os iluminará un sol de justicia y hallaréis salud a su sombra; saldréis y brincaréis como terneros que salen del establo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 1, 1-2a. 3. 4 y 6. (R.: Sal 39, 5ab)

R. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.

V. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor. R.

V. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

V. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento,
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.


Aleluya

Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.


EVANGELIO

Lc 11, 5-13

Pedid y se os dará.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

«Suponed que alguno de vosotros tiene un amigo, y viene durante la medianoche y le dice:

“Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle”; y, desde dentro, aquél le responde:

“No me molestes; la puerta ya está cerrada; mis niños y yo estamos acostados; no puedo levantarme para dártelos”; os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por su importunidad se levantará y le dará cuanto necesite.

Pues yo os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque todo el que pide recibe, y el que busca halla, y al que llama se le abre.

¿Qué padre entre vosotros, si su hijo le pide un pez, le dará una serpiente en lugar del pez? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?

Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que le piden?».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jl 1, 13-15; 2, 1-2

El Día del Señor, día de oscuridad y negrura.

Lectura de la profecía de Joel.

VESTÍOS de luto,
haced duelo, sacerdotes,
gritad, servidores del altar.

Venid y pasad la noche
en sacos, servidores de Dios,
pues no hay en el templo de vuestro Dios
ofrenda y libación.

Proclamad un ayuno santo,
convocad la asamblea,
reunid a los jefes, a todos los habitantes del país
en la casa de vuestro Dios y llamad a gritos al Señor.

¡Ay del día!
Se acerca el Día del Señor,
llega como ruina arrolladora.

Tocad la trompeta en Sión,
gritad en mi monte santo,
se estremecen todos los habitantes del país,
pues llega el Día del Señor.
Sí, se acerca,
día de oscuridad y negrura,
día de niebla y oscuridad,
como el alba, sobre los montes,
avanza un gentío innumerable,
poderoso como nunca lo hubo
ni lo habrá tras él por generaciones.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 9, 2-3. 6 y 16. 8-9. (R.: 9b)

R. El Señor juzgará el orbe con justicia.

V. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo,
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R.

V. Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido.
Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron. R.

V. Dios está sentado por siempre
en el trono que ha colocado para juzgar.
El juzgará el orbe con justicia
y regirá las naciones con rectitud. R.


Aleluya

Jn 12, 31b-32

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Ahora el príncipe de este mundo
va a ser echado fuera —dice el Señor— .
Y cuando yo sea elevado sobre la tierra,
atraeré a todos hacia mí. R.


EVANGELIO

Lc 11, 15-26

Si yo echo los demonios con el dedo de Dios, es que el Reino de Dios ha llegado a vosotros.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, habiendo expulsado Jesús a un demonio, algunos de entre la multitud dijeron:

«Por arte de Belzebú, el príncipe de los demonios, echa los demonios».

Otros, para ponerlo a prueba, le pedían un signo del cielo. Él, conociendo sus pensamientos, les dijo:

«Todo reino dividido contra sí mismo va a la ruina y cae casa sobre casa. Si, pues, también Satanás se ha dividido contra sí mismo, ¿cómo se mantendrá su reino? Pues vosotros decís que yo echo los demonios con el poder de Belzebú.

Pero, si yo echo los demonios con el poder de Belzebú, vuestros hijos, ¿por arte de quién los echan? Por eso, ellos mismos serán vuestros jueces. Pero, si yo echo los demonios con el dedo de Dios, entonces es que el reino de Dios ha llegado a vosotros.

Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros, pero, cuando otro más fuerte lo asalta y lo vence, le quita las armas de que se fiaba y reparte su botín.

El que no está conmigo está contra mí; el que no recoge conmigo desparrama.

Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, da vueltas por lugares áridos, buscando un sitio para descansar, y, al no encontrarlo, dice: Volveré a mi casa de donde salí. Al volver se la encuentra barrida y arreglada. Entonces va y toma otros siete espíritus peores que él, y se mete a vivir allí. Y el final de aquel hombre resulta peor que el principio».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jl 4, 12-21

Echad la hoz, pues la mies está madura.

Lectura de la profecía de Joel.

ESTO —dice el Señor—:

Que se movilicen y suban las naciones
al valle de Josafat,
pues allá voy a plantar mi trono
para juzgar a todos los pueblos de alrededor.

Echad la hoz,
pues la mies está madura;
venid a pisar la uva,
que el lagar está repleto
y las cubas rebosan.
¡Tan enorme es su maldad!

¡Muchedumbres, muchedumbres
en el valle de Josafat!
Pues se acerca el Día del Señor
en el valle de la Decisión.

Se oscurecerán el sol y la luna,
y las estrellas perderán su brillo.

El Señor ruge en Sión
y da voces en Jerusalén;
temblarán cielos y tierra.
Pero el Señor es abrigo para su pueblo,
refugio para los hijos de Israel.

Sabréis que yo soy el Señor,
vuestro Dios que vive en Sión,
mi santo monte.

Jerusalén será santa
y los extranjeros no pasarán más por ella.

Aquel día
las montañas chorrearán vino nuevo,
las colinas rezumarán leche
y todos los torrentes de Judá
bajarán rebosantes.
Y brotará una fuente de la casa del Señor
que regará el valle de Sitín.

Egipto será una desolación
y Edón un desierto solitario,
por la violencia ejercida contra Judá,
cuya sangre inocente derramaron en su país.

Judá será habitada para siempre
y Jerusalén de generación en generación.

Vengaré su sangre, no quedará impune.
El Señor vive en Sión.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 96, 1-2. 5-6. 11-12. (R.: 12a)

R. Alegraos, justos, con el Señor.

V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.

V. Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

V. Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R.


Aleluya

Lc 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
y la cumplen. R.


EVANGELIO

Lc 11, 27-28

¡Bienaventurado el vientre que te llevó! Mejor, ¡bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios!

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, mientras Jesús hablaba a la gente, una mujer de entre el gentío, levantando la voz, le dijo:

«Bienaventurado el vientre que te llevó y los pechos que te criaron».

Pero él dijo:

«Mejor, bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen».


Palabra del Señor.




SEMANA XXVIII (Año Impar)

LUNES DE LA XXVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 1, 1-7

Por Cristo hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles.

Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

PABLO, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para el Evangelio de Dios, que fue prometido por sus profetas en las Escrituras Santas y se refiere a su Hijo, nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espíritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo nuestro Señor.

Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os encontráis también vosotros, llamados de Jesucristo.

A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre, y del Señor Jesucristo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. (R.: 2a)

R. El Señor da a conocer su salvación.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

V. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.


Aleluya

Cf. Sal 94, 8a. 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.


EVANGELIO

Lc 11, 29-32

A esta generación no se le dará más signo que el signo de Jonás.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, la gente se apiñaba alrededor de Jesús, y él se puso a decirles:

«Esta generación es una generación perversa. Pide un signo, pero no se le dará más signo que el signo de Jonás. Pues como Jonás fue un signo para los habitantes de Nínive, lo mismo será el Hijo del hombre para esta generación.

La reina del Sur se levantará en el juicio contra los hombres de esta generación y hará que los condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón.

Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 1, 16-25

Habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

No me avergüenzo del Evangelio, que es fuerza de Dios para la salvación de todo el que cree, primero del judío, y también del griego. Porque en él se revela la justicia de Dios de fe en fe, como está escrito: «El justo por la fe vivirá».

La ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres, que tienen la verdad prisionera de la injusticia. Porque lo que de Dios puede conocerse les resulta manifiesto, pues Dios mismo se lo manifestó.

Pues lo invisible de Dios, su eterno poder y su divinidad, son perceptibles para la inteligencia a partir de la creación del mundo a través de sus obras; de modo que son inexcusables, pues, habiendo conocido a Dios, no lo glorificaron como Dios, ni le dieron gracias; todo lo contrario, se ofuscaron en sus razonamientos, de tal modo que su corazón insensato quedó envuelto en tinieblas. Alardeando de sabios, resultaron ser necios y cambiaron la gloria del Dios inmortal por imágenes del hombre mortal, de pájaros, cuadrúpedos y reptiles.

Por lo cual Dios los entregó a las apetencias de su corazón, a una impureza tal que degradaron sus propios cuerpos; es decir, cambiaron la verdad de Dios por la mentira, adorando y dando culto a la criatura y no al Creador, el cual es bendito por siempre. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 18, 2-3. 4-5. (R.: 2a)

R. El cielo proclama la gloria de Dios.

V. El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R.

V. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.


Aleluya

Heb 4, 12ad

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.


EVANGELIO

Lc 11, 37-41

Dad limosna, y lo tendréis limpio todo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, cuando Jesús terminó de hablar, un fariseo le rogó que fuese a comer con él. Él entró y se puso a la mesa.

Como el fariseo se sorprendió al ver que no se lavaba las manos antes de comer, el Señor le dijo:

«Vosotros, los fariseos, limpiáis por fuera la copa y el plato, pero por dentro rebosáis de rapiña y maldad. ¡Necios! El que hizo lo de fuera, ¿no hizo también lo de dentro? Con todo, dad limosna de lo que hay dentro, y lo tendréis limpio todo».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 2, 1-11

Pagará a cada uno según sus obras, primero al judío, pero también al griego.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

TÚ que te eriges en juez, sea quien seas, no tienes excusa, pues, al juzgar a otro, a ti mismo te condenas, porque haces las mismas cosas, tú que juzgas.

Sabemos que el juicio de Dios contra los que hacen estas cosas es según verdad. ¿Piensas acaso, tú que juzgas a los que hacen estas cosas pero actúas del mismo modo, que vas a escapar del juicio divino? ¿O es que desprecias el tesoro de su bondad, tolerancia y paciencia, al no reconocer que la bondad de Dios te lleva a la conversión?

Con tu corazón duro e impenitente te estás acumulando cólera para el día de la ira, en que se revelará el justo juicio de Dios, el cual pagará a cada uno según sus obras: vida eterna a quienes, perseverando en el bien, buscan gloria, honor e incorrupción; ira y cólera a los porfiados que se rebelan contra la verdad y se rinden a la injusticia. Tribulación y angustia sobre todo ser humano que haga el mal, primero sobre el judío, pero también sobre el griego; gloria, honor y paz para todo el que haga el bien, primero para el judío, pero también para el griego; porque en Dios no hay acepción de personas.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 61, 2-3. 6-7. 9. (R.: cf. 13bc)

R. El Señor paga a cada uno según sus obras.

V. Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.

V. Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.

V. Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón:
Dios es nuestro refugio. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Lc 11, 42-46

¡Ay de vosotros, fariseos! ¡Ay de vosotros también, maestros de la ley!

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo el Señor:

«¡Ay de vosotros, fariseos, que pagáis el diezmo de la hierbabuena, de la ruda y de toda clase de hortalizas, mientras pasáis por alto el derecho y el amor de Dios! Esto es lo que había que practicar, sin descuidar aquello.

¡Ay de vosotros, fariseos, que os encantan los asientos de honor en las sinagogas y los saludos en las plazas! ¡Ay de vosotros, que sois como tumbas no señaladas, que la gente pisa sin saberlo!».

Le replicó un maestro de la ley:

«Maestro, diciendo eso nos ofendes también a nosotros».

Y él dijo:

«¡Ay de vosotros también, maestros de la ley, que cargáis a los hombres cargas insoportables, mientras vosotros no tocáis las cargas ni con uno de vuestros dedos!».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 3, 21-30a

El hombre es justificado por la fe, sin obras de la Ley.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Ahora, sin la ley se ha manifestado la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los Profetas; justicia de Dios por la fe en Jesucristo para todos los que creen.

Pues no hay distinción, ya que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús.

Dios lo constituyó medio de propiciación mediante la fe en su sangre, para mostrar su justicia pasando por alto los pecados del pasado en el tiempo de la paciencia de Dios; actuó así para mostrar su justicia en este tiempo, a fin de manifestar que era justo y que justifica al que tiene fe en Jesús.

Y ahora, ¿dónde está la gloria? Queda eliminada. ¿En virtud de qué ley? ¿De la ley de las obras? No, sino en virtud de la ley de la fe.

Pues sostenemos que el hombre es justificado por la fe, sin obras de la Ley.

¿Acaso Dios lo es sólo de los judíos? ¿No lo es también de los gentiles? También lo es de los gentiles, si es verdad que no hay más que un Dios.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 129, 1-2. 3-4. 5. (R.: 7cd)

R. Del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa.

V. Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica. R.

V. Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto. R.

V. Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.
Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora. R.


Aleluya

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre sino por mí. R.


EVANGELIO

Lc 11, 47-54

Se pedirá cuenta de la sangre de los profetas, desde la sangre de Abel hasta la de Zacarías.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo el Señor:

«¡Ay de vosotros, que edificáis mausoleos a los profetas, a quienes mataron vuestros padres!

Así sois testigos de lo que hicieron vuestros padres, y lo aprobáis; porque ellos los mataron, y vosotros les edificáis mausoleos.

Por eso dijo la Sabiduría de Dios: “Les enviaré profetas y apóstoles; a algunos de ellos los matarán y perseguirán”; y así, a esta generación se le pedirá cuenta de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo; desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, que pereció entre el altar y el santuario.

Sí, os digo: se le pedirá cuenta a esta generación.

¡Ay de vosotros, maestros de la Ley, que os habéis apoderado de la llave de la ciencia: vosotros, no habéis entrado y a los que intentaban entrar se lo habéis impedido!».

Al salir de allí, los escribas y fariseos empezaron a acosarlo implacablemente y a tirarle de la lengua con muchas preguntas capciosas, tendiéndole trampas para cazarlo con alguna palabra de su boca.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 4, 1-8

Abrahán creyó a Dios, y le fue contado como justicia.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

¿Qué diremos que obtuvo Abrahán, nuestro padre según la carne?

Si Abrahán fue justificado en virtud de las obras, tiene un timbre de gloria, pero no delante de Dios; pues, ¿qué dice la Escritura?

«Abrahán creyó a Dios, y le fue contado como justicia».

A alguien que trabaja, el jornal no se le cuenta como gracia, sino como algo debido; en cambio, a alguien que no trabaja, sino que cree en el que justifica al impío, la fe se le cuenta como justicia.

Del mismo modo, también David proclama la bienaventuranza de aquel a quien Dios le cuenta la justicia independientemente de las obras.

«Bienaventurados aquellos a quienes se les perdonaron sus maldades y les sepultaron sus delitos; bienaventurado aquel a quien el Señor no le ha contado el pecado».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 31, 1-2- 5. 11. (R.: 7ac)

R. Tú eres mi refugio,
me rodeas de cantos de liberación.

V. Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño. R.

V. Habla pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mí culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

V. Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo los de corazón sincero. R.


Aleluya

Sal 32, 22

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.


EVANGELIO

Lc 12, 1-7

Hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, miles y miles de personas se agolpaban. Jesús empezó a hablar, dirigiéndose primero a sus discípulos:

«Cuidado con la levadura de los fariseos, que es la hipocresía, pues nada hay cubierto que no llegue a descubrirse, ni nada escondido que no llegue a saberse.

Por eso, lo que digáis en la oscuridad será oído a plena luz, y lo que digáis al oído en las recámaras se pregonará desde la azotea.

A vosotros os digo, amigos míos: no tengáis miedo a los que matan el cuerpo, y después de esto no pueden hacer más.

Os voy a enseñar a quién tenéis que temer: temed al que, después de la muerte, tiene poder para arrojar a la gehenna. A ése tenéis que temer, os lo digo yo.

¿No se venden cinco pájaros por dos céntimos? Pues ni de uno solo de ellos se olvida Dios.

Más aún, hasta los cabellos de vuestra cabeza están contados. No tengáis miedo: valéis más que muchos pájaros».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 4, 13, 16-18

Apoyado en la esperanza, creyó, contra toda esperanza.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

No por la Ley sino por la justicia de la fe recibieron Abrahán y su descendencia la promesa de que iba a ser heredero del mundo.

Por eso depende de la fe, para que sea según gracia; de este modo, la promesa está asegurada para toda la descendencia, no solamente para la que procede de la ley, sino también para la que procede de la fe de Abrahán, que es padre de todos nosotros. Según está escrito: «Te he constituido padre de muchos pueblos»; la promesa está asegurada ante aquel en quien creyó, el Dios que da vida a los muertos y llama a la existencia lo que no existe.

Apoyado en la esperanza, creyó contra toda esperanza que llegaría a ser padre de muchos pueblos, de acuerdo con lo que se le había dicho: «Así será tu descendencia».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 6-7, 8-9, 42-43. (R.: 8a)

R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

V. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

V. Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

V. Porque se acordaba de la palabra sagrada
que había dado a su siervo Abrahán.
Sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. R.


Aleluya

Jn 15, 26b. 27a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Espíritu de la verdad dará testimonio de mí —dice el Señor—;
y vosotros daréis testimonio. R.


EVANGELIO

Lc 12, 8-12

Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, así tendrás un tesoro en el cielo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Os digo, pues: Todo aquel que se declare por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre se declarará por él ante los ángeles de Dios, pero si uno me niega ante los hombres, será negado ante los ángeles de Dios.

Todo el que diga una palabra contra el Hijo del hombre podrá ser perdonado, pero al que blasfeme contra el Espíritu Santo no se le perdonará.

Cuando os conduzcan a las sinagogas, ante los magistrados y las autoridades, no os preocupéis de cómo o con qué razones os defenderéis o de lo que vais a decir, porque el Espíritu Santo os enseñará en aquel momento lo que tenéis que decir».


Palabra del Señor.




SEMANA XXIX (Año Impar)

LUNES DE LA XXIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 4, 20-25

Está escrito por nosotros, a quienes se nos contará: nosotros, los que creemos en él.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Abrahán, ante la promesa divina no cedió a la incredulidad, sino que se fortaleció en la fe, dando gloria a Dios, pues estaba persuadido de que Dios es capaz de hacer lo que promete; por lo cual le fue contado como justicia.

Pero que «le fue contado» no está escrito sólo por él; también está escrito por nosotros, a quienes se nos contará: nosotros los que creemos en el que resucitó de entre los muertos a Jesucristo nuestro Señor, el cual fue entregado por nuestros pecados y resucitó para nuestra justificación.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Lc 1, 69-70. 71-72. 73-75. (R.: 68)

R. Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado a su pueblo.

V. Suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. R.

V. Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza. R.

V. Y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán
para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días R.


Aleluya

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los pobres de espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Lc 12, 13-21

¿De quién será lo que has preparado?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo uno de entre la gente a Jesús:

«Maestro, dile a mi hermano que reparta conmigo la herencia».

Él le dijo:

«Hombre, ¿quién me ha constituido juez o árbitro entre vosotros?».

Y les dijo:

«Mirad: guardaos de toda clase de codicia. Pues, aunque uno ande sobrado, su vida no depende de sus bienes».

Y les propuso una parábola:

«Las tierras de un hombre rico produjeron una gran cosecha. Y empezó a echar cálculos, diciéndose:

“¿Qué haré? No tengo donde almacenar la cosecha”.

Y se dijo:

“Haré lo siguiente: derribaré los graneros y construiré otros más grandes, y almacenaré allí todo el trigo y mis bienes. Y entonces me diré a mí mismo: alma mía, tienes bienes almacenados para muchos años; descansa, come, bebe, banquetea alegremente”.

Pero Dios le dijo:

“Necio, esta noche te van a reclamar el alma, y ¿de quién será lo que has preparado?”.

Así será el que atesora para sí y no es rico ante Dios».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 5, 12. 15b. 17-19. 20b-21

Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado, con cuánta más razón reinarán en la vida.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Lo mismo que por un hombre entró el pecado en el mundo, y por el pecado la muerte, y así la muerte se propagó a todos los hombres, porque todos pecaron.

Si por el delito de uno solo murieron todos, con mayor razón la gracia de Dios y el don otorgado en virtud de un hombre, Jesucristo, se han desbordado sobre todos.

Si por el delito de uno solo la muerte inauguró su reinado a través de uno solo, con cuánta más razón los que reciben a raudales el don gratuito de la justificación reinarán en la vida gracias a uno solo, Jesucristo.

En resumen, lo mismo que por un solo delito resultó condena para todos, así también por un acto de justicia resultó justificación y vida para todos.

Pues, así como por la desobediencia de un solo hombre, todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo, todos serán constituidos justos.

Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que, lo mismo que reinó el pecado a través de la muerte, así también reinara la gracia por la justicia para la vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 39, 7-8a. 8b-9. 10. 17. (R.: 8ac)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

V. «—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R.

V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R.

V. Alégrense y gocen contigo
todos los que te buscan;
digan siempre: «Grande es el Señor»,
los que desean tu salvación. R.


Aleluya

Rom 8, 15bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios —dice el Señor—;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Lc 12, 35-38

Bienaventurados los criados a quienes el señor, al llegar los encuentre en vela.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Tened ceñida vuestra cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los hombres que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame.

Bienaventurados aquellos criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; en verdad os digo que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y, acercándose, les irá sirviendo.

Y, si llega a la segunda vigilia o a la tercera y los encuentra así, bienaventurados ellos».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 6, 12-18

Ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Que el pecado no siga reinando en vuestro cuerpo mortal, sometiéndoos a sus deseos; no pongáis vuestros miembros al servicio del pecado, como instrumentos de injusticia; antes bien, ofreceos a Dios como quienes han vuelto a la vida desde la muerte, y poned vuestros miembros, al servicio de Dios, como instrumentos de la justicia.

Porque el pecado no ejercerá su dominio sobre vosotros: pues no estáis bajo ley, sino bajo gracia.

Entonces, ¿qué? ¿Pecaremos, puesto que no estamos bajo ley, sino bajo gracia? ¡En absoluto!

¿No sabéis que, cuando os ofrecéis a alguien como esclavos para obedecerle, os hacéis esclavos de aquel a quien obedecéis: bien del pecado, para la muerte, bien de la obediencia, para la justicia?

Pero gracias sean dadas a Dios, porque erais esclavos del pecado, mas habéis obedecido de corazón al modelo de doctrina al que fuisteis entregados; liberados del pecado, os habéis hecho esclavos de la justicia.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8. (R.: 8a)

R. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

V. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte —que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R.

V. Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes. R.

V. Hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador;
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.


Aleluya

Mt 24, 42a. 44

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos penséis
viene el Hijo del hombre. R.


EVANGELIO

Lc 12, 39-48

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, velaría y no le dejaría abrir un boquete en casa.

Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».

Pedro le dijo:

«Señor, ¿dices esta parábola por nosotros o por todos?».

El Señor dijo:

«¿Quién es el administrador fiel y prudente a quien el señor pondrá al frente de su servidumbre para que reparta la ración de alimento a sus horas?

Bienaventurado aquel criado a quien su señor, al llegar, lo encuentre portándose así. En verdad os digo que lo pondrá al frente de todos sus bienes.

Pero si aquel criado dijere para sus adentros: Mi señor tarda en llegar, y empieza a pegarles a los criados y criadas, a comer y beber y emborracharse, vendrá el señor de ese criado el día que no espera y a la hora que no sabe y lo castigará con rigor, y le hará compartir la suerte de los que no son fieles.

El criado que, conociendo la voluntad de su señor, no se prepara ni obra de acuerdo con su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, ha hecho algo digno de azotes, recibirá menos.

Al que mucho se le dio, mucho se le reclamará; al que mucho se le confió, más aún se le pedirá».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 6, 19-23

Ahora estáis liberados del pecado y hechos esclavos de Dios.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Hablo al modo humano, adaptándome a vuestra debilidad natural: lo mismo que antes ofrecisteis vuestros miembros a la impureza y a la maldad, como esclavos suyos, para que obrasen la maldad, ofreced ahora vuestros miembros a la justicia, como esclavos suyos para vuestra santificación.

Pues cuando erais esclavos del pecado, erais libres en lo que toca a la justicia. ¿Y qué frutos obteníais entonces? Cosas de las que ahora os avergonzáis, porque conducen a la muerte.

Ahora, en cambio, liberados del pecado y hechos esclavos de Dios, dais frutos para la santidad que conducen a la vida eterna.

Porque la paga del pecado es la muerte, mientras que el don de Dios es la vida eterna en Cristo Jesús, Señor nuestro.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 1, 1-2. 3. 4 y 6. (R.: Sal 40, 5ab)

R. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor.

V. Dichoso el hombre
que no sigue el consejo de los impíos,
ni entra por la senda de los pecadores,
ni se sienta en la reunión de los cínicos;
sino que su gozo es la ley del Señor,
y medita su ley día y noche. R.

V. Será como un árbol
plantado al borde de la acequia:
da fruto en su sazón
y no se marchitan sus hojas;
y cuanto emprende tiene buen fin. R.

V. No así los impíos, no así;
serán paja que arrebata el viento.
Porque el Señor protege el camino de los justos,
pero el camino de los impíos acaba mal. R.


Aleluya

Flp 3, 8-9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura
con tal de ganar a Cristo y ser hallado en él. R.


EVANGELIO

Lc 12, 49-53

No he venido a traer paz, sino división.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«He venido a prender fuego a la tierra, ¡y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla!

¿Pensáis que he venido a traer paz a la tierra? No, sino división. Desde ahora estarán divididos cinco en una casa: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra su nuera y la nuera contra la suegra».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 7, 18-24

¿Quién me librará de este cuerpo de muerte?

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Sé que lo bueno no habita en mí, es decir, en mi carne; en efecto, querer está a mi alcance, pero hacer lo bueno, no.

Pues no hago lo bueno que deseo, sino que obro lo malo que no deseo.

Y si lo que no deseo es precisamente lo que hago, no soy yo el que lo realiza, sino el pecado que habita en mí.

Así pues, descubro la siguiente ley: yo quiero hacer lo bueno, pero lo que está a mi alcance es hacer el mal.

En efecto, según el hombre interior, me complazco en la ley de Dios; pero percibo en mis miembros otra ley que lucha contra la ley de mi razón, y me hace prisionero de la ley del pecado que está en mis miembros.

¡Desgraciado de mí! ¿Quién me librará de este cuerpo de muerte? ¡Gracias a Dios, por Jesucristo nuestro Señor!


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 66. 68. 76. 77. 93. 94. (R.: 68b)

R. Instrúyeme, Señor, en tus decretos.

V. Enséñame la bondad, la prudencia y el conocimiento,
porque me fío de tus mandatos. R.

V. Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus decretos. R.

V. Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.

V. Cuando me alcance tu compasión, viviré,
y tu ley será mi delicia. R.

V. Jamás olvidaré tus mandatos,
pues con ellos me diste vida. R.

V. Soy tuyo, sálvame,
que yo consulto tus mandatos. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Lc 12, 54-59

Sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, decía Jesús a la gente:

«Cuando veis subir una nube por el poniente, decís en seguida: Va a caer un aguacero, y así sucede. Cuando sopla el sur, decís: Va a hacer bochorno, y sucede.

Hipócritas: sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, pues ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que es justo?

Por ello, mientras vas con tu adversario al magistrado, haz lo posible en el camino por llegar a un acuerdo con él, no sea que te lleve a la fuerza ante el juez y el juez te entregue al guardia y el guardia te meta en la cárcel.

Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues la última monedilla».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 8, 1-11

el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

No hay condena alguna para los que están en Cristo Jesús, pues la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús te ha librado de la ley del pecado y de la muerte.

Lo que era imposible a la ley, por cuanto que estaba debilitada a causa de la carne, lo ha hecho Dios: enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y en orden al pecado, condenó el pecado en la carne, para que la justa exigencia de la ley se cumpliera en nosotros, los que actuamos no de acuerdo con la carne, sino de acuerdo con el Espíritu.

Pues los que viven según la carne desean las cosas de la carne; en cambio, los que viven según el Espíritu, desean las cosas del Espíritu. El deseo de la carne es muerte; en cambio el deseo del Espíritu, vida y paz.

Por ello, el deseo de la carne es hostil a Dios, pues no se somete a la ley de Dios; ni puede someterse. Los que están en la carne no pueden agradar a Dios.

Pero vosotros no estáis en la carne, sino en el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios habita en vosotros; en cambio, si alguien no posee el Espíritu de Cristo no es de Cristo. Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo está muerto por el pecado, pero el espíritu vive por la justicia. Y si el Espíritu del que resucitó a Jesús de entre los muertos habita en vosotros, el que resucitó de entre los muertos a Cristo Jesús también dará vida a vuestros cuerpos mortales, por el mismo Espíritu que habita en vosotros.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 23, 1-2. 3. 4. 5-6 (R.: cf. 6)

R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

V. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos. R.

V. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos. R.

V. Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ésta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R.


Aleluya

Ez 33, 11

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No me complazco en la muerte del malvado —dice el Señor—,
sino en que se convierta y viva. R.


EVANGELIO

Lc 13, 1-9

Si no os convertís, todos pereceréis lo mismo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel momento se presentaron algunos a contar a Jesús lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de los sacrificios que ofrecían. Jesús respondió:

«¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que los demás galileos porque han padecido todo esto? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis lo mismo. O aquellos dieciocho sobre los que cayó la torre en Siloé y los mató, ¿pensáis que eran más culpables que los demás habitantes de Jerusalén? Os digo que no; y, si no os convertís, todos pereceréis de la misma manera».

Y les dijo esta parábola:

«Uno tenía una higuera plantada en su viña, y fue a buscar fruto en ella, y no lo encontró.

Dijo entonces al viñador:

Ya ves, tres años llevo viniendo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro. Córtala. ¿Para qué va a perjudicar el terreno?

Pero el viñador respondió:

Señor, déjala todavía este año y mientras tanto yo cavaré alrededor y le echaré estiércol, a ver si da fruto en adelante. Si no, la puedes cortar».


Palabra del Señor.




SEMANA XXX (Año Impar)

LUNES DE LA XXX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 8, 12-17

Habéis recibido un Espíritu de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!».

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Somos deudores, pero no de la carne para vivir según la carne. Pues si vivís según la carne, moriréis; pero si con el Espíritu dais muerte a las obras del cuerpo, viviréis.

Cuantos se dejan llevar por el Espíritu de Dios, ésos son hijos de Dios.

Pues no habéis recibido un espíritu de esclavitud, para recaer en el temor, sino que habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción, en el que clamamos: «¡Abba, Padre!».

Ese mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 67, 2 y 4. 6-7ab. 20-21. (R.: 21a)

R. Nuestro Dios es un Dios que salva.

V. Se levanta Dios, y se dispersan sus enemigos,
huyen de su presencia los que lo odian.
En cambio, los justos se alegran,
gozan en la presencia de Dios,
rebosando de alegría. R.

V. Padre de huérfanos, protector de viudas,
Dios vive en su santa morada.
Dios prepara casa a los desvalidos,
libera a los cautivos y los enriquece. R.

V. Bendito el Señor cada día,
Dios lleva nuestras cargas, es nuestra salvación.
Nuestro Dios es un Dios que salva,
el Señor Dios nos hace escapar de la muerte. R.


Aleluya

Cf. Jn 17, 17b. a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.


EVANGELIO

Lc 13, 10-17

A ésta, que es hija de Abrahán, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UN sábado, enseñaba Jesús en una sinagoga.

Había una mujer que desde hacía dieciocho años estaba enferma por causa de un espíritu, y estaba encorvada, sin poderse enderezar de ningún modo.

Al verla, Jesús la llamó y le dijo:

«Mujer, quedas libre de tu enfermedad».

Le impuso las manos, y en seguida se puso derecha. Y glorificaba a Dios.

Pero el jefe de la sinagoga, indignado porque Jesús había curado en sábado, se puso a decir a la gente:

«Hay seis días para trabajar; venid, pues, a que os curen en esos días y no en sábado».

Pero el Señor le respondió y dijo:

«Hipócritas: cualquiera de vosotros, ¿no desata en sábado su buey o su burro del pesebre y lo lleva a abrevar?

Y a ésta, que es hija de Abrahán, y que Satanás ha tenido atada dieciocho años, ¿no era necesario soltarla de tal ligadura en día de sábado?».

Al decir estas palabras, sus enemigos quedaron abochornados, y toda la gente se alegraba por todas las maravillas que hacía.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 8, 18-25

La creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Considero que los sufrimientos de ahora no se pueden comparar con la gloria que un día se nos manifestará. Porque la creación, expectante, está aguardando la manifestación de los hijos de Dios; en efecto, la creación fue sometida a la frustración, no por su voluntad, sino por aquel que la sometió, con la esperanza de que la creación misma sería liberada de la esclavitud de la corrupción, para entrar en la gloriosa libertad de los hijos de Dios.

Porque sabemos que hasta hoy toda la creación está gimiendo y sufre dolores de parto.

Y no sólo eso, sino que también nosotros, que poseemos las primicias del Espíritu, gemimos en nuestro interior, aguardando la adopción filial, la redención de nuestro cuerpo.

Pues hemos sido salvados en esperanza. Y una esperanza que se ve, no es esperanza; efectivamente, ¿cómo va a esperar uno algo que ve?

Pero si esperamos lo que no vemos, aguardamos con perseverancia.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 125, 1-2ab. 2cd-3. 4-5. 6. (R.: 3a)

R. El Señor ha estado grande con nosotros.

V. Cuando el Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares. R.

V. Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres. R.

V. Recoge, Señor, a nuestros cautivos
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares. R.

V. Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Lc 13, 18-21

El grano creció y se hizo un árbol.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, decía Jesús:

«¿A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé?

Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas».

Y dijo de nuevo:

¿A qué compararé el reino de Dios?

Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 8, 26-30

A los que aman a Dios todo les sirve para el bien.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

El Espíritu acude en ayuda de nuestra debilidad, pues nosotros no sabemos pedir como conviene; pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos inefables. Y el que escruta los corazones sabe cuál es el deseo del Espíritu, y que su intercesión por los santos es según Dios.

Por otra parte, sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio.

Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 12, 4-5. 6. (R.: 6a)

R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

V. Atiende y respóndeme, Señor, Dios mío;
da luz a mis ojos para que no me duerma en la muerte,
para que no diga mi enemigo: «Le he podido»,
ni se alegre mi adversario de mi fracaso. R.

V. Porque yo confío en tu misericordia:
mi alma gozará con tu salvación,
y cantaré al Señor por el bien que me ha hecho. R.


Aleluya

Cf 2Tes 2, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios nos llamó por medio del Evangelio
para que lleguemos a adquirir la gloria
de nuestro Señor Jesucristo. R.


EVANGELIO

Lc 13, 22-30

Vendrán de oriente y occidente, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús pasaba por ciudades y aldeas enseñando y se encaminaba hacia Jerusalén.

«Uno le preguntó:

«Señor, ¿son pocos los que se salvan?».

Él les dijo:

«Esforzaos en entrar por la puerta estrecha, pues os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo:

“Señor, ábrenos”;

pero él os dirá:

“No sé quiénes sois”.

Entonces comenzaréis a decir:

“Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas”.

Pero él os dirá:

“No sé de dónde sois. Alejaos de mí todos los que obráis la iniquidad”.

Allí será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, a Isaac y a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, pero vosotros os veáis arrojados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios.

Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 8, 31b-39

Ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no se reservó a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará todo con él? ¿Quién acusará a los elegidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién condenará? ¿Acaso Cristo Jesús, que murió, más todavía, resucitó y está a la derecha de Dios y que además intercede por nosotros? ¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada?; como está escrito:

«Por tu causa nos degüellan cada día, nos tratan como a ovejas de matanza».

Pero en todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 108, 21-22. 26-27. 30-31. (R.: 26b)

R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

V. Señor, Dueño mío,
trátame conforme a tu nombre,
líbrame por tu bondadoso amor.
Porque yo soy humilde y pobre,
y mi corazón ha sido traspasado. R.

V. ¡Ayúdame, Señor, Dios mío;
sálvame según tu misericordia!
Sepan que tu mano hizo esto,
que tú, Señor, lo hiciste. R.

V. Daré gracias al Señor a boca llena,
y en medio de la muchedumbre lo alabaré,
porque él se pone a la derecha del pobre,
para salvar su vida de los que lo condenan. R.


Aleluya

Lc 19, 38

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito el rey que viene en nombre del Señor;
paz en el cielo y gloria en las alturas. R.


EVANGELIO

Lc 13, 31-35

No cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

En aquella misma ocasión, se acercaron unos fariseos a decirle:

«Sal y marcha de aquí, porque Herodes quiere matarte».

Y les dijo:

«Id y decid a ese zorro: Mira, yo arrojo demonios y realizo curaciones hoy y mañana, y al tercer día mi obra quedará consumada.

Pero es necesario que camine hoy y mañana y pasado, porque no cabe que un profeta muera fuera de Jerusalén.

¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas y apedreas a los que se te envían!

Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como la gallina reúne a sus polluelos bajo las alas, y no habéis querido.

Mirad, vuestra casa va a ser abandonada.

Os digo que no me veréis hasta el día en que digáis: ¡Bendito el que viene en nombre del Señor!».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 9, 1-5

Desearía ser un proscrito por el bien de mis hermanos.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Digo la verdad en Cristo, no miento mi conciencia me atestigua que es así, en el Espíritu Santo : siento una gran tristeza y un dolor incesante en mi corazón, pues desearía ser yo mismo un proscrito, alejado de Cristo, por el bien de mis hermanos, los de mi raza según la carne: ellos son israelitas y a ellos pertenecen el don de la filiación adoptiva, la gloria, las alianzas, el don de la ley, el culto y las promesas; suyos son los patriarcas y de ellos procede el Cristo, según la carne; el cual está por encima de todo, Dios bendito por los siglos. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20. (R.: 12a)

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

V. Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

V. Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

V. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Lc 14, 1-6

¿A quién se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca en día de sábado?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UN sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer y ellos lo estaban espiando.

Había allí, delante de él un hombre enfermo de hidropesía, y tomando la palabra, dijo a los maestros de la ley y a los fariseos:

«¿Es lícito curar los sábados, o no?».

Ellos se quedaron callados.

Jesús, tocando al enfermo, lo curó y lo despidió.

Y a ellos les dijo:

«¿A quién de vosotros se le cae al pozo el asno o el buey y no lo saca en seguida en día de sábado?».

Y no pudieron replicar a esto.


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 11, 1-2a. 11-12. 25-29

Si el rechazo de los judíos es reconciliación del mundo, ¿qué no será su reintegración sino volver de la muerte a la vida?

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

¿Acaso habrá desechado Dios a su pueblo? De ningún modo: que también yo soy israelita, de la descendencia de Abrahán, de la tribu de Benjamín. «Dios no ha rechazado a su pueblo», al que había elegido de antemano.

Digo, pues: ¿acaso cometieron delito para caer? De ningún modo. Lo que ocurre es que, por su caída, la salvación ha pasado a los gentiles, para darles celos a ellos.

Pero si su caída ha significado una riqueza para el mundo y su pérdida una riqueza para los gentiles, ¡cuánto más significará su plenitud!

Pues no quiero que ignoréis, hermanos, este misterio, para que no os engriáis: el endurecimiento de una parte de Israel ha sucedido hasta que llegue a entrar la totalidad de los gentiles y así todo Israel será salvo, como está escrito:

«Llegará de Sión el Libertador; alejará los crímenes de Jacob; y ésta será la alianza que haré con ellos cuando perdone sus pecados».

Según el Evangelio, son enemigos y ello ha revertido en beneficio vuestro; pero según la elección, son objeto de amor en atención a los padres, pues los dones y la llamada de Dios son irrevocables.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 93, 12-13a. 14-15. 17-18. (R.: 14a)

R. El Señor no rechaza a su pueblo.

V. Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R.

V. Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el juicio retornará a la justicia,
y la seguirán todos los rectos de corazón. R.

V. Si el Señor no me hubiera auxiliado,
ya estaría yo habitando en el silencio.
Cuando pensaba que iba a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostiene. R.


Aleluya

Mt 11, 29ab

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tomad mi yugo sobre vosotros —dice el Señor—,
y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón. R.


EVANGELIO

Lc 14, 1. 7-11

Todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UN sábado, entró Jesús en casa de uno de los principales fariseos para comer, y ellos le estaban espiando.

Notando que los convidados escogían los primeros puestos, les decía una parábola:

«Cuando te conviden a una boda, no te sientes en el puesto principal, no sea que hayan convidado a otro de más categoría que tú; y venga el que os convidó a ti y al otro y te dirá:

“Cédele el puesto a éste”.

Entonces, avergonzado, irás a ocupar el último puesto.

Al revés, cuando te conviden, vete a sentarte en el último puesto, para que, cuando venga el que te convidó, te diga:

“Amigo, sube más arriba”.

Entonces quedarás muy bien ante todos los comensales.

Porque todo el que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


Palabra del Señor.




SEMANA XXXI (Año Impar)

LUNES DE LA XXXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 11, 29-36

Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Los dones y la llamada de Dios son irrevocables.

Así como vosotros, en otro tiempo, desobedecisteis a Dios, pero ahora habéis obtenido misericordia por la desobediencia de ellos, así también éstos han desobedecido ahora con ocasión de la misericordia que se os ha otorgado a vosotros, para que también ellos alcancen misericordia.

Pues Dios nos encerró a todos en desobediencia, para tener misericordia de todos.

¡Qué abismo de riqueza, de sabiduría y de conocimiento el de Dios!

¡Qué insondables sus decisiones y qué irrastreables sus caminos!

En efecto, ¿quién conoció la mente del Señor?

O ¿quién fue su consejero?

O ¿quién le ha dado primero para tener derecho a la recompensa?

Porque de él, por él y para él existe todo.

A él la gloria por los siglos. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 68, 30-31. 33-34. 36-37. (R.: 14c)

R. Señor, que me escuche tu gran bondad.

V. Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

V. Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.

V. Dios salvará a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá,
y las habitarán en posesión.
La estirpe de sus siervos la heredará,
los que aman su nombre vivirán en ella. R.


Aleluya

Jn 8, 31b-32

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Si permanecéis en mi palabra —dice el Señor—,
seréis de verdad discípulos míos,
y conoceréis la verdad. R.


EVANGELIO

Lc 14, 12-14

No invites a tus amigos, sino a pobres y lisiados.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús dijo a uno de los principales fariseos que lo había invitado:

«Cuando des una comida o una cena, no invites a tus amigos, ni a tus hermanos, ni a tus parientes, ni a los vecinos ricos; porque corresponderán invitándote, y quedarás pagado.

Cuando des un banquete, invita a pobres, lisiados, cojos y ciegos; y serás bienaventurado, porque no pueden pagarte; te pagarán en la resurrección los justos».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 12, 5-16

Existimos en relación con los otros miembros.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Nosotros, siendo muchos, somos un solo cuerpo en Cristo, pero cada cual existe en relación con los otros miembros.

Teniendo dones diferentes, según la gracia que se nos ha dado, deben ejercerse así: la profecía, de acuerdo con la regla de la fe; el servicio, dedicándose a servir; el que enseña, aplicándose a la enseñanza; el que exhorta, ocupándose en la exhortación; el que se dedica a distribuir los bienes, hágalo con generosidad; el que preside, con solicitud; el que hace obras de misericordia, con gusto.

Que vuestra amor no sea fingido; aborreciendo lo malo, apegaos a lo bueno.

Amaos cordialmente unos a otros; que cada cual estime a los otros más que a sí mismo; en la actividad, no seáis negligentes; en el espíritu, manteneos fervorosos, sirviendo constantemente al Señor.

Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración; compartid las necesidades de los santos; practicad la hospitalidad.

Bendecid a los que os persiguen; bendecid, sí, no maldigáis.

Alegraos con los que están alegres; llorad con los que lloran.

Tened la misma consideración y trato unos con otros: sin pretensiones de grandeza, sino poniéndoos al nivel de la gente humilde. No os tengáis por sabios.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 130, 1bcde. 2. 3.

R. Guarda mi alma en la paz, junto a ti, Señor.

V. Señor, mi corazón no es ambicioso,
ni mis ojos altaneros;
no pretendo grandezas
que superan mi capacidad. R.

V. Sino que acallo y modero mis deseos,
como un niño en brazos de su madre.
Como un niño saciado
así está mi alma dentro de mí. R.

V. Espere Israel en el Señor
ahora y por siempre. R.


Aleluya

Mt 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados —dice el Señor—,
y yo os aliviaré. R.


EVANGELIO

Lc 14, 15-24

Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se llene mi casa.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, uno de los comensales dijo a Jesús:

«¡Bienaventurado el que coma en el reino de Dios!».

Jesús le contestó:

«Un hombre daba un gran banquete y convidó a mucha gente; a la hora del banquete mandó a su criado a avisar a los convidados:

“Venid, que ya está preparado”.

Pero todos a una empezaron a excusarse.

El primero le dijo:

“He comprado un campo y necesito ir a verlo. Dispénsame, por favor”.

Otro dijo:

He comprado cinco yuntas de bueyes y voy a probarlas. Dispénsame, por favor.

Otro dijo:

“Me acabo de casar y, por ello, no puedo ir”.

El criado volvió a contárselo a su señor. Entonces el dueño de casa, indignado, dijo a su criado:

“Sal corriendo a las plazas y calles de la ciudad y tráete aquí a los pobres, a los lisiados, a los ciegos y a los cojos”.

El criado dijo:

“Señor, se ha hecho lo que mandaste, y todavía queda sitio”.

Entonces el señor dijo al criado:

“Sal por los caminos y senderos e insísteles hasta que entren y se llene mi casa. Y os digo que ninguno de aquellos convidados probará mi banquete”».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 13, 8-10

La plenitud de la ley es el amor.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

A nadie le debáis nada, más que el amor mutuo; porque el que ama ha cumplido el resto de la ley.

De hecho, el no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no codiciarás, y cualquiera de los otros mandamientos, se resume en esto: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo».

El amor no hace mal a su prójimo; por eso la plenitud de la ley es el amor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 111, 1-2. 4-5. 9. (R.: 5a)

R. Dichoso el que se apiada y presta.

V. Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

V. En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R.

V. Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R.


Aleluya

1 Pe 4, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Si os ultrajan por el nombre de Cristo,
bienaventurados vosotros,
porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. R.


EVANGELIO

Lc 14, 25-33

Aquel que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:

«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío.

Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío.

Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?

No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo: “Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.

¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?

Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.

Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 14, 7-12

Ya vivamos ya muramos, somos del Señor.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Ninguno de nosotros vive para sí mismo y ninguno muere para sí mismo.

Si vivimos, vivimos para el Señor; si morimos, morimos para el Señor; así que ya vivamos ya muramos, somos del Señor.

Pues para esto murió y resucitó Cristo: para ser Señor de muertos y vivos.

Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? Y tú, ¿por qué desprecias a tu hermano?

De hecho, todos compareceremos ante el tribunal de Dios, pues está escrito:

«¡Por mi vida! —dice el Señor—,
ante mí se doblará toda rodilla,
y toda lengua alabará a Dios».

Así pues, cada uno de nosotros dará cuenta de sí mismo a Dios.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 26, 1. 4. 13-14. (R.: 9bc)

R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

V. El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.

V. Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

V. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.


Aleluya

Mt 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados,
—dice el Señor—, y yo os aliviaré. R.


EVANGELIO

Lc 15, 1-10

Habrá alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, solían acercarse a Jesús todos los publicanos y los pecadores a escucharlo.

Y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo:

«Ése acoge a los pecadores y come con ellos».

Jesús les dijo esta parábola:

«¿Quién de vosotros que tiene cien ovejas y pierde una de ellas, no deja las noventa y nueve en el desierto y va tras la descarriada, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, se la carga sobre los hombros, muy contento; y, al llegar a casa, reúne a los amigos y a los vecinos, y les dice:

“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la oveja que se me había perdido”.

Os digo que así también habrá más alegría en el cielo por un solo pecador que se convierta que por noventa y nueve justos que no necesitan convertirse.

O ¿qué mujer que tiene diez monedas, si se le pierde una, no enciende una lámpara y barre la casa y busca con cuidado, hasta que la encuentra? Y, cuando la encuentra, reúne a las amigas y a las vecinas y les dice:

“¡Alegraos conmigo!, he encontrado la moneda que se me había perdido”.

Os digo que la misma alegría tendrán los ángeles de Dios por un solo pecador que se convierta».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 15, 14-21

Ministro de Cristo Jesús para con los gentiles, para que la ofrenda de los gentiles sea agradable.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

RESPECTO a vosotros, hermanos, yo personalmente estoy convencido de que rebosáis buena voluntad y de que tenéis suficiente saber para aconsejaros unos a otros.

Pese a todo, os he escrito, propasándome a veces un poco, para reavivar vuestros recuerdos.

Lo he hecho en virtud de la gracia que Dios me ha otorgado: ser ministro de Cristo Jesús para con los gentiles, ejerciendo el oficio sagrado del Evangelio de Dios, para que la ofrenda de los gentiles, consagrada por el Espíritu Santo, sea agradable.

Así pues, tengo que gloriarme en Cristo y en relación con las cosas que tocan a Dios.

En efecto no me atreveré a hablar de otra cosa que no sea lo que Cristo hace a través de mí en orden a la obediencia de los gentiles, con mis palabras y acciones, con la fuerza de signos y prodigios, con la fuerza del Espíritu de Dios.

Tanto que, en todas direcciones, partiendo de Jerusalén y llegando hasta la Iliria, he completado el anuncio del Evangelio de Cristo.

Pero considerando una cuestión de honor no anunciar el Evangelio más que allí donde no se haya pronunciado aún el nombre de Cristo, para no construir sobre cimiento ajeno; sino como está escrito:

«Los que no tenían noticia lo verán,
los que no habían oído comprenderán».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 97, 1. 2-3ab. 3cd-4. (R.: cf. 2)

R. El Señor revela a las naciones su salvación.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

V. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.


Aleluya

1 Jn 2, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Quien guarda la Palabra de Cristo,
ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. R.


EVANGELIO

Lc 16, 1-8

Los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que con los hijos de la luz.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Un hombre rico tenía un administrador, a quien acusaron ante él de derrochar sus bienes.

Entonces lo llamó y le dijo:

“¿Qué es eso que estoy oyendo de ti? Dame cuenta de tu administración, porque en adelante no podrás seguir administrando”.

El administrador se puso a decir para sí:

“¿Qué voy a hacer, pues mi señor me quita la administración? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que, cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa”.

Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo y dijo al primero:

“¿Cuánto debes a mi amo?”.

Éste respondió:

“Cien barriles de aceite”.

Él le dijo:

“Toma tu recibo; aprisa, siéntate y escribe cincuenta”.

Luego dijo a otro:

“Y tú, ¿cuánto debes?”.

Él dijo:

“Cien fanegas de trigo”.

Le dice:

“Toma tu recibo, y escribe ochenta”.

Y el amo alabó al administrador injusto, porque había actuado con astucia.

Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su propia gente que los hijos de la luz».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rom 16, 3-9. 16. 22-27

Saludaos unos a otros con el beso santo.

Lectura de la carta del apóstol San Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Saludad a Prisca y Aquila, mis colaboradores en la obra de Cristo Jesús, que expusieron su cabeza por salvar mi vida; no soy yo sólo quien les está agradecido, también todas las Iglesias de los gentiles.

Saludad asimismo a la Iglesia que se reúne en su casa.

Saludad a mi querido Epéneto, primicias de Asia para Cristo.

Saludad a María, que con tanto afán ha trabajado en vuestro favor.

Saludad a Andrónico y Junia, mis parientes y compañeros de prisión, que son ilustres entre los apóstoles y además llegaron a Cristo antes que yo.

Saludad a Ampliato, a quien quiero en el Señor.

Saludad a Urbano, colaborador nuestro en la obra de Cristo, y a mi querido Estaquio.

Saludaos unos a otros con el beso santo.

Os saludan todas las Iglesias de Cristo.

Yo, Tercio, que escribo la carta, os saludo en el Señor.

Os saluda Gayo, que me hospeda a mí y a toda esta Iglesia.

Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad, y Cuarto, el hermano.

Al que puede consolidaros según mi Evangelio y el mensaje de Jesucristo que proclamo,conforme a la revelación del misterio mantenido en secreto durante siglos eternos y manifestado ahora mediante las Escrituras proféticas, dado a conocer según disposición del Dios eterno para que todas las gentes llegaran a la obediencia de la fe; a Dios, único Sabio, por Jesucristo, la gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 144, 2-3. 4-5. 10-11. ( R.: Cf. 2)

R. Bendeciré tu nombre por siempre, Dios mío, mi rey.

V. Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.

V. Una generación pondera tus obras a la otra,
y le cuenta tus hazañas.
Alaban ellos la gloria de tu majestad,
y yo repito tus maravillas. R.

V. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles;
que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.


Aleluya

1 Jn 2, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza. R.


EVANGELIO

Lc 16, 9-15

Si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«Ganaos amigos con el dinero de iniquidad, para que, cuando os falte, os reciban en las moradas eternas.

El que es fiel en lo poco, también en lo mucho es fiel; el que es injusto en lo poco, también en lo mucho es injusto.

Pues, si no fuisteis fieles en la riqueza injusta, ¿quién os confiará la verdadera? Si no fuisteis fieles en lo ajeno, ¿lo vuestro, quién os lo dará?

Ningún siervo puede servir a dos señores, porque, o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero».

Los fariseos, que eran amigos del dinero, estaban escuchando todo esto y se burlaban de él.

Y les dijo:

«Vosotros os las dais de justos delante de los hombres, pero Dios conoce vuestros corazones, pues lo que es sublime entre los hombres es abominable ante Dios».


Palabra del Señor.




SEMANA XXXII (Año Impar)

LUNES DE LA XXXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sab 1, 1-7

La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres: el espíritu del Señor llena la tierra.

Comienzo del libro de la Sabiduría.

AMAD la justicia, gobernantes de la tierra,
pensad correctamente del Señor
y buscadlo con sencillez de corazón.

Porque se manifiesta a los que no exigen pruebas
y se revela a los que no desconfían de él.

Los pensamientos retorcidos alejan de Dios,
y el poder, puesto a prueba, confunde a los necios.

La sabiduría no entra en alma perversa,
ni habita en cuerpo sometido al pecado.

Pues el espíritu educador y santo huye del engaño,
se aleja de los pensamientos necios
y es ahuyentado cuando llega la injusticia.

La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres
que no deja impune al blasfemo:
inspecciona las entrañas,
vigila atentamente el corazón
y cuanto dice la lengua.

Pues el espíritu del Señor llena la tierra,
todo lo abarca y conoce cada sonido.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 138, 1-3a. 3b-6. 7-8. 9-10 (R.: 24b)

R. Guíame, Señor, por el camino eterno.

V. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso. R.

V. No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco. R.

V. ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R.

V. Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R.


Aleluya

Flp 2, 15d. 16a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Brilláis como lumbreras del mundo,
manteniendo firme la palabra de la vida. R.


EVANGELIO

Lc 17, 1-6

Si siete veces en un día vuelve a decirte: «Me arrepiento», lo perdonarás.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Es imposible que no haya escándalos; pero ¡ay del que los provoca!

Al que escandaliza a uno de estos pequeños, más le valdría que le ataran al cuello una piedra de molino y lo arrojasen al mar. Tened cuidado.

Si tu hermano te ofende, repréndelo, y si se arrepiente, perdónalo; si te ofende siete veces en un día, y siete veces vuelve a decirte: “Me arrepiento”, lo perdonarás».

Los apóstoles le dijeron al Señor:

«Auméntanos la fe».

El Señor dijo:

«Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: “Arráncate de raíz y plántate en el mar”, y os obedecería».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sab 2, 23 – 3, 9

Los insensatos pensaban que habían muerto, pero ellos están en paz.

Lectura del libro de la Sabiduría.

DIOS creó al hombre incorruptible
y lo hizo a imagen de su propio ser;
mas por envidia del diablo entró la muerte en el mundo,
y la experimentan los de su bando.

En cambio, la vida de los justos está en manos de Dios,
y ningún tormento los alcanzará.

Los insensatos pensaban que habían muerto,
y consideraban su tránsito como una desgracia,
y su salida de entre nosotros, una ruina,
pero ellos están en paz.

Aunque la gente pensaba que cumplían una pena,
su esperanza estaba llena de inmortalidad.

Sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes bienes,
porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de él.

Los probó como oro en el crisol,
y los aceptó como sacrificio de holocausto.

En el día del juicio resplandecerán
y se propagarán como chispas en un rastrojo.

Gobernarán naciones, someterán pueblos
y el Señor reinará sobre ellos eternamente.

Los que confían en él comprenderán la verdad
y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado,
porque la gracia y la misericordia son para sus devotos
y la protección para sus elegidos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 33, 2-3. 16-17. 18-19. (R.: 2a)

R. Bendigo al Señor en todo momento.

V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

V. Los ojos del Señor miran a los justos,
sus oídos escuchan sus gritos;
pero el Señor se enfrenta con los malhechores,
para borrar de la tierra su memoria. R.

V. Cuando uno grita, el Señor lo escucha
y lo libra de sus angustias.
El Señor está cerca de los atribulados,
salva a los abatidos. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Lc 17, 7-10

Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo el Señor:

«¿Quién de vosotros, si tiene un criado labrando o pastoreando, le dice cuando vuelve del campo: “En seguida, ven y ponte a la mesa”?

¿No le diréis: “Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú”?

¿Acaso tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado?

Lo mismo vosotros: cuando hayáis hecho todo lo que se os ha mandado, decid:

“Somos siervos inútiles, hemos hecho lo que teníamos que hacer”».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sab 6, 1-11

Escuchad, reyes, para que aprendáis sabiduría.

Lectura del libro de la Sabiduría.

ESCUCHAD, reyes, y entended;
aprended, gobernantes de los confines de la tierra.

Prestad atención, los que domináis multitudes
y os sentís orgullosos de tener muchos súbditos:
el poder os viene del Señor,
y la soberanía del Altísimo.

Él examinará vuestras acciones
y sondeará vuestras intenciones.

Porque, siendo ministros de su reino,
no gobernasteis rectamente, ni guardasteis la ley,
ni actuasteis según la voluntad de Dios.

Terrible y repentino caerá sobre vosotros,
porque un juicio implacable espera a los grandes.

Al más pequeño se le perdona por piedad,
pero los poderosos serán examinados con rigor.

El Dios de todo no teme a nadie,
ni lo intimida la grandeza,
pues él hizo al pequeño y al grande
y de todos cuida por igual,
pero a los poderosos les espera un control riguroso.

A vosotros, soberanos, dirijo mis palabras,
para que aprendáis sabiduría y no pequéis.

Los que cumplan santamente las leyes divinas serán santificados,
y los que se instruyen en ellas encontrarán en ellas su defensa.

Así, pues, desead mis palabras;
anheladlas, y recibiréis instrucción.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 81, 3-4. 6-7. (R.: 8a)

R. Levántate, oh Dios, y juzga la tierra.

V. Proteged al desvalido y al huérfano,
haced justicia al humilde y al necesitado,
defended al pobre y al indigente,
sacándolos de las manos del culpable. R.

V. Yo declaro: «Aunque seáis dioses,
e hijos del Altísimo todos,
moriréis como cualquier hombre,
caeréis, príncipes, como uno de tantos». R.


Aleluya

1 Tes 5, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dad gracias en toda ocasión:
ésta es la voluntad de Dios en Cristo Jesús respecto de vosotros. R.


EVANGELIO

Lc 17, 11-19

¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UNA vez, yendo Jesús camino de Jerusalén, pasaba entre Samaria y Galilea. Cuando iba a entrar en una ciudad, vinieron a su encuentro diez hombres leprosos, que se pararon a lo lejos y a gritos le decían:

«Jesús, maestro, ten compasión de nosotros».

Al verlos, les dijo:

«Id a presentaros a los sacerdotes».

Y, sucedió que, mientras iban de camino, quedaron limpios.

Uno de ellos, viendo que estaba curado, se volvió alabando a Dios a grandes gritos y se postró a los pies de Jesús, rostro en tierra, dándole gracias.

Éste era un samaritano.

Jesús tomó la palabra y dijo:

«¿No han quedado limpios los diez?; los otros nueve, ¿dónde están? ¿No ha habido quien volviera a dar gloria a Dios más que este extranjero?».

Y le dijo:

«Levántate, vete; tu fe te ha salvado».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sab 7, 22 – 8, 1

Irradiación de la luz eterna es la sabiduría, y espejo límpido de la actividad de Dios.

Lectura del libro de la Sabiduría.

LA sabiduría posee un espíritu inteligente, santo,
único, múltiple, sutil, ágil, penetrante, inmaculado,
diáfano, invulnerable, amante del bien, agudo,
incoercible, benéfico, amigo de los hombres,
firme, seguro, sin inquietudes,
que todo lo puede, todo lo observa,
y penetra todos los espíritus,
los inteligentes, los puros, los más sutiles.

La sabiduría es más móvil que cualquier movimiento,
y, en virtud de su pureza lo atraviesa y lo penetra todo.

Es efluvio del poder de Dios,
emanación pura de la gloria del Omnipotente;
por eso, nada manchado la alcanza.

Es irradiación de la luz eterna,
espejo límpido de la actividad de Dios
e imagen de su bondad.

Aun siendo una sola, todo lo puede;
sin salir de sí misma, todo lo renueva
y, entrando en las almas buenas de cada generación,
va haciendo amigos de Dios y profetas.

Pues Dios sólo ama a quien convive con la sabiduría.

Ella es más bella que el sol
y supera todas las constelaciones.

Comparada con la luz del día, sale vencedora,
porque la luz deja paso a la noche,
mientras que a la sabiduría no la domina el mal.

Se despliega con vigor de un confín a otro
y todo lo gobierna con acierto.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 89. 90. 91. 130. 135. 175. (R.: 89a)

R. Tu palabra, Señor, es eterna.

V. Tu palabra, Señor, es eterna,
más estable que el cielo. R.

V. Tu fidelidad, de generación en generación;
fundaste la tierra y permanece. R.

V. Por tu mandamiento subsisten hasta hoy,
porque todo está a tu servicio. R.

V. La explicación de tus palabras ilumina,
da inteligencia a los ignorantes. R.

V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus decretos. R.

V. Que mi alma viva para alabarte,
que tus mandamientos me auxilien. R.


Aleluya

Jn 15, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la vid, vosotros los sarmientos —dice el Señor—;
el que permanece en mí y yo en él, ése da fruto abundante. R.


EVANGELIO

Lc 17, 20-25

El reino de Dios está en medio de vosotros.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, los fariseos preguntaron a Jesús:

«¿Cuándo va a llegar el reino de Dios?».

Él les contestó:

«El reino de Dios no viene aparatosamente, ni dirán: “Está aquí” o “Está allí”, porque, mirad, el reino de Dios está en medio de vosotros».

Dijo a sus discípulos:

«Vendrán días en que desearéis ver un solo día del Hijo del hombre, y no lo veréis.

Entonces se os dirá: “Está aquí” o “Está allí”; no vayáis ni corráis detrás, pues como el fulgor del relámpago brilla de un extremo al otro del cielo, así será el Hijo del hombre en su día.

Pero primero es necesario que padezca mucho y sea reprobado por esta generación».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sab 13, 1-9

Si fueron capaces de escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron a su Señor?

Lectura del libro de la Sabiduría.

SON necios por naturaleza todos los hombres que han ignorado a Dios y no han sido capaces de conocer al que es a partir de los bienes visibles, ni de reconocer al artífice fijándose en sus obras, sino que tuvieron por dioses al fuego, al viento, al aire ligero, a la bóveda estrellada, al agua impetuosa y a los luceros del cielo, regidores del mundo.

Si, cautivados por su hermosura, los creyeron dioses, sepan cuánto los aventaja su Señor, pues los creó el mismo autor de la belleza.

Y si los asombró su poder y energía, calculen cuánto más poderoso es quien los hizo, pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se descubre por analogía a su creador.

Con todo, éstos merecen un reproche menor, pues a lo mejor andan extraviados, buscando a Dios y queriéndolo encontrar.

Dan vueltas a sus obras, las investigan y quedan seducidos por su apariencia, porque es hermoso lo que ven.

Pero ni siquiera éstos son excusables, porque, si fueron capaces de saber tanto que pudieron escudriñar el universo, ¿cómo no encontraron antes a su Señor?


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 18, 2-3. 4-5. (R.: 2a)

R. El cielo proclama la gloria de Dios.

V. El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra. R.

V. Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje. R.


Aleluya

Lc 21, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Levantaos, alzad la cabeza;
se acerca vuestra liberación. R.


EVANGELIO

Lc 17, 26-37

El día que se revele el Hijo del hombre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Como sucedió en los días de Noé, así será también en los días del Hijo del hombre: comían, bebían, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; entonces llegó el diluvio y acabó con todos.

Asimismo, como sucedió en los días de Lot: comían, bebían, compraban, vendían, sembraban, construían; pero el día que Lot salió de Sodoma, llovió fuego y azufre del cielo y acabó con todos.

Así sucederá el día que se revele el Hijo del hombre.

Aquel día, el que esté en la azotea y tenga sus cosas en casa no baje a recogerlas; igualmente el que esté en el campo, no vuelva atrás.

Acordaos de la mujer de Lot.

El que pretenda guardar su vida, la perderá; y el que la pierda la recobrará.

Os digo que aquella noche estarán dos juntos: a uno se lo llevarán y al otro lo dejarán; estarán dos moliendo juntas: a una se la llevarán y a la otra la dejarán».

Ellos le preguntaron:

«¿Dónde, Señor?».

Él les dijo:

«Donde está el cadáver, allí se reunirán los buitres».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sab 18, 14-16; 19, 6-9

Se vio el mar Rojo convertido en un camino practicable, y retozaban como corderos.

Lectura del libro de la Sabiduría.

CUANDO un silencio apacible lo envolvía todo y la noche llegaba a la mitad de su carrera, tu palabra omnipotente se lanzó desde el cielo, desde el trono real, cual guerrero implacable sobre una tierra condenada al exterminio; empuñaba la espada afilada de tu decreto irrevocable, se detuvo y todo lo llenó de muerte, mientras tocaba el cielo, pisoteaba la tierra.

Toda la creación, obediente a tus órdenes, cambió radicalmente su misma naturaleza, para guardar incólumes a tus hijos.

Se vio una nube que daba sombra al campamento, la tierra firme que emergía donde antes había agua, el mar Rojo convertido en un camino practicable y el oleaje impetuoso en una verde llanura, por donde pasaron en masa los protegidos por tu mano, contemplando prodigios admirables.

Pacían como caballos, y retozaban como corderos, alabándote a ti, Señor, su libertador.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 2-3. 36-37. 42-43. (R.: 5a)

R. Recordad las maravillas que hizo el Señor.

V. Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas.
Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor. R.

V. Hirió de muerte a los primogénitos del país,
primicias de su virilidad.
Sacó a su pueblo cargado de oro y plata,
y entre sus tribus nadie enfermaba. R.

V. Porque se acordaba de la palabra sagrada,
que había dado a su siervo Abrahán.
Sacó a su pueblo con alegría,
a sus escogidos con gritos de triunfo. R.


Aleluya

Cf 2 Tes 2, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios nos llamó por medio del Evangelio
para que lleguemos a adquirir la gloria
de nuestro Señor Jesucristo. R.


EVANGELIO

Lc 18, 1-8

Dios hará justicia a sus elegidos que claman ante él.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús, dijo a sus discípulos una parábola para enseñarles que es necesario orar siempre, sin desfallecer.

«Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres.

En aquella ciudad había una viuda que solía ir a decirle:

Hazme justicia frente a mi adversario.

Por algún tiempo se estuvo negando, pero después se dijo a sí mismo:

Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está molestando, le voy a hacer justicia, no sea que siga viviendo a cada momento a importunarme».

Y el Señor añadió:

«Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que claman ante él día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar.

Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?».


Palabra del Señor.




SEMANA XXXIII (Año Impar)

LUNES DE LA XXXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Mac 1, 10-15. 41-43. 54-57. 62-64

Una cólera terrible se abatió sobre Israel.

Lectura del primer libro de los Macabeos.

EN aquellos días, brotó un vástago perverso: Antíoco Epifanes, hijo del rey Antíoco. Había estado en Roma como rehén, y subió al trono el año ciento treinta y siete de la era seléucida.

Por entonces surgieron en Israel hijos apóstatas que convencieron a muchos:

«Vayamos y pactemos con las naciones vecinas, pues desde que nos hemos aislado de ellas nos han venido muchas desgracias».

Les gustó la propuesta y algunos del pueblo decidieron acudir al rey.

El rey les autorizó a adoptar la legislación pagana; y entonces, acomodándose a las costumbres de los gentiles, construyeron en Jerusalén un gimnasio, disimularon la circuncisión, apostataron de la alianza santa, se asociaron a los gentiles y se vendieron para hacer el mal.

El rey decretó la unidad nacional para todos los súbditos de su reino, obligando a cada uno a abandonar la legislación propia. Todas las naciones acataron la orden del rey e incluso muchos israelitas adoptaron la religión oficial: ofrecieron sacrificios a los ídolos y profanaron el sábado.

El día quince de casleu del año ciento cuarenta y cinco, el rey Antíoco mandó poner sobre el altar de los holocaustos la abominación de la desolación; y fueron poniendo aras por todas las poblaciones judías del contorno. Quemaban incienso ante las puertas de las casas y en las plazas. Rasgaban y echaban al fuego los libros de la ley que encontraban; al que descubrían en casa un libro de la Alianza, y a quien vivía de acuerdo con la ley, lo ajusticiaban según el decreto real.

Pero hubo muchos israelitas que resistieron, haciendo el firme propósito de no comer alimentos impuros. Prefirieron la muerte antes que contaminarse con aquellos alimentos y profanar la Alianza santa. Y murieron.

Una cólera terrible se abatió sobre Israel.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 53. 61. 134. 150. 155. 158.

R. Dame vida, Señor, para que observe tus preceptos.

V. Sentí indignación ante los malvados,
que abandonan tu ley. R.

V. Los lazos de los malvados me envuelven,
pero no olvido tu ley. R.

V. Líbrame de la opresión de los hombres,
y guardaré tus mandatos. R.

V. Ya se acercan mis inicuos perseguidores,
están lejos de tu ley. R.

V. La justicia está lejos de los malvados
que no buscan tus decretos. R.

V. Viendo a los renegados, sentía asco,
porque no guardan tus palabras. R.


Aleluya

Cf. Jn 18, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.


EVANGELIO

Lc 19, 35-43

«¿Qué quieres que haga por ti?». «Señor, que recobre la vista».

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

CUANDO se acercaba Jesús a Jericó, había un ciego sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que pasaba gente, preguntaba qué era aquello; y le informaron:

«Pasa Jesús Nazareno».

Entonces empezó a gritar:

«¡Jesús, hijo de David, ten compasión de mí!».

Los que iban delante le regañaban para que se callara, pero él gritaba más fuerte:

«¡Hijo de David, ten compasión de mí!».

Jesús se paró y mandó que se lo trajeran.

Cuando estuvo cerca, le preguntó:

«¿Qué quieres que haga por ti?».

Él dijo:

«Señor, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Recobra la vista, tu fe te ha salvado».

Y enseguida recobró la vista y lo seguía, glorificando a Dios.

Y todo el pueblo, al ver esto, alabó a Dios.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Mac 6, 18-31

Legaré un noble ejemplo para que aprendan a arrostrar una muerte noble, por amor a nuestra Ley.

Lectura del segundo libro de los Macabeos.

EN aquellos días, Eleazar era uno de los principales maestros de la Ley, hombre de edad avanzada y semblante muy digno. Le abrían la boca a la fuerza para que comiera carne de cerdo.

Pero él, prefiriendo una muerte honrosa a una vida de infamia, escupió la carne y avanzó voluntariamente al suplicio, como deben hacer los que son constantes en rechazar manjares prohibidos, aun a costa de la vida.

Quienes presidían este impío banquete, viejos amigos de Eleazar, movidos por una compasión ilegítima, lo llevaron aparte y le propusieron que hiciera traer carne permitida, preparada por él mismo, y que la comiera haciendo como que comía la carne del sacrificio ordenado por el rey, para que así se librara de la muerte y, dada su antigua amistad, lo tratasen con consideración.

Pero él, adoptando una actitud cortés, digna de sus años, de su noble ancianidad, de sus canas honradas e ilustres, de su conducta intachable desde niño y, sobre todo, digna de la ley santa dada por Dios, respondió coherentemente, diciendo enseguida:

«¡Enviadme al sepulcro! No es digno de mi edad ese engaño. Van a creer los jóvenes que Eleazar a los noventa años ha apostatado y si miento por un poco de vida que me queda se van a extraviar con mi mal ejemplo.

Eso seria manchar e infamar mi vejez. Y, aunque de momento me librase del castigo de los hombres, no me libraría de la mano del Omnipotente, ni vivo ni muerto. Si muero ahora como un valiente, me mostraré digno de mis años y legaré a los jóvenes un noble ejemplo, para que aprendan a arrostrar voluntariamente una muerte noble por amor a nuestra santa y venerable ley».

Dicho esto, se fue enseguida al suplicio.

Los que lo llevaban, considerando insensatas las palabras que acababa de pronunciar, cambiaron en dureza su actitud benévola de poco antes.

Pero él, a punto de morir a causa de los golpes, dijo entre suspiros:

«Bien sabe el Señor, dueño de la ciencia santa, que, pudiendo librarme de la muerte, aguanto en mi cuerpo los crueles dolores de la flagelación, y que en mi alma los sufro con gusto por temor de él».

De esta manera terminó su vida, dejando no sólo a los jóvenes, sino a la mayoría de la nación, un ejemplo memorable de heroísmo y de virtud.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 3, 2-3. 4-5. 6-7. (R.: 6b)

R. El Señor me sostiene.

V. Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios». R.

V. Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R.

V. Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
Levántate, Señor; sálvame, Dios mío. R.


Aleluya

1 Jn 4, 10b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios nos amó y nos envió a su Hijo
como víctima de propiciación por nuestros pecados. R.


EVANGELIO

Lc 19, 1-10

El Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, entró Jesús en Jericó e iba atravesando la ciudad.

En esto, un hombre llamado Zaqueo, jefe de publicanos y rico, trataba de ver quién era Jesús, pero no lo lograba a causa del gentío, porque era pequeño de estatura. Corriendo más adelante, se subió a un sicomoro para verlo, porque tenía que pasar por allí.

Jesús, al llegar a aquel sitio, levantó los ojos y le dijo:

«Zaqueo, date prisa y baja, porque es necesario que hoy me quede en tu casa».

Él se dio prisa en bajar y lo recibió muy contento.

Al ver esto, todos murmuraban, diciendo:

«Ha entrado a hospedarse en casa de un pecador».

Pero Zaqueo, de pie, dijo al Señor:

«Mira, Señor, la mitad de mis bienes se la doy a los pobres; y si he defraudado a alguno, le restituyo cuatro veces más».

Jesús le dijo:

«Hoy ha sido la salvación de esta casa, pues también éste es hijo de Abrahán. Porque el Hijo del hombre ha venido a buscar y a salvar lo que estaba perdido».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Mac 7, 1. 20-31

El Creador del universo os devolverá el aliento y la vida.

Lectura del segundo libro de los Macabeos.

EN aquellos días, arrestaron a siete hermanos con su madre. El rey los hizo azotar con látigos y nervios para forzarlos a comer carne de cerdo, prohibida por la ley.

En extremo admirable y digna de recuerdo fue la madre, quien, viendo morir a sus siete hijos en el espacio de un día, lo soportó con entereza, esperando en el Señor. Con noble actitud, uniendo un temple viril a la ternura femenina, fue animando a cada uno, y les decía en su lengua patria:

«Yo no sé cómo aparecisteis en mi seno; yo no os regalé el aliento ni la vida, ni organicé los elementos de vuestro organismo. Fue el creador del universo, quien modela la raza humana y determina el origen de todo. Él, por su misericordia, os devolverá el aliento y la vida, si ahora os sacrificáis por su ley».

Antíoco creyó que la mujer lo despreciaba, y sospechó que lo estaba insultando.

Todavía quedaba el más pequeño, y el rey intentaba persuadirlo; más aún, le juraba que si renegaba de sus tradiciones lo haría rico y feliz, lo tendría por Amigo y le daría algún cargo.

Pero como el muchacho no le hacía el menor caso, el rey llamó a la madre y le rogaba que aconsejase al chiquillo para su bien.

Tanto le insistió, que la madre accedió a persuadir al hijo; se inclinó hacia él y, riéndose del cruel tirano, habló así en su idioma patrio:

«¡Hijo mío, ten piedad de mí, que te llevé nueve meses en el seno, te amamanté y crié durante tres años y te he alimentado hasta que te has hecho mozo! Hijo mío, te lo suplico, mira el cielo y la tierra, fíjate en todo lo que contienen y ten presente que Dios lo creó todo de la nada, y el mismo origen tiene el género humano. No temas a ese verdugo; mantente a la altura de tus hermanos y acepta la muerte. Así, por la misericordia de Dios, te recobraré junto con ellos».

Estaba todavía hablando, cuando el muchacho dijo:

«¿Qué esperáis? No obedezco el mandato del rey; obedezco el mandato de la ley dada a nuestros padres por medio de Moisés. Pero tú, que eres el causante de todas las desgracias de los hebreos, no escaparás de las manos de Dios».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 16, 1. 5-6. 8 y 15. (R.: 15d)

R. Al despertar me saciaré de tu semblante, Señor.

V. Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño. R.

V. Mis pies estuvieron firmes en tus caminos,
y no vacilaron mis pasos.
Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras. R.

V. Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R.


Aleluya

Cf. Jn 15, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo os he elegido del mundo —dice el Señor—,
para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto permanezca. R.


EVANGELIO

Lc 19, 11-28

¿Por qué no pusiste mi dinero en el banco?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús dijo una parábola, porque estaba él cerca de Jerusalén y pensaban que el reino de Dios iba a manifestarse enseguida.

Dijo, pues:

«Un hombre noble se marchó a un país lejano para conseguirse el título de rey, y volver después.

Llamó a diez siervos suyos y les repartió diez minas de oro, diciéndoles:

“Negociad mientras vuelvo”.

Pero sus conciudadanos lo aborrecían y enviaron tras de él una embajada diciendo:

“No queremos que éste llegue a reinar sobre nosotros”.

Cuando regresó de conseguir el título real, mandó llamar a su presencia a los siervos a quienes había dado el dinero, para enterarse de lo que había ganado cada uno.

El primero se presentó y dijo:

“Señor, tu mina ha producido diez”.

Él le dijo:

“Muy bien, siervo bueno; ya que has sido fiel en lo pequeño, recibe el gobierno de diez ciudades”.

El segundo llegó y dijo:

“Tu mina, señor, ha rendido cinco”.

A ése le dijo también:

“Pues toma tú el mando de cinco ciudades”.

El otro llegó y dijo:

“Señor, aquí está tu mina; la he tenido guardada en un pañuelo, porque tenía miedo, pues eres un hombre exigente que retiras lo que no has depositado y siegas lo que no has sembrado”.

Él le dijo:

“Por tu boca te juzgo, siervo malo. ¿Conque sabías que soy exigente, que retiro lo que no he depositado y siego lo que no he sembrado? Pues, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco? Al volver yo, lo habría cobrado con los intereses”.

Entonces dijo a los presentes:

“Quitadle a éste la mina y dádsela al que tiene diez minas”.

Le dijeron:

“Señor, ya tiene diez minas”.

“Os digo: al que tiene se le dará, pero al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene. Y en cuanto a esos enemigos míos, que no querían que llegase a reinar sobre ellos, traedlos acá y degolladlos en mi presencia”».

Dicho esto, caminaba delante de ellos, subiendo hacia Jerusalén.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Mac 2, 15-29

Viviremos según la alianza de nuestros padres.

Lectura del segundo libro de los Macabeos.

EN aquellos días, los funcionarios reales, encargados de imponer la apostasía, llegaron a Modín, para que la gente ofreciese sacrificios, y muchos israelitas acudieron a ellos.

Matatías y sus hijos se reunieron aparte. Los funcionarios del rey tomaron la palabra y dijeron a Matatías:

«Tú eres un personaje ilustre, un hombre importante en esta ciudad, y estás respaldado por tus hijos y parientes. Adelántate el primero, haz lo que manda el rey, como lo han hecho todas las naciones, y los mismos judíos, y los que han quedado en Jerusalén. Tú y tus hijos recibiréis el título de Amigos del rey; os premiarán con oro y plata y muchos regalos».

Pero Matatías respondió en voz alta:

«Aunque todos los súbditos del rey le obedezcan apostatando de la religión de sus padres, y aunque prefieran cumplir sus órdenes, yo, mis hijos y mis parientes viviremos según la Alianza de nuestros padres. ¡Dios me libre de abandonar la ley y nuestras costumbres! No obedeceremos las órdenes del rey, desviándonos de nuestra religión ni a derecha ni a izquierda».

Nada más decirlo, un judío se adelantó a la vista de todos, dispuesto a sacrificar sobre el ara de Modín, como lo mandaba el rey.

Al verlo, Matatías se indignó, tembló de cólera y, en un arrebato de ira santa, corrió a degollar a aquel hombre sobre el ara. Y, acto seguido, mató al funcionario real que obligaba a sacrificar y derribó el ara. Lleno de celo por la ley, hizo lo que Pinjás a Zimrí, hijo de Salu.

Luego empezó a decir a voz en grito por la ciudad:

«Todo el que sienta celo por la ley y quiera mantener la Alianza, que me siga!».

Y se echó al monte, con sus hijos, dejando en la ciudad todo cuanto tenía.

Por entonces, muchos decidieron bajar al desierto para instalarse allí, porque deseaban vivir santamente de acuerdo con el derecho y la justicia.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 49, 1b-2. 5-6. 14-15. (R.: 23cd)

R. Al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios.

V. El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa,
Dios resplandece. R.

V. «Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R.

V. «Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria». R.


Aleluya

Cf. Sal 94, 8a. 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.


EVANGELIO

Lc 19, 41-44

¡Si reconocieras lo que conduce a la paz!

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, al acercarse Jesús a Jerusalén y ver la ciudad, lloró sobre ella, mientras decía:

«¡Si reconocieras tú también en este día lo que conduce a la paz! Pero ahora está escondido a tus ojos.

Pues vendrán días sobre ti en que tus enemigos te rodearán de trincheras, te sitiarán, apretarán el cerco de todos lados, te arrasarán con tus hijos dentro, y no dejarán piedra sobre piedra. Porque no reconociste el tiempo de tu visita».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Mac 4, 36-37. 52-59

Celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos.

Lectura del primer libro de los Macabeos.

EN aquellos días, Judas y sus hermanos propusieron:

«Nuestros enemigos están vencidos; subamos, pues, a purificar el santuario y a restaurarlo».

Se reunió todo el ejército y subieron al monte Sión.

El año ciento cuarenta y ocho, el día veinticinco del mes noveno (es decir, casleu), todos madrugaron para ofrecer un sacrificio, según la ley, en el nuevo altar de los holocaustos que habían reconstruido. Precisamente en el aniversario del día en que lo habían profanado los gentiles, lo volvieron a consagrar, cantando himnos y tocando cítaras, laúdes y timbales. Todo el pueblo se postró en tierra adorando y alabando al Cielo, que les había dado el triunfo.

Durante ocho días celebraron la consagración, ofreciendo con alegría holocaustos y sacrificios de comunión y de alabanza. Decoraron la fachada del santuario con coronas de oro y escudos. Restauraron también el portal y las dependencias, poniéndoles puertas. El pueblo celebró una gran fiesta, que invalidó la profanación de los gentiles.

Judas, con sus hermanos y toda la asamblea de Israel, determinó que se conmemorara anualmente la nueva consagración del altar con solemnes festejos, durante ocho días a partir del veinticinco del mes de casleu.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

1 Crón 29, 10bc. 11abc.11d-12a. 12bcd. (R.: 13b)

R. Alabamos tu nombre glorioso, Señor.

V. Bendito eres, Señor, Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R.

V. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.

V. Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R.

V. Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Lc 19, 45-48

Habéis hecho de la casa de Dios una cueva de bandidos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús entró en el templo y se puso a echar a los vendedores, diciéndoles:

«Escrito está: “Mi casa será casa de oración”; pero vosotros la habéis hecho una “cueva de bandidos”».

Todos los días enseñaba en el templo.

Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los principales del pueblo buscaban acabar con él, pero no sabían qué hacer, porque todo el pueblo estaba pendiente de él, escuchándolo.


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Mac 6, 1-13

Por las desgracias que hice en Jerusalén, muero de tristeza.

Lectura del primer libro de los Macabeos.

EN aquellos días, el rey Antíoco recorría las provincias del norte cuando se enteró de que había en Persia una ciudad llamada Elimaida, famosa por su riqueza en plata y oro, con un templo lleno de tesoros: escudos dorados, lorigas y armas depositadas allí por Alejandro, el de Filipo, rey de Macedonia, primer rey de los griegos.

Antíoco fue allá e intentó apoderarse de la ciudad y saquearla; pero no pudo, porque los de la ciudad, dándose cuenta de lo que pretendía, salieron a atacarle. Antíoco tuvo que huir y emprendió apesadumbrado el viaje de vuelta a Babilonia,.

Cuando él se encontraba todavía en Persia, llegó un mensajero con la noticia de que la expedición militar contra Judea había fracasado y que Lisias, que en un primer momento se había presentado como caudillo de un poderoso ejército, había huido ante los judíos; éstos, sintiéndose fuertes con las armas, pertrechos y el enorme botín de los campamentos saqueados, habían derribado la abominación de la desolación construida sobre el altar de Jerusalén, habían levantado en torno al santuario una muralla alta como la de antes, y habían hecho lo mismo en Bet Sur, ciudad que pertenecía al rey.

Al oír este informe, el rey se asustó y se impresionó de tal forma que cayó en cama y enfermó de tristeza, porque no le habían salido las cosas como quería.

Allí pasó muchos días, cada vez más triste. Pensó que se moría, llamó a todos sus Amigos y les dijo:

«El sueño ha huido de mis ojos y estoy abrumado por las preocupaciones y me digo:

¡A qué tribulación he llegado, en qué violento oleaje estoy metido, yo, que era feliz y querido cuando era poderoso!

Pero ahora me viene a la memoria el daño que hice en Jerusalén, robando todo el ajuar de plata y oro que había allí, y enviando gente que exterminase sin motivo a los habitantes de Judea.

Reconozco que por eso me han venido estas desgracias. Ya veis, muero de tristeza en tierra extranjera».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 9, 2-3. 4 y 6. 16 y 19. (R.: 15c)

R. Gozaré con tu salvación, Señor.

V. Te doy gracias, Señor, de todo corazón,
proclamando todas tus maravillas;
me alegro y exulto contigo,
y toco en honor de tu nombre, oh Altísimo. R.

V. Porque mis enemigos retrocedieron,
cayeron y perecieron ante tu rostro.
Reprendiste a los pueblos, destruiste al impío
y borraste para siempre su apellido. R.

V. Los pueblos se han hundido en la fosa que hicieron,
su pie quedó prendido en la red que escondieron.
Él no olvida jamás al pobre,
ni la esperanza del humilde perecerá. R.


Aleluya

Cf. 2 Tim 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Lc 20, 27-40

No es Dios de muertos, sino de vivos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, se acercaron algunos saduceos, los que dicen que no hay resurrección, y preguntaron a Jesús:

«Maestro, Moisés nos dejó escrito:

“Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero sin hijos, que tome la mujer como esposa y dé descendencia a su hermano”.

Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos. El segundo y el tercero se casaron con ella, y así los siete, y murieron todos sin dejar hijos. Por último, también murió la mujer. Cuando llegue la resurrección, ¿de cuál de ellos será la mujer? Porque los siete la tuvieron como mujer».

Jesús les dijo:

«En este mundo los hombres se casan y las mujeres toman esposo, pero los que sean juzgados dignos de tomar parte en el mundo futuro y en la resurrección de entre los muertos no se casarán ni ellas serán dadas en matrimonio. Pues ya no pueden morir, ya que son como ángeles; y son hijos de Dios, porque son hijos de la resurrección.

Y que los muertos resucitan, lo indicó el mismo Moisés en el episodio de la zarza, cuando llama al Señor “Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob”.

No es Dios de muertos, sino de vivos: porque para él todos están vivos».

Intervinieron unos escribas:

«Bien dicho, Maestro».

Y ya no se atrevían a hacerle más preguntas.


Palabra del Señor.




SEMANA XXXIV (Año Impar)

LUNES DE LA XXXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dan 1, 1-6. 8-20

No se encontró a ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías.

Comienzo de la profecía de Daniel.

EN el año tercero del reinado de Joaquín, rey de Judá, Nabucodonosor, rey de Babilonia, llegó a Jerusalén y la asedió.

El Señor entregó en su poder a Joaquín, rey de Judá y todo el ajuar que quedaba en el templo. Nabucodonosor se los llevó a Senaar, al templo de su Dios, y el ajuar del templo lo metió en el depósito del templo de su dios.

El rey ordenó a Aspenaz, jefe de sus eunucos, seleccionar algunos hijos de Israel de sangre real y de la nobleza, jóvenes, perfectamente sanos, de buen tipo, bien formados en la sabiduría, cultos e inteligentes, y aptos para servir en el palacio real; y ordenó que les enseñasen la lengua y literatura caldeas.

Cada día el rey les pasaba una ración de comida y de vino de la mesa real.

Su educación duraría tres años, al cabo de los cuales entrarían al servicio del rey.

Entre ellos, había unos judíos: Daniel, Ananías, Misael y Azarías.

Daniel hizo propósito de no contaminarse con los manjares, ni con el vino de la mesa real, y pidió al capitán de los eunucos que lo dispensase de aquella contaminación.

Dios concedió a Daniel encontrar gracia y misericordia en el capitán de los eunucos, y éste dijo a Daniel:

«Tengo miedo al rey mi señor, que os ha asignado la ración de comida y bebida; pues si os ve más flacos que vuestros compañeros, ponéis en peligro mi cabeza delante del rey».

Daniel dijo al encargado que el capitán de los eunucos había puesto para cuidarlos a él, a Ananías, a Misael y a Azarías:

«Por favor, prueba diez días con tus siervos: que nos den legumbres para comer y agua para beber. Después, que comparen en tu presencia nuestro aspecto y el de los jóvenes que comen de la mesa real y trátanos según el resultado».

Él les aceptó la propuesta e hizo la prueba durante diez días. Después de los diez días tenían mejor aspecto y estaban más robustos que cualquiera de los jóvenes que comían de la mesa real. Así que el encargado les retiró la ración de comida y de vino, y les dio legumbres.

Dios les concedió a los cuatro inteligencia, comprensión de cualquier escritura y sabiduría. Daniel sabía, además interpretar visiones y sueños.

Al cumplirse el plazo señalado para presentarlos al rey, el capitán de los eunucos los llevó a Nabucodonosor. Después de hablar con ellos, el rey no encontró ninguno como Daniel, Ananías, Misael y Azarías, y quedaron a su servicio.

Y en todas las cuestiones y problemas que el rey les proponía, los encontró diez veces superiores al resto de los magos y adivinos de todo su reino.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dan 3, 52. 53. 54. 55. 56. (R.: 52b)

R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!

V. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres,
bendito tu nombre santo y glorioso. R.

V. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.

V. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.

V. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos. R.

V. Bendito eres en la bóveda del cielo. R.


Aleluya

Mt 24, 42a. 44

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos penséis
viene el Hijo del hombre. R.


EVANGELIO

Lc 21, 1-4

Vio una viuda pobre que echaba dos monedillas.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús, alzando los ojos, vio a unos ricos que echaban donativos en el tesoro del templo; vio también una viuda pobre que echaba dos monedillas y dijo:

«En verdad os digo que esa viuda pobre ha echado más que todos, porque todos ésos han contribuido a los donativos con lo que les sobra, pero ella, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dan 2, 31-45

Dios suscitará un reino que nunca será destruido, y acabará con todos los reinos.

Lectura de la profecía de Daniel.

EN aquellos días, dijo Daniel a Nabucodonosor:

«Tú, oh rey, estabas mirando y apareció una gran estatua. Era una estatua enorme y su brillo extraordinario resplandecía ante ti, y su aspecto era terrible. Aquella estatua tenía la cabeza de oro fino, el pecho y los brazos de plata, el vientre y los muslos de bronce, las piernas de hierro y los pies de hierro mezclado con barro.

Mientras estabas mirando, una piedra se desprendió sin intervención humana, chocó con los pies de hierro y barro de la estatua y los hizo pedazos. Se hicieron pedazos a la vez el hierro y el barro, el bronce, la plata y el oro, triturados como tamo de una era en verano; el viento los arrebató y desaparecieron sin dejar rastro. Y la piedra que había deshecho la estatua creció hasta hacerse una montaña enorme que ocupaba toda la tierra».

«Éste era el sueño; ahora explicaremos al rey su sentido:

Tú, ¡oh rey, rey de reyes!, a quien el Dios del cielo ha entregado el reino y el poder, y el dominio y la gloria, a quien ha dado todos los territorios habitados por hombres, bestias del campo y aves del cielo, para que reines sobre todos ellos, tú eres la cabeza de oro.

Te sucederá un reino de plata menos poderoso; después, un tercer reino de bronce, que dominará a todo el orbe.

Vendrá después un cuarto reino, fuerte como el hierro; como el hierro destroza y machaca todo, así destrozará y triturará a todos.

Los pies y los dedos que viste, de hierro mezclado con barro de alfarero, representan un reino dividido, aunque conservará algo del vigor del hierro, porque viste hierro mezclado con arcilla. Los dedos de los pies, de hierro y barro, son un reino a la vez poderoso y débil. Como viste el hierro mezclado con la arcilla, así se mezclarán los linajes, pero no llegarán a fundirse uno con otro, lo mismo que no se puede fundir el hierro con el barro.

Durante ese reinado, el Dios del cielo suscitará un reino que nunca será destruido, ni su dominio pasará a otro pueblo, sino que destruirá y acabará con todos los demás reinos, y él durará por siempre.

En cuanto a la piedra que viste desprenderse del monte sin intervención humana, y que destrozó el hierro, el bronce, el barro, la plata y el oro, esto significa lo que el Dios poderoso ha revelado al rey acerca del tiempo futuro.

El sueño tiene sentido, la interpretación es cierta».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dan 3, 57. 58. 59. 60. 61. (R.: 52b)

R. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

V. Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor. R.

V. Cielos, bendecid al Señor. R.

V. Ángeles del Señor, bendecid al Señor. R.

V. Aguas del espacio, bendecid al Señor. R.

V. Ejércitos del Señor, bendecid al Señor. R.


Aleluya

Ap 2, 10c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Sé fiel hasta la muerte —dice el Señor—
y te daré la corona de la vida. R.


EVANGELIO

Lc 21, 5-11

No quedará piedra sobre piedra.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, como algunos hablaban del templo, de lo bellamente adornado que estaba con piedra de calidad y exvotos, Jesús les dijo:

«Esto que contempláis, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea destruida».

Ellos le preguntaron:

«Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder?».

Él dijo:

«Mirad que nadie os engañe. Porque muchos vendrán en mi nombre, diciendo: “Yo soy”, o bien: “Está llegando el tiempo”; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque es necesario que eso ocurra primero, pero el final no será enseguida».

Entonces les decía:

«Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países, hambres y pestes. Habrá también fenómenos espantosos y grandes signos en el cielo».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XXXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dan 5, 1-6. 13-14. 16-17. 23-28

Aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo.

Lectura de la profecía de Daniel.

EN aquellos días, el rey Baltasar ofreció un gran banquete a mil de sus nobles, y se puso a beber vino delante de los mil. Bajo el efecto del vino, mandó traer los vasos de oro y plata que su padre Nabucodonosor había cogido en el templo de Jerusalén, para que bebieran en ellos el rey junto con sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Cuando trajeron los vasos de oro que habían cogido en el templo de Jerusalén, brindaron con ellos el rey y sus nobles, sus mujeres y sus concubinas. Y mientras bebían vino, alababan a los dioses de oro y plata, de bronce y hierro, de piedra y madera.

De repente, aparecieron unos dedos de mano humana escribiendo sobre el revoque del muro del palacio real, frente al candelabro, y el rey veía el dorso de la mano que escribía. Entonces su rostro palideció, sus pensamientos le turbaron, los músculos del cuerpo se le aflojaron, y las rodillas le entrechocaban.

Trajeron a Daniel ante el rey, y éste le preguntó:

«¿Eres tú Daniel, uno de los judíos desterrados que trajo de Judea el rey mi padre? He oído decir de ti que posees el espíritu de los dioses, y que en ti se encuentran inteligencia, prudencia y una sabiduría extraordinaria.

He oído decir de ti que tú puedes interpretar sueños y resolver problemas; pues bien, si logras leer lo escrito y exponerme su interpretación, te vestirás de púrpura, llevarás al cuello un collar de oro y ocuparás el tercer puesto en mi reino».

Entonces Daniel habló así al rey:

«Quédate con tus dones y da a otro tus regalos. Yo leeré al rey lo escrito y le expondré su interpretación.

Te has rebelado contra el Señor del cielo y has hecho traer a tu presencia los vasos de su templo, para beber vino en ellos en compañía de tus nobles, tus mujeres y tus concubinas. Has alabado a dioses de plata y oro, de bronce y hierro, de madera y piedra, que ni ven, ni oyen, ni entienden; mientras que al Dios dueño de tu vida y tus empresas no lo has honrado. Por eso él ha enviado esa mano para escribir este texto.

Lo que está escrito es: “Contado, Pesado, Dividido”. Y la interpretación es ésta:

“Contado”: Dios ha contado los días de tu reinado y les ha señalado el final. “Pesado”: te ha pesado en la balanza y te falta peso. “Dividido”: tu reino ha sido dividido, y lo entregan a medos y persas».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dan 3, 62. 63. 64. 65. 66. 67. (R.: 52b)

R. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

V. Sol y luna, bendecid al Señor. R.

V. Astros del cielo, bendecid al Señor. R.

V. Lluvia y rocío, bendecid al Señor. R.

V. Vientos todos, bendecid al Señor. R.

V. Fuego y calor, bendecid al Señor. R.

V. Fríos y heladas, bendecid al Señor. R.


Aleluya

Ap 2, 10c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Sé fiel hasta la muerte —dice el Señor—
y te daré la corona de la vida. R.


EVANGELIO

Lc 21, 12-19

Todos os odiarán a causa de mi nombre, pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a las sinagogas y a las cárceles, y haciéndoos comparecer ante reyes y gobernadores, por causa de mi nombre. Esto os servirá de ocasión para dar testimonio.

Por ello, meteos bien en la cabeza que no tenéis que preparar vuestra defensa, porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro.

Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os entregarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán a causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá; con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XXXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dan 6, 12-27

Mi Dios envió a su ángel a cerrar las fauces de los leones.

Lectura de la profecía de Daniel.

EN aquellos días, unos hombres espiaron a Daniel y lo sorprendieron orando y suplicando a su Dios.

Luego se acercaron al rey y le hablaron sobre la prohibición:

«Majestad, ¿no has firmado tú un decreto que prohíbe durante treinta días hacer oración a cualquier dios u hombre fuera de ti, oh rey, bajo pena de ser arrojado al foso de los leones?».

El rey contestó:

«El decreto está en vigor, como ley irrevocable de medos y persas».

Ellos le replicaron:

«Pues Daniel, uno de los deportados de Judea, no te obedece a ti, majestad, ni acata el edicto que has firmado, sino que hace su oración tres veces al día».

Al oírlo, el rey, todo sofocado, se puso a pensar cómo salvar a Daniel, y hasta la puesta del sol estuvo intentando librarlo. Pero aquellos hombres le urgían, diciéndole:

«Majestad, sabes que, según la ley de medos y persas, todo decreto o edicto real son válidos e irrevocables».

Entonces el rey mandó traer a Daniel y echarlo al foso de los leones. Y dijo a Daniel:

«¡Que te salve tu Dios al que veneras fielmente!».

Trajeron una piedra, taparon con ella la boca del foso, y el rey la selló con su sello y con el de sus nobles, de manera que nadie pudiese modificar la sentencia dada contra Daniel.

Luego el rey volvió a su palacio, pasó la noche en ayunas, sin mujeres y sin poder dormir.

Por la mañana, al rayar el alba, el rey se levantó y fue corriendo al foso de los leones. Se acercó al foso y gritó a Daniel con voz angustiada. Le dijo a Daniel:

«¡Daniel, siervo del Dios vivo! ¿Ha podido salvarte de los leones tu Dios al que veneras fielmente?».

Daniel le contestó:

«¡Viva el rey eternamente! Mi Dios envió a su ángel a cerrar las fauces de los leones, y no me han hecho ningún daño, porque ante él soy inocente; tampoco he hecho nada malo contra ti».

El rey se alegró mucho por eso y mandó que sacaran a Daniel del foso; al sacarlo del foso, no tenía ni un rasguño, porque había confiado en su Dios. Luego el rey mandó traer a los hombres que habían calumniado a Daniel, y ordenó que los arrojasen al foso de los leones con sus hijos y esposas. No habían llegado al suelo del foso y ya los leones los habían atrapado y despedazado.

Entonces el rey Darío escribió a todos los pueblos, naciones y lenguas que pueblan la tierra:

«¡Paz y bienestar! De mi parte queda establecido el siguiente decreto: Que en todos los dominios de mi reino se respete y se tema al Dios de Daniel. Él es el Dios vivo, que permanece siempre. Su reino no será destruido, su imperio dura hasta el fin. Él salva y libra, hace prodigios y signos en el cielo y en la tierra. Él salvó a Daniel de los leones».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dan 3, 69. 70. 71. 72. 73. 74 (R.: 52b)

R. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

V. Témpanos y hielos, bendecid al Señor. R.

V. Escarchas y nieves, bendecid al Señor. R.

V. Noche y día, bendecid al Señor. R.

V. Luz y tinieblas, bendecid al Señor. R.

V. Rayos y nubes, bendecid al Señor. R.

V. Bendiga la tierra al Señor. R.


Aleluya

Lc 21, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Levantaos, alzad la cabeza;
se acerca vuestra liberación. R.


EVANGELIO

Lc 21, 20-28

Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuando veáis a Jerusalén sitiada por ejércitos, sabed que entonces está cerca su destrucción. Entonces los que estén en Judea, que huyan a los montes; los que estén en medio de Jerusalén, que se alejen; los que estén en los campos, que no entren en ella; porque éstos son días de venganza para que se cumpla todo lo que está escrito.

¡Ay de las que estén encintas o criando en aquellos días! Porque habrá una gran calamidad en esta tierra y un castigo para este pueblo.

Caerán a filo de espada, los llevarán cautivos a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por gentiles, hasta que alcancen su plenitud los tiempos de los gentiles.

Habrá signos en el sol y la luna y las estrellas, y en la tierra angustia de las gentes, perplejas por el estruendo del mar y el oleaje, desfalleciendo los hombres por el miedo y la ansiedad ante lo que se le viene encima al mundo, pues las potencias del cielo serán sacudidas.

Entonces verán al Hijo del hombre venir en una nube, con gran poder y gloria.

Cuando empiece a suceder esto, levantaos, alzad la cabeza; se acerca vuestra liberación».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XXXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dan 7, 2-14

Vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.

Lectura de la profecía de Daniel.

YO, Daniel, tuve una visión nocturna: Vi que los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro bestias gigantescas salieron del mar, distintas una de otra.

La primera era como un león con alas de águila; la estaba mirando y de pronto vi que le arrancaban las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron un corazón humano.

Había una segunda bestia semejante a un oso; estaba medio erguida, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron:

«Levántate. Come carne en abundancia».

Después yo seguía mirando y vi otra bestia como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo, y esta bestia tenía cuatro cabezas. Y le dieron el poder.

Después seguí mirando y en mi visión nocturna contemplé una cuarta bestia, terrible, espantosa y extraordinariamente fuerte; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba; y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era distinta a las bestias anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos, y vi que de entre ellos salía otro cuerno pequeño; y arrancaron ante él tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos, y una boca que profería insolencias.

Miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó.

Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima;
su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas;
un río impetuoso de fuego brotaba y corría ante él.
Miles y miles lo servían, millones estaban a sus órdenes.
Comenzó la sesión y se abrieron los libros.

Yo seguía mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la bestia, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras bestias les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada, hasta un tiempo y una hora.

Seguí mirando. Y en mi visión nocturna
vi venir una especie de hijo de hombre entre las nubes del cielo.
Avanzó hacia el anciano y llegó hasta su presencia.
A él se le dio poder, honor y reino.
Y todos los pueblos, naciones y lenguas lo sirvieron.
Su poder es un poder eterno, no cesará.
Su reino no acabará.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dn 3, 75. 76. 77. 78. 79. 80. 81. (R.: 52b)

R. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

V. Montes y cumbres, bendecid al Señor. R.

V. Cuanto germina en la tierra, bendiga al Señor. R.

V. Manantiales, bendecid al Señor. R.

V. Mares y ríos, bendecid al Señor. R.

V. Cetáceos y peces, bendecid al Señor. R.

V. Aves del cielo, bendecid al Señor. R.

V. Fieras y ganados, bendecid al Señor. R.


Aleluya

Lc 21, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Levantaos, alzad la cabeza
se acerca vuestra liberación. R.


EVANGELIO

Lc 21, 29-33

Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos una parábola:

«Fijaos en la higuera y en todos los demás árboles: cuando veis que ya echan brotes, conocéis por vosotros mismos que ya está llegando el verano.

Igualmente vosotros, cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios.

En verdad os digo que no pasará esta generación sin que todo suceda.

El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XXXIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dan 7, 15-27

El reinado y el dominio serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo.

Lectura de la profecía de Daniel.

YO Daniel, me sentía agitado por dentro, y me turbaban las visiones de mi mente.

Me acerqué a uno de los que estaban allí en pie y le pedí que me explicase todo aquello.

Él me contestó, explicándome la interpretación de la visión:

«Esas cuatro bestias gigantescas representan cuatro reinos que surgirán en el mundo. Pero los santos del Altísimo recibirán el reino y lo poseerán para siempre por los siglos de los siglos».

Yo quise saber lo que significaba la cuarta bestia, distinta de las demás, terrible, con dientes de hierro y garras de bronce, que devoraba y trituraba y pateaba las sobras con las pezuñas y qué significaban los diez cuernos de su cabeza, y el otro cuerno que le salía y eliminaba a otros tres; aquel cuerno que tenía ojos y una boca que profería insolencias, y era más grande que sus compañeros.

Mientras yo seguía mirando, aquel cuerno luchó contra los santos y los derrotó.

Hasta que llegó el anciano para hacer justicia a los santos del Altísimo; se cumplió el tiempo y los santos tomaron posesión del reino.

Después me dijo:

«La cuarta bestia es un cuarto reino que habrá en la tierra, distinto de todos los demás; devorará toda la tierra, la trillará y triturará. Sus diez cuernos son diez reyes que habrá en aquel reino; después de ellos vendrá otro distinto que destronará a tres reyes, blasfemará contra el Altísimo, e intentará aniquilar a los santos del Altísimo y cambiar el calendario y la ley. Los santos serán abandonados a su poder durante un año, dos años y medio año.

Pero cuando se siente el tribunal a juzgar, se le quitará el poder y será destruido y aniquilado totalmente.

El reinado, el dominio y la grandeza de todos los reinos bajo el cielo serán entregados al pueblo de los santos del Altísimo. Su reino será un reino eterno, al que temerán y se someterán todos los soberanos».

Hasta aquí llega el relato. Yo, Daniel, quedé muy turbado con mis pensamientos y se me mudó el semblante; pero guardé todo en mi corazón.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dn 3, 82. 83. 84. 85. 86. 87. (R.: 9bc)

R. ¡Ensalzadlo con himnos por los siglos!

V. Hijos de los hombres, bendecid al Señor. R.

V. Bendiga Israel al Señor. R.

V. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. R.

V. Siervos del Señor, bendecid al Señor. R.

V. Almas y espíritus justos, bendecid al Señor. R.

V. Santos y humildes de corazón, bendecid al Señor. R.


Aleluya

Lc 21, 36abd

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Estad despiertos en todo tiempo,
pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre. R.


EVANGELIO

Lc 21, 34-36

Estad despiertos, para que podáis escapar de todo lo que está por suceder.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Tened cuidado de vosotros, no sea que se emboten vuestros corazones con juergas, borracheras y las inquietudes de la vida, y se os eche encima de repente aquel día; porque caerá como un lazo sobre todos los habitantes de la tierra.

Estad, pues, despiertos en todo tiempo, pidiendo que podáis escapar de todo lo que está por suceder y manteneros en pie ante el Hijo del hombre».


Palabra del Señor.





APÉNDICE I:
ALELUYA
PARA LAS FERIAS DEL TIEMPO ORDINARIO

Estos textos pueden usarse en lugar de los que se hallan cada domingo antes del Evangelio.

1.

1 Sam 3, 9c; Jn 6, 68c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Habla, Señor, que tu siervo te escucha;
tú tienes palabras de vida eterna. R.

2.

Cf. Sal 18, 9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tus palabras, Señor, alegran el corazón;
tu enseñanza da luz a los ojos. R.

3.

Sal 24, 4bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios mío, instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad. R.

4.

Sal 26, 11ab

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Señor, enséñame tu camino,
guíame por la senda llana. R.

5.

Cf. Sal 94, 8a. 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.

6.

Sal 110, 7b-8a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Todos tus preceptos, Señor, merecen confianza,
son estables para siempre jamás. R.

7.

Sal 118, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Ábreme los ojos, Señor,
y contemplare las maravillas de tu voluntad. R.

8.

Sal 118, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Instrúyeme en el camino de tus mandatos
y meditaré tus maravillas. R.

9.

Cf. Sal 118, 34

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Enséñame a cumplir tu ley, Señor,
y a guardarla de todo corazón. R.

10.

Cf. Sal 118, 36a. 29b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Inclina mi corazón a tus preceptos, Señor,
y dame la gracia de tu voluntad. R.

11.

Sal 118, 88

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Por tu bondad dame vida,
para que observe los preceptos de tu boca. R.

12.

Sal 118, 105

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero. R.

13.

Sal 118, 135

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus leyes. R.

14.

Cf. Sal 129, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Espero en el Señor,
espero en su palabra. R.

15.

Sal 144, 13cd

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Señor es fiel a sus palabras,
bondadoso en todas sus acciones. R.

16.

Sal 147, 12a. 15a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Glorifica al Señor, Jerusalén;
él envía su mensaje a la tierra. R.

17.

Mt 4, 4b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.

18.

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.

19.

Cf. Lc 8, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia. R.

20.

Cf. Jn 6, 63c. 68c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna. R.

21.

Cf. Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.

22.

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.

23.

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre sino por mí. R.

24.

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.

25.

Jn 15, 15b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. A vosotros os llamo amigos —dice el Señor—,
porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer. R.

26.

Cf. Jn 17, 17b. a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.

27.

Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.

28.

2 Cor 5, 19

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios estaba en Cristo reconociendo al mundo consigo,
y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. R.

29.

Cf. Ef 1, 17-18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama. R.

30.

Flp 2, 15d-16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Brilláis como lumbreras del mundo,
manteniendo firma la palabra de la vida. R.

31.

Cf. Col 3, 16a. 17c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza,
dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo. R.

32.

Cf. 1 Tes 2, 13

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino, cual es en verdad, como palabra de Dios. R.

33.

Cf. 2 Tes 2, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios nos llamó por medio del Evangelio
para que sea nuestra la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R.

34.

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.

35.

Hb 4, 12ad

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.

36.

Sant 1, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre, por propia iniciativa,
nos engendró con la palabra de la verdad,
para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.

37.

Sant 1, 21bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged con docilidad la palabra,
que ha sido injertada en vosotros
y es capaz de salvar vuestras vidas. R.

38.

Cf. 1 Pe 1, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra del Señor permanece para siempre;
esta es la palabra del Evangelio que ha sido anunciada. R.

39.

1 Jn 2, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Quien guarda la palabra de Cristo,
ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. R.

Para la última semana:

1.

Mt 24, 42a. 44

Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos penséis
viene el Hijo del hombre.

2.

Lc 21, 28

Levantaos, alzad la cabeza:
se acerca vuestra liberación.

3.

Lc 21, 36

Estad despiertos en todo tiempo,
pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre.

4.

Ap 2, 10c

Sé fiel hasta la muerte —dice el Señor—
y te daré la corona de la vida.



APÉNDICE II:
Textos musicalizados



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