COMÚN SANTOS

OFICIOS COMUNES

4 SEMANAS SALTERIO TIEMPO ORDINARIO.

| – 1a | – 2a | – 3a | – 4a |

Dedicación una Iglesia. | Santa María Virgen. | Santos Apóstoles. | Varios Mártires. | Un/a Mártir. | Santos Pastores. | Doctores Iglesia. | Santas Vírgenes. | Santos Varones. | Santas Mujeres.



Común Dedicación de una Iglesia.

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Nueva Jerusalén y ciudad santa,
nuevo Israel, nueva morada
de la comunidad de Dios en Cristo edificada,
Iglesia santa.

Esposa engalanada, con Cristo desposada
por obra del Espíritu en sólida alianza,
divino hogar, fuego de Dios que al mundo inflama,
Iglesia santa.

Edén de Dios y nuevo paraíso,
donde el nuevo Adán recrea a sus hermanos,
donde el «no» del pecador, por pura gracia,
el «sí» eterno de amor de Dios alcanza,
Iglesia santa.

Adoremos a Dios omnipotente y a su Espíritu,
que en el Hijo Jesús, Señor constituido,
del hombre que ha caído raza de Dios levanta,
Iglesia santa. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: En las plazas de Jerusalén reina la alegría, y en sus villas resuena el canto de gozo: «Aleluya».

[Antífona 1 (en Cuaresma): En el templo del Señor un grito unánime: «¡Gloria!».]

Salmo 146.

[Antífona 1 (en Cuaresma): En el templo del Señor un grito unánime: «¡Gloria!».]

Antífona 1: En las plazas de Jerusalén reina la alegría, y en sus villas resuena el canto de gozo: «Aleluya».

Antífona 2: El Señor ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. (T.P. Aleluya.)

Salmo 147:

Antífona 2: El Señor ha reforzado los cerrojos de tus puertas y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. (T.P. Aleluya.)

[Antífona 3 (en Cuaresma): Gloria a ti, Señor, por Cristo, en la Iglesia.]

Cántico de Colosenses.

[Antífona 3 (en Cuaresma): Gloria a ti, Señor, por Cristo, en la Iglesia.]

Antífona 3: En la ciudad de Dios se alegra la muchedumbre de los santos, y los ángeles cantan himnos de júbilo ante el trono de Dios. Aleluya.

Cántico de Apocalipsis 19:

Antífona 3: En la ciudad de Dios se alegra la muchedumbre de los santos, y los ángeles cantan himnos de júbilo ante el trono de Dios. Aleluya.

Lectura breve: Carta a los Efesios 2, 19-22.

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual.

V. La santidad, Señor, Es el adorno de tu casa.

R. La santidad, Señor, Es el adorno de tu casa.

V. Por días sin término.

R. Es el adorno de tu casa.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. La santidad, Señor, Es el adorno de tu casa.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual.

V. La santidad, Señor, es el adorno de tu casa. Aleluya, aleluya.

R. La santidad, Señor, es el adorno de tu casa. Aleluya, aleluya.

V. Por días sin término.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. La santidad, Señor, es el adorno de tu casa. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Gozad con Jerusalén, todos los que la amáis, y alegraos de su alegría. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Gozad con Jerusalén, todos los que la amáis, y alegraos de su alegría. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Señor Jesús, que cimentaste tu casa en la roca,

confirma y robustece la fe y la esperanza de tu Iglesia.

Señor Jesús, de cuyo costado salió sangre y agua,

renueva la Iglesia con los sacramentos de la nueva y eterna alianza.

Señor Jesús, que estás en medio de los que se reúnen en tu nombre,

atiende la oración unánime de tu Iglesia congregada.

Señor Jesús, que con el Padre vienes y haces morada en los que te aman,

perfecciona a tu Iglesia por la caridad.

Señor Jesús, que no echas fuera a ninguno de los que vienen a ti,

acoge a todos los difuntos en la mansión del Padre.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

En la misma iglesia dedicada:

Señor, tú que nos haces revivir cada año el día de la consagración de esta iglesia, escucha las plegarias de tu pueblo, y haz que en este lugar se te ofrezca siempre un servicio digno y así tus fieles obtengan los frutos de una plena redención. Por nuestro Señor Jesucristo.

Fuera de la iglesia dedicada:

Señor, tú que edificas el templo de tu gloria con piedras vivas y elegidas, multiplica en tu Iglesia los dones del Espíritu Santo, a fin de que tu pueblo crezca siempre para edificación de la Jerusalén celeste. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Señor, Dios nuestro, que has querido que tu pueblo se llamara Iglesia, haz que, reunida en tu nombre, te venere, te ame, te siga y, guiada por ti, alcance el reino que le has prometido. Por nuestro Señor Jesucristo.



LAUDES
COMÚN DE DEDICACIÓN UNA IGLESIA.

Antífona Invitatorio: Congregados en la casa de Dios, adoremos a Cristo, Esposo de la Iglesia. (T.P. Aleluya.)

O bien: Venid, adoremos a Cristo, que amó a la Iglesia. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Piedra angular y fundamento es Cristo
del templo espiritual que al Padre alaba,
en comunión de amor con el Espíritu
viviente, en lo más íntimo del alma.

Piedras vivas son todos los cristianos,
ciudad, reino de Dios edificándose,
entre sonoros cánticos de júbilo,
al Rey del universo, templo santo.

El cosmos de alegría se estremece
en latido vital de nueva savia,
al pregustar el gozo y la alegría
de un cielo y una tierra renovados.

Cantad, hijos de Dios, adelantados
del Cristo total, humanidad salvada,
en la que Dios en todos será todo,
comunión viva en plenitud colmada.

Demos gracias al Padre, que nos llama
a ser sus hijos en el Hijo amado,
abramos nuestro espíritu al Espíritu,
adoremos a Dios que a todos salva. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Mi casa se llama casa de oración. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Mi casa se llama casa de oración. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Bendito eres, Señor, en el templo de tu santa gloria. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Bendito eres, Señor, en el templo de tu santa gloria. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Cantad al Señor en la asamblea de los fieles. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Cantad al Señor en la asamblea de los fieles. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Isaías 56, 7.

Los traeré a mi monte santo, los llenaré de júbilo en mi casa de oración; sus holocaustos y sacrificios serán aceptables sobre mi altar; porque mi casa es casa de oración, y así la llamarán todos los pueblos.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. Grande es el Señor. Y muy digno de alabanza.

R. Grande es el Señor. Y muy digno de alabanza.

V. En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.

R. Y muy digno de alabanza.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Grande es el Señor. Y muy digno de alabanza.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Grande es el Señor, y muy digno de alabanza. Aleluya, aleluya.

R. Grande es el Señor, y muy digno de alabanza. Aleluya, aleluya.

V. En la ciudad de nuestro Dios, en su monte santo.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Grande es el Señor, y muy digno de alabanza. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: «Zaqueo, baja en seguida; porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. «Hoy ha entrado la salvación a esta casa». (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: «Zaqueo, baja en seguida; porque hoy tengo que alojarme en tu casa». Él bajó en seguida y lo recibió muy contento. «Hoy ha entrado la salvación a esta casa». (T.P. Aleluya.)

Preces:

Como piedras vivas, edificadas sobre Cristo, la piedra escogida, oremos al Padre todopoderoso por su Iglesia amada y confesemos nuestra fe en ella, diciendo:
Ésta es la casa de Dios y la puerta del cielo.

Padre del cielo, tú eres el labrador, guarda, purifica y acrecienta tu viña,

haciendo que sus sarmientos llenen toda la tierra.

Pastor eterno, protege y acrecienta tu rebaño

y haz que todas las ovejas se reúnan en un solo redil bajo un solo pastor, Jesucristo, tu Hijo.

Sembrador todopoderoso, siembra la palabra en tu campo,

y haz que dé frutos del ciento por uno para la vida eterna.

Arquitecto prudente, santifica tu familia, que es la Iglesia,

y haz que aparezca ante el mundo como ciudad celestial, nueva Jerusalén y esposa sin tacha.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

En la misma iglesia dedicada:

Señor, tú que nos haces revivir cada año el día de la consagración de esta iglesia, escucha las plegarias de tu pueblo, y haz que en este lugar se te ofrezca siempre un servicio digno y así tus fieles obtengan los frutos de una plena redención. Por nuestro Señor Jesucristo.

Fuera de la iglesia dedicada:

Señor, tú que edificas el templo de tu gloria con piedras vivas y elegidas, multiplica en tu Iglesia los dones del Espíritu Santo, a fin de que tu pueblo crezca siempre para edificación de la Jerusalén celeste. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Señor, Dios nuestro, que has querido que tu pueblo se llamara Iglesia, haz que, reunida en tu nombre, te venere, te ame, te siga y, guiada por ti, alcance el reino que le has prometido. Por nuestro Señor Jesucristo.



SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN DE DEDICACIÓN UNA IGLESIA.

Himno:

Nueva Jerusalén y ciudad santa,
nuevo Israel, nueva morada
de la comunidad de Dios en Cristo edificada,
Iglesia santa.

Esposa engalanada, con Cristo desposada
por obra del Espíritu en sólida alianza,
divino hogar, fuego de Dios que al mundo inflama,
Iglesia santa.

Edén de Dios y nuevo paraíso,
donde el nuevo Adán recrea a sus hermanos,
donde el «no» del pecador, por pura gracia,
el «sí» eterno de amor de Dios alcanza,
Iglesia santa.

Adoremos a Dios omnipotente y a su Espíritu,
que en el Hijo Jesús, Señor constituido,
del hombre que ha caído raza de Dios levanta,
Iglesia santa. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: El Altísimo consagra su morada; teniendo a Dios en medio de ella, no vacila. (T.P. Aleluya.)

Salmo 45:

Antífona 1: El Altísimo consagra su morada; teniendo a Dios en medio de ella, no vacila. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Vamos alegres a la casa del Señor. (T.P. Aleluya.)

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Vamos alegres a la casa del Señor. (T.P. Aleluya.)

[Antífona 3 (en Cuaresma): Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor.]

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

[Antífona 3 (en Cuaresma): Todos los pueblos vendrán a postrarse en tu presencia, Señor.]

Antífona 3: Alabad a Dios, todos sus santos. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Alabad a Dios, todos sus santos. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Apocalipsis 21, 2-3. 22. 27.

Vi la ciudad santa, la nueva Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios, preparada como una esposa que se ha adornado para su esposo. Y oí una gran voz desde el trono que decía: «He aquí la morada de Dios entre los hombres, y morará entre ellos, y ellos serán su pueblo, y el Dios con ellos será su Dios». En ella no vi santuario, pues el Señor, Dios todopoderoso, es su santuario, y también el Cordero. No entrará en ella nada profano, ni el que comete abominación y mentira, sino sólo los inscritos en el libro de la vida del Cordero.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual.

V. Dichosos, Señor, los que viven En tu casa.

R. Dichosos, Señor, los que viven En tu casa.

V. Alabándote siempre.

R. En tu casa.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Dichosos, Señor, los que viven En tu casa.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Dichosos, Señor, los que viven en tu casa. Aleluya, aleluya.

R. Dichosos, Señor, los que viven en tu casa. Aleluya, aleluya.

V. Alabándote siempre.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Dichosos, Señor, los que viven en tu casa. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Santificó el Señor su tabernáculo, porque ésta es la casa de Dios, donde se invoca su nombre, del cual está escrito: «Mi nombre habitará allí», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Santificó el Señor su tabernáculo, porque ésta es la casa de Dios, donde se invoca su nombre, del cual está escrito: «Mi nombre habitará allí», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Como piedras vivas, edificadas sobre Cristo, la piedra escogida, oremos al Padre todopoderoso por su Iglesia amada y confesemos nuestra fe en ella, diciendo:
Ésta es la casa de Dios y la puerta del cielo.

Padre del cielo, tú eres el labrador, guarda, purifica y acrecienta tu viña,

haciendo que sus sarmientos llenen toda la tierra.

Pastor eterno, protege y acrecienta tu rebaño,

y haz que todas las ovejas se reúnan en un solo redil bajo un solo pastor, Jesucristo, tu Hijo.

Sembrador todopoderoso, siembra la palabra en tu campo,

y haz que dé frutos del ciento por uno para la vida eterna.

Arquitecto prudente, santifica tu familia, que es la Iglesia,

y haz que aparezca ante el mundo como ciudad celestial, nueva Jerusalén y esposa sin tacha.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

En la misma iglesia dedicada:

Señor, tú que nos haces revivir cada año el día de la consagración de esta iglesia, escucha las plegarias de tu pueblo, y haz que en este lugar se te ofrezca siempre un servicio digno y así tus fieles obtengan los frutos de una plena redención. Por nuestro Señor Jesucristo.

Fuera de la iglesia dedicada:

Señor, tú que edificas el templo de tu gloria con piedras vivas y elegidas, multiplica en tu Iglesia los dones del Espíritu Santo, a fin de que tu pueblo crezca siempre para edificación de la Jerusalén celeste. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Señor, Dios nuestro, que has querido que tu pueblo se llamara Iglesia, haz que, reunida en tu nombre, te venere, te ame, te siga y, guiada por ti, alcance el reino que le has prometido. Por nuestro Señor Jesucristo.




Común de Santa María Virgen.

LAUDES: | SEGUNDAS VÍSPERAS:

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

I

Todos te deben servir,
Virgen y Madre de Dios,
que siempre ruegas por nos
y tú nos haces vivir.

Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención.

El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
tan precioso, que libró
todo el linaje humanal.

Tú sellaste de dar salud
a toda la cristiandad. Amén.

II

María, pureza en vuelo,
Virgen de , danos
la gracia de ser humanos
sin olvidarnos del cielo.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112:

Antífona 1: Dichosa eres, Virgen María, que llevaste en tu seno al Creador del universo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Engendraste al que te creó y permanecerás virgen para siempre. (T.P. Aleluya.)

Salmo 147:

Antífona 2: Engendraste al que te creó y permanecerás virgen para siempre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de la vida. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Gálatas 4, 4-5.

Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial.

Responsorio breve: fuera del tiempo pascual:

V. Después del parto, Oh Virgen, has permanecido inviolada.

R. Después del parto, Oh Virgen, has permanecido inviolada.

V. Madre de Dios, intercede por nosotros.

R. Oh Virgen, has permanecido inviolada.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Después del parto, Oh Virgen, has permanecido inviolada.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Después del parto, oh Virgen, has permanecido inviolada. Aleluya, aleluya.

R. Después del parto, oh Virgen, has permanecido inviolada. Aleluya, aleluya.

V. Madre de Dios, intercede por nosotros.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Después del parto, oh Virgen, has permanecido inviolada. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: El Señor ha mirado mi humillación, y el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. (T.P. Aleluya.)

O bien: Me felicitarán todas las generaciones, porque Dios ha mirado la humillación de su esclava. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,

haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,

y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste a María la llena de gracia,

concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,

y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

O bien estas otras Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la Madre de misericordia,

haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,

haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,

levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,

por su intercesión, haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Se dice una de las oraciones siguientes:

Oración:

Te pedimos, Señor, que nosotros tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la gloriosa intercesión de santa María, siempre Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Perdona, Señor, los pecados de tus siervos y, ya que no podemos complacerte con nuestras obras, concédenos la salvación por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Él que vive y reina contigo.

O bien:

Dios de misericordia, concédenos, a cuantos recordamos a la santa Madre de Dios, fortaleza en nuestra debilidad, para que, con el auxilio de su intercesión, nos levantemos de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de santa María, siempre Virgen, para que, libres de todo peligro, podamos gozar de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Señor, a cuantos honramos la gloriosa memoria de la santísima Virgen María, por su intercesión, participar como ella de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso, concede a tus fieles, alegres bajo la protección de la santísima Virgen María, verse libres, por su intercesión, de los males de este mundo y alcanzar los gozos eternos del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh, Dios, que has elegido como Madre del Salvador a la bienaventurada Virgen María, excelsa entre los humildes y pobres, concédenos que, siguiendo su ejemplo, te ofrezcamos el obsequio de una fe sincera y pongamos en ti la esperanza de la plena salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh, Dios, que te has dignado elegir para morada de tu Verbo el seno virginal de santa María, concédenos, defendidos por su protección, participar en su memoria llenos de alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
COMÚN SANTA MARÍA VIRGEN.

Antífona invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Hijo de María Virgen. (T.P. Aleluya.)

Himno – 1:

Lucero del alba,
luz de mi alma,
santa María.

Virgen y Madre,
hija del Padre,
santa María.

Flor del Espíritu,
Madre del Hijo,
santa María.

Amor maternal
del Cristo total,
santa María.

O bien:

Himno – 2:

Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer;
quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber;
pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

¡Oh Madre de Dios y hombre!
¡Oh concierto de concordia!
Tú que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

Tú que estabas ya criada
cuando el mundo se crió;
tú que estabas muy guardada
para quien de ti nació;
pues por ti nos conoció,
si nos vales,
fenecerán nuestros males.

Tú que eres flor de las flores,
tú que del cielo eres puerta,
tú que eres olor de olores,
tú que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Padre, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62:

Antífona 1: Dichosa eres, María, porque de ti vino la salvación del mundo; tú que ahora vives ya en la gloria del Padre, intercede por nosotros ante tu Hijo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel:

Antífona 2: Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149:

Antífona 3: ¡Alégrate, Virgen María! Tú llevaste en el seno a Cristo, el Salvador. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Cf. Isaías 61, 10.

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuelto con un manto de justicia, como novia que se adorna con sus joyas.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. El Señor la eligió Y la predestinó.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Y la predestinó.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. El Señor la eligió y la predestinó. Aleluya, aleluya.

R. El Señor la eligió y la predestinó. Aleluya, aleluya.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor la eligió y la predestinó. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,

haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.

Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada,

líbranos de la corrupción del pecado.

Salvador nuestro, que quisiste que tu Madre estuviera junto a tu cruz,

por su intercesión, concédenos compartir con alegría tus padecimientos.

Jesús, que, colgado en la cruz, diste María a Juan como madre,

haz que nosotros vivamos también como hijos suyos.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

O bien estas otras:

Preces:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salvador del mundo, que con la eficacia de tu redención, preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,

líbranos a nosotros de toda culpa.

Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,

haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Verbo eterno del Padre, que enseñaste a María a escoger la mejor parte,

ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.

Rey de reyes, que elevaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre,

haz que aspiremos siempre a los bienes del cielo.

Señor del cielo y de la tierra, que colocaste a tu derecha a María Reina,

danos un día el gozo de tener parte en la gloria.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Se dice una de las oraciones siguientes:

Oración:

Te pedimos, Señor, que nosotros tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la gloriosa intercesión de santa María, siempre Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Perdona, Señor, los pecados de tus siervos y, ya que no podemos complacerte con nuestras obras, concédenos la salvación por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Él que vive y reina contigo.

O bien:

Dios de misericordia, concédenos, a cuantos recordamos a la santa Madre de Dios, fortaleza en nuestra debilidad, para que, con el auxilio de su intercesión, nos levantemos de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de santa María, siempre Virgen, para que, libres de todo peligro, podamos gozar de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Señor, a cuantos honramos la gloriosa memoria de la santísima Virgen María, por su intercesión, participar como ella de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso, concede a tus fieles, alegres bajo la protección de la santísima Virgen María, verse libres, por su intercesión, de los males de este mundo y alcanzar los gozos eternos del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh, Dios, que has elegido como Madre del Salvador a la bienaventurada Virgen María, excelsa entre los humildes y pobres, concédenos que, siguiendo su ejemplo, te ofrezcamos el obsequio de una fe sincera y pongamos en ti la esperanza de la plena salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh, Dios, que te has dignado elegir para morada de tu Verbo el seno virginal de santa María, concédenos, defendidos por su protección, participar en su memoria llenos de alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN SANTA MARÍA VIRGEN.

Himno:

I

Todos te deben servir,
Virgen y Madre de Dios,
que siempre ruegas por nos,
y tú nos haces vivir.

Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención.

El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
tan precioso, que libró
todo el linaje humanal.

Tú sellaste nuestra fe
con el sello de la cruz,
tú pariste nuestra luz,
Dios de ti nacido fue.

¡Oh clara virginidad,
fuente de toda virtud!,
no ceses de dar salud
a toda la cristiandad. Amén.

II

María, pureza en vuelo,
Virgen de , danos
la gracia de ser humanos
sin olvidarnos del cielo.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)

Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios.
(1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Gálatas 4, 4-5.

Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

V. Bendita tú entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre.

R. El Señor está contigo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, aleluya.

R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, aleluya.

V. Bendita tú entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Dichosa tú, María, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Dichosa tú, María, que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,

haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,

y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste a María la llena de gracia,

concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,

y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

O bien estas otras:

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la Madre de misericordia,

haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,

haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,

levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,

por su intercesión, haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Se dice una de las oraciones siguientes:

Oración:

Te pedimos, Señor, que nosotros tus siervos, gocemos siempre de salud de alma y cuerpo, y, por la gloriosa intercesión de santa María, siempre Virgen, líbranos de las tristezas de este mundo y concédenos las alegrías del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Perdona, Señor, los pecados de tus siervos y, ya que no podemos complacerte con nuestras obras, concédenos la salvación por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Él que vive y reina contigo.

O bien:

Dios de misericordia, concédenos, a cuantos recordamos a la santa Madre de Dios, fortaleza en nuestra debilidad, para que, con el auxilio de su intercesión, nos levantemos de nuestros pecados. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Te rogamos, Señor, que venga en nuestra ayuda la intercesión poderosa de santa María, siempre Virgen, para que, libres de todo peligro, podamos gozar de tu paz. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Señor, a cuantos honramos la gloriosa memoria de la santísima Virgen María, por su intercesión, participar como ella de la plenitud de tu gracia. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso, concede a tus fieles, alegres bajo la protección de la santísima Virgen María, verse libres, por su intercesión, de los males de este mundo y alcanzar los gozos eternos del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh, Dios, que has elegido como Madre del Salvador a la bienaventurada Virgen María, excelsa entre los humildes y pobres, concédenos que, siguiendo su ejemplo, te ofrezcamos el obsequio de una fe sincera y pongamos en ti la esperanza de la plena salvación. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Oh, Dios, que te has dignado elegir para morada de tu Verbo el seno virginal de santa María, concédenos, defendidos por su protección, participar en su memoria llenos de alegría. Por nuestro Señor Jesucristo.


Común de Apóstoles:

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Voceros de Dios,
heraldos de Amor,
apóstoles santos.

Locura de cruz,
de Dios es la luz,
apóstoles santos.

Mensaje del Rey,
de amor es la ley,
apóstoles santos.

De Cristo solaz,
sois cristos de paz
apóstoles santos.

Sois piedra frontal
del reino final,
apóstoles santos. Amén.

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: Llamó Jesús a sus discípulos, escogió a doce entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. (T.P. Aleluya.)

Salmo 116:

Antífona 1: Llamó Jesús a sus discípulos, escogió a doce entre ellos y les dio el nombre de apóstoles. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Dejaron las redes y siguieron a Jesús, su redentor. (T.P. Aleluya.)

Salmo 147:

Antífona 2: Dejaron las redes y siguieron a Jesús, su redentor. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Vosotros sois mis amigos, porque permanecisteis en mi amor. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Vosotros sois mis amigos, porque permanecisteis en mi amor. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Hechos de los Apóstoles 2, 42-45.

Los hermanos perseveraban en la enseñanza de los apóstoles, en la comunión, en la fracción del pan y en las oraciones. Todo el mundo estaba impresionado y los apóstoles hacían muchos prodigios y signos. Los creyentes vivían todos unidos y tenían todo en común; vendían posesiones y bienes y los repartían entre todos, según la necesidad de cada uno.

Responsorio breve: fuera del tiempo pascual:

V. En esto conocerán todos Que sois mis discípulos.

R. En esto conocerán todos Que sois mis discípulos.

V. En que os amáis unos a otros.

R. Que sois mis discípulos.

V. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En esto conocerán todos Que sois mis discípulos.

Responsorio breve: en Tiempo pascual:

V. En esto conocerán todos que sois mis discípulos. Aleluya, aleluya.

R. En esto conocerán todos que sois mis discípulos. Aleluya, aleluya.

V. En que os amáis unos a otros.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En esto conocerán todos que sois mis discípulos. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: No sois vosotros los que habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: No sois vosotros los que habéis elegido, soy yo quien os he elegido; y os he destinado para que vayáis y deis fruto, y vuestro fruto dure. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Hermanos, edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que quisiste que tu Hijo, resucitado de entre los muertos, se manifestara en primer lugar a los apóstoles,

haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

danos también a nosotros sembrar la semilla con nuestro trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara al mundo contigo,

haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Tú que has sentado a tu Hijo a tu derecha, en el cielo,

admite a los difuntos en tu reino de felicidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:
(propia del santo apóstol).

LAUDES
COMÚN APÓSTOLES.

Antífona invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

En Tiempo Pascual: Aleluya. Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles. Aleluya.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Vosotros que escuchasteis la llamada
de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma
al mensaje de amor que él nos envía.

Vosotros que invitados al banquete
gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece,
al sediento de Dios en su camino.

Vosotros que tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte
nos priven de la vida recibida.

Vosotros que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a él la vida eterna. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Efesios 2, 19-22.

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. Los nombrarás príncipes Sobre toda la tierra.

R. Los nombrarás príncipes Sobre toda la tierra.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.

R. Sobre toda la tierra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra. Aleluya, aleluya.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra. Aleluya, aleluya.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero; y su lámpara es el Cordero. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero; y su lámpara es el Cordero. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Queridos hermanos, habiendo recibido de los apóstoles la herencia de los elegidos, demos gracias a nuestro Padre por todos sus dones, diciendo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu Cuerpo y de tu Sangre, que nos transmitieron los apóstoles,

con la cual nos alimentamos y vivimos:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu palabra, que nos transmitieron los apóstoles,

con la cual se nos comunica la luz y el gozo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por tu Iglesia santa, edificada sobre el fundamento de los apóstoles,

por la cual nos integramos en la unidad:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la purificación del bautismo y de la penitencia, confiada a los apóstoles,

con la cual quedamos limpios de todos los pecados:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:
(propia del santo apóstol).


SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN APÓSTOLES.

Himno:

Benditos son los pies de los que llegan
para anunciar la paz que el mundo espera,
apóstoles de Dios que Cristo envía,
voceros de su voz, grito del Verbo.

De pie en la encrucijada del camino
del hombre peregrino y de los pueblos,
es el fuego de Dios el que los lleva
como cristos vivientes a su encuentro.

Abrid, pueblos, la puerta a su llamada,
la verdad y el amor son don que llevan;
no temáis, pecadores, acogedlos,
el perdón y la paz serán su gesto.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
nos llega por tu amor, pan verdadero;
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. (T.P. Aleluya.)

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. (T.P. Aleluya.)

Salmo 125.
Dios, alegría y esperanza.

Si sois compañeros en el sufrir,
también lo sois en el buen ánimo.
(2 Co 1, 7)

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Efesios 4, 11-13.

Cristo ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. Contad a los pueblos La gloria del Señor.

R. Contad a los pueblos La gloria del Señor.

V. Sus maravillas a todas las naciones.

R. La gloria del Señor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Contad a los pueblos La gloria del Señor.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Contad a los pueblos la gloria del Señor. Aleluya, aleluya.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor. Aleluya, aleluya.

V. Sus maravillas a todas las naciones.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Contad a los pueblos la gloria del Señor. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en su gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en su gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Hermanos, edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que quisiste que tu Hijo, resucitado de entre los muertos, se manifestara en primer lugar a los apóstoles,

haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

danos también a nosotros sembrar la semilla con nuestro trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara al mundo contigo,

haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Tú que has sentado a tu Hijo a tu derecha, en el cielo,

admite a los difuntos en tu reino de felicidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:
(propia del santo apóstol).

Común de varios mártires:

LAUDES: | SEGUNDAS VÍSPERAS:

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Espíritus sublimes, ¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan en las batallas recias,
que alcancen la victoria y eterno galardón.

¡Oh mártires gloriosos de rojas vestiduras,
que brillan con eternos fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses se cubra ya en sazón. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: Muchos tormentos sufrieron los santos antes de alcanzar la palma del martirio. (T.P. Aleluya.)

Salmo 117.
Himno de acción de gracias después de la victoria.

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros,
los arquitectos, y que se ha convertido
en piedra angular. (Hch 4, 11)

I

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas;
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad, hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa».

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Muchos tormentos sufrieron los santos antes de alcanzar la palma del martirio. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Los santos han llegado al reino con la palma del martirio, y de la mano de Dios han recibido una corona de gloria. (T.P. Aleluya.)

II

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Los santos han llegado al reino con la palma del martirio, y de la mano de Dios han recibido una corona de gloria. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Los mártires murieron por Cristo, pero ahora viven eternamente. (T.P. Aleluya.)

Cántico Cf. 1a Pedro 2, 21b-24.
La pasión voluntaria de Cristo, el siervo de Dios.

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca.
Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban;
sufriendo no profería amenazas;
sino que se entregaba al que juzga rectamente.
Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño,
para que, muertos alos pecados,
vivamos para la justicia.
Con sus heridasfuimos curados.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Los mártires murieron por Cristo, pero ahora viven eternamente. (T.P. Aleluya.)

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Fuera del Tiempo Pascual:

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 35. 37-39.

¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? En todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Responsorio breve:

V. La vida de los santos está, En manos de Dios.

R. La vida de los santos está, En manos de Dios.

V. Y no los tocará el tormento.

R. En manos de Dios.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La vida de los santos está, En manos de Dios.

Antífona Magníficat: El reino de los cielos pertenece a aquellos que, venciendo al mundo, lavaron sus vestidos en la sangre del Cordero y alcanzaron los premios eternos.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: El reino de los cielos pertenece a aquellos que, venciendo al mundo, lavaron sus vestidos en la sangre del Cordero y alcanzaron los premios eternos.

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En Tiempo Pascual:

Lectura breve: Apocalipsis 3, 10-12.

Porque has guardado mi consigna de perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que va a venir sobre todo el mundo, para tentar a los habitantes de la tierra. Mira, vengo pronto. Mantén lo que tienes, para que nadie se lleve tu corona. Al vencedor le haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá fuera; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo de junto a mi Dios, y mi nombre nuevo.

Responsorio breve:

V. Santos y justos, alegraos en el Señor. Aleluya, aleluya.

R. Santos y justos, alegraos en el Señor. Aleluya, aleluya.

V. Dios se os escogió como heredad.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Santos y justos, alegraos en el Señor. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Una luz perpetua brillará para tus santos, Señor, y vivirán para siempre. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Una luz perpetua brillará para tus santos, Señor, y vivirán para siempre. Aleluya.

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Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida, en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Se dice una de estas dos oraciones fuera del Tiempo Pascual:

Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los mártires N. y N. la gracia de morir por Cristo, ayúdanos en nuestra debilidad para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Que la oración de tus mártires N. y N. nos valga, Señor, en tu presencia, y nos dé la fortaleza necesaria para confesar con firmeza tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

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Se dice una de estas dos oraciones para el Tiempo Pascual:

Señor y Dios nuestro, que nos das constancia en la fe y fortaleza en la debilidad, concédenos, por el ejemplo y los méritos de los santos N. y N., participar en la muerte y resurrección de tu Hijo para que también gocemos contigo, en compañía de tus mártires, de la plena alegría de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Señor, llenarnos de alegría, al celebrar la fiesta de tus mártires N. y N., que murieron con muerte gloriosa y derramaron su sangre con valentía por confesar la muerte y resurrección de tu Hijo. Él que vive y reina contigo.

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Para mártires:

Padre nuestro del cielo, que hoy nos alegras con la fiesta anual de las santas N. y N., concédenos la ayuda de sus méritos a los que hemos sido iluminados con el ejemplo de su virginidad y de su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para santas mujeres mártires:

Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tus mártires santas N. y N., nos concedas el don de fortaleza con el que ellas salieron vencedoras en el martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
COMÚN VARIOS MÁRTIRES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Testigos de amor
de Cristo Señor,
mártires santos.

Rosales en flor
de Cristo el olor,
mártires santos.

Palabras de luz
de Cristo Jesús,
mártires santos.

Corona inmortal
de Cristo total,
mártires santos. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: En medio de los tormentos, los mártires de Cristo contemplaban la gloria del reino y decían: «Ayúdanos, Señor». (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: En medio de los tormentos, los mártires de Cristo contemplaban la gloria del reino y decían: «Ayúdanos, Señor». (T.P. Aleluya.)

Antífona 2 (en Tiempo Pascual y Ordinario): Almas y espíritus justos, cantad un himno a Dios. Aleluya.

[Antífona 2 (en Cuaresma): Mártires del Señor, bendecid al Señor por los siglos.]

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2 (en Tiempo Pascual y Ordinario): Almas y espíritus justos, cantad un himno a Dios. Aleluya.

[Antífona 2 (en Cuaresma): Mártires del Señor, bendecid al Señor por los siglos.]

Antífona 3: Mártires del Señor, alabad al Señor en el cielo.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mártires del Señor, alabad al Señor en el cielo.

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Fuera del Tiempo Pascual:

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. Los justos Viven eternamente.

R. Los justos Viven eternamente.

V. Reciben de Dios su recompensa.

R. Viven eternamente.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los justos Viven eternamente.

Antífona Benedictus: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

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En Tiempo Pascual:

Lectura breve: 1a Carta de Juan 5, 3-5.

En esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Responsorio breve:

V. La alegría eterna coronará a los santos. Aleluya, aleluya.

R. La alegría eterna coronará a los santos. Aleluya, aleluya.

V. Vivirán en el gozo y en la exultación.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La alegría eterna coronará a los santos. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Estad alegres y contentos, santos de Dios, porque vuestra recompensa es grande en el cielo. Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Estad alegres y contentos, santos de Dios, porque vuestra recompensa es grande en el cielo. Aleluya.

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Preces:

Celebremos, amados hermanos, a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Se dice una de estas dos oraciones fuera del Tiempo Pascual:

Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los mártires N. y N. la gracia de morir por Cristo, ayúdanos en nuestra debilidad para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Que la oración de tus mártires N. y N. nos valga, Señor, en tu presencia, y nos dé la fortaleza necesaria para confesar con firmeza tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

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Se dice una de estas dos oraciones para el Tiempo Pascual:

Señor y Dios nuestro, que nos das constancia en la fe y fortaleza en la debilidad, concédenos, por el ejemplo y los méritos de los santos N. y N., participar en la muerte y resurrección de tu Hijo para que también gocemos contigo, en compañía de tus mártires, de la plena alegría de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Señor, llenarnos de alegría, al celebrar la fiesta de tus mártires N. y N., que murieron con muerte gloriosa y derramaron su sangre con valentía por confesar la muerte y resurrección de tu Hijo. Él que vive y reina contigo.

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Para mártires:

Padre nuestro del cielo, que hoy nos alegras con la fiesta anual de las santas N. y N., concédenos la ayuda de sus méritos a los que hemos sido iluminados con el ejemplo de su virginidad y de su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para santas mujeres mártires:

Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tus mártires santas N. y N., nos concedas el don de fortaleza con el que ellas salieron vencedoras en el martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN VARIOS MÁRTIRES.

Himno:

Espíritus sublimes, ¡oh mártires gloriosos!,
felices moradores de la inmortal Sión,
rogad por los que luchan en las batallas recias,
que alcancen la victoria y eterno galardón.

¡Oh mártires gloriosos de rojas vestiduras,
que brillan con eternos fulgores ante Dios!
Con vuestro riego crezca de Cristo la semilla,
y el campo de las mieses se cubra ya en sazón. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Los cuerpos de los santos fueron sepultados en paz, y su fama vive por generaciones. (T.P. Aleluya.)

Salmo 114.
Himno a la grandeza de Dios.

Hay que pasar mucho para entrar
en el reino de Dios. (Hch 14, 22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Los cuerpos de los santos fueron sepultados en paz, y su fama vive por generaciones. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Vi las almas de los degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. (T.P. Aleluya.)

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Vi las almas de los degollados a causa de la palabra de Dios y del testimonio que mantuvieron. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Éstos son aquellos santos que entregaron sus cuerpos para ser fieles a la alianza de Dios y han lavado sus mantos en la sangre del Cordero. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 4, 11; 5, 9. 10. 12.
Himno de los redimidos.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Éstos son aquellos santos que entregaron sus cuerpos para ser fieles a la alianza de Dios y han lavado sus mantos en la sangre del Cordero. (T.P. Aleluya.)

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Fuera del Tiempo Pascual:

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 4, 13-14.

Queridos hermanos, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

Responsorio breve:

V. Alegraos, justos, Y gozad con el Señor.

R. Alegraos, justos, Y gozad con el Señor.

V. Aclamadlo, los de corazón sincero.

R. Y gozad con el Señor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Alegraos, justos, Y gozad con el Señor.

Antífona Magníficat: Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron hasta derramar su sangre reinan con el Señor eternamente.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron hasta derramar su sangre reinan con el Señor eternamente.

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En Tiempo Pascual:

Lectura breve: Apocalipsis 7, 14-17.

Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.

Responsorio breve:

V. Resplandecerán los justos en presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

R. Resplandecerán los justos en presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

V. Y se alegrarán los rectos de corazón.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Resplandecerán los justos en presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Alegraos, santos, ante el trono del Cordero; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Alegraos, santos, ante el trono del Cordero; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Aleluya.

_____________________

Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida, en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Se dice una de estas dos oraciones fuera del Tiempo Pascual:

Dios todopoderoso y eterno, que concediste a los mártires N. y N. la gracia de morir por Cristo, ayúdanos en nuestra debilidad para que, así como ellos no dudaron en morir por ti, así también nosotros nos mantengamos fuertes en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Que la oración de tus mártires N. y N. nos valga, Señor, en tu presencia, y nos dé la fortaleza necesaria para confesar con firmeza tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.

_____________________

Se dice una de estas dos oraciones para el Tiempo Pascual:

Señor y Dios nuestro, que nos das constancia en la fe y fortaleza en la debilidad, concédenos, por el ejemplo y los méritos de los santos N. y N., participar en la muerte y resurrección de tu Hijo para que también gocemos contigo, en compañía de tus mártires, de la plena alegría de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Señor, llenarnos de alegría, al celebrar la fiesta de tus mártires N. y N., que murieron con muerte gloriosa y derramaron su sangre con valentía por confesar la muerte y resurrección de tu Hijo. Él que vive y reina contigo.

_____________________

Para mártires:

Padre nuestro del cielo, que hoy nos alegras con la fiesta anual de las santas N. y N., concédenos la ayuda de sus méritos a los que hemos sido iluminados con el ejemplo de su virginidad y de su fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para santas mujeres mártires:

Padre todopoderoso, por gracia tuya la fuerza se realiza en la debilidad; por eso te pedimos que a cuantos celebramos el triunfo de tus mártires santas N. y N., nos concedas el don de fortaleza con el que ellas salieron vencedoras en el martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.




Común de un Mártir:

LAUDES: | SEGUNDAS VÍSPERAS:

PRIMERAS VÍSPERAS:

Himno:

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Si alguno declara por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre declarará ante el Padre.

Salmo 117.
Himno de acción de gracias después de la victoria.

Jesús es la piedra que desechasteis vosotros,
los arquitectos, y que se ha convertido
en piedra angular. (Hch 4, 11)

I

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia.

Diga la casa de Aarón:
eterna es su misericordia.

Digan los fieles del Señor:
eterna es su misericordia.

En el peligro grité al Señor,
y me escuchó poniéndome a salvo.

El Señor está conmigo: no temo;
¿qué podrá hacerme el hombre?
El Señor está conmigo y me auxilia,
veré la derrota de mis adversarios.

Mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los hombres,
mejor es refugiarse en el Señor
que fiarse de los jefes.

Todos los pueblos me rodeaban,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban cerrando el cerco,
en el nombre del Señor los rechacé;
me rodeaban como avispas,
ardiendo como fuego en las zarzas;
en el nombre del Señor los rechacé.

Empujaban y empujaban para derribarme,
pero el Señor me ayudó;
el Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.

Escuchad, hay cantos de victoria
en las tiendas de los justos:
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa».

No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Si alguno declara por mí ante los hombres, también el Hijo del hombre declarará ante el Padre.

Antífona 2: «El que me sigue no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida», dice el Señor.

II

Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.

Ésta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.

Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.

La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente.

Éste es el día en que actuó el Señor:
sea nuestra alegría y nuestro gozo.
Señor, danos la salvación;
Señor, danos prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor,
os bendecimos desde la casa del Señor;
el Señor es Dios, él nos ilumina.

Ordenad una procesión con ramos
hasta los ángulos del altar.

Tú eres mi Dios, te doy gracias;
Dios mío, yo te ensalzo.

Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: «El que me sigue no camina en las tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida», dice el Señor.

Antífona 3: Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

Cántico Cf. 1a Pedro 2, 21b-24.
La pasión voluntaria de Cristo, el siervo de Dios.

Cristo padeció por nosotros,
dejándonos un ejemplo
para que sigamos sus huellas.

Él no cometió pecado
ni encontraron engaño en su boca.
Él no devolvía el insulto cuando lo insultaban;
sufriendo no profería amenazas;
sino que se entregaba al que juzga rectamente.
Él llevó nuestros pecados en su cuerpo hasta el leño,
para que, muertos alos pecados,
vivamos para la justicia.
Con sus heridasfuimos curados.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Si los sufrimientos de Cristo rebosan sobre nosotros, también por Cristo rebosa nuestro consuelo.

___________________________

Fuera del Tiempo Pascual:

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 35. 37-39.

¿Quién nos separará del amor de Cristo?, ¿la tribulación?, ¿la angustia?, ¿la persecución?, ¿el hambre?, ¿la desnudez?, ¿el peligro?, ¿la espada? En todo esto vencemos de sobra gracias a aquel que nos ha amado. Pues estoy convencido de que ni muerte, ni vida, ni ángeles, ni principados, ni presente, ni futuro, ni potencias, ni altura, ni profundidad, ni ninguna otra criatura podrá separarnos del amor de Dios manifestado en Cristo Jesús, nuestro Señor.

Responsorio breve: para un mártir.

V. Lo coronaste De gloria y dignidad, Señor.

R. Lo coronaste De gloria y dignidad, Señor.

V. Le diste el mando sobre las obras de tus manos.

R. De gloria y dignidad, Señor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Lo coronaste De gloria y dignidad, Señor.

Responsorio breve: para una mártir.

V. El Señor la eligió Y la predestinó.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Y la predestinó.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

Antífona Magníficat: para un mártir: Este santo combatió hasta la muerte por ser fiel al Señor, sin temer las amenazas de los enemigos; estaba cimentado sobre roca firme.

Antífona Magníficat: para una mártir: Se ciñó la cintura con firmeza y desplegó la fuerza de sus brazos; por ello, no se apagará su lámpara.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

_____________________

En Tiempo Pascual:

Lectura breve: Apocalipsis 3, 10-12.

Porque has guardado mi consigna de perseverancia, yo también te guardaré de la hora de la tentación que va a venir sobre todo el mundo, para tentar a los habitantes de la tierra. Mira, vengo pronto. Mantén lo que tienes, para que nadie se lleve tu corona. Al vencedor le haré columna en el templo de mi Dios y nunca más saldrá fuera; escribiré sobre él el nombre de mi Dios, el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la que desciende del cielo de junto a mi Dios, y mi nombre nuevo.

Responsorio breve:

V. Santos y justos, alegraos en el Señor. Aleluya, aleluya.

R. Santos y justos, alegraos en el Señor. Aleluya, aleluya.

V. Dios se os escogió como heredad.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Santos y justos, alegraos en el Señor. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Una luz perpetua brillará para tus santos, Señor, y vivirán para siempre. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Una luz perpetua brillará para tus santos, Señor, y vivirán para siempre. Aleluya.

_____________________

Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida, en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Se dice una de estas dos oraciones fuera del Tiempo Pascual:

Dios de todo poder y misericordia, que ayudaste a tu mártir san N. a soportar las torturas del martirio, concede a los que celebramos el día de su triunfo, permanecer invencibles con tu protección frente a las insidias del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso y eterno que otorgaste a san N. luchar hasta la muerte por causa de la justicia, concédenos, por su intercesión, soportar por tu amor todas las adversidades y caminar con presteza hacia ti, que eres la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

___________________________

Se dice esta oración para el Tiempo Pascual:

Oh, Dios, que te has dignado honrar a san N. con el triunfo del martirio para embellecer a tu Iglesia, concédenos en tu bondad que, así como él imitó la pasión del Señor, también nosotros, siguiendo sus huellas, merezcamos alcanzar los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

___________________________

Para un mártir misionero:

Dios todopoderoso, concédenos imitar con devoción verdadera la fe de san N., quien, para difundirla, mereció la corona del martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una virgen mártir:

Oh, Dios, que nos alegras hoy con la conmemoración anual de santa N., concede la ayuda de sus méritos a cuantos hemos sido iluminados con el ejemplo de su virginidad y fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una santa mujer mártir:

Oh, Dios, cuyo poder se manifiesta en la debilidad, concede a cuantos celebramos la gloria de santa N., que siempre nos consiga de ti la gracia del triunfo quien alcanzó también de ti la fortaleza para vencer. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
COMÚN UN MÁRTIR.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires. (T.P. Aleluya.)

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Te alabarán mis labios, Señor, porque tu gracia vale más que la vida. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Te alabarán mis labios, Señor, porque tu gracia vale más que la vida. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Mártires del Señor, bendecid al Señor por los siglos. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Mártires del Señor, bendecid al Señor por los siglos. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: «Al vencedor lo pondré de columna en mi santuario», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: «Al vencedor lo pondré de columna en mi santuario», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

__________________________

Fuera del Tiempo Pascual:

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna.

___________________________

En Tiempo Pascual:

Lectura breve: 1a Carta de Juan 5, 3-5.

En esto consiste el amor de Dios: en que guardemos sus mandamientos. Y sus mandamientos no son pesados, pues todo lo que ha nacido de Dios vence al mundo. Y lo que ha conseguido la victoria sobre el mundo es nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?

Responsorio breve:

V. La alegría eterna coronará a los santos. Aleluya, aleluya.

R. La alegría eterna coronará a los santos. Aleluya, aleluya.

V. Vivirán en el gozo y en la exultación.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La alegría eterna coronará a los santos. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Estad alegres y contentos, santos de Dios, porque vuestra recompensa es grande en el cielo. Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Estad alegres y contentos, santos de Dios, porque vuestra recompensa es grande en el cielo. Aleluya.

___________________________

Preces:

Celebremos, amados hermanos a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


Oración:

Se dice una de estas dos oraciones fuera del Tiempo Pascual:

Dios de todo poder y misericordia, que ayudaste a tu mártir san N. a soportar las torturas del martirio, concede a los que celebramos el día de su triunfo, permanecer invencibles con tu protección frente a las insidias del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso y eterno que otorgaste a san N. luchar hasta la muerte por causa de la justicia, concédenos, por su intercesión, soportar por tu amor todas las adversidades y caminar con presteza hacia ti, que eres la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

___________________________

Se dice esta oración para el Tiempo Pascual:

Oh, Dios, que te has dignado honrar a san N. con el triunfo del martirio para embellecer a tu Iglesia, concédenos en tu bondad que, así como él imitó la pasión del Señor, también nosotros, siguiendo sus huellas, merezcamos alcanzar los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

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Para un mártir misionero:

Dios todopoderoso, concédenos imitar con devoción verdadera la fe de san N., quien, para difundirla, mereció la corona del martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una virgen mártir:

Oh, Dios, que nos alegras hoy con la conmemoración anual de santa N., concede la ayuda de sus méritos a cuantos hemos sido iluminados con el ejemplo de su virginidad y fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una santa mujer mártir:

Oh, Dios, cuyo poder se manifiesta en la debilidad, concede a cuantos celebramos la gloria de santa N., que siempre nos consiga de ti la gracia del triunfo quien alcanzó también de ti la fortaleza para vencer. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN UN MÁRTIR.

Himno:

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y se venga conmigo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 114.
Himno a la grandeza de Dios.

Hay que pasar mucho para entrar
en el reino de Dios. (Hch 14, 22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y se venga conmigo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: A quien me sirva, mi Padre del cielo lo premiará. (T.P. Aleluya.)

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: A quien me sirva, mi Padre del cielo lo premiará. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: El que pierda su vida por mí la encontrará para siempre. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 4, 11; 5, 9. 10. 12.
Himno de los redimidos.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El que pierda su vida por mí la encontrará para siempre. (T.P. Aleluya.)


__________________________

Fuera del Tiempo Pascual:

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 4, 13-14.

Queridos hermanos, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

Responsorio breve:

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.

R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno. (T.P. Aleluya.)

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En Tiempo Pascual:

Lectura breve: Apocalipsis 7, 14-17.

Éstos son los que vienen de la gran tribulación: han lavado y blanqueado sus vestiduras en la sangre del Cordero. Por eso están ante el trono de Dios, dándole culto día y noche en su templo. El que se sienta en el trono acampará entre ellos. Ya no pasarán hambre ni sed, no les hará daño el sol ni el bochorno. Porque el Cordero que está delante del trono los apacentará y los conducirá hacia fuentes de aguas vivas. Y Dios enjugará toda lágrima de sus ojos.

Responsorio breve:

V. Resplandecerán los justos en presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

R. Resplandecerán los justos en presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

V. Y se alegrarán los rectos de corazón.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Resplandecerán los justos en presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Alegraos, santos, ante el trono del Cordero; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Alegraos, santos, ante el trono del Cordero; heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. Aleluya.

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Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Se dice una de estas dos oraciones fuera del Tiempo Pascual:

Dios de todo poder y misericordia, que ayudaste a tu mártir san N. a soportar las torturas del martirio, concede a los que celebramos el día de su triunfo, permanecer invencibles con tu protección frente a las insidias del enemigo. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Dios todopoderoso y eterno que otorgaste a san N. luchar hasta la muerte por causa de la justicia, concédenos, por su intercesión, soportar por tu amor todas las adversidades y caminar con presteza hacia ti, que eres la vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

___________________________

Se dice esta oración para el Tiempo Pascual:

Oh, Dios, que te has dignado honrar a san N. con el triunfo del martirio para embellecer a tu Iglesia, concédenos en tu bondad que, así como él imitó la pasión del Señor, también nosotros, siguiendo sus huellas, merezcamos alcanzar los gozos eternos. Por nuestro Señor Jesucristo.

___________________________

Para un mártir misionero:

Dios todopoderoso, concédenos imitar con devoción verdadera la fe de san N., quien, para difundirla, mereció la corona del martirio. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una virgen mártir:

Oh, Dios, que nos alegras hoy con la conmemoración anual de santa N., concede la ayuda de sus méritos a cuantos hemos sido iluminados con el ejemplo de su virginidad y fortaleza. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una santa mujer mártir:

Oh, Dios, cuyo poder se manifiesta en la debilidad, concede a cuantos celebramos la gloria de santa N., que siempre nos consiga de ti la gracia del triunfo quien alcanzó también de ti la fortaleza para vencer. Por nuestro Señor Jesucristo.


Común de Santos Pastores:

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: Os daré pastores conforme a mi corazón, que os apacienten con ciencia y doctrina. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112:

Antífona 1: Os daré pastores conforme a mi corazón, que os apacienten con ciencia y doctrina. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Yo mismo apacentaré mis ovejas; buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. (T.P. Aleluya.)

Salmo 145:

Antífona 2: Yo mismo apacentaré mis ovejas; buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: El buen pastor da su vida por las ovejas. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El buen pastor da su vida por las ovejas. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual.

V. Sacerdotes del Señor, Bendecid al Señor.

R. Sacerdotes del Señor, Bendecid al Señor.

V. Santos y humildes de corazón, alabad a Dios.

R. Bendecid al Señor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sacerdotes del Señor, Bendecid al Señor.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual.

V. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. Aleluya, aleluya.

R. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. Aleluya, aleluya.

V. Santos y humilde de corazón, alabad a Dios.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat (para un Papa u obispo): Sacerdote del Altísimo, modelo de virtudes, pastor bueno del pueblo, tú agradaste al Señor. (T.P. Aleluya.)

Para un presbítero: Me he hecho todo a todos para salvarlos a todos. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Para un papa:

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste poner a san N. al frente de tu pueblo y que lo presidiera con su ejemplo y su palabra, protege, por su intercesión, a los pastores de tu Iglesia con el rebaño que les has confiado, y guíalos por las sendas de la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un obispo:

Oh, Dios, que has contado admirablemente en el número de los santos pastores a san N., encendido en el amor divino e insigne por la fe que vence al mundo, haz que, por su intercesión, merezcamos participar de su gloria perseverando en la fe y en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un fundador de una Iglesia:

Dios omnipotente y misericordioso, que te has dignado iluminar a nuestros padres con la predicación de [tu obispo] san N., concede a quienes nos gloriamos del nombre cristiano manifestar siempre con las obras la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un pastor:

Oh, Dios, luz de los fieles y pastor de las almas, que pusiste en la Iglesia a [al obispo] san N. para apacentar a tus ovejas con su palabra e instruirlas con su ejemplo, concédenos, por su intercesión, guardar la fe que enseñó con su predicación y seguir el camino que mostró con su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien para varios pastores:

Oh, Dios, que infundiste en los santos [obispos] N. y N. el espíritu de la verdad y del amor para apacentar a tu pueblo, concede, a cuantos celebramos con veneración su fiesta, imitarles cada día más y recibir la ayuda de su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo.


Para un misionero:

Oh, Dios, por tu inefable misericordia san N. anunció las riquezas insondables de Cristo; concédenos, por su intercesión, crecer en tu conocimiento y, dando fruto en toda obra buena, caminar fielmente en tu presencia según la verdad del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
COMÚN SANTOS PASTORES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62:

Antífona 1: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel:

Antífona 2: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149:

Antífona 3: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Hebreos 13, 7-9a.

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual.

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual.

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas. Aleluya, aleluya.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas. Aleluya, aleluya.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, he colocado centinelas. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Para un papa:

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste poner a san N. al frente de tu pueblo y que lo presidiera con su ejemplo y su palabra, protege, por su intercesión, a los pastores de tu Iglesia con el rebaño que les has confiado, y guíalos por las sendas de la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un obispo:

Oh, Dios, que has contado admirablemente en el número de los santos pastores a san N., encendido en el amor divino e insigne por la fe que vence al mundo, haz que, por su intercesión, merezcamos participar de su gloria perseverando en la fe y en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un fundador de una Iglesia:

Dios omnipotente y misericordioso, que te has dignado iluminar a nuestros padres con la predicación de [tu obispo] san N., concede a quienes nos gloriamos del nombre cristiano manifestar siempre con las obras la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un pastor:

Oh, Dios, luz de los fieles y pastor de las almas, que pusiste en la Iglesia a [al obispo] san N. para apacentar a tus ovejas con su palabra e instruirlas con su ejemplo, concédenos, por su intercesión, guardar la fe que enseñó con su predicación y seguir el camino que mostró con su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien para varios pastores:

Oh, Dios, que infundiste en los santos [obispos] N. y N. el espíritu de la verdad y del amor para apacentar a tu pueblo, concede, a cuantos celebramos con veneración su fiesta, imitarles cada día más y recibir la ayuda de su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo.


Para un misionero:

Oh, Dios, por tu inefable misericordia san N. anunció las riquezas insondables de Cristo; concédenos, por su intercesión, crecer en tu conocimiento y, dando fruto en toda obra buena, caminar fielmente en tu presencia según la verdad del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo.



SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN SANTOS PASTORES.

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Soy ministro del evangelio por el don de la gracia de Dios. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Soy ministro del evangelio por el don de la gracia de Dios. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre. (T.P. Aleluya.)

Salmo 111.
Felicidad del justo.

Caminad como hijos de la luz: toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual.

V. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual.

V. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo. Aleluya, aleluya.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo. Aleluya, aleluya.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, el que ora mucho por su pueblo. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas. (T.P. Aleluya.)

O bien: Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Para un papa:

Dios todopoderoso y eterno, que quisiste poner a san N. al frente de tu pueblo y que lo presidiera con su ejemplo y su palabra, protege, por su intercesión, a los pastores de tu Iglesia con el rebaño que les has confiado, y guíalos por las sendas de la salvación eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un obispo:

Oh, Dios, que has contado admirablemente en el número de los santos pastores a san N., encendido en el amor divino e insigne por la fe que vence al mundo, haz que, por su intercesión, merezcamos participar de su gloria perseverando en la fe y en el amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un fundador de una Iglesia:

Dios omnipotente y misericordioso, que te has dignado iluminar a nuestros padres con la predicación de [tu obispo] san N., concede a quienes nos gloriamos del nombre cristiano manifestar siempre con las obras la fe que profesamos. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un pastor:

Oh, Dios, luz de los fieles y pastor de las almas, que pusiste en la Iglesia a [al obispo] san N. para apacentar a tus ovejas con su palabra e instruirlas con su ejemplo, concédenos, por su intercesión, guardar la fe que enseñó con su predicación y seguir el camino que mostró con su vida. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien para varios pastores:

Oh, Dios, que infundiste en los santos [obispos] N. y N. el espíritu de la verdad y del amor para apacentar a tu pueblo, concede, a cuantos celebramos con veneración su fiesta, imitarles cada día más y recibir la ayuda de su intercesión. Por nuestro Señor Jesucristo.


Para un misionero:

Oh, Dios, por tu inefable misericordia san N. anunció las riquezas insondables de Cristo; concédenos, por su intercesión, crecer en tu conocimiento y, dando fruto en toda obra buena, caminar fielmente en tu presencia según la verdad del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo.




Común de Santos Doctores.

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
por la mente del Padre sin principio,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de la Virgen hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

No dejéis de brillar, faros divinos,
con destellos de luz que Dios envía,
proclamad la verdad en los caminos
de los hombres y los pueblos, sed su guía. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: Os daré pastores conforme a mi corazón, que os apacienten con ciencia y doctrina. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112:

Antífona 1: Os daré pastores conforme a mi corazón, que os apacienten con ciencia y doctrina. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Yo mismo apacentaré mis ovejas; buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. (T.P. Aleluya.)

Salmo 145:

Antífona 2: Yo mismo apacentaré mis ovejas; buscaré a las perdidas y haré volver a las descarriadas. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: El buen pastor da su vida por las ovejas. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El buen pastor da su vida por las ovejas. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta de Santiago 3, 17-18.

La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. La boca del justo Expone la sabiduría.

R. La boca del justo Expone la sabiduría.

V. Su lengua explica el derecho.

R. Expone la sabiduría.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La boca del justo Expone la sabiduría.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. La boca del justo expone la sabiduría. Aleluya, aleluya.

R. La boca del justo expone la sabiduría. Aleluya, aleluya.

V. Su lengua explica el derecho.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La boca del justo expone la sabiduría. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Quien cumpla y enseñe mi ley será grande en el reino de los cielos. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Quien cumpla y enseñe mi ley será grande en el reino de los cielos. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, que te has dignado instruir en la sabiduría celestial a san N., concédenos, por su intercesión, guardar fielmente su doctrina y manifestarla en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.




LAUDES
COMÚN SANTOS DOCTORES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Experiencia de Dios fue vuestra ciencia,
su Espíritu de verdad os dio a beberla
en la revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

En nuestro corazón de criaturas,
nos encendió la luz para esconderla,
que poco puede andar quien anda a oscuras
por sendas de verdad sin poder verla.

Demos gracias a Dios humildemente
y al Hijo, su Verdad que a todos guía;
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62:

Antífona 1: Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel:

Antífona 2: Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149:

Antífona 3: La palabra de Dios es viva y eficaz, más tajante que espada de doble filo. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Sabiduría 7, 13-14.

Aprendí la sabiduría, sin envidia la comparto y no escondo sus riquezas; porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se ganan la amistad de Dios, pues los dones de la instrucción los recomienda.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

V. Y que la asamblea pregone su alabanza.

R. La sabiduría de los santos.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Que todos los pueblos proclamen la sabiduría de los santos. Aleluya, aleluya.

R. Que todos los pueblos proclamen la sabiduría de los santos. Aleluya, aleluya.

V. Y que la asamblea pregone su alabanza.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Que todos los pueblos proclamen la sabiduría de los santos. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.


Oración:

Señor, que te has dignado instruir en la sabiduría celestial a san N., concédenos, por su intercesión, guardar fielmente su doctrina y manifestarla en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.




SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN SANTOS DOCTORES.

Himno:

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
por la mente del Padre sin principio,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de la Virgen hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

No dejéis de brillar, faros divinos,
con destellos de luz que Dios envía,
proclamad la verdad en los caminos
de los hombres y los pueblos, sed su guía. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Soy ministro del evangelio por el don de la gracia de Dios. (T.P. Aleluya.)

Salmo 14.
¿Quién es justo ante el Señor?

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Soy ministro del evangelio por el don de la gracia de Dios. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre. (T.P. Aleluya.)

Salmo 111.
Felicidad del justo.

Caminad como hijos de la luz: toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mis ovejas escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta de Santiago 3, 17-18.

La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. En la asamblea Le da la palabra.

R. En la asamblea Le da la palabra.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.

R. Le da la palabra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En la asamblea Le da la palabra.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.

R. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En la asamblea le da la palabra. Aleluya, aleluya.

Antífona del Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado N., fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona del Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado N., fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, que te has dignado instruir en la sabiduría celestial a san N., concédenos, por su intercesión, guardar fielmente su doctrina y manifestarla en nuestras obras. Por nuestro Señor Jesucristo.


Común de Vírgenes:

LAUDES: | SEGUNDAS VÍSPERAS:

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Esta mujer no quiso
tomar varón ni darle su ternura,
selló su compromiso
con otro amor que dura
sobre el amor de toda criatura.

Y tanto se apresura
a zaga de la huella del Amado,
que en él se transfigura,
y el cuerpo anonadado
ya está por el amor resucitado.

Aquí la Iglesia canta
la condición futura de la historia,
y el cuerpo se adelanta
en esta humilde gloria
a la consumación de su victoria.

Mirad los regocijos
de la que por estéril sollozaba,
y se llenó de hijos
porque el Señor miraba
la pequeñez humilde de su esclava. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Venid, hijas, contemplad al Señor, y quedaréis radiantes. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112:

Antífona 1: Venid, hijas, contemplad al Señor, y quedaréis radiantes. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, Señor; no nos defraudes.

Salmo 147:

Antífona 2: Ahora te seguimos de todo corazón, te respetamos y buscamos tu rostro, Señor; no nos defraudes.

Antífona 3: Alegraos, vírgenes de Cristo, y gozad de vuestro desposorio divino, que ya no tendrá fin. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Alegraos, vírgenes de Cristo, y gozad de vuestro desposorio divino, que ya no tendrá fin. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: 1a Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve: (fuera del Tiempo Pascual):

V. Mi porción es el Señor, Dice mi alma.

R. Mi porción es el Señor, Dice mi alma.

V. Bueno es el Señor para el que lo busca.

R. Dice mi alma.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Mi porción es el Señor, Dice mi alma.

Responsorio breve: (en Tiempo Pascual):

V. Mi porción es el Señor, Dice mi alma. Aleluya, aleluya.

R. Mi porción es el Señor, Dice mi alma. Aleluya, aleluya.

V. Bueno es el Señor para el que lo busca.

R. Mi porción es el Señor, Dice mi alma. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Mi porción es el Señor, Dice mi alma. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat:

Para una virgen mártir: Mirad, la virgen esforzada sigue ya al Cordero que fue crucificado por nosotros; también ella, como el Señor, ha sido víctima pura, una hostia inmaculada. (T.P. Aleluya.)

Para una virgen: Al llegar el Esposo, la virgen prudente entró con la lámpara encendida al banquete de bodas de su Señor. (T.P. Aleluya.)

Para varias vírgenes: Vírgenes prudentes, preparad vuestras lámparas: mirad, el Esposo viene; salid a su encuentro. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa N., virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro.

Oración:

Señor, tú que te complaces en habitar en los limpios de corazón, concédenos, por intercesión de santa N., virgen, vivir, por tu gracia, de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Escucha, Señor, nuestras plegarias, para que cuantos devotamente recordamos las virtudes de tu virgen santa N. permanezcamos en tu amor y crezcamos en él hasta la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varias vírgenes:

Manifiesta, Dios nuestro, la grandeza de tu amor hacia nosotros, para que, así como hoy nos alegramos al celebrar la fiesta de tus santas N. y N., podamos igualmente disfrutar en la gloria de su eterna compañía. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
COMÚN SANTAS VÍRGENES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, Rey de las vírgenes. (T.P. Aleluya.)

O bien:

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Nos apremia el amor, vírgenes santas;
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida;
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza;
vuestra antorcha encendida fielmente
ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma; deseo estar por siempre con Cristo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma; deseo estar por siempre con Cristo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Vírgenes del Señor, bendecid al Señor; el que sembró en vosotras el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Vírgenes del Señor, bendecid al Señor; el que sembró en vosotras el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Que los santos se alegren en la gloria, pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Que los santos se alegren en la gloria, pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Cantar de los Cantares 8, 7.

Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable.

Responsorio breve: (fuera del Tiempo Pascual):

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Buscad mi rostro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

Responsorio breve: (en Tiempo Pascual):

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus:

Para una virgen mártir: Dichosa la virgen que, negándose a sí misma y cargando con su cruz, imitó al Señor, esposo de las vírgenes y rey de los mártires. (T.P. Aleluya.)

Para una virgen: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial. (T.P. Aleluya.)

Para varias vírgenes: Vírgenes de Señor, bendecid al Señor eternamente. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa N., que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, tú que te complaces en habitar en los limpios de corazón, concédenos, por intercesión de santa N., virgen, vivir, por tu gracia, de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Escucha, Señor, nuestras plegarias, para que cuantos devotamente recordamos las virtudes de tu virgen santa N. permanezcamos en tu amor y crezcamos en él hasta la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varias vírgenes:

Manifiesta, Dios nuestro, la grandeza de tu amor hacia nosotros, para que, así como hoy nos alegramos al celebrar la fiesta de tus santas N. y N., podamos igualmente disfrutar en la gloria de su eterna compañía. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN SANTAS VÍRGENES.

Himno:

Dichosa tú, que entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida. (T.P. Aleluya.)

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (T.P. Aleluya.)

Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios.
(1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: 1a Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve: (fuera del Tiempo Pascual):

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Las traen entre alegría.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

Responsorio breve: (en Tiempo Pascual):

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; las traen entre alegría. Aleluya, aleluya.

Antífonas Magníficat:

Para una virgen mártir: En una sola víctima celebramos un doble triunfo: la gloria de la virginidad y la victoria sobre la muerte; permaneció virgen y obtuvo la palma del martirio. (T.P. Aleluya.)

Para una virgen: Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada. (T.P. Aleluya.)

Para varias vírgenes: Éste es el grupo que busca al Señor, que viene a la presencia de nuestro Dios. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa N., virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor, tú que te complaces en habitar en los limpios de corazón, concédenos, por intercesión de santa N., virgen, vivir, por tu gracia, de tal manera que merezcamos tenerte siempre con nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Escucha, Señor, nuestras plegarias, para que cuantos devotamente recordamos las virtudes de tu virgen santa N. permanezcamos en tu amor y crezcamos en él hasta la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varias vírgenes:

Manifiesta, Dios nuestro, la grandeza de tu amor hacia nosotros, para que, así como hoy nos alegramos al celebrar la fiesta de tus santas N. y N., podamos igualmente disfrutar en la gloria de su eterna compañía. Por nuestro Señor Jesucristo.


Común de santos varones:

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno: como en las SEGUNDAS VÍSPERAS.

Salmodia: (Cuando se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: Alabad a nuestro Dios, todos sus santos. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112.

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre.

Antífona 1: Alabad a nuestro Dios, todos sus santos. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. (T.P. Aleluya.)

Salmo 145.
Felicidad de los que esperan en Dios.

Alabemos al Señor mientras vivimos,
es decir, con nuestras obras. (Arnobio)

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Dichosos los que tienen hambre y sed de la justicia, porque ellos quedarán saciados. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Bendito sea Dios, que nos ha elegido para ser santos e inmaculados en el amor. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Bendito sea Dios, que nos ha elegido para ser santos e inmaculados en el amor. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Filipenses 3, 7-8.

Todo eso que para mí era ganancia, lo consideré pérdida a causa de Cristo. Más aún: todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo.

Responsorio breve: Fuera del tiempo pascual:

R. El Señor lo amó * Y lo enalteció.

V. El Señor lo amó * Y lo enalteció.

R. Lo revistió con vestidura de gloria.

V. Y lo enalteció.

R. Gloria al Padre y al hijo y al Espíritu Santo.

V. El Señor lo amó * Y lo enalteció.

Responsorio breve: En Tiempo pascual:

R. El Señor lo amó y lo enalteció. * Aleluya, aleluya.

V. El Señor lo amó y lo enalteció. * Aleluya, aleluya.

R. Lo revistió con vestidura de gloria.

V. Aleluya, aleluya.

R. Gloria al Padre y al hijo y al Espíritu Santo.

V. El Señor lo amó y lo enalteció. * Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat:

Para un religioso| Para un santo que se ha consagrado a una actividad caritativa| Educador

Para un santo: Lo asemejaré a un hombre prudente que edificó su casa sobre roca. (T.P. Aleluya.)

Para varios santos: Los ojos del Señor están puestos en sus fieles, en los que esperan en su misericordia. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que, con la intercesión y el ejemplo de los santos, nos impulse a una vida santa, y digamos:
Haznos santos, Señor, porque tú eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,

haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,

ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,

guárdanos en tu nombre, para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,

haz que, comiendo el pan que ha bajado del cielo, alcancemos la perfección del amor.

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos,

y admite a los difuntos en tu reino, para que puedan contemplar tu rostro.

Padre nuestro.

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Oración:

Proclamamos, Señor, que sólo tú eres santo, sólo tú eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos que, mediante la intercesión de san N., nos ayudes a vivir de tal forma en el mundo, que nunca nos veamos privados de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Dios todopoderoso, que el ejemplo de los santos nos estimule a una vida más perfecta, para que al celebrar la memoria de san N. lo sepamos imitar en las obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varios santos:

Dios todopoderoso y eterno, tú has querido darnos una prueba suprema de tu amor en la glorificación de tus santos; concédenos ahora que su intercesión nos ayude y su ejemplo nos mueva a imitar fielmente a tu Hijo Jesucristo. Él que vive y reina contigo.

Para un religioso:

Señor, tú que otorgaste a san N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Él que vive y reina contigo.

Para un santo que se ha consagrado a una actividad caritativa:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de san N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un educador:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a san N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
COMÚN SANTOS VARONES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos. (T.P. Aleluya.)

O bien: Aclamemos al Señor en esta celebración de san N. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida,
conozco yo la medida
de la mejor libertad.
Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío;
de vuestra mano me fío
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestro y vos mío.

A fuerza de amor humano
me abraso en amor divino.
La santidad es camino
que va de mí hacia mi hermano.
Me di sin tender la mano
para cobrar el favor;
me di en salud y en dolor
a todos, y de tal suerte
que me ha encontrado la muerte
sin nada más que el amor. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: El Señor les concedió una gloria eterna, y su nombre no será nunca olvidado. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El Señor les concedió una gloria eterna, y su nombre no será nunca olvidado. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Siervos del Señor, bendecid al Señor eternamente. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Siervos del Señor, bendecid al Señor eternamente. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Que los santos festejen su gloria y canten jubilosos en filas. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Que los santos festejen su gloria y canten jubilosos en filas. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Romanos 12, 1-2.

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; éste es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Responsorio breve (Para un santo fuera del Tiempo Pascual):

V. Lleva en el corazón La ley de su Dios.

R. Lleva en el corazón La ley de su Dios.

V. Y sus pasos no vacilan.

R. La ley de su Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Lleva en el corazón La ley de su Dios.

Responsorio breve (Para un santo en Tiempo Pascual):

V. Lleva en el corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.

R. Lleva en el corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.

V. Y sus pasos no vacilan.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Lleva en el corazón la ley de su Dios. Aleluya, aleluya.

Responsorio breve: (Para varios santos fuera del Tiempo Pascual):

V. Los justos se alegran En la presencia de Dios.

R. Los justos se alegran En la presencia de Dios.

V. Rebosando de alegría.

R. En la presencia de Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los justos se alegran En la presencia de Dios.

Responsorio breve: (Para varios santos en Tiempo Pascual):

V. Los justos se alegran en la presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

R. Los justos se alegran en la presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

V. Rebosando de alegría.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los justos se alegran en la presencia de Dios. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus:

Para un religioso | Para un santo que se ha consagrado a una actividad caritativa | Educador

Antífona Benedictus (para un santo): El que obra la verdad va a la luz para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios. (T.P. Aleluya.)

Antífona Benedictus (para varios santos): Dichosos los que trabajan por la paz; dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios. (T.P. Aleluya.)

Antífona Benedictus (para los que se han consagrado a una actividad caritativa): La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros. (T.P. Aleluya.)

Antífona Benedictus (para religiosos): «El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

Antífona Benedictus (para religiosos): Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para el alma que lo busca. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémoslo, diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.

Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,

compadécete de nuestras debilidades.

Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,

danos el progresar por caminos de santidad.

Señor Jesús, que quieres que seamos la sal de la tierra y la luz del mundo,

ilumina nuestras vidas con tu propia luz.

Señor Jesús, que viniste al mundo para servir, y no para que te sirvieran,

haz que sepamos servirte a ti y a nuestros hermanos con humildad.

Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,

haz que en la gloria contemplemos tu rostro.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Oración:

Proclamamos, Señor, que sólo tú eres santo, sólo tú eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos que, mediante la intercesión de san N., nos ayudes a vivir de tal forma en el mundo, que nunca nos veamos privados de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Dios todopoderoso, que el ejemplo de los santos nos estimule a una vida más perfecta, para que al celebrar la memoria de san N. lo sepamos imitar en las obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varios santos:

Dios todopoderoso y eterno, tú has querido darnos una prueba suprema de tu amor en la glorificación de tus santos; concédenos ahora que su intercesión nos ayude y su ejemplo nos mueva a imitar fielmente a tu Hijo Jesucristo. Él que vive y reina contigo.

Para un religioso:

Señor, tú que otorgaste a san N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Él que vive y reina contigo.

Para un santo que se ha consagrado a una actividad caritativa:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de san N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un educador:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a san N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN SANTOS VARONES.

Himno:

I

Cuando, Señor, el día ya declina,
quedaos con el hombre, que la noche
del tiempo y de la lucha en que camina
turba su corazón con su reproche.

Disipad nuestras dudas, hombres santos,
que, en el alto glorioso del camino,
ya dejasteis atrás temores tantos
de perder vuestra fe en el don divino.

Perdonad nuestros miedos, seguidores
del camino en la fe que os fue ofrecido,
hacednos, con vosotros, confesores
de la fe y del amor que habéis vivido.

Que tu amor, Padre santo, haga fuerte
nuestro amor, nuestra fe en tu Hijo amado,
que la hora suprema de la muerte
sea encuentro en la luz, don consumado. Amén.

II
Para un santo religioso:

Dichosos los que oísteis la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
dichosos cuando puso su mirada
y os quiso para amigo y compañero.

Dichosos si abrazasteis la pobreza
para llenar de Dios vuestras alforjas,
para servirle a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.

Dichosos mensajeros de verdades,
marchando por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras.

Dichosos, del perdón dispensadores,
dichosos, de los tristes el consuelo,
dichosos, de los hombres servidores,
dichosos, herederos de los cielos. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Fue hallado intachable y perfecto; su gloria será eterna. (T.P. Aleluya.)

Salmo 14.
¿Quién es justo ante Dios?

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Fue hallado intachable y perfecto; su gloria será eterna. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: El Señor protege a sus santos y les muestra su amor y su misericordia. (T.P. Aleluya.)

Salmo 111.
Felicidad del justo.

Caminad como hijos de la luz: toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: El Señor protege a sus santos y les muestra su amor y su misericordia. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Los santos cantaban un cántico nuevo ante el trono de Dios y del Cordero, y sus voces llenaban toda la tierra. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 28-30.

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual.

V. El Señor es justo Y ama la justicia.

R. El Señor es justo Y ama la justicia.

V. Los buenos verán su rostro.

R. Y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El Señor es justo Y ama la justicia.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual.

V. El Señor es justo Y ama la justicia.

R. El Señor es justo Y ama la justicia.

V. Los buenos verán su rostro.

R. Y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El Señor es justo Y ama la justicia.

Antífona Magníficat:

Para un religioso | Para un santo que se ha consagrado a una actividad caritativa | Educador

Antífona Magníficat (para un santo): Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor. (T.P. Aleluya.)

Antífona Magníficat (para varios santos): Se mantuvieron fieles hasta la muerte, y recibieron del Señor la corona de gloria. (T.P. Aleluya.)

Antífona Magníficat (para los que se han consagrado a una actividad caritativa): Os aseguro que lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. (T.P. Aleluya.)

Antífona Magníficat (para religiosos): Vosotros, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

O bien:

Antífona Magníficat (para religiosos): En donde se reúnen los hermanos para glorificar a Dios, allí el Señor bendecirá a su pueblo. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que, con la intercesión y el ejemplo de los santos, nos impulse a una vida santa, y digamos:
Haznos santos, Señor, porque tú eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,

haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,

ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,

guárdanos en tu nombre, para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,

haz que, comiendo el pan que ha bajado del cielo, alcancemos la perfección del amor.

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos,

y admite a los difuntos en tu reino, para que puedan contemplar tu rostro.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Oración:

Proclamamos, Señor, que sólo tú eres santo, sólo tú eres bueno y nadie puede serlo sin tu gracia; por eso te pedimos que, mediante la intercesión de san N., nos ayudes a vivir de tal forma en el mundo, que nunca nos veamos privados de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Concédenos, Dios todopoderoso, que el ejemplo de los santos nos estimule a una vida más perfecta, para que al celebrar la memoria de san N. lo sepamos imitar en las obras. Por nuestro Señor Jesucristo.<

Para varios santos:

Dios todopoderoso y eterno, tú has querido darnos una prueba suprema de tu amor en la glorificación de tus santos; concédenos ahora que su intercesión nos ayude y su ejemplo nos mueva a imitar fielmente a tu Hijo Jesucristo. Él que vive y reina contigo.

Para un religioso:

Señor, tú que otorgaste a san N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Él que vive y reina contigo.

Para un santo que se ha consagrado a una actividad caritativa:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de san N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para un educador:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a san N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


Común de santas mujeres:

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

La mujer fuerte
puso en Dios su esperanza:
Dios la sostiene.

Hizo del templo su casa;
mantuvo ardiendo su lámpara.

En la mesa de los hijos,
hizo a los pobres un sitio.

Guardó memoria a sus muertos;
gastó en los vivos su tiempo.

Sirvió, consoló, dio fuerzas;
guardó para sí sus penas.

Vistió el dolor de plegaria;
la soledad, de esperanza.

Y Dios la cubrió de gloria
como de un velo de bodas.

La mujer fuerte
puso en Dios su esperanza:
Dios la sostiene. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Solemnidad):

Antífona 1: Bendito sea el nombre del Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112:

Antífona 1: Bendito sea el nombre del Señor, que ha hecho por mí prodigios de misericordia. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Glorifica al Señor, Jerusalén, que ha bendecido a tus hijos dentro de ti. (T.P. Aleluya.)

Salmo 147:

Antífona 2: Glorifica al Señor, Jerusalén, que ha bendecido a tus hijos dentro de ti. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: El Señor te prefiere a ti, y tu Dios encontrará la alegría contigo. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El Señor te prefiere a ti, y tu Dios encontrará la alegría contigo. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Filipenses 3, 7-8.

Todo eso que para mí era ganancia, lo consideré pérdida a causa de Cristo. Más aún: todo lo considero pérdida comparado con la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor. Por él lo perdí todo, y todo lo considero basura con tal de ganar a Cristo.

Responsorio breve: Fuera del tiempo pascual:

V. Me gozaré y alegraré En tu misericordia.

R. Me gozaré y alegraré En tu misericordia.

V. Porque has mirado mi aflicción.

R. En tu misericordia.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Me gozaré y alegraré En tu misericordia.

Responsorio breve: Tiempo pascual:

V. Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Aleluya, aleluya.

R. Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Aleluya, aleluya.

V. Porque has mirado mi aflicción.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Me gozaré y alegraré en tu misericordia. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat:

Para una religiosa | Para una santa que se ha consagrado a una actividad caritativa | Educadora

Para una santa: Cantadle por el éxito de su trabajo; que sus obras la alaben en la plaza. (T.P. Aleluya.)

Para varias santas: Gloriaos de su nombre santo; que se alegren los que buscan al Señor. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Supliquemos a Dios en bien de su Iglesia, por intercesión de las santas mujeres, y digámosle:
Acuérdate, Señor, de ti Iglesia.

Por intercesión de las mártires, que con la fuerza del espíritu superaron la muerte del cuerpo,

concede, Señor, a tu Iglesia ser fuerte en la tentación.

Por intercesión de las esposas, que por medio del santo matrimonio crecieron en la gracia,

concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apostólica.

Por intercesión de las viudas, que por la hospitalidad y la oración superaron su soledad y se santificaron,

concede, Señor, a tu Iglesia que muestre al mundo el misterio de tu caridad.

Por intercesión de las madres, que engendraron sus hijos no sólo para la vida del mundo, sino también para el reino de los cielos,

concede, Señor, a tu Iglesia que transmita la vida del espíritu y la salvación a todo el género humano.

Por intercesión de todas las santas mujeres, que han sido ya admitidas a contemplar la belleza de tu rostro,

concede, Señor, a los difuntos de la Iglesia gozar también eternamente de tu presencia.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor Dios, que cada año nos alegras con la fiesta de santa N., concede a los que celebramos su memoria imitar también los ejemplos de su vida santa. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Derrama, Señor, sobre nosotros el espíritu de tu sabiduría y amor con que llenaste a tu hija santa N., para que, a imitación suya, te obedezcamos siempre con sencillez y te agrademos con nuestra fe y nuestras buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varias santas:

Dios todopoderoso, la admirable vida de tus santas N. y N. nos da a todos ejemplo saludable; concédenos ahora que su poderosa intercesión nos obtenga también las ayudas del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una religiosa:

Señor, tú que otorgaste a santa N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de esta santa, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para una santa que se ha consagrado a una actividad caritativa:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de santa N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una educadora:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a santa N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
COMÚN SANTAS MUJERES.

Antífona: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos. (T.P. Aleluya.)

O bien:

Antífona: Aclamemos al Señor en esta celebración de santa N. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Dichosas sois vosotras que guardasteis
con amor maternal en vuestro seno
la palabra del Hijo que engendrasteis
en la vida de fe y de amor pleno.

Dichosas sois vosotras que en la vida
hicisteis de la fe vuestra entereza,
vuestra gracia en la Gracia fue asumida,
maravilla de Dios y de belleza.

Dichosas sois vosotras que supisteis
ser hijas del amor que Dios os daba,
y así, en la fe, de muchos madres fuisteis,
fecunda plenitud que nunca acaba.

No dejéis de ser madres en la gloria
de los hombres que luchan con anhelo;
ante Dios vuestro amor haga memoria
de los hijos que esperan ir al cielo. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62:

Antífona 1: Mi alma está unida a ti, y tu diestra me sostiene. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: El Señor te ha dado su fuerza; por ello serás bendita para siempre. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel:

Antífona 2: El Señor te ha dado su fuerza; por ello serás bendita para siempre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Tu misericordia, Señor, es mi gozo y mi alegría. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149:

Antífona 3: Tu misericordia, Señor, es mi gozo y mi alegría. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Romanos 12, 1-2.

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; éste es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. Dios la socorre Al despuntar la aurora.

R. Dios la socorre Al despuntar la aurora.

V. Teniendo a Dios en medio, no vacila.

R. Al despuntar la aurora.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Dios la socorre Al despuntar la aurora.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Dios la socorre Al despuntar la aurora. Aleluya, aleluya.

R. Dios la socorre Al despuntar la aurora. Aleluya, aleluya.

V. Teniendo a Dios en medio, no vacila.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Dios la socorre Al despuntar la aurora. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus:

Para una religiosa | Para una santa que se ha consagrado a una actividad caritativa | Educadora

Antífona Benedictus (para una santa): El reino de los cielos se parece a un comerciante en perlas finas, que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra. (T.P. Aleluya.)

Antífona Benedictus (para una santa mujer religiosa): «El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

O bien: Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para el alma que lo busca. (T.P. Aleluya.)

Antífona Benedictus (para quien se ha consagrado a una actividad caritativa): La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Unidos, hermanos, a las mujeres santas, aclamemos a nuestro Salvador, y supliquémosle, diciendo:
Ven, Señor Jesús.

Señor Jesús, que perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados, porque tenía mucho amor,

perdónanos también a nosotros, pues hemos pecado mucho.

Señor Jesús, a quien servían en el camino las piadosas mujeres,

concédenos que sigamos tus pasos.

Señor Jesús, Maestro bueno, a quien María escuchaba y Marta servía,

concédenos servirte siempre con fe y amor.

Señor Jesucristo, que llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu voluntad,

haz que todos la cumplamos siempre de palabra y de obra.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor Dios, que cada año nos alegras con la fiesta de santa N., concede a los que celebramos su memoria imitar también los ejemplos de su vida santa. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Derrama, Señor, sobre nosotros el espíritu de tu sabiduría y amor con que llenaste a tu hija santa N., para que, a imitación suya, te obedezcamos siempre con sencillez y te agrademos con nuestra fe y nuestras buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varias santas:

Dios todopoderoso, la admirable vida de tus santas N. y N. nos da a todos ejemplo saludable; concédenos ahora que su poderosa intercesión nos obtenga también las ayudas del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una religiosa:

Señor, tú que otorgaste a santa N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de esta santa, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para una santa que se ha consagrado a una actividad caritativa:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de santa N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una educadora:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a santa N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
COMÚN SANTAS MUJERES.

Himno:

Finísimo fue el lino con que ella
fue tejiendo, a lo largo de su vida,
esa historia de amor que la hace bella
a los ojos de Dios y bendecida.

Supo trenzar con tino los amores
del cielo y de la tierra, y santamente
hizo altar del telar de sus labores,
oración desgranada lentamente.

Flor virgen, florecida en amor santo,
llenó el hogar de paz y joven vida,
su dulce fortaleza fue su encanto,
la fuerza de su amor la fe vivida.

Una escuela de fe fue su regazo,
todos fueron dichosos a su vera,
su muerte en el Señor fue un tierno abrazo,
su vida será eterna primavera. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria o libre, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

O bien en Tiempo Pascual:

| 2a | 3a | 4a | 5a | 6a |

| 7a (ASCENSIÓN – PENTECOSTÉS)

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad o como Fiesta):

Antífona 1: Tu sierva, Señor, se regocijó con tu salvación. (T.P. Aleluya.)

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Tu sierva, Señor, se regocijó con tu salvación. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Como está sólido el fundamento sobre la roca, así estuvo la voluntad de Dios en la mujer santa. (T.P. Aleluya.)

Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios.
(1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Como está sólido el fundamento sobre la roca, así estuvo la voluntad de Dios en la mujer santa. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: El Señor le ha dado su fuerza; por ello será bendita eternamente. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El Señor le ha dado su fuerza; por ello será bendita eternamente. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 28-30.

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Responsorio breve: fuera del Tiempo Pascual:

V. Dios la eligió Y la predestinó.

R. Dios la eligió Y la predestinó.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Y la predestinó.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Dios la eligió Y la predestinó.

Responsorio breve: en Tiempo Pascual:

V. Dios la eligió Y la predestinó. Aleluya, aleluya.

R. Dios la eligió Y la predestinó. Aleluya, aleluya.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Dios la eligió Y la predestinó. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat:

Para una religiosa | Para una santa que se ha consagrado a una actividad caritativa | Educadora

Antífona Magníficat (para una santa): Mi corazón se regocija por el Señor; mi corazón se ensancha, porque gozo con tu salvación. (T.P. Aleluya.)

Antífona Magníficat (para una santa mujer religiosa): Vosotros, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

O bien: En donde se reúnen los hermanos para glorificar a Dios, allí el Señor bendecirá a su pueblo. (T.P. Aleluya.)

Antífona Magníficat (para quien se ha consagrado a una actividad caritativa): Os aseguro que lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Preces:

Supliquemos a Dios en bien de su Iglesia, por intercesión de las santas mujeres, y digámosle:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Por intercesión de las mártires, que con la fuerza del Espíritu superaron la muerte del cuerpo,

concede, Señor, a tu Iglesia ser fuerte en la tentación.

Por intercesión de las esposas, que por medio del santo matrimonio crecieron en la gracia,

concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apostólica.

Por intercesión de las viudas, que por la hospitalidad y la oración superaron su soledad y se santificaron,

concede, Señor, a tu Iglesia que muestre al mundo el misterio de tu caridad.

Por intercesión de las madres, que engendraron sus hijos no sólo para la vida del mundo, sino también para el reino de los cielos,

concede, Señor, a tu Iglesia que transmita la vida del espíritu y la salvación a todo el género humano.

Por intercesión de todas las santas mujeres, que han sido ya admitidas a contemplar la belleza de tu rostro,

concede, Señor, a los difuntos de la Iglesia gozar también eternamente de tu presencia.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Señor Dios, que cada año nos alegras con la fiesta de santa N., concede a los que celebramos su memoria imitar también los ejemplos de su vida santa. Por nuestro Señor Jesucristo.

O bien:

Derrama, Señor, sobre nosotros el espíritu de tu sabiduría y amor con que llenaste a tu hija santa N., para que, a imitación suya, te obedezcamos siempre con sencillez y te agrademos con nuestra fe y nuestras buenas obras. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para varias santas:

Dios todopoderoso, la admirable vida de tus santas N. y N. nos da a todos ejemplo saludable; concédenos ahora que su poderosa intercesión nos obtenga también las ayudas del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una religiosa:

Señor, tú que otorgaste a santa N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de esta santa, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Que vive y reina contigo.

Para una santa que se ha consagrado a una actividad caritativa:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de santa N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

Para una educadora:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a santa N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


PARA LOS RELIGIOSOS:

Todo del común de santos varones o de santas mujeres, excepto lo siguiente:

PRIMERAS VÍSPERAS.

Antífona Magníficat: «El que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

O bien, para un religioso: Ése recibirá la bendición del Señor, le hará justicia el Dios de salvación, porque éste es el grupo que busca al Señor. (T.P. Aleluya.)

O bien, para una religiosa: El Señor la desposó para siempre, en la fidelidad y en el amor. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, tú que otorgaste a san (santa) N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo (esta santa), la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.

Para un abad:

Señor, que has querido dejarnos en san N., abad, un claro testimonio de perfección evangélica, concédenos, por su intercesión, abrazar de corazón las realidades del cielo en medio de las vicisitudes de este mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos. (T.P. Aleluya.)

O bien: Aclamemos al Señor en esta celebración de san (santa) N.(T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Benedictus: «El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor. (T.P. Aleluya.)

O bien: Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para el alma que lo busca. (T.P. Aleluya.)


Se dice la oración propia o, en su defecto, una de las siguientes:

Oración:

Señor, tú que otorgaste a san (santa) N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo (esta santa), la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.

Para un abad:

Señor, que has querido dejarnos en san N., abad, un claro testimonio de perfección evangélica, concédenos, por su intercesión, abrazar de corazón las realidades del cielo en medio de las vicisitudes de este mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS.

Antífona Magníficat: Vosotros, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna. (T.P. Aleluya.)

O bien: En donde se reúnen los hermanos para glorificar a Dios, allí el Señor bendecirá a su pueblo. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, tú que otorgaste a san (santa) N. la gracia de imitar con fidelidad a Cristo pobre y humilde, concédenos también a nosotros, por intercesión de este santo (esta santa), la gracia de vivir fielmente nuestra vocación, para que así tendamos a la perfección que tú nos has propuesto en la persona de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.

Para un abad:

Señor, que has querido dejarnos en san N., abad, un claro testimonio de perfección evangélica, concédenos, por su intercesión, abrazar de corazón las realidades del cielo en medio de las vicisitudes de este mundo. Por nuestro Señor Jesucristo.


PARA LOS QUE SE HAN CONSAGRADO A UNA ACTIVIDAD CARITATIVA:

Todo del común de santos varones o de santas mujeres, excepto lo siguiente:

PRIMERAS VÍSPERAS.

Antífona Magníficat: Dichoso quien se apiada de los pobres, porque quien imita al Señor ama la misericordia. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de san (santa) N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES.

Antífona Benedictus: «La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de san (santa) N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS.

Antífona Magníficat: Os aseguro que lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, Dios todopoderoso, tú nos has revelado que toda la ley se compendia en el amor a ti y al prójimo; concédenos que, imitando la caridad de san (santa) N., podamos ser un día contados entre los elegidos de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


PARA LOS EDUCADORES:

Todo del común de santos varones o de santas mujeres, excepto lo siguiente:

PRIMERAS VÍSPERAS.

Antífona Magníficat: Guarda, hijo mío, los consejos de tu padre, no rechaces las instrucciones de tu madre; llévalos siempre atados en tu corazón. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a san (santa) N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos. (T.P. Aleluya.)

O bien: Aclamemos al Señor en esta celebración de san (santa) N.(T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Benedictus: El que se compadece de su prójimo educa, enseña y guía como pastor a su rebaño. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a san (santa) N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

SEGUNDAS VÍSPERAS.

Antífona Magníficat: Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis; de los que son como ellos es el reino de Dios. (T.P. Aleluya.)

Oración:

Señor, tú elegiste entre tus fieles a san (santa) N. para que mostrara a sus hermanos el camino que conduce a ti; concédenos que su ejemplo nos ayude a seguir a Jesucristo, nuestro Maestro, para que un día logremos alcanzar, junto con nuestros hermanos, la gloria de tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.


SALMOS INVITATORIO.

INVITATORIO.

Salmo 94.
Venid, aclamemos al Señor.

Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este «hoy». (Hb 3, 13)

Se anuncia la antífona.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Se repite la antífona.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Se repite la antífona.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Se repite la antífona.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
“Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso”».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

También se pueden pronunciar éstos salmos, en lugar del Salmo 94.

Salmo 99.
Alegría de los que entran en el templo.

El Señor manda que
los redimidos entonen
un himno de victoria. (S. Atanasio)

Se anuncia la antífona.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 66.
Que todos los pueblos alaben al Señor.

Sabed que la salvación de Dios
se envía a los gentiles. (Hch 28, 28)

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 23.
Entrada solemne de Dios en el templo.

Las puertas del cielo se abren
ante Cristo que, como hombre,
sube al cielo. (S. Ireneo)

Se anuncia la antífona.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Se repite la antífona.

— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Se repite la antífona.

— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Se repite la antífona.

— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos;
él es el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICOS FRECUENTES:

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Cántico de Colosenses, 1, 12-20.
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura
y primer resucitado de entre los muertos.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Cántico de Filipenses 2, 6-11.
Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual.

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.





Cántico Cf. 1a Timoteo 3, 16.
El misterio y la gloria de Cristo.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Cristo, manifestado en la carne,
justificado en el Espíritu.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Cristo, contemplado por los ángeles,
predicado a los paganos.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Cristo, creído en el mundo,
llevado a la gloria.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Cántico de Apocalipsis 4, 11; 5, 9. 10. 12.
Himno de los redimidos.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Cántico de Apocalipsis 11, 17-18; 12, 10b-12a.
El juicio de Dios.

Gracias te damos, Señor Dios omnipotente,
el que eres y el que eras,
porque has asumido el gran poder
y comenzaste a reinar.

Se encolerizaron las gentes,
llegó tu cólera,
y el tiempo de que sean juzgados los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas,
y a los santos y a los que temen tu nombre,
y a los pequeños y a los grandes,
y de arruinar a los que arruinaron la tierra.

Ahora se estableció la salud y el poderío,
y el reinado de nuestro Dios,
y la potestad de su Cristo;
porque fue precipitado
el acusador de nuestros hermanos,
el que los acusaba ante nuestro Dios día y noche.

Ellos lo vencieron en virtud de la sangre del Cordero
y por la palabra del testimonio que dieron;
y no amaron tanto su vida que temieran la muerte.
Por esto, estad alegres, cielos,
y los que moráis en sus tiendas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Cántico de Apocalipsis 19, 1-7.
Las bodas del Cordero.

Aleluya. La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.

Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que lo teméis, pequeños y grandes. Aleluya.

Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.

Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).



SALMOS FRECUENTES:

Salmo 14.
¿Quién es justo ante el Señor?

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Salmo 45.
Dios refugio y fortaleza de su pueblo.

Le pondrá por nombre Emmanuel,
que significa «Dios-con-nosotros».
(Mt 1, 23)

Dios es nuestro refugio y nuestra fuerza,
poderoso defensor en el peligro.

Por eso no tememos aunque tiemble la tierra,
y los montes se desplomen en el mar.

Que hiervan y bramen sus olas,
que sacudan a los montes con su furia:

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

El correr de las acequias alegra la ciudad de Dios,
el Altísimo consagra su morada.

Teniendo a Dios en medio, no vacila;
Dios la socorre al despuntar la aurora.

Los pueblos se amotinan, los reyes se rebelan;
pero él lanza su trueno, y se tambalea la tierra.

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Venid a ver las obras del Señor,
las maravillas que hace en la tierra:

Pone fin a la guerra hasta el extremo del orbe,
rompe los arcos, quiebra las lanzas,
prende fuego a los escudos.

«Rendíos, reconoced que yo soy Dios:
más alto que los pueblos, más alto que la tierra».

El Señor de los ejércitos está con nosotros,
nuestro alcázar es el Dios de Jacob.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Salmo 109, 1-5. 7.
El Mesías, Rey y Sacerdote.

Cristo tiene que reinar hasta que
Dios haga de sus enemigos
estrado de sus pies. (1 Cor 15, 25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré como rocío
antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente;
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.



Salmo 111.
Felicidad del justo.

Caminad como hijos de la luz: toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 112.
Alabado sea el nombre del Señor.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 114.
Himno a la grandeza de Dios.

Hay que pasar mucho para entrar
en el reino de Dios. (Hch 14, 22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Sfeñor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 116.
Invitación universal a la alabanza divina.

Los gentiles alaban a Dios
por su misericordia. (Rm 15, 9)

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 120.
El guardián del pueblo.

Ya no pasarán hambre ni sed,
no les hará daño el sol
ni el bochorno. (Ap 7, 16)

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.





Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22).

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 125.
Dios, alegría y esperanza.

Si sois compañeros en el sufrir,
también lo sois en el buen ánimo.
(2 Co 1, 7)

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios.
(1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 129.
Desde lo hondo, a ti grito, Señor.

Él salvará a su pueblo
de los pecados. (Mt 1, 21

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 145.
Felicidad de los que esperan en Dios.

Alabemos al Señor mientras vivimos,
es decir, con nuestras obras. (Arnobio)

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 146.
Poder y bondad de Dios.

A ti, oh Dios, te alabamos;
a ti, Señor, te reconocemos.

Alabad al Señor, que la música es buena;
nuestro Dios merece una alabanza armoniosa.

El Señor reconstruye Jerusalén,
reúne a los deportados de Israel;
él sana los corazones destrozados,
venda sus heridas.

Cuenta el número de las estrellas,
a cada una la llama por su nombre.
Nuestro Señor es grande y poderoso,
su sabiduría no tiene medida.
El Señor sostiene a los humildes,
humilla hasta el polvo a los malvados.

Entonad la acción de gracias al Señor,
tocad la cítara para nuestro Dios,
que cubre el cielo de nubes,
preparando la lluvia para la tierra;

que hace brotar hierba en los montes,
para los que sirven al hombre;
que da su alimento al ganado
y a las crías de cuervo que graznan.

No aprecia el vigor de los caballos,
no estima los jarretes del hombre:
el Señor aprecia a sus fieles,
que confían en su misericordia.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 147.
Acción de gracias por la restauración de Jerusalén.

Ven acá, voy a mostrarte a la novia,
a la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

Hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




CÁNTICO EVANGÉLICO PARA VÍSPERAS:

— MAGNÍFICAT —

Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.




CÁNTICO EVANGÉLICO PARA LAUDES:

— BENEDICTUS —

Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.































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