L-I-B-TPO ORDINARIO 2-9

Leccionario I (B)

PARA TIEMPO ORDINARIO
DOMINGOS 2o al 9o
– AÑO B –

DOMINGOS DEL TIEMPO ORDINARIO:

 2               

APÉNDICES

APÉNDICE III: Aleluya para los domingos del tiempo ordinario


TIEMPO ORDINARIO
(AÑO B)

DOMINGO II
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


PRIMERA LECTURA

1 Sam 3, 3b-10. 19

Habla, Señor, que tu siervo escucha.

Lectura del primer libro de Samuel.

Entonces el Señor llamó a Samuel. Éste respondió:

«Aquí estoy».

Corrió adonde estaba Elí y le dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Respondió:

«No te he llamado; vuelve a acostarte».

Fue y se acostó.

El Señor volvió a llamar a Samuel.

Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Respondió:

«No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte».

Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la palabra del Señor. El Señor llamó a Samuel, por tercera vez . Se levantó, fue adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel:

«Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”».

Samuel fue a acostarse en su sitio. El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores:

«¡Samuel, Samuel!».

Respondió Samuel:

«Habla, que tu siervo escucha».

Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara ninguna de sus palabras.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 39, 2 y 4ab. 7. 8-9. 10

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

V. «—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas». R.

V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R.



SEGUNDA LECTURA

1 Cor 6, 13c-15a. 17-20

¡Vuestros cuerpos son miembros de Cristo!

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

El cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor; y el Señor, para el cuerpo. Y Dios resucitó al Señor y nos resucitará también a nosotros con su poder.

¿No sabéis que vuestros cuerpos son miembros de Cristo? El que se une al Señor es un espíritu con él.

Huid de la fornicación. Cualquier pecado que cometa el hombre queda fuera de su cuerpo. Pero el que fornica peca contra su propio cuerpo. ¿Acaso no sabéis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, que habita en vosotros porque lo habéis recibido de Dios? Y no os pertenecéis, pues habéis sido comprados a buen precio.

Por tanto, ¡glorificad a Dios con vuestro cuerpo!


Palabra de Dios.

Aleluya

Cf. Jn 1, 41. 17b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Hemos encontrado al Mesías, que es Cristo;
la gracia y la verdad nos han llegado por medio de él. R.


EVANGELIO

Jn 1, 35-42

Vieron dónde vivía y se quedaron con él.

+

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:

«Éste es el Cordero de Dios».

Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:

«¿Qué buscáis?».

Ellos le contestaron:

«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».

Él les dijo:

«Venid y veréis».

Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:

«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».

Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:

«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)».


Palabra del Señor.


DOMINGO III
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


PRIMERA LECTURA

Jon 3, 1-5. 10

Los ninivitas habían abandonado el mal camino.

Lectura de la profecía de Jonás.

«Ponte en marcha y ve a la gran ciudad de Nínive; allí les anunciarás el mensaje que yo te comunicaré».

Jonás se puso en marcha hacia Nínive, siguiendo la orden del Señor. Nínive era una ciudad inmensa, hacían falta tres días para recorrerla. Jonás empezó a recorrer la ciudad el primer día, proclamando:

«Dentro de cuarenta días Nínive será arrasada».

Los ninivitas creyeron en Dios; proclamaron un ayuno y se vistieron con rudo sayal, desde el más importante al menor.

Vio Dios su comportamiento, cómo habían abandonado el mal camino, y se arrepintió de la desgracia que había determinado enviarles. Así que no la ejecutó.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 24, 4-5ab. 6-7bc. 8-9 (R.: 4a)

R. Señor, enséñame tus caminos.

V. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

V. Recuerda, Señor, que tu ternura
y tu misericordia son eternas;
acuérdate de mí con misericordia,
por tu bondad, Señor. R.

V. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 7, 29-31

La representación de este mundo se termina.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

DIGO esto, hermanos: que el momento es apremiante.

Queda como solución que los que tienen mujer vivan como si no la tuvieran; los que lloran, como si no lloraran; los que están alegres, como si no se alegraran; los que compran, como si no poseyeran; los que negocian en el mundo, como si no disfrutaran de él: porque la representación de este mundo se termina.


Palabra de Dios.

Aleluya

Cf. Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios,
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 1, 14-20

Convertíos y creed en el Evangelio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:

«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.

Jesús les dijo:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.


Palabra del Señor.


DOMINGO IV
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


PRIMERA LECTURA

Dt 18, 15-20

Suscitaré un profeta y pondré mis palabras en su boca.

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS habló al pueblo, diciendo:

«El Señor, tu Dios, te suscitará de entre los tuyos, de entre tus hermanos, un profeta como yo. A él lo escucharéis. Es lo que pediste al Señor, tu Dios, en el Horeb el día de la asamblea: “No quiero volver a escuchar la voz del Señor mi Dios, ni quiero ver más ese gran fuego, para no morir”.

El Señor me respondió: “Está bien lo que han dicho. Suscitaré un profeta de entre sus hermanos, como tú. Pondré mis palabras en su boca, y les dirá todo lo que yo le mande. Yo mismo pediré cuentas a quien no escuche las palabras que pronuncie en mi nombre. Y el profeta que tenga la arrogancia de decir en mi nombre lo que yo no le haya mandado, o hable en nombre de dioses extranjeros, ese profeta morirá”».


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 94, 1-2. 6-7c. 7d-9 (R.: cf. 7d-8a)

R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».

V. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos. R.

V. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

V. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 7, 32-35

La soltera se preocupa de los asuntos del Señor, de ser santa.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

Quiero que os ahorréis preocupaciones: el no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor; en cambio, el casado se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su mujer, y anda dividido. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma; en cambio, la casada se preocupa de los asuntos del mundo, buscando contentar a su marido.

Os digo todo esto para vuestro bien, no para poneros una trampa, sino para induciros a una cosa noble y al trato con el Señor sin preocupaciones.


Palabra de Dios.

Aleluya

Mt 4, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El pueblo que habitaba en tinieblas vio una luz grande;
a los que habitaban la tierra y sombras de muerte, una luz les brilló. R.


EVANGELIO

Mc 1, 21b-28

Les enseñaba con autoridad.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN la ciudad de Cafarnaún, el sábado entró Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas.

Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:

«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Jesús lo increpó:

«¡Cállate y sal de él!».

El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:

«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y lo obedecen».

Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.


Palabra del Señor.


DOMINGO V
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


PRIMERA LECTURA

Job 7, 1-4. 6-7

Me harto de dar vueltas hasta el alba.

Lectura del libro de Job.

«¿No es acaso milicia la vida del hombre sobre la tierra,
y sus días como los de un jornalero?;
como el esclavo, suspira por la sombra;
como el jornalero, aguarda su salario.

Mi herencia han sido meses baldíos,
me han asignado noches de fatiga.

Al acostarme pienso: ¿Cuándo me levantaré?

Se me hace eterna la noche
y me harto de dar vueltas hasta el alba.

Corren mis días más que la lanzadera,
se van consumiendo faltos de esperanza.

Recuerda que mi vida es un soplo,
que mis ojos no verán más la dicha».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 146, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: cf. 3a)

R. Alabad al Señor, que sana los corazones destrozados.

O bien:

R. Aleluya.

V. Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.
El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel. R.

V. Él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.
Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre. R.

V. Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 9, 16-19. 22-23

Ay de mí si no anuncio el Evangelio.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

El hecho de predicar no es para mí motivo de orgullo.

No tengo más remedio y, ¡ay de mí si no anuncio el Evangelio!

Si yo lo hiciera por mi propio gusto, eso mismo sería mi paga.

Pero, si lo hago a pesar mío, es que me han encargado este oficio.

Entonces, ¿cuál es la paga? Precisamente dar a conocer el Evangelio, anunciándolo de balde, sin usar el derecho que me da la predicación del Evangelio.

Porque, siendo libre como soy, me he hecho esclavo de todos para ganar a los más posibles. Me he hecho débil con los débiles, para ganar a los débiles; me he hecho todo para todos, para ganar, sea como sea, a algunos.

Y todo lo hago por causa del Evangelio, para participar yo también de sus bienes.


Palabra de Dios.

Aleluya

Mt 8, 17b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades. R.


EVANGELIO

Mc 1, 29-39

Curó a muchos enfermos de diversos males.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a la casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía estaba muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


Palabra del Señor.


DOMINGO VI
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


PRIMERA LECTURA

Lev 13, 1-2. 44-46

El leproso vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento.

Lectura del libro del Levítico

EL Señor dijo a Moisés y a Aarón:

«Cuando alguno tenga una inflamación, una erupción o una mancha en la piel, y se le produzca una llaga como de lepra, será llevado ante el sacerdote Aarón, o ante uno de sus hijos sacerdotes.

Se trata de un leproso: es impuro. El sacerdote lo declarará impuro de lepra en la cabeza.

El enfermo de lepra andará con la ropa rasgada y la cabellera desgreñada, con la barba tapada y gritando: “¡Impuro, impuro!”. Mientras le dure la afección, seguirá siendo impuro. Es impuro y vivirá solo y tendrá su morada fuera del campamento».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 31, 1-2. 5. 11 (R.: 7ac)

R. Tú eres mi refugio, me rodeas de cantos de liberación.

V. Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito
y en cuyo espíritu no hay engaño. R.

V. Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

V. Alegraos, justos, y gozad con el Señor;
aclamadlo, los de corazón sincero. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 10, 31 – 11, 1

Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Ya comáis, ya bebáis o hagáis lo que hagáis, hacedlo todo para gloria de Dios.

No deis motivo de escándalo ni a judíos, ni a griegos, ni a la Iglesia de Dios; como yo, que procuro contentar en todo a todos, no buscando mi propia ventaja, sino la de la mayoría, para que se salven.

Sed imitadores míos como yo lo soy de Cristo.


Palabra de Dios.

Aleluya

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 1, 40-45

La lepra se le quitó, y quedó limpio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se acercó a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

«Si quieres, puedes limpiarme».

Compadecido, extendió la mano y lo tocó, diciendo:

«Quiero: queda limpio».

La lepra se le quitó inmediatamente, y quedó limpio. Él lo despidió, encargándole severamente:

«No se lo digas a nadie; pero, para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

Pero, cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo, se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.


Palabra del Señor.


DOMINGO VII
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


P
RIMERA LECTURA

Is 43, 18-19. 21-22. 24c-25

Por mi cuenta cancelo tus crímenes.

Lectura del libro de Isaías.

ESTO dice el Señor:

«No recordéis lo de antaño,
no penséis en lo antiguo;
mirad que realizo algo nuevo;
ya está brotando, ¿no lo notáis?

Abriré un camino en el desierto,
corrientes en el yermo
para dar de beber
a este pueblo que me he formado
para que proclame mi alabanza.

Pero tú no me invocabas, Jacob,
porque te cansaste de mí, Israel.

Me has agobiado con tus pecados,
me has cansado con tus culpas.

Yo, soy yo quien por mi cuenta
cancelo tus crímenes y olvido tus pecados.


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 40, 2-3. 4-5. 13-14. (R.: 5b)

R. Sáname, Señor, porque he pecado contra ti.

V. Dichoso el que cuida del pobre;
en el día aciago lo pondrá a salvo el Señor.
El Señor lo guarda y lo conserva en vida,
para que sea dichoso en la tierra,
y no lo entrega a la saña de sus enemigos. R.

V. El Señor lo sostendrá en el lecho del dolor,
calmará los dolores de su enfermedad.
Yo dije: «Señor, ten misericordia,
sáname, porque he pecado contra ti». R.

V. A mí, en cambio, me conservas la salud,
me mantienes siempre en tu presencia.
Bendito el Señor, Dios de Israel,
desde siempre y por siempre. Amén, amén. R.


SEGUNDA LECTURA

2 Cor 1, 18-22

Jesús no fue sí y no, sino que en él sólo hubo sí.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

¡Dios me es testigo!

La palabra que os dirigimos no es sí y no.

Pues el Hijo de Dios, Jesucristo, que fue anunciado entre vosotros por mí, por Silvano y por Timoteo, no fue sí y no, sino que en él sólo hubo sí. Pues todas las promesas de Dios han alcanzado su sí en él. Así, por medio de él, decimos nuestro «Amén» a Dios, para gloria suya a través de nosotros.

Es Dios quien nos confirma en Cristo a nosotros junto con vosotros; y además nos ungió, nos selló y ha puesto su Espíritu como prenda en nuestros corazones.


Palabra de Dios.

Aleluya

Lc 4, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad. R.


EVANGELIO

Mc 2, 1-12

El Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

CUANDO a los pocos días volvió Jesús a Cafarnaún, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.

Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:

«Hijo, tus pecados te son perdonados».

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».

Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:

«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —dice al paralítico—: “Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”».

Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

«Nunca hemos visto una cosa igual».


Palabra del Señor.


DOMINGO VIII
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


PRIMERA LECTURA

Os 2, 16b. 17b. 21-22

Me desposaré contigo para siempre.

Lectura de la profecía de Oseas.

ESTO dice el Señor:

«Yo la llevo al desierto,le hablo al corazón.

Allí responderá como en los días de su juventud,
como el día de su salida de Egipto.

Me desposaré contigo para siempre,
me desposaré contigo
en justicia y en derecho,
en misericordia y en ternura,
me desposaré contigo en fidelidad
y conocerás al Señor».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13 (R.: 8a)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

V. Él perdona todas tus culpas,
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

V. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.

V. Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen. R.


SEGUNDA LECTURA

2 Cor 3, 1b-6

Sois carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

¿Necesitamos presentaros o pediros cartas de recomendación?

Vosotros sois nuestra carta, escrita en nuestros corazones, conocida y leída por todo el mundo. Es evidente que sois carta de Cristo, redactada por nuestro ministerio, escrita no con tinta, sino con el Espíritu de Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en las tablas de corazones de carne.

Pero esta confianza la tenemos ante Dios por Cristo; no es que por nosotros mismos seamos capaces de atribuirnos nada como realización nuestra; nuestra capacidad nos viene de Dios, el cual nos capacitó para ser ministros de una alianza nueva: no de la letra, sino del Espíritu; pues la letra mata, mientras que el Espíritu da vida.


Palabra de Dios.

Aleluya

Sant 1, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad,
para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.


EVANGELIO

Mc 2, 18-22

El esposo está con ellos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:

«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».

Jesús les contesta:

«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar. Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.

Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor.

Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».


Palabra del Señor.


DOMINGO IX
DEL TIEMPO ORDINARIO (año B)


PRIMERA LECTURA

Dt 5, 12-15

Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto.

Lectura del libro del Deuteronomio.

ESTO dice el Señor:

«Observa el día del sábado, para santificarlo, como el Señor, tu Dios, te ha mandado.

Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu buey, ni tu asno, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades, para que descansen, como tú, tu esclavo y tu esclava.

Recuerda que fuiste esclavo en la tierra de Egipto y que el Señor, tu Dios, te sacó de allí con mano fuerte y con brazo extendido. Por eso te manda el Señor, tu Dios, guardar el día del sábado».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 80, 3-4. 5-6ab. 6c-8a. 10-11ab (R.: 2a)

R. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

V. Acompañad, tocad los panderos,
las citaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta. R.

V. Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto. R.

V. Oigo un lenguaje desconocido:
«Retiré sus hombros de la carga,
y sus manos dejaron la espuerta;
clamaste en la aflicción, y te libré. R.

V. No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto». R.


SEGUNDA LECTURA

2 Cor 4, 6-11

La vida de Jesús se manifiesta en nuestra carne mortal.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

El Dios que dijo: «Brille la luz del seno de las tinieblas» ha brillado en nuestros corazones, para que resplandezca el conocimiento de la gloria de Dios reflejada en el rostro de Cristo.

Pero llevamos este tesoro en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros.

Atribulados en todo, mas no aplastados; apurados, mas no desesperados; perseguidos, pero no abandonados; derribados, mas no aniquilados, llevando siempre y en todas partes en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo.

Pues, mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal.


Palabra de Dios.

Aleluya

Cf. Jn 17, 17b. a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.


EVANGELIO (forma larga)

Mc 2, 23 – 3, 6

El Hijo del hombre es también señor del sábado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

SUCEDIÓ que un sábado atravesaba él un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.

Los fariseos le preguntan:

«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».

Él les responde:

«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».

Y les decía:

«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

Entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.

Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:

«Levántate y ponte ahí en medio».

Y a ellos les pregunta:

«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».

Ellos callaban.

Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:

«Extiende la mano».

La extendió y su mano quedó restablecida.

En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.


Palabra del Señor.

EVANGELIO (forma breve)

Mc 2, 23-28

El Hijo del hombre es también señor del sábado.

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Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

SUCEDIÓ que un sábado atravesaba él un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.

Los fariseos le preguntan:

«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».

Él les responde:

«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».

Y les decía:

«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».


Palabra del Señor.











APÉNDICE III: Aleluya para los domingos del tiempo ordinario

APÉNDICE III
ALELUYA
PARA LOS DOMINGOS DEL TIEMPO ORDINARIO

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