L-III-PAR-1-11

MISAL ROMANO
LECCIONARIO III (par)
PARA LAS FERIAS DEL TIEMPO ORDINARIO
– AÑOS PARES –

SEMANAS

 1        

 7        10    11   


1a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la I semana del tiempo ordinario

–  Martes de la I semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la I semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la I semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la I semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la I semana del tiempo ordinario

2a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la II semana del tiempo ordinario

–  Martes de la II semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la II semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la II semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la II semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la II semana del tiempo ordinario

3a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la III semana del tiempo ordinario

–  Martes de la III semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la III semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la III semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la III semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la III semana del tiempo ordinario

4a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la IV semana del tiempo ordinario

–  Martes de la IV semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la IV semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la IV semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la IV semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la IV semana del tiempo ordinario

5a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la V semana del tiempo ordinario

–  Martes de la V semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la V semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la V semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la V semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la V semana del tiempo ordinario

6a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la VI semana del tiempo ordinario

–  Martes de la VI semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la VI semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la VI semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la VI semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la VI semana del tiempo ordinario

7a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la VII semana del tiempo ordinario

–  Martes de la VII semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la VII semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la VII semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la VII semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la VII semana del tiempo ordinario

8a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la VIII semana del tiempo ordinario

–  Martes de la VIII semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la VIII semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la VIII semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la VIII semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la VIII semana del tiempo ordinario

9a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la IX semana del tiempo ordinario

–  Martes de la IX semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la IX semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la IX semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la IX semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la IX semana del tiempo ordinario

10a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la X semana del tiempo ordinario

–  Martes de la X semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la X semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la X semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la X semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la X semana del tiempo ordinario

11a SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

–  Lunes de la XI semana del tiempo ordinario

–  Martes de la XI semana del tiempo ordinario

–  Miércoles de la XI semana del tiempo ordinario

–  Jueves de la XI semana del tiempo ordinario

–  Viernes de la XI semana del tiempo ordinario

–  Sábado de la XI semana del tiempo ordinario



APÉNDICE I: Aleluya para las ferias del tiempo ordinario

APÉNDICE II: Textos musicalizados

Tiempo Ordinario
(AÑO PAR)


SEMANA I (Año Par)


LUNES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 1, 1-8

Su rival insultaba a Ana, porque el Señor la había hecho estéril.

Comienzo del primer libro de Samuel.

HABÍA un hombre de Ha Ramatáin Sufín, en la montaña de Efraín, llamado Elcaná, hijo de Yeroján, hijo de Elihú, hijo de Toju, hijo de Suf, efrateo. Tenía dos mujeres: la primera se llamaba Ana y la otra Feniná. Feniná tenía hijos, pero Ana no los tenía.

Ese hombre subía desde su ciudad de año en año a adorar y ofrecer sacrificios al Señor del universo en Siló, donde estaban de sacerdotes del Señor los dos hijos de Elí: Jofní y Pinjás.

Llegado el día, Elcaná ofrecía sacrificios y entregaba porciones de la víctima a su esposa Feniná y a todos sus hijos e hijas, mientras que a Ana le entregaba una porción doble porque la amaba, aunque el Señor la había hecho estéril. Su rival la importunaba con insolencia hasta humillarla, pues el Señor la había hecho estéril.

Así hacía Elcaná año tras año, cada vez que subía a la casa del Señor; y así Feniná la molestaba del mismo modo. Por tal motivo, ella lloraba y no quería comer.

Su marido Elcaná le preguntaba:

«Ana, ¿por qué lloras y por qué no comes? ¿Por qué está apenado tu corazón? ¿Acaso no soy para ti mejor que diez hijos?».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 115 12-13. 14 y 17. 18-19 (R.: 17a)

R. Te ofreceré, Señor, un sacrificio de alabanza.

O bien:

R. Aleluya.

V. ¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor. R.

V. Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor. R.

V. Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios —dice el Señor—;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 1, 14-20

Convertíos y creed en el Evangelio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

DESPUÉS de que Juan fue entregado, Jesús se marchó a Galilea a proclamar el Evangelio de Dios; decía:

«Se ha cumplido el tiempo y está cerca el reino de Dios. Convertíos y creed en el Evangelio».

Pasando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, el hermano de Simón, echando las redes en el mar, pues eran pescadores.

Jesús les dijo:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Un poco más adelante vio a Santiago, el de Zebedeo, y a su hermano Juan, que estaban en la barca repasando las redes. A continuación los llamó, dejaron a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros y se marcharon en pos de él.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 1, 9-20

El Señor se acordó de Ana, y dio a luz a Samuel.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, se levantó Ana, después de comer y beber en Siló. El sacerdote Elí estaba sentado en el sitial junto a una de las jambas del templo del Señor. Ella se puso a implorar al Señor con el ánimo amargado, y lloró copiosamente. E hizo este voto:

«Señor del universo, si miras la aflicción de tu sierva y te acuerdas de mí y no olvidas a tu sierva, y concedes a tu sierva un retoño varón, lo ofreceré al Señor por todos los días de su vida, y la navaja no pasará por su cabeza».

Mientras insistía implorando ante el Señor, Elí observaba su boca. Ana hablaba para sí en su corazón; sólo sus labios se movían, mas su voz no se oía. Elí la creyó borracha. Entonces le dijo:

«¿Hasta cuándo vas a seguir borracha? Echa el vino que llevas dentro».

Pero Ana tomó la palabra y respondió:

«No, mi señor, yo soy una mujer de espíritu tenaz. No he bebido vino ni licor, sólo desahogaba mi alma ante el Señor. No trates a tu sierva como a una perdida, pues he hablado así por mi gran congoja y aflicción».

Elí le dijo:

«Vete en paz y que el Dios de Israel te conceda el favor que le has pedido».

Ella respondió:

«Que tu sierva encuentre gracia a tus ojos».

Luego, la mujer emprendió su camino; comió y su semblante no fue ya el mismo.

Se levantaron de madrugada y se postraron ante el Señor. Después se volvieron y llegaron a su casa de Ramá.

Elcaná se unió a Ana, su mujer, y el Señor se acordó de ella.

Al cabo de los días Ana concibió y dio a luz un hijo, al que puso por nombre Samuel, diciendo: «Se lo pedí al Señor».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

1 Sam 2, 1. 4-5. 6-7. 8abcd (R.: cf. 1a)

R. Mi corazón se regocija en el Señor, mi Salvador.

V. Mi corazón se regocija en el Señor,
mi poder se exalta por Dios.
Mi boca se ríe de mis enemigos,
porque gozo con tu salvación. R.

V. Se rompen los arcos de los valientes,
mientras los cobardes se ciñen de valor.
Los hartos se contratan por el pan,
mientras los hambrientos engordan;
la mujer estéril da a luz siete hijos,
mientras la madre de muchos queda baldía. R.

V. El Señor da la muerte y la vida,
hunde en el abismo y levanta;
da la pobreza y la riqueza,
humilla y enaltece. R.

V. Él levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para hacer que se siente entre príncipes
y que herede un trono de gloria. R.


Aleluya

Cf. 1 Tes 2, 13

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino, cual es en verdad, como Palabra de Dios. R.


EVANGELIO

Mc 1, 21b-28

Les enseñaba con autoridad.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN la ciudad de Cafarnaún, el sábado entra Jesús en la sinagoga a enseñar; estaban asombrados de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como los escribas. Había precisamente en su sinagoga un hombre que tenía un espíritu inmundo y se puso a gritar:

«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Jesús lo increpó:

«¡Cállate y sal de él!».

El espíritu inmundo lo retorció violentamente y, dando un grito muy fuerte, salió de él. Todos se preguntaron estupefactos:

«¿Qué es esto? Una enseñanza nueva expuesta con autoridad. Incluso manda a los espíritus inmundos y le obedecen».

Su fama se extendió enseguida por todas partes, alcanzando la comarca entera de Galilea.


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 3, 1-10. 19-20

Habla, Señor, que tu s

iervo te escucha.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquel tiempo, el joven Samuel servía al Señor al lado de Elí.

La palabra del Señor era rara en aquellos días y no eran frecuentes las visiones.

Un día Elí estaba acostado en su habitación. Sus ojos habían comenzado a debilitarse y no podía ver.

La lámpara de Dios aún no se había apagado y Samuel estaba acostado en el templo del Señor, donde se encontraba el Arca de Dios.

Entonces el Señor llamó a Samuel. Éste respondió:

«Aquí estoy».

Corrió adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Respondió:

«No te he llamado. Vuelve a acostarte».

Fue y se acostó. El Señor volvió a llamar a Samuel. Se levantó Samuel, fue adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Respondió:

«No te he llamado, hijo mío. Vuelve a acostarte».

Samuel no conocía aún al Señor, ni se le había manifestado todavía la Palabra del Señor.

El Señor llamó a Samuel, por tercera vez. Se levantó, fue adonde estaba Elí y dijo:

«Aquí estoy, porque me has llamado».

Comprendió entonces Elí que era el Señor el que llamaba al joven. Y dijo a Samuel:

«Ve a acostarte. Y si te llama de nuevo, di: “Habla, Señor, que tu siervo escucha”».

Samuel fue a acostarse en su sitio.

El Señor se presentó y llamó como las veces anteriores:

«Samuel, Samuel».

Respondió Samuel:

«Habla, que tu siervo escucha».

Samuel creció. El Señor estaba con él, y no dejó que se frustrara ninguna de sus palabras. Todo Israel, desde Dan a Berseba, supo que Samuel era un auténtico profeta del Señor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 39, 2 y 5. 7-8a. 8b-9. 10 (R.: cf. 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños. R.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

V. «—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero, y llevo tu ley en las entrañas». R.

V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 1, 29-39

Curó a muchos enfermos de diversos males.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, fue con Santiago y Juan a casa de Simón y Andrés.

La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, e inmediatamente le hablaron de ella. Él se acercó, la cogió de la mano y la levantó. Se le pasó la fiebre y se puso a servirles.

Al anochecer, cuando se puso el sol, le llevaron todos los enfermos y endemoniados. La población entera se agolpaba a la puerta. Curó a muchos enfermos de diversos males y expulsó muchos demonios; y como los demonios lo conocían, no les permitía hablar.

Se levantó de madrugada, cuando todavía era muy oscuro, se marchó a un lugar solitario y allí se puso a orar. Simón y sus compañeros fueron en su busca y, al encontrarlo, le dijeron:

«Todo el mundo te busca».

Él les responde:

«Vámonos a otra parte, a las aldeas cercanas, para predicar también allí; que para eso he salido».

Así recorrió toda Galilea, predicando en sus sinagogas y expulsando los demonios.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 4, 1-11

Israel fue derrotado y el Arca de Dios fue apresada.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, salió Israel a la guerra contra los filisteos y acamparon en Ebenézer, mientras los filisteos acamparon en Afec.

Los filisteos formaron frente a Israel, la batalla se extendió e Israel fue derrotado por los filisteos. Abatieron en el campo unos cuatro mil hombres de la formación.

Cuando la tropa volvió al campamento, dijeron los ancianos de Israel:

«¿Por qué nos ha derrotado hoy el Señor frente a los filisteos? Traigamos de Siló el Arca de la Alianza del Señor. Que venga entre nosotros y nos salve de la mano de nuestros enemigos».

El pueblo envió gente a Siló para que trajeran de allí el Arca de la Alianza del Señor del universo, que se sienta sobre querubines. Allí, junto al Arca de la Alianza de Dios, se encontraban Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.

Cuando el Arca de la Alianza del Señor llegó al campamento, todo Israel prorrumpió en un gran alarido y la tierra se estremeció. Los filisteos oyeron la voz del alarido, y se preguntaron:

«¿Qué es ese gran alarido en el campamento de los hebreos?».

Y supieron que el Arca del Señor había llegado al campamento. Los filisteos se sintieron atemorizados y dijeron:

«Dios ha venido al campamento».

Después gritaron:

«¡Ay de nosotros!, nada parecido nos había ocurrido antes. ¡Ay de nosotros! ¿Quién nos librará de la mano de estos poderosos dioses? Éstos son los dioses que golpearon a Egipto con todo tipo de plagas en el desierto. Filisteos, cobrad fuerzas y comportaos como hombres, para que no tengáis que servir a los hebreos, como os han servido a vosotros. Portaos como hombres y luchad».

Los filisteos lucharon e Israel fue derrotado. Cada uno huyó a su tienda. Fue una gran derrota: cayeron treinta mil infantes de Israel. El Arca de Dios fue apresada, y murieron Jofní y Pinjás, los dos hijos de Elí.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 43, 10-11. 14-15. 24-25 (R.: 27b)

R. Redímenos, Señor, por tu misericordia.

V. Ahora nos rechazas y nos avergüenzas,
y ya no sales, Señor, con nuestras tropas:
nos haces retroceder ante el enemigo,
y nuestro adversario nos saquea. R.

V. Nos haces el escarnio de nuestros vecinos,
irrisión y burla de los que nos rodean;
nos has hecho el refrán de los gentiles,
nos hacen muecas las naciones. R.

V. Despierta, Señor, ¿por qué duermes?
Levántate, no nos rechaces más.
¿Por qué nos escondes tu rostro
y olvidas nuestra desgracia y opresión? R.


Aleluya

Cf. Mt 4, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesús proclamaba el evangelio del reino,
y curaba toda dolencia en el pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 1, 40-45

La lepra se le quitó, y quedó limpio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se acerca a Jesús un leproso, suplicándole de rodillas:

«Si quieres, puedes limpiarme».

Compadecido, extendió la mano y lo tocó diciendo:

«Quiero: queda limpio».

La lepra se le quitó inmediatamente y quedó limpio.

Él lo despidió, encargándole severamente:

«No se lo digas a nadie; pero para que conste, ve a presentarte al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».

Pero cuando se fue, empezó a pregonar bien alto y a divulgar el hecho, de modo que Jesús ya no podía entrar abiertamente en ningún pueblo; se quedaba fuera, en lugares solitarios; y aun así acudían a él de todas partes.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 8, 4-7. 10-22a

Os quejaréis a causa del rey, pero el Señor no os responderá.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, se reunieron todos los ancianos de Israel y fueron a Ramá, donde estaba Samuel.

Le dijeron:

«Tú eres ya un anciano, y tus hijos no siguen tus caminos. Nómbranos, por tanto, un rey, para que nos gobierne, como se hace en todas las naciones».

A Samuel le pareció mal que hubieran dicho: «Danos un rey para que nos gobierne».

Y oró al Señor.

El Señor dijo a Samuel:

«Escucha la voz del pueblo en todo cuanto te digan. No es a ti a quien rechazan, sino a mí, para que no reine sobre ellos».

Samuel transmitió todas las palabras del Señor al pueblo que le había pedido un rey.

Samuel explicó:

«Éste es el derecho del rey que reinará sobre vosotros: se llevará a vuestros hijos para destinarlos a su carroza y a su caballería, y correrán delante de su carroza. Los destinará a ser jefes de mil o jefes de cincuenta, a arar su labrantío y segar su mies, a fabricar sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. Tomará a vuestras hijas para perfumistas, cocineras y panaderas. Se apoderará de vuestros mejores campos, viñas y olivares, para dárselos a sus servidores. Cobrará el diezmo de vuestros olivares y viñas, para dárselo a sus eunucos y servidores. Se llevará a vuestros mejores servidores, siervas y jóvenes, así como vuestros asnos, para emplearlos en sus trabajos. Cobrará el diezmo de vuestro ganado menor, y vosotros os convertiréis en esclavos suyos. Aquel día os quejaréis a causa del rey que os habéis escogido. Pero el Señor no os responderá».

El pueblo se negó a hacer caso a Samuel y contestó:

«No importa. Queremos que haya un rey sobre nosotros. Así seremos como todos los otros pueblos. Nuestro rey nos gobernará, irá al frente y conducirá nuestras guerras».

Samuel oyó todas las palabras del pueblo y las transmitió a oídos del Señor.

El Señor dijo a Samuel:

«Escucha su voz y nómbrales un rey».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 88, 16-17. 18-19 (R.: cf. 2a)

R. Cantaré eternamente tus misericordias, Señor.

V. Dichoso el pueblo que sabe aclamarte:
caminará, oh, Señor, a la luz de tu rostro;
tu nombre es su gozo cada día,
tu justicia es su orgullo. R.

V. Porque tú eres su honor y su fuerza,
y con tu favor realzas nuestro poder.
Porque el Señor es nuestro escudo
y el Santo de Israel nuestro rey. R.


Aleluya

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 2, 1-12

El Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

CUANDO a los pocos días entró Jesús en Cafarnaún, se supo que estaba en casa.

Acudieron tantos que no quedaba sitio ni a la puerta. Y les proponía la palabra.

Y vinieron trayéndole un paralítico llevado entre cuatro y, como no podían presentárselo por el gentío, levantaron la techumbre encima de donde él estaba, abrieron un boquete y descolgaron la camilla donde yacía el paralítico.

Viendo Jesús la fe que tenían, le dice al paralítico:

«Hijo, tus pecados te son perdonados».

Unos escribas, que estaban allí sentados, pensaban para sus adentros:

«¿Por qué habla éste así? Blasfema. ¿Quién puede perdonar pecados, sino sólo uno, Dios?».

Jesús se dio cuenta enseguida de lo que pensaban y les dijo:

«¿Por qué pensáis eso? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: “Tus pecados te son perdonados” o decir: “Levántate, coge la camilla y echa a andar”?

Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados —dice al paralítico—:

“Te digo: levántate, coge tu camilla y vete a tu casa”».

Se levantó, cogió inmediatamente la camilla y salió a la vista de todos. Se quedaron atónitos y daban gloria a Dios, diciendo:

«Nunca hemos visto una cosa igual».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA I SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 9, 1-4. 17-19; 10, 1a

Ése es el hombre de quien habló el Señor; Saúl gobernará a su pueblo.

Lectura del primer libro de Samuel.

HABÍA un hombre de Benjamín, de nombre Quis, hijo de Abiel, hijo de Seror, hijo de Becorat, hijo de Afij, hijo de un benjaminita. Era un hombre de buena posición.

Tenía un hijo llamado Saúl, fornido y apuesto. No había entre los hijos de Israel nadie mejor que él. De hombros para arriba, sobrepasaba a todo el pueblo.

Las borricas de Quis, padre de Saúl, se habían extraviado; por ello ordenó a su hijo:

«Toma contigo a uno de los criados, ponte en camino y vete a buscar las borricas».

Atravesaron la montaña de Efraín y recorrieron la comarca de Salisá, sin encontrarlas. Atravesaron la comarca de Saalín y el territorio benjaminita, pero no dieron con ellas.

En cuanto Samuel vio a Saúl, el Señor le advirtió:

«Ése es el hombre de quien te hablé. Ése gobernará a mi pueblo».

Saúl se acercó a Samuel en medio de la puerta, y le dijo:

«Haz el favor de indicarme dónde está la casa del vidente».

Samuel respondió:

«Yo soy el vidente. Sube delante de mí al altozano y comeréis hoy conmigo. Mañana te dejaré marchar y te aclararé cuanto te preocupa».

Tomó entonces Samuel el frasco de óleo, lo derramó sobre su cabeza y le besó, diciendo:

«El Señor te unge como jefe sobre su heredad. Tú regirás al pueblo del Señor y lo librarás de la mano de los enemigos que lo rodean».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 20, 2-3. 4-5. 6-7 (R.: 2a)

R. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.

V. Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios. R.

V. Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término. R.

V. Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia». R.


Aleluya

Mc 1, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad. R.


EVANGELIO

Mc 2, 13-17

No he venido a llamar a justos, sino a pecadores.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús salió de nuevo a la orilla del mar; toda la gente acudía a él y les enseñaba.

Al pasar vio a Leví, el de Alfeo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dice:

«Sígueme».

Se levantó y lo siguió.

Sucedió que, mientras estaba él sentado a la mesa en casa de Leví, muchos publicanos y pecadores se sentaban con Jesús y sus discípulos, pues eran ya muchos los que lo seguían.

Los escribas de los fariseos, al ver que comía con pecadores y publicanos, decían a sus discípulos:

«¿Por qué come con publicanos y pecadores?».

Jesús lo oyó y les dijo:

«No necesitan médico los sanos, sino los enfermos. No he venido a llamar a justos, sino a pecadores».


Palabra del Señor.


SEMANA II (Año Par)


LUNES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 15, 16-23

La obediencia vale más que el sacrificio. El Señor te ha rechazado como rey.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, Samuel dijo a Saúl:

«Voy a comunicarte lo que me ha manifestado el Señor esta noche».

Saúl contestó:

«Habla».

Samuel siguió diciendo:

«¿No es cierto que siendo pequeño a tus ojos eres el jefe de las doce tribus de Israel? El Señor te ha ungido como rey de Israel. El Señor te envió con esta orden: “Ve y entrega al anatema a esos malvados amalecitas y combátelos hasta aniquilarlos”. ¿Por qué no has escuchado la orden del Señor, lanzándote sobre el botín, y has obrado mal a sus ojos?».

Saúl replicó:

«Yo he cumplido la orden del Señor y he hecho la campaña a la que me envió. Traje a Agag, rey de Amalec, y entregué al anatema a Amalec. El pueblo tomó del botín ovejas y vacas, lo más selecto del anatema, para ofrecérselo en sacrificio al Señor, tu Dios, en Guilgal».

Samuel exclamó:

«¿Le complacen al Señor los sacrificios y holocaustos
tanto como obedecer su voz?

La obediencia vale más que el sacrificio,
y la docilidad, más que la grasa de carneros.

Pues pecado de adivinación es la rebeldía,
y la obstinación, mentira de los terafim.

Por haber rechazado la palabra del Señor,
te ha rechazado como rey».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 49, 8-9. 16bc-17. 21 y 23 (R.: 23cd)

R. Al que sigue buen camino le haré ver la salvación de Dios.

V. No te reprocho tus sacrificios,
pues siempre están tus holocaustos ante mí.
Pero no aceptaré un becerro de tu casa,
ni un cabrito de tus rebaños. R.

V. ¿Por qué recitas mis preceptos
 y tienes siempre en la boca mi alianza,
tú que detestas mi enseñanza
y te echas a la espalda mis mandatos? R.

V. Esto haces, ¿y me voy a callar?
¿Crees que soy como tú?
Te acusaré, te lo echaré en cara.
El que me ofrece acción de gracias,
ése me honra;
al que sigue buen camino
le haré ver la salvación de Dios». R.


Aleluya

Heb 4, 12ad

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.


EVANGELIO

Mc 2, 18-22

El esposo está con ellos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, como los discípulos de Juan y los fariseos estaban ayunando, vinieron unos y le preguntaron a Jesús:

«Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos ayunan. ¿Por qué los tuyos no?».

Jesús les contesta:

«¿Es que pueden ayunar los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos? Mientras el esposo está con ellos, no pueden ayunar.

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán en aquel día.

Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto —lo nuevo de lo viejo— y deja un roto peor.

Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos; porque el vino revienta los odres, y se pierden el vino y los odres; a vino nuevo, odres nuevos».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 16, 1-13

Samuel ungió a David en medio de sus hermanos y el espíritu del Señor vino sobre él.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, el Señor dijo a Samuel:

«¿Hasta cuándo vas a estar sufriendo por Saúl, cuando soy yo el que lo he rechazado como rey de Israel? Llena tu cuerno de aceite y ponte en camino. Te envío a casa de Jesé, el de Belén, porque he visto entre sus hijos un rey para mí».

Samuel respondió:

«¿Cómo voy a ir? Si lo oye Saúl, me mata».

El Señor respondió:

«Llevas de la mano una novilla y dices que has venido a ofrecer un sacrificio al Señor. Invitarás a Jesé al sacrificio, y yo te indicaré lo que has de hacer. Me ungirás al que te señale».

Samuel hizo lo que le había ordenado el Señor.

Una vez llegado a Belén, los ancianos de la ciudad salieron temblorosos a su encuentro. Preguntaron:

«¿Es de paz tu venida?».

Respondió:

«Sí. He venido para ofrecer un sacrificio al Señor. Purificaos y venid conmigo al sacrificio».

Purificó a Jesé y a sus hijos, y los invitó al sacrificio.

Cuando éstos llegaron, vio a Eliab y se dijo:

«Seguro que está su ungido ante el Señor».

Pero el Señor dijo a Samuel:

«No te fijes en su apariencia ni en lo elevado de su estatura, porque lo he descartado. No se trata de lo que vea el hombre. Pues el hombre mira a los ojos, mas el Señor mira el corazón».

Jesé llamó a Abinadab y lo presentó a Samuel, pero le dijo:

«Tampoco a éste lo ha elegido el Señor».

Jesé presentó a Samá. Y Samuel dijo:

«El Señor tampoco ha elegido a éste».

Jesé presentó a sus siete hijos ante Samuel. Pero Samuel dijo a Jesé:

«El Señor no ha elegido a éstos».

Entonces Samuel preguntó a Jesé:

«¿No hay más muchachos?».

Y le respondió:

«Todavía queda el menor, que está pastoreando el rebaño».

Samuel le dijo:

«Manda a buscarlo, porque no nos sentaremos a la mesa, mientras no venga».

Jesé mandó a por él y lo hizo venir. Era rubio, de hermosos ojos y buena presencia. El Señor dijo a Samuel:

«Levántate y úngelo de parte del Señor, pues es éste».

Samuel cogió el cuerno de aceite y lo ungió en medio de sus hermanos. Y el espíritu del Señor vino sobre David desde aquel día en adelante.

Samuel emprendió luego el camino de Ramá.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 88, 20. 21-22. 27-28 (R.: 21a)

R. Encontré a David, mi siervo.

V. Un día hablaste en visión a tus santos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado de entre el pueblo». R.

V. «Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso». R.

V. «Él me invocará: “Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora”;
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra». R.


Aleluya

Cf. Ef 1, 17-18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza
a la que nos llama. R.


EVANGELIO

Mc 2, 23-28

El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

SUCEDIÓ que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas.

Los fariseos le preguntan:

«Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?».

Él les responde:

«¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?».

Y les decía:

«El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 17, 32-33. 37. 40-51

Venció David al filisteo con una honda y una piedra.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, Saúl mandó llamar a David, y éste le dijo:

«Que no desmaye el corazón de nadie por causa de ese hombre. Tu siervo irá a luchar contra ese filisteo».

Pero Saúl respondió:

«No puedes ir a luchar con ese filisteo. Tú eres todavía un joven y él es un guerrero desde su mocedad».

David añadió:

«El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, me librará también de la mano de ese filisteo».

Entonces Saúl le dijo:

«Vete, y que el Señor esté contigo».

Agarró el bastón, se escogió cinco piedras lisas del torrente y las puso en su zurrón de pastor y en el morral, y avanzó hacia el filisteo con la honda en mano. El filisteo se fue acercando a David, precedido de su escudero. Fijó su mirada en David y lo despreció, viendo que era un muchacho, rubio y de hermoso aspecto.

El filisteo le dijo:

«¿Me has tomado por un perro, para que vengas a mí con palos?».

Y maldijo a David por sus dioses.

El filisteo siguió diciéndole:

«Acércate y echaré tu carne a las aves del cielo y a las bestias del campo».

David le respondió:

«Tú vienes contra mí con espada, lanza y jabalina. En cambio, yo voy contra ti en nombre del Señor del universo, Dios de los escuadrones de Israel al que has insultado. El Señor te va a entregar hoy en mis manos, te mataré, te arrancaré la cabeza y hoy mismo entregaré tu cadáver y los del ejército filisteo a las aves del cielo y a las fieras de la tierra. Y toda la tierra sabrá que hay un Dios de Israel. Todos los aquí reunidos sabrán que el Señor no salva con espada ni lanza, porque la guerra es del Señor y os va a entregar en nuestras manos».

Cuando el filisteo se puso en marcha, avanzando hacia David, éste corrió veloz a la línea de combate frente a él. David metió la mano en el zurrón, cogió una piedra, la lanzó con la honda e hirió al filisteo en la frente. La piedra se le clavó en la frente y cayó de bruces en tierra.

Así venció David al filisteo con una honda y una piedra. Lo golpeó y lo mató sin espada en la mano.

David echó a correr y se detuvo junto al filisteo. Cogió su espada, la sacó de la vaina y lo remató con ella, cortándole la cabeza. Los filisteos huyeron, al ver muerto a su campeón.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 143, 1. 2. 9-10 (R.: cf. 1a)

R. ¡Bendito el Señor, mi alcázar!

V. Bendito el Señor, mi Roca,
que adiestra mis manos para el combate,
mis dedos para la pelea. R.

V. Mi bienhechor, mi alcázar,
baluarte donde me pongo a salvo,
mi escudo y refugio,
que me somete los pueblos. R.

V. Dios mío, te cantaré un cántico nuevo,
tocaré para ti el arpa de diez cuerdas:
para ti que das la victoria a los reyes,
y salvas a David, tu siervo, de la espada maligna. R.


Aleluya

Cf. Mt 4, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesús proclamaba el evangelio del reino,
y curaba toda dolencia del pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 3, 1-6

¿Está permitido en sábado salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús entró otra vez en la sinagoga y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Lo estaban observando, para ver si lo curaba en sábado y acusarlo.

Entonces le dice al hombre que tenía la mano paralizada:

«Levántate y ponte ahí en medio».

Y a ellos les pregunta:

«¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer lo bueno o lo malo?, ¿salvarle la vida a un hombre o dejarlo morir?».

Ellos callaban. Echando en torno una mirada de ira y dolido por la dureza de su corazón, dice al hombre:

«Extiende la mano».

La extendió y su mano quedó restablecida.

En cuanto salieron, los fariseos se confabularon con los herodianos para acabar con él.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 18, 6-9; 19, 1-7

Mi padre busca el modo de matarte.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, cuando David volvía de matar al filisteo, salieron las mujeres de todas las ciudades de Israel al encuentro del rey Saúl para cantar danzando con tambores, gritos de alborozo y címbalos.

Las mujeres cantaban y repetían al bailar:

«Saúl mató a mil,
David a diez mil».

A Saúl lo enojó mucho aquella copla, y le pareció mal, pues pensaba:

«Han asignado diez mil a David, y mil a mí. No le falta más que la realeza».

Desde aquel día Saúl vio con malos ojos a David.

Saúl manifestó a su hijo Jonatán y a sus servidores la intención de matar a David. Jonatán, hijo de Saúl, amaba mucho a David. Y le advirtió:

«Mi padre busca el modo de matarte. Mañana toma precauciones, quédate en lugar secreto y permanece allí oculto. Yo saldré y me colocaré al lado de mi padre en el campo donde te encuentres. Le hablaré de ti, veré lo que hay y te lo comunicaré».

Jonatán habló bien de David a su padre Saúl. Le dijo:

«No haga daño el rey a su siervo David, pues él no te ha hecho mal alguno, y su conducta ha sido muy favorable hacia ti. Expuso su vida, mató al filisteo y el Señor le concedió una gran victoria a todo Israel. Entonces te alegraste al verlo. ¿Por qué hacerte culpable de sangre inocente, matando a David sin motivo?».

Saúl escuchó lo que le decía Jonatán, y juró:

«Por vida del Señor, no morirá».

Jonatán llamó a David y le contó toda aquella conversación. Le trajo junto a Saúl y siguió a su servicio como antes.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 55, 2-3. 9-10ab. 10c-11. 12-13 (R.: 5b)

R. En Dios confío y no temo.

V. Misericordia, Dios mío, que me hostigan,
me atacan y me acosan todo el día;
todo el día me hostigan mis enemigos,
me atacan en masa, oh Altísimo. R.

V. Anota en tu libro mi vida errante,
recoge mis lágrimas en tu odre, Dios mío,
mis fatigas en tu libro.
Que retrocedan mis enemigos
cuando te invoco. R.

V. Así sabré que eres mi Dios.
En Dios, cuya promesa alabo,
en el Señor, cuya promesa alabo. R.

V. En Dios confío y no temo;
¿qué podrá hacerme un hombre?
Te debo, Dios mío, los votos que hice,
los cumpliré con acción de gracias. R.


Aleluya

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida, por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 3, 7-12

Los espíritus inmundos gritaban: «Tú eres el Hijo de Dios», pero él les prohibía que lo diesen a conocer.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar y lo siguió una gran muchedumbre de Galilea.

Al enterarse de las cosas que hacía, acudía mucha gente de Judea, Jerusalén, Idumea, Transjordania y cercanías de Tiro y Sidón.

Encargó a sus discípulos que le tuviesen preparada una barca, no lo fuera a estrujar el gentío.

Como había curado a muchos, todos los que sufrían de algo se le echaban encima para tocarlo.

Los espíritus inmundos, cuando lo veían, se postraban ante él y gritaban:
«Tú eres el Hijo de Dios».

Pero él les prohibía severamente que lo diesen a conocer.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Sam 24, 3-21

No extenderé la mano contra él, porque es el ungido del Señor.

Lectura del primer libro de Samuel.

EN aquellos días, Saúl tomó tres mil hombres escogidos de todo Israel y marchó en busca de David y su gente frente a Sure Hayelín.

Llegó a un corral de ovejas, junto al camino, donde había una cueva. Saúl entró a hacer sus necesidades, mientras David y sus hombres se encontraban al fondo de la cueva.

Los hombres de David le dijeron:

«Éste es el día del que te dijo el Señor: “Yo entregaré a tus enemigos en tu mano”. Haz con él lo que te parezca mejor».

David se levantó y cortó, sin ser visto, la orla del manto de Saúl. Después de ello, sintió pesar por haber cortado la orla del manto de Saúl. Y dijo a sus hombres:

«El Señor me libre de obrar así contra mi amo, el ungido del Señor, alargando mi mano contra él; pues es el ungido del Señor».

David disuadió a sus hombres con esas palabras y no les dejó alzarse contra Saúl. Éste salió de la cueva y siguió su camino.

A continuación, David se levantó, salió de la cueva y gritó detrás de Saúl:

«¡Oh, rey, mi señor!».

Saúl miró hacia atrás. David se inclinó rostro a tierra y se postró.

Y dijo a Saúl:

«¿Por qué haces caso a las palabras que dice la gente: “David busca tu desgracia”? Tus ojos han visto hoy mismo en la cueva que el Señor te ha entregado en mi mano. Han hablado de matarte, pero te he perdonado, diciéndome: “No alargaré mi mano contra mi amo, pues es el ungido del Señor”. Padre mío, mira por un momento la orla de tu manto en mi mano. Si la he cortado y no te he matado, comprenderás bien que no hay en mi ni maldad ni culpa y que no te he ofendido. Tú, en cambio, estás buscando mi vida para arrebatármela. Que el Señor juzgue entre los dos y me haga justicia. Pero mi mano no estará contra ti. Como dice el antiguo proverbio: “De los malos sale la maldad”. Pero en mí no hay maldad. ¿A quién ha salido a buscar el rey de Israel? ¿A quién persigues? A un perro muerto, a una simple pulga. El Señor sea juez y juzgue entre nosotros. Juzgará, defenderá mi causa y me hará justicia, librándome de tu mano».

Cuando David acabó de dirigir estas palabras a Saúl, éste dijo:

«¿Es ésta tu voz, David, hijo mío?».

Saúl levantó la voz llorando. Y siguió diciendo:

«Eres mejor que yo, pues tú me tratas bien, mientras que yo te trato mal. Hoy has puesto de manifiesto tu bondad para conmigo, pues el Señor me había puesto en tus manos y tú no me has matado. ¿Si uno encuentra a su enemigo, le deja seguir por las buenas el camino? Que el Señor te recompense el favor que hoy me has hecho. Ahora sé que has de reinar y que en tu mano se consolidará la realeza de Israel».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 56, 2. 3-4. 6 y 11 (R.: 2a)

R. Misericordia, Dios mío, misericordia.

V. Misericordia, Dios mío, misericordia,
que mi alma se refugia en ti;
me refugio a la sombra de tus alas
mientras pasa la calamidad. R.

V. Invoco al Dios altísimo,
al Dios que hace tanto por mí.
Desde el cielo me enviará la salvación,
confundirá a los que ansían matarme,
enviará Dios su gracia y su lealtad. R.

V. Elévate sobre el cielo, Dios mío,
y llene la tierra tu gloria.
Por tu bondad, que es más grande que los cielos;
por tu fidelidad, que alcanza a las nubes. R.


Aleluya

2 Cor 5, 19

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. R.


EVANGELIO

Mc 3, 13-19

Llamó a los que quiso para que estuvieran con él.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús subió al monte, llamó a los que quiso y se fueron con él.

E instituyó doce para que estuvieran con él y para enviarlos a predicar, y que tuvieran autoridad para expulsar a los demonios:

Simón, a quien puso el nombre de Pedro, Santiago el de Zebedeo, y Juan, el hermano de Santiago, a quienes puso el nombre de Boanerges, es decir, los hijos del trueno, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Tadeo, Simón el de Caná y Judas Iscariote, el que lo entregó.


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA II SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 1, 1-4. 11-12. 19. 23-27

¡Cómo han caído los héroes en medio del combate!

Comienzo del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, David regresó tras derrotar a Amalec y se detuvo dos días en Sicelag.

Al tercer día vino un hombre del campamento de Saúl, con las vestiduras rasgadas y tierra en la cabeza. Al llegar a la presencia de David, cayó en tierra y se postró.

David le preguntó:

«¿De dónde vienes?».

Respondió:

«He huido del campamento de Israel».

David le preguntó de nuevo:

«¿Qué ha sucedido? Cuéntamelo».

Respondió:

«La tropa ha huido de la batalla y muchos del pueblo han caído y han muerto, entre ellos Saúl y su hijo Jonatán».

Entonces David, echando mano a sus vestidos, los rasgó, lo mismo que sus acompañantes. Hicieron duelo, lloraron y ayunaron hasta la tarde por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, caídos a espada.

Y dijo David:

«La flor de Israel, herida en tus alturas.
Cómo han caído los héroes.
Saúl y Jonatán,
amables y gratos en su vida,
inseparables en su muerte,
más veloces que águilas,
más valientes que leones.

Hijas de Israel, llorad por Saúl,
que os cubría de púrpura y adornos,
que adornaba con alhajas de oro vuestros vestidos.

Cómo han caído los héroes
en medio del combate.
Jonatán, herido en tus alturas.
Estoy apenado por ti, Jonatán, hermano mío.
Me eras gratísimo,
tu amistad me resultaba más dulce
que el amor de mujeres.

Cómo han caído los héroes.
Han perecido las armas de combate».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 79, 2-3. 5-7 (R.: 4b)

R. Que brille tu rostro, Señor, y nos salve.

V. Pastor de Israel, escucha,
tú que guías a José como a un rebaño;
tú que te sientas sobre querubines, resplandece
ante Efrain, Benjamin y Manasés;
despierta tu poder y ven a salvarnos. R.

V. Señor Dios del universo,
¿hasta cuándo estarás airado
mientras tu pueblo te suplica?
Les diste a comer llanto,
a beber lágrimas a tragos;
nos entregaste a las contiendas de nuestros vecinos,
nuestros enemigos se burlan de nosotros. R.


Aleluya

Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.


EVANGELIO

Mc 3, 20-21

Su familia decía que estaba fuera de sí.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús llegó a casa con sus discípulos y de nuevo se juntó tanta gente que no los dejaban ni comer.

Al enterarse su familia, vinieron a llevárselo, porque se decía que estaba fuera de sí.


Palabra del Señor.


SEMANA III (Año Par)


LUNES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 5, 1-7. 10

Tú serás el pastor de mi pueblo Israel.

Lectura del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, todas las tribus de Israel se presentaron ante David en Hebrón y le dijeron:

«Hueso tuyo y carne tuya somos. Desde hace tiempo, cuando Saúl reinaba sobre nosotros, eras tú el que dirigía las salidas y entradas de Israel. Por su parte, el Señor te ha dicho: “Tú pastorearás a mi pueblo Israel, tú serás el jefe de Israel”».

Los ancianos de Israel vinieron a ver al rey en Hebrón. El rey hizo una alianza con ellos en Hebrón, en presencia del Señor, y ellos le ungieron como rey de Israel.

David tenía treinta años cuando comenzó a reinar. Y reinó cuarenta años: siete años y seis meses sobre Judá en Hebrón, y treinta y tres años en Jerusalén sobre todo Israel y Judá.

David se dirigió con sus hombres a Jerusalén contra los jebuseos que habitaban el país.

Éstos dijeron a David:

«No entrarás aquí, pues te rechazarán hasta los ciegos y los cojos».

Era como decir: David no entrará aquí.

Pero David tomó la fortaleza de Sión, que es la ciudad de David.

David iba engrandeciéndose, pues el Señor, Dios del universo, estaba con él.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 88, 20. 21-22. 25-26 (R.: 25)

R. Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán.

V. Un día hablaste en visión a tus santos:
«He ceñido la corona a un héroe,
he levantado a un soldado de entre el pueblo». R.

V. «Encontré a David, mi siervo,
y lo he ungido con óleo sagrado;
para que mi mano esté siempre con él
y mi brazo lo haga valeroso». R.

V. «Mi fidelidad y misericordia lo acompañarán,
por mi nombre crecerá su poder:
extenderé su izquierda hasta el mar,
y su derecha hasta el Gran Río». R.


Aleluya

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador Jesucristo destruyó la muerte
y sacó a la luz la vida. por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 3, 22-30

Satanás está perdido.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, los escribas que habían bajado de Jerusalén decían:

«Tiene dentro a Belzebú y expulsa a los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Él los invitó a acercarse y les hablaba en parábolas:

«¿Cómo va a echar Satanás a Satanás? Un reino dividido internamente no puede subsistir; una familia dividida no puede subsistir. Si Satanás se rebela contra sí mismo, para hacerse la guerra, no puede subsistir, está perdido. Nadie puede meterse en casa de un hombre forzudo para arramblar con su ajuar, si primero no lo ata; entonces podrá arramblar con la casa.

En verdad os digo, todo se les podrá perdonar a los hombres: los pecados y cualquier blasfemia que digan; pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón jamás, cargará con su pecado para siempre».

Se refería a los que decían que tenía dentro un espíritu inmundo.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 6, 12b-15. 17-19

Iban llevando David y los israelitas el arca del Señor entre vítores.

Lectura del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, David fue y trajo con algazara el Arca de Dios de la casa de Obededom a la ciudad de David.

Cuando los portadores del Arca del Señor avanzaban seis pasos, se sacrificaba un toro y un animal cebado.

David iba danzando ante el Señor con todas sus fuerzas, ceñido de un efod de lino.

Él y toda la casa de Israel iban subiendo el Arca del Señor entre aclamaciones y al son de trompetas.

Trajeron el Arca del Señor y la instalaron en su lugar, en medio de la tienda que había desplegado David.

David ofreció ante el Señor holocaustos y sacrificios de comunión. Cuando acabó de ofrecerlos, bendijo al pueblo en el nombre del Señor del universo. Repartió a todo el pueblo, a la muchedumbre de Israel, hombres y mujeres, una torta de pan, un pastel de dátiles y en pastel de uvas pasas. Tras lo cual, todo el pueblo se fue, cada uno a su casa.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 23, 7. 8. 9. 10

R. ¿Quién es ese Rey de la gloria?
Es el Señor en persona.

V. ¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

V. ¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, héroe valeroso,
el Señor valeroso en la batalla. R.

V. ¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las puertas eternales:
va a entrar el Rey de la gloria. R.

V. ¿Quién es ese Rey de la gloria?
El Señor, Dios del universo,
Él es el Rey de la gloria. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y la tierra,
porque has revelado los secretos del reino a la gente sencilla. R.


EVANGELIO

Mc 3, 31-35

El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, llegaron la madre de Jesús y sus hermanos y, desde fuera, lo mandaron llamar.

La gente que tenía sentada alrededor le dice:

«Mira, tu madre y tus hermanos y tus hermanas están fuera y te buscan».

Él les pregunta:

«¿Quiénes son mi madre y mis hermanos?».

Y mirando a los que estaban sentados alrededor, dice:

«Éstos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de Dios, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 7, 4-17

Suscitaré descendencia tuya después de ti, y afirmaré su reino.

Lectura del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, vino esta palabra del Señor a Natán:

«Ve y habla a mi siervo David: “Así dice el Señor: ¿Tú me vas a construir una casa para morada mía?

Desde el día en que hice subir de Egipto a los hijos de Israel hasta hoy, yo no he habitado en casa alguna, sino que he estado peregrinando de acá para allá, bajo una tienda como morada. Durante todo el tiempo que he peregrinado con todos los hijos de Israel, ¿acaso me dirigí a alguno de los jueces a los que encargué pastorear a mi pueblo Israel, diciéndoles: ‘Por qué no me construís una casa de cedro?’”.

Pues bien, di a mi siervo David: “Así dice el Señor del Universo. Yo te tomé del pastizal, de andar tras el rebaño, para que fueras jefe de mi pueblo Israel.

He estado a tu lado por donde quiera que has ido, he suprimido a todos tus enemigos ante ti y te he hecho tan famoso como los grandes de la tierra.

Dispondré un lugar para mi pueblo Israel y lo plantaré para que resida en él sin que lo inquieten, ni le hagan más daño los malvados, como antaño, cuando nombraba jueces sobre mi pueblo Israel.

A ti te he dado reposo de todos tus enemigos. Pues bien, el Señor te anuncia que te va a edificar una casa.

En efecto, cuando se cumplan tus días y reposes con tus padres, yo suscitaré descendencia tuya después de ti. Al que salga de tus entrañas le afirmaré su reino.

Será él quien construya una casa a mi nombre y yo consolidaré el trono de su realeza para siempre.

Yo seré para él un padre y él será para mí un hijo. Si obra mal, yo lo castigaré con vara y con golpes de hombres. Pero no apartaré de él mi benevolencia, como la aparté de Saúl, al que alejé de mi presencia. Tu casa y tu reino se mantendrán siempre firmes ante mí, tu trono durará para siempre”».

Natán trasladó a David estas palabras y la visión.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 88, 4-5- 27-28. 29-30 (R.: 29a)

R. Le mantendré eternamente mi favor.

V. Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades. R.

V. El me invocará: «Tú eres mi padre,
mi Dios, mi Roca salvadora»;
y lo nombraré mi primogénito,
excelso entre los reyes de la tierra. R.

V. Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.
Le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo. R.


Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo;
todo el que lo encuentra vive para siempre. R.


EVANGELIO

Mc 4, 1-20

Salió el sembrador a sembrar.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se puso a enseñar otra vez junto al mar. Acudió un gentío tan enorme, que tuvo que subirse a una barca y, ya en el mar, se sentó; y el gentío se quedó en tierra junto al mar.

Les enseñaba muchas cosas con parábolas y les decía instruyéndolos:

«Escuchad: Salió el sembrador a sembrar; al sembrar, algo cayó al borde del camino, vinieron los pájaros y se lo comieron. Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra; como la tierra no era profunda, brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y, por falta de raíz, se secó. Otra parte cayó entre abrojos; los abrojos crecieron, la ahogaron y no dio grano. El resto cayó en tierra buena; nació, creció y dio grano; y la cosecha fue del treinta o del sesenta o del ciento por uno».

Y añadió:

«El que tenga oídos para oír, que oiga».

Cuando se quedó a solas, los que lo rodeaban y los Doce le preguntaban el sentido de las parábolas. Él les dijo:

«A vosotros se os ha dado el misterio del reino de Dios; en cambio a los de fuera todo se les presenta en parábolas, para que “por más que miren, no vean, por más que oigan, no entiendan, no sea que se conviertan y sean perdonados”».

Y añadió:

«¿No entendéis esta parábola? ¿Pues cómo vais a conocer todas las demás?

El sembrador siembra la palabra. Hay unos que están al borde del camino donde se siembra la palabra; pero en cuanto la escuchan, viene Satanás y se lleva la palabra sembrada en ellos. Hay otros que reciben la semilla como terreno pedregoso; son los que al escuchar la palabra enseguida la acogen con alegría, pero no tienen raíces, son inconstantes, y cuando viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumben. Hay otros que reciben la semilla entre abrojos; éstos son los que escuchan la palabra, pero los afanes de la vida, la seducción de las riquezas y el deseo de todo lo demás los invaden, ahogan la palabra, y se queda estéril. Los otros son los que reciben la semilla en tierra buena; escuchan la palabra, la aceptan y dan una cosecha del treinta o del sesenta o del ciento por uno».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 7, 18-19. 24-29

¿Quién soy yo, mi Dueño y Señor, y quién la casa de mi padre?

PRIMERA LECTURA

Lectura del segundo libro de Samuel.

DESPUÉS de que Natán habló a David, el rey David vino a presentarse ante el Señor y dijo:

«¿Quién soy yo, mi Dueño y Señor, y quién la casa de mi padre, para que me hayas engrandecido hasta tal punto? Y, por si esto fuera poco a los ojos de mi Dueño y Señor, has hecho también a la casa de tu siervo una promesa para el futuro. ¡Ésta es la ley del hombre, Dueño mío y Señor mío!

Constituiste a tu pueblo Israel pueblo tuyo para siempre, y tú, Señor, eres su Dios.

Ahora, pues, Señor Dios, confirma la palabra que has pronunciado acerca de tu siervo y de su casa, y cumple tu promesa. Tu nombre sea ensalzado por siempre de este modo: “El Señor del universo es el Dios de Israel y la casa de tu siervo David permanezca estable en tu presencia”.

Pues tú, Señor del universo, Dios de Israel, has manifestado a tu siervo: “Yo te construiré una casa”. Por eso, tu siervo ha tenido ánimo para dirigirte esta oración. Tú, mi Dueño y Señor, eres Dios, tus palabras son verdad, y has prometido a tu siervo este bien.

Dígnate, pues, bendecir a la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre ante ti. Pues tú, mi Dueño y Señor, has hablado, sea bendita la casa de tu siervo para siempre».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 131, 1b-2. 3-5. 11. 12. 13-14 (R.: Lc 1, 32b)

R. El Señor Dios le dará el trono de David, su padre.

V. Señor, tenle en cuenta a David
todos sus afanes:
cómo juró al Señor
e hizo voto al Fuerte de Jacob. R.

V. «No entraré bajo el techo de mi casa,
no subiré al lecho de mi descanso,
no daré sueño a mis ojos,
ni reposo a mis párpados,
hasta que encuentre un lugar para el Señor,
una morada para el Fuerte de Jacob». R.

V. El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono». R.

V. «Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono». R.

V. Porque el Señor ha elegido a Sión,
ha deseado vivir en ella:
«Ésta es mi mansión por siempre;
aquí viviré, porque la deseo». R.


Aleluya

Sal 118, 105

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero. R.


EVANGELIO

Mc 4, 21-25

La lámpara se trae para ponerla en el candelero.
La medida que uséis la usarán con vosotros.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús decía a sus discípulos:

«¿Se trae la lámpara para meterla debajo del celemín o debajo de la cama?, ¿no es para ponerla en el candelero? No hay nada escondido, sino para que sea descubierto; no hay nada oculto, sino para que salga a la luz. El que tenga oídos para oír, que oiga».

Les dijo también:

«Atención a lo que estáis oyendo: la medida que uséis la usarán con vosotros, y con creces. Porque al que tiene se le dará, y al que no tiene se le quitará hasta lo que tiene».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 11, 1-4a. 4c-10a. 13-17

Me despreciaste y tomaste como esposa a la mujer de Urías.

Lectura del segundo libro de Samuel.

A la vuelta de un año, en la época en que los reyes suelen ir a la guerra, David envió a Joab con sus servidores y todo Israel. Masacraron a los amonitas y sitiaron Rabá, mientras David se quedó en Jerusalén.

Una tarde David se levantó de la cama y se puso a pasear por la terraza del palacio. Desde allí divisó a una mujer que se estaba bañando, de aspecto muy hermoso.

David mandó averiguar quién era aquella mujer.

Y le informaron:

«Es Betsabé, hija de Elián, esposa de Urías, el hitita».

David envió mensajeros para que la trajeran.

Ella volvió a su casa.

Quedó encinta y mandó este aviso a David:

«Estoy encinta».

David, entonces, envió a decir a Joab:

«Mándame a Urías, el hitita».

Joab se lo mandó.

Cuando llegó Urías, David le preguntó cómo se encontraban Joab y la tropa y cómo iba la guerra. Luego le dijo:

«Baja a tu casa a lavarte los pies».

Urías salió del palacio y tras él un regalo del rey. Pero Urías se acostó a la puerta del palacio con todos los servidores de su señor, y no bajó a su casa.

Informaron a David:

«Urías no ha bajado a su casa».

David le invitó a comer con él y le hizo beber hasta ponerle ebrio.

Urías salió por la tarde a acostarse en su jergón con los servidores de su señor, pero no bajó a su casa.

A la mañana siguiente David escribió una carta a Joab, que le mandó por Urías.

En la carta había escrito:

«Poned a Urías en primera línea, donde la batalla sea más encarnizada. Luego retiraos de su lado, para que lo hieran y muera».

Joab observó la ciudad y situó a Urías en el lugar en el que sabía que estaban los hombres más aguerridos.

Las gentes de la ciudad hicieron una salida. Trabaron combate con Joab y hubo bajas en la tropa, entre los servidores de David. Murió también Urías, el hitita.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 50, 3-4. 5-6b. 6c-7. 10-11 (R.: cf. 3a)

R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

V. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

V. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R.

V. En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre. R.

V. Hazme oír el gozo y la alegría,
que se alegren los huesos quebrantados.
Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mc 4, 26-34

Un hombre echa semilla, duerme, y la semilla va creciendo sin que él sepa cómo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús decía al gentío:

«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».

Dijo también:

«¿Con qué podemos comparar el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros del cielo pueden anidar a su sombra».

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos se lo explicaba todo en privado.


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA III SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 12, 1-7a. 10-17

He pecado contra el Señor.

Lectura del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, el Señor envió a Natán a ver a David y, llegado a su presencia, le dijo:

«Había dos hombres en una ciudad, uno rico y el otro pobre. El rico tenía muchas ovejas y vacas. El pobre, en cambio, no tenía más que una cordera pequeña que había comprado. La alimentaba y la criaba con él y con sus hijos. Ella comía de su pan, bebía de su copa y reposaba en su regazo; era para él como una hija.

Llegó un peregrino a casa del rico, y no quiso coger una de sus ovejas o de sus vacas y preparar el banquete para el hombre que había llegado a su casa, sino que cogió la cordera del pobre y la aderezó para el hombre que había llegado a su casa».

La cólera de David se encendió contra aquel hombre y replicó a Natán:

«Vive el Señor que el hombre que ha hecho tal cosa es reo de muerte. Resarcirá cuatro veces la cordera, por haber obrado así y por no haber tenido compasión».

Entonces Natán dijo a David:

«Tú eres ese hombre. Pues bien, la espada no se apartará de tu casa jamás, por haberme despreciado y haber tomado como esposa a la mujer de Urías, el hitita. Así dice el Señor:

“Yo voy a traer la desgracia sobre ti, desde tu propia casa. Cogeré a tus mujeres ante tus ojos y las entregaré a otro, que se acostará con ellas a la luz misma del sol. Tú has obrado a escondidas. Yo, en cambio, haré esto a la vista de todo Israel y a la luz del sol”».

David respondió a Natán:

«He pecado contra el Señor».

Y Natán le dijo:

«También el Señor ha perdonado tu pecado. No morirás. Ahora bien, por haber despreciado al Señor con esa acción, el hijo que te va a nacer morirá sin remedio».

Natán se fue a su casa.

El Señor hirió al niño que la mujer de Urías había dado a David y cayó enfermo.

David oró con insistencia a Dios por el niño. Ayunaba y pasaba las noches acostado en tierra.

Los ancianos de su casa se acercaron a él e intentaban obligarlo a que se levantara del suelo, pero no accedió, ni quiso tomar con ellos alimento alguno.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 50, 12-13. 14-15. 16-17 (R.: 12a)

R. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro.

V. Oh, Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.

V. Devuélveme la alegría de tu salvación,
afiánzame con espíritu generoso.
Enseñaré a los malvados tus caminos,
los pecadores volverán a ti. R.

V. Líbrame de la sangre, oh, Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia.
Señor, me abrirás los labios,
y mi boca proclamará tu alabanza. R.


Aleluya

Cf. Jn 3, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Unigénito;
todo el que cree en él tiene vida eterna. R.


EVANGELIO

Mc 4, 35-41

¿Quién es éste? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

AQUEL día, al atardecer, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vamos a la otra orilla».

Dejando a la gente, se lo llevaron en barca, como estaba; otras barcas lo acompañaban. Se levantó una fuerte tempestad y las olas rompían contra la barca hasta casi llenarla de agua. Él estaba en la popa, dormido sobre un cabezal. Lo despertaron, diciéndole:

«Maestro, ¿no te importa que perezcamos?».

Se puso en pie, increpó al viento y dijo al mar:

«¡Silencio, enmudece!».

El viento cesó y vino una gran calma.

Él les dijo:

«¿Por qué tenéis miedo? ¿Aún no tenéis fe?».

Se llenaron de miedo y se decían unos a otros:

«¿Pero quién es éste? ¡Hasta el viento y el mar lo obedecen!».


Palabra del Señor.



SEMANA IV (Año Par)


LUNES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 15, 13-14. 30; 16, 5-13a

Huyamos ante Absalón. Dejad que Semeí me maldiga, si se lo ha ordenado el Señor.

Lectura del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, alguien llegó a David con esta información:

«El corazón de la gente de Israel sigue a Absalón».

Entonces David dijo a los servidores que estaban con él en Jerusalén:

«Levantaos y huyamos, pues no tendremos escapatoria ante Absalón. Vámonos rápidamente, no sea que se apresure, nos dé alcance, precipite sobre nosotros la ruina y pase la ciudad a filo de espada».

David subía la cuesta de los Olivos llorando con la cabeza cubierta y descalzo. Los que le acompañaban llevaban cubierta la cabeza y subían llorando.

Al llegar el rey a Bajurín, salió de allí uno de la familia de Saúl, llamado Semeí, hijo de Guerá. Iba caminando y lanzando maldiciones. Y arrojaba piedras contra David y todos sus servidores. El pueblo y los soldados protegían a David a derecha e izquierda. Semeí decía al maldecirlo:

«Fuera, fuera, hombre sanguinario, hombre desalmado. El Señor ha hecho recaer sobre ti la sangre de la casa de Saúl, cuyo reino has usurpado. Y el Señor ha puesto el reino en manos de tu hijo Absalón. Has sido atrapado por tu maldad, pues eres un hombre sanguinario».

Abisay, hijo de Seruyá, dijo al rey:

«Por qué maldice este perro muerto al rey, mi señor? Deja que vaya y le corte la cabeza».

El rey contestó:

«¿Qué hay entre vosotros y yo, hijo de Seruyá? Si maldice y si el Señor le ha ordenado maldecir a David, ¿quién le va a preguntar: “Por qué actúas así”?».

Luego David se dirigió a Abisay y a todos sus servidores:

«Un hijo mío, salido de mis entrañas, busca mi vida. Cuánto más este benjaminita. Dejadle que me maldiga, si se lo ha ordenado el Señor. Quizá el Señor vea mi humillación y me pague con bendiciones la maldición de este día».

David y sus hombres subían por el camino.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 3, 2-3. 4-5. 6-8a (R.: 8a)

R. Levántate, Señor; sálvame.

V. Señor, cuántos son mis enemigos,
cuántos se levantan contra mí;
cuántos dicen de mí:
«Ya no lo protege Dios». R.

V. Pero tú, Señor, eres mi escudo y mi gloria,
tú mantienes alta mi cabeza.
Si grito invocando al Señor,
él me escucha desde su monte santo. R.

V. Puedo acostarme y dormir y despertar:
el Señor me sostiene.
No temeré al pueblo innumerable
que acampa a mi alrededor.
Levántate, Señor; sálvame, Dios mío. R.


Aleluya

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 5, 1-20

Espíritu inmundo, sal de ese hombre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a la otra orilla del mar, a la región de los gerasenos.

Apenas desembarcó, le salió al encuentro, de entre los sepulcros, un hombre poseído de espíritu inmundo. Y es que vivía entre los sepulcros; ni con cadenas podía ya nadie sujetarlo; muchas veces lo habían sujetado con cepos y cadenas, pero él rompía las cadenas y destrozaba los cepos, y nadie tenía fuerza para dominarlo. Se pasaba el día y la noche en los sepulcros y en los montes, gritando e hiriéndose con piedras. Viendo de lejos a Jesús, echó a correr, se postró ante él y gritó con voz potente:

«¿Qué tienes que ver conmigo, Jesús, Hijo de Dios altísimo? Por Dios te lo pido, no me atormentes».

Porque Jesús le estaba diciendo:

«Espíritu inmundo, sal de este hombre».

Y le preguntó:

«¿Cómo te llamas?».

Él respondió:

«Me llamo Legión, porque somos muchos».

Y le rogaba con insistencia que no los expulsara de aquella comarca.

Había cerca una gran piara de cerdos paciendo en la falda del monte. Los espíritus le rogaron:

«Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos».

Él se lo permitió. Los espíritus inmundos salieron del hombre y se metieron en los cerdos; y la piara, unos dos mil, se abalanzó acantilado abajo al mar y se ahogó en el mar.

Los porquerizos huyeron y dieron la noticia en la ciudad y en los campos. Y la gente fue a ver qué había pasado.

Se acercaron a Jesús y vieron al endemoniado que había tenido la legión, sentado, vestido y en su juicio. Y se asustaron.

Los que lo habían visto les contaron lo que había pasado al endemoniado y a los cerdos. Ellos le rogaban que se marchase de su comarca.

Mientras se embarcaba, el que había estado poseído por el demonio le pidió que le permitiese estar con él. Pero no se lo permitió, sino que le dijo:

«Vete a casa con los tuyos y anúnciales lo que el Señor ha hecho contigo y que ha tenido misericordia de ti».

El hombre se marchó y empezó a proclamar por la Decápolis lo que Jesús había hecho con él; todos se admiraban.


Palabra del Señor.


MARTES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 18, 9-10. 14b. 24-25a. 30 ‒ 19, 4

¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar!

Lectura del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, Absalón se encontró frente a los hombres de David. Montaba un mulo y, al pasar el mulo bajo el ramaje de una gran encina, la cabeza se enganchó en la encina y quedó colgando entre el cielo y la tierra, mientras el mulo que montaba siguió adelante.

Alguien lo vio y avisó a Joab:

«He visto a Absalón colgado de una encina».

Joab cogiendo tres venablos en la mano, los clavó en el corazón de Absalón, que estaba aún vivo colgado de la encina.

David estaba sentado entre las dos puertas.

El vigía subió a la terraza del portón, sobre la muralla. Alzó los ojos y vio que un hombre venía corriendo en solitario. El vigía gritó para anunciárselo al rey. El rey dijo:

«Retírate y quédate ahí».

Se retiró y se quedó allí. Cuando llegó el cusita, dijo:

«Reciba una buena noticia el rey, mi señor: el Señor te ha hecho justicia hoy, librándote de la mano de todos los que se levantaron contra ti».

El rey preguntó:

«¿Se encuentra bien el muchacho Absalón?».

El cusita respondió:

«Que a los enemigos de mis señor, el rey, y a todos los que se han levantado contra ti para hacerte mal les ocurra como al muchacho».

Entonces el rey se estremeció. Subió a la habitación superior del portón y se puso a llorar. Decía al subir:

«¡Hijo mío, Absalón, hijo mío! ¡Hijo mío, Absalón! ¡Quién me diera haber muerto en tu lugar! ¡Absalón, hijo mío, hijo mío!».

Avisaron a Joab:

«El rey llora y hace duelo por Absalón».

Así, la victoria de aquel día se convirtió en duelo para todo el pueblo, al oír decir que el rey estaba apenado por su hijo.

El ejército entró aquel día a escondidas en la ciudad, como se esconde el ejército avergonzado que ha huido de la batalla.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 85, 1-2. 3-4. 5-6 (R.: 1)

R. Inclina tu oído, Señor, escúchame.

V. Inclina tu oído, Señor, escúchame,
que soy un pobre desamparado;
protege mi vida, que soy un fiel tuyo;
salva, Dios mío, a tu siervo, que confía en ti. R.

V. Piedad de mí, Señor,
que a ti te estoy llamando todo el día;
alegra el alma de tu siervo,
pues levanto mi alma hacia ti, Señor. R.

V. Porque tú, Señor, eres bueno y clemente,
rico en misericordia con los que te invocan.
Señor, escucha mi oración,
atiende a la voz de mi súplica. R.


Aleluya

Mt 8, 17b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades. R.


EVANGELIO

Mc 5, 21-43

Contigo hablo, niña, levántate.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús atravesó de nuevo en barca a la otra orilla, se le reunió mucha gente a su alrededor y se quedó junto al mar.

Se acercó un jefe de la sinagoga, que se llamaba Jairo, y, al verlo, se echó a sus pies, rogándole con insistencia:

«Mi niña está en las últimas; ven, impón las manos sobre ella, para que se cure y viva».

Se fue con él y lo seguía mucha gente que lo apretujaba.

Había una mujer que padecía flujos de sangre desde hacía doce años. Había sufrido mucho a manos de los médicos y se había gastado en eso toda su fortuna; pero, en vez de mejorar, se había puesto peor. Oyó hablar de Jesús y, acercándose por detrás, entre la gente, le tocó el manto, pensando: «Con sólo tocarle el manto curaré».

Inmediatamente se secó la fuente de sus hemorragias y notó que su cuerpo estaba curado. Jesús, notando que había salido fuerza de él, se volvió enseguida, en medio de la gente y preguntaba:

«¿Quién me ha tocado el manto?».

Los discípulos le contestaban:

«Ves cómo te apretuja la gente y preguntas: “¿Quién me ha tocado?”».

Él seguía mirando alrededor, para ver a la que había hecho esto. La mujer se acercó asustada y temblorosa, al comprender lo que le había ocurrido, se le echó a los pies y le confesó toda la verdad.

Él le dice:

«Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y queda curada de tu enfermedad».

Todavía estaba hablando, cuando llegaron de casa del jefe de la sinagoga para decirle:

«Tu hija se ha muerto. ¿Para qué molestar más al maestro?».

Jesús alcanzó a oír lo que hablaban y le dijo al jefe de la sinagoga:

«No temas; basta que tengas fe».

No permitió que lo acompañara nadie, más que Pedro, Santiago y Juan, el hermano de Santiago. Llegan a casa del jefe de la sinagoga y encuentra el alboroto de los que lloraban y se lamentaban a gritos y después de entrar les dijo:

«¿Qué estrépito y qué lloros son éstos? La niña no está muerta; está dormida».

Se reían de él. Pero él los echó fuera a todos y, con el padre y la madre de la niña y sus acompañantes, entró donde estaba la niña, la cogió de la mano y le dijo: «Talitha qumi» (que significa: «Contigo hablo, niña, levántate»).

La niña se levantó inmediatamente y echó a andar; tenía doce años. Y quedaron fuera de sí llenos de estupor.

Les insistió en que nadie se enterase; y les dijo que dieran de comer a la niña.


Palabra del Señor.


MIÉRCOLES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Sam 24, 2. 9-17

Soy yo el que ha pecado al censar al pueblo. Pero ellos, las ovejas, ¿qué han hecho?

Lectura del segundo libro de Samuel.

EN aquellos días, el rey David mandó a Joab, jefe del ejército, que estaba a su lado:

«Recorre todas las tribus de Israel, desde Dan a Berseba, y haz el censo del pueblo, para que sepa su número».

Joab entregó al rey el número del censo del pueblo: Israel contaba con ochocientos mil guerreros, que podían empuñar la espada y Judá con quinientos mil hombres.

Pero después, David sintió remordimiento por haber hecho el censo del pueblo. Y dijo al Señor:

«He pecado gravemente por lo que he hecho. Ahora, Señor, perdona la falta de tu siervo, que ha obrado tan neciamente».

Al levantarse David por la mañana, el profeta Gad, vidente de David, recibió esta palabra del Señor:

«Ve y di a David: así dice el Señor. “Tres cosas te propongo. Elige una de ellas y la realizaré”».

Gad fue a ver a David y le notificó:

«¿Prefieres que vengan siete años de hambre en tu país, o que tengas que huir durante tres meses ante tus enemigos, los cuales te perseguirán, o que haya tres días de peste en tu país? Ahora, reflexiona y decide qué he de responder al que me ha enviado».

David respondió a Gad:

«¡Estoy en un gran apuro! Pero pongámonos en manos del Señor, cuya misericordia es enorme, y no en manos de los hombres».

Y David escogió la peste. Eran los días de la recolección del trigo. El Señor mandó la peste a Israel desde la mañana hasta el plazo fijado.

Murieron setenta y siete mil hombres del pueblo desde Dan hasta Berseba.

El ángel del Señor extendió su mano contra Jerusalén para asolarla. Pero el Señor se arrepintió del castigo y ordenó al ángel que asolaba al pueblo:

«¡Basta! Retira ya tu mano».

El ángel del Señor se encontraba junto a la era de Arauná, el jebuseo. Al ver al ángel golpeando al pueblo, David suplicó al Señor:

«Soy yo el que ha pecado y el que ha obrado mal. Pero ellos, las ovejas, ¿qué han hecho? Por favor, carga tu mano contra mí y contra la casa de mi padre».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 31, 1b-2. 5. 6. 7 (R.: cf. 5d)

R. Perdona, Señor, mi culpa y mi pecado.

V. Dichoso el que está absuelto de su culpa,
a quien le han sepultado su pecado;
dichoso el hombre a quien el Señor no le apunta el delito.
y en cuyo espíritu no hay engaño. R.

R. Había pecado, lo reconocí,
no te encubrí mi delito;
propuse: «Confesaré al Señor mi culpa»,
y tú perdonaste mi culpa y mi pecado. R.

R. Por eso, que todo fiel te suplique
en el momento de la desgracia:
la crecida de las aguas caudalosas
no lo alcanzará. R.

R. Tú eres mi refugio,
me libras del peligro,
me rodeas de cantos de liberación. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mc 6, 1-6

No desprecian a un profeta más que en su tierra.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se dirigió a su ciudad y lo seguían sus discípulos.

Cuando llegó el sábado, empezó a enseñar en la sinagoga; la multitud que lo oía se preguntaba asombrada:

«¿De dónde saca todo eso? ¿Qué sabiduría es esa que le ha sido dada? ¿Y esos milagros que realizan sus manos? ¿No es éste el carpintero, el hijo de María, hermano de Santiago y José y Judas y Simón? Y sus hermanas ¿no viven con nosotros aquí?».

Y se escandalizaban a cuenta de él.

Les decía:

«No desprecian a un profeta más que en su tierra, entre sus parientes y en su casa».

No pudo hacer allí ningún milagro, sólo curó algunos enfermos imponiéndoles las manos. Y se admiraba de su falta de fe.

Y recorría los pueblos de alrededor enseñando.


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 2, 1-4. 10-12

Yo emprendo el camino de todos. Ten valor, Salomón, y sé hombre.

Lectura del primer libro de los Reyes.

SE acercaban los días de la muerte de David y éste aconsejó a su hijo Salomón:

«Yo emprendo el camino de todos. Ten valor y sé hombre. Guarda lo que el Señor tu Dios manda guardar siguiendo sus caminos, observando sus preceptos, órdenes, instrucciones y sentencias, como está escrito en la ley de Moisés, para que tengas éxito en todo lo que hagas y adondequiera que vayas. El Señor cumplirá así la promesa que hizo diciendo:

“Si tus hijos vigilan sus pasos, caminando fielmente ante mí, con todo su corazón y toda su alma, no te faltará uno de los tuyos sobre el trono de Israel”».

David se durmió con sus padres y lo sepultaron en la Ciudad de David.

Cuarenta años reinó David sobre Israel; siete en Hebrón y treinta y tres en Jerusalén.

Salomón se sentó en el trono de David su padre y el reino quedó establecido sólidamente en su mano.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

1 Crón 29, 10be. 11abc. 11d-12a. 12bcd (R.: 12b)

R. Tú eres Señor del universo.

V. Bendito eres, Señor,
Dios de nuestro padre Israel,
por los siglos de los siglos. R.

V. Tuyos son, Señor, la grandeza y el poder,
la gloria, el esplendor, la majestad,
porque tuyo es cuanto hay en cielo y tierra. R.

V. Tú eres rey y soberano de todo.
De ti viene la riqueza y la gloria. R.

V. Tú eres Señor del universo,
en tu mano está el poder y la fuerza,
tú engrandeces y confortas a todos. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios —dice el Señor—;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 6, 7-13

Los fue enviando.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto. Y decía:

«Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».

Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 47, 2-13

Con todo su corazón David entonó himnos, demostrando el amor por su Creador.

Lectura del libro del Eclesiástico.

COMO se separa la grasa en el sacrificio de comunión,
así David fue separado de entre los hijos de Israel.

Jugó con los leones como si fueran cabritos,
y con los osos como si fueran corderos.

¿Acaso no mató de joven al gigante,
y quitó el oprobio del pueblo,
lanzando la piedra con la honda
y abatiendo la arrogancia de Goliat?

Porque invocó al Señor altísimo,
quien dio vigor a su diestra,
para aniquilar al potente guerrero
y reafirmar el poder de su pueblo.

Por eso lo glorificaron por los diez mil
y lo alabaron por las bendiciones del Señor,
ofreciéndole la diadema de gloria.

Pues él aplastó a los enemigos del contorno,
aniquiló a los filisteos, sus adversarios,
para siempre quebrantó su poder.

Por todas sus acciones daba gracias
al Altísimo, el Santo, proclamando su gloria.

Con todo su corazón entonó himnos,
demostrando el amor por su Creador.

Organizó coros de salmistas ante el altar,
y con sus voces armonizó los cantos;
y cada día tocarán su música.

Dio esplendor a las fiestas,
embelleció las solemnidades a la perfección,
haciendo que alabaran el santo nombre del Señor,
llenando de cánticos el santuario desde la aurora.

El Señor le perdonó sus pecados
y exaltó su poder para siempre:
le otorgó una alianza real
y un trono de gloria en Israel.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 17, 31. 47 y 50. 51 (R.: 47b)

R. Bendito sea mi Dios y Salvador.

V. Perfecto es el camino de Dios,
acendrada es la promesa del Señor;
él es escudo para los que a él se acogen. R.

V. Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Te daré gracias entre las naciones, Señor,
y tañeré en honor de tu nombre. R.

V. Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido,
de David y su linaje por siempre. R.


Aleluya

Cf. Lc 8, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia. R.


EVANGELIO

Mc 6, 14-29

Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, como la fama de Jesús se había extendido, el rey Herodes oyó hablar de él.

Unos decían:

«Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él». Otros decían:

«Es Elías».

Otros:

«Es un profeta como los antiguos».

Herodes, al oírlo, decía:

«Es Juan, a quien yo decapité, que ha resucitado».

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado.

El motivo era que Herodes se había casado con Herodías, mujer de su hermano Filipo, y Juan le decía que no le era lícito tener a la mujer de su hermano.

Herodías aborrecía a Juan y quería matarlo, pero no podía, porque Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo defendía. Al escucharlo quedaba muy perplejo, aunque lo oía con gusto.

La ocasión llegó cuando Herodes, por su cumpleaños, dio un banquete a sus magnates, a sus oficiales y a la gente principal de Galilea.

La hija de Herodías entró y danzó, gustando mucho a Herodes y a los convidados. El rey le dijo a la joven:

«Pídeme lo que quieras, que te lo daré».

Y le juró:

«Te daré lo que me pidas, aunque sea la mitad de mi reino».

Ella salió a preguntarle a su madre:

«¿Qué le pido?».

La madre le contestó:

«La cabeza de Juan el Bautista».

Entró ella enseguida, a toda prisa, se acercó al rey y le pidió:

«Quiero que ahora mismo me des en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».

El rey se puso muy triste; pero por el juramento y los convidados no quiso desairarla. Enseguida le mandó a uno de su guardia que trajese la cabeza de Juan. Fue, lo decapitó en la cárcel, trajo la cabeza en una bandeja y se la entregó a la joven; la joven se la entregó a su madre.

Al enterarse sus discípulos fueron a recoger el cadáver y lo pusieron en un sepulcro.


Palabra del Señor.


SÁBADO DE LA IV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 3, 4-13

Concede a tu siervo un corazón atento para juzgar a tu pueblo.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, el rey Salomón acudió a Gabaón a ofrecer mil holocaustos sobre aquel altar, pues era aún el santuario principal.

Aquella noche el Señor se apareció allí en sueños a Salomón y le dijo:

«Pídeme lo que deseas que te dé».

Salomón respondió:

«Has actuado con gran benevolencia hacia tu siervo David, mi padre, porque caminaba en tu presencia con lealtad, justicia y rectitud de corazón. Has tenido para con él una gran benevolencia, concediéndole un hijo que había de sentarse en su trono, como sucede en este día.

Pues bien, Señor mi Dios: Tú has hecho rey a tu siervo en lugar de David mi padre, pero yo soy un muchacho joven y no sé por dónde empezar o terminar. Tu siervo está en medio de tu pueblo, el que tú te elegiste, un pueblo tan numeroso que no se puede contar ni calcular. Concede, pues, a tu siervo, un corazón atento para juzgar a tu pueblo y discernir entre el bien y el mal. Pues, cierto, ¿quién podrá hacer justicia a este pueblo tuyo tan inmenso?».

Agradó al Señor esta súplica de Salomón.

Entonces le dijo Dios:

«Por haberme pedido esto y no una vida larga o riquezas para ti, por no haberme pedido la vida de tus enemigos sino inteligencia para atender a la justicia, yo obraré según tu palabra: te concedo, pues, un corazón sabio e inteligente, como no ha habido antes de ti ni surgirá otro igual después de ti.

Te concedo también aquello que no has pedido, riquezas y gloria mayores que las de ningún otro rey mientras vivas».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 9. 10. 11. 12. 13. 14 (R.: 12b)

R. Enséñame, Señor, tus decretos.

V. ¿Cómo podrá un joven andar honestamente?
Cumpliendo tus palabras. R.

V. Te busco de todo corazón,
no consientas que me desvíe de tus mandamientos. R.

V. En mi corazón escondo tus consignas,
así no pecaré contra ti. R.

V. Bendito eres, Señor,
enséñame tus decretos. R.

V. Mis labios van enumerando
todos los mandamientos de tu boca. R.

V. Mi alegría es el camino de tus preceptos,
más que todas las riquezas. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz, dice el Señor,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mc 6, 30-34

Andaban como ovejas que no tienen pastor.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, los apóstoles volvieron a reunirse con Jesús, y le contaron todo lo que habían hecho y enseñado.

Él les dijo:

«Venid vosotros a solas a un lugar desierto a descansar un poco».

Porque eran tantos los que iban y venían, que no encontraban tiempo ni para comer.

Se fueron en barca a solas a un lugar desierto.

Muchos los vieron marcharse y los reconocieron; entonces de todas las aldeas fueron corriendo por tierra a aquel sitio y se les adelantaron. Al desembarcar, Jesús vio una multitud y se compadeció de ella, porque andaban como ovejas que no tienen pastor; y se puso a enseñarles muchas cosas.


Palabra del Señor.


SEMANA V (Año Par)


LUNES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 8, 1-7. 9-13

Acarrearon el Arca de la Alianza al Santo de los Santos, y la nube llenó el templo del Señor.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, congregó Salomón a los ancianos de Israel en Jerusalén —todos los jefes de las tribus y los cabezas de familia de los hijos de Israel ante el rey—, para hacer subir el Arca de la Alianza del Señor desde la ciudad de David, Sión. En torno al rey Salomón se congregaron todos los varones de Israel. En el mes de Etanín, el mes séptimo, por la fiesta, vinieron todos los ancianos de Israel y los sacerdotes condujeron el Arca e hicieron subir el Arca del Señor y la Tienda del Encuentro, con todos los objetos sagrados que había en ella.

El rey Salomón y todo Israel, la comunidad de Israel reunida en torno a él ante el Arca, sacrificaron ovejas y bueyes en número no calculable ni contable.

Los sacerdotes acarrearon el Arca de la Alianza del Señor al santuario del templo, el Santo de los Santos, a su lugar propio bajo las alas de los querubines. Éstos extendían sus alas sobre el lugar del Arca, cubriendo el Arca y sus varales.

No había en el Arca más que las dos tablas de piedra que Moisés depositó allí en el Horeb: las tablas de la alianza que estableció el Señor con los hijos de Israel cuando salieron de la tierra de Egipto.

Cuando salieron los sacerdotes del santuario —pues ya la nube había llenado el templo del Señor—, no pudieron permanecer ante la nube para completar el servicio, ya que la gloria del Señor llenaba el templo del Señor.

Dijo entonces Salomón:

«El Señor puso el sol en los cielos,
mas ha decidido habitar en densa nube.
He querido erigirte una casa para morada tuya,
un lugar donde habites para siempre».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 131, 6-7. 8-10 (R.: 8a)

R. ¡Levántate, Señor, ven a tu mansión!

V. Oímos que estaba en Efratá,
la encontramos en el Soto de Jaar:
entremos en su morada,
postrémonos ante el estrado de sus pies. R.

V. Levántate, Señor, ven a tu mansión,
ven con el arca de tu poder:
que tus sacerdotes se vistan de justicia,
que tus fieles vitoreen.
Por amor a tu siervo David,
no niegues audiencia a tu Ungido. R.


Aleluya

Cf. Mt 4, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesús proclamaba el evangelio del reino,
y curaba toda dolencia en el pueblo. R.


EVANGELIO

Mc 6, 53-56

Los que lo tocaban se curaban.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, terminada la travesía, Jesús y sus discípulos llegaron a Genesaret y atracaron.

Apenas desembarcados, lo reconocieron y se pusieron a recorrer toda la comarca; cuando se enteraba la gente dónde estaba Jesús, le llevaba los enfermos en camillas. En los pueblos, ciudades o aldeas donde llegaba colocaban a los enfermos en la plaza y le rogaban que les dejase tocar al menos la orla de su manto; y los que lo tocaban se curaban.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 8, 22-23. 27-30

Declaraste: «Allí estará mi Nombre». Escucha la súplica de tu pueblo Israel.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, Salomón se puso en pie ante el altar del Señor frente a toda la asamblea de Israel, extendió las manos al cielo y dijo:

«Señor, Dios de Israel, no hay Dios como tú arriba en los cielos ni abajo en la tierra, tú que guardas la alianza y la fidelidad a tus siervos que caminan ante ti de todo corazón.

¿Habitará Dios con los hombres en la tierra? Los cielos y los cielos de los cielos no pueden contenerte, ¡cuánto menos este templo que yo te he erigido!

Inclínate a la plegaria y a la súplica de tu siervo, Señor, Dios mío. Escucha el clamor y la oración que tu siervo entona hoy en tu presencia. Que día y noche tus ojos se hallen abiertos hacia este templo, hacia este lugar del que declaraste: “Allí estará mi Nombre”. Atiende la plegaría que tu servidor entona en este lugar. Escucha la súplica que tu siervo y tu pueblo Israel entonen en este lugar. Escucha tú, hacia el lugar de tu morada, hacia el cielo, escucha y perdona».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 83, 3. 4. 5 y 10. 11 (R.: 2)

R. ¡Qué deseables son tus moradas, Señor del universo!

V. Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

V. Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. R.

V. Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Fíjate, oh, Dios, escudo nuestro,
mira el rostro de tu Ungido. R.

V. Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R.


Aleluya

Cf. Sal 118, 36a. 29b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Inclina mi corazón, oh Dios, a tus preceptos,
y dame la gracia de tu ley. R.


EVANGELIO

Mc 7, 1-13

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se reunieron junto a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén; y vieron que algunos discípulos comían con manos impuras, es decir, sin lavarse las manos. (Pues los fariseos, como los demás judíos, no comen sin lavarse antes las manos, restregando bien, aferrándose a la tradición de sus mayores, y al volver de la plaza no comen sin lavarse antes, y se aferran a otras muchas tradiciones, de lavar vasos, jarras y ollas). Y los fariseos y los escribas le preguntaron:

«¿Por qué no caminan tus discípulos según las tradiciones de los mayores y comen el pan con manos impuras?».

Él les contestó:

«Bien profetizó Isaías de vosotros, hipócritas, como está escrito:

“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
El culto que me dan está vacío,
porque la doctrina que enseñan
son preceptos humanos”.

Dejáis a un lado el mandamiento de Dios para aferraros a la tradición de los hombres».

Y añadió:

«Anuláis el mandamiento de Dios por mantener vuestra tradición. Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre” y “el que maldiga a su padre o a su madre es reo de muerte”. Pero vosotros decís: “Si uno le dice al padre o a la madre: los bienes con que podría ayudarte son ‘corbán’, es decir, ofrenda sagrada”, ya no le permitís hacer nada por su padre o por su madre; invalidando la palabra de Dios con esa tradición que os transmitís; y hacéis otras muchas cosas semejantes».


Palabra del Señor.


MIÉRCOLES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 10, 1-10

La reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, la reina de Saba oyó la fama de Salomón, en honor del nombre del Señor, y vino a ponerlo a prueba con enigmas.

Llegó a Jerusalén con una gran fuerza de camellos portando perfumes, oro en cantidad y piedras preciosas. Ante Salomón se presentó para plantearle cuanto había ideado. El rey resolvió sus preguntas todas; pues no había cuestión tan arcana que él no pudiese desvelar. Cuando la reina de Saba percibió la sabiduría de Salomón, el palacio que había construido, los manjares de su mesa, las residencias de sus servidores, el porte y vestimenta de sus ministros, sus coperos y los holocaustos que ofrecía en el templo del Señor, se quedó sin respiración y dijo al rey:

«Era verdad cuanto oí en mi tierra acerca de tus enigmas y tu sabiduría. No daba crédito a lo que se decía, pero ahora he venido y mis propios ojos lo han visto. ¡Ni la mitad me narraron! Tu conocimiento y prosperidad superan con mucho las noticias que yo escuché. Dichosas tus mujeres, dichosos estos servidores tuyos siempre en tu presencia escuchando tu sabiduría. Bendito sea el Señor, tu Dios, que se ha complacido en ti y te ha situado en el trono de Israel. Pues, por el amor eterno del Señor a Israel, te ha puesto como rey para administrar derecho y justicia».

Ofreció al rey ciento veinte talentos de oro y gran cantidad de esencias perfumadas y piedras preciosas. Jamás llegaron en tal abundancia perfumes como los que la reina de Saba dio a Salomón.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 36, 5-6. 30-31. 39-40. (R.: 30a)

R. La boca del justo expone la sabiduría.

V. Encomienda tu camino al Señor,
confía en él, y él actuará:
hará tu justicia como el amanecer,
tu derecho como el mediodía. R.

V. La boca del justo expone la sabiduría,
su lengua explica el derecho;
porque lleva en el corazón la ley de su Dios,
y sus pasos no vacilan. R.

V. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él. R.


Aleluya

Cf. Jn 17, 17ba

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.


EVANGELIO

Mc 7, 14-23

Lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, llamó Jesús de nuevo a la gente y les dijo:

«Escuchad y entended todos: nada que entre de fuera puede hacer al hombre impuro; lo que sale de dentro es lo que hace impuro al hombre».

Cuando dejó a la gente y entró en casa, le pidieron sus discípulos que les explicara la parábola.

Él les dijo:

«¿También vosotros seguís sin entender? ¿No comprendéis? Nada que entre de fuera puede hacer impuro al hombre, porque no entra en el corazón, sino en el vientre y se echa en la letrina».

(Con esto declaraba puros todos los alimentos).

Y siguió:

«Lo que sale de dentro del hombre, eso sí hace impuro al hombre. Porque de dentro, del corazón del hombre, salen los pensamientos perversos, las fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, codicias, malicias, fraudes, desenfreno, envidia, difamación, orgullo, frivolidad. Todas esas maldades salen de dentro y hacen al hombre impuro».


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 11, 4-13

Por no guardar la alianza, voy a arrancar el reino de tus manos; pero daré a tu hijo una tribu, en atención a David.

Lectura del primer libro de los Reyes.

CUANDO el rey Salomón llegó a viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses y su corazón no fue por entero del Señor, su Dios, como lo había sido el corazón de David, su padre.

Salomón iba en pos de Astarté, diosa de los sidonios, y de Milcón, abominación de los amonitas.

Salomón hizo así lo malo a los ojos del Señor, no manteniéndose del todo al lado del Señor como David, su padre.

Edificó Salomón por entonces un altar a Camós, abominación de Moab, sobre el monte que está frente a Jerusalén, y otro a Milcón, abominación de los amonitas.

Lo mismo hizo con todas sus mujeres extranjeras que quemaban incienso y sacrificaban a sus dioses.

Y se enojó el Señor contra Salomón, por haber desviado su corazón del Señor Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces, dándole instrucciones sobre este asunto: que no fuera en pos de otros dioses. Pero no guardó lo que el Señor le había ordenado.

El Señor dijo a Salomón:

«Por haber actuado así y no guardar mi alianza y las leyes que te ordené, voy a arrancar el reino de tus manos y lo daré a un siervo tuyo. Pero no lo haré en vida tuya, en atención a David, tu padre, sino que lo arrancaré de manos de tu hijo. Tampoco le arrancaré todo el reino, en atención a David, mi siervo, sino que daré a tu hijo una tribu en consideración a Jerusalén, a la que he elegido».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 105, 3. 4. 35. 36. 37 y 40. (R.: 4a)

R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.

V. Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo,
visítame con tu salvación. R.

V. Emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres;
adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos. R.

V. Inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad. R.


Aleluya

Sant 1, 21bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged con docilidad la palabra,
que ha sido injertada en vosotros
y es capaz de salvar vuestras vidas. R.


EVANGELIO

Mc 7, 24-30

Los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro.

Entró en una casa procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse.

Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies.

La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija.

Él le dijo:

«Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».

Pero ella replicó:

«Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños».

Él le contestó:

«Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija».

Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama; el demonio se había marchado.


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 11, 29-32; 12, 19

Israel se rebeló contra la casa de David.

Lectura del primer libro de los Reyes.

SUCEDIÓ entonces que Jeroboán salía de Jerusalén y se le presentó el profeta Ajías de Siló cubierto con un manto nuevo.

Estando los dos solos en campo abierto, tomó Ajías el manto nuevo que llevaba puesto, lo rasgó en doce jirones y dijo a Jeroboán:

«Toma diez jirones para ti, porque así dice el Señor, Dios de Israel: “Rasgaré el reino de manos de Salomón y te daré diez tribus. La otra tribu será para él, en atención a mi siervo David y a Jerusalén, la ciudad que me elegí entre todas las tribus de Israel”».

Así Israel se rebeló contra la casa de David, hasta el día de hoy.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 80, 10 11 ab. 12-13. 14-15.

R. Yo soy el Señor, Dios tuyo: escucha mi voz.

V. No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué de la tierra de Egipto. R.

V. Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R.

V. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios. R.


Aleluya

Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.


EVANGELIO

Mc 7, 31-37

Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, dejando Jesús el territorio de Tiro, pasó por Sidón, camino del mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Y le presentaron un sordo, que, además, apenas podía hablar; y le piden que le imponga la mano.

Él, apartándolo de la gente, a solas, le metió los dedos en los oídos y con la saliva le tocó la lengua.

Y mirando al cielo, suspiró y le dijo:

«Effetá» (esto es, «ábrete»).

Y al momento se le abrieron los oídos, se le soltó la traba de la lengua y hablaba correctamente.

Él les mandó que no lo dijeran a nadie; pero, cuanto más se lo mandaba, con más insistencia lo proclamaban ellos.

Y en el colmo del asombro decían:

 «Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos».


Palabra del Señor.


SÁBADO DE LA V SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 12, 26-32; 13, 33-34

Jeroboán fundió dos becerros de oro.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, Jeroboán pensó para sus adentros:

«El reino podría volver todavía a la casa de David. Si el pueblo continúa subiendo para ofrecer sacrificios en el templo del Señor en Jerusalén, el corazón del pueblo se volverá a su señor, a Roboán, rey de Judá, y me matarán».

Y tras pedir consejo, el rey fundió dos becerros de oro y dijo al pueblo:

«Basta ya de subir a Jerusalén. Éste es tu dios, Israel, el que te hizo subir de la tierra de Egipto», e instaló uno en Betel y otro en Dan. Este hecho fue ocasión de pecado. El pueblo marchó delante de uno a Betel y delante del otro hasta Dan.

Construyó lugares de culto en los altos e instituyó sacerdotes del común del pueblo que no eran descendientes de Levi.

Jeroboán estableció una fiesta en el mes octavo, el día quince del mes, a semejanza de la que se celebraba en Judá. Subió al altar que había edificado en Betel a ofrecer sacrificios a los becerros que había esculpido y estableció en Betel sacerdotes para los lugares de culto que instituyó. Después de esto, Jeroboán no se convirtió de su mal camino y siguió consagrando para los lugares de culto sacerdotes tomados de entre el pueblo común; a todo el que deseaba, lo consagraba sacerdote de los lugares de culto.

Este proceder condujo a la casa de Jeroboán al pecado y a su perdición y exterminio de la superficie de la tierra.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 105, 6-7a. 19-20. 21-22. (R.: 4ab)

R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.

V. Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas.

V. En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba.

V. Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R.


Aleluya

Mt 4, 4b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.


EVANGELIO

Mc 8, 1-10

La gente comió hasta quedar saciada.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

POR aquellos días, como de nuevo se había reunido mucha gente y no tenían qué comer, Jesús llamó a sus discípulos y les dijo:

«Siento compasión de la gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer, y, si los despido a sus casas en ayunas, van a desfallecer por el camino. Además, algunos han venido desde lejos».

Le replicaron sus discípulos:

«¿Y de dónde se puede sacar pan, aquí, en despoblado, para saciar a tantos?».

Él les preguntó:

«¿Cuántos panes tenéis?».

Ellos contestaron:

«Siete».

Mandó que la gente se sentara en el suelo y tomando los siete panes, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a sus discípulos para que los sirvieran. Ellos los sirvieron a la gente.

Tenían también unos cuantos peces; y Jesús pronunció sobre ellos la bendición, y mandó que los sirvieran también.

La gente comió hasta quedar saciada y de los trozos que sobraron llenaron siete canastas; eran unos cuatro mil y los despidió; y enseguida montó en la barca con sus discípulos y se fue a la región de Dalmanuta.


Palabra del Señor.


SEMANA VI (Año Par)

LUNES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 1, 1-11

La autenticidad de vuestra fe produce paciencia, para que seáis perfectos e íntegros.

Comienzo de la carta del apóstol Santiago.

SANTIAGO, siervo de Dios y del Señor Jesucristo, a las doce tribus en la diáspora: saludos.

Considerad, hermanos míos, un gran gozo cuando os veáis rodeados de toda clase de pruebas, sabiendo que la autenticidad de vuestra fe produce paciencia. Pero que la paciencia lleve consigo una obra perfecta, para que seáis perfectos e íntegros, sin ninguna deficiencia.

Y si alguno de vosotros carece de sabiduría, pídasela a Dios, que da a todos generosamente y sin reproche alguno, y él se la concederá.

Pero que pida con fe, sin titubear nada, pues el que titubea se parece a una ola del mar agitada y sacudida por el viento. No se crea un individuo así que va a recibir algo del Señor; es un hombre inconstante, indeciso en todos sus caminos.

Que el hermano de condición humilde se sienta orgulloso de su alta dignidad, y el rico de su pequeñez, porque pasará como flor de hierba. Pues sale el sol con su ardor y seca la hierba, se cae la flor y se pierde la belleza de su aspecto; así también se marchitará el rico en sus empresas.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 67. 68. 71. 72. 75. 76. (R.: 77a)

R. Cuando me alcance tu compasión, Señor, viviré.

V. Antes de sufrir, yo andaba extraviado,
pero ahora me ajusto a tu promesa. R.

V. Tú eres bueno y haces el bien;
instrúyeme en tus decretos. R.

V. Me estuvo bien el sufrir,
así aprendí tus decretos. R.

V. Más estimo yo la ley de tu boca
que miles de monedas de oro y plata. R.

V. Reconozco, Señor, que tus mandamientos son justos,
que con razón me hiciste sufrir. R.

V. Que tu bondad me consuele,
según la promesa hecha a tu siervo. R.


Aleluya

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre sino por mí.


EVANGELIO

Mc 8, 11-13

¿Por qué esta generación reclama un signo?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se presentaron los fariseos y se pusieron a discutir con Jesús; para ponerlo a prueba, le pidieron un signo del cielo.

Jesús dio un profundo suspiro y dijo:

«¿Por qué esta generación reclama un signo? En verdad os digo que no se le dará un signo a esta generación».

Los dejó, se embarcó de nuevo y se fue a la otra orilla.


Palabra del Señor.


MARTES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 1, 12-18

Dios no tienta a nadie.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

QUERIDOS hermanos:

Bienaventurado el hombre que aguanta la prueba, porque, si sale airoso, recibirá la corona de la vida que el Señor prometió a los que lo aman.

Cuando alguien se vea tentado, que no diga: «Es Dios quien me tienta»; pues Dios no es tentado por el mal y él no tienta a nadie. A cada uno lo tienta su propio deseo cuando lo arrastra y lo seduce; después el deseo concibe y da a luz al pecado, y entonces el pecado, cuando madura, engendra muerte.

No os engañéis, mis queridos hermanos. Todo buen regalo y todo don perfecto viene de arriba, procede del Padre de las luces, en el cual no hay ni alteración ni sombra de mutación. Por propia iniciativa nos engendró con la palabra de la verdad, para que seamos como una primicia de sus criaturas.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 93, 12-13a. 14-15. 18-19. (R.: 12)

R. Dichoso el hombre a quien tú educas, Señor.

V. Dichoso el hombre a quien tú educas,
al que enseñas tu ley,
dándole descanso tras los años duros. R.

V. Porque el Señor no rechaza a su pueblo,
ni abandona su heredad:
el juicio retornará a la justicia,
y la seguirán todos los rectos de corazón. R.

V. Cuando pensaba que iba a tropezar,
tu misericordia, Señor, me sostenía;
cuando se multiplican mis preocupaciones,
tus consuelos son mi delicia. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mc 8, 14-21

Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, a los discípulos se les olvidó tomar pan y no tenían más que un pan en la barca. Y él les ordenaba diciendo:

«Estad atentos, evitad la levadura de los fariseos y de Herodes».

Y discutían entre ellos sobre el hecho de que no tenían panes.

Dándose cuenta, les dijo Jesús:

«¿Por qué andáis discutiendo que no tenéis pan? ¿Aún no entendéis ni comprendéis? ¿Tenéis el corazón embotado? ¿Tenéis ojos y no veis, tenéis oídos y no oís? ¿No recordáis cuántos cestos de sobras recogisteis cuando repartí cinco panes entre cinco mil?».

Ellos contestaron:

«Doce».

«¿Y cuántas canastas de sobras recogisteis cuando repartí siete entre cuatro mil?».

Le respondieron:

«Siete».

Él les dijo:

«¿Y no acabáis de comprender?».


Palabra del Señor.


MIÉRCOLES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 1, 19-27

Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

TENED esto presente, mis queridos hermanos: que toda persona sea pronta para escuchar, lenta para hablar y lenta a la ira, pues la ira del hombre no produce la justicia que Dios quiere.

Por eso, desechad toda inmundicia y la carga de mal que os sobra y acoged con docilidad esa palabra, que ha sido injertada en vosotros y es capaz de salvar vuestras vidas.

Poned en práctica la palabra y no os contentéis con oírla, engañándoos a vosotros mismos. Porque quien oye la palabra y no la pone en práctica, ése se parece al hombre que se miraba la cara en un espejo y, apenas se miraba, daba media vuelta y se olvidaba de cómo era. Pero el que se concentra en una ley perfecta, la de la libertad, y permanece en ella, no como oyente olvidadizo, sino poniéndola en práctica, ése será dichoso al practicarla.

Si alguien se cree religioso y no refrena su lengua, sino que se engaña a sí mismo, su religiosidad está vacía. La religiosidad auténtica e intachable a los ojos de Dios Padre es ésta: atender a huérfanos y viudas en su aflicción y mantenerse incontaminado del mundo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 14, 2-3ab. 3cd-4ab. 5. (R.: 1bc)

R. Señor, ¿quién puede habitar en tu monte santo?

V. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.

V. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.

V. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.


Aleluya

Cf. Ef 1, 17-18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza
a la que nos llama. R.


EVANGELIO

Mc 8, 22-26

El hombre estaba curado y veía todo con claridad.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos llegaron a Betsaida. Y le trajeron a un ciego pidiéndole que lo tocase.

Él lo sacó de la aldea, llevándolo de la mano, le untó saliva en los ojos, le impuso las manos y le preguntó:

«¿Ves algo?».

Levantando los ojos dijo:

«Veo hombres, me parecen árboles, pero andan».

Le puso otra vez las manos en los ojos; el hombre miró: estaba curado y veía todo con claridad. Jesús lo mandó a casa diciéndole que no entrase en la aldea.


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 2, 1-9

¿Acaso no eligió Dios a los pobres? Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

HERMANOS míos, no mezcléis la fe en nuestro Señor Jesucristo glorioso con la acepción de personas.

Suponed que en vuestra asamblea entra un hombre con sortija de oro y traje lujoso, y entra también un pobre con traje mugriento; si vosotros atendéis al que lleva el traje de lujo y le decís: «Tú siéntate aquí cómodamente», y al pobre le decís: «Tú quédate ahí de pie» o «siéntate en el suelo, a mis pies», ¿no estáis haciendo discriminaciones entre vosotros y convirtiéndoos en jueces de criterios inicuos?

Escuchad, mis queridos hermanos: ¿acaso no eligió Dios a los pobres según el mundo como ricos en la fe y herederos del Reino que prometió a los que lo aman? Vosotros, en cambio, habéis ultrajado al pobre. ¿No son los ricos los que os oprimen e incluso os arrastran a los tribunales? ¿No son ellos los que injurian el hermoso Nombre que ha sido invocado sobre vosotros?

Si cumplís la que, según la Escritura, es la ley regia: «Amarás a tu prójimo como a ti mismo», hacéis bien; pero si establecéis diferencias entre las personas, cometéis pecado y esa ley os acusa como transgresores.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 33, 2-3. 4-5. 6-7. (R.: 7)

R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

V. Bendigo al Señor en todo momento,
su alabanza está siempre en mi boca;
mi alma se gloría en el Señor:
que los humildes lo escuchen y se alegren. R.

V. Proclamad conmigo la grandeza del Señor,
ensalcemos juntos su nombre.
Yo consulté al Señor y me respondió,
me libró de todas mis ansias. R.

V. Contempladlo y quedaréis radiantes,
vuestro rostro no se avergonzará.
El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias. R.


Aleluya

Cf. Jn 6, 63c. 68c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tus palabras, Señor, son espíritu y vida;
tú tienes palabras de vida eterna. R.


EVANGELIO

Mc 8, 27-33

Tú eres el Mesías. El Hijo del hombre tiene que padecer mucho

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos se dirigieron a las aldeas de Cesarea de Filipo; por el camino preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que soy yo?».

Ellos le contestaron:

«Unos, Juan el Bautista; otros, Elías, y otros, uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy?».

Tomando la palabra Pedro le dijo:

«Tú eres el Mesías».

Y les conminó a que no hablaran a nadie acerca de esto. Y empezó a instruirlos:

«El Hijo del hombre tiene que padecer mucho, ser reprobado por los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, ser ejecutado y resucitar a los tres días».

Se lo explicaba con toda claridad. Entonces Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo. Pero él se volvió y, mirando a los discípulos, increpó a Pedro:

«¡Ponte detrás de mí, Satanás! ¡Tú piensas como los hombres, no como Dios!».


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 2, 14-24. 26

Lo mismo que el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin obras está muerta.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

HERMANOS:

¿De qué le sirve a uno, hermanos míos, decir que tiene fe, si no tiene obras? ¿Podrá acaso salvarlo esa fe?

Si un hermano o una hermana andan desnudos y faltos del alimento diario y uno de vosotros les dice: «Id en paz, abrigaos y saciaos», pero no les da lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?

Así es también la fe: si no tiene obras, está muerta por dentro.

Pero alguno dirá: «Tú tienes fe y yo tengo obras, muéstrame esa fe tuya sin las obras, y yo con mis obras te mostraré la fe».

Tú crees que hay un solo Dios. Haces bien. Hasta los demonios lo creen y tiemblan.

¿Quieres enterarte, insensato, de que la fe sin las obras es inútil? Abrahán, nuestro padre, ¿no fue justificado por sus obras al ofrecer a Isaac, su hijo, sobre el altar? Ya ves que la fe concurría con sus obras y que esa fe, por las obras, logró la perfección. Así se cumplió la Escritura que dice: Abrahán creyó a Dios y eso le fue contado como justicia y fue llamado «amigo de Dios».

Ya veis cómo el hombre es justificado por las obras y no sólo por la fe.

Pues lo mismo que el cuerpo sin aliento está muerto, así también la fe sin obras está muerta.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 111, 1-2. 3-4. 5-6. (R.: Cf 1b)

R. Dichoso quien ama de corazón los mandatos del Señor.

V. Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita. R.

V. En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad dura pos siempre.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo. R.

V. Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo. R.


Aleluya

Jn 15, 15b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. A vosotros os llamo amigos —dice  el Señor—,
porque todo lo que he oído a mi Padre
os lo he dado a conocer. R.


EVANGELIO

Mc 8, 34 – 9, 1

El que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, llamando a la gente y a sus discípulos Jesús les dijo:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque, quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? ¿O qué podrá dar uno para recobrarla?

Quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre entre sus santos ángeles».

Y añadió:

«En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean el reino de Dios en toda su potencia».


Palabra del Señor.


SÁBADO DE LA VI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 3, 1-10

La lengua nadie puede domarla.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

NO os constituyáis muchos en maestros, hermanos míos, pues sabemos que nosotros recibiremos una sentencia más severa, porque todos faltamos a menudo. Si alguien no falta en el hablar, ése es un hombre perfecto, capaz de controlar también todo su cuerpo.

A los caballos les metemos el freno en la boca para que ellos nos obedezcan, y así dirigimos a todo el animal. Fijaos también que los barcos, siendo tan grandes e impulsados por vientos tan recios, se dirigen con un timón pequeñísimo por donde el piloto quiere navegar.

Lo mismo pasa con la lengua: es un órgano pequeño, pero alardea de grandezas. Mirad, una chispa insignificante puede incendiar todo un bosque. También la lengua es fuego, un mundo de iniquidad; entre nuestros miembros, la lengua es la que contamina a la persona entera y va quemando el curso de la existencia, pero ella es quemada, a su vez, por la gehenna.

Pues toda clase de fieras y pájaros, de reptiles y bestias marinas pueden ser domadas y de hecho lo han sido por el hombre. En cambio, la lengua nadie puede domarla, es un mal incansable cargado de veneno mortal. Con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, creados a semejanza de Dios.

De la misma boca sale bendición y maldición. Eso no puede ser así, hermanos míos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 11, 2-3. 4-5. 7-8 (R.: 8a)

R. A ti, Señor, levanto mi alma.

V. Sálvanos, Señor, que se acaban los buenos,
que desaparece la lealtad entre los hombres:
no hacen más que mentir a su prójimo,
hablan con labios embusteros
y con doblez de corazón. R.

V. Extirpe el Señor los labios embusteros
y la lengua fanfarrona
de los que dicen: «La lengua es nuestra fuerza,
nuestros labios nos defienden,
¿quién será nuestro amo?». R.

V. Las palabras del Señor son palabras auténticas,
como plata limpia de ganga,
refinada siete veces.
Tú nos guardarás, Señor,
nos librarás para siempre de esa gente. R.


Aleluya

Cf. Mt 9, 7

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Se abrieron los cielos y se oyó la voz del Padre:
«Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo». R.


EVANGELIO

Mc 9, 2-12

Se transfiguró delante de ellos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a Juan, sube aparte con ellos solos a un monte alto, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo.

Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y dijo a Jesús:

«Maestro, ¡qué bueno es que estemos aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías».

No sabía qué decir, pues estaban asustados. Se formó una nube que los cubrió y salió una voz de la nube:

«Éste es mi Hijo, el amado; escuchadlo».

De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.

Cuando bajaban del monte, les ordenó que no contasen a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre resucitara de entre los muertos. Esto se les quedó grabado y discutían qué quería decir aquello de resucitar de entre los muertos. Le preguntaron:

«¿Por qué dicen los escribas que primero tiene que venir Elías?».

Les contestó él:

«Elías vendrá primero y lo renovará todo. Ahora, ¿por qué está escrito que el Hijo del hombre tiene que padecer mucho y ser despreciado? Os digo que Elías ya ha venido y han hecho con él lo que han querido, como estaba escrito acerca de él».


Palabra del Señor.


SEMANA VII (Año Par)


LUNES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 3, 13-18

Si en vuestro corazón tenéis rivalidad, no presumáis.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

QUERIDOS hermanos:

¿Quién de vosotros es sabio y experto? Que muestre sus obras como fruto de la buena conducta, con la delicadeza propia de la sabiduría.

Pero si en vuestro corazón tenéis envidia amarga y rivalidad, no presumáis, mintiendo contra la verdad.

Ésa no es la sabiduría que baja de lo alto, sino la terrena, animal y diabólica.

Pues donde hay envidia y rivalidad, hay turbulencia y todo tipo de malas acciones.

En cambio, la sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera.

El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 18, 8. 9. 10. 15 (R.: 9ab)

R. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón.

V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.

V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

V. Que te agraden las palabras de mi boca,
y llegue a tu presencia el meditar de mi corazón,
Señor, Roca mía, Redentor mío. R.


Aleluya

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 9, 14-29

Creo, Señor, pero ayuda mi falta de fe.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y los tres discípulos bajaron del monte y volvieron a donde estaban los demás discípulos, vieron mucha gente alrededor y a unos escribas discutiendo con ellos.

Al ver a Jesús, la gente se sorprendió y corrió a saludarlo. Él les preguntó:

«¿De qué discutís?».

Uno de la gente le contestó:

«Maestro, te he traído a mi hijo; tiene un espíritu que no lo deja hablar; y cuando lo agarra, lo tira al suelo, echa espumarajos, rechina los dientes y se queda rígido. He pedido a tus discípulos que lo echen y no han sido capaces».

Él, tomando la palabra, les dice:

«¡Generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros? ¿Hasta cuándo os tendré que soportar? Traédmelo».

Se lo llevaron.

El espíritu, en cuanto vio a Jesús, retorció al niño; éste cayó por tierra y se revolcaba echando espumarajos.

Jesús preguntó al padre:

«¿Cuánto tiempo hace que le pasa esto?».

Contestó él:

«Desde pequeño. Y muchas veces hasta lo ha echado al fuego y al agua para acabar con él. Si algo puedes, ten compasión de nosotros y ayúdanos».

Jesús replicó:

«¿Si puedo? Todo es posible al que tiene fe».

Entonces el padre del muchacho se puso a gritar:

«Creo, pero ayuda mi falta de fe».

Jesús, al ver que acudía gente, increpó al espíritu inmundo, diciendo:

«Espíritu mudo y sordo, yo te lo mando: sal de él y no vuelvas a entrar en él».

Gritando y sacudiéndolo violentamente, salió.

El niño se quedó como un cadáver, de modo que muchos decían que estaba muerto.

Pero Jesús lo levantó cogiéndolo de la mano y el niño se puso en pie.

Al entrar en casa, sus discípulos le preguntaron a solas:

«¿Por qué no pudimos echarlo nosotros?».

Él les respondió:

«Esta especie sólo puede salir con oración».


Palabra del Señor.


MARTES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 4, 1-10

Pedís y no recibís, porque pedís mal.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

QUERIDOS hermanos:

¿De dónde proceden los conflictos y las luchas que se dan entre vosotros? ¿No es precisamente de esos deseos de placer que pugnan dentro de vosotros? Ambicionáis y no tenéis, asesináis y envidiáis y no podéis conseguir nada, lucháis y os hacéis la guerra, y no obtenéis porque no pedís. Pedís y no recibís, porque pedís mal, con la intención de satisfacer vuestras pasiones.

Adúlteros, ¿no sabéis que la amistad con el mundo es enemistad con Dios? Por tanto, si alguno quiere ser amigo del mundo, se constituye en enemigo de Dios.

¿O es que pensáis que la Escritura dice en vano: «El espíritu que habita en nosotros inclina a la envidia»? Pero la gracia que concede es todavía mayor; por eso dice: «Dios resiste a los soberbios, mas da su gracia a los humildes».

Por tanto, sed humildes ante Dios, pero resistid al diablo y huirá de vosotros. Acercaos a Dios y él se acercará a vosotros.

Lavaos las manos, pecadores; purificad el corazón, los inconstantes. Lamentad vuestra miseria, haced duelo y llorad; que vuestra risa se convierta en duelo y vuestra alegría en aflicción. Humillaos ante el Señor y él os ensalzará.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 54, 7- 8. 9-10b. 10c-11a. 23 (R.: 23ab)

R. Encomienda a Dios tus afanes, que él te sustentará.

V. Pienso: «¡Quién me diera alas de paloma
para volar y posarme!
Emigraría lejos,
habitaría en el desierto». R.

V. «Esperaría en el que puede salvarme
del huracán y la tormenta».
¡Destrúyelos, Señor,
confunde sus lenguas! R.

V. Pues veo en la ciudad violencia y discordia:
día y noche hacen la ronda sobre sus murallas. R.

V. Encomienda a Dios tus afanes,
que él te sustentará;
no permitirá jamás que el justo caiga. R.


Aleluya

Ga 6, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios me libre de gloriarme si no es en la cruz del Señor,
por la cual el mundo está crucificado para mí, y yo para el mundo. R.


EVANGELIO

Mc 9, 30-37

El Hijo del hombre va a ser entregado.
Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y sus discípulos atravesaron Galilea; no quería que nadie se enterase, porque iba instruyendo a sus discípulos.

Les decía:

«El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres y lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará».

Pero no entendían lo que decía, y les daba miedo preguntarle. Llegaron a Cafarnaún, y una vez en casa, les preguntó:

«¿De qué discutíais por el camino?».

Ellos callaban, pues por el camino habían discutido quién era el más importante.

Se sentó, llamó a los Doce y les dijo:

«Quien quiera ser el primero, que sea el último de todos y el servidor de todos».

Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo abrazó y les dijo:

«El que acoge a un niño como éste en mi nombre, me acoge a mí; y el que me acoge a mí, no me acoge a mí, sino al que me ha enviado».


Palabra del Señor.

MIÉRCOLES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 4, 13-17

¡No sabéis qué es vuestra vida! Por tanto, decid: «Si el Señor quiere».

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

QUERIDOS hermanos:

Atención, ahora, los que decís: «Hoy o mañana iremos a tal ciudad y allí pasaremos un año, haremos negocio y ganaremos dinero». ¡Si ni siquiera sabéis qué será del día de mañana! ¿Qué es vuestra vida? Pues sois vapor que aparece un instante y después desaparece.

Más bien deberíais decir: «Si el Señor quiere y estamos vivos, haremos esto o lo otro».

Sin embargo, ahora presumís con vuestras fanfarronerías; todo alarde de ese estilo es malo.

Por tanto, el que sabe cómo hacer el bien y no lo hace, ése está en pecado.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 48, 2-3. 6-8. 9-10. 11 (R.: Mt 5, 3)

R. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

V. Oíd esto, todas las naciones;
escuchadlo, habitantes del orbe:
plebeyos y nobles,
ricos y pobres. R.

V. ¿Por qué habré de temer los días aciagos,
cuando me cerquen y acechen los malvados,
que confían en su opulencia
y se jactan de sus inmensas riquezas,
si nadie puede salvarse
ni dar a Dios un rescate? R.

V. Es tan caro el rescate de la vida,
que nunca les bastará
para vivir perpetuamente
sin bajar a la fosa. R.

V. Mirad: los sabios mueren,
lo mismo que perecen los ignorantes y necios,
y legan sus riquezas a extraños. R.


Aleluya

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre, sino por mí. R.


EVANGELIO

Mc 9, 38-40

El que no está contra nosotros está a favor nuestro.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Juan dijo a Jesús:

«Maestro, hemos visto a uno que echaba demonios en tu nombre, y se lo hemos querido impedir, porque no viene con nosotros».

Jesús respondió:

«No se lo impidáis, porque quien hace un milagro en mi nombre no puede luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros está a favor nuestro».


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 5, 1-6

El jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

ATENCIÓN, ahora, los ricos: llorad a gritos por las desgracias que se os vienen encima.

Vuestra riqueza está podrida y vuestros trajes se han apolillado. Vuestro oro y vuestra plata están oxidados y su herrumbre se convertirá en testimonio contra vosotros y devorará vuestras carnes como fuego. ¡Habéis acumulado riquezas… en los últimos días!

Mirad, el jornal de los obreros que segaron vuestros campos, el que vosotros habéis retenido, está gritando, y los gritos de los segadores han llegado a los oídos del Señor del universo.

Habéis vivido con lujo sobre la tierra y os habéis dado a la gran vida, habéis cebado vuestros corazones para el día de la matanza. Habéis condenado, habéis asesinado al inocente, el cual no os ofrece resistencia.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 48, 14-15ab. 15cd-16. 17-18. 19-20. (R.: Mt 5, 3)

R. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

V. Éste es el camino de los confiados,
el destino de los hombres satisfechos:
son un rebaño para el abismo, 
la muerte es su pastor. R.

V. Bajan derechos a la tumba;
se desvanece su figura,
y el abismo es su casa.
Pero a mí, Dios me salva,
me arranca de las garras del abismo. R.

V. No te preocupes si se enriquece un hombre
y aumenta el fasto de su casa:
cuando muera, no se llevará nada,
su fasto no bajará con él. R.

V. Aunque en vida se felicitaba:
«Ponderan lo bien que lo pasas»,
irá a reunirse con la generación de sus padres,
que no verán nunca la luz. R.


Aleluya

Cf. 1 Ts 2, 13

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino, cual es en verdad, como Palabra de Dios. R.


EVANGELIO

Mc 9, 41-50

Más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«El que os dé a beber un vaso de agua porque sois de Cristo, en verdad os digo que no se quedará sin recompensa.

El que escandalice a uno de estos pequeñuelos que creen, más le valdría que le encajasen en el cuello una piedra de molino y lo echasen al mar.

Si tu mano te induce a pecar, córtatela: más te vale entrar manco en la vida, que ir con las dos manos a la “gehenna”, al fuego que no se apaga.

Y, si tu pie te induce a pecar, córtatelo: más te vale entrar cojo en la vida, que ser echado con los dos pies a la “gehenna”.

Y, si tu ojo te induce a pecar, sácatelo: más te vale entrar tuerto en el reino de Dios, que ser echado con los dos ojos a la “gehenna”, donde el gusano no muere y el fuego no se apaga.

Todos serán salados a fuego. Buena es la sal; pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salaréis? Tened sal entre vosotros y vivid en paz unos con otros».


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 5, 9-12

Mirad: el juez está ya a las puertas.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

HERMANOS, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las puertas.

Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor; mirad: nosotros proclamamos dichosos a los que tuvieron paciencia.

Habéis oído hablar de la paciencia de Job y ya sabéis el final que le concedió el Señor, porque el Señor es compasivo y misericordioso.

Y sobre todo, hermanos míos, no juréis, ni por el cielo, ni por la tierra, ni hagáis otro tipo de juramento; que vuestro sí sea sí, y vuestro no, no, para que no caigáis bajo condena.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 1b-2. 3-4. 8-9. 11-12 (R.: 8a)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

V. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

V. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.

V. Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que le temen;
como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos. R.


Aleluya

Cf. Jn 17, 17b. a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.


EVANGELIO

Mc 10, 1-12

Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se marchó a Judea y a Transjordania; otra vez se le fue reuniendo gente por el camino y según su costumbre les enseñaba.

Acercándose unos fariseos, le preguntaban para ponerlo a prueba:

«¿Le es lícito al hombre repudiar a su mujer?».

Él les replicó:

«¿Qué os ha mandado Moisés?».

Contestaron:

«Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla».

Jesús les dijo:

«Por la dureza de vuestro corazón dejó escrito Moisés este precepto. Pero al principio de la creación Dios los creó hombre y mujer. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola carne. De modo que ya no son dos, sino una sola carne. Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

En casa, los discípulos volvieron a preguntarle sobre lo mismo.

Él les dijo:

«Si uno repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra la primera. Y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA VII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Sant 5, 13-20

Mucho puede la oración insistente del justo.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

QUERIDOS hermanos:

¿Está sufriendo alguno de vosotros? Rece. ¿Está contento? Cante. ¿Está enfermo alguno de vosotros? Llame a los presbíteros de la Iglesia, que recen por él y lo unjan con óleo en el nombre del Señor. La oración hecha con fe salvará al enfermo y el Señor lo restablecerá; y si hubiera cometido algún pecado, le será perdonado.

Por tanto, confesaos mutuamente los pecados y rezad unos por otros para que os curéis: mucho puede la oración insistente del justo.

Elías era semejante a nosotros en el sufrimiento, y rezó insistentemente para que no lloviera, y no llovió sobre la tierra durante tres años y seis meses. Volvió a rezar, y el cielo dio la lluvia y la tierra produjo su fruto.

Hermanos míos, si alguno de vosotros se desvía de la verdad y otro lo convierte, sepa que quien convierte a un pecador de su extravío se salvará de la muerte y sepultará un sinfín de pecados.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 140, 1b-2. 3 y 8 (R.: 2a)

R. Suba, Señor, mi oración como incienso en tu presencia.

V. Señor, te estoy llamando, ven deprisa,
escucha mi voz cuando te llamo.
Suba mi oración como incienso en tu presencia,
el alzar de mis manos como ofrenda de la tarde. R.

V. Coloca, Señor, una guardia en mi boca,
un centinela a la puerta de mis labios.
Señor Dios, mis ojos están vueltos a ti,
en ti me refugio, no me dejes indefenso. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mc 10, 13-16

Quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, acercaban a Jesús niños para que los tocara, pero los discípulos los regañaban.

Al verlo, Jesús se enfadó y les dijo:

«Dejad que los niños se acerquen a mí: no se lo impidáis, pues de los que son como ellos es el reino de Dios. En verdad os digo que quien no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él».

Y tomándolos en brazos los bendecía imponiéndoles las manos.


Palabra del Señor.


SEMANA VIII (Año Par)


LUNES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Pe 1, 3-9

Sin haber visto a Cristo lo amáis y creéis en él y así os alegráis con un gozo inefable.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

BENDITO sea Dios, Padre de nuestro Señor, Jesucristo,
que, por su gran misericordia,
mediante la resurrección de Jesucristo de entre los muertos,
nos ha regenerado
para una esperanza viva;
para una herencia incorruptible, intachable e inmarcesible,
reservada en el cielo a vosotros,
que, mediante la fe, estáis protegidos con la fuerza de Dios;
para una salvación dispuesta a revelarse en el momento final.

Por ello os alegráis,
aunque ahora sea preciso padecer un poco en pruebas diversas;
así la autenticidad de vuestra fe, más preciosa que el oro,
que, aunque es perecedero, se aquilata a fuego,
merecerá premio, gloria y honor en la revelación de Jesucristo;
sin haberlo visto lo amáis y, sin contemplarlo todavía, creéis en él
y así os alegráis con un gozo inefable y radiante,
alcanzando así la meta de vuestra fe: la salvación de vuestras almas.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 110, 1b-2. 5-6. 9 y 10c (R.: cf. 5b)

R. El Señor recuerda siempre su alianza.

V. Doy gracias al Señor de todo corazón,
en compañía de los rectos, en la asamblea.
Grandes son las obras del Señor,
dignas de estudio para los que las aman. R.

V. Él da alimento a los que lo temen
recordando siempre su alianza.
Mostró a su pueblo la fuerza de su obrar,
dándoles la heredad de los gentiles. R.

V. Envió la redención a su pueblo,
ratificó para siempre su alianza.
Su nombre es sagrado y temible.
La alabanza del Señor dura por siempre. R.


Aleluya

2 Cor 8, 9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre
para enriqueceros con su pobreza. R.


EVANGELIO

Mc 10, 17-27

Vende lo que tienes y sígueme.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, cuando salía Jesús al camino, se le acercó uno corriendo, se arrodilló ante él y le preguntó:

«Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?».

Jesús le contestó:

«¿Por qué me llamas bueno? No hay nadie bueno más que Dios. Ya sabes los mandamientos: no matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, no estafarás, honra a tu padre y a tu madre».

Él replicó:

«Maestro, todo eso lo he cumplido desde mi juventud».

Jesús se quedó mirándolo, lo amó y le dijo:

«Una cosa te falta: anda, vende lo que tienes, dáselo a los pobres, así tendrás un tesoro en el cielo, y luego ven y sígueme».

A estas palabras, él frunció el ceño y se marchó triste porque era muy rico.

Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:

«¡Qué difícil les será entrar en el reino de Dios a los que tienen riquezas!».

Los discípulos quedaron sorprendidos de estas palabras. Pero Jesús añadió:

«Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios».

Ellos se espantaron y comentaban:

«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

«Es imposible para los hombres, no para Dios. Dios lo puede todo».


Palabra del Señor.


MARTES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Pe 1, 10-16

Profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros, por eso, manteniéndoos sobrios, confiad plenamente.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

QUERIDOS hermanos:

Sobre la salvación de las almas estuvieron explorando e indagando los profetas
que profetizaron sobre la gracia destinada a vosotros
tratando de averiguar a quién y a qué momento apuntaba
el Espíritu de Cristo que había en ellos
cuando atestiguaba por anticipado la pasión del Mesías
y su consiguiente glorificación.

Y se les reveló que no era en beneficio propio, sino en el vuestro
por lo que administraban estas cosas
que ahora os anuncian quienes os proclaman el Evangelio
con la fuerza del Espíritu Santo enviado desde el cielo.
Son cosas que los mismos ángeles desean contemplar.

Por eso, ceñidos los lomos de vuestra mente y, manteniéndoos sobrios, confiad plenamente en la gracia que se os dará en la revelación de Jesucristo.

Como hijos obedientes, no os amoldéis a las aspiraciones que teníais antes, en los días de vuestra ignorancia.

Al contrario, lo mismo que es santo el que os llamó, sed santos también vosotros en toda vuestra conducta, porque está escrito: «Seréis santos, porque yo soy santo».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 97, 1bcde. 2-3ab. 3c-4 (R.: 2a)

R. El Señor da a conocer su salvación.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

V. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mc 10, 28-31

Recibiréis en este tiempo cien veces más, con persecuciones, y en la edad futura, vida eterna.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Pedro se puso a decir a Jesús:

«Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido».

Jesús dijo:

«En verdad os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, que no reciba ahora, en este tiempo, cien veces más —casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones— y en la edad futura, vida eterna. Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros».


Palabra del Señor.


MIÉRCOLES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Pe 1, 18-25

Fuisteis liberados con una sangre preciosa, como la de un cordero sin mancha, Cristo.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

QUERIDOS hermanos:

Ya sabéis que fuisteis liberados de vuestra conducta inútil, heredada de vuestros padres, pero no con algo corruptible, con oro o plata, sino con una sangre preciosa, como la de un cordero sin defecto y sin mancha, Cristo, previsto ya antes de la creación del mundo y manifestado en los últimos tiempos por vosotros, que, por medio de él, creéis en Dios, que lo resucitó de entre los muertos y le dio gloria, de manera que vuestra fe y vuestra esperanza estén puestas en Dios.

Ya que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad hasta amaros unos a otros como hermanos, amaos de corazón unos a otros con una entrega total, pues habéis sido regenerados, pero no a partir de una semilla corruptible sino de algo incorruptible, mediante la palabra de Dios viva y permanente, porque

«Toda carne es como hierba
y todo su esplendor como flor de hierba:
se agosta la hierba y la flor se cae,
pero la palabra del Señor permanece para siempre».

Pues ésa es la palabra del Evangelio que se os anunció.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20 (R.: 12a)

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

V. Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sion.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

V. Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

V. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.

Aleluya

Mc 10, 45

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Hijo del hombre ha venido a servir
y dar su vida en rescate por muchos. R.


EVANGELIO

Mc 10, 32-45

Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, los discípulos estaban subiendo por el camino hacia Jerusalén y Jesús iba delante de ellos; ellos estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Él tomó aparte otra vez a los Doce y empezó a decirles lo que le iba a suceder:

«Mirad, estamos subiendo a Jerusalén, y el Hijo del hombre va a ser entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, se burlarán de él, le escupirán, lo azotarán y lo matarán; y a los tres días resucitará».

Se le acercaron los hijos de Zebedeo, Santiago y Juan, y le dijeron:

«Maestro, queremos que nos hagas lo que te vamos a pedir».

Les preguntó:

«¿Qué queréis que haga por vosotros?».

Contestaron:

«Concédenos sentarnos en tu gloria uno a tu derecha y otro a tu izquierda».

Jesús replicó:

«No sabéis lo que pedís, ¿podéis beber el cáliz que yo he de beber, o bautizaros con el bautismo con que yo me voy a bautizar?».

Contestaron:

«Podemos».

Jesús les dijo:

«El cáliz que yo voy a beber lo beberéis, y seréis bautizados con el bautismo con que yo me voy a bautizar, pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, sino que es para quienes está reservado».

Los otros diez, al oír aquello, se indignaron contra Santiago y Juan.

Jesús, llamándolos, les dijo:

«Sabéis que los que son reconocidos como jefes de los pueblos los tiranizan, y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor; y el que quiera ser primero, sea esclavo de todos. Porque el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida en rescate por muchos».


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Pe 2, 2-5. 9-12

Vosotros sois un sacerdocio real, una nación santa, para que anunciéis las proezas del que os llamó.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

QUERIDOS hermanos:

Como niños recién nacidos, ansiad la leche espiritual, no adulterada, para que con ella vayáis progresando en la salvación, ya que «habéis gustado qué bueno es el Señor».

Acercándoos a él, piedra viva rechazada por los hombres, pero elegida y preciosa para Dios, también vosotros, como piedras vivas, entráis en la construcción de una casa espiritual para un sacerdocio santo, a fin de ofrecer sacrificios espirituales agradables a Dios por medio de Jesucristo.

Vosotros sois un linaje elegido, un sacerdocio real, una nación santa, un pueblo adquirido por Dios para que anunciéis las proezas del que os llamó de las tinieblas a su luz maravillosa. Los que antes erais «no-pueblo», ahora sois «pueblo de Dios», los que antes erais «no compadecidos», ahora sois «objeto de compasión».

Queridos míos, como a extranjeros y peregrinos, os hago una llamada a que os apartéis de esos bajos deseos que combaten contra el alma.

Que vuestra conducta entre los gentiles sea buena, para que, cuando os calumnien como si fuerais malhechores, fijándose en vuestras buenas obras, den gloria a Dios el día de su venida.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 99, 1b-2. 3. 4. 5 (R.: 2b)

R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.

V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre. R.

V. El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades. R.


Aleluya

Cf. Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.


EVANGELIO

Mc 10, 46-52

“Rabbuní”, haz que recobre la vista.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, al salir Jesús de Jericó con sus discípulos y bastante gente, un mendigo ciego, Bartimeo (el hijo de Timeo), estaba sentado al borde del camino pidiendo limosna. Al oír que era Jesús Nazareno, empezó a gritar:

«Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí».

Muchos lo increpaban para que se callara. Pero él gritaba más:

«Hijo de David, ten compasión de mí».

Jesús se detuvo y dijo:

«Llamadlo».

Llamaron al ciego, diciéndole:

«Ánimo, levántate, que te llama».

Soltó el manto, dio un salto y se acercó a Jesús.

Jesús le dijo:

«¿Qué quieres que te haga?».

El ciego le contestó:

«“Rabbuní”, que recobre la vista».

Jesús le dijo:

«Anda, tu fe te ha salvado».

Y al momento recobró la vista y lo seguía por el camino.


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Pe 4, 7-13

Sed buenos administradores de la multiforme gracia de Dios.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pedro.

QUERIDOS hermanos:

El fin de todas las cosas está cercano. Así pues, sed sensatos y sobrios para la oración. Ante todo, mantened un amor intenso entre vosotros, porque el amor tapa multitud de pecados. Sed hospitalarios unos con otros sin protestar. Como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios, poned al servicio de los demás el carisma que cada uno ha recibido. Si uno habla, que sean sus palabras como palabras de Dios; si uno presta servicio, que lo haga con la fuerza que Dios le concede, para que Dios sea glorificado en todo, por medio de Jesucristo, a quien corresponden la gloria y el poder por los siglos de los siglos. Amén.

Queridos míos, no os extrañéis del fuego que ha prendido en vosotros y sirve para probaros, como si ocurriera algo extraño. Al contrario, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 95, 10. 11-12. 13 (R.: cf. 13b)

R. Llega el Señor a regir la tierra.

V. Decid a los pueblos: «El Señor es rey:
él afianzó el orbe, y no se moverá;
él gobierna a los pueblos rectamente». R.

V. Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuanto lo llena;
vitoreen los campos y cuanto hay en ellos,
aclamen los árboles del bosque. R.

V. Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.


Aleluya

Cf. Jn 15,16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo os he elegido del mundo —dice el Señor—
para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto permanezca. R.


EVANGELIO

Mc 11, 11-25

Mi casa será casa de oración para todos los pueblos. Tened fe en Dios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

DESPUÉS que el gentío lo hubo aclamado, entró Jesús en Jerusalén, en el templo, lo estuvo observando todo y, como era ya tarde, salió hacia Betania con los Doce.

Al día siguiente, cuando salían de Betania, sintió hambre. Vio de lejos una higuera con hojas, y se acercó para ver si encontraba algo; al llegar no encontró más que hojas, porque no era tiempo de higos. Entonces le dijo:

«Nunca jamás coma nadie frutos de ti».

Los discípulos lo oyeron.

Llegaron a Jerusalén y, entrando en el templo, se puso a echar a los que vendían y compraban en el templo, volcando las mesas de los cambistas y los puestos de los que vendían palomas. Y no consentía a nadie transportar objetos por el templo.

Y los instruía diciendo:

«¿No está escrito: “Mi casa será casa de oración para todos los pueblos”? Vosotros en cambio la habéis convertido en cueva de bandidos».

Se enteraron los sumos sacerdotes y los escribas y, como le tenían miedo, porque todo el mundo admiraba su enseñanza, buscaban una manera de acabar con él.

Cuando atardeció, salieron de la ciudad.

A la mañana siguiente, al pasar, vieron la higuera seca de raíz. Pedro cayó en la cuenta y dijo a Jesús:

«Maestro, mira, la higuera que maldijiste se ha secado».

Jesús contestó:

«Tened fe en Dios. En verdad os digo que si uno dice a este monte: “Quítate y arrójate al mar”, y no duda en su corazón, sino que cree en que sucederá lo que dice, lo obtendrá. Por eso os digo: todo cuanto pidáis en la oración, creed que os lo han concedido y lo obtendréis.

Y cuando os pongáis a orar, perdonad lo que tengáis contra otros, para que también vuestro Padre del cielo os perdone vuestras culpas».


Palabra del Señor.


SÁBADO DE LA VIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jds 17, 20b-25

Dios puede preservaros de tropiezos y presentaros intachables ante su gloria.

Lectura de la carta del apóstol san Judas.

QUERIDOS hermanos:

Acordaos de las predicciones de los apóstoles de nuestro Señor Jesucristo.

Basándoos en vuestra santísima fe y orando movidos por el Espíritu Santo, manteneos en el amor de Dios, aguardando la misericordia de nuestro Señor Jesucristo para la vida eterna.

Tened compasión con los que titubean, a unos salvadlos arrancándolos del fuego, a otros mostradles compasión, pero con cautela, aborreciendo hasta el vestido que esté manchado por el vicio.

Al que puede preservaros de tropiezos y presentaros intachables y exultantes ante su gloria, al Dios único, nuestro Salvador, por medio de Jesucristo, nuestro Señor, sea la gloria y majestad, el poder y la soberanía desde siempre, ahora y por todos los siglos. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 62, 2. 3-4. 5-6 (R.: cf. 2b)

R. Mi alma está sedienta de ti, Señor, Dios mío.

V. Oh, Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua. R.

V. ¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios. R.

V. Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos. R.


Aleluya

Cf. Col 3, 16a. 17c

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza,
dando gracias a Dios Padre por medio de Cristo. R.


EVANGELIO

Mc 11, 27-33

¿Con qué autoridad haces esto?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús y los discípulos volvieron a Jerusalén y, mientras éste paseaba por el templo, se le acercaron los sumos sacerdotes, los escribas y los ancianos, y le decían:

«¿Con qué autoridad haces esto? ¿Quién te ha dado semejante autoridad para hacer esto?».

Jesús les replicó:

«Os voy a hacer una pregunta y, si me contestáis, os diré con qué autoridad hago esto. El bautismo de Juan ¿era del cielo o de los hombres? Contestadme».

Se pusieron a deliberar:

«Si decimos que es del cielo, dirá: “¿Y por qué no le habéis creído?”. ¿Pero cómo vamos a decir que es de los hombres?».

(Temían a la gente, porque todo el mundo estaba convencido de que Juan era un profeta).

Y respondieron a Jesús:

«No sabemos».

Jesús les replicó:

«Pues tampoco yo os digo con qué autoridad hago esto».


Palabra del Señor.


SEMANA IX (Año Par)


LUNES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Pe 1, 2-7

Se nos han concedido las preciosas promesas, para que, por medio de ellas, seáis partícipes de la naturaleza divina.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro.

QUERIDOS hermanos:

A vosotros gracia y paz abundantes por el conocimiento de Dios y de Jesús nuestro Señor.

Pues su poder divino nos ha concedido todo lo que conduce a la vida y a la piedad, mediante el conocimiento del que nos ha llamado con su propia gloria y potencia, con las cuales se nos han concedido las preciosas y sublimes promesas, para que, por medio de ellas, seáis partícipes de la naturaleza divina, escapando de la corrupción que reina en el mundo por la ambición; en vista de ello, poned todo empeño en añadir a vuestra fe la virtud, a la virtud el conocimiento, al conocimiento la templanza, a la templanza la paciencia, a la paciencia la piedad, a la piedad el cariño fraterno, y al cariño fraterno el amor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 90, 1-2. 14-15ab. 15c-16 (R.: 2b)

R. Dios mío, confío en ti.

V. Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti». R.

V. «Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre;
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación». R.

V. «Lo defenderé, lo glorificaré
lo saciaré de largos días
y le haré ver mi salvación». R.


Aleluya

Cf. Ap 1, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, eres el testigo fiel, el primogénito de entre los muertos;
nos amaste y nos has librado de nuestros pecados con tu sangre. R.


EVANGELIO

Mc 12, 1-12

Agarrando al hijo amado, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, Jesús se puso a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes, a los escribas y a los ancianos:

«Un hombre plantó una viña, la rodeó con una cerca, cayó un lagar, construyó una torre, la arrendó a unos labradores y se marchó lejos. A su tiempo, envió un criado a los labradores, para percibir su tanto del fruto de la viña. Ellos lo agarraron, lo azotaron y lo despidieron con las manos vacías. Les envió de nuevo otro criado; a éste lo descalabraron e insultaron. Envió a otro y lo mataron; y a otros muchos, a los que azotaron o los mataron.

Le quedaba uno, su hijo amado. Y lo envió el último, pensando: “Respetarán a mi hijo”.

Pero los labradores se dijeron:

“Éste es el heredero. Venga, lo matamos y será nuestra la herencia”.

Y, agarrándolo, lo mataron y lo arrojaron fuera de la viña. ¿Qué hará el dueño de la viña? Vendrá, hará perecer a los labradores y arrendará la viña a otros.

¿No habéis leído aquel texto de la Escritura: “La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente”?».

Intentaron echarle mano, porque comprendieron que había dicho la parábola por ellos; pero temieron a la gente y, dejándolo allí, se marcharon.


Palabra del Señor.


MARTES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Pe 3, 12-15a. 17-18

Esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pedro.

QUERIDOS hermanos:

¡Esperáis y apresuráis la llegada del Día de Dios! Ese día los cielos se disolverán incendiados y los elementos se derretirán abrasados.

Pero nosotros, según su promesa, esperamos unos cielos nuevos y una tierra nueva en los que habite la justicia, por eso, queridos míos, mientras esperáis estos acontecimientos, procurad que Dios os encuentre en paz con él, intachables e irreprochables, y considerad que la paciencia de nuestro Señor es nuestra salvación.

Así pues, queridos míos, ya que estáis prevenidos, estad en guardia para que no os arrastre el error de esa gente sin principios ni decaiga vuestra firmeza. Por el contrario, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. A él la gloria ahora y hasta el día eterno. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 89, 2. 3-4. 10. 14 y 16 (R.: 1bc)

R. Señor, tú has sido nuestro refugio
de generación en generación.

V. Antes que naciesen los montes
o fuera engendrado el orbe de la tierra,
desde siempre y por siempre tú eres Dios. R.

V. Tú reduces el hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer que pasó;
una vela nocturna. R.

V. Aunque uno viva setenta años,
y el más robusto hasta ochenta,
la mayor parte son fatiga inútil,
porque pasan aprisa y vuelan. R.

V. Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Que tus siervos vean tu acción
y sus hijos tu gloria. R.


Aleluya

Cf. Ef 1, 17-18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Padre de nuestro Señor Jesucristo
ilumine los ojos de nuestro corazón,
para que comprendamos cuál es la esperanza a la que nos llama. R.


EVANGELIO

Mc 12, 13-17

Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, enviaron a Jesús algunos de los fariseos y de los herodianos, para cazarlo con una pregunta.

Se acercaron y le dijeron:

«Maestro, sabemos que eres veraz y no te preocupa lo que digan; porque no te fijas en apariencias, sino que enseñas el camino de Dios conforme a la verdad. ¿Es lícito pagar impuesto al César o no? ¿Pagamos o no pagamos?».

Adivinando su hipocresía, les replicó:

«¿Por qué me tentáis? Traedme un denario, que lo vea».

Se lo trajeron. Y él les preguntó:

«¿De quién es esta imagen y esta inscripción?».

Le contestaron:

«Del César».

Jesús les replicó:

«Dad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios».

Y se quedaron admirados.


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Tim 1, 1-3. 6-12

Reaviva el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos.

Comienzo de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

PABLO, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios para anunciar la promesa de vida que hay en Cristo Jesús, a Timoteo, hijo querido: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Doy gracias a Dios, a quien sirvo, como mis antepasados, con conciencia limpia, porque te tengo siempre presente en mis oraciones noche y día.

Por esta razón te recuerdo que reavives el don de Dios que hay en ti por la imposición de mis manos, pues Dios no nos ha dado un espíritu de cobardía, sino de fortaleza, de amor y de templanza.

Así pues, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor ni de mí, su prisionero; antes bien, toma parte en los padecimientos por el Evangelio, según la fuerza de Dios.

Él nos salvó y nos llamó con una vocación santa, no por nuestras obras, sino según su designio y según la gracia que nos dio en Cristo Jesús desde antes de los siglos, la cual se ha manifestado ahora por la aparición de nuestro Salvador, Cristo Jesús, que destruyó la muerte e hizo brillar la vida y la inmortalidad por medio del Evangelio.

De este Evangelio fui constituido heraldo, apóstol y maestro. Ésta es la razón por la que padezco tales cosas, pero no me avergüenzo, porque sé de quién me he fiado, y estoy firmemente persuadido de que tiene poder para velar por mi depósito hasta aquel día.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 122, 1b-2b. 2cdefg (R.: 1b)

R. A ti, Señor, levanto mis ojos.

V. A ti levanto mis ojos,
a ti que habitas en el cielo.
Como están los ojos de los esclavos
fijos en las manos de sus señores. R.

V. Como están los ojos de la esclava
fijos en las manos de su señora,
así están nuestros ojos
en el Señor, Dios nuestro,
esperando su misericordia. R.


Aleluya

Jn 11, 25a. 26

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la resurrección y la vida —dice el Señor—;
el que cree en mí no morirá para siempre. R.


EVANGELIO

Mc 12, 18-27

No es Dios de muertos, sino de vivos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, se acercan a Jesús unos saduceos, los cuales dicen que no hay resurrección, y le preguntan:

«Maestro, Moisés nos dejó escrito: “Si a uno se le muere su hermano, dejando mujer pero no hijos, que se case con la viuda y dé descendencia a su hermano”.

Pues bien, había siete hermanos: el primero se casó y murió sin hijos; el segundo se casó con la viuda y murió también sin hijos; lo mismo el tercero; y ninguno de los siete dejó hijos. Por último murió la mujer.

Cuando llegue la resurrección y resuciten, ¿de cuál de ellos será mujer? Porque los siete han estado casados con ella».

Jesús les respondió:

«¿No estáis equivocados, por no entender la Escritura ni el poder de Dios? Pues cuando resuciten, ni los hombres se casarán ni las mujeres serán dadas en matrimonio, serán como ángeles del cielo.

Y a propósito de que los muertos resucitan, ¿no habéis leído en el libro de Moisés, en el episodio de la zarza, lo que le dijo Dios: “Yo soy el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob”? No es Dios de muertos, sino de vivos. Estáis muy equivocados».


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Tim 2, 8-15

La palabra de Dios no está encadenada. Si morimos con él, también viviremos con él.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Acuérdate de Jesucristo, resucitado de entre los muertos, nacido del linaje de David, según mi evangelio, por el que padezco hasta llevar cadenas, como un malhechor; pero la palabra de Dios no está encadenada.

Por eso lo aguanto todo por los elegidos, para que ellos también alcancen la salvación y la gloria eterna en Cristo Jesús.

Es palabra digna de crédito:

Pues si morimos con él, también viviremos con él;
si perseveramos, también reinaremos con él;
si lo negamos, también él nos negará.
Si somos infieles, él permanece fiel,
porque no puede negarse a sí mismo.

Esto es lo que has de recordar, advirtiéndoles seriamente delante de Dios que no discutan sobre palabras; no sirve para nada y es funesto para los oyentes.

Procura con toda diligencia presentarte ante Dios como digno de aprobación, como un obrero que no tiene de qué avergonzarse, que imparte con rectitud la palabra de la verdad.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 24, 4-5a. 8-9. 10 y 14 (R.: 4a)

R. Señor, enséñame tus caminos.

V. Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios y Salvador. R.

V. El Señor es bueno y es recto,
y enseña el camino a los pecadores;
hace caminar a los humildes con rectitud,
enseña su camino a los humildes. R.

V. Las sendas del Señor son misericordia
y lealtad para los que guardan su alianza y sus mandatos.
El Señor se confía a los que lo temen,
y les da a conocer su alianza. R.


Aleluya

Cf. 2 Tim 1,10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mc 12, 28b-34

No hay mandamiento mayor que éstos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, un escriba se acercó a Jesús y le preguntó:

«¿Qué mandamiento es el primero de todos?».

Respondió Jesús:

«El primero es: “Escucha, Israel, el Señor, nuestro Dios, es el único Señor: amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente, con todo tu ser”.

El segundo es éste: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. No hay mandamiento mayor que éstos».

El escriba replicó:

«Muy bien, Maestro, sin duda tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todo el ser, y amar al prójimo como a uno mismo vale más que todos los holocaustos y sacrificios».

Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:

«No estás lejos del reino de Dios».

Y nadie se atrevió a hacerle más preguntas.


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Tim 3, 10-17

Los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Tú me has seguido en la doctrina, la conducta, los propósitos, la fe, la magnanimidad, el amor, la paciencia,  las persecuciones y los padecimientos, como aquellos que me sobrevinieron en Antioquía, Iconio y Listra. ¡Qué persecuciones soporté! Y de todas me libró el Señor.

Por otra parte, todos los que quieran vivir piadosamente en Cristo Jesús serán perseguidos. Pero los malvados y embaucadores irán de mal en peor, engañando a los demás y engañándose ellos mismos.

Tú, en cambio, permanece en lo que aprendiste y creíste, consciente de quiénes lo aprendiste, y que desde niño conoces las Sagradas Escrituras: ellas pueden darte la sabiduría que conduce a la salvación por medio de la fe en Cristo Jesús. Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para argüir, para corregir, para educar en la justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto y esté preparado para toda obra buena.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 157. 160. 161. 165. 166. 168. (R.: 165a)

R. Mucha paz tienen los que aman tu ley, Señor.

V. Muchos son los enemigos que me persiguen,
pero yo no me aparto de tus preceptos. R.

V. El compendio de tu palabra es la verdad,
y tus justos juicios son eternos. R.

V. Los nobles me perseguían sin motivo,
pero mi corazón respetaba tus palabras. R.

V. Mucha paz tienen los que aman tu ley,
y nada los hace tropezar. R.

V. Aguardo tu salvación, Señor,
y cumplo tus mandatos. R.

V. Guardo tus preceptos y tus mandatos,
y tú tienes presentes mis caminos. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mc 12, 35-37

¿Cómo dicen que el Mesías es hijo de David?

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, mientras enseñaba en el templo, Jesús preguntó:

«¿Cómo dicen los escribas que el Mesías es hijo de David? El mismo David, movido por el Espíritu Santo, dice:

“Dijo el Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies”.

Si el mismo David lo llama Señor, ¿cómo puede ser hijo suyo?».

Una muchedumbre numerosa le escuchaba a gusto.


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA IX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Tim 4, 1-8

Cumple tu tarea de evangelizador. Yo estoy a punto de ser derramado en libación, me está reservada la corona de la justicia.

Lectura de la segunda carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Te conjuro delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y a muertos, por su manifestación y por su reino: proclama la palabra, insiste a tiempo y a destiempo, arguye, reprocha, exhorta con toda magnanimidad y doctrina. Porque vendrá un tiempo en que no soportarán la sana doctrina, sino que se rodearán de maestros a la medida de sus propios deseos y de lo que les gusta oír; y, apartando el oído de la verdad, se volverán a las fábulas.

Pero tú sé sobrio en todo, soporta los padecimientos, cumple tu tarea de evangelizador, desempeña tu ministerio.

Pues yo estoy a punto de ser derramado en libación y el momento de mi partida es inminente. He combatido el noble combate, he acabado la carrera, he conservado la fe. Por lo demás, me está reservada la corona de la justicia, que el Señor, juez justo, me dará en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que hayan aguardado con amor su manifestación.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 70, 8-9. 14-15ab. 16-17. 22 (R.: 15ab)

R. Mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación.

V. Llena estaba mi boca de tu alabanza
y de tu gloria todo el día.
No me rechaces ahora en la vejez;
me van faltando las fuerzas, no me abandones. R.

V. Yo, en cambio, seguiré esperando,
redoblaré tus alabanzas;
mi boca contará tu justicia,
y todo el día tu salvación. R.

V. Contaré tus proezas, Señor mío;
narraré tu justicia, tuya entera.
Dios mío, me instruiste desde mi juventud,
y hasta hoy relato tus maravillas; R.

V. Y yo te daré gracias, Dios mío,
con el arpa, por tu lealtad;
tocaré para ti la cítara,
Santo de Israel. R.


Aleluya

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mc 12, 38-44

Esta viuda pobre ha echado más que nadie.

+

Lectura del santo Evangelio según san Marcos.

EN aquel tiempo, entre lo que enseñaba Jesús a la gente, dijo:

«¡Cuidado con los escribas! Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les hagan reverencias en las plazas, buscan los asientos de honor en las sinagogas y los primeros puestos en los banquetes; y devoran los bienes de las viudas, y aparentan hacer largas oraciones. Éstos recibirán una condenación más rigurosa».

Estando Jesús sentado enfrente del tesoro del templo, observaba a la gente que iba echando dinero: muchos ricos echaban mucho; se acercó una viuda pobre y echó dos monedillas, es decir, un cuadrante.

Llamando a sus discípulos, les dijo:

«En verdad os digo que esta viuda pobre ha echado en el arca de las ofrendas más que nadie. Porque los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir».


Palabra del Señor.


SEMANA X (Año Par)


LUNES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 17, 1-6

Elías sirve al Señor, Dios de Israel.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, Elías, el tesbita, de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab:

«Vive el Señor, Dios de Israel, ante quien sirvo, que no habrá en estos años rocío ni lluvia si no es por la palabra de mi boca».

La palabra del Señor llegó a Elías diciendo:

«Sal de aquí, dirígete hacia oriente y escóndete en el torrente de Querit, frente al Jordán. Habrás de beber sus aguas y he ordenado a los cuervos que allí te suministren alimento».

Fue a establecerse en el torrente de Querit, frente al Jordán, procediendo según la palabra del Señor.

Los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y lo mismo al atardecer; y bebía del torrente.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 120, 1bc-2. 3-4. 5-6. 7-8 (R.: cf. 2)

R. Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

V. Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor.
que hizo el cielo y la tierra. R.

V. No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel. R.

V. El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche. R.

V. El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.  R.


Aleluya

Mt 5, 12a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Alegraos y regocijaos,
porque vuestra recompensa será grande en el cielo. R.


EVANGELIO

Mt 5, 1-12

Bienaventurados los pobres en el espíritu.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó, y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el Reino de los Cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo, que de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a vosotros».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 17, 7-16

La orza de harina no se vació, según la palabra que había pronunciado el Señor por boca de Elías.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, se secó el torrente donde estaba escondido Elías, pues no hubo lluvia sobre el país.

La palabra del Señor llegó entonces a Elías diciendo:

«Levántate, vete a Sarepta de Sidón y establécete, pues he ordenado a una mujer viuda de allí que suministre alimento».

Se alzó y fue a Sarepta. Traspasaba la puerta de la ciudad en el momento en el que una mujer viuda recogía por allí leña.

Elías la llamó y le dijo:

«Tráeme un poco de agua en el jarro, por favor, y beberé».

Cuando ella fue a traérsela, él volvió a gritarle:

«Tráeme, por favor, en tu mano un trozo de pan».

Ella respondió:

«Vive el Señor, tu Dios, que no me queda pan cocido; sólo un puñado de harina en la orza y un poco de aceite en la alcuza. Estoy recogiendo un par de palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos».

Pero Elías le dijo:

«No temas. Entra y haz como has dicho, pero antes prepárame con la harina una pequeña torta y tráemela. Para ti y tu hijo la harás después. Porque así dice el Señor, Dios de Israel:

“La orza de harina no se vaciará,
la alcuza de aceite no se agotará,
hasta el día en que el Señor conceda
lluvias sobre la tierra”».

Ella se fue y obró según la palabra de Elías, y comieron él, ella y su familia.

Por mucho tiempo la orza de harina no se vació ni la alcuza de aceite se agotó, según la palabra que había pronunciado el Señor por boca de Elías.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 4, 2-3. 4-5. 6bc-8

R. Haz brillar, Señor, tu rostro sobre tu siervo.

V. Escúchame cuando te invoco, Dios de mi justicia;
tú que en el aprieto me diste anchura,
ten piedad de mí y escucha mi oración.
Y vosotros, ¿hasta cuándo ultrajaréis mi honor,
amaréis la falsedad y buscaréis el engaño?  R.

V. Sabedlo: el Señor hizo milagros en mi favor,
y el Señor me escuchará cuando lo invoque.
Temblad y no pequéis,
reflexionad en el silencio de vuestro lecho.  R.

V. Hay muchos que dicen: «¿Quién nos hará ver la dicha,
si la luz de tu rostro ha huido de nosotros?».
Pero tú, Señor, has puesto en mi corazón más alegría
que si abundara en su trigo y en su vino. R.


Aleluya

Mt 5, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Brille así vuestra luz ante los hombres,
para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre.  R.


EVANGELIO

Mt 5, 13-16

Vosotros sois la luz del mundo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 18, 20-39

Que este pueblo sepa que tú eres Dios y que has convertido sus corazones.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, el rey Ajab dio una orden entre todos los hijos de Israel y reunió a los profetas de Baal en el monte Carmelo.

Elías se acercó a todo el pueblo y dijo:

«¿Hasta cuándo vais a estar cojeando sobre dos muletas? Si el Señor es Dios, seguidlo; silo es Baal, seguid a Baal».

El pueblo no respondió palabra. Elías continuó:

«Quedo yo solo como profeta del Señor, mientras que son cuatrocientos cincuenta los profetas de Baal. Que nos den dos novillos; que ellos elijan uno, lo descuarticen y lo coloquen sobre la leña, pero sin encender el fuego. Yo prepararé el otro novillo y lo pondré sobre la leña, también sin encender el fuego. Vosotros clamaréis invocando el nombre de vuestro dios y yo clamaré invocando el nombre del Señor. Y el dios que responda por el fuego, ése es Dios».

Todo el pueblo acató:

«¡Está bien lo que propones!».

Elías se dirigió a los profetas de Baal:

«Elegid un novillo y preparadlo vosotros primero, pues sois más numerosos. Clamad invocando el nombre de vuestro dios, pero no pongáis fuego».

Tomaron el novillo que les dieron, lo prepararon y estuvieron invocando el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo:

«¡Baal, respóndenos!».

Mas no hubo voz ni respuesta. Brincaban en torno al altar que habían hecho.

A mediodía, Elías se puso a burlarse de ellos:

«¡Gritad con voz más fuerte, porque él es dios, pero tendrá algún negocio, le habrá ocurrido algo, estará de camino; tal vez esté dormido y despertará!».

Entonces gritaron con voz más fuerte, haciéndose incisiones con cuchillos y lancetas hasta chorrear sangre por sus cuerpos según su costumbre.

Pasado el mediodía, entraron en trance hasta la hora de presentar las ofrendas, pero no hubo voz, no hubo quien escuchara ni quien respondiese.

Elías dijo a todo el pueblo:

«Acercaos a mí», y todo el pueblo se acercó a él. Entonces se puso a restaurar el altar del Señor, que había sido demolido. Tomó Elías doce piedras según el número de tribus de los hijos de Jacob, al que se había dirigido esta palabra del Señor: «Tu nombre será Israel».

Erigió con las piedras un altar al nombre del Señor e hizo alrededor una zanja de una capacidad de un par de arrobas de semilla. Luego dispuso leña, descuartizó el novillo y lo colocó encima.

«Llenad de agua cuatro tinajas y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña», ordenó, y así lo hicieron.

Pidió:

«Hacedlo por segunda vez»; y por segunda vez lo hicieron.

«Hacedlo por tercera vez», y una tercera vez lo hicieron.

Corrió el agua alrededor del altar, e incluso la zanja se llenó a rebosar.

A la hora de la ofrenda, el profeta Elías se acercó y comenzó a decir:

«Señor, Dios de Abrahán, de Isaac y de Israel, que se reconozca hoy que tú eres Dios en Israel, que yo soy tu servidor y que por orden tuya he obrado todas estas cosas. Respóndeme, Señor, respóndeme, para que este pueblo sepa que tú, Señor, eres Dios y que has convertido sus corazones».

Cayó el fuego del Señor que devoró el holocausto y la leña, lamiendo el agua de las zanjas.

Todo el pueblo lo vio y cayeron rostro en tierra, exclamando:

«¡El Señor es Dios. El Señor es Dios!».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 15, 1b-2a. 4. 5 y 8. 11 (R.: 1b)

R. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.

V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios». R.

V. Se multiplican las desgracias
de quienes van tras dioses extraños;
yo no derramaré sus libaciones con mis manos,
ni tomaré sus nombres en mis labios. R.

V. El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré.  R.

V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha.  R.


Aleluya

Sal 24, 4bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios mío, instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad. R.


EVANGELIO

Mc 5, 17-19

No he venido a abolir, sino a dar plenitud.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos. Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos».


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 18, 41-46

Rezó Elías, y el cielo dio la lluvia.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, Elías dijo a Ajab:

«Sube, come y bebe, porque va a llover mucho».

Ajab subió a comer y beber, mientras Elías subía a la cima del Carmelo para encorvarse hacia tierra, con el rostro entre las rodillas.

 Había ordenado a su criado:

«Sube y mira hacia el mar»; el criado subió, miró y dijo:

«No hay nada».

Elías repitió:

«Vuelve»; y así siete veces.

 A la séptima dijo el criado:

«Aparece una nubecilla como la palma de una mano que sube del mar».

Entonces le ordenó:

«Sube y dile a Ajab: “Engancha el carro y desciende, no te vaya a detener la lluvia”».

En unos instantes los cielos se oscurecieron por las nubes y el viento, y sobrevino una gran lluvia.

 Ajab montó en su carro y marchó a Yezrael. La mano del Señor se posó sobre Elías; éste, ciñéndose la cintura, iba corriendo delante de Ajab hasta que llegó a Yezrael.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 64, 10abcd. 10e-11. 12-13 (R.: 2a)

R. Oh, Dios, tú mereces un himno en Sión.

V. Tú cuidas la tierra, la riegas
y la enriqueces sin medida;
la acequia de Dios va llena de agua,
preparas los trigales. R.

V. Así preparas la tierra.
Riegas los surcos,
igualas los terrones,
tu llovizna los deja mullidos,
bendices sus brotes. R.

V. Coronas el año con tus bienes,
tus carriles rezuman abundancia;
rezuman los pastos del páramo,
y las colinas se orlan de alegría. R.


Aleluya

Jn 13, 34

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.


EVANGELIO

Mt 5, 20-26

Todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.

Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito, procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez, y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo».


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 19, 9a. 11-16

Permanece de pie en el monte ante el Señor.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, Elías llegó hasta Horeb, el monte de Dios, se introdujo en la cueva y pasó la noche.

Le llegó la palabra del Señor, y le dijo:

«Sal y permanece de pie en el monte ante el Señor».

Entonces pasó el Señor y hubo un huracán tan violento que hendía las montañas y quebraba las rocas ante el Señor, aunque en el huracán no estaba el Señor.

Después del huracán, un terremoto, pero en el terremoto no estaba el Señor.

Después del terremoto fuego, pero en el fuego tampoco estaba el Señor.

Después del fuego el susurro de una brisa suave. Al oírlo Elías, cubrió su rostro con el manto, salió y se mantuvo en pie a la entrada de la cueva.

Le llegó una voz que le dijo:

«¿Qué haces aquí, Elías?».

Y él respondió:

«Ardo en celo por el Señor, Dios del universo, porque los hijos de Israel han abandonado tu alianza, derribado tus altares y pasado a espada a tus profetas; quedo yo solo y buscan mi vida para arrebatármela».

Le dijo el Señor:

«Vuelve a tu camino en dirección al desierto de Damasco. Cuando llegues, unge rey de Siria a Jazael, rey de Israel a Jehú, hijo de Nimsí, y profeta sucesor tuyo a Eliseo, hijo de Safat, de Abel Mejolá».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 26, 7-8ab. 8c-9abcd. 13-14 (R.: 8c)

R. Tu rostro buscaré, Señor.

V. Escúchame, Señor,
que te llamo;
ten piedad, respóndeme.
Oigo en mi corazón:
«Buscad mi rostro».

V. Tu rostro buscaré, Señor,
no me escondas tu rostro.
No rechaces con ira a tu siervo,
que tú eres mi auxilio;
no me deseches.

V. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.


Aleluya

Flp 2, 15d. 16a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Brilláis como lumbreras del mundo,
manteniendo firme la palabra de la vida. R.


EVANGELIO

Mt 5, 27-32

Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.

Pero yo os digo: Todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.

Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”.

Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio».


Palabra del Señor.


SÁBADO DE LA X SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 19, 19-21

Eliseo se levantó y marchó tras Elías.

Lectura del primer libro de los Reyes.

EN aquellos días, partió Elías del monte y encontró a Eliseo, hijo de Safat, quien se hallaba arando. Frente a él tenía doce yuntas; él estaba con la duodécima. Pasó Elías a su lado y le echó su manto encima.

Entonces Eliseo abandonó los bueyes y echó a correr tras Elías, diciendo:

«Déjame ir a despedir a mi padre y a mi madre y te seguiré».

Le respondió:

«Anda y vuélvete, pues ¿qué te he hecho?».

Eliseo volvió atrás, tomó la yunta de bueyes y los ofreció en sacrificio. Con el yugo de los bueyes asó la carne y la entregó al pueblo para que comiera. Luego se levantó, siguió a Elías y se puso a su servicio.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 15, 1b-2a y 5. 7-8. 9-10 (R.: cf. 5a)

R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R.

V. Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

V. Por eso se me alegra el corazón,
se gozan mis entrañas,
y mi carne descansa esperanzada.
Porque no me abandonarás en la región de los muertos,
ni dejarás a tu fiel ver la corrupción. R.


Aleluya

Sal 118, 36a. 29b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Inclina mi corazón, oh, Dios, a tus preceptos;
y dame la gracia de tu ley. R.


EVANGELIO

Mt 5, 33-37

Yo os digo que no juréis en absoluto.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.

Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».


Palabra del Señor.


SEMANA XI (Año Par)


LUNES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 21, 1-16

Eliseo se levantó y marchó tras Elías.

Lectura del primer libro de los Reyes.

POR aquel tiempo, Nabot de Yezrael tenía una viña junto al palacio de Ajab, rey de Samaría.

Ajab habló a Nabot diciendo:

«Dame tu viña para que pueda tener un huerto ajardinado, pues está pegando a mi casa; yo te daré a cambio una viña mejor, o, si te parece bien, te pagaré su precio en plata».

Nabot respondió a Ajab:

«Dios me libre de cederte la herencia de mis padres».

Se fue Ajab a su casa abatido y enfadado por la respuesta que le había dado Nabot de Yezrael:

«No te cederé la heredad de mis padres».

Se postró en su lecho de cara a la pared y se negó a comer. Jezabel, su mujer, se le acercó y le dijo:

«¿Qué te pasa que estás entristecido y no comes alimento alguno?».

Él le respondió:

«Hablé con Nabot de Yezrael y le propuse: “Véndeme tu viña por su valor en plata, o, si lo prefieres, te daré otra viña a cambio”; pero él me contestó: “No te cederé mi viña”».

Jezabel, su mujer, le replicó:

«¡Ya es hora de que ejerzas el poder regio en Israel! Levántate, come y se te alegrará el ánimo. Yo misma me encargo de darte la viña de Nabot de Yezrael».

Escribió cartas con el nombre de Ajab y las selló con el sello de él, enviándolas a los ancianos y notables que vivían junto a Nabot.

 En las cartas escribió lo siguiente:

«Proclamad un ayuno y sentad a Nabot al frente de la asamblea. Frente a él sentad a dos hombres hijos de Belial que testifiquen en su contra diciendo: “Tú has maldecido a Dios y al rey”. Entonces lo sacaréis fuera y lo lapidaréis hasta que muera».

Los hombres de la ciudad, los ancianos y notables que vivían junto a Nabot en su ciudad, hicieron tal como Jezabel les ordenó según lo escrito en las cartas remitidas a ellos. Así proclamaron un ayuno y sentaron a Nabot al frente de la asamblea.

 Llegaron los dos hombres hijos de Belial, se sentaron frente a él y testificaron contra él diciendo:

«Nabot ha maldecido a Dios y al rey».

Lo sacaron fuera de la ciudad y lo lapidaron a pedradas hasta que murió.

 Enviaron a decir a Jezabel:

«Nabot ha sido lapidado y está muerto».

En cuanto Jezabel oyó que Nabot había muerto lapidado, dijo a Ajab:

«Levántate y toma posesión de la viña de Nabot, el de Yezrael, el que se negó a vendértela por su valor en plata, pues Nabot ya no está vivo, ha muerto».

Apenas oyó Ajab que Nabot había muerto, se levantó y bajó a la viña de Nabot, el de Yezrael, para tomar posesión de ella.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 5, 2-3ab. 5-6a. 6b-7 (R.: 2b)

R. Atiende a mis gemidos, Señor.

V. Señor, escucha mis palabras,
atiende a mis gemidos,
haz caso de mis gritos de auxilio,
Rey mío y Dios mío. R.

V. Tú no eres un Dios que ame la maldad,
ni el malvado es tu huésped,
ni el arrogante se mantiene en tu presencia. R.

V. Detestas a los malhechores,
destruyes a los mentirosos;
al hombre sanguinario y traicionero
lo aborrece el Señor. R.


Aleluya

Sal 118, 105

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Lámpara es tu palabra para mis pasos,
luz en mi sendero. R.


EVANGELIO

Mt 5, 38-42

Yo os digo que no hagáis frente al que os agravia.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”. Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas».


Palabra del Señor.


MARTES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Re 21, 17-29

Has hecho pecar a Israel.

Lectura del primer libro de los Reyes.

DESPUÉS que hubo muerto Nabot, la palabra del Señor llegó a Elías tesbita para decirle:

«Levántate, baja al encuentro de Ajab, rey de Israel, que está en Samaría. Ahora se encuentra en la viña de Nabot, adonde ha bajado para tomar posesión de ella. Le hablarás diciendo: “Así habla el Señor: ‘¿Has asesinado y pretendes tomar posesión?’ Por esto, así habla el Señor: ‘En el mismo lugar donde los perros han lamido la sangre de Nabot, lamerán los perros también tu propia sangre’”».

Entonces Ajab se dirigió a Elías diciendo:

«Así que has dado conmigo, enemigo mío».

Respondió Elías:

«He dado contigo. Así, por haberte vendido, haciendo el mal a los ojos del Señor, yo mismo voy a traer sobre ti el desastre. Barreré tu descendencia y exterminaré en Israel a todos los varones de la familia de Ajab, del primero al último. Dispondré de tu casa como de la de Jeroboán, hijo de Nebat, y de la de Baasá, hijo de Ajías, por la irritación que me has producido y por haber hecho pecar a Israel. También contra Jezabel ha hablado el Señor diciendo: “Los perros devorarán a Jezabel en el campo de Yezrael”, y los perros devorarán a los de Ajab que mueran en la ciudad y las aves del cielo a los que mueran en el campo».

No hubo otro como Ajab que, instigado por su mujer Jezabel, se vendiera para hacer el mal a los ojos del Señor. Actuó del modo más abominable, yendo tras los ídolos, procediendo en todo como los amorreos a quienes el Señor había expulsado frente a los hijos de Israel.

Ajab, al oír estas palabras, rasgó sus vestiduras, se echó un sayal sobre el cuerpo y ayunó. Con el sayal puesto se acostaba y andaba pesadamente.

Llegó a Elías tesbita la palabra del Señor:

«¿Has visto cómo se ha humillado Ajab ante mí? No traeré el mal en los días de su vida, por haberse humillado ante mí, sino en vida de su hijo».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 50, 3-4. 5-6b. 11 y 16 (R.: cf. 3a)

R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

V. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito,
limpia mi pecado. R.

V. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R.

V. Aparta de mi pecado tu vista,
borra en mí toda culpa.
Líbrame de la sangre, oh, Dios,
Dios, Salvador mío,
y cantará mi lengua tu justicia. R.


Aleluya

Jn 13, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.


EVANGELIO

Mt 5, 43-48

Amad a vuestros enemigos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo” y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».


Palabra del Señor.


MIÉRCOLES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Re 2. 1. 6-14

De pronto, un carro de fuego los separó, y subió Elías al cielo.

Lectura del segundo libro de los Reyes.

CUANDO el Señor iba a arrebatar a Elías al cielo en la tempestad, Elías y Eliseo partieron de Guilgal.

Llegaron a Jericó, y Elías dijo a Eliseo:

«Quédate aquí, porque el Señor me envía al Jordán».

Eliseo volvió a responder:

«¡Vive Dios! ¡Por tu vida, no te dejaré!».

Y los dos continuaron el camino.

Cincuenta hombres de la comunidad de los profetas iban también de camino y se pararon frente al río Jordán, a cierta distancia de Elías y Eliseo, los cuales se detuvieron a la vera del Jordán. Elías se quitó el manto, lo enrolló y golpeó con él las aguas. Se separaron éstas a un lado y a otro, y pasaron ambos sobre terreno seco.

Mientras cruzaban, dijo Elías a Eliseo:

«Pídeme lo que quieras que haga por ti antes de que sea arrebatado de tu lado».

Eliseo respondió:

«Por favor, que yo reciba dos partes de tu espíritu».

Respondió Elías:

«Pides algo difícil, pero si alcanzas a verme cuando sea arrebatado de tu lado, pasarán a ti; si no, no pasarán».

Mientras ellos iban conversando por el camino, de pronto, un carro de fuego con caballos de fuego los separó a uno del otro. Subió Elías al cielo en la tempestad.

Eliseo lo veía y clamaba:

«¡Padre mío, padre mío! ¡Carros y caballería de Israel!».

Al dejar de verlo, agarró sus vestidos y los desgarró en dos. Recogió el manto que había caído de los hombros de Elías, volvió al Jordán y se detuvo a la orilla. Tomó el manto que había caído de los hombros de Elías y golpeó con él las aguas, pero no se separaron.

Dijo entonces:

«¿Dónde está el Señor, el Dios de Elías?».

Golpeó otra vez las aguas, que se separaron a un lado y a otro, y pasó Eliseo sobre terreno seco.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 30, 20. 21. 24 (R.: 26)

R. Sed valientes de corazón
los que esperáis en el Señor.

V. Qué bondad tan grande, Señor,
reservas para los que te temen,
y concedes a los que a ti se acogen
a la vista de todos. R.

V. En el asilo de tu presencia los escondes
de las conjuras humanas;
los ocultas en tu tabernáculo,
frente a las lenguas pendencieras. R.

V. Amad al Señor, fieles suyos;
el Señor guarda a sus leales,
y a los soberbios los paga con creces. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mt 6, 1-6. 16-18

Tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuidad de no practicar vuestra justicia delante de los hombres para ser vistos por ellos; de lo contrario no tenéis recompensa de vuestro Padre celestial. Por tanto, cuando hagas limosna, no mandes tocar la trompeta ante ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y por las calles para ser honrados por la gente; en verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando hagas limosna, que no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha; así tu limosna quedará en secreto y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará.

Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas, para que los vean los hombres. En verdad os digo que ya han recibido su recompensa.

Tú, en cambio, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo recompensará.

Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas que desfiguran sus rostros para hacer ver a los hombres que ayunan. En verdad os digo que ya han recibido su paga.

Tú, en cambio, cuando ayunes, perfúmate la cabeza y lávate la cara, para que tu ayuno lo note, no los hombres, sino tu Padre, que está en lo escondido; y tu Padre, que ve en lo escondido, te recompensará».


Palabra del Señor.


JUEVES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Eclo 48, 1-14

Elías fue arrebatado en el torbellino, y Eliseo se llenó de su espíritu.

Lectura del libro del Eclesiástico.

SURGIÓ el profeta Elías como un fuego,
su palabra quemaba como antorcha.

Él hizo venir sobre ellos el hambre,
y con su celo los diezmó.

Por la palabra del Señor cerró los cielos
y también hizo caer fuego tres veces.

¡Qué glorioso fuiste, Elías, con tus portentos!
¿Quién puede gloriarse de ser como tú?

Tú despertaste a un cadáver de la muerte
y del abismo, por la palabra del Altísimo;
tú precipitaste reyes a la ruina
y arrebataste del lecho a hombres insignes;
en el Sinaí escuchaste palabras de reproche
y en el Horeb sentencias de castigo;
tú ungiste reyes vengadores
y profetas para que te sucedieran;
fuiste arrebatado en un torbellino ardiente,
en un carro de caballos de fuego;
tú fuiste designado para reprochar los tiempos futuros,
para aplacar la ira antes de que estallara,
para reconciliar a los padres con los hijos
y restablecer las tribus de Jacob.

Dichosos los que te vieron
y se durmieron en el amor,
porque también nosotros viviremos.

Cuando Elías fue arrebatado en el torbellino,
Eliseo se llenó de su espíritu.

Durante su vida ningún príncipe lo hizo temblar,
nadie pudo dominarlo.

Nada era imposible para él,
incluso muerto, su cuerpo profetizó.

Durante su vida realizó prodigios,
y después de muerto fueron admirables sus obras.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 96, 1-2. 3-4. 5-6. 7 (R.: 12a)

R. Alegraos, justos, con el Señor.

V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Tiniebla y nube lo rodean,
justicia y derecho sostienen su trono. R.

V. Delante de él avanza el fuego,
abrasando en torno a los enemigos;
sus relámpagos deslumbran el orbe,
y, viéndolos, la tierra se estremece. R.

V. Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

V. Los que adoran estatuas se sonrojan,
los que ponen su orgullo en los ídolos.
Adoradlo todos sus ángeles.  R.


Aleluya

Rom 8, 15bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Habéis recibido un Espíritu de hijos de adopción,
en el que clamamos: «¡Abba, Padre!». R.


EVANGELIO

Mt 6, 7-15

Vosotros orad así.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

Cuando recéis, no uséis muchas palabras, como los gentiles, que se imaginan que por hablar mucho les harán caso. No seáis como ellos, pues vuestro Padre sabe lo que os hace falta antes de que lo pidáis. Vosotros orad así:

“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga a nosotros tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo,
danos hoy nuestro pan de cada día,
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden,
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal”.

Porque si perdonáis a los hombres sus ofensas, también os perdonará vuestro Padre celestial, pero si no perdonáis a los hombres, tampoco vuestro Padre perdonará vuestras ofensas».


Palabra del Señor.


VIERNES DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Re 11, 1-4. 9-18. 20

Ungieron y gritaron: «¡Viva el rey!».

Lectura del segundo libro de los Reyes.

EN aquellos días, cuando la madre del rey Ocozías, Atalía, vio que su hijo había muerto, se dispuso a eliminar a toda la estirpe real. Pero Josebá, hija del rey Jorán y hermana de Ocozías, tomó a Joás, hijo de Ocozías, de entre los hijos del rey que estaban siendo asesinados, lo escondió y lo instaló, a él y a su nodriza, en su dormitorio, manteniéndolo oculto a la vista de Atalía y así no lo mataron. Estuvo seis años con ella, escondido en el templo del Señor, mientras Atalía reinaba en el país.

El séptimo año, el sacerdote Yehoyadá mandó buscar a los centuriones de los carios y de los guardias y los condujo junto a sí al templo del Señor para establecer un pacto con ellos y hacerles prestar juramento. Luego los presentó al hijo del rey.

Los centuriones cumplieron cuanto Yehoyadá les ordenó. Cada uno tomó sus hombres, los que entraban y los que salían de servicio el sábado, y se presentaron ante el sacerdote. Yehoyadá entregó a los centuriones las lanzas y escudos del rey David que había depositados en el templo del Señor.

Los guardias se apostaron, arma en mano, desde el extremo sur hasta el extremo norte del templo, ante el altar y el templo, en torno al rey, por un lado y por otro.

El sacerdote hizo salir al hijo del monarca y le impuso la diadema y las insignias reales. Luego lo proclamaron rey y lo ungieron. Aplaudieron y gritaron:

«¡Viva el rey!».

Cuando Atalía oyó el griterío de los guardias y del pueblo, se fue hacia la muchedumbre que se hallaba en el templo del Señor. Miró y vio al rey de pie junto a la columna, según la costumbre: los jefes con sus trompetas con él, y a todo el pueblo de la tierra en júbilo, tocando sus instrumentos.

Atalía rasgó entonces sus vestiduras y gritó:

«¡Traición!, ¡traición!».

Entonces el sacerdote Yehoyadá dio orden a los jefes de las tropas:

«Hacedla salir de entre las filas. Quien la siga será pasado a espada» (pues el sacerdote pensaba: «No debe ser ejecutada en el templo del Señor»).

Le abrieron paso y, cuando entró en el palacio real por la puerta de los Caballos, fue ejecutada.

Luego Yehoyadá hizo una alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, por la que el pueblo se convertía en pueblo del Señor; hizo también una alianza entre el rey y el pueblo.

Y todo el pueblo de la tierra acudió al templo de Baal para derribarlo. Hicieron pedazos sus altares e imágenes, y ejecutaron a Matán, sacerdote de Baal, frente a los altares.

El sacerdote puso entonces centinelas en el templo del Señor.

Todo el pueblo de la tierra exultaba de júbilo y la ciudad quedó tranquila: Atalía ya había muerto a espada en palacio.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 131, 11. 12. 13-14. 17-18 (R.: cf. 13)

R. El Señor ha elegido a Sión, para vivir en ella.

V. El Señor ha jurado a David
una promesa que no retractará:
«A uno de tu linaje
pondré sobre tu trono». R.

V. «Si tus hijos guardan mi alianza
y los mandatos que les enseño,
también sus hijos, por siempre,
se sentarán sobre tu trono». R.

V. «Haré germinar el vigor de David,
enciendo una lámpara para mi Ungido.
A sus enemigos los vestiré de ignominia,
sobre él brillará mi diadema». R.


Aleluya

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mt 6, 19-23

Donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No atesoréis para vosotros tesoros en la tierra, donde la polilla y la carcoma los roen y donde los ladrones abren boquetes y los roban. Haceos tesoros en el cielo, donde no hay polilla ni carcoma que los roen, ni ladrones que abren boquetes y roban. Porque donde está tu tesoro, allí estará tu corazón.

La lámpara del cuerpo es el ojo. Si tu ojo está sano, tu cuerpo entero tendrá luz; pero si tu ojo está enfermo, tu cuerpo entero estará a oscuras. Si, pues, la luz que hay en ti está oscura, ¡cuánta será la oscuridad!».


Palabra del Señor.


SÁBADO DE LA XI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

2 Crón 24, 17-25

Zacarías, a quien matasteis entre el santuario y el altar.

Lectura del segundo libro de las Crónicas.

DESPUÉS de la muerte de Joadá, los jefes de Judá fueron a rendir homenaje al rey, que les hizo caso. Abandonaron el templo del Señor, Dios de sus padres, y sirvieron a los cipos y a los ídolos. Por este pecado la cólera estalló contra Judá y Jerusalén. Les envió profetas para convertirlos al Señor, pero no hicieron caso de sus amonestaciones.

Entonces el Espíritu de Dios vino sobre Zacarías, hijo del sacerdote Joadá, que, erguido ante el pueblo, les dijo:

«Así dice Dios: “¿Por qué quebrantáis los mandamientos del Señor? ¡No tendréis éxito! Por haber abandonado al Señor, él os abandonará”».

Pero conspiraron contra él y, por mandato del rey, lo apedrearon en el atrio del templo del Señor. El rey Joás, olvidándose del amor que le profesaba Joadá, mató al hijo de éste, que murió diciendo:

«¡Que lo vea el Señor y lo demande!».

Al cabo de un año, un ejército de Siria se dirigió contra Joás, invadió Judá y Jerusalén, mató a todos los jefes del pueblo y envió todo el botín al rey de Damasco. Aunque el ejército de Siria contaba con poca gente, el Señor le entregó un ejército enorme, por haber abandonado al Señor, Dios de sus padres. Así se hizo justicia con Joás.

Al marcharse los sirios, dejándolo con múltiples dolencias, sus servidores conspiraron contra él para vengar al hijo del sacerdote Joadá.

Hirieron a Joás en la cama y murió.

Fue sepultado en la Ciudad de David, pero no en el panteón real.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 88, 4-5. 29-30. 31-32. 33-34 (R.: 29a)

R. Le mantendré eternamente mi favor.

V. Sellé una alianza con mi elegido,
jurando a David, mi siervo:
Te fundaré un linaje perpetuo,
edificaré tu trono para todas las edades. R.

V. Le mantendré eternamente mi favor,
y mi alianza con él será estable.
Le daré una posteridad perpetua
y un trono duradero como el cielo. R.

V. Si sus hijos abandonan mi ley
y no siguen mis mandamientos,
si profanan mis preceptos
y no guardan mis mandatos. R.

V. Castigaré con la vara sus pecados
y a latigazos sus culpas.
Pero no les retiraré mi favor
ni desmentiré mi fidelidad.  R.


Aleluya

2 Cor 8, 9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre
para enriqueceros con su pobreza. R.


EVANGELIO

Mt 6, 24-34

No os agobiéis por el mañana.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.

Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?

¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe? No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.

Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».


Palabra del Señor.





















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