Leccionario I (A)
PARA LOS
DOMINGOS
Y SOLEMNIDADES DE NAVIDAD
AÑO A
NATIVIDAD DEL SEÑOR: Misa Vespertina de la Vigilia
NATIVIDAD DEL SEÑOR: Misa de medianoche
NATIVIDAD DEL SEÑOR: Misa de la aurora
NATIVIDAD DEL SEÑOR: Misa del día
LA SAGRADA FAMILIA: JESÚS, MARÍA Y JOSÉ
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
Tiempo de Navidad
25 de diciembre
NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA VESPERTINA DE LA VIGILIA
Estas lecturas se emplean en la misa vespertina del día 24 de diciembre, ya sea antes o después de las primeras Vísperas de Navidad.
PRIMERA LECTURA
Is 62, 1-5
El Señor te prefiere a ti.
Lectura del libro de Isaías.
POR
amor de Sión no callaré,
por amor de Jerusalén no
descansaré,
hasta que rompa la aurora de su justicia,
y su
salvación llamee como antorcha.
Los
pueblos verán tu justicia,
y los reyes tu gloria;
te
pondrán un nombre nuevo,
pronunciado por la boca del Señor.
Serás
corona fúlgida en la mano del Señor
y diadema real en la palma
de tu Dios.
Ya no te llamarán «Abandonada»,
ni a tu
tierra «Devastada»;
a ti te llamarán «Mi predilecta»,
y
a tu tierra «Desposada»,
porque el Señor te prefiere a ti,
y
tu tierra tendrá un esposo.
Como
un joven se casa con una doncella,
así te desposan tus
constructores.
Como se regocija el marido con su esposa,
se
regocija tu Dios contigo.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 88, 4-5. 16-17. 27 y 29 (R.: 2a)
R. Cantaré eternamente las misericordias del Señor.
V.
«Sellé
una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te
fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las
edades». R.
V.
Dichoso
el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh Señor, a la luz de
tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es
su orgullo. R.
V.
Él
me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca
salvadora».
Le mantendré eternamente mi favor,
y mi
alianza con él será estable. R.
SEGUNDA
LECTURA
Hch 13, 16-17. 22-25
Testimonio de Pablo sobre Cristo, hijo de David.
Lectura del libro de los Hechos de los Apóstoles.
CUANDO Pablo llegó a Antioquia de Pisidia, se puso en pie en la sinagoga y, haciendo seña con la mano de que se callaran, dijo:
«Israelitas y los que teméis a Dios, escuchad:
El Dios de este pueblo, Israel, eligió a nuestros padres y multiplicó al pueblo cuando vivían como forasteros en Egipto. Los sacó de allí con brazo poderoso. Después les suscitó como rey a David, en favor del cual dio testimonio diciendo:
«Encontré
a David, hijo de Jesé,
hombre conforme a mi corazón,
que
cumplirá todos mis preceptos».
Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús.
Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía:
«Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies»».
Palabra de Dios.
EVANGELIO
Mt 1, 1-25
Genealogía de Jesucristo, hijo de David.
+
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
LIBRO del origen de Jesucristo, hijo de David, hijo de Abrahán.
Abrahán engendró a Isaac, Isaac engendró a Jacob, Jacob engendró a Judá y a sus hermanos.
Judá engendró, de Tamar, a Farés y a Zará, Farés engendró a Esrón, Esrón engendró a Arán, Arán engendró a Aminadab, Aminadab engendró a Naasón, Naasón engendró a Salmón, Salmón engendró, de Rajab, a Booz; Booz engendró, de Rut, a Obed; Obed engendró a Jesé, Jesé engendró a David, el rey.
David, de la mujer de Urías, engendró a Salomón, Salomón engendró a Roboán, Roboán engendró a Abías, Abías engendró a Asaf, Asaf engendró a Josafat, Josafat engendró a Jorán, Jorán engendró a Ozías, Ozías engendró a Joatán, Joatán engendró a Acaz, Acaz engendró a Ezequías, Ezequías engendró a Manasés, Manasés engendró a Amós, Amós engendró a Josías; Josías engendró a Jeconías y a sus hermanos, cuando el destierro de Babilonia.
Después del destierro de Babilonia, Jeconías engendró a Salatiel, Salatiel engendró a Zorobabel, Zorobabel engendró a Abiud, Abiud engendró a Eliaquín, Eliaquín engendró a Azor, Azor engendró a Sadoc, Sadoc engendró a Aquín, Aquín engendró a Eliud, Eliud engendró a Eleazar, Eleazar engendró a Matán, Matán engendró a Jacob; y Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo.
Así, las generaciones desde Abrahán a David fueron en total catorce; desde David hasta la deportación a Babilonia, catorce; y desde la deportación a Babilonia hasta el Cristo, catorce.
La generación de Jesucristo fue de esta manera:
María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo.
José, su esposo, como
era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero,
apenas había tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel
del Señor que le dijo:
«José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».
Todo esto sucedió para
que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:
«Mirad: la virgen concebirá y dará
a luz un hijo
y le pondrán por nombre Enmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».
Cuando José se despertó, hizo lo que le había mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.
Y sin haberla
conocido, ella dio a luz un hijo al que puso por nombre Jesús.
Palabra del Señor.
NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DE MEDIANOCHE
En las misas que se celebran el día de Navidad se utilizan los siguientes formularios. Se pueden elegir las lecturas más aptas de una de las tres Misas teniendo en cuenta la conveniencia pastoral de cada asamblea.
PRIMERA
LECTURA
Is 9, 1-6
Un hijo se nos ha dado.
Lectura del libro de Isaías.
EL
pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaba en
tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste
la alegría, aumentaste el gozo;
se gozan en tu presencia, como
gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque
la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su
hombro,
los quebrantaste como el día de Madián.
Porque
la bota que pisa con estrépito
y la túnica empapada de
sangre
serán combustible, pasto del fuego.
Porque
un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado:
lleva a hombros
el principado, y es su nombre:
«Maravilla de Consejero, Dios
fuerte,
Padre de eternidad, Príncipe de la paz».
Para
dilatar el principado, con una paz sin límites,
sobre el trono
de David y sobre su reino.
Para sostenerlo y consolidarlo
con
la justicia y el derecho, desde ahora y por siempre.
El celo del Señor del universo lo realizará.
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 95, 1-2a. 2b-3. 11-12. 13 (R.: cf. Lc 11)
R. Hoy nos ha nacido un Salvador: el Mesías, el Señor.
V.
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
cantad al Señor, toda la
tierra;
cantad al Señor, bendecid su nombre. R.
V.
Proclamad
día tras día su victoria.
Contad a los pueblos su gloria,
sus
maravillas a todas las naciones. R.
V.
Alégrese
el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo
llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen
los árboles del bosque. R.
V.
Delante
del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá
el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.
SEGUNDA
LECTURA
Tit 2, 11-14
Se ha manifestado la gracia de Dios para todos los hombres.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito.
QUERIDO hermano:
Se ha manifestado la gracia de Dios, que trae la salvación para todos los hombres, enseñándonos a que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, llevemos ya desde ahora una vida sobria, justa y piadosa, aguardando la dicha que esperamos y la manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, Jesucristo, el cual se entregó por nosotros para rescatarnos de toda iniquidad y purificar para sí un pueblo de su propiedad, dedicado enteramente a las buenas obras.
Palabra de Dios.
Cf. Lc 2, 10-11
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V.
Os
anuncio una buena noticia:
hoy nos ha nacido un Salvador, el
Mesías, el Señor. R.
EVANGELIO
Lc 2, 1-14
Hoy os ha nacido un Salvador.
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
SUCEDIÓ en aquellos días que salió un decreto del emperador Augusto, ordenando que se empadronase todo el Imperio.
Este primer empadronamiento se hizo siendo Cirino gobernador de Siria. Y todos iban a empadronarse, cada cual a su ciudad.
También José, por ser de la casa y familia de David, subió desde la ciudad de Nazaret, en Galilea, a la ciudad de David, que se llama Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Y sucedió que, mientras estaban allí, le llegó a ella el tiempo del parto y dio a luz a su hijo primogénito, lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre, porque no había sitio para ellos en la posada.
En aquella misma región había unos pastores que pasaban la noche al aire libre, velando por turno su rebaño.
De repente un ángel del Señor se les presentó; la gloria del Señor los envolvió de claridad, y se llenaron de gran temor.
El ángel les dijo:
«No temáis, os anuncio una buena noticia que será de gran alegría para todo el pueblo: hoy, en la ciudad de David, os ha nacido un Salvador, el Mesías, el Señor. Y aquí tenéis la señal: encontraréis un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre».
De pronto, en torno al ángel, apareció una legión del ejército celestial, que alababa a Dios, diciendo:
«Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a los hombres de buena voluntad».
Palabra del Señor.
NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DE LA AURORA
PRIMERA LECTURA
Is 62, 11-12
Un hijo se nos ha dado.
Lectura del libro de Isaías.
EL Señor hace oír esto, hasta el confín de la tierra:
Decid a la hija de Sión:
Mira
a tu salvador, que llega,
el premio de su victoria lo
acompaña,
la recompensa lo precede».
Los
llamarán «Pueblo santo», «Redimidos del Señor»,
y a ti te
llamarán «Buscada», «Ciudad no abandonada».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 96, 1 y 6. 11-12
R.
Hoy
brillará una luz sobre nosotros,
porque nos ha nacido el Señor.
V.
El
Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas
innumerables.
Los cielos pregonan su justicia,
y todos los
pueblos contemplan su gloria. R.
V.
Amanece
la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de
corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su
santo nombre. R.
SEGUNDA
LECTURA
Tit 3, 4-7
Según su propia misericordia, nos salvó.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a Tito.
QUERIDO hermano:
Cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador y su amor al hombre, no por las obras de justicia que hubiéramos hecho nosotros, sino, según su propia misericordia, nos salvó por el baño del nuevo nacimiento y de la renovación del Espíritu Santo, que derramó copiosamente sobre nosotros por medio de Jesucristo nuestro Salvador, para que, justificados por su gracia, seamos, en esperanza, herederos de la vida eterna.
Palabra de Dios.
Aleluya
Lc 2, 14
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V.
Gloria
a Dios en el cielo,
y en la tierra paz a los hombres
de
buena voluntad. R.
EVANGELIO
Lc 2, 15-20
Los pastores encontraron a María y a José y al niño.
+
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
SUCEDIÓ que, cuando los ángeles se marcharon al cielo, los pastores se decían unos a otros:
«Vayamos, pues, a Belén, y veamos lo que ha sucedido y que el Señor nos ha comunicado».
Fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón. Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Palabra
del Señor.
NATIVIDAD DEL SEÑOR
MISA DEL DÍA
PRIMERA LECTURA
Is 52, 7-10
Verán los confines de la tierra la salvación de nuestro Dios.
Lectura del libro de Isaías.
QUÉ
hermosos son sobre los montes
los pies del mensajero que
proclama la paz,
que anuncia la buena noticia,
que pregona
la justicia,
que dice a Sión: «¡Tu Dios reina!».
Escucha:
tus vigías gritan, cantan a coro,
porque ven cara a cara al
Señor,
que vuelve a Sión.
Romped
a cantar a coro,
ruinas de Jerusalén,
porque el Señor ha
consolado a su pueblo,
ha rescatado a Jerusalén.
Ha
descubierto el Señor su santo brazo
a los ojos de todas las
naciones,
y verán los confines de la tierra
la salvación
de nuestro Dios.
Palabra
de Dios.
Salmo responsorial
Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3cd-4. 5-6 (R.: 3cd)
R.
Los
confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro
Dios.
V.
Cantad
al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su
diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.
V.
El
Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su
justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en
favor de la casa de Israel. R.
V.
Los
confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro
Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread,
tocad. R.
V.
Tañed
la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con
clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.
SEGUNDA
LECTURA
Heb 1, 1-6
Dios nos ha hablado por el Hijo.
Lectura de la carta a los Hebreos.
EN muchas ocasiones y de muchas maneras habló Dios antiguamente a los padres por los profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo, al que ha nombrado heredero de todo, y por medio del cual ha realizado los siglos.
Él es reflejo de su gloria, impronta de su ser. Él sostiene el universo con su palabra poderosa. Y, habiendo realizado la purificación de los pecados, está sentado a la derecha de la Majestad en las alturas; tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más sublime es el nombre que ha heredado.
Pues, ¿a qué ángel dijo jamás: «Hijo mío eres tú, yo te he engendrado hoy»; y en otro lugar: «Yo seré para él un padre, y el será para mí un hijo»?
Asimismo, cuando introduce en el mundo al primogénito, dice: «Adórenlo todos los ángeles de Dios».
Palabra
de Dios.
Aleluya
Cf. Lc 2, 10-11
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V.
Nos
ha amanecido un día sagrado;
venid, naciones, adorad al
Señor,
porque hoy una gran luz ha bajado a la tierra. R.
EVANGELIO
(forma larga)
Jn 1, 1-18
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
+
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió
un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como
testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por
medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de
la luz.
El
Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al
mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y
el mundo no lo conoció.
Vino
a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo
recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su
nombre.
Éstos
no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de
varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan
da testimonio de él y grita diciendo:
«Éste es de quien dije:
el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque
existía antes que yo».
Pues
de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque
la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha
llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Palabra
del Señor.
EVANGELIO (forma breve)
Jn 1, 1-5. 9-14
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
+
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN
el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el
Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En
él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la
luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En el mundo estaba; el mundo se hizo por medio de él, y el mundo no lo conoció.
Vino
a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo
recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su
nombre.
Éstos
no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de
varón, sino que han nacido de Dios.
Y
el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros,
y hemos
contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de
gracia y de verdad.
Palabra
del Señor.
Domingo dentro de la octava de Navidad.
LA
SAGRADA
FAMILIA:
JESÚS,
MARÍA
Y JOSÉ
Cuando esta fiesta se celebra el 30 de diciembre, por no haber ningún domingo entre los días 25 de diciembre y 1 de enero, antes del Evangelio se ha de elegir una sola lectura.
PRIMERA LECTURA
Eclo 3, 2-6. 12-14
Quien teme al Señor honrará a sus padres.
Lectura del libro del Eclesiástico.
EL
Señor honra más al padre que a los hijos
y afirma el derecho
de la madre sobre ellos.
Quien
honra a su padre expía sus pecados,
y quien respeta a su madre
es como quien acumula tesoros.
Quien honra a su padre se
alegrará de sus hijos
y, cuando rece, será escuchado.
Quien
respeta a su padre tendrá larga vida,
y quien honra a su madre
obedece al Señor.
Hijo,
cuida de tu padre en su vejez
y durante su vida no le causes
tristeza.
Aunque pierda el juicio, sé indulgente con él,
y
no lo desprecies aun estando tú en pleno vigor.
Porque la
compasión hacia el padre no será olvidada
y te servirá para
reparar tus pecados.
Palabra
de Dios.
Salmo responsorial
Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5 (R. : cf. 1bc)
R. Dichosos los que temen al Señor y siguen sus caminos.
V. Dichoso
el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del
fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.
V. Tu
mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos,
como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.
V. Ésta
es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el
Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de
Jerusalén
todos los días de tu vida. R.
SEGUNDA
LECTURA
Col 3, 12-21
La vida de familia vivida en el Señor.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.
HERMANOS:
Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia.
Sobrellevaos mutuamente y perdonaos, cuando alguno tenga quejas contra otro.
El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo.
Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.
Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo.
Sed también agradecidos. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente.
Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.
Y, todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Mujeres, sed sumisas a vuestros maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amad a vuestras mujeres, y no seáis ásperos con ellas.
Hijos, obedeced a vuestros padres en todo, que eso agrada al Señor. Padres, no exasperéis a vuestros hijos, no sea que pierdan el ánimo.
Palabra
de Dios.
Aleluya
Col 3, 15a. 16a
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. La
paz de Cristo reine en vuestro corazón;
la Palabra de Cristo
habite entre vosotros en toda su riqueza. R.
EVANGELIO
Mt 2, 13-15. 19-23
Toma al niño y a su madre y huye a Egipto.
+
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
CUANDO se retiraron los magos, el ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo:
«Levántate, toma al niño y a su madre y huye a Egipto; quédate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo».
José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes para que se cumpliese lo que dijo el Señor por medio del profeta:
«De Egipto llamé a mi hijo».
Cuando murió Herodes, el ángel del Señor se apareció de nuevo en sueños a José en Egipto y le dijo:
«Levántate, coge al niño y a su madre y vuelve a la tierra de Israel, porque han muerto los que atentaban contra la vida del niño».
Se levantó, tomó al niño y a su madre y volvió a la tierra de Israel.
Pero al enterarse de que Arquelao reinaba en Judea como sucesor de su padre Herodes tuvo miedo de ir allá. Y avisado en sueños se retiró a Galilea y se estableció en una ciudad llamada Nazaret. Así se cumplió lo dicho por medio de los profetas, que se llamaría nazareno.
Palabra
del Señor.
SOLEMNIDAD DE SANTA MARÍA, MADRE DE DIOS
OCTAVA
DE NAVIDAD
1
de enero
PRIMERA LECTURA
Núm 6, 22-27
Invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré.
Lectura del libro de los Números.
EL Señor habló a Moisés:
«Di a Aarón y a sus hijos, ésta es la fórmula con la que bendeciréis a los hijos de Israel:
“El Señor te bendiga y te proteja,
ilumine su rostro sobre ti
y te conceda su favor.
El Señor te muestre tu rostro
y te conceda la paz”.
Así invocarán mi nombre sobre los hijos de Israel y yo los bendeciré».
Palabra de Dios.
Salmo responsorial
Sal 66, 2-3. 5. 6 y 8 (R.: 2a)
R. Que Dios tenga piedad y nos bendiga.
V.
Que
Dios tenga piedad nos bendiga,
ilumine su rostro sobre
nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos
tu salvación. R.
V.
Que
canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con
justicia
y gobiernas las naciones de la tierra. R.
V.
Oh
Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te
alaben.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los
confines de la tierra. R.
SEGUNDA
LECTURA
Gál 4, 4-7
Envió Dios a su Hijo, nacido de mujer.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas
HERMANOS:
Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la Ley, para rescatar a los que estaban bajo la Ley, para que recibiéramos la adopción filial.
Como sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de su Hijo que clama: «¡Abba, Padre!». Así que ya no eres esclavo, sino hijo; y si eres hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra
de Dios.
Aleluya
Heb 1, 1-2
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V. En
muchas ocasiones habló Dios
antiguamente a los padres por los
profetas.
En esta etapa final, nos ha hablado por el Hijo. R.
EVANGELIO
Lc 2, 16-21
Encontraron
a María y a José y al niño.
Y a los ocho días, le pusieron por
nombre Jesús.
+
Lectura del santo Evangelio según san Lucas.
EN aquel tiempo, los pastores fueron corriendo hacia Belén y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. Al verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño.
Todos los que lo oían se admiraban de lo que les habían dicho los pastores. María, por su parte, conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.
Y se volvieron los pastores dando gloria y alabanza a Dios por todo lo que habían oído y visto, conforme a lo que se les había dicho.
Cuando se cumplieron los ocho días para circuncidar al niño, le pusieron por nombre Jesús, como lo había llamado el ángel antes de su concepción.
Palabra
del Señor.
DOMINGO
II
DESPUÉS DE
NAVIDAD
PRIMERA LECTURA
Eclo 2, 1-2. 8-12
La sabiduría de Dios habitó en el pueblo escogido.
Lectura del libro del Eclesiástico.
LA Sabiduría hace su propia alabanza,
encuentra su honor en Dios
y
se gloría en medio de su pueblo.
En
la asamblea del Altísimo abre su boca
y se gloría ante el
Poderoso.
«El
Creador del universo me dio una orden,
el que me había creado
estableció mi morada
y me dijo: Pon tu tienda en Jacob,
y
fija tu heredad en Israel.
Desde
el principio, antes de los siglos, me creó,
y nunca más dejaré
de existir.
Ejercí
mi ministerio en la Tienda santa delante de él,
y así me
establecí en Sión.
En
la ciudad amada encontré descanso,
y en Jerusalén reside mi
poder.
Arraigué
en un pueblo glorioso,
en la porción del Señor, en su
heredad».
Palabra
de Dios.
Salmo responsorial
Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: Jn 14)
R. El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
O bien:
R. Aleluya.
V. Glorifica
al Señor Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha
reforzado los cerrojos de tus puertas,
y
ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.
V. Ha
puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él
envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.
V. Anuncia
su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con
ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.
R.
SEGUNDA
LECTURA
Ef 1, 3-6. 15-18
Él nos ha destinado por medio de Jesucristo a ser sus hijos.
Lectura de la carta de San Pablo a los Efesios.
BENDITO
sea el Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha
bendecido en Cristo
con toda clase de bendiciones espirituales
en los cielos.
Él
nos eligió en Cristo, antes de la fundación del mundo
para que
fuésemos santos e intachables ante él por el amor.
Él
nos ha destinado por medio de Jesucristo,
según el beneplácito
de su voluntad,
a ser sus hijos,
para alabanza de la gloria
de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido en el
Amado.
Por eso, habiendo oído hablar de vuestra fe en Cristo y de vuestro amor a todos los santos, no ceso de dar gracias por vosotros, recordándoos en mis oraciones, a fin de que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo, e ilumine los ojos de vuestro corazón para que comprendáis cuál es la esperanza a la que os llama, cuál la riqueza de gloria que da en herencia a los santos.
Palabra
de Dios.
Aleluya
Cf. 1 Tm 3, 16
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V.
Gloria
a ti, Cristo, proclamado en las naciones;
gloria a ti, Cristo,
creído en el mundo. R.
EVANGELIO
(forma
larga)
Jn 1, 1-18
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
+
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
Surgió un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan: éste venía como testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de él.
No era él la luz, sino el que daba testimonio de la luz.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En
el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de él, y el mundo
no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Éstos
no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de
varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Juan da testimonio de él y grita diciendo: «Éste es de quien dije: el que viene detrás de mí se ha puesto delante de mí, porque existía antes que yo».
Pues de su plenitud todos hemos recibido, gracia tras gracia.
Porque la ley se dio por medio de Moisés, la gracia y la verdad nos ha llegado por medio de Jesucristo.
A Dios nadie lo ha visto jamás: Dios Unigénito, que está en el seno del Padre, es quien lo ha dado a conocer.
Palabra
del Señor.
EVANGELIO (forma breve)
Jn 1, 1-5. 9-14
El Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros.
+
Lectura del santo Evangelio según san Juan.
EN el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios.
Él estaba en el principio junto a Dios.
Por medio de él se hizo todo, y sin él no se hizo nada de cuanto se ha hecho.
En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres.
Y la luz brilla en la tiniebla, y la tiniebla no lo recibió.
El Verbo era la luz verdadera, que alumbra a todo hombre, viniendo al mundo.
En
el mundo estaba;
el mundo se hizo por medio de él, y el mundo
no lo conoció.
Vino a su casa, y los suyos no lo recibieron.
Pero a cuantos lo recibieron, les dio poder de ser hijos de Dios, a los que creen en su nombre.
Éstos
no han nacido de sangre, ni de deseo de carne,
ni de deseo de
varón, sino que han nacido de Dios.
Y el Verbo se hizo carne y habitó entre nosotros, y hemos contemplado su gloria: gloria como del Unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad.
Palabra
del Señor.
LA EPIFANÍA DEL SEÑOR
PRIMERA LECTURA
Is 60, 1-6
La gloria del Señor amanece sobre ti.
Lectura del libro de Isaías.
¡LEVÁNTATE
y resplandece, Jerusalén,
porque llega tu luz;
la gloria
del Señor amanece sobre ti!
Las
tinieblas cubren la tierra,
la oscuridad los pueblos,
pero
sobre ti amanecerá el Señor,
y su gloria se verá sobre ti.
Caminarán
los pueblos a tu luz,
los reyes al resplandor de tu aurora.
Levanta
la vista en torno, mira:
todos ésos se han reunido, vienen
hacia ti;
llegan tus hijos desde lejos,
a tus hijas las
traen en brazos.
Entonces
lo verás, y estarás radiante;
tu corazón se asombrará, se
ensanchará,
porque la opulencia del mar se vuelca sobre ti,
y
a ti llegan las riquezas de los pueblos.
Te
cubrirá una multitud de camellos,
dromedarios de Madián y de
Efá.
Todos
los de Saba llegan trayendo oro e incienso,
y proclaman las
alabanzas del Señor.
Palabra
de Dios.
Salmo responsorial
Sal 71, 1bc-2. 7-8. 10-11. 12-13 (R.: cf. 11)
R. Se postrarán ante ti, Señor, todos los pueblos de la tierra.
V.
Dios
mío, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de
reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a
tus humildes con rectitud. R.
V.
En
sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la
luna;
domine de mar a mar,
del Gran Río al confín de la
tierra. R.
V.
Los
reyes de Tarsis y de las islas
le paguen tributo.
Los reyes
de Saba y de Arabia
le ofrezcan sus dones;
póstrense ante
él todos los reyes,
y sírvanle todos los pueblos. R.
V.
Él
librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tenía
protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y
salvará la vida de los pobres. R.
SEGUNDA
LECTURA
Ef 3, 2-3a. 5-6
Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos de la promesa
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios.
HERMANOS:
Habéis oído hablar de la distribución de la gracia de Dios que se me ha dado en favor de vosotros, los gentiles.
Ya que se me dio a conocer por revelación el misterio, que no había sido manifestado a los hombres en otros tiempos, como ha sido revelado ahora por el Espíritu a sus santos apóstoles y profetas: que también los gentiles son coherederos, miembros del mismo cuerpo, y partícipes de la misma promesa en Jesucristo, por el Evangelio.
Palabra
de Dios.
Aleluya
Cf. Mt 2, 2
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V.
Hemos
visto salir su estrella
y venimos a adorar al Señor. R.
EVANGELIO
Mt 2, 1-12
Venimos a adorar al Rey.
+
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
HABIENDO nacido Jesús en Belén de Judea en tiempos del rey Herodes, unos magos de Oriente se presentaron en Jerusalén preguntando:
«¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarlo».
Al enterarse el rey Herodes, se sobresaltó y toda Jerusalén con él; convocó a los sumos sacerdotes y a los escribas del país, y les preguntó dónde tenía que nacer el Mesías.
Ellos le contestaron:
«En Belén de Judea, porque así lo ha escrito el profeta:
Y
tú, Belén, tierra de Judá,
no eres ni mucho menos la
última
de las poblaciones de Judá,
pues de ti saldrá un
jefe
que pastoreará a mi pueblo Israel».
Entonces Herodes llamó en secreto a los magos para que le precisaran el tiempo en que había aparecido la estrella, y los mandó a Belén, diciéndoles:
«Id y averiguad cuidadosamente qué hay del niño y, cuando lo encontréis, avisadme, para ir yo también a adorarlo».
Ellos, después de oír al rey, se pusieron en camino y, de pronto, la estrella que habían visto salir comenzó a guiarlos hasta que vino a pararse encima de donde estaba el niño.
Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas lo adoraron; después, abriendo sus cofres, le ofrecieron regalos: oro, incienso y mirra.
Y habiendo recibido en sueños un oráculo, para que no volvieran a Herodes, se retiraron a su tierra por otro camino.
Palabra
del Señor.
EL
BAUTISMO
DEL SEÑOR
PRIMERA LECTURA
Is 42, 1-4. 6-7
Mirad a mi siervo, en quien me complazco.
Lectura del libro de Isaías.
ESTO dice el Señor:
«Mirad
a mi siervo, a quien sostengo;
mi elegido, en quien me
complazco.
He
puesto mi espíritu sobre él,
manifestará la justicia a las
naciones.
No
gritará, no clamará,
no voceará por las calles.
La
caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la
apagará.
Manifestará la justicia con verdad.
No
vacilará ni se quebrará,
hasta implantar la justicia en el
país.
En su ley esperan las islas.
Yo,
el Señor,
te he llamado en mi justicia,
te cogí de la
mano, te formé
e hice de ti alianza de un pueblo
y luz de
las naciones,
para que abras los ojos de los ciegos,
saques
a los cautivos de la cárcel,
de la prisión a los que habitan
en tinieblas».
Palabra
de Dios.
Salmo responsorial
Sal 28, 1b y 2. 3ac-4. 3b y 9c-10 (R.: 11b)
R. El Señor bendice a su pueblo con la paz.
V.
Hijos
de Dios, aclamad al Señor,
aclamad la gloria del nombre del
Señor,
postraos ante el Señor en el atrio sagrado. R.
V.
La
voz del Señor sobre las aguas,
el Señor sobre las aguas
torrenciales.
La voz del Señor es potente,
la voz del
Señor es magnífica. R.
V.
El
Dios de la gloria ha tronado.
En su templo un grito unánime:
«¡Gloria!»
El Señor se sienta sobre las aguas del
diluvio,
el Señor se sienta como rey eterno. R.
SEGUNDA
LECTURA
Hch 10, 34-38
Ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo.
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles.
EN aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Ahora comprendo con toda verdad que Dios no hace acepción de personas, sino que acepta al que lo teme y practica la justicia, sea de la nación que sea. Envió su palabra a los hijos de Israel, anunciando la Buena Nueva de la paz que traería Jesucristo, el Señor de todos.
Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él».
Palabra
de Dios.
Aleluya
Cf. Mc 9, 7
R. Aleluya, aleluya, aleluya.
V.
Se
abrió el cielo, y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo
amado; escuchadlo». R.
EVANGELIO
Mt 3, 13-17
Se bautizó Jesús y vio que el Espíritu de Dios se posaba sobre él.
+
Lectura del santo Evangelio según san Mateo.
EN aquel tiempo, vino Jesús desde Galilea al Jordán y se presentó a Juan para que lo bautizara.
Pero Juan intentaba disuadirlo diciéndole:
«Soy yo el que necesito que tú me bautices, ¿y tú acudes a mí?».
Jesús le contestó:
«Déjalo ahora. Conviene que así cumplamos toda justicia».
Entonces
Juan se lo permitió. Apenas se bautizó Jesús, salió del agua; se
abrieron los cielos y vio que el Espíritu de Dios bajaba como una
paloma y se posaba sobre él.
Y vino una voz de los cielos que decía:
«Éste es mi Hijo amado, en quien me complazco».
Palabra
del Señor.