L-III-IMPAR-12-23

LECCIONARIO III (impar)

PARA LAS FERIAS DEL TIEMPO ORDINARIO
– AÑO IMPAR –

SEMANAS

12   13   14   15   16   17

  18   19   20   21   22   23





12 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XII semana del tiempo ordinario

Martes de la XII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XII semana del tiempo ordinario

13 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XIII semana del tiempo ordinario

Martes de la XIII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XIII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XIII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XIII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XIII semana del tiempo ordinario

14 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XIV semana del tiempo ordinario

Martes de la XIV semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XIV semana del tiempo ordinario

Jueves de la XIV semana del tiempo ordinario

Viernes de la XIV semana del tiempo ordinario

Sábado de la XIV semana del tiempo ordinario

15 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XV semana del tiempo ordinario

Martes de la XV semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XV semana del tiempo ordinario

Jueves de la XV semana del tiempo ordinario

Viernes de la XV semana del tiempo ordinario

Sábado de la XV semana del tiempo ordinario

16 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XVI semana del tiempo ordinario

Martes de la XVI semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XVI semana del tiempo ordinario

Jueves de la XVI semana del tiempo ordinario

Viernes de la XVI semana del tiempo ordinario

Sábado de la XVI semana del tiempo ordinario

17 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XVII semana del tiempo ordinario

Martes de la XVII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XVII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XVII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XVII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XVII semana del tiempo ordinario

18 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XVIII semana del tiempo ordinario

Martes de la XVIII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XVIII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XVIII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XVIII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XVIII semana del tiempo ordinario

19 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XIX semana del tiempo ordinario

Martes de la XIX semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XIX semana del tiempo ordinario

Jueves de la XIX semana del tiempo ordinario

Viernes de la XIX semana del tiempo ordinario

Sábado de la XIX semana del tiempo ordinario

20 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XX semana del tiempo ordinario

Martes de la XX semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XX semana del tiempo ordinario

Jueves de la XX semana del tiempo ordinario

Viernes de la XX semana del tiempo ordinario

Sábado de la XX semana del tiempo ordinario

21 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXI semana del tiempo ordinario

Martes de la XXI semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXI semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXI semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXI semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXI semana del tiempo ordinario

22 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXII semana del tiempo ordinario

Martes de la XXII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXII semana del tiempo ordinario

23 SEMANA DEL TIEMPO ORDINARIO

Lunes de la XXIII semana del tiempo ordinario

Martes de la XXIII semana del tiempo ordinario

Miércoles de la XXIII semana del tiempo ordinario

Jueves de la XXIII semana del tiempo ordinario

Viernes de la XXIII semana del tiempo ordinario

Sábado de la XXIII semana del tiempo ordinario




Tiempo Ordinario

SEMANA XII (Año Impar)

LUNES DE LA XII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 12, 1-9

Abrán marchó, como le había dicho el Señor.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, el Señor dijo a Abrán:

«Sal de tu tierra, de tu patria y de la casa de tu padre, hacia la tierra que te mostraré.

Haré de ti una gran nación, te bendeciré, haré famoso tu nombre, y serás una bendición.

Bendeciré a los que te bendigan, maldeciré a los que te maldigan, y en ti serán benditas todas las familias de la tierra».

Abrán marchó, como le había dicho el Señor, y con él marchó Lot. Abrán tenía setenta y cinco años cuando salió de Jarán. Abrán llevó consigo a Saray, su mujer, a Lot, su sobrino, todo lo que había adquirido y todos los esclavos que había ganado en Jarán, y salieron en dirección a Canaán.

Cuando llegaron a la tierra de Canaán, Abrán atravesó el país hasta la región de Siquén, hasta la encina de Moré. En aquel tiempo habitaban allí los cananeos.

El Señor se apareció a Abrán y le dijo:

«A tu descendencia le daré esta tierra».

Él construyó allí un altar en honor del Señor que se le había aparecido. Desde allí continuó hacia las montañas, al este de Betel, y plantó allí su tienda, con Betel a poniente y Ay a levante; construyó allí un altar al Señor e invocó el nombre del Señor. Después Abrán se trasladó por etapas al Negueb.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 32, 12-13. 18-19. 20 y 22. (R.: cf. 12)

R. Dichoso el pueblo que el Señor
se escogió como heredad.

V. Dichosa la nación cuyo Dios es el Señor,
el pueblo que él se escogió como heredad.
El Señor mira desde el cielo,
se fija en todos los hombres. R.

V. Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

V. Nosotros aguardamos al Señor:
él es nuestro auxilio y escudo.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti. R.


Aleluya

Heb 4, 12ad

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.


EVANGELIO

Mt 7, 1-5

Sácate primero la viga del ojo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No juzguéis, para que no seáis juzgados. Porque seréis juzgados como juzguéis vosotros, y la medida que uséis, la usarán con vosotros.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo?

¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Déjame que te saque la mota del ojo”, teniendo una viga en el tuyo? Hipócrita; sácate primero la viga del ojo; entonces verás claro y podrás sacar la mota del ojo de tu hermano».


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 13, 2. 5-18

No haya disputas entre nosotros dos, pues somos hermanos.

Lectura del libro del Génesis.

ABRÁN era muy rico en ganado, plata y oro.

También Lot, que iba con Abrán, poseía ovejas, vacas y tiendas, de modo que ya no podían vivir juntos en el país, porque sus posesiones eran inmensas y ya no cabían juntos.

Por ello surgieron disputas entre los pastores de Abrán y los de Lot. Además, en aquel tiempo cananeos y los perizitas habitaban en el país.

Abrán dijo a Lot:

«No haya disputas entre nosotros dos, ni entre mis pastores y tus pastores, pues somos hermanos. ¿No tienes delante todo el país? Sepárate de mí: si vas a la izquierda, yo iré a la derecha; si vas a la derecha, yo iré a la izquierda».

Lot echó una mirada y vio que toda la vega del Jordán, hasta la entrada de Soar, era de regadío —esto era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra— como el jardín del Señor, o como Egipto. Lot se escogió la vega del Jordán y marchó hacia levante; y así se separaron el uno del otro.

Abrán habitó en Canaán; Lot en las ciudades de la vega, plantando las tiendas hasta Sodoma. Los habitantes de Sodoma eran malvados y pecaban gravemente contra el Señor.

El Señor dijo a Abrán, después que Lot se había separado de él:

«Alza tus ojos y mira desde el lugar en donde estás hacia el norte, el mediodía, el levante y el poniente. Toda la tierra que ves te la daré a ti y a tus descendientes para siempre. Haré a tus descendientes como el polvo de la tierra: el que pueda contar el polvo podrá contar a tus descendientes. Levántate, recorre el país a lo largo y a lo ancho, pues te lo voy a dar».

Abrán alzó la tienda y fue a establecerse junto a la encina de Mambré, en Hebrón, donde construyó un altar al Señor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 14, 2-3a. 3bc-4ab. 5. (R.: 1b)

R. Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda?

V. El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua. R.

V. El que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino.
El que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor. R.

V. El que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.
El que así obra nunca fallará. R.


Aleluya

Cf. Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.


EVANGELIO

Mt 7, 6. 12-14

Lo que deseáis que los demás hagan con vosotros, hacedlo con ellos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No deis lo santo a los perros, ni les echéis vuestras perlas a los cerdos; no sea que las pisoteen con sus patas y después se revuelvan para destrozaros.

Así, pues, todo lo que queráis que haga la gente con vosotros, hacedlo vosotros con ella; pues ésta es la Ley y los Profetas.

Entrad por la puerta estrecha. Porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos entran por ellos.

¡Qué estrecha es la puerta y qué angosto el camino que lleva a la vida! Y pocos dan con ellos».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 15, 1-12. 17-18

Abrán creyó al Señor y se le contó como justicia; y el Señor concertó alianza con él.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, el Señor dirigió a Abrán, en una visión, la siguiente palabra:

«No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante».

Abrán contestó:

«Señor Dios, ¿qué me vas a dar si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa?».

Abrán añadió:

«No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará».

Pero el Señor le dirigió esta palabra:

«No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas será tu heredero».

Luego lo sacó afuera y le dijo:

«Mira al cielo, y cuenta las estrellas, si puedes contarlas».

Y añadió:

«Así será tu descendencia».

Abrán creyó al Señor y se le contó como justicia.

Después le dijo:

«Yo soy el Señor, que te sacó de Ur de los Caldeos, para darte en posesión esta tierra».

Él replicó:

«Señor Dios, ¿cómo sabré que yo voy a poseerla?».

Respondió el Señor:

«Tráeme una novilla de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón».

Él los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres, y Abrán los espantaba.

Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él.

El sol se puso, y vino la oscuridad; una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados.

Aquel día el Señor concertó alianza con Abrán en estos términos:

«A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto al Gran Río Éufrates».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7. 8-9. (R.: 8a)

R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

O bien:

R. Aleluya.

V. Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

V. Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.

V. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.

V. Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.


Aleluya

Jn 15, 4a. 5b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Permaneced en mí, y yo en vosotros —dice el Señor—;
el que permanece en mí da fruto abundante. R.


EVANGELIO

Mt 7, 15-20

Por sus frutos los conoceréis.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Cuidado con los profetas falsos; se acercan con piel de oveja, pero por dentro son lobos rapaces.

Por sus frutos los conoceréis. ¿Acaso se cosechan uvas de las zarzas o higos de los cardos? Así, todo árbol sano da frutos buenos; pero el árbol dañado da frutos malos. Un árbol sano no puede dar frutos malos, ni un árbol dañado dar frutos buenos. El árbol que no da fruto bueno se tala y se echa al fuego. Es decir, que por sus frutos los conoceréis».


Palabra del Señor.



JUEVES DE LA XII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA (forma larga)

Gén 16, 1-12. 15-16

Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar.

Lectura del libro del Génesis.

SARAY, la mujer de Abrán, no le daba hijos; pero tenía una esclava egipcia llamada Agar.

Saray dijo a Abrán: «El Señor no me concede hijos, llégate, pues, a mi esclava a ver si tengo hijos por medio de ella».

Abrán aceptó la propuesta de Saray. Así, a los diez años de habitar Abrán en Canaán, Saray, la mujer de Abrán, tomó a Agar, la esclava egipcia, y se la dio a Abrán, su marido, como esposa. Él se llegó a Agar y ella concibió. Al verse encinta, le perdió el respeto a su señora.

Entonces Saray dijo a Abrán:

«Tú eres responsable de esta injusticia; yo he puesto en tus brazos a mi esclava, y ella al verse encinta me desprecia. El Señor juzgue entre nosotros dos».

Abrán dijo a Saray:

«En tu poder está tu esclava, trátala como te parezca».

Saray la maltrató y ella se escapó. El ángel del Señor la encontró junto a una fuente en el desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo:

«Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?».

Ella respondió:

«Vengo huyendo de Saray mi señora».

El ángel del Señor le dijo:

«Vuelve a tu señora y sométete a su poder».

Y el ángel del Señor añadió:

«Haré tan numerosa tu descendencia, que no se podrá contar».

Y el ángel del Señor concluyó:

«Mira, estás encinta, darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Será un potro salvaje: su mano irá contra todos y la de todos contra él; acampará separado de sus hermanos».

Agar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Agar le engendró a Ismael.


Palabra de Dios.

PRIMERA LECTURA (forma breve)

Gén 16, 6b-12. 15-16

Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, Saray maltrató a Agar y ella se escapó.

El ángel del Señor la encontró junto a una fuente en el desierto, la fuente del camino de Sur, y le dijo:

«Agar, esclava de Saray, ¿de dónde vienes y adónde vas?».

Ella respondió:

«Vengo huyendo de Saray mi señora».

El ángel del Señor le dijo:

«Vuelve a tu señora y sométete a su poder».

Y el ángel del Señor añadió:

«Haré tan numerosa tu descendencia, que no se podrá contar».

Y el ángel del Señor concluyó:

«Mira, estás encinta, darás a luz un hijo y lo llamarás Ismael, porque el Señor ha escuchado tu aflicción. Será un potro salvaje: su mano irá contra todos y la de todos contra él; acampará separado de sus hermanos».

Agar dio un hijo a Abrán, y Abrán llamó Ismael al hijo que le había dado Agar. Abrán tenía ochenta y seis años cuando Agar le engendró a Ismael.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 105, 1b-2. 3-4a. 4b-5. (R.: 1b)

R. Dad gracias al Señor porque es bueno.

O bien:

R. Aleluya.

V. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza? R.

V. Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí por amor a tu pueblo. R.

V. Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mt 7, 21-29

La casa edificada sobre roca y la casa edificada sobre arena.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?”. Entonces yo les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».

Al terminar Jesús este discurso, la gente estaba admirada de su enseñanza, porque les enseñaba con autoridad y no como sus escribas.


Palabra del Señor.



VIERNES DE LA XII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 17, 1. 9-10. 15-22

Sea circuncidado todo varón como señal de la alianza. Sara te va a dar un hijo.

Lectura del libro del Génesis.

CUANDO Abrán tenía noventa y nueve años, se le apareció el Señor y le dijo:

«Yo soy el Dios todopoderoso, camina en mi presencia y sé perfecto».

El Señor añadió a Abrahán:

«Por tu parte, guarda mi alianza, tú y tus descendientes en sucesivas generaciones. Ésta es la alianza que habréis de guardar, una alianza entre yo y vosotros y tus descendientes: sea circuncidado todo varón entre vosotros».

El Señor dijo a Abrahán:

«Saray, tu mujer, ya no se llamará Saray, sino Sara. La bendeciré, y te dará un hijo, a quien también bendeciré. De ella nacerán pueblos y reyes de naciones».

Abrahán cayó rostro en tierra y se sonrió, pensando en su interior:

«¿Un centenario va a tener un hijo y Sara va a dar a luz a los noventa?».

Y Abrahán dijo a Dios:

«Ojalá pueda vivir Ismael en tu presencia».

Dios replicó:

«No, es Sara quien te va a dar un hijo, lo llamarás Isaac; con él estableceré mi alianza y con sus descendientes, una alianza perpetua. En cuanto a Ismael, escucho tu petición: lo bendeciré, lo haré fecundo, lo haré crecer sobremanera, engendrará doce príncipes y lo convertiré en una gran nación. Pero mi alianza la concertaré con Isaac, el hijo que te dará Sara, el año que viene por estas fechas».

Cuando el Señor terminó de hablar con Abrahán, se retiró.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 127, 1bc-2. 3. 4-5. (R.: 4)

R. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.

V. Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

V. Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

V. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.


Aleluya

Mt 8, 17b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades. R.


EVANGELIO

Mt 8, 1-4

Si quieres, puedes limpiarme.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

AL bajar Jesús del monte, lo siguió mucha gente.

En esto, se le acercó un leproso, se arrodilló y le dijo:

«Señor, si quieres, puedes limpiarme».

Extendió la mano y lo tocó, diciendo:

«Quiero, queda limpio».

Y en seguida quedó limpio de la lepra.

Jesús le dijo:

«No se lo digas a nadie, pero ve a presentarte al sacerdote y entrega la ofrenda que mandó Moisés, para que les sirva de testimonio».


Palabra del Señor.



SÁBADO DE LA XII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 18, 1-15

¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Cuando vuelva a visitarte, Sara habrá tenido un hijo.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, el Señor se apareció a Abrahán junto a la encina de Mambré, mientras él estaba sentado a la puerta de la tienda, en lo más caluroso del día. Alzó la vista y vio tres hombres frente a él. Al verlos, corrió a su encuentro desde la puerta de la tienda, se postró en tierra y dijo:

«Señor mío, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo. Haré que traigan agua para que os lavéis los pies y descanséis junto al árbol. Mientras, traeré un bocado de pan para que recobréis fuerzas antes de seguir, ya que habéis pasado junto a la casa de vuestro siervo».

Contestaron:

«Bien, haz lo que dices».

Abrahán entró corriendo en la tienda donde estaba Sara y le dijo:

«Aprisa, prepara tres cuartillos de flor de harina, amásalos y haz unas tortas».

Abrahán corrió enseguida a la vacada, escogió un ternero hermoso y se lo dio a un criado para que lo guisase de inmediato. Tomó también cuajada, leche y el ternero guisado y se lo sirvió. Mientras él estaba en pie bajo el árbol, ellos comían.

Después le dijeron:

«¿Dónde está Sara, tu mujer?».

Contestó:

«Aquí, en la tienda».

Y uno añadió:

«Cuando yo vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».

Sara estaba escuchando detrás de la entrada de la tienda.

Abrahán y Sara eran ancianos, de edad muy avanzada, y Sara ya no tenía sus períodos.

Sara se rió para sus adentros, pensando:

«Cuando ya estoy agotada, ¿voy a tener placer, con un marido tan viejo?».

Entonces el Señor dijo a Abrahán:

«¿Por qué se ha reído Sara, diciendo: “De verdad que voy a tener un hijo, yo tan vieja”? ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Cuando vuelva a visitarte por esta época, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo».

Pero Sara, lo negó:

«No me he reído», dijo, pues estaba asustada.

Él replicó:

«No lo niegues, te has reído».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Lc 1, 46b-47. 48-49. 50 y 53. 54-55. (R.: 54b)

R. El Señor se acuerda de la misericordia.

V. Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador. R.

V. Porque ha mirado la humillación de su esclava.
Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo. R.

V. Y su misericordia llega a sus fieles de generación en generación.
A los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos. R.

V. Auxilia a Israel, su siervo, acordándose de la misericordia
—como lo había prometido a nuestros padres—
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre. R.


Aleluya

Mt 8, 17b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Cristo tomó nuestras dolencias
y cargó con nuestras enfermedades. R.


EVANGELIO

Mt 8, 5-17

Vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, al entrar Jesús en Cafarnaún, un centurión se le acercó rogándole:

«Señor, tengo en casa un criado que está en cama paralítico y sufre mucho».

Le contestó:

«Voy yo a curarlo».

Pero el centurión le replicó:

«Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo. Basta que lo digas de palabra, y mi criado quedará sano. Porque yo también vivo bajo disciplina y tengo soldados a mis órdenes; y le dijo a uno: “Ve” y va; al otro: “Ven”, y viene; a mi criado: “Haz esto”, y lo hace».

Al oírlo, Jesús quedó admirado y dijo a los que le seguían:

«En verdad os digo que en Israel no he encontrado en nadie tanta fe. Os digo que vendrán muchos de oriente y occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos; en cambio, a los hijos del reino los echarán fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».

Y dijo al centurión:

«Vete; que te suceda según has creído».

Y en aquel momento se puso bueno el criado.

Al llegar Jesús a casa de Pedro, vio a su suegra en cama con fiebre; le tocó su mano y se le pasó la fiebre; se levantó y se puso a servirle.

Al anochecer, le llevaron muchos endemoniados; él, con su palabra, expulsó los espíritus y curó a todos los enfermos para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:

«Él tomó nuestras dolencias y cargó con nuestras enfermedades».


Palabra del Señor.




SEMANA XIII (Año Impar)

LUNES DE LA XIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 18, 16-33

¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable?

Lectura del libro del Génesis.

LOS hombres se levantaron de allí y miraron hacia Sodoma. Abrahán los acompañaba para despedirlos.

El Señor pensó:

«¿Puedo ocultarle a Abrahán lo que voy a hacer? Abrahán se convertirá en un pueblo grande y numeroso, y en él se bendecirán todos los pueblos de la tierra. Lo he escogido para que mande a sus hijos, a su casa y a sus sucesores que guarden el camino del Señor, practicando la justicia y el derecho; y así cumplirá el Señor a Abrahán lo que le ha prometido».

El Señor dijo:

«El clamor contra Sodoma y Gomorra es fuerte y su pecado es grave: voy a bajar, a ver si realmente sus acciones responden a la queja llegada a mí; y si no, lo sabré».

Los hombres se volvieron de allí y se dirigieron a Sodoma, mientras Abrahán seguía en pie ante el Señor. Abrahán se acercó y le dijo:

«¿Es que vas a destruir al inocente con el culpable? Si hay cincuenta inocentes en la ciudad, ¿los destruirás y no perdonarás el lugar por los cincuenta inocentes que hay en él? ¡Lejos de ti tal cosa!, matar al inocente con el culpable, de modo que la suerte del inocente sea como la del culpable; ¡lejos de ti! El juez de toda la tierra, ¿no hará justicia?».

El Señor contestó:

«Si encuentro en la ciudad de Sodoma cincuenta inocentes, perdonaré a toda la ciudad en atención a ellos».

Abrahán respondió:

«¡Me he atrevido a hablar a mi Señor, yo que soy polvo y ceniza! Y si faltan cinco para el número de cincuenta inocentes, ¿destruirás, por cinco, toda la ciudad?».

Respondió el Señor: «No la destruiré, si es que encuentro allí cuarenta y cinco».

Abrahán insistió:

«Quizá no se encuentren más que cuarenta».

Él dijo:

«En atención a los cuarenta, no lo haré».

Abrahán siguió hablando:

«Que no se enfade mi Señor si sigo hablando. ¿Y si se encuentran treinta?».

Él contestó:

«No lo haré, si encuentro allí treinta».

Insistió Abrahán:

«Ya que me he atrevido a hablar a mi Señor, ¿y si se encuentran allí veinte?».

Respondió el Señor:

«En atención a los veinte, no la destruiré».

Abrahán continuó:

«Que no se enfade mi Señor si hablo una vez más: ¿Y si se encuentran diez?».

Contestó el Señor:

«En atención a los diez, no la destruiré».

Cuando terminó de hablar con Abrahán, el Señor se fue; y Abrahán volvió a su lugar.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 1b-2. 3-4. 8-9. 10-11. (R.: 8a)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

V. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa,
y te colma de gracia y de ternura. R.

V. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.

V. No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen. R


Aleluya

Cf. Sal 94, 8a 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis vuestro corazón;
Escuchad la voz del Señor. R.


EVANGELIO

Mt 8, 18-22

Sígueme.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, viendo Jesús que lo rodeaba mucha gente, dio orden de cruzar a la otra orilla. Se le acercó un escriba y le dijo:

«Maestro, te seguiré adonde vayas».

Jesús le respondió:

«Las zorras tienen madrigueras y los pájaros nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza».

Otro, que era de los discípulos, le dijo:

«Señor, déjame ir primero a enterrar a mi padre».

Jesús le replicó:

«Tú, sígueme y deja que los muertos entierren a sus muertos».


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO



PRIMERA LECTURA

Gén 19, 15-29

El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, los ángeles urgieron a Lot:

«Levántate, toma a tu mujer y a tus dos hijas que están aquí, no vayan a perecer por culpa de Sodoma».

Y, como no se decidía, los hombres los tomaron de la mano a él, a su mujer y a sus dos hijas, por la misericordia del Señor hacia él, y lo sacaron, poniéndolo fuera de la ciudad y diciéndole:

«Ponte a salvo; por tu vida, no mires atrás ni te detengas en la vega; ponte a salvo en los montes, para no perecer».

Lot les respondió:

«No, Señor mío. Aunque tu siervo ha alcanzado tu favor, pues me has tratado con gran misericordia, salvándome la vida, yo no puedo ponerme a salvo en los montes; la desgracia me alcanzará y moriré. Mira, cerca de aquí hay una ciudad pequeña, donde puedo refugiarme. ¡Permíteme escapar allá! ¿No es acaso muy pequeña? Así yo salvaré la vida».

Le contestó:

«Accedo a lo que pides, no arrasaré la ciudad que dices. Aprisa, ponte a salvo allí, pues no puedo hacer nada hasta que llegues allá».

Por eso la ciudad se llama Soar.

Salía el sol sobre la tierra cuando Lot llegó a Soar.

El Señor hizo llover sobre Sodoma y Gomorra azufre y fuego desde el cielo. Arrasó aquellas ciudades y toda la vega; los habitantes de las ciudades y la vegetación del suelo.

La mujer de Lot miró atrás y se convirtió en estatua de sal.

Abrahán madrugó y se dirigió al sitio donde había estado con el Señor. Miró en dirección de Sodoma y Gomorra, toda la extensión de la vega, y vio humo que subía del suelo, como humo de horno.

Cuando Dios destruyó las ciudades de la vega, se acordó de Abrahán y sacó a Lot de la catástrofe, al arrasar las ciudades donde había vivido Lot.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 25, 2-3. 9-10. 11-12. (R.: 3a)

R. Tengo ante los ojos tu bondad, Señor.

V. Escrútame, Señor, ponme a prueba,
sondea mis entrañas y mi corazón,
porque tengo ante los ojos tu bondad,
y camino en tu verdad. R.

V. No arrebates mi alma con los pecadores,
ni mi vida con los sanguinarios,
que en su izquierda llevan infamias,
y su derecha está llena de sobornos. R.

V. Yo, en cambio, camino en la integridad;
sálvame, ten misericordia de mí.
Mi pie se mantiene en el camino llano;
en la asamblea bendeciré al Señor. R.


Aleluya

Cf. Sal 129, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Espero en el Señor,
espero en su palabra. R.


EVANGELIO

Mt 8, 23-27

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, subió Jesús a la barca, y sus discípulos lo siguieron.

En esto se produjo una tempestad tan fuerte, que la barca desaparecía entre las olas; él dormía. Se acercaron los discípulos y lo despertaron, gritándole:

«¡Señor, sálvanos, que perecemos!».

Él les dice:

«¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?».

Se puso en pie, increpó a los vientos y al mar y vino una gran calma. Los hombres se decían asombrados:

«¿Quién es éste, que hasta el viento y el mar le obedecen?».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO



PRIMERA LECTURA

Gén 21, 5. 8-20

No va a heredar el hijo de esa criada con mi hijo Isaac.

Lectura del libro del Génesis.

ABRAHÁN tenía cien años cuando le nació su hijo Isaac.

El chico creció y lo destetaron. Abrahán dio un gran banquete el día que destetaron a Isaac.

Al ver que el hijo de Agar, la egipcia, y de Abrahán jugaba con Isaac, Sara dijo a Abrahán:

«Expulsa a esa criada y a su hijo, pues no va a heredar el hijo de esa criada con mi hijo Isaac».

Abrahán se llevó un disgusto, pues era hijo suyo. Pero Dios dijo a Abrahán:

«No te aflijas por el muchacho y la criada; haz todo lo que te dice Sara, porque será Isaac quien continúe tu descendencia. Pero también al hijo de la criada lo convertiré en un gran pueblo, pues es descendiente tuyo».

Abrahán madrugó, tomó pan y un odre de agua, lo cargó a hombros de Agar y la despidió con el muchacho. Ella marchó y fue vagando por el desierto de Berseba. Cuando se le acabó el agua del odre, colocó al niño debajo de unas matas; se apartó y se sentó a solas, a la distancia de un tiro de arco, diciendo:

«No puedo ver morir al niño».

Se sentó aparte y, alzando la voz, rompió a llorar. Dios oyó la voz del niño, y el ángel de Dios llamó a Agar desde el cielo; le dijo:

«¿Qué te pasa, Agar? No temas, porque Dios ha oído la voz del chico, allí donde está. Levántate, toma al niño y agárrale fuerte de la mano, porque haré que sea un pueblo grande».

Dios le abrió los ojos, y vio un pozo de agua; ella fue, llenó el odre de agua y dio de beber al muchacho.

Dios estaba con el muchacho, que creció, habitó en el desierto y se hizo un experto arquero.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 33, 7-8. 10-11. 12-13. (R.: 7ab)

R. El afligido invocó al Señor, y él lo escuchó.

V. El afligido invocó al Señor,
él lo escuchó y lo salvó de sus angustias.
El ángel del Señor acampa en torno a quienes lo temen
y los protege. R.

V. Todos sus santos, temed al Señor,
porque nada les falta a los que lo temen;
los ricos empobrecen y pasan hambre,
los que buscan al Señor no carecen de nada. R.

V. Venid, hijos, escuchadme:
os instruiré en el temor del Señor.
¿Hay alguien que ame la vida
y desee días de prosperidad? R.


Aleluya

Sant 1, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Por propia iniciativa el Padre nos engendró con la palabra de la verdad,
para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.


EVANGELIO

Mt 8, 28-34

¿Has venido aquí a atormentar a los demonios antes de tiempo?

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, llegó Jesús a la otra orilla, a la región de los gadarenos.

Desde los sepulcros dos endemoniados salieron a su encuentro; eran tan furiosos que nadie se atrevía a transitar por aquel camino.

Y le dijeron a gritos:

«¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Hijo de Dios? ¿Has venido aquí a atormentarnos antes de tiempo?».

A cierta distancia, una gran piara de cerdos estaba paciendo. Los demonios le rogaron:

«Si nos echas, mándanos a la piara».

Jesús les dijo:

«Id».

Salieron y se metieron en los cerdos. Y la piara entera se abalanzó acantilado abajo al mar y murieron en las aguas.

Los porquerizos huyeron al pueblo y lo contaron todo, incluyendo lo de los endemoniados.

Entonces el pueblo entero salió a donde estaba Jesús y, al verlo, le rogaron que se marchara de su país.


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 22, 1-19

El sacrificio de Abrahán, nuestro padre en la fe.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, Dios puso a prueba a Abrahán. Le dijo:

«¡Abrahán!».

Él respondió:

«Aquí estoy».

Dios dijo:

«Toma a tu hijo único, al que amas, a Isaac, y vete a la tierra de Moria y ofrécemelo allí en holocausto en uno de los montes que yo te indicaré».

Abrahán madrugó, aparejó el asno y se llevó consigo a dos criados y a su hijo Isaac; cortó leña para el holocausto y se encaminó al lugar que le había indicado Dios.

Al tercer día levantó Abrahán los ojos y divisó el sitio desde lejos. Abrahán dijo a sus criados:

«Quedaos aquí con el asno; yo con el muchacho iré hasta allá para adorar, y después volveremos con vosotros».

Abrahán tomó la leña para el holocausto, se la cargó a su hijo Isaac, y él llevaba el fuego y el cuchillo. Los dos caminaban juntos.

Isaac dijo a Abrahán, su padre:

«Padre».

Él respondió:

«Aquí estoy, hijo mío».

El muchacho dijo:

«Tenemos fuego y leña, pero, ¿dónde está el cordero para el holocausto?».

Abrahán contestó:

«Dios proveerá el cordero para el holocausto, hijo mío».

Y siguieron caminando juntos.

Cuando llegaron al sitio que le había dicho Dios, Abrahán levantó allí el altar y apiló la leña, luego ató a su hijo Isaac y lo puso sobre el altar, encima de la leña. Entonces Abrahán alargó la mano y tomó el cuchillo para degollar a su hijo.

Pero el ángel del Señor le gritó desde el cielo:

«¡Abrahán, Abrahán!».

Él contestó:

«Aquí estoy».

El ángel le ordenó:

«No alargues la mano contra el muchacho ni le hagas nada. Ahora he comprobado que temes a Dios, porque no te has reservado a tu hijo, a tu único hijo».

Abrahán levantó los ojos y vio un carnero enredado por los cuernos en la maleza. Se acercó, tomó el carnero y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo.

Abrahán llamó aquel sitio «El Señor ve», por lo que se dice aún hoy «En el monte del Señor es visto».

El ángel del Señor llamó a Abrahán por segunda vez desde el cielo y le dijo:

«Juro por mí mismo, oráculo del Señor: por haber hecho esto, por no haberte reservado tu hijo, tu hijo único, te colmaré de bendiciones y multiplicaré a tus descendientes como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las puertas de sus enemigos. Todas las naciones de la tierra se bendecirán con tu descendencia, porque has escuchado mi voz».

Abrahán volvió al lado de sus criados y juntos se pusieron en camino hacia Berseba, y Abrahán se quedó a vivir en Berseba.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 114, 1-2. 3-4. 5-6. 8-9. (R.: 9)

R. Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

O bien:

R. Aleluya.

V. Amo al Señor, porque escucha mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí el día que lo invoco. R.

V. Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida». R.

V. El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó. R.

V. Arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.
Caminaré en presencia del Señor en el país de los vivos. R.


Aleluya

2 Cor 5, 19ac

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. R.


EVANGELIO

Mt 9, 1-8

La gente alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, subió Jesús a una barca, cruzó a la otra orilla y fue a su ciudad. En esto le presentaron un paralítico, acostado en una camilla. Viendo la fe que tenían, dijo al paralítico:

«¡Ánimo, hijo!, tus pecados te son perdonados».

Algunos de los escribas se dijeron:

«Éste blasfema».

Jesús, sabiendo lo que pensaban, les dijo:

«¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: “Tus pecados te son perdonados”, o decir: “Levántate y echa a andar”? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados —entonces dice al paralítico—: “Ponte en pie, coge tu camilla y vete a tu casa”».

Se puso en pie y se fue a su casa.

Al ver esto, la gente quedó sobrecogida y alababa a Dios, que da a los hombres tal potestad.


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 23, 1-4. 19; 24, 1-8. 62-67

Isaac con el amor de Rebeca se consoló de la muerte de su madre.

Lectura del libro del Génesis.

SARA vivió ciento veintisiete años. Murió Sara en Quiriat Arbá, o sea Hebrón, en la tierra de Canaán.

Abrahán fue a hacer duelo por Sara y a llorarla.

Después Abrahán dejó a su difunta y habló así a los hititas:

«Yo soy un emigrante, residente entre vosotros. Dadme un sepulcro en propiedad, entre vosotros, para enterrar a mi difunta».

Después Abrahán enterró a Sara, su mujer, en la cueva del campo de Macpela, frente a Mambré, o sea Hebrón, en la tierra de Canaán.

Abrahán era anciano, de edad avanzada, y el Señor había bendecido a Abrahán en todo.

Abrahán dijo al criado más viejo de su casa, que administraba todas las posesiones:

«Pon tu mano bajo mi muslo y júrame por el Señor, Dios del cielo y la tierra, que no tomarás mujer para mi hijo de entre las hijas de los cananeos, en cuya tierra habito, sino que irás a mi tierra nativa a tomar mujer para mi hijo Isaac».

El criado contestó:

«Y si la mujer no quiere venir conmigo a esta tierra, ¿tengo que llevar a tu hijo a la tierra de donde saliste?».

Abrahán le replicó:

«De ninguna manera lleves a mi hijo allá. El Señor, Dios del cielo, que me sacó de la casa paterna y del país nativo, y que me juró: “A tu descendencia daré esta tierra”, enviará su ángel delante de ti, y traerás de allí mujer para mi hijo. Pero, si la mujer no quiere venir contigo, quedas libre del juramento. Mas a mi hijo, no lo lleves allá».

Después de mucho tiempo, Isaac había vuelto del pozo de Lajay Roi. Por entonces habitaba en la región del Negueb.

Una tarde, salió a pasear por el campo y, alzando la vista, vio acercarse unos camellos.

También Rebeca alzó la vista y, al ver a Isaac, bajó del camello.

Ella dijo al criado:

«¿Quién es aquel hombre que viene por el campo en dirección a nosotros?».

Respondió el criado:

«Es mi amo».

Entonces ella tomó el velo y se cubrió.

El criado le contó a Isaac todo lo que había hecho.

Isaac la condujo a la tienda de su madre Sara, la tomó por esposa y con su amor se consoló de la muerte de su madre.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 105, 1b-2. 3-4b. 4c-5. (R.: 1b)

R. Dad gracias al Señor porque es bueno.

V. Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
¿Quién podrá contar las hazañas de Dios,
pregonar toda su alabanza? R.

V. Dichosos los que respetan el derecho
y practican siempre la justicia.
Acuérdate de mí
por amor a tu pueblo. R.

V. Visítame con tu salvación:
para que vea la dicha de tus escogidos,
y me alegre con la alegría de tu pueblo,
y me gloríe con tu heredad. R.


Aleluya

Mt 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
—dice el Señor—, y yo os aliviaré. R.


EVANGELIO

Mt 9, 9-13

No tienen necesidad de médico los sanos; misericordia quiero y no sacrificios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, al pasar vio Jesús a un hombre llamado Mateo sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo:

«Sígueme».

Él se levantó y lo siguió.

Y estando en la casa, sentado a la mesa, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaban con Jesús y sus discípulos.

Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos:

«¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?».

Jesús lo oyó y dijo:

«No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa “Misericordia quiero y no sacrificio”: que no he venido a llamar a justos, sino a pecadores». 


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 27, 1-5. 15-29

Jacob suplantó a su hermano y le quitó su bendición.

Lectura del libro del Génesis.

CUANDO Isaac se hizo viejo y perdió la vista, llamó a su hijo mayor:

«Hijo mío».

Le contestó:

«Aquí estoy».

Él le dijo:

«Mira, yo soy viejo y no sé cuándo moriré. Toma tus aparejos, arco y aljaba, y sal al campo a buscarme caza; después me preparas un guiso sabroso, como a mí me gusta, y me lo traes para que lo coma; pues quiero darte mi bendición antes de morir».

Rebeca escuchó la conversación de Isaac con Esaú, su hijo.

Salió Esaú al campo a cazar para su padre.

Rebeca tomó un traje de su hijo mayor, Esaú, el mejor que tenía en casa, y vistió con él a Jacob, su hijo menor. Con la piel de los cabritos le cubrió los brazos y la parte lisa del cuello.

Y puso en manos de su hijo Jacob el guiso sabroso que había preparado y el pan.

Él entró en la habitación de su padre y dijo:

«Padre».

Respondió Isaac:

«Aquí estoy; ¿quién eres, hijo mío?».

Respondió Jacob a su padre:

«Soy Esaú, tu primogénito; he hecho lo que me mandaste; incorpórate, siéntate y come de mi caza; después podrás bendecirme».

Isaac dijo a su hijo:

«¿Cómo la has podido encontrar tan pronto, hijo mío?».

Él respondió:

«El Señor tu Dios, me la puso al alcance».

Isaac dijo a Jacob:

«Acércate que te palpe, hijo mío, a ver si eres tú mí hijo Esaú o no».

Se acercó Jacob a su padre Isaac, que lo palpó y le dijo:

«La voz es de Jacob, pero los brazos son de Esaú».

Y no lo reconoció porque sus brazos estaban peludos como los de su hermano Esaú.

Así que le bendijo.

Pero insistió:

«¿Eres tú realmente mi hijo Esaú?».

Respondió Jacob:

«Yo soy».

Isaac, dijo:

«Sírveme, hijo mío, que coma yo de tu caza; después te bendeciré».

Se la sirvió y él comió. Le trajo vino y bebió. Entonces le dijo su padre Isaac:

«Acércate y bésame, hijo mío».

Se acercó y lo besó. Y, al oler el aroma del traje, lo bendijo con estas palabras:

«El aroma de mi hijo
es como el aroma de un campo
que bendijo el Señor.

Que Dios te conceda el rocío del cielo,
la fertilidad de la tierra,
abundancia de trigo y de vino.

Que te sirvan los pueblos,
y se postren ante ti las naciones.
Sé señor de tus hermanos,
que ellos se postren ante ti.
Maldito quien te maldiga,
bendito quien te bendiga».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 134, 1-2. 3-4. 5-6. (R.: 3a)

R. Alabad al Señor porque es bueno.

V. Alabad el nombre del Señor,
alabadlo, siervos del Señor,
que estáis en la casa del Señor,
en los atrios de la casa de nuestro Dios. R.

V. Alabad al Señor porque es bueno,
tañed para su nombre, que es amable.
Porque el Señor se escogió a Jacob,
a Israel en posesión suya. R.

V. Yo sé que el Señor es grande,
nuestro Dios más que todos los dioses.
El Señor todo lo que quiere lo hace:
en el cielo y en la tierra,
en los mares y en los océanos. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mt 9, 14-17

¿Es que pueden guardar luto mientras el esposo está con ellos?

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, los discípulos de Juan se le acercan a Jesús, preguntándole:

«¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos a menudo y, en cambio, tus discípulos no ayunan?».

Jesús les dijo:

«¿Es que pueden guardar luto los amigos del esposo, mientras el esposo está con ellos?

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, y entonces ayunarán.

Nadie echa un remiendo de paño sin remojar a un manto pasado; porque la pieza tira del manto y deja un roto peor.

Tampoco se echa vino nuevo en odres viejos, porque revientan los odres; se derrama el vino, y los odres se estropean; el vino nuevo se echa en odres nuevos, y así las dos cosas se conservan».


Palabra del Señor.




SEMANA XIV (Año Impar)

LUNES DE LA XIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 28, 10-22a

Vio una escalinata y ángeles de Dios subían y bajaban, y Dios hablaba.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, Jacob salió de Berseba en dirección a Jarán.

Llegó a un determinado lugar y se quedó allí a pernoctar, porque ya se había puesto el sol.

Tomando una piedra de allí mismo, se la colocó por cabezal y se echó a dormir en aquel lugar.

Y tuvo un sueño: una escalinata, apoyada en la tierra, con la cima tocaba el cielo. Ángeles de Dios subían y bajaban por ella. El Señor, que estaba en pie junto a ella, le dijo:

«Yo soy el Señor, el Dios de tu padre Abrahán y el Dios de Isaac. La tierra sobre la que estás acostado la daré a ti y a tu descendencia.

Tu descendencia será como el polvo de la tierra, y te extenderás a occidente y oriente, a norte y sur; y todas las naciones de la tierra serán benditas por causa tuya y de tu descendencia. Yo estoy contigo; yo te guardaré donde quiera que vayas, te haré volver a esta tierra y no te abandonaré hasta que cumpla lo que he prometido».

Cuando Jacob despertó de su sueño, dijo:

«Realmente el Señor está en este lugar y yo no lo sabía».

Y, sobrecogido, añadió:

«Qué terrible es este lugar; no es sino la casa de Dios y la puerta del cielo».

Jacob se levantó de madrugada, tomó la piedra que había colocado como cabezal, la erigió como estela y derramó aceite por encima.

Y llamó a aquel lugar Betel, aunque antes la ciudad se llamaba Luz.

Jacob hizo un voto en estos términos:

«Si Dios está conmigo y me guarda en el camino que estoy haciendo, si me da pan para comer y vestidos para cubrirme, si vuelvo sano y salvo a casa de mi padre, entonces el Señor será mi Dios, y esta piedra que he erigido como estela será una casa de Dios; y de todo lo que me des, te daré el diezmo».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 90, 1-2. 3-4. 14-15ab. (R.: 2b)

R. Dios mío, confío en ti.

V. Tú que habitas al amparo del Altísimo,
que vives a la sombra del Omnipotente,
di al Señor: «Refugio mío, alcázar mío,
Dios mío, confío en ti». R.

V. Él te librará de la red del cazador,
de la peste funesta.
Te cubrirá con sus plumas,
bajo sus alas te refugiarás:
su verdad es escudo y armadura. R.

V. «Se puso junto a mí: lo libraré;
lo protegeré porque conoce mi nombre,
me invocará y lo escucharé.
Con él estaré en la tribulación». R.


Aleluya

Cf. 2 Tm 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mt 9, 18-26

Mi hija acaba de morir. Pero ven tú y vivirá.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, mientras Jesús hablaba, se acercó un jefe de los judíos que se arrodilló ante él y le dijo:

«Mi hija acaba de morir. Pero ven tú, impón tu mano sobre ella y vivirá».

Jesús se levantó y lo siguió con sus discípulos.

Entre tanto, una mujer que sufría flujos de sangre desde hacía doce años, se le acercó por detrás y le tocó la orla del manto, pensando que con sólo tocarle el manto se curaría.

Jesús se volvió y, al verla le dijo:

«¡Ánimo, hija! Tu fe te ha salvado».

Y en aquel momento quedó curada la mujer.

Jesús llegó a casa de aquel jefe y, al ver a los flautistas y el alboroto de la gente, dijo:

«¡Retiraos! La niña no está muerta, está dormida».

Se reían de él.

Cuando echaron a la gente, entró él, cogió a la niña de la mano, y ella se levantó.

La noticia se divulgó por toda aquella comarca.


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 32, 22-32

Te llamarás Israel, porque has luchado con Dios, y has vencido.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, todavía de noche se levantó Jacob, tomó a las dos mujeres, las dos criadas y los once hijos, y cruzó el vado de Yaboc. Después de tomarlos y hacerles pasar el torrente, hizo pasar cuanto poseía. Y Jacob se quedó solo.

Un hombre luchó con él hasta la aurora. Y viendo que no podía a Jacob, le tocó la articulación del muslo y se la dejó tiesa mientras peleaba con él. El hombre le dijo:

«Suéltame, que llega la aurora».

Jacob respondió:

«No te soltaré hasta que me bendigas».

Él le preguntó:

«¿Cómo te llamas?».

Contestó:

«Jacob».

Le replicó:

«Ya no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido».

Jacob, a su vez, preguntó:

«Dime tu nombre».

Respondió:

«¿Por qué me preguntas mi nombre?».

Y le bendijo.

Jacob llamó aquel lugar Penuel, pues se dijo:

«He visto a Dios cara a cara y he quedado vivo».

Cuando atravesaba Penuel, salía el sol y él iba cojeando del muslo. Por eso los hijos de Israel hasta hoy no comen el tendón de la articulación del muslo, porque Jacob fue herido en dicho tendón del muslo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 16, 1. 2-3. 6-7. 8 y 15. (R.: 15)

R. Con mi apelación, Señor, vengo a tu presencia.

V. Señor, escucha mi apelación,
atiende a mis clamores,
presta oído a mi súplica,
que en mis labios no hay engaño: R.

V. Emane de ti la sentencia,
miren tus ojos la rectitud.
Aunque sondees mi corazón,
visitándolo de noche;
aunque me pruebes al fuego,
no encontrarás malicia en mí. R.

V. Yo te invoco porque tú me respondes, Dios mío;
inclina el oído y escucha mis palabras.
Muestra las maravillas de tu misericordia,
tú que salvas de los adversarios
a quien se refugia a tu derecha. R.

V. Guárdame como a las niñas de tus ojos,
a la sombra de tus alas escóndeme.
Pero yo con mi apelación vengo a tu presencia,
y al despertar me saciaré de tu semblante. R.


Aleluya

Jn 10, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el buen Pastor —dice el Señor—,
que conozco a mis ovejas, y las mías me conocen. R.


EVANGELIO

Mt 9, 32-38

La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, le llevaron a Jesús un endemoniado mudo. Y después de echar al demonio, el mudo habló. La gente decía admirada:

«Nunca se ha visto en Israel cosa igual».

En cambio, los fariseos decían:

«Éste echa los demonios con el poder del jefe de los demonios».

Jesús recorría todas las ciudades y aldeas, enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia.

Al ver a las muchedumbres, se compadecía de ellas, porque estaban extenuadas y abandonadas, «como ovejas que no tienen pastor».

Entonces dice a sus discípulos:

«La mies es abundante, pero los trabajadores son pocos; rogad, pues, al Señor de la mies que mande trabajadores a su mies».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 41, 55-57; 42, 5-7. 17-24a

Estamos pagando el delito contra nuestro hermano.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, llegó el hambre a todo Egipto y el pueblo reclamaba pan al Faraón, y éste decía a los egipcios:

«Id a José y haced lo que él os diga».

El hambre se extendió a toda la tierra, y José abrió los graneros y repartió raciones a los egipcios, mientras arreciaba el hambre en Egipto.

De todos los países venían a Egipto a comprarle a José, porque el hambre arreciaba en toda la tierra.

Los hijos de Jacob fueron a Egipto a comprar grano junto con otros grupos, pues había hambre en la tierra de Canaán.

José mandaba en el país y distribuía las raciones a todo el mundo.

Vinieron, pues, los hermanos de José y se postraron ante él, rostro en tierra. Al ver a sus hermanos José los reconoció, pero él no se dio a conocer, sino que les habló duramente. Y los hizo detener durante tres días. Al tercer día, José les dijo:

«Yo temo a Dios, por eso haréis lo siguiente, y salvaréis la vida: si sois honrados, uno de vosotros quedará bajo custodia en la casa donde estáis detenidos y los demás irán a llevar el grano a sus familias hambrientas. Después me traeréis a vuestro hermano menor; así probaréis que habéis dicho la verdad y no moriréis».

Ellos aceptaron, y se decían:

«Estamos pagando el delito contra nuestro hermano, cuando le veíamos suplicarnos angustiado y no le hicimos caso; por eso nos sucede esta desgracia».

Intervino Rubén:

«¿No os lo decía yo: “No pequéis contra el muchacho”, y vosotros no me hicisteis caso? Ahora nos piden cuentas de su sangre».

Ellos no sabían que José les entendía, pues había usado intérprete. Él se retiró y lloró.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 32, 2-3. 10-11. 18-19. (R.: 22)

R. Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros,
como lo esperamos de ti.

V. Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas;
cantadle un cántico nuevo,
acompañando los vítores con bordones. R.

V. El Señor deshace los planes de las naciones,
frustra los proyectos de los pueblos;
pero el plan del Señor subsiste por siempre,
los proyectos de su corazón, de edad en edad. R.

V. Los ojos del Señor están puestos en quien lo teme,
en los que esperan su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre. R.

Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios —dice el Señor—;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mt 10, 1-7

Id a las ovejas descarriadas de Israel.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio autoridad para expulsar espíritus inmundos y curar toda enfermedad y toda dolencia.

Éstos son los nombres de los doce apóstoles: el primero, Simón, llamado Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, el de Zebedeo, y Juan, su hermano; Felipe y Bartolomé, Tomás y Mateo el publicano; Santiago el de Alfeo, y Tadeo; Simón el de Caná, y Judas Iscariote, el que lo entregó.

A estos doce los envió Jesús con estas instrucciones:

«No vayáis a tierra de paganos ni entréis en las ciudades de Samaría, sino id a las ovejas descarriadas de Israel. Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO



PRIMERA LECTURA

Gén 44, 18-21. 23b-29; 45, 1-5

Para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros a Egipto.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, Judá se acercó a José y le dijo:

«Permite a tu servidor decir una palabra en presencia de su señor; no se enfade mi señor conmigo, pues eres como el faraón. Mi señor interrogó a sus servidores: “¿Tenéis padre o algún hermano?”, y respondimos a mi señor: “Tenemos un padre anciano y un hijo pequeño que le ha nacido en la vejez; un hermano suyo murió, y sólo le queda éste de aquella mujer; su padre lo adora.” Tú dijiste a tus servidores: “Traédmelo para que lo conozca. Si no baja vuestro hermano menor con vosotros, no volveréis a verme.” Cuando subimos a casa de tu servidor, nuestro padre, le contamos todas las palabras de mi señor; y nuestro padre nos dijo: “Volved a comprar algunos alimentos.” Le dijimos: “No podemos bajar si no viene nuestro hermano menor con nosotros”. Él replicó: “Sabéis que mi mujer me dio dos hijos: uno se apartó de mí, y pienso que lo ha despedazado una fiera, pues no he vuelto a verlo; si arrancáis también a éste de mi lado y le sucede una desgracia, hundiréis de pena mis canas en el abismo”».

José no pudo contenerse en presencia de su corte y gritó:

«Salid todos de mi presencia».

No había nadie cuando José se dio a conocer a sus hermanos. Rompió a llorar fuerte, de modo que los egipcios lo oyeron, y la noticia llegó a casa del faraón. José dijo a sus hermanos:

«Yo soy José; ¿vive todavía mi padre?».

Sus hermanos, perplejos, se quedaron sin respuesta. Dijo, pues, José a sus hermanos:

«Acercaos a mí».

Se acercaron, y les repitió:

«Yo soy José, vuestro hermano, el que vendisteis a los egipcios. Pero ahora no os preocupéis, ni os pese el haberme vendido aquí, pues para preservar la vida me envió Dios delante de vosotros».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 16-17. 18-19. 20-21.

R. Recordad las maravillas que hizo el Señor.

V. Llamó al hambre sobre aquella tierra:
cortando el sustento de pan;
por delante había enviado a un hombre,
a José, vendido como esclavo. R.

V. Le trabaron los pies con grillos,
le metieron el cuello en la argolla,
hasta que se cumplió su predicción,
y la palabra del Señor lo acreditó. R.

V. El rey lo mandó desatar,
el Señor de pueblos le abrió la prisión,
lo nombró administrador de su casa,
señor de todas sus posesiones. R.


Aleluya

Mc 1, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Está cerca el reino de Dios;
convertíos y creed en el Evangelio. R.


EVANGELIO

Mt 10, 7-15

Gratis habéis recibido, dad gratis.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«Id y proclamad que ha llegado el reino de los cielos. Curad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, arrojad demonios.

Gratis habéis recibido, dad gratis.

No os procuréis en la faja oro, plata ni cobre; ni tampoco alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; bien merece el obrero su sustento. Cuando entréis en una ciudad o aldea, averiguad quién hay allí de confianza y quedaos en su casa hasta que os vayáis. Al entrar en una casa, saludadla con la paz; si la casa se lo merece, vuestra paz vendrá a ella. Si no se lo merece, la paz volverá a vosotros.

Si alguno no os recibe o no escucha vuestras palabras, al salir de su casa o de la ciudad, sacudid el polvo de los pies.

En verdad os digo que el día del juicio les será más llevadero a Sodoma y Gomorra que a aquella ciudad».


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 46, 1-7. 28-30

Puedo morir, después de haber contemplado tu rostro.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, Israel se puso en camino con todo lo que tenía, llegó a Berseba y allí ofreció sacrificios al Dios de su padre Isaac.

Dios le dijo a Israel en una visión nocturna:

«Jacob, Jacob».

Respondió:

«Aquí estoy».

Dios le dijo:

«Yo soy Dios, el Dios de tu padre; no temas bajar a Egipto, porque allí te convertiré en una gran nación. Yo bajaré contigo a Egipto, y yo mismo te haré subir; y José te cerrará los ojos».

Al salir Jacob de Berseba, los hijos de Israel hicieron montar a su padre con los niños y las mujeres en las carretas que el faraón había enviado para transportarlos.

Tomaron el ganado y las posesiones que habían adquirido en la tierra de Canaán y emigraron a Egipto Jacob con todos sus descendientes, hijos y nietos, hijas y nietas. Llevó consigo a Egipto a todos sus descendientes.

Jacob envió a Judá por delante, adonde estaba José, para preparar el sitio en Gosén.

Cuando llegaron a Gosén, José hizo enganchar la carroza y se dirigió a Gosén a recibir a su padre. Al verlo se le echó al cuello y lloró abrazado a él.

Israel dijo a José:

«Ahora puedo morir, después de haber contemplado tu rostro y ver que vives todavía».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 36, 3-4. 18-19. 27-28. 39-40. (R.: 39a)

R. El Señor es quien salva a los justos.

V. Confía en el Señor y haz el bien,
habitarás tu tierra y reposarás en ella en fidelidad;
sea el Señor tu delicia,
y él te dará lo que pide tu corazón. R.

V. El Señor vela por los días de los buenos,
y su herencia durará siempre;
no se agostarán en tiempo de sequía,
en tiempo de hambre se saciarán.  R.

V. Apártate del mal y haz el bien,
y siempre tendrás una casa;
porque el Señor ama la justicia
y no abandona a sus fieles.
Los inicuos son exterminados,
la estirpe de los malvados se extinguirá.  R.

V. El Señor es quien salva a los justos,
él es su alcázar en el peligro;
el Señor los protege y los libra,
los libra de los malvados y los salva
porque se acogen a él.  R.


Aleluya

Jn 16, 13a; 14 26d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Cuando venga el Espíritu de la verdad,
os guiará hasta la verdad plena,
y os irá recordando todo lo que os he dicho. R.


EVANGELIO

Mt 10, 16-23

No seréis vosotros los que habléis, sino el Espíritu de vuestro Padre.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«Mirad que yo os envío como ovejas entre lobos; por eso, sed sagaces como serpientes y sencillos como palomas.

Pero ¡cuidado con la gente!, porque os entregarán a los tribunales, os azotarán en las sinagogas y os harán comparecer ante gobernadores y reyes por mi causa, para dar testimonio ante ellos y ante los gentiles.

Cuando os entreguen, no os preocupéis de lo que vais a decir o de cómo lo diréis: en aquel momento se os sugerirá lo que tenéis que decir, porque no seréis vosotros los que habléis, sino que el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

El hermano entregará al hermano a la muerte, el padre al hijo; se rebelarán los hijos contra sus padres y los matarán.

Y seréis odiados por todos a causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el final, se salvará. Cuando os persigan en una ciudad, huid a otra.

En verdad os digo que no terminaréis con las ciudades de Israel antes de que vuelva el Hijo del hombre».


Palabra del Señor.

 

SÁBADO DE LA XIV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Gén 49, 29-32; 50, 15-26a

Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra.

Lectura del libro del Génesis.

EN aquellos días, Jacob dio las siguientes instrucciones a sus hijos:

«Cuando me reúna con los míos, enterradme con mis padres en la cueva del campo de Efrón, el hitita, la cueva del campo de Macpela frente a Mambré, en la tierra de Canaán, la que compró Abrahán a Efrón, el hitita, como sepulcro en propiedad. Allí enterraron a Abrahán y Sara, su mujer; allí enterraron a Isaac y a Rebeca, su mujer; allí enterré yo a Lía. El campo y la cueva fueron comprados a los hititas».

Cuando los hermanos de José vieron que había muerto su padre, se dijeron:

«A ver si José nos guarda rencor y quiere pagarnos todo el mal que le hicimos».

Y mandaron decir a José:

«Antes de morir tu padre nos encargó: “Esto diréis a José: Perdona a tus hermanos su crimen y su pecado y el mal que te hicieron”. Por tanto, perdona el crimen de los siervos del Dios de tu padre”».

José, al oírlo, se echó a llorar. Entonces vinieron los hermanos, se postraron ante él, y le dijeron:

«Aquí nos tienes, somos tus siervos».

Pero José les respondió:

«No temáis, ¿soy yo acaso Dios? Vosotros intentasteis hacerme mal, pero Dios intentaba hacer bien, para dar vida a un pueblo numeroso, como hoy somos. Por tanto, no temáis; yo os mantendré a vosotros y a vuestros hijos».

Y los consoló, hablándoles al corazón.

José habitó en Egipto con la familia de su padre y vivió ciento diez años. José llegó a conocer a los descendientes de Efraín, hasta la tercera generación, y también a los hijos de Maquir, hijo de Manasés, que nacieron sobre sus rodillas.

Más adelante, José dijo a sus hermanos:

«Yo voy a morir, pero Dios cuidará de vosotros y os llevará de esta tierra a la tierra que juró dar a Abrahán, Isaac y Jacob».

Luego José hizo jurar a los hijos de Israel:

«Cuando Dios os visite, os llevaréis mis huesos de aquí».

José murió a los ciento diez años.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 1-2. 3-4. 6-7.

R. Humildes, buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.

V. Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Cantadle al son de instrumentos,
hablad de sus maravillas. R.

V. Gloriaos de su nombre santo,
que se alegren los que buscan al Señor.
Recurrid al Señor y a su poder,
buscad continuamente su rostro. R.

V. ¡Estirpe de Abrahán, su siervo;
hijos de Jacob, su elegido!
El Señor es nuestro Dios,
él gobierna toda la tierra. R.


Aleluya

1 Pe 4, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros,
porque el Espíritu de Dios reposa sobre vosotros. R.


EVANGELIO

Mt 10, 24-33

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!

No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido que no llegue a saberse.

Lo que os digo en la oscuridad decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.

No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la “gehenna”.

¿No se venden un par de gorriones por unos céntimos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo; valéis más vosotros que muchos gorriones.

A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».


Palabra del Señor.




SEMANA XV (Año Impar)

LUNES DE LA XV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 1, 8-14. 22

Obremos astutamente contra Israel, para que no se multiplique más.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, surgió en Egipto un faraón nuevo que no había conocido a José, y dijo a su pueblo:

«Mirad, el pueblo de los hijos de Israel es más numeroso y fuerte que nosotros: obremos astutamente contra él, para que no se multiplique más; no vaya a declararse una guerra y se alíe con nuestros enemigos, nos ataque y después se marche del país».

Así pues, nombraron capataces que los oprimieran con cargas, en la construcción de las ciudades granero, Pitón y Ramsés. Pero, cuanto más los oprimían, ellos crecían y se propagaban más, de modo que los egipcios sintieron aversión hacia los israelitas.

Los egipcios esclavizaron a los hijos de Israel con crueldad y les amargaron su vida con el duro trabajo del barro y de los ladrillos y con toda clase de faenas del campo; los esclavizaron con trabajos crueles.

Y el faraón ordenó a todo su pueblo:

«Cuando nazca un niño, echadlo al Nilo; si es niña, dejadla con vida».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 123, 1-3. 4-6. 7-8. (R.: 8a)

R. Nuestro auxilio es el nombre del Señor.

V. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte
—que lo diga Israel—,
si el Señor no hubiera estado de nuestra parte,
cuando nos asaltaban los hombres,
nos habrían tragado vivos:
tanto ardía su ira contra nosotros. R.

V. Nos habrían arrollado las aguas,
llegándonos el torrente hasta el cuello;
nos habrían llegado hasta el cuello
las aguas espumantes.
Bendito el Señor, que no nos entregó
en presa a sus dientes. R.

V. Hemos salvado la vida, como un pájaro
de la trampa del cazador:
la trampa se rompió, y escapamos.
Nuestro auxilio es el nombre del Señor,
que hizo el cielo y la tierra. R.


Aleluya

Mt 5, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mt 10, 34 – 11, 1

No he venido a sembrar paz, sino espada.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:

«No penséis que he venido a la tierra a sembrar paz; no he venido a sembrar paz, sino espada. He venido a enemistar al hombre con su padre, a la hija con su madre, a la nuera con su suegra; los enemigos de cada uno serán los de su propia casa.

El que quiere a su padre o a su madre más que a mí no es digno de mí; el que quiere a su hijo o a su hija más que a mí no es digno de mí; y el que no carga con su cruz y me sigue, no es digno de mí. El que encuentre su vida la perderá, y el que pierda su vida por mí, la encontrará.

El que os recibe a vosotros, me recibe a mí, y el que me recibe, recibe al que me ha enviado; el que recibe a un profeta porque es profeta, tendrá recompensa de profeta; y el que recibe a un justo porque es justo, tendrá recompensa de justo.

El que dé a beber, aunque no sea más que un vaso de agua fresca, a uno de estos pequeños, sólo porque es mi discípulo, en verdad os digo que no perderá su recompensa».

Cuando Jesús acabó de dar instrucciones a sus doce discípulos, partió de allí para enseñar y predicar en sus ciudades.


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 2, 1-15a

Lo llamó Moisés, porque lo había sacado del agua; cuando creció, fue adonde estaban sus hermanos.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, un hombre de la tribu de Leví se casó con una mujer de la misma tribu. Ella concibió y dio a luz un niño. Viendo que era hermoso, lo tuvo escondido tres meses. Pero, no pudiendo tenerlo escondido por más tiempo, tomó una cesta de mimbre, la embadurnó de barro y pez, colocó en ella a la criatura y la depositó entre los juncos, junto a la orilla del Nilo.

Una hermana del niño observaba a distancia para ver en qué paraba todo aquello.

La hija del faraón bajó a bañarse en el Nilo, mientras sus criadas la seguían por la orilla del río. Al descubrir ella la cesta entre los juncos, mandó una criada a recogerla. La abrió, miró dentro, y encontró un niño llorando.

Conmovida, comentó:

«Es un niño de los hebreos».

Entonces, la hermana del niño dijo a la hija del faraón:

«¿Quieres que vaya a buscarle una nodriza hebrea que críe al niño?».

Respondió la hija del faraón:

«Vete».

La muchacha fue y llamó a la madre del niño.

La hija del faraón le dijo:

«Llévate al niño y críamelo, y yo te pagaré».

La mujer tomó al niño y lo crió.

Cuando creció el muchacho, se lo llevó a la hija del faraón, que lo adoptó como hijo y lo llamó Moisés, diciendo: «lo he sacado del agua».

Pasaron los años. Un día, cuando Moisés ya era mayor, fue adonde estaban sus hermanos y los encontró transportando cargas. Y vio cómo un egipcio mataba a un hebreo, uno de sus hermanos.

Miró a un lado y a otro, y, viendo que no había nadie, mató al egipcio y lo enterró en la arena.

Al día siguiente, salió y encontró a dos hebreos riñendo, y dijo al culpable:

«¿Por qué golpeas a tu compañero?».

Él le contestó:

«¿Quién te ha nombrado jefe y juez nuestro? ¿Es que pretendes matarme como mataste al egipcio?».

Moisés se asustó y pensó:

«Seguro que saben lo ocurrido».

Cuando el faraón se enteró del hecho, buscó a Moisés para matarlo. Pero Moisés huyó del faraón y se refugió en la tierra de Madián.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 68, 3. 14. 30-31. 33-34. (R.: 33)

R. Los humildes, buscad al Señor,
y revivirá vuestro corazón.

V. Me estoy hundiendo en un cieno profundo
y no puedo hacer pie;
he entrado en la hondura del agua,
me arrastra la corriente. R.

V. Mi oración se dirige a ti,
Señor, el día de tu favor;
que me escuche tu gran bondad,
que tu fidelidad me ayude. R.

V. Yo soy un pobre malherido;
Dios mío, tu salvación me levante.
Alabaré el nombre de Dios con cantos,
proclamaré su grandeza con acción de gracias. R.

V. Miradlo, los humildes, y alegraos,
buscad al Señor, y revivirá vuestro corazón.
Que el Señor escucha a sus pobres,
no desprecia a sus cautivos. R.


Aleluya

Cf. Sal 94, 8a. 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad a voz del Señor. R.


EVANGELIO

Mt 11, 20-24

El día del juicio le será más llevadero a Tiro y Sidón y a Sodoma que a vosotras.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, se puso Jesús a recriminar a las ciudades donde había hecho la mayor parte de sus milagros, porque no se habían convertido:

«¡Ay de ti, Corozaín, ay de ti, Betsaida! Si en Tiro y en Sidón se hubieran hecho los milagros que en vosotras, hace tiempo que se habrían convertido, cubiertas de sayal y ceniza.

Pues os digo que el día del juicio les será más llevadero a Tiro y a Sidón que a vosotras.

Y tú, Cafarnaún, ¿piensas escalar el cielo? Bajarás al abismo. Porque si en Sodoma se hubieran hecho los milagros que en ti, habría durado hasta hoy.

Pues os digo que el día del juicio le será más llevadero a Sodoma que a ti».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 3, 1-6. 9-12

El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés pastoreaba el rebaño de su suegro Jetró, sacerdote de Madián. Llevó el rebaño trashumando por el desierto hasta llegar a Horeb, la montaña de Dios.

El ángel del Señor se le apareció en una llamarada entre las zarzas. Moisés se fijó: la zarza ardía sin consumirse.

Moisés se dijo:

«Voy a acercarme a mirar este espectáculo admirable, a ver por qué no se quema la zarza».

Viendo el Señor que Moisés se acercaba a mirar, lo llamó desde la zarza:

«Moisés, Moisés».

Respondió él:

«Aquí estoy».

Dijo Dios:

«No te acerques; quítate las sandalias de los pies, pues el sitio que pisas es terreno sagrado».

Y añadió:

«Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abrahán, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob».

Moisés se tapó la cara, porque temía ver a Dios.

El Señor le dijo:

«El clamor de los israelitas ha llegado a mí, y he visto cómo los tiranizan los egipcios. Y ahora marcha, te envío al faraón para que saques a mi pueblo, a los hijos de Israel».

Moisés replicó a Dios:

«¿Quién soy yo para acudir al faraón o para sacar a los hijos de Israel de Egipto?».

Respondió Dios:

«Yo estoy contigo; y ésta es la señal de que yo te envío: cuando saques al pueblo de Egipto, daréis culto a Dios en esta montaña».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 1-2. 3-4. 6-7.

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

V. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

V. El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mt 11, 25-27

Has escondido estas cosas a los sabios y se las has revelado a los pequeños.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Te doy gracias, Padre, Señor de cielo y tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y entendidos y se las has revelado a los pequeños. Sí, Padre, así te ha parecido bien.

Todo me ha sido entregado por mi Padre, y nadie conoce al Hijo más que el Padre, y nadie conoce al Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo se lo quiera revelar».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 3, 13-20

Yo soy el que soy. “Yo soy” me envía a vosotros.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, al escuchar Moisés la voz del Señor entre las zarzas, le replicó:

«Mira, yo iré a los hijos de Israel y les diré: “El Dios de vuestros padres me ha enviado a vosotros”. Si ellos me preguntan: “¿Cuál es su nombre?”, ¿qué les respondo?».

Dios dijo a Moisés:

«“Yo soy el que soy”; esto dirás a los hijos de Israel: “Yo soy” me envía a vosotros».

Dios añadió:

«Esto dirás a los hijos de Israel: “El Señor, Dios de vuestros padres, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, me envía a vosotros. Éste es mi nombre para siempre: así me llamaréis de generación en generación”».

«Vete, reúne a los ancianos de Israel y diles: El Señor Dios de vuestros padres se me ha aparecido, el Dios de Abrahán, Dios de Isaac, Dios de Jacob, y me ha dicho: “He observado atentamente cómo os tratan en Egipto y he decidido sacaros de la opresión egipcia y llevaros a la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, perizitas, heveos y jebuseos, a una tierra que mana leche y miel”.

Ellos te harán caso, y tú, con los ancianos de Israel, te presentarás al rey de Egipto y le diréis: “El Señor Dios de los hebreos, nos ha salido al encuentro y ahora nosotros tenemos que hacer un viaje de tres jornadas por el desierto para ofrecer sacrificios al Señor nuestro Dios”.

Yo sé que el rey de Egipto no os dejará marchar ni a la fuerza; pero yo extenderé mi mano y heriré a Egipto con prodigios que haré en medio de él, y entonces os dejará marchar».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 104, 1 y 5. 8-9. 24-25. 26-27. (R.: 8)

R. El Señor se acuerda de su alianza eternamente.

V. Dad gracias al Señor, invocad su nombre,
dad a conocer sus hazañas a los pueblos.
Recordad las maravillas que hizo,
sus prodigios, las sentencias de su boca. R.

V. Se acuerda de su alianza eternamente,
de la palabra dada, por mil generaciones;
de la alianza sellada con Abrahán,
del juramento hecho a Isaac. R.

V. Dios hizo a su pueblo muy fecundo,
más poderoso que sus enemigos.
A éstos les cambió el corazón
para que odiasen a su pueblo,
y usaran malas artes con sus siervos. R.

V. Pero envió a Moisés, su siervo,
y a Aarón, su escogido,
que hicieron contra ellos sus signos,
prodigios en la tierra de Cam. R.


Aleluya

Mt 11, 28

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados
—dice el Señor—, y yo os aliviaré. R.


EVANGELIO

Mt 11, 28-30

Soy manso y humilde de corazón.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, tomó la palabra Jesús y dijo:

«Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré. Tomad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontraréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es llevadero y mi carga ligera».


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 11, 10 – 12, 14

Mataréis al cordero al atardecer; cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés y Aarón hicieron muchos prodigios en presencia del faraón; pero el Señor hizo que el faraón se obstinara en no dejar marchar a los hijos de Israel de su tierra.

Dijo el Señor a Moisés y a Aarón en tierra de Egipto:

«Este mes será para vosotros el principal de los meses; será para vosotros el primer mes del año. Decid a toda la asamblea de Israel: “El diez de este mes cada uno procurará un animal para su familia, uno por casa. Si la familia es demasiado pequeña para comérselo, que se junte con el vecino más próximo a su casa, hasta completar el número de personas; y cada uno comerá su parte hasta terminarlo. Será un animal sin defecto, macho, de un año; lo escogeréis entre los corderos o los cabritos. Lo guardaréis hasta el día catorce del mes y toda la asamblea de los hijos de Israel lo matará al atardecer”.

Tomaréis la sangre y rociaréis las dos jambas y el dintel de la casa donde lo comáis.

Esa noche comeréis la carne, asada a fuego, y comeréis panes sin fermentar y hierbas amargas.

No comeréis de ella nada crudo, ni cocido en agua, sino asado a fuego: con cabeza, patas y vísceras. No dejaréis restos para la mañana siguiente; y, si sobra algo, lo quemaréis.

Y lo comeréis así: la cintura ceñida, las sandalias en los pies, un bastón en la mano; y os lo comeréis a toda prisa, porque es la Pascua, el Paso del Señor.

Yo pasaré esta noche por la tierra de Egipto y heriré a todos los primogénitos de la tierra de Egipto, desde los hombres hasta los ganados, y me tomaré justicia de todos los dioses de Egipto. Yo, el Señor.

La sangre será vuestra señal en las casas donde habitáis. Cuando yo vea la sangre, pasaré de largo ante vosotros, y no habrá entre vosotros plaga exterminadora, cuando yo hiera a la tierra de Egipto.

Éste será un día memorable para vosotros; en él celebraréis fiesta en honor del Señor. De generación en generación, como ley perpetua lo festejaréis.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 115, 12-13. 15-16be. 17-18. (R.: 13)

R. Alzaré la copa de la salvación,
invocando el nombre del Señor.

V. ¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación
invocando el nombre del Señor. R.

V. Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas. R.

V. Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando el nombre del Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mt 12, 1-8

El Hijo del hombre es señor del sábado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, atravesó Jesús en sábado un sembrado; los discípulos, que tenían hambre, empezaron a arrancar espigas y a comérselas.

Los fariseos, al verlo, le dijeron:

«Mira, tus discípulos están haciendo una cosa que no está permitida en sábado».

Les replicó:

«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus hombres sintieron hambre? Entró en la casa de Dios y comieron de los panes de la proposición, cosa que no les estaba permitida ni a él ni a sus compañeros, sino sólo a los sacerdotes.

¿Y no habéis leído en la ley que los sacerdotes pueden violar el sábado en el templo sin incurrir en culpa?

Pues os digo que aquí hay uno que es más que el templo.

Si comprendierais lo que significa “quiero misericordia y no sacrificio”, no condenaríais a los inocentes. Porque el Hijo del hombre es señor del sábado».


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XV SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 12, 37-42

Noche en que el Señor sacó a Israel de Egipto.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, los hijos de Israel marcharon de Ramsés hacia Sucot: eran seiscientos mil hombres de a pie, sin contar los niños. Además, les seguía una multitud inmensa, con ovejas y vacas, y una enorme cantidad de ganado.

Cocieron la masa que habían sacado de Egipto en forma de panes ácimos, pues aún no había fermentado, porque los egipcios los echaban y no los dejaban detenerse. Tampoco se llevaron provisiones.

La estancia de los hijos de Israel en Egipto duró cuatrocientos treinta años. Cumplidos los cuatrocientos treinta años, el mismo día, salieron de Egipto las legiones del Señor. Fue la noche en que veló el Señor para sacarlos de la tierra de Egipto. Será la noche de vela, en honor del Señor, para los hijos de Israel por todas las generaciones.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 136 (135), 23-24; 10. 12. 13. 14. 15. (R.: 1b)

R. Porque es eterna su misericordia.

V. En nuestra humillación, se acordó de nosotros. R.

V. Y nos libró de nuestros opresores. R.

V. Él hirió a Egipto en sus primogénitos. R.

V. Y sacó a Israel de aquel país. R.

V. Con mano poderosa, con brazo extendido. R.

V. Él dividió en dos partes el mar Rojo. R.

V. Y condujo por en medio a Israel. R.

V. Arrojó en el mar Rojo al faraón. R.


Aleluya

2 Cor 5, 19ac

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
y ha puesto en nosotros el mensaje de la reconciliación. R.


EVANGELIO

Mt 12, 14-21

Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran.
Así se cumplió lo dicho por medio del profeta.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, los fariseos planearon el modo de acabar con Jesús.

Pero Jesús se enteró, se marchó de allí y muchos lo siguieron. Él los curó a todos, mandándoles que no lo descubrieran. Así se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías:

«Mirad a mi siervo, mi elegido,
mi amado, en quien me complazco.
Sobre él pondré mi espíritu
para que anuncie el derecho a las naciones.

No porfiará, no gritará,
nadie escuchará su voz por las calles.
La caña cascada no la quebrará,
la mecha vacilante no la apagará,
hasta llevar el derecho a la victoria;
en su nombre esperarán las naciones».


Palabra del Señor.




SEMANA XVI (Año Impar)

LUNES DE LA XVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 14, 5-18

Así sabrán que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, comunicaron al rey de Egipto que el pueblo había escapado, y el faraón y sus servidores cambiaron de parecer sobre el pueblo y se dijeron:

«¿Qué hemos hecho? Hemos dejado escapar a Israel de nuestro servicio».

Hizo, pues, preparar un carro y tomó consigo sus tropas: tomó seiscientos carros escogidos y los demás carros de Egipto con sus correspondientes oficiales.

El Señor hizo que el faraón, rey de Egipto, se obstinase en perseguir a los hijos de Israel, mientras éstos salían triunfantes.

Los egipcios los persiguieron con todos los caballos y los carros del faraón, con sus jinetes y su ejército, y les dieron alcance mientras acampaban en Piajirot, frente a Baalsefón.

Al acercarse el Faraón, los hijos de Israel alzaron la vista y vieron a los egipcios que avanzaban detrás de ellos, quedaron sobrecogidos de miedo y gritaron al Señor.

Dijeron a Moisés:

«¿No había sepulcros en Egipto para que nos hayas traído a morir en el desierto?; ¿qué nos has hecho sacándonos de Egipto? ¿No te lo decíamos en Egipto: “Déjanos en paz y serviremos a los egipcios; pues más nos vale servir a los egipcios que morir en el desierto”?».

Moisés respondió al pueblo:

«No temáis; estad firmes, y veréis la victoria que el Señor os va a conceder hoy: esos egipcios que estáis viendo hoy, no los volveréis a ver jamás. El Señor peleará por vosotros; vosotros esperad tranquilos».

El Señor dijo a Moisés:

«¿Por qué sigues clamando a mí? Di a los hijos de Israel que se pongan en marcha. Y tú, alza tu cayado, extiende tu mano sobre el mar y divídelo, para que los hijos de Israel pasen por medio del mar, por lo seco. Yo haré que los egipcios se obstinen y entren detrás de vosotros, y me cubriré de gloria a costa del faraón y de todo su ejército, de sus carros y de sus jinetes. Así sabrán los egipcios que yo soy el Señor, cuando me haya cubierto de gloria a costa del faraón, de sus carros y de sus jinetes».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Ex 15, 1b-2. 3-4. 5-6. (R.: 1b)

R. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.

V. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria,
caballos y carros ha arrojado en el mar.
Mi fuerza y mi poder es el Señor.
Él fue mi salvación.
Él es mi Dios: yo lo alabaré;
el Dios de mis padres: yo lo ensalzaré. R.

V. El Señor es un guerrero,
su nombre es «El Señor».
Los carros del faraón los lanzó al mar,
ahogó en el mar Rojo a sus mejores capitanes. R.

V. Las olas los cubrieron,
bajaron hasta el fondo como piedras.
Tu diestra, Señor, es magnífica en poder,
tu diestra, Señor, tritura al enemigo. R.


Aleluya

Cf. Sal 94, 8a. 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis vuestro corazón;
Escuchad la voz del Señor. R.


EVANGELIO

Mt 12, 38-42

Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, algunos escribas y fariseos dijeron a Jesús:

«Maestro, queremos ver un signo tuyo».

Él les contestó:

«Esta generación perversa y adúltera exige una señal; pues no se le dará más signo que el del profeta Jonás. Tres días y tres noches estuvo Jonás en el vientre del cetáceo: pues tres días y tres noches estará el Hijo del hombre en el seno de la tierra.

Los hombres de Nínive se alzarán en el juicio contra esta generación y harán que la condenen; porque ellos se convirtieron con la proclamación de Jonás, y aquí hay uno que es más que Jonás.

Cuando juzguen a esta generación, la reina del Sur se levantará y hará que la condenen, porque ella vino desde los confines de la tierra, para escuchar la sabiduría de Salomón, y aquí hay uno que es más que Salomón».


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 14, 21 – 15, 1

Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés extendió su mano sobre el mar y el Señor hizo retirarse el mar con un fuerte viento del Este que sopló toda la noche; el mar se secó y se dividieron las aguas. Los hijos de Israel entraron en medio del mar, en lo seco, y las aguas les hacían de muralla a derecha e izquierda. Los egipcios los persiguieron y entraron tras ellos, en medio del mar: todos los caballos del faraón, sus carros y sus jinetes.

Era ya la vigilia matutina cuando el Señor miró desde la columna de fuego y humo hacia el ejército de los egipcios y sembró el pánico en el ejército egipcio. Trabó las ruedas de sus carros, haciéndolos avanzar pesadamente. Los egipcios dijeron:

«Huyamos ante Israel, porque el Señor lucha por él contra Egipto».

Luego dijo el Señor a Moisés:

«Extiende tu mano sobre el mar, y vuelvan las aguas sobre los egipcios, sus carros y sus jinetes».

Moisés extendió su mano sobre el mar; y al despuntar el día el mar recobró su estado natural, de modo que los egipcios, en su huida, toparon con las aguas. Así precipitó el Señor a los egipcios en medio del mar.

Las aguas volvieron y cubrieron los carros, los jinetes y todo el ejército del faraón, que había entrado en el mar. Ni uno solo se salvó.

Mas los hijos de Israel pasaron en seco por medio del mar, mientras las aguas hacían de muralla a derecha e izquierda.

Aquel día salvó el Señor a Israel del poder de Egipto, e Israel vio a los egipcios muertos, en la orilla del mar. Vio, pues, Israel la mano potente que el Señor había desplegado contra los egipcios, y temió el pueblo al Señor, y creyó en el Señor y en Moisés, su siervo.

Entonces Moisés y los hijos de Israel entonaron este canto al Señor:


Salmo responsorial

Ex 15, 8-9. 10 y 12. 17. (R.: 1b)

R. Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria.

V. Al soplo de tu nariz, se amontonaron las aguas,
las corrientes se alzaron como un dique,
las olas se cuajaron en el mar.
Decía el enemigo: «Los perseguiré y alcanzaré,
repartiré el botín, se saciará mi codicia,
empuñaré la espada, los agarrará mi mano». R.

V. Pero sopló tu aliento y los cubrió el mar,
se hundieron como plomo en las aguas formidables.
Extendiste tu diestra: se los tragó la tierra. R.

V. Lo introduces y lo plantas en el monte de tu heredad,
lugar del que hiciste tu trono, Señor;
santuario, Señor, que fundaron tus manos. R.


Aleluya

Cf. Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará, y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Mt 12, 46-50

Extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo: «Éstos son mi madre y mis hermanos».

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, estaba Jesús hablando a la gente, cuando su madre y sus hermanos se presentaron fuera, tratando de hablar con él.

Uno se lo avisó:

«Tu madre y tus hermanos están fuera y quieren hablar contigo».

Pero él contestó al que le avisaba:

«¿Quién es mi madre y quiénes son mis hermanos?».

Y, extendiendo su mano hacia sus discípulos, dijo:

«Éstos son mi madre y mis hermanos. El que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 16, 1-5. 9-15

Haré llover pan del cielo para vosotros.

Lectura del libro del Éxodo.

TODA toda la comunidad de Israel partió de Elín y llegó al desierto de Sin, entre Elín y Sinaí, el día quince del segundo mes después de salir de Egipto.

La comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón en el desierto, diciendo:

«¡Ojalá hubiéramos muerto a manos del Señor en la tierra de Egipto, cuando nos sentábamos alrededor de la olla de carne y comíamos pan hasta hartarnos! Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad».

El Señor dijo a Moisés:

«Mira, haré llover pan del cielo para vosotros: que el pueblo salga a recoger la ración de cada día; lo pondré a prueba, a ver si guarda mi instrucción o no. El día sexto prepararán lo que hayan recogido y será el doble de lo que recogen a diario».

Moisés dijo a Aarón:

«Di a la comunidad de los hijos de Israel: “Acercaos al Señor, que ha escuchado vuestras murmuraciones”».

Mientras Aarón hablaba a la comunidad de los hijos de Israel, ellos se volvieron hacia el desierto y vieron la gloria del Señor que aparecía en una nube.

El Señor dijo a Moisés:

«He oído las murmuraciones de los hijos de Israel. Diles: “Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro”».

Por la tarde una bandada de codornices cubrió todo el campamento; y por la mañana había una capa de rocío alrededor del campamento. Cuando se evaporó la capa de rocío, apareció en la superficie del desierto un polvo fino, como escamas, parecido a la escarcha sobre la tierra. Al verlo, los hijos de Israel se dijeron:

«¿Qué es esto?».

Pues no sabían lo que era. Moisés les dijo:

«Es el pan que el Señor os da de comer.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 77, 18-19. 23-24. 25-26. 27-28. (R.: 24b)

R. El Señor les dio pan del cielo.

V. Tentaron a Dios en sus corazones,
pidiendo una comida a su gusto;
hablaron contra Dios: «¿Podrá Dios
preparar una mesa en el desierto?». R.

V. Pero dio orden a las altas nubes,
abrió las compuertas del cielo:
hizo llover sobre ellos maná,
les dio pan del cielo. R.

V. Y el hombre comió pan de ángeles,
les mandó provisiones hasta la hartura.
Hizo soplar desde el cielo el levante,
y dirigió con su fuerza el viento sur. R.

V. Hizo llover carne como una polvareda,
y volátiles como arena del mar;
los hizo caer en mitad del campamento,
alrededor de sus tiendas. R.


Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo;
todo el que lo encuentra vive para siempre. R.


EVANGELIO

Mt 13, 1-9

Cayó en tierra buena y dio fruto.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

AQUEL día salió Jesús de casa y se sentó junto al mar. Y acudió a él tanta gente que tuvo que subirse a una barca; se sentó y toda la gente se quedó de pie en la orilla.

Les habló muchas cosas en parábolas:

«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, una parte cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se la comieron.

Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y como la tierra no era profunda brotó enseguida; pero en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.

Otra cayó entre abrojos, que crecieron y la ahogaron.

Otra cayó en tierra buena y dio fruto: una, ciento; otra, sesenta; otra, treinta.

El que tenga oídos, que oiga».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 19, 1-2. 9-11. 16-20b

El Señor descendió al monte Sinaí a la vista del pueblo.

Lectura del libro del Éxodo.

A los tres meses de salir de la tierra de Egipto, aquel día, los hijos de Israel llegaron al desierto del Sinaí. Salieron de Refidín, llegaron al desierto del Sinaí y acamparon allí, frente a la montaña.

El Señor le dijo:

«Voy a acercarme a ti en una nube espesa, para que el pueblo pueda escuchar cuando yo hable contigo, y te crean siempre».

Y Moisés comunicó al Señor lo que el pueblo había dicho.

El Señor dijo a Moisés:

«Vuelve a tu pueblo y purifícalos hoy y mañana, que se laven la ropa y estén preparados para el tercer día; pues el tercer día descenderá el Señor sobre la montaña del Sinaí a la vista del pueblo».

Al tercer día, al amanecer, hubo truenos y relámpagos y una densa nube sobre la montaña; se oía un fuerte sonido de trompeta; y toda la gente que estaba en el campamento se echó a temblar.

Moisés sacó al pueblo del campamento, al encuentro de Dios, y se detuvieron al pie de la montaña. La montaña del Sinaí humeaba, porque el Señor había descendido sobre ella en medio de fuego. Su humo se elevaba como el de un horno y toda la montaña temblaba con violencia.

El sonar de la trompeta se hacía cada vez más fuerte; Moisés hablaba y Dios le respondía con el trueno. El Señor descendió al monte Sinaí, a la cumbre del monte. El Señor llamó a Moisés a la cima de la montaña.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dn 3, 52a y c. 53a. 54a. 55a. 56a (R.: 52b)

R. ¡A ti gloria y alabanza por los siglos!

V. Bendito eres, Señor, Dios de nuestros padres.
Bendito tu nombre, santo y glorioso. R.

V. Bendito eres en el templo de tu santa gloria. R.

V. Bendito eres sobre el trono de tu reino. R.

V. Bendito eres tú, que sentado sobre querubines
sondeas los abismos. R.

V. Bendito eres en la bóveda del cielo. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mt 13, 10-17

A vosotros se os ha dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

«¿Por qué les hablas en parábolas?».

Él les contestó:

«A vosotros se os han dado a conocer los secretos del reino de los cielos y a ellos no. Porque al que tiene se le dará y tendrá de sobra, y al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Por eso les hablo en parábolas, porque miran sin ver y escuchan sin oír ni entender. Así se cumple en ellos la profecía de Isaías:

“Oiréis con los oídos sin entender;
miraréis con los ojos sin ver;
porque está embotado el corazón de este pueblo,
son duros de oído, han cerrado los ojos;
para no ver con los ojos, ni oír con los oídos,
ni entender con el corazón,
ni convertirse para que yo los cure”.

Pero bienaventurados vuestros ojos porque ven y vuestros oídos porque oyen.

En verdad os digo que muchos profetas y justos desearon ver lo que veis y no lo vieron, y oír lo que oís y no lo oyeron». 


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 20, 1-17

La Ley se dio por medio de Moisés (Jn 1, 17).

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, el Señor pronunció estas palabras:

«Yo soy el Señor, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de esclavitud.

No tendrás otros dioses frente a mí.

No te fabricarás ídolos, ni figura alguna de lo que hay arriba en el cielo, abajo en la tierra o en el agua debajo de la tierra.

No te postrarás ante ellos, ni les darás culto; porque yo, el Señor, tu Dios, soy un Dios celoso, que castigo el pecado de los padres en los hijos, hasta la tercera y la cuarta generación de los que me odian.

Pero tengo misericordia por mil generaciones de los que me aman y guardan mis preceptos.

No pronunciarás el nombre del Señor, tu Dios, en falso. Porque no dejará el Señor impune a quien pronuncie su nombre en falso.

Recuerda el día del sábado para santificarlo.

Durante seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso, consagrado al Señor, tu Dios. No harás trabajo alguno, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu esclavo, ni tu esclava, ni tu ganado, ni el emigrante que reside en tus ciudades. Porque en seis días hizo el Señor el cielo, la tierra y el mar y lo que hay en ellos; y el séptimo día descansó. Por eso bendijo el Señor el sábado y lo santificó.

Honra a tu padre y a tu madre: para que se prolonguen tus días en la tierra, que el Señor, tu Dios, te va a dar.

No matarás.

No cometerás adulterio.

No robarás.

No darás falso testimonio contra tu prójimo.

No codiciarás los bienes de tu prójimo. No codiciarás la mujer de tu prójimo, ni su esclavo, ni su esclava, ni su buey, ni su asno, ni nada que sea de tu prójimo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 18, 8. 9. 10. 11. (R.: Jn 6, 68c)

R. Señor, tú tienes palabras de vida eterna.

V. La ley del Señor es perfecta
y es descanso del alma;
el precepto del Señor es fiel
e instruye a los ignorantes. R.

V. Los mandatos del Señor son rectos
y alegran el corazón;
la norma del Señor es límpida
y da luz a los ojos. R.

V. El temor del Señor es puro
y eternamente estable;
los mandamientos del Señor son verdaderos
y enteramente justos. R.

V. Más preciosos que el oro,
más que el oro fino;
más dulces que la miel
de un panal que destila. R.


Aleluya

Cf. Lc 8, 15

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los que escuchan la palabra de Dios
con un corazón noble y generoso,
la guardan y dan fruto con perseverancia. R.


EVANGELIO

Mt 13, 18-23

El que escucha la palabra y la entiende, ése da fruto.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros, pues, oíd lo que significa la parábola del sembrador: si uno escucha la palabra del reino sin entenderla, viene el Maligno y roba lo sembrado en su corazón. Esto significa lo sembrado al borde del camino.

Lo sembrado en terreno pedregoso significa el que escucha la palabra y la acepta enseguida con alegría; pero no tiene raíces, es inconstante, y, en cuanto viene una dificultad o persecución por la palabra, enseguida sucumbe.

Lo sembrado entre abrojos significa el que escucha la palabra; pero los afanes de la vida y la seducción de las riquezas ahogan la palabra y se queda estéril.

Lo sembrado en tierra buena significa el que escucha la palabra y la entiende; ése da fruto y produce ciento o sesenta o treinta por uno».


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XVI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 24, 3-8

Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés bajó y contó al pueblo todas las palabras del Señor y todos sus decretos; y el pueblo contestó con voz unánime:

«Cumpliremos todas las palabras que ha dicho el Señor».

Moisés escribió todas las palabras del Señor. Se levantó temprano y edificó un altar en la falda del monte, y doce estelas, por las doce tribus de Israel. Y mandó a algunos jóvenes de los hijos de Israel ofrecer al Señor holocaustos e inmolar novillos como sacrificios de comunión. Tomó Moisés la mitad de la sangre y la puso en vasijas, y la otra mitad la derramó sobre el altar. Después tomó el documento de la alianza y se lo leyó en voz alta al pueblo, el cual respondió:

«Haremos todo lo que ha dicho el Señor y le obedeceremos».

Entonces Moisés tomó la sangre y roció al pueblo, diciendo:

«Ésta es la sangre de la alianza que el Señor ha concertado con vosotros, de acuerdo con todas estas palabras».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 49, 1b-2. 5-6. 14-15. (R.: 14a)

R. Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza.

V. El Dios de los dioses, el Señor, habla:
convoca la tierra de oriente a occidente.
Desde Sión, la hermosa,
Dios resplandece. R.

V. «Congregadme a mis fieles,
que sellaron mi pacto con un sacrificio».
Proclame el cielo su justicia;
Dios en persona va a juzgar. R.

V. «Ofrece a Dios un sacrificio de alabanza,
cumple tus votos al Altísimo
e invócame el día del peligro:
yo te libraré, y tú me darás gloria». R.


Aleluya

Sant 1, 21bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged con docilidad la palabra,
que ha sido injertada en vosotros
y es capaz de salvar vuestras vidas. R.


EVANGELIO

Mt 13, 24-30

Dejadlos crecer juntos hasta la siega.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:

«El reino de los cielos se parece a un hombre que sembró buena semilla en su campo; pero, mientras los hombres dormían, un enemigo fue y sembró cizaña en medio del trigo y se marchó. Cuando empezaba a verdear y se formaba la espiga apareció también la cizaña. Entonces fueron los criados a decirle al amo:

“Señor, ¿no sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde sale la cizaña?”.

Él les dijo:

“Un enemigo lo ha hecho”.

Los criados le preguntaron:

“¿Quieres que vayamos a arrancarla?”.

Pero él les respondió:

“No, que al recoger la cizaña podéis arrancar también el trigo. Dejadlos crecer juntos hasta la siega y cuando llegue la siega diré a los segadores: arrancad primero la cizaña y atadla en gavillas para quemarla, y el trigo almacenadlo en mi granero”».


Palabra del Señor.




SEMANA XVII (Año Impar)

LUNES DE LA XVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 32, 15-24. 30-34

Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose dioses de oro.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés se volvió y bajó del monte con las dos tablas del testimonio en la mano. Las tablas estaban escritas por ambos lados; eran hechura de Dios, y la escritura era escritura de Dios grabada en las tablas.

Al oír Josué el griterío del pueblo, dijo a Moisés:

«Se oyen gritos de guerra en el campamento».

Contestó él:

«No es grito de victoria, no es grito de derrota, que son cantos lo que oigo».

Al acercarse al campamento y ver el becerro y las danzas, Moisés, encendido en ira, tiró las tablas y las rompió al pie de la montaña.

Después agarró el becerro que habían hecho, lo quemó y lo trituró hasta hacerlo polvo, que echó en agua y se lo hizo beber a los hijos de Israel.

Moisés dijo a Aarón:

«¿Qué te ha hecho este pueblo, para que nos acarreases tan enorme pecado?».

Contestó Aarón:

«No se irrite mi señor. Sabes que este pueblo es perverso. Me dijeron: “Haznos un Dios que vaya delante de nosotros, pues a ese Moisés que nos sacó de Egipto no sabemos qué le ha pasado.” Yo les dije: “Quien tenga oro que se desprenda de él y me lo dé; yo lo eché al fuego, y salió este becerro”».

Al día siguiente, Moisés dijo al pueblo:

«Habéis cometido un pecado gravísimo; pero ahora subiré al Señor a expiar vuestro pecado».

Volvió, pues, Moisés al Señor y le dijo:

«Este pueblo ha cometido un pecado gravísimo, haciéndose dioses de oro. Pero ahora, o perdonas su pecado o me borras del libro de tu registro».

El Señor respondió:

«Al que haya pecado contra mí lo borraré del libro. Ahora ve y guía a tu pueblo al sitio que te dije; mi ángel irá delante de ti; y cuando llegue el día de la cuenta, les pediré cuentas de su pecado».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 105, 19-20. 21-22. 23. (R.: 1b)

R. Dad gracias al Señor porque es bueno.

V. En Horeb se hicieron un becerro,
adoraron un ídolo de fundición;
cambiaron su gloria por la imagen
de un toro que come hierba. R.

V. Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R.

V. Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R.


Aleluya

Sant 1, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Por propia iniciativa el Padre nos engendró
con la palabra de la verdad,
para que seamos como una primicia de sus criaturas. R.


EVANGELIO

Mt 13, 31-35

El grano de mostaza se hace un árbol hasta el punto de que los pájaros del cielo anidan en sus ramas.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús propuso otra parábola al gentío:

«El reino de los cielos se parece a un grano de mostaza que uno toma y siembra en su campo; aunque es la más pequeña de las semillas, cuando crece es más alta que las hortalizas; se hace un árbol hasta el punto de que vienen los pájaros del cielo a anidar en sus ramas».

Les dijo otra parábola:

«El reino de los cielos se parece a la levadura; una mujer la amasa con tres medidas de harina, hasta para que todo fermenta».

Jesús dijo todo esto a la gente en parábolas y sin parábolas no les hablaba nada, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta:

«Abriré mi boca diciendo parábolas;
anunciaré lo secreto desde la fundación del mundo».


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 33, 7-11; 34, 5b-9. 28

El Señor hablaba con Moisés cara a cara.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés levantó la tienda de Dios y la plantó fuera, a distancia del campamento, y la llamó «Tienda del Encuentro». El que deseaba visitar al Señor, salía fuera del campamento y se dirigía a la Tienda del Encuentro.

Cuando Moisés salía en dirección a la tienda, todo el pueblo se levantaba y esperaba a la entrada de sus tiendas, mirando a Moisés hasta que éste entraba en la tienda. En cuanto Moisés entraba en la tienda, la columna de nube bajaba y se detenía a la entrada de la tienda, mientras el Señor hablaba con Moisés.

Cuando el pueblo veía la columna de nube a la puerta de la tienda, se levantaba y se postraba cada uno a la entrada de su tienda.

El Señor hablaba con Moisés cara a cara, como habla un hombre con un amigo. Después Moisés volvía al campamento, mientras Josué, hijo de Nun, su joven ayudante, no se apartaba del interior de la tienda.

Moisés se quedó en la presencia del Señor, y pronunció su nombre.

El Señor pasó ante él proclamando:

«Señor, Señor, Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad, que mantiene la clemencia hasta la milésima generación, que perdona la culpa, el delito y el pecado, pero no los deja impunes y castiga la culpa de los padres en los hijos y nietos, hasta la tercera y cuarta generación».

Moisés al momento se inclinó y se postró en tierra. Y le dijo:

«Si he obtenido tu favor, que mi Señor vaya con nosotros, aunque es un pueblo de dura cerviz; perdona nuestras culpas y pecados y tómanos como heredad tuya».

Moisés estuvo allí con el Señor cuarenta días con sus cuarenta noches: sin comer pan ni beber agua; y escribió en las tablas las palabras de la alianza, las Diez Palabras.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 6-7. 8-9. 10-11. 12-13. (R.: 8a)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

V. El Señor hace justicia
y defiende a todos los oprimidos;
enseñó sus caminos a Moisés
y sus hazañas a los hijos de Israel. R.

V. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No está siempre acusando
ni guarda rencor perpetuo. R.

V. No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas.
Como se levanta el cielo sobre la tierra,
se levanta su bondad sobre los que lo temen. R.

V. Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen. R.


Aleluya

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La semilla es la palabra de Dios, y el sembrador es Cristo;
todo el que lo encuentra vive para siempre. R.


EVANGELIO

Mt 13, 36-43

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús dejó a la gente y se fue a casa.

Los discípulos se le acercaron a decirle:

«Explícanos la parábola de la cizaña en el campo».

Él les contestó:

«El que siembra la buena semilla es el Hijo del hombre; el campo es el mundo; la buena semilla son los ciudadanos del reino; la cizaña son los partidarios del Maligno; el enemigo que la siembra es el diablo; la cosecha es el final de los tiempos, y los segadores los ángeles.

Lo mismo que se arranca la cizaña y se echa al fuego, así será al final de los tiempos: el Hijo del hombre enviará a sus ángeles y arrancarán de su reino todos los escándalos y a todos los que obran iniquidad, y los arrojarán al horno de fuego; allí será el llanto y el rechinar de dientes. Entonces los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre. El que tenga oídos, que oiga».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 34, 29-35

Al ver la cara de Moisés, no se atrevieron a acercarse a él.

Lectura del libro del Éxodo.

CUANDO Moisés bajó del monte Sinaí con las dos tablas de la alianza en la mano, no sabía que tenía radiante la piel de la cara, de haber hablado con el Señor. Aarón y todos los israelitas vieron a Moisés con la piel de la cara radiante, y no se atrevieron a acercarse a él.

Pero Moisés los llamó. Aarón y los jefes de la comunidad se acercaron a él, y Moisés habló con ellos.

Después se acercaron todos los israelitas, y Moisés les comunicó las órdenes que el Señor le había dado en el monte Sinaí.

Cuando terminó de hablar con ellos, se cubrió la cara con un velo.

Siempre que Moisés entraba ante el Señor para hablar con él, se quitaba el velo hasta la salida. Al salir, comunicaba a los hijos de Israel lo que le había mandado. Ellos veían la piel de la cara de Moisés radiante, y Moisés se cubría de nuevo la cara con el velo, hasta que volvía a hablar con Dios.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 98, 5. 6. 7. 9. (R.: 9c)

R. ¡Santo eres, Señor, nuestro Dios!

V. Ensalzad al Señor, Dios nuestro,
postraos ante el estrado de sus pies:
¡Él es santo! R.

V. Moisés y Aarón con sus sacerdotes,
Samuel con los que invocan su nombre,
invocaban al Señor, y él respondía. R.

V. Dios les hablaba desde la columna de nube;
oyeron sus mandatos y la ley que les dio. R.

V. Ensalzad al Señor, Dios nuestro;
postraos ante su monte santo:
¡Santo es el Señor, nuestro Dios! R.


Aleluya

Jn 15, 15b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. A vosotros os llamo amigos —dice el Señor—,
porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer. R.


EVANGELIO

Mt 13, 44-46

Vende todo lo que tiene y compra el campo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«El reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en el campo: el que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va a vender todo lo que tiene y compra el campo.

El reino de los cielos se parece también a un comerciante de perlas finas que, al encontrar una de gran valor, se va a vender todo lo que tiene y la compra».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Ex 40, 16-21. 34-38

La nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor la llenó.

Lectura del libro del Éxodo.

EN aquellos días, Moisés hizo todo conforme a lo que el Señor le había mandado.

El día uno del mes primero del segundo año fue erigida la Morada. Moisés erigió la Morada, colocó las basas, puso los tablones con sus travesaños y plantó las columnas; montó la tienda sobre la Morada y puso la cubierta sobre la tienda; como el Señor se lo había mandado a Moisés.

Luego colocó el Testimonio en el Arca, sujetó los varales al Arca y puso el propiciatorio encima del Arca. Después trasladó el Arca a la Morada, puso el velo de separación para cubrir el Arca del Testimonio; como el Señor había mandado a Moisés.

Entonces la nube cubrió la Tienda del Encuentro y la gloria del Señor llenó la Morada.

Moisés no pudo entrar en la Tienda del Encuentro, porque la nube moraba sobre ella y la gloria del Señor llenaba la Morada.

Cuando la nube se alzaba de la Morada, los hijos de Israel levantaban el campamento, en todas las etapas. Pero cuando la nube no se alzaba, ellos esperaban hasta que se alzase.

De día la nube del Señor se posaba sobre la Morada, y de noche el fuego, en todas sus etapas, a la vista de toda la casa de Israel.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 83, 3. 4. 5-6a y 8a. 11 (R.: 2)

R. ¡Qué deseables son tus moradas,
Señor del universo!

V. Mi alma se consume y anhela
los atrios del Señor,
mi corazón y mi carne
retozan por el Dios vivo. R.

V. Hasta el gorrión ha encontrado una casa;
la golondrina, un nido
donde colocar sus polluelos:
tus altares, Señor del universo,
Rey mío y Dios mío. R.

V. Dichosos los que viven en tu casa,
alabándote siempre.
Dichoso el que encuentra en ti su fuerza.
Caminan de baluarte en baluarte. R.

V. Vale más un día en tus atrios
que mil en mi casa,
y prefiero el umbral de la casa de Dios
a vivir con los malvados. R.


Aleluya

Cf. Hch 16, 14b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Abre, Señor, nuestro corazón,
para que aceptemos las palabras de tu Hijo. R.


EVANGELIO

Mc 13, 47-53

Reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús al gentío:

«El reino de los cielos se parece también a la red que echan en el mar y recoge toda clase de peces: cuando está llena, la arrastran a la orilla, se sientan, y reúnen los buenos en cestos y los malos los tiran.

Lo mismo sucederá al final de los tiempos: saldrán los ángeles, separarán a los malos de los buenos y los echarán al horno de fuego. Allí será el llanto y el rechinar de dientes.

¿Habéis entendido todo esto?».

Ellos le responden:

«Sí».

Él les dijo:

«Pues bien, un escriba que se ha hecho discípulo del reino de los cielos es como un padre de familia que va sacando de su tesoro lo nuevo y lo antiguo».

Cuando Jesús acabó estas parábolas, partió de allí.


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Lev 23, 1. 4-11. 15-16. 27. 34b-37

En las festividades del Señor convocaréis asamblea litúrgica.

Lectura del libro del Levítico.

EL Señor habló a Moisés:

«Éstas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis en las fechas señaladas.

El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor.

El día quince del mismo mes, es la fiesta de los Panes Ácimos dedicada al Señor. Comeréis panes ácimos durante siete días. El primer día os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. El séptimo os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis ningún trabajo servil».

El Señor habló a Moisés:

«Di a los hijos de Israel: “Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar y seguéis la mies, llevaréis al sacerdote una gavilla como primicia de vuestra cosecha. Éste la balanceará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la balanceará el sacerdote el día siguiente al sábado.

A partir del día siguiente al sábado en que llevéis la gavilla para el balanceo ritual, contaréis siete semanas completas: contaréis cincuenta días hasta el día siguiente al séptimo sábado y ofreceréis una oblación nueva al Señor.

El día diez del séptimo mes es el día de la Expiación. Os reuniréis en asamblea litúrgica, ayunaréis y ofreceréis al Señor una oblación.

El día quince de ese séptimo mes comienza la fiesta de las Tiendas dedicada al Señor; y dura siete días. El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo servil alguno. Los siete días ofreceréis al Señor oblaciones. Al octavo volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y ofreceréis al Señor oblaciones. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo servil alguno.

Éstas son las festividades del Señor, en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponda a cada día».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 80, 3-4. 5-6ab. 10-11ab (R.: 2a)

R. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

V. Acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta. R.

V. Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José
al salir de Egipto. R.

V. No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué de la tierra de Egipto. R.


Aleluya

1 Pe 1, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra el Señor permanece para siempre;
pues ésa es la palabra del Evangelio
que se os anunció. R.


EVANGELIO

Mc 13, 54-58

¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús fue a su ciudad y se puso a enseñar en su sinagoga.

La gente decía admirada:

«¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?».

Y se escandalizaban a causa de él.

Jesús les dijo:

«Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta».

Y no hizo allí muchos milagros, por su falta de fe.


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XVII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Lev 25, 1. 8-17

El año jubilar cada uno recobrará su propiedad.

Lectura del libro del Levítico.

EL Señor habló a Moisés en el monte Sinaí:

«Haz el cómputo de siete semanas de años, siete veces siete, de modo que las sietes semanas de años sumarán cuarenta y nueve años.

El día diez del séptimo mes harás oír el son de la trompeta: el día de la expiación haréis resonar la trompeta por toda vuestra tierra.

Declararéis santo el año cincuenta y promulgaréis por el país liberación para todos sus habitantes.

Será para vosotros un jubileo: cada uno recobrará su propiedad y retornará a su familia.

El año cincuenta será para vosotros año jubilar: no sembraréis, ni segaréis los rebrotes, ni vendimiaréis las cepas no cultivadas.

Porque es el año jubilar, que será sagrado para vosotros. Comeréis lo que den vuestros campos por sí mismos.

En este año jubilar cada uno recobrará su propiedad.

Si vendes o compras algo a tu prójimo, que nadie perjudique a su hermano.

Lo que compres a tu prójimo se tasará según el número de años transcurridos después del jubileo.

Él te lo cobrará según el número de cosechas restantes: cuantos más años falten, más alto será el precio; cuantos menos, tanto menor será el precio. Porque lo que él te vende es el número de cosechas.

Que nadie perjudique a su prójimo. Y teme a tu Dios, porque yo soy el Señor, vuestro Dios».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 66, 2-3. 5. 7-8 (R.: 4)

R. Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

V. Que Dios tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación. R.

V. Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia
y gobiernas las naciones de la tierra. R.

V. La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
todos los confines de la tierra. R.


Aleluya

Mt 5, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mt 14, 1-12

Herodes mandó decapitar a Juan, y sus discípulos fueron a contárselo a Jesús.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, oyó el tetrarca Herodes lo que se contaba de Jesús y dijo a sus cortesanos:

«Ése es Juan el Bautista, que ha resucitado de entre los muertos, y por eso las fuerzas milagrosas actúan en él».

Es que Herodes había mandado prender a Juan y lo había metido en la cárcel encadenado, por motivo de Herodías, mujer de su hermano Filipo; porque Juan le decía que no le era lícito vivir con ella. Quería mandarlo matar, pero tuvo miedo de la gente, que lo tenía por profeta.

El día del cumpleaños de Herodes, la hija de Herodías danzó delante de todos, y le gustó tanto a Herodes que juró darle lo que pidiera.

Ella, instigada por su madre, le dijo:

«Dame ahora mismo en una bandeja la cabeza de Juan el Bautista».

El rey lo sintió, pero, por el juramento y los invitados, ordenó que se la dieran; y mandó decapitar a Juan en la cárcel.

Trajeron la cabeza en una bandeja, se la entregaron a la joven, y ella se la llevó a su madre.

Sus discípulos recogieron el cadáver, lo enterraron, y fueron a contárselo a Jesús.


Palabra del Señor.




SEMANA XVIII (Año Impar)

LUNES DE LA XVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Núm 11, 4-15

Solo no puedo cargar con este pueblo.

Lectura del libro de los Números.

EN aquellos días, dijeron los hijos de Israel:

«¡Quién nos diera carne para comer! ¡Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos! En cambio ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná».

(El maná se parecía a semilla de coriandro, y tenía color de bedelio; el pueblo se dispersaba para recogerlo, lo molían en la muela o lo machacaban en el almirez, lo cocían en la olla y hacían con él hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná).

Moisés oyó cómo el pueblo lloraba, una familia tras otra, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor:

«¿Por qué tratas mal a tu siervo? ¿Por qué no he hallado gracia a tus ojos, sino que me haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: “Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí con juramento a sus padres”? ¿De dónde voy a sacar carne para repartirla a todo el pueblo, que me viene llorando: “Danos de comer carne”? Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, hazme morir, por favor, si he hallado gracia a tus ojos; así no veré más mi desventura».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 80, 12-13. 14-15. 16-17. (R.: 2a)

R. Aclamad a Dios, nuestra fuerza.

V. Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos. R.

V. ¡Ojalá me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios. R.

V. Los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
los alimentaría con flor de harina,
los saciaría con miel silvestre. R.


Aleluya

Mc 4, 4b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No sólo de pan vive el hombre,
sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. R.

El año A, en que este evangelio se ha leído el domingo precedente, se lee Mt 14, 22-36.

EVANGELIO (años B y C)

Mt 14, 13-21

Alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan el Bautista se marchó de allí en barca, a solas, a un lugar desierto. Cuando la gente lo supo, lo siguió por tierra desde los poblados. Al desembarcar vio Jesús una multitud, se compadeció de ella y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle:

«Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren comida».

Jesús les replicó:

«No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer».

Ellos le replicaron:

«Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces».

Les dijo:

«Traédmelos».

Mandó a la gente que se recostara en la hierba y tomando los cinco panes y los dos peces, alzando la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos y se saciaron y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.


Palabra del Señor.

EVANGELIO

Mt 14, 22-36

Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

DESPUÉS que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.

Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.

Jesús les dijo en seguida:

«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».

Pedro le contestó:

«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».

Él le dijo:

«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

«Señor, sálvame».

En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él, diciendo:

«Realmente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Núm 12, 1-13

No hay otro profeta como Moisés; ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?

Lectura del libro de los Números.

EN aquellos días, María y Aarón hablaron contra Moisés, a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Decían:

«¿Ha hablado el Señor sólo a través de Moisés? ¿No ha hablado también a través de nosotros?».

El Señor lo oyó.

Moisés era un hombre muy humilde, más que nadie sobre la faz de la tierra. De repente el Señor habló a Moisés, Aarón y María:

«Salid los tres hacia la Tienda del Encuentro».

Y los tres salieron.

El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la Tienda, y llamó a Aarón y a María. Ellos se adelantaron, y el Señor les habló:

«Escuchad mis palabras: si hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara; abiertamente y no por enigmas; y contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés?».

La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó.

Al apartarse la Nube de la Tienda, María estaba leprosa, con la piel como la nieve. Aarón se volvió hacia ella y vio que estaba leprosa. Entonces Aarón dijo a Moisés:

«Perdón, señor; no nos exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. No dejes a María como un aborto que sale del vientre con la mitad de la carne consumida».

Moisés suplicó al Señor:

«Por favor, cúrala».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 50, 3-4. 5-6b. 6c-7. 12-13 (R.: cf. 3a)

R. Misericordia, Señor, hemos pecado.

V. Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa;
lava del todo mi delito, limpia mi pecado. R.

V. Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad en tu presencia. R.

V. En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Mira, en la culpa nací,
pecador me concibió mi madre. R.

V. Oh Dios, crea en mí un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme.
No me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu. R.


Aleluya

Jn 1, 49b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Rabí, tú eres el Hijo de Dios,
tú eres el Rey de Israel. R.

El año A, en que este evangelio se ha leído del día anterior, puede leerse Mt 15, 1-2. 10-14.

EVANGELIO (Opción 1, para todos los años)

Mt 14, 22-36

Mándame ir a ti sobre el agua.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

DESPUÉS que la gente se hubo saciado, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente.

Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo.

Mientras tanto, la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. A la cuarta vela de la noche se les acercó Jesús andando sobre el mar. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, diciendo que era un fantasma.

Jesús les dijo en seguida:

«¡Ánimo, soy yo, no tengáis miedo!».

Pedro le contestó:

«Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti sobre el agua».

Él le dijo:

«Ven».

Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua, acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó:

«Señor, sálvame».

En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo:

«¡Hombre de poca fe! ¿Por qué has dudado?».

En cuanto subieron a la barca, amainó el viento.

Los de la barca se postraron ante él, diciendo:

«Realmente eres Hijo de Dios».

Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar apenas lo reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto. Y cuantos la tocaban quedaban curados.


Palabra del Señor.

________________________

EVANGELIO (Opción 2 para el año A)

Mt 15, 1-2. 10-14

La planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y escribas de Jerusalén y le preguntaron:

«¿Por qué tus discípulos quebrantan la tradición de nuestros mayores y no se lavan las manos antes de comer?».

Y, llamando a la gente, les dijo:

«Escuchad y entended: no mancha al hombre lo que entra por la boca, sino lo que sale de la boca, eso es lo que mancha al hombre».

Se acercaron los discípulos y le dijeron:

«¿Sabes que los fariseos se han escandalizado al oírte?».

Respondió él:

«La planta que no haya plantado mi Padre celestial, será arrancada de raíz. Dejadlos, son ciegos, guías de ciegos. Y si un ciego guía a otro ciego, los dos caerán en el hoyo».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Núm 13, 1-2. 25 – 14, 1. 26-30. 34-35

Despreciaron una tierra envidiable.

Lectura del libro de los Números.

EN aquellos días, el Señor dijo a Moisés en el desierto de Farán:

«Envía gente a explorar la tierra de Canaán, que yo voy a entregar a los hijos de Israel: envía uno de cada tribu, y que todos sean jefes».

Al cabo de cuarenta días volvieron de explorar el país; y se presentaron a Moisés y Aarón y a toda la comunidad de los hijos de Israel, en el desierto de Farán, en Cadés. Presentaron su informe a toda la comunidad y les enseñaron los frutos del país. Y les contaron:

«Hemos entrado en el país adonde nos enviaste; y verdaderamente es una tierra que mana leche y miel; aquí tenéis sus frutos. Pero el pueblo que habita el país es poderoso, tienen grandes ciudades fortificadas (incluso hemos visto allí hijos de Anac). Amalec vive en la región del Negueb, los hititas, jebuseos y amorreos viven en la montaña, los cananeos junto al mar y junto al Jordán».

Caleb hizo callar al pueblo ante Moisés y dijo:

«Tenemos que subir y apoderarnos de esa tierra, porque podemos con ella».

Pero los que habían subido con él replicaron:

«No podemos atacar a ese pueblo, porque es más fuerte que nosotros».

Y desacreditaban ante los hijos de Israel la tierra que habían explorado, diciendo:

«La tierra que hemos recorrido y explorado es una tierra que devora a sus propios habitantes; toda la gente que hemos visto en ella es de gran estatura. Hemos visto allí nefileos, hijos de Anac: parecíamos saltamontes a su lado, y lo mismo les parecíamos nosotros a ellos».

Entonces toda la comunidad empezó a dar gritos, y el pueblo se pasó llorando toda la noche.

El Señor dijo a Moisés y Aarón:

«¿Hasta cuándo seguirá esta comunidad malvada murmurando contra mí? He oído a los hijos de Israel murmurar de mí. Diles: “¡Por mi vida!, oráculo del Señor, que os haré lo que me habéis dicho en la cara; en este desierto caerán vuestros cadáveres, los de todos los que fuisteis censados, de veinte años para arriba, los que habéis murmurado contra mí. Según el número de los días que empleasteis en explorar la tierra, cuarenta días, cargaréis con vuestra culpa cuarenta años, un año por cada día. Para que sepáis lo que es desobedecerme”. Yo, el Señor, juro que haré esto a la comunidad que se ha amotinado contra mí: en este desierto se consumirán y en él morirán».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 105, 6-7a. 13-14. 21-22. 23. (R.: 4ab)

R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.

V. Hemos pecado con nuestros padres,
hemos cometido maldades e iniquidades.
Nuestros padres en Egipto
no comprendieron tus maravillas. R.

V. Bien pronto olvidaron sus obras,
y no se fiaron de sus planes:
ardían de avidez en el desierto
y tentaron a Dios en la estepa. R.

V. Se olvidaron de Dios, su salvador,
que había hecho prodigios en Egipto,
maravillas en el país de Cam,
portentos junto al mar Rojo. R.

V. Dios hablaba ya de aniquilarlos;
pero Moisés, su elegido,
se puso en la brecha frente a él,
para apartar su cólera del exterminio. R.


Aleluya

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Mt 15, 21-28

Mujer, qué grande es tu fe.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús se retiró al país de Tiro y Sidón.

Entonces una mujer cananea, saliendo de uno de aquellos lugares, se puso a gritarle:

«Ten compasión de mí, Señor, Hijo de David. Mi hija tiene un demonio muy malo».

Él no le respondió nada. Entonces los discípulos se le acercaron a decirle:

«Atiéndela, que viene detrás gritando».

Él les contestó:

«Sólo he sido enviado a las ovejas descarriadas de Israel».

Ella se acercó y se postró ante él diciendo:

«Señor, ayúdame».

Él le contestó:

«No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perritos».

Pero ella repuso:

«Tienes razón, Señor; pero también los perritos se comen las migajas que caen de la mesa de los amos».

Jesús le respondió:

«Mujer, qué grande es tu fe: que se cumpla lo que deseas».

En aquel momento quedó curada su hija.


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Núm 20, 1-13

Brotó agua abundantemente.

Lectura del libro de los Números.

EN aquellos días, la comunidad entera de los hijos de Israel llegó al desierto de Sin el mes primero, y el pueblo se instaló en Cadés. Allí murió María y allí la enterraron.

Faltó agua a la comunidad y se amotinaron contra Moisés y Aarón. El pueblo protestó contra Moisés, diciendo:

«¡Ojalá hubiéramos muerto como nuestros hermanos, delante del Señor! ¿Por qué has traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él, nosotros y nuestras bestias? ¿Por qué nos has sacado de Egipto para traernos a este sitio horrible, que no tiene grano ni higueras ni viñas ni granados ni agua para beber?».

Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad y se dirigieron a la entrada de la Tienda del Encuentro, y se postraron rostro en tierra delante de ella. La gloria del Señor se les apareció, y el Señor dijo a Moisés:

«Coge la vara y reunid la asamblea, tú y tu hermano Aarón, y habladle a la roca en presencia de ellos y ella dará agua. Luego saca agua de la roca y dales de beber a ellos y a sus bestias».

Moisés retiró la vara de la presencia del Señor, como se lo mandaba. Moisés y Aarón reunieron la asamblea delante de la roca; Moisés les dijo:

«Escuchad, rebeldes: ¿Creéis que podemos sacaros agua de esta roca?».

Moisés alzó la mano y golpeó la roca con la vara dos veces, y brotó agua tan abundante que bebió toda la comunidad y las bestias.

El Señor dijo a Moisés y a Aarón:

«Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los hijos de Israel, no haréis entrar a esta comunidad en la tierra que les he dado».

(Ésta es fuente de Meribá, donde los hijos de Israel disputaron con el Señor, y él les mostró su santidad).


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 94, 1-2. 6-7. 8-9. (R.: 8ab)

R. Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor:
«No endurezcáis vuestro corazón».

V. Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole
gracias, aclamándolo con cantos. R.

V. Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía. R.

V. Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras». R.


Aleluya

Mt 16, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia,
y el poder del infierno no la derrotará. R.


EVANGELIO

Mt 16, 13-23

Tú eres Pedro y te daré las llaves del Reino de los cielos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos:

«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?».

Ellos contestaron:

«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas».

Él les preguntó:

«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?».

Simón Pedro tomó la palabra y dijo:

«Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo».

Jesús le respondió:

«¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en los cielos».

Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías.

Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó aparte y se puso a increparlo:

«¡Lejos de ti tal cosa, Señor! Eso no puede pasarte».

Jesús se volvió y dijo a Pedro:

«¡Ponte detrás de mí, Satanás! Eres para mí piedra de tropiezo, porque tú piensas como los hombres, no como Dios».


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dt 4, 32-40

Amó a tus padres y eligió a su descendencia después de ellos.

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS dijo al pueblo:

«Pregunta a los tiempos antiguos, que te han precedido, desde el día en que Dios creó al hombre sobre la tierra; pregunta desde un extremo al otro del cielo, ¿sucedió jamás algo tan grande como esto o se oyó cosa semejante? ¿Escuchó algún pueblo, como tú has escuchado, la voz de Dios vivo, hablando desde el fuego, y ha sobrevivido? ¿Intentó jamás algún dios venir a escogerse una nación entre las otras mediante pruebas, signos, prodigios y guerra y con mano fuerte y brazo poderoso, con terribles portentos, como todo lo que hizo el Señor, vuestro Dios, con vosotros en Egipto, ante vuestros ojos?

Te han permitido verlo, para que sepas que el Señor es el único Dios y no hay otro fuera de él.

Desde el cielo hizo resonar su voz para enseñarte y en la tierra te mostró su gran fuego, y de en medio del fuego oíste sus palabras.

Porque amó a tus padres y eligió a su descendencia después de ellos, él mismo te sacó de Egipto con gran fuerza, para desposeer ante ti a naciones más grandes y fuertes que tú, para traerte y darte sus tierras en heredad; como ocurre hoy.

Así pues, reconoce hoy, y medita en tu corazón, que el Señor es el único Dios allá arriba en el cielo, y aquí abajo en la tierra; no hay otro. Observa los mandatos y preceptos que yo te prescribo hoy, para que seas feliz, tú y tus hijos, después de ti, y se prolonguen tus días en el suelo que el Señor, tu Dios, te da para siempre».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 76, 12-13. 14-15. 16 y 21. (R.: 12a)

R. Recuerdo las proezas del Señor.

V. Recuerdo las proezas del Señor;
sí, recuerdo tus antiguos portentos,
medito todas tus obras
y considero tus hazañas. R.

V. Dios mío, tus caminos son santos:
¿Qué dios es grande como nuestro Dios?
Tú, oh Dios, haciendo maravillas,
mostraste tu poder a los pueblos. R.

V. Con tu brazo rescataste a tu pueblo,
a los hijos de Jacob y de José.
Mientras guiabas a tu pueblo, como a un rebaño,
por la mano de Moisés y de Aarón. R.


Aleluya

Mc 5, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mt 16, 24-28

¿Qué podrá dar un hombre para recobrar su alma?

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si alguno quiere venir en pos de mí, que se niegue a sí mismo, tome su cruz y me siga. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero el que la pierda por mí, la encontrará.

¿Pues de qué le servirá a un hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma? ¿O qué podrá dar para recobrarla?

Porque el Hijo del hombre vendrá, con la gloria de su Padre, entre sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.

En verdad os digo que algunos de los aquí presentes no gustarán la muerte hasta que vean al Hijo del hombre en su reino».


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XVIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dt 6, 4-13

Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón.

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS dijo al pueblo:

«Escucha, Israel: El Señor es nuestro Dios, el Señor es uno solo. Amarás, pues, al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con todas tus fuerzas.

Estas palabras que yo te mando hoy estarán en tu corazón, se las repetirás a tus hijos y hablarás de ellas estando en casa y yendo de camino, acostado y levantado; las atarás a tu muñeca como un signo, serán en tu frente una señal; las escribirás en las jambas de tu casa y en tus portales.

Cuando el Señor, tu Dios, te introduzca en la tierra que había de darte, según juró a tus padres, Abrahán, Isaac y Jacob, con ciudades grandes y ricas que tú no has construido, casas rebosantes de riquezas que tú no has llenado, pozos ya excavados que tú no has excavado, viñas y olivares que tú no has plantado, y comas hasta saciarte, guárdate de olvidar al Señor que te sacó de Egipto, de la casa de esclavitud.

Al Señor, tu Dios, temerás, a él servirás y en su nombre jurarás».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 17, 2-3a. 3bc-4. 47 y 51ab. (R.: 2)

R. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza.

V. Yo te amo, Señor; tú eres mi fortaleza;
Señor, mi roca, mi alcázar, mi liberador. R.

V. Dios mío, peña mía, refugio mío,
escudo mío, mi fuerza salvadora, mi baluarte.
Invoco al Señor de mi alabanza
y quedo libre de mis enemigos. R.

V. Viva el Señor, bendita sea mi Roca,
sea ensalzado mi Dios y Salvador.
Tú diste gran victoria a tu rey,
tuviste misericordia de tu ungido. R.


Aleluya

Cf. 2 Tim 1, 10

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Nuestro Salvador, Cristo Jesús, destruyó la muerte,
e hizo brillar la vida por medio del Evangelio. R.


EVANGELIO

Mt 17, 14-20

Si tuvierais fe, nada os sería imposible.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, se acercó a Jesús un hombre que, de rodillas, le dijo:

«Señor, ten compasión de mi hijo que es lunático y sufre mucho: muchas veces se cae en el fuego o en el agua. Se lo he traído a tus discípulos, y no han sido capaces de curarlo».

Jesús tomó la palabra y dijo:

«¡Generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo estaré con vosotros, hasta cuándo tendré que soportaros? Traédmelo».

Jesús increpó al demonio, y salió; en aquel momento se curó el niño.

Los discípulos se acercaron a Jesús y le preguntaron aparte:

«¿Y por qué no pudimos echarlo nosotros?».

Les contestó:

«Por vuestra poca fe. En verdad os digo que, si tuvierais fe como un grano de mostaza, le diríais a aquel monte: “Trasládate desde ahí hasta aquí”, y se trasladaría. Nada os sería imposible».


Palabra del Señor.




SEMANA XIX (Año Impar)

LUNES DE LA XIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dt 10, 12-22

Circuncidad vuestro corazón. Amaréis al forastero, porque forasteros fuisteis.

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS dijo al pueblo:

«Ahora, Israel, ¿qué te pide el Señor, tu Dios, sino que temas al Señor, tu Dios, siguiendo todos sus caminos, y que le ames y que sirvas al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, observando los preceptos del Señor y los mandatos que yo te mando hoy, para tu bien?

Cierto: del Señor son los cielos, hasta el último cielo, la tierra y todo cuanto la habita. Mas sólo de vuestros padres se enamoró el Señor, los amó, y de su descendencia os escogió a vosotros entre todos los pueblos, como sucede hoy.

Circuncidad vuestro corazón, no endurezcáis vuestra cerviz, pues el Señor, vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, el Dios grande, fuerte y terrible, que no es parcial ni acepta soborno, que hace justicia al huérfano y a la viuda, y que ama al emigrante, dándole pan y vestido. Amaréis al emigrante, porque emigrantes fuisteis en Egipto. Temerás al Señor, tu Dios, le servirás, te adherirás a él, en su nombre jurarás.

Él es tu alabanza y él es tu Dios, que hizo a tu favor las terribles hazañas que tus ojos han visto. Setenta eran tus padres cuando bajaron a Egipto, y ahora el Señor, tu Dios, te ha hecho numeroso como las estrellas del cielo».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 147, 12-13. 14-15. 19-20. (R.: 12a)

R. Glorifica al Señor, Jerusalén.

V. Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión.
Que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti. R.

V. Ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.
Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz. R.

V. Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos. R.


Aleluya

Cf. 2 Tes 2, 14

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios nos llamó por medio del Evangelio,
para que lleguemos a adquirir la gloria de nuestro Señor Jesucristo. R.


EVANGELIO

Mt 17, 22-27

Lo matarán, pero resucitará. Los hijos están exentos de impuestos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, mientras Jesús y los discípulos recorrían juntos Galilea, les dijo:

«El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres, lo matarán, pero resucitará al tercer día».

Ellos se pusieron muy tristes.

Cuando llegaron a Cafarnaún, los que cobraban el impuesto de las dos draptas se acercaron a Pedro y le preguntaron:

«¿Vuestro Maestro no paga las dos draptas?».

Contestó:

«Sí».

Cuando llegó a casa, Jesús se adelantó a preguntarle:

«¿Qué te parece, Simón? Los reyes del mundo, ¿a quién le cobran impuestos y tasas, a sus hijos o a los extraños?».

Contestó:

«A los extraños».

Jesús le dijo:

«Entonces, los hijos están exentos. Sin embargo, para no darles mal ejemplo, ve al mar, echa el anzuelo, coge el primer pez que pique, ábrele la boca y encontrarás una moneda de plata. Cógela y págales por mí y por ti».


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dt 31, 1-8

Sé fuerte y valiente, Josué, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra.

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS se dirigió a todo Israel y pronunció estas palabras. Les dijo:

«Tengo ya ciento veinte años, y ya no puedo salir ni entrar; además el Señor me ha dicho: “No pasarás ese Jordán”. El Señor, tu Dios, pasará delante de ti. Él destruirá delante de ti esas naciones y tú las tomarás en posesión. Josué pasará delante de ti, como ha dicho el Señor. El Señor los tratará como a los reyes amorreos Sijón y Og, y como a sus tierras, que arrasó. El Señor os los entregará y vosotros los trataréis conforme a toda esta prescripción que yo os he mandado. ¡Sed fuertes y valientes, no temáis, no os acobardéis ante ellos!, pues el Señor, tu Dios, va contigo, no te dejará ni te abandonará».

Después Moisés llamó a Josué, y le dijo en presencia de todo Israel:

«Sé fuerte y valiente, porque tú has de introducir a este pueblo en la tierra que el Señor, tu Dios, juró dar a tus padres y tú se la repartirás en heredad. El Señor irá delante de ti. Él estará contigo, no te dejará ni te abandonará. No temas ni te acobardes».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Dt 32, 3. 7. 8. 9 y 12 (R.: 9a)

R. La porción del Señor fue su pueblo.

V. Voy a proclamar el nombre del Señor:
dad gloria a nuestro Dios. R.

V. Acuérdate de los días remotos,
considera las edades pretéritas,
pregunta a tu padre y te lo contará,
a tus ancianos y te lo dirán: R.

V. Cuando el Altísimo daba a cada pueblo su heredad
y distribuía a los hijos de Adán,
trazando las fronteras de las naciones,
según el número de los hijos de Israel. R.

V. La porción del Señor fue su pueblo,
Jacob fue el lote de su heredad.
El Señor solo los condujo,
no hubo dioses extraños con él. R.


Aleluya

Mt 11, 29ab

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tomad mi yugo sobre vosotros —dice el Señor—,
y aprended de mí,
que soy manso y humilde de corazón. R.


EVANGELIO

Mt 18, 1-5. 10. 12-14

Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, se acercaron los discípulos a Jesús y le preguntaron:

«¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?».

Él llamó a un niño, lo puso en medio y dijo:

«En verdad os digo que, si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Por tanto, el que se haga pequeño como este niño, ése es el más grande en el reino de los cielos. El que acoge a un niño como éste en mi nombre me acoge a mí. Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, porque os digo que sus ángeles están viendo siempre en los cielos el rostro de mi Padre celestial.

¿Qué os parece? Suponed que un hombre tiene cien ovejas: si una se le pierde, ¿no deja las noventa y nueve en los montes y va en busca de la perdida? Y si la encuentra, en verdad os digo que se alegra más por ella que por las noventa y nueve que no se habían extraviado. Igualmente, no es voluntad de vuestro Padre que está en el cielo que se pierda ni uno de estos pequeños».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Dt 34, 1-12

Allí murió Moisés como había dispuesto el Señor, y no surgió otro profeta como él.

Lectura del libro del Deuteronomio.

EN aquellos días, Moisés subió de la estepa de Moab al monte Nebo, a la cima del Pisgá, frente a Jericó; y el Señor le mostró toda la tierra: Galaad hasta Dan, todo Neftalí, el territorio de Efraín y de Manasés, y todo el territorio de Judá hasta el mar occidental, el Negueb y la comarca del valle de Jericó (la ciudad de las palmeras) hasta Soar; y le dijo:

«Ésta es la tierra que prometí con juramento a Abrahán, a Isaac y a Jacob, diciéndoles: “Se la daré a tu descendencia”. Te la he hecho ver con tus propios ojos, pero no entrarás en ella».

Y allí murió Moisés, siervo del Señor, en el territorio de Moab, como había dispuesto el Señor. Lo enterraron en el valle de Moab, frente a Bet Peor; y hasta el día de hoy nadie ha conocido el lugar de su tumba.

Moisés murió a la edad de ciento veinte años; no había perdido vista ni había decaído su vigor. Los hijos de Israel lloraron a Moisés en la estepa de Moab durante treinta días, hasta que terminó el tiempo del duelo por Moisés.

Josué, hijo de Nun, estaba lleno del espíritu de sabiduría, porque Moisés le había impuesto las manos, los hijos de Israel lo obedecieron e hicieron como el Señor había mandado a Moisés.

No surgió en Israel otro profeta como Moisés, con quien el Señor trataba cara a cara; ni semejante a él en los signos y prodigios que el Señor le envió a hacer en Egipto contra el faraón, su corte y su país; ni en la mano poderosa, en los terribles portentos que obró Moisés en presencia de todo Israel.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 65, 1-3a. 5 y 8. 16-17. (R.: Cf. 20. 9)

R. Bendito sea Dios, que me ha devuelto la vida.

V. Aclamad al Señor, tierra entera;
tocad en honor de su nombre,
cantad himnos a su gloria.
Decid a Dios: «¡Qué temibles son tus obras!». R.

V. Venid a ver las obras de Dios,
sus temibles proezas en favor de los hombres.
Bendecid, pueblos, a nuestro Dios;
haced resonar sus alabanzas. R.

V. Los que teméis a Dios, venid a escuchar,
os contaré lo que ha hecho conmigo:
a él gritó mi boca
y lo ensalzó mi lengua. R.


Aleluya

2 Cor 5, 19ac

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios estaba en Cristo reconciliando al mundo consigo,
y ha puesto en nosotros
el mensaje de la reconciliación. R.


EVANGELIO

Mt 18, 15-20

Si te hace caso, has salvado a tu hermano.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Si tu hermano peca contra ti, repréndelo estando los dos a solas. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano.

En verdad os digo que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en los cielos, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en los cielos.

Os digo, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre que está en los cielos. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jos 3, 7-10a. 11. 13-17

El Arca de la Alianza del Dueño va a pasar el Jordán delante de vosotros.

Lectura del libro de Josué.

EN aquellos días, el Señor dijo a Josué:

«Hoy mismo voy a empezar a engrandecerte ante todo Israel, para que vean que estoy contigo como estuve con Moisés. Tú dales esta orden a los sacerdotes portadores del Arca de la Alianza: “En cuando lleguéis a tocar el agua de la orilla de Jordán, deteneos en el Jordán”».

Josué dijo a los hijos de Israel:

«Acercaos aquí a escuchar las palabras del Señor, vuestro Dios».

Y añadió:

«Así conoceréis que el Dios vivo está en medio de vosotros y que va a expulsar ante vosotros a los cananeos. Mirad, el Arca de la Alianza del Dueño de toda la tierra va a pasar el Jordán delante de vosotros.

Y cuando las plantas de los pies de los sacerdotes que llevan el Arca del Señor, Dueño de toda la tierra, pisen el agua del Jordán, la corriente de agua del Jordán que viene de arriba quedará cortada y se detendrá formando como un embalse».

Cuando la gente levantó el campamento para pasar el Jordán, los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza caminaron delante de la gente.

En cuanto los portadores del Arca de la Alianza llegaron al Jordán y los sacerdotes que la portaban mojaron los pies en el agua de la orilla (el Jordán baja crecido hasta los bordes todo el tiempo de la siega), el agua que venía de arriba se detuvo y formó como un embalse que llegaba muy lejos, hasta Adán, un pueblo cerca de Sartán, y el agua que bajaba hacia el mar de la Arabá, el mar de la Sal, quedó cortado del todo.

La gente pasó el río frente a Jericó. Los sacerdotes que llevaban el Arca de la Alianza del Señor estaban quietos en el cauce seco, firmes en medio del Jordán, mientras todo Israel iba pasando por el cauce seco, hasta que acabaron de pasar todos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 113 A, 1-2. 3-4. 5-6.

R. Aleluya.

V. Cuando Israel salió de Egipto,
los hijos de Jacob de un pueblo balbuciente,
Judá fue su santuario,
Israel fue su dominio. R.

V. El mar, al verlos, huyó,
el Jordán se echó atrás;
los montes saltaron como carneros;
las colinas, como corderos. R.

V. ¿Qué te pasa, mar, que huyes,
a ti, Jordán, que te echas atrás?
¿Y a vosotros, montes, que saltáis como carneros;
colinas, que saltáis como corderos? R.


Aleluya

Sal 118, 135

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
enséñame tus decretos. R.


EVANGELIO

Mt 18, 21 ‒ 19, 1

No te digo que perdones hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, acercándose Pedro a Jesús le preguntó:

«Señor, si mi hermano me ofende, ¿cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?».

Jesús le contesta:

«No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete.

Por esto, se parece el reino de los cielos a un rey que quiso ajustar las cuentas con sus criados. Al empezar a ajustarlas, le presentaron uno que debía diez mil talentos. Como no tenía con qué pagar, el señor mandó que lo vendieran a él con su mujer y sus hijos y todas sus posesiones, y que pagara así.

El criado, arrojándose a sus pies, le suplicaba diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré todo”.

Se compadeció el señor de aquel criado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda. Pero, al salir, el criado aquel encontró a uno de sus compañeros que le debía cien denarios y, agarrándolo, lo estrangulaba, diciendo:

“Págame lo que me debes”.

El compañero, arrojándose a sus pies, le rogaba, diciendo:

“Ten paciencia conmigo, y te lo pagaré”.

Pero él se negó y fue y lo metió en la cárcel hasta que pagara lo que debía.

Sus compañeros, al ver lo ocurrido, quedaron consternados y fueron a contarle a su señor todo lo sucedido. Entonces el señor lo llamó y le dijo:

“¡Siervo malvado! Toda aquella deuda te la perdoné porque me lo rogaste. ¿No debías tú también tener compasión de tu compañero, como yo tuve compasión de ti?”.

Y el señor, indignado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara toda la deuda.

Lo mismo hará con vosotros mi Padre celestial, si cada cual no perdona de corazón a su hermano».

Cuando acabó Jesús estos discursos, partió de Galilea y vino a la región de Judea, al otro lado del Jordán.


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jos 24, 1-13

Yo tomé a vuestro padre del otro lado del Río; os saqué de Egipto; os llevé a la tierra.

Lectura del libro de Josué.

EN aquellos días, Josué reunió todas las tribus de Israel en Siquén y llamó a los ancianos de Israel, a los jefes, a los jueces y a los magistrados. Y se presentaron ante Dios.

Josué dijo a todo el pueblo:

«Así dice el Señor, Dios de Israel: “Al otro lado del río Éufrates vivieron antaño vuestros padres, Téraj, padre de Abrahán y de Najor, y servían a otros dioses. Yo tomé a Abrahán vuestro padre del otro lado del Río, lo conduje por toda la tierra de Canaán y multipliqué su descendencia dándole un hijo, Isaac.

A Isaac le di dos hijos: Jacob y Esaú. A Esaú le di en propiedad la montaña de Seír, mientras que Jacob y sus hijos bajaron a Egipto.

Envié a Moisés y Aarón y castigué a Egipto con los portentos que hice en su tierra. Luego os saqué de allí. Saqué de Egipto a vuestros padres y llegasteis al mar. Los egipcios persiguieron a vuestros padres con sus carros y caballos hasta el mar Rojo, pero ellos gritaron al Señor y él tendió una nube oscura entre vosotros y los egipcios; después hizo que se desplomara sobre ellos el mar, que los anegó.

Con vuestros propios ojos visteis lo que hice con Egipto.

Después vivisteis en el desierto muchos años. Os llevé luego a la tierra de los amorreos que vivían al otro lado del Jordán: ellos os atacaron, pero yo os los di. Así tomasteis posesión de sus tierras, y yo los exterminé a vuestra llegada.

Entonces se alzó Balac, hijo de Sipor, rey de Moab, para atacar a Israel; y mandó llamar a Balaán, hijo de Beor, para que os maldijera; pero yo no quise escuchar a Balaán, que no tuvo más remedio que bendeciros, y así os libré de sus manos.

Pasasteis después el Jordán y llegasteis a Jericó. Los jefes de Jericó (y los amorreos, perizitas, cananeos, hititas, guirgaseos, heveos y jebuseos) os atacaron, pero yo os los di; mandé delante de vosotros avispas, que expulsaron, al llegar vosotros, a los dos reyes amorreos: no fue con tu espada ni con tu arco.

Y os di una tierra por la que no habíais sudado, ciudades que no habíais construido y en las que ahora vivís, viñedos y olivares que no habíais plantado y de cuyos frutos ahora coméis”».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 135, 1-3. 16-18. 21-22 y 24. (R.: 1b)

R. Porque es eterna su misericordia.

V. Dad gracias al Señor porque es bueno. R.

V. Dad gracias al Dios de los dioses. R.

V. Dad gracias al Señor de los señores. R.

V. Guió por el desierto a su pueblo. R.

V. Él hirió a reyes famosos. R.

V. Dio muerte a reyes poderosos. R.

V. Les dio su tierra en heredad. R.

V. En heredad a Israel, su siervo. R.

V. Y nos libró de nuestros opresores. R.


Aleluya

Cf. 1 Tes 2, 13

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Acoged la palabra de Dios, no como palabra humana,
sino, cual es en verdad, como palabra de Dios. R.


EVANGELIO

Mt 19, 3-12

Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le preguntaron, para ponerlo a prueba:

«¿Es lícito a un hombre repudiar a su mujer por cualquier motivo?».

Él les respondió:

«¿No habéis leído que el Creador, en el principio, los creó hombre y mujer, y dijo: “Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán los dos una sola carne”? De modo que ya no son dos, sino una sola carne.

Pues lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre».

Ellos insistieron:

«¿Y por qué mandó Moisés darle acta de divorcio y repudiarla?».

Él les contestó:

«Por la dureza de vuestro corazón os permitió Moisés repudiar a vuestras mujeres; pero, al principio, no era así. Pero yo os digo que, si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— y se casa con otra, comete adulterio».

Los discípulos le replicaron:

«Si ésa es la situación del hombre con la mujer, no trae cuenta casarse».

Pero él les dijo:

«No todos entienden esto, sólo los que han recibido ese don. Hay eunucos que salieron así del vientre de su madre, a otros los hicieron los hombres, y hay quienes se hacen eunucos ellos mismos por el reino de los cielos. El que pueda entender, entienda».


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XIX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jos 24, 14-29

Elegid hoy a quién queréis servir.

Lectura del libro de Josué.

EN aquellos días, Josué continuó hablando al pueblo diciendo:

«Pues bien: temed al Señor; servidle con toda sinceridad; quitad de en medio los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del Río y en Egipto; y servid al Señor. Pero si os resulta duro servir al Señor, elegid hoy a quién queréis servir: si a los dioses a los que sirvieron vuestros padres al otro lado del Río, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país habitáis; que yo y mi casa serviremos al Señor».

El pueblo respondió:

«¡Lejos de nosotros abandonar al Señor para ir a servir a otros dioses! Porque el Señor nuestro Dios es quien nos sacó, a nosotros y a nuestros padres, de Egipto, de la casa de la esclavitud; y quien hizo ante nuestros ojos aquellos grandes prodigios y nos guardó en todo nuestro peregrinar y entre todos los pueblos por los que atravesamos. Además, el Señor expulsó ante nosotros a los pueblos amorreos que habitaban el país. También nosotros serviremos al Señor, ¡porque él es nuestro Dios!».

Y Josué dijo al pueblo:

«No lograréis servir al Señor, porque es un Dios santo, un Dios celoso. No perdonará vuestros delitos ni vuestros pecados. Si abandonáis al Señor y servís a dioses extranjeros, él también se volverá contra vosotros y, después de haberos hecho tanto bien, os maltratará y os aniquilará».

El pueblo le respondió:

«¡No! Nosotros serviremos al Señor».

Josué insistió:

«Vosotros sois testigos contra vosotros mismos de que habéis elegido al Señor para servirle».

Respondieron:

«¡Testigos somos!».

«Entonces, quitad de en medio los dioses extranjeros que conserváis, e inclinad vuestro corazón hacia el Señor, Dios de Israel».

El pueblo respondió:

«¡Al Señor nuestro Dios serviremos y obedeceremos su voz!».

Aquel día Josué selló una alianza con el pueblo y les dio leyes y mandatos en Siquén. Josué escribió estas palabras en el libro de la ley de Dios. Cogió una gran piedra y la erigió allí, bajo la encina que hay en el santuario del Señor. Y dijo Josué a todo el pueblo:

«Mirad, esta piedra será testigo contra nosotros, porque ha oído todas las palabras que el Señor nos ha dicho. Ella será testigo contra vosotros, para que no podáis renegar de vuestro Dios».

Luego Josué despidió al pueblo, cada cual a su heredad.

Y después de todo esto, murió Josué, hijo de Nun, siervo del Señor, a la edad de ciento diez años.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 15, 1-2a y 5. 7-8. 11. (R.: 2a)

R. Tú, Señor, eres el lote de mi heredad.

V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R.

V. Bendeciré al Señor, que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

V. Me enseñarás el sendero de la vida,
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.


Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre, Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO

Mt 19, 13-15

No impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase, pero los discípulos los regañaban.

Jesús dijo:

«Dejadlos, no impidáis a los niños acercarse a mí; de los que son como ellos es el reino de los cielos».

Les impuso las manos y se marchó de allí.


Palabra del Señor.




SEMANA XX (Año Impar)

LUNES DE LA XX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jue 2, 11-19

El Señor suscitó jueces, pero tampoco les escucharon.

Lectura del libro de los Jueces.

EN aquellos días, los hijos de Israel obraron mal a los ojos del Señor, y sirvieron a los baales. Abandonaron al Señor, Dios de sus padres, que los había hecho salir de la tierra de Egipto, y fueron tras otros dioses, dioses de los pueblos vecinos, postrándose ante ellos e irritando al Señor. Abandonaron al Señor para servir a Baal y a las astartés.

Se encendió, entonces, la ira del Señor contra Israel, los entregó en manos de saqueadores que los expoliaron y los vendió a los enemigos de alrededor, de modo que ya no pudieron resistir ante ellos. Siempre que salían, la mano del Señor estaba contra ellos para mal, según lo había anunciado el Señor y conforme les había jurado. Por lo que se encontraron en grave aprieto.

Entonces el Señor suscitó jueces que los salvaran de la mano de sus saqueadores. Pero tampoco escucharon a sus jueces, sino que se prostituyeron yendo tras otros dioses y se postraron ante ellos. Se desviaron pronto del camino que habían seguido sus padres, escuchando los mandatos del Señor. No obraron como ellos.

Cuando el Señor les suscitaba jueces, el Señor estaba con el juez y los salvaba de la mano de sus enemigos en vida del juez, pues el Señor se compadecía de sus gemidos, provocados por quienes los vejaban y oprimían. Pero, a la muerte del juez volvían a prevaricar más que sus padres, yendo tras otros dioses, para servirles y postrarse ante ellos. No desistían de su comportamiento ni de su conducta obstinada.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 105, 34-35. 36-37. 39-40. 43-44. (R.: 4ab)

R. Acuérdate de mí, Señor, por amor a tu pueblo.

V. No exterminaron a los pueblos
que el Señor les había mandado;
emparentaron con los gentiles,
imitaron sus costumbres. R.

V. Adoraron sus ídolos
y cayeron en sus lazos.
Inmolaron a los demonios
sus hijos y sus hijas. R.

V. Se mancharon con sus acciones
y se prostituyeron con sus maldades.
La ira del Señor se encendió contra su pueblo,
y aborreció su heredad. R.

V. Cuántas veces los libró;
mas ellos, obstinados en su actitud,
perecían por sus culpas.
Pero él miró su angustia,
y escuchó sus gritos. R.


Aleluya

Mt 5, 3

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos. R.


EVANGELIO

Mt 19, 16-22

Si quieres ser perfecto, vende tus bienes, así tendrás un tesoro en el cielo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, se acercó uno a Jesús y le preguntó:

«Maestro, ¿qué tengo que hacer de bueno para obtener la vida eterna?».

Jesús le contestó:

«¿Por qué me preguntas qué es bueno? Uno solo es Bueno. Mira, si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos».

Él le preguntó:

«¿Cuáles?».

Jesús le contestó:

«No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no darás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, y ama a tu prójimo como a ti mismo».

El joven le dijo:

«Todo eso lo he cumplido. ¿Qué me falta?».

Jesús le contestó:

«Si quieres ser perfecto, anda, vende tus bienes, da el dinero a los pobres —así tendrás un tesoro en el cielo— y luego ven y sígueme».

Al oír esto, el joven se fue triste, porque era muy rico.


Palabra del Señor.



  

MARTES DE LA XX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jue 6, 11-24a

Gedeón, salva a Israel. Yo te envío.

Lectura del libro de los Jueces.

EN aquellos días, vino el ángel del Señor y se sentó bajo el terebinto que hay en Ofrá, perteneciente a Joás, de los de Abiezer. Su hijo Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.

Se le apareció el ángel del Señor y le dijo:

«El Señor está contigo, valiente guerrero».

Gedeón respondió:

«Perdón, mi señor; si el Señor está con nosotros, ¿por qué nos ha sucedido todo esto? ¿Dónde están todos los prodigios que nos han narrado nuestros padres, diciendo: el Señor nos hizo subir de Egipto? En cambio ahora, el Señor nos ha abandonado y nos ha entregado en manos de Madián».

El Señor se volvió hacia él y le dijo:

«Ve con esa fuerza tuya y salva a Israel de las manos de Madián. Yo te envío».

Gedeón replicó:

«Perdón, mi Señor, ¿con qué voy a salvar a Israel? Mi clan es el más pobre de Manasés y yo soy el menor de la casa de mi padre».

El Señor le dijo:

«Yo estaré contigo y derrotarás a Madián como a un solo hombre».

Gedeón insistió:

«Si he hallado gracia a tus ojos, dame una señal de que eres tú el que estás hablando conmigo. Te ruego que no te retires de aquí hasta que vuelva a tu lado, traiga mi ofrenda y la deposite ante ti».

El Señor respondió:

«Permaneceré sentado hasta que vuelvas».

Gedeón marchó a preparar un cabrito y panes ácimos con unos cuarenta y cinco kilos de harina. Puso la carne en un cestillo, echó la salsa en una olla; lo llevó bajo la encina y lo presentó.

El ángel de Dios le dijo entonces:

«Coge la carne y los panes ácimos, deposítalos sobre aquella peña, y vierte la salsa».

Así lo hizo. El ángel del Señor alargó la punta del bastón que tenía en la mano, tocó la carne y los panes ácimos, y subió un fuego de la peña que consumió la carne y los panes ácimos. Después el ángel del Señor desapareció de sus ojos.

Cuando Gedeón reconoció que se trataba del ángel del Señor, dijo:

«¡Ay, Señor mío, Señor, que he visto cara a cara al ángel del Señor!».

El Señor respondió:

«La paz contigo, no temas, no vas a morir».

Gedeón erigió allí un altar al Señor y lo llamó «el Señor paz».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 84, 9. 11-12. 13-14. (R.: 9bc)

R. Dios anuncia la paz a su pueblo.

V. Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz
a su pueblo y a sus amigos
y a los que se convierten de corazón». R.

V. La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo. R.

V. El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
y sus pasos señalarán el camino. R.


Aleluya

2 Cor 8, 9

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesucristo, siendo rico, se hizo pobre,
para enriqueceros con su pobreza. R.


EVANGELIO

Mt 19, 23-30

Más fácil le es a un camello entrar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

«En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos».

Al oírlo, los discípulos dijeron espantados:

«Entonces, ¿quién puede salvarse?».

Jesús se les quedó mirando y les dijo:

«Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo».

Entonces dijo Pedro a Jesús:

«Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?».

Jesús les dijo:

«En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel.

Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más, y heredará la vida eterna.

Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».


Palabra del Señor.



MIÉRCOLES DE LA XX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jue 9, 6-15

Pedisteis que os gobernara un rey, cuando vuestro rey era el Señor.

Lectura del libro de los Jueces.

EN aquel tiempo, se reunieron todos los señores de Siquén y todo Bet Millo, y fueron a proclamar rey a Abimélec junto a la encina de la estela que hay en Siquén.

Se lo anunciaron a Jotán, que, puesto en pie sobre la cima del monte Garizín, alzó la voz y les dijo a gritos:

«Escuchadme, señores de Siquén, y así os escuche Dios.

Fueron una vez los árboles a ungir rey sobre ellos.

Y dijeron al olivo:

“Reina sobre nosotros”.

El olivo les contestó:

“¿Habré de renunciar a mi aceite, que tanto aprecian en mí dioses y hombres para ir a mecerme sobre los árboles?”.

Entonces los árboles dijeron a la higuera:

“Ven tú a reinar sobre nosotros”.

La higuera les contestó:

“¿Voy a renunciar a mi dulzura y a mi sabroso fruto, para ir a mecerme sobre los árboles?”.

Los árboles dijeron a la vid:

“Ven tú a reinar sobre nosotros”.

La vid les contestó:

“¿Voy a renunciar a mi mosto, que alegra a dioses y hombres, para ir a mecerme sobre los árboles?”.

Todos los árboles dijeron a la zarza:

“Ven tú a reinar sobre nosotros”.

La zarza contestó a los árboles:

“Si queréis en verdad ungirme rey sobre vosotros, venid a cobijaros a mi sombra. Y si no, salga fuego de la zarza que devore los cedros del Líbano”».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 20, 2-3. 4-5. 6-7. (R.: 2a)

R. Señor, el rey se alegra por tu fuerza.

V. Señor, el rey se alegra por tu fuerza,
¡y cuánto goza con tu victoria!
Le has concedido el deseo de su corazón,
no le has negado lo que pedían sus labios. R.

V. Te adelantaste a bendecirlo con el éxito,
y has puesto en su cabeza una corona de oro fino.
Te pidió vida, y se la has concedido,
años que se prolongan sin término. R.

V. Tu victoria ha engrandecido su fama,
lo has vestido de honor y majestad.
Le concedes bendiciones incesantes,
lo colmas de gozo en tu presencia. R.


Aleluya

Heb 4, 12ad

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.


EVANGELIO

Mt 20, 1-16

¿Vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«El reino de los cielos se parece a un propietario que al amanecer salió a contratar jornaleros para su viña. Después de ajustarse con ellos en un denario por jornada, los mandó a la viña.

Salió otra vez a media mañana, vio a otros que estaban en la plaza sin trabajo, y les dijo:

“Id también vosotros a mi viña, y os pagaré lo debido”.

Ellos fueron.

Salió de nuevo hacia mediodía y a media tarde, e hizo lo mismo.

Salió al caer la tarde y encontró a otros, parados, y les dijo:

“¿Cómo es que estáis aquí el día entero sin trabajar?”.

Le respondieron:

“Nadie nos ha contratado”.

Él les dijo:

“Id también vosotros a mi viña”.

Cuando oscureció, el dueño dijo al capataz:

“Llama a los jornaleros y págales el jornal, empezando por los últimos y acabando por los primeros”.

Vinieron los del atardecer y recibieron un denario cada uno.

Cuando llegaron los primeros, pensaban que recibirían más, pero ellos también recibieron un denario cada uno. Al recibirlo se pusieron a protestar contra el amo:

“Estos últimos han trabajado sólo una hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos aguantado el peso del día y el bochorno”.

Él replicó a uno de ellos:

“Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No nos ajustamos en un denario? Toma lo tuyo y vete. Quiero darle a este último igual que a ti. ¿Es que no tengo libertad para hacer lo que quiera en mis asuntos? ¿O vas a tener tú envidia porque yo soy bueno?”.

Así, los últimos serán primeros y los primeros, últimos».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Jue 11, 29-39a

El Señor suscitó jueces, pero tampoco les escucharon.

Lectura del libro de los Jueces.

EN aquellos días, el espíritu del Señor vino sobre Jefté. Atravesó Galaad y Manasés, y cruzó a Mispá de Galaad, y de Mispá de Galaad pasó hacia los amonitas.

Entonces Jefté hizo un voto al Señor:

«Si entregas a los amonitas en mi mano, el primero que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, cuando vuelva en paz de la campaña contra los amonitas, será para el Señor y lo ofreceré en holocausto».

Jefté pasó a luchar contra los amonitas, y el Señor los entregó en su mano. Los batió, desde Aroer hasta Minit —veinte ciudades—, y hasta Abel Queramín. Fue una gran derrota, y los amonitas quedaron sometidos a los hijos de Israel.

Cuando Jefté llegó a su casa de Mispá, su hija salió a su encuentro con adufes y danzas. Era su única hija. No tenía más hijos. Al verla, rasgó sus vestiduras y exclamó:

«¡Ay, hija mía, me has destrozado por completo y has causado mi ruina! He hecho una promesa al Señor y no puedo volverme atrás».

Ella le dijo:

«Padre mío, si has hecho una promesa al Señor, haz conmigo según lo prometido, ya que el Señor te ha concedido el desquite de tus enemigos amonitas».

Y le pidió a su padre:

«Concédeme esto: déjame libre dos meses, para ir vagando por los montes y llorar mi virginidad con mis compañeras».

Él le dijo:

«Vete».

Y la dejó ir dos meses. Ella marchó con sus compañeras y lloró su virginidad por los montes. Al cabo de dos meses volvió donde estaba su padre, que hizo con ella según el voto que había pronunciado.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 39, 5. 7-8a. 8b-9. 10. (R.: 8b. 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V. Dichoso el hombre que ha puesto
su confianza en el Señor,
y no acude a los idólatras,
que se extravían con engaños. R.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios;
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

V. —Como está escrito en mi libro—
«para hacer tu voluntad».
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas. R.

V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R.


Aleluya

Cf. Sal 94, 8a. 7d

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. No endurezcáis hoy vuestro corazón;
escuchad la voz del Señor. R.


EVANGELIO

Mt 22, 1-14

A todos los que encontréis, llamadlos a la boda.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, volvió a hablarles Jesús en parábolas, diciendo:

«El reino de los cielos se parece a un rey que celebraba la boda de su hijo; mandó a sus criados para que llamaran a los convidados, pero no quisieron ir. Volvió a mandar otros criados encargándoles que dijeran a los convidados:

“Tengo preparado el banquete, he matado terneros y reses cebadas y todo está a punto. Venid a la boda”.

Pero ellos no hicieron caso; uno se marchó a sus tierras, otro a sus negocios, los demás agarraron a los criados y los maltrataron y los mataron.

El rey montó en cólera, envió sus tropas, que acabaron con aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad. Luego dijo a sus criados:

“La boda está preparada, pero los convidados no se la merecían. Id ahora a los cruces de los caminos y a todos los que encontréis, llamadlos a la boda”.

Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos. La sala del banquete se llenó de comensales. Cuando el rey entró a saludar a los comensales, reparó en uno que no llevaba traje de fiesta y le dijo:

“Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin el vestido de boda?”.

El otro no abrió la boca. Entonces el rey dijo a los servidores:

“Atadlo de pies y manos y arrojadlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes”.

Porque muchos son los llamados, pero pocos los elegidos».


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rut 1, 1. 3-6. 14b-16. 22

El Señor suscitó jueces, pero tampoco les escucharon.

Comienzo del libro de Rut.

SUCEDIÓ, en tiempo de los jueces, que hubo hambre en el país y un hombre decidió emigrar, con su mujer Noemí y sus dos hijos, desde Belén de Judá a la región de Moab.

Murió Elimélec, el marido de Noemí, y quedó ella sola con sus dos hijos. Éstos tomaron por mujeres a dos moabitas llamadas Orfá y Rut. Pero, después de residir allí unos diez años, murieron también los dos, quedando Noemí sin hijos y sin marido.

Entonces Noemí, enterada de que el Señor había bendecido a su pueblo procurándole alimentos, se dispuso a abandonar la región de Moab en compañía de sus dos nueras.

Orfá dio un beso a su suegra y se volvió a su pueblo, mientras que Rut permaneció con Noemí.

«Ya ves —dijo Noemí— que tu cuñada vuelve a su pueblo y a sus dioses. Ve tú también con ella».

Pero Rut respondió:

«No insistas en que vuelva y te abandone. Iré adonde tú vayas, viviré donde tú vivas; tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios».

Así fue como Noemí volvió de la región de Moab junto con Rut, su nuera moabita. Cuando llegaron a Belén, comenzaba la siega de la cebada.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 145, 5-6ab. 6c-7. 8-9a. 9be-10. (R.: 1b)

R. Alaba, alma mía, al Señor.

V. Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;
que mantiene su fidelidad perpetuamente. R.

V. Hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

V. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.

V. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.


Aleluya

Sal 24, 4bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Dios mío, instrúyeme en tus sendas,
haz que camine con lealtad. R.


EVANGELIO

Mt 22, 34-40

Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, los fariseos, al oír que Jesús había hecho callar a los saduceos, se reunieron en un lugar y uno de ellos, un doctor de la Ley, le preguntó para ponerlo a prueba:

«Maestro, ¿cuál es el mandamiento principal de la Ley?».

Él le dijo:

«“Amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente”.

Éste mandamiento es el principal y primero. El segundo es semejante a él:

“Amarás a tu prójimo como a ti mismo”.

En estos dos mandamientos se sostienen toda la Ley y los Profetas».


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XX SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Rut 2, 1-3. 8-11; 4, 13-17

Dios te ha dado hoy quien responda por ti. Fue el padre de Jesé, padre de David.

Lectura del libro de Rut.

TENÍA Noemí un pariente por parte de su marido; un hombre muy acomodado de la familia de Elimelec; su nombre era Booz.

Rut, la moabita, dijo a Noemí:

«¿Puedo ir a espigar en el campo de quien me lo permita?».

Noemí le respondió:

«Sí, hija mía».

Marchó Rut a recoger espigas detrás de los segadores, y sucedió que vino a parar en una parcela de Booz, el de la familia de Elimélec.

Booz dijo a Rut:

«Escucha, hija mía. No vayas a espigar a otro campo, no te alejes de aquí. Quédate junto a mis criados. Fíjate dónde siegan los hombres y ve detrás de ellos. He mandado que no te molesten. Cuando tengas sed, bebe de los cántaros que ellos han llenado».

Ella se postró ante él y le dijo:

«¿Por qué te interesas con tanta amabilidad por mí, que soy una simple extranjera?».

Booz respondió:

«Me han contado cómo te has portado con tu suegra después de morir tu marido; cómo has dejado a tus padres y tu tierra natal para venir a un pueblo que no conocías».

Booz tomó a Rut por mujer. Se unió a ella, y el Señor hizo que concibiera y diera a luz un hijo. Las mujeres dijeron a Noemí:

«Bendito sea el Señor, que no te ha dejado sin protección. El nombre del difunto seguirá vivo en Israel. El niño será tu consuelo y amparo en la vejez, pues lo ha dado a luz tu nuera, que te quiere y ha demostrado ser para ti mejor que siete hijos».

Noemí tomó al niño, lo puso en su regazo y se encargó de criarlo. Las vecinas exclamaron:

«A Noemí le ha nacido un niño».

Y le pusieron por nombre Obed. Fue el padre de Jesé, el padre de David.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 127, 1-2. 3. 4. 5. (R.: 4)

R. Ésta es la bendición del hombre que teme al Señor.

V. Dichoso el que teme al Señor
y sigue sus caminos.
Comerás del fruto de tu trabajo,
serás dichoso, te irá bien. R.

V. Tu mujer, como parra fecunda,
en medio de tu casa;
tus hijos, como renuevos de olivo,
alrededor de tu mesa. R.

V. Ésta es la bendición del hombre
que teme al Señor.
Que el Señor te bendiga desde Sión,
que veas la prosperidad de Jerusalén
todos los días de tu vida. R.


Aleluya

Mt 23, 9b. 10b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Uno solo es vuestro Padre, el del cielo;
y uno solo es vuestro maestro, el Mesías. R.


EVANGELIO

Mt 23, 1-12

No hacen lo que dicen.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús habló a la gente y a sus discípulos, diciendo:

«En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos: haced y cumplid todo lo que os digan; pero no hagáis lo que ellos hacen, porque ellos dicen, pero no hacen.

Lían fardos pesados y se los cargan a la gente en los hombros, pero ellos no están dispuestos a mover un dedo para empujar.

Todo lo que hacen es para que los vea la gente: alargan las filacterias y agrandan las orlas del manto; les gustan los primeros puestos en los banquetes y los asientos de honor en las sinagogas; que les hagan reverencias en las plazas y que la gente los llame “rabbí”.

Vosotros, en cambio, no os dejéis llamar “rabbí”, porque Uno solo es vuestro maestro y todos vosotros sois hermanos.

Y no llaméis padre vuestro a nadie en la tierra, porque Uno solo es vuestro Padre, el del cielo.

No os dejéis llamar maestros, porque Uno solo es vuestro maestro, el Mesías.

El primero entre vosotros será vuestro servidor.

El que se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido».


Palabra del Señor.




SEMANA XXI (Año Impar)

LUNES DE LA XXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 1, 1-5. 8b-10

Os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, aguardando la vuelta de su Hijo, a quien ha resucitado.

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Tesalonicenses.

PABLO, Silvano y Timoteo a la Iglesia de los Tesalonicenses, en Dios Padre y en el Señor Jesucristo. A vosotros, gracia y paz.

En todo momento damos gracias a Dios por todos vosotros y os tenemos presentes en nuestras oraciones, pues sin cesar recordamos ante Dios, nuestro Padre, la actividad de vuestra fe, el esfuerzo de vuestro amor y la firmeza de vuestra esperanza en Jesucristo nuestro Señor.

Bien sabemos, hermanos amados de Dios, que él os ha elegido, pues cuando os anuncié nuestro evangelio, no fue sólo de palabra, sino también con la fuerza del Espíritu Santo y con plena convicción. Sabéis cómo nos comportamos entre vosotros para vuestro bien.

Vuestra fe en Dios se ha difundido por doquier, de modo que nosotros no teníamos necesidad de explicar nada, ya que ellos mismos cuentan los detalles de la visita que os hicimos: cómo os convertisteis a Dios, abandonando los ídolos, para servir al Dios vivo y verdadero, y vivir aguardando la vuelta de su Hijo Jesús desde el cielo, a quien ha resucitado de entre los muertos y que nos libra del castigo futuro.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 149, 1-2. 3-4. 5-6a y 9b. (R.: 4a)

R. El Señor ama a su pueblo.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey. R.

V. Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes. R.

V. Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca.
Es un honor para todos sus fieles. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Mt 23, 13-22

¡Ay de vosotros, guías ciegos!

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús dijo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que cerráis a los hombres el reino de los cielos! Ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que viajáis por tierra y mar para ganar un prosélito, y cuando lo conseguís, lo hacéis digno de la “gehenna” el doble que vosotros!

¡Ay de vosotros, guías ciegos, que decís: “Jurar por el templo no obliga, jurar por el oro del templo sí obliga”! ¡Necios y ciegos! ¿Qué es más, el oro o el templo que consagra el oro?

O también: “Jurar por el altar no obliga, jurar por la ofrenda que está en el altar sí obliga”. ¡Ciegos! ¿Qué es más, la ofrenda o el altar que consagra la ofrenda? Quien jura por el altar, jura por él y por cuanto hay sobre él; quien jura por el templo, jura por él y por quien habita en él; y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y también por el que está sentado en él».


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 2, 1-8

Deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.

VOSOTROS, hermanos, sabéis muy bien que nuestra visita no fue inútil; a pesar de los sufrimientos e injurias padecidos en Filipos, que ya conocéis, apoyados en nuestro Dios, tuvimos valor para predicaros el Evangelio de Dios en medio de fuerte oposición.

Nuestra exhortación no procedía de error o de motivos turbios, ni usaba engaños, sino que, en la medida en que Dios nos juzgó aptos para confiarnos el Evangelio, así lo predicamos: no para contentar a los hombres, sino a Dios, que juzga nuestras intenciones.

Bien sabéis vosotros que nunca hemos actuado ni con palabras de adulación ni por codicia disimulada, Dios es testigo, ni pretendiendo honor de los hombres, ni de vosotros, ni de los demás, aunque, como apóstoles de Cristo, podíamos haberos hablado con autoridad; por el contrario, nos portamos con delicadeza entre vosotros, como una madre que cuida con cariño de sus hijos.

Os queríamos tanto que deseábamos entregaros no sólo el Evangelio de Dios, sino hasta nuestras propias personas, porque os habíais ganado nuestro amor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 138, 1-3. 4-6. (R.: 1b)

R. Señor, tú me sondeas y me conoces.

V. Señor, tú me sondeas y me conoces.
Me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares. R.

V. No ha llegado la palabra a mi lengua,
y ya, Señor, te la sabes toda.
Me estrechas detrás y delante,
me cubres con tu palma.
Tanto saber me sobrepasa,
es sublime, y no lo abarco. R.


Aleluya

Hb 4, 12

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.


EVANGELIO

Mt 23, 23-26

Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús dijo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino, y descuidáis lo más grave de la ley: la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que habría que practicar, aunque sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que filtráis el mosquito y os tragáis el camello!

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que limpiáis por fuera la copa y el plato, mientras por dentro estáis rebosando de robo y desenfreno! ¡Fariseo ciego!, limpia primero la copa por dentro y así quedará limpia también por fuera».


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 2, 9-13

Trabajando día y noche proclamamos entre vosotros el Evangelio.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.

RECORDAD, hermanos, nuestros esfuerzos y fatigas; trabajando día y noche para no ser gravosos a nadie, proclamamos entre vosotros el Evangelio de Dios.

Vosotros sois testigos, y Dios también, de que nuestro proceder con vosotros, los creyentes, fue leal, recto e irreprochable; sabéis perfectamente que, lo mismo que un padre con sus hijos, nosotros os exhortábamos a cada uno de vosotros, os animábamos y os urgíamos a llevar una vida digna de Dios, que os ha llamado a su reino y a su gloria.

Por tanto, también nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque, al recibir la palabra de Dios, que os predicamos, la acogisteis no como palabra humana, sino, cual es en verdad, como palabra de Dios, que permanece operante en vosotros, los creyentes.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 138, 7-8. 9-10. 11-12ab. (R.: 1b)

R. Señor, tú me sondeas y me conoces.

V. ¿Adónde iré lejos de tu aliento,
adónde escaparé de tu mirada?
Si escalo el cielo, allí estás tú;
si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. R.

V. Si vuelo hasta el margen de la aurora,
si emigro hasta el confín del mar,
allí me alcanzará tu izquierda,
me agarrará tu derecha. R.

V. Si digo: «Que al menos la tiniebla me encubra,
que la luz se haga noche en torno a mí»,
ni la tiniebla es oscura para ti,
la noche es clara como el día. R.


Aleluya

1 Jn 2, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Quien guarda la palabra de Cristo,
ciertamente el amor de Dios ha llegado en él a su plenitud. R.


EVANGELIO

Mt 23, 27-32

Sois hijos de los que asesinaron a los profetas.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Jesús dijo:

«¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que os parecéis a los sepulcros blanqueados! Por fuera tienen buena apariencia, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre; lo mismo vosotros: por fuera parecéis justos, pero por dentro estáis repletos de hipocresía y crueldad.

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que edificáis sepulcros a los profetas y ornamentáis los mausoleos de los justos, diciendo: “Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, no habríamos sido cómplices suyos en el asesinato de los profetas”! Con esto atestiguáis en vuestra contra, que sois hijos de los que asesinaron a los profetas. ¡Colmad también vosotros la medida de vuestros padres!».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 3, 7-13

Que el Señor os colme de amor mutuo y de amor a todos.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.

HERMANOS, nos hemos sentido animados por vuestra fe en medio de todos nuestros aprietos y luchas. Ahora sí que vivimos, sabiendo que os mantenéis fieles al Señor.

¿Cómo podremos dar gracias a Dios por vosotros, por tanta alegría como gozamos delante de Dios por causa vuestra? Noche y día pedimos insistentemente veros cara a cara y completar lo que falta a vuestra fe.

Que Dios nuestro Padre y nuestro Señor Jesús nos allanen el camino para ir a vosotros.

En cuanto a vosotros, que el Señor os colme y os haga rebosar de amor mutuo y de amor a todos, lo mismo que nosotros os amamos a vosotros; y que afiance así vuestros corazones, de modo que os presentéis ante Dios, nuestro Señor, santos e irreprochables en la venida de nuestro Señor Jesús con todos sus santos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 89, 3-4. 12-13. 14 y 17. (R.: Cf 14)

R. Sácianos de tu misericordia, Señor, y estaremos alegres.

V. Tú reduces al hombre a polvo,
diciendo: «Retornad, hijos de Adán».
Mil años en tu presencia son un ayer, que pasó;
una vela nocturna. R.

V. Enséñanos a calcular nuestros años,
para que adquiramos un corazón sensato.
Vuélvete, Señor, ¿hasta cuándo?
Ten compasión de tus siervos. R.

V. Por la mañana sácianos de tu misericordia,
y toda nuestra vida será alegría y júbilo.
Baje a nosotros la bondad del Señor
y haga prósperas las obras de nuestras manos. R.


Aleluya

Mt 24, 42a. 44

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Estad en vela y preparados,
porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre. R.


EVANGELIO

Mt 24, 42-51

Estad preparados.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa. Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.

¿Quién es el criado fiel y prudente, a quien el señor encarga de dar a la servidumbre la comida a sus horas?

Bienaventurado ese criado, si el señor, al llegar, lo encuentra portándose así. En verdad os digo que le confiará la administración de todos sus bienes.

Pero si dijere aquel mal siervo para sus adentros: “Mi señor tarda en llegar”, y empieza a pegar a sus compañeros, y a comer y a beber con los borrachos, el día y la hora que menos se lo espera, llegará el amo y lo castigará con rigor y le hará compartir la suerte de los hipócritas. Allí será el llanto y el rechinar de dientes».


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 4, 1-8

Esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.

HERMANOS, os rogamos y exhortamos en el Señor Jesús: ya habéis aprendido de nosotros cómo comportarse para agradar a Dios; pues comportaos así y seguid adelante.

Ya conocéis las instrucciones que os dimos, en nombre del Señor Jesús.

Ésta es la voluntad de Dios: vuestra santificación, que os apartéis de la impureza, que cada uno de vosotros trate su cuerpo con santidad y respeto, no dominado por la pasión, como hacen los gentiles que no conocen a Dios.

Y que en este asunto nadie pase por encima de su hermano ni se aproveche con engaño, porque el Señor venga todo esto, como ya os dijimos y aseguramos: Dios no nos ha llamado a una vida impura, sino santa. Por tanto, quien esto desprecia, no desprecia a un hombre, sino a Dios, que os ha dado su Espíritu Santo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 96, 1 y 2b. 5-6. 10. 11-12. (R.: 12)

R. Alegraos, justos, con el Señor.

V. El Señor reina, la tierra goza,
se alegran las islas innumerables.
Justicia y derecho sostienen su trono. R.

V. Los montes se derriten como cera ante el Señor,
ante el Señor de toda la tierra;
los cielos pregonan su justicia,
y todos los pueblos contemplan su gloria. R.

V. Odiad el mal los que amáis al Señor:
él protege la vida de sus fieles
y los libra de los malvados. R.

V. Amanece la luz para el justo,
y la alegría para los rectos de corazón.
Alegraos, justos, con el Señor,
celebrad su santo nombre. R.


Aleluya

Lc 21, 36

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Estad despiertos en todo tiempo,
pidiendo manteneros en pie ante el Hijo del hombre. R.


EVANGELIO

Mt 25, 1-13

¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«Se parece el reino de los cielos a diez vírgenes que tomaron sus lámparas y salieron al encuentro del esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco eran prudentes.

Las necias, al tomar las lámparas, no se proveyeron de aceite; en cambio, las prudentes se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.

El esposo tardaba, les entró sueño a todas y se durmieron.

A medianoche se oyó una voz:

“¡Que llega el esposo, salid a su encuentro!”.

Entonces se despertaron todas aquellas vírgenes y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las prudentes:

“Dadnos de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”.

Pero las prudentes contestaron:

“Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo, y las que estaban preparadas entraron con él al banquete de bodas, y se cerró la puerta.

Más tarde llegaron también las otras vírgenes, diciendo:

“Señor, señor, ábrenos”.

Pero él respondió:

“En verdad os digo que no os conozco”.

Por tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora».


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XXI SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 4, 9-11

Dios mismo nos ha enseñado a amarnos los unos a los otros.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.

HERMANOS:

Acerca del amor fraterno, no hace falta que os escriba, porque Dios mismo os ha enseñado a amaros los unos a los otros; y así lo hacéis con todos los hermanos de Macedonia.

Sin embargo os exhortamos, hermanos, a seguir progresando: esforzaos por vivir con tranquilidad, ocupándoos de vuestros asuntos y trabajando con vuestras propias manos, como os lo tenemos mandado.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 97, 1. 7-8. 9. (R.: Cf 9)

R. El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo. R.

V. Retumbe el mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan;
aplaudan los ríos,
aclamen los montes. R.

V. Al Señor, que llega
para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia
y los pueblos con rectitud. R.


Aleluya

Jn 13, 34

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Os doy un mandamiento nuevo —dice el Señor—:
que os améis unos a otros, como yo os he amado. R.


EVANGELIO

Mt 25, 14-30

Has sido fiel en lo poco, pasa al gozo de tu Señor.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos esta parábola:

«Un hombre, al irse de viaje, llamó a sus siervos y los dejó al cargo de sus bienes: a uno le dejó cinco talentos, a otro dos, a otro uno, a cada cual según su capacidad; luego se marchó.

El que recibió cinco talentos fue en seguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos.

En cambio, el que recibió uno fue a hacer un hoyo en la tierra y escondió el dinero de su señor.

Al cabo de mucho tiempo viene el señor de aquellos siervos y se pone a ajustar las cuentas con ellos.

Se acercó el que había recibido cinco talentos y le presentó otros cinco, diciendo:

“Señor, cinco talentos me dejaste; mira, he ganado otros cinco”.

Su señor le dijo:

“Bien, siervo bueno y fiel; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.

Se acercó luego el que había recibido dos talentos y dijo:

“Señor, dos talentos me dejaste; mira, he ganado otros dos”.

Su señor le dijo:

“¡Bien, siervo bueno y fiel!; como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante; entra en el gozo de tu señor”.

Se acercó también el que había recibido un talento y dijo:

“Señor, sabía que eres exigente, que siegas donde no siembras y recoges donde no esparces, tuve miedo y fui a esconder tu talento bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.

El señor le respondió:

“Eres un siervo negligente y holgazán. ¿Con que sabías que siego donde no siembro y recojo donde no esparzo? Pues debías haber puesto mi dinero en el banco, para que, al volver yo, pudiera recoger lo mío con los intereses. Quitadle el talento y dádselo al que tiene diez. Porque al que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene, se le quitará hasta lo que tiene. Y a ese siervo inútil echadlo fuera, a las tinieblas; allí será el llanto y rechinar de dientes”».


Palabra del Señor.




SEMANA XXII (Año Impar)

LUNES DE LA XXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 4, 13-18

Dios, llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenses.

HERMANOS, no queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los que no tienen esperanza.

Pues si creemos que Jesús murió y resucitó, de igual modo Dios llevará con él, por medio de Jesús, a los que han muerto.

Esto es lo que os decimos apoyados en la palabra del Señor: nosotros, los que quedemos hasta la venida del Señor, no precederemos a los que hayan muerto; pues el mismo Señor, a la voz del arcángel y al son de la trompeta divina, descenderá del cielo, y los muertos en Cristo resucitarán en primer lugar; después nosotros, los que vivamos, los que quedemos, seremos llevados con ellos entre nubes al encuentro del Señor, por los aires.

Y así estaremos siempre con el Señor.

Consolaos, pues, mutuamente con estas palabras.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 95, 1 y 3. 4-5. 11-12a. 12b-13 (R.: 13b)

R. El Señor llega a regir la tierra.

V. Cantad al Señor un cántico nuevo,
cantad al señor, toda la tierra.
Contad a los pueblos su gloria
sus maravillas a todas las naciones. R.

V. Porque es grande el Señor,
y muy digno de alabanza,
más temible que todos los dioses.
Pues lo dioses de los gentiles no son nada,
mientras que el Señor ha hecho el cielo. R.

V. Alégrese el cielo, goce la tierra,
retumbe el mar y cuando lo llena;
vitoreen los campos y cuando hay en ellos.
Aclamen los árboles del bosque. R.

V. Delante del Señor, que ya llega,
ya llega a regir la tierra:
regirá el orbe con justicia
y los pueblos con fidelidad. R.


Aleluya

Cf. Lc 4, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Espíritu del Señor está sobre mí;
me ha enviado a evangelizar a los pobres. R.


EVANGELIO

Lc 4, 16-30

Me ha enviado a evangelizar a los pobres… Ningún profeta es aceptado en su pueblo.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús fue a Nazaret, donde se había criado, entró en la sinagoga, como era su costumbre los sábados, y se puso en pie para hacer la lectura. Le entregaron el rollo del profeta Isaías y, desenrollándolo, encontró el pasaje donde estaba escrito:

«El Espíritu del Señor está sobre mí,
porque él me ha ungido.
Me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad,
y a los ciegos, la vista;
a poner en libertad a los oprimidos;
a proclamar el año de gracia del Señor».

Y, enrollando el rollo y devolviéndolo al que lo ayudaba, se sentó. Toda la sinagoga tenía los ojos clavados en él.

Y él comenzó a decirles:

«Hoy se ha cumplido esta Escritura que acabáis de oír».

Y todos le expresaban su aprobación y se admiraban de las palabras de gracia que salían de su boca.

Y decían:

«¿No es éste el hijo de José?».

Pero Jesús les dijo:

«Sin duda me diréis aquel refrán: “Médico, cúrate a ti mismo”, haz también aquí, en tu pueblo, lo que hemos oído que has hecho en Cafarnaún».

Y añadió:

«En verdad os digo que ningún profeta es aceptado en su pueblo. Puedo aseguraros que en Israel había muchas viudas en los días de Elías, cuando estuvo cerrado el cielo tres años y seis meses y hubo una gran hambre en todo el país; sin embargo, a ninguna de ellas fue enviado Elías sino a una viuda de Sarepta, en el territorio de Sidón. Y muchos leprosos había en Israel en tiempos del profeta Eliseo; sin embargo, ninguno de ellos fue curado sino Naamán, el sirio».

Al oír esto, todos en la sinagoga se pusieron furiosos y, levantándose, lo echaron fuera del pueblo y lo llevaron hasta un precipicio del monte sobre el que estaba edificado su pueblo, con intención de despeñarlo.

Pero Jesús se abrió paso entre ellos y seguía su camino.


Palabra del Señor.



MARTES DE LA XXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tes 5, 1-6. 9-11

Murió por nosotros para que vivamos con él.

Lectura de la primera carta del apóstol San Pablo a los Tesalonicenes.

HERMANOS:

En lo referente al tiempo y a las circunstancias no necesitáis que os escriba, pues vosotros sabéis perfectamente que el Día del Señor llegará como un ladrón en la noche.

Cuando estén diciendo: «paz y seguridad», entonces, de improviso, les sobrevendrá la ruina, como los dolores de parto a la que está encinta, y no podrán escapar.

Pero vosotros, hermanos, no vivís en tinieblas, de forma que ese día os sorprenda como un ladrón; porque todos sois hijos de la luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas.

Así, pues, no nos entreguemos al sueño como los demás, sino estemos en vela y vivamos sobriamente.

Porque Dios no nos ha destinado al castigo, sino a obtener la salvación por medio de nuestro Señor Jesucristo, que murió por nosotros para que, despiertos o dormidos, vivamos con él.

Por eso, animaos mutuamente y edificaos unos a otros, como ya lo hacéis.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 26, 1. 4. 13-14. (R.: 13)

R. Espero gozar de la dicha del Señor en el país de la vida.

V. El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.

V. Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

V. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.


Aleluya

Lc 7, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Un gran Profeta ha surgido entre nosotros.
Dios ha visitado a su pueblo. R.


EVANGELIO

Lc 4, 31-37

Sé quién eres: el Santo de Dios.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús bajó a Cafarnaún, ciudad de Galilea, y los sábados les enseñaba.

Se quedaban asombrados de su enseñanza, porque su palabra estaba llena de autoridad.

Había en la sinagoga un hombre poseído por un espíritu de demonio inmundo y se puso a gritar con fuerte voz:

«¡Basta! ¿Qué tenemos que ver nosotros contigo, Jesús Nazareno? ¿Has venido a acabar con nosotros? Sé quién eres: el Santo de Dios».

Pero Jesús le increpó diciendo:

«¡Cállate y sal de él!».

Entonces el demonio, tirando al hombre por tierra en medio de la gente, salió sin hacerle daño.

Quedaron todos asombrados y comentaban entre sí:

«¿Qué clase de palabra es ésta? Pues da órdenes con autoridad y poder a los espíritus inmundos, y salen».

Y su fama se difundía por todos los lugares de la comarca.


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Col 1, 1-8

La verdad del Evangelio llegó hasta vosotros y se propagó por todo el mundo.

Comienzo de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

PABLO, apóstol de Cristo Jesús por voluntad de Dios, y Timoteo, el hermano, a los santos y fieles hermanos en Cristo que residen en Colosas: gracia y paz a vosotros de parte de Dios, nuestro Padre.

Damos gracias a Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, orando siempre por vosotros, al tener noticia de vuestra fe en Cristo Jesús y del amor que tenéis a todos los santos, a causa de la esperanza que os está reservada en los cielos y de la que oísteis hablar cuando se os anunció la verdad del Evangelio de Dios, que llegó hasta vosotros.

Éste sigue dando fruto y propagándose por todo el mundo como ha ocurrido también entre vosotros desde el día en que escuchasteis y comprendisteis la gracia de Dios en la verdad.

Así os lo enseñó Epafras, nuestro querido compañero de servicio, fiel servidor de Cristo en lugar nuestro. Él es quien nos ha informado del amor que sentís por nosotros en el Espíritu.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 51, 10. 11. (R.: Cf. 10b)

R. Confío en tu misericordia, Señor, por siempre.

V. Yo, como verde olivo,
en la casa de Dios,
confío en la misericordia de Dios
por siempre jamás. R.

V. Te daré siempre gracias
porque has actuado;
proclamaré delante de tus fieles:
«Tu nombre es bueno». R.


Aleluya

Lc 4, 18

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Señor me ha enviado a evangelizar a los pobres,
a proclamar a los cautivos la libertad. R.


EVANGELIO

Lc 4, 38-44

Es necesario que evangelice también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, al salir Jesús de la sinagoga, entró en la casa de Simón.

La suegra de Simón estaba con fiebre muy alta y le rogaron por ella.

Él, inclinándose sobre ella, increpó a la fiebre, y se le pasó; ella, levantándose enseguida, se puso a servirles.

Al ponerse el sol, todos cuantos tenían enfermos con diversas dolencias se los llevaban, y él, imponiendo las manos sobre cada uno, los iba curando.

De muchos de ellos salían también demonios, que gritaban y decían:

«Tú eres el Hijo de Dios».

Los increpaba y no les dejaba hablar, porque sabían que él era el Mesías.

Al hacerse de día, salió y se fue a un lugar desierto.

La gente lo andaba buscando y, llegando donde estaba, intentaban retenerlo para que no se separara de ellos.

Pero él les dijo:

«Es necesario que proclame el reino de Dios también a las otras ciudades, pues para esto he sido enviado».

Y predicaba en las sinagogas de Judea.


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Col 1, 9-14

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino del Hijo de su Amor.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

HERMANOS:

No dejamos de orar por vosotros y de pedir que consigáis un conocimiento perfecto de su voluntad con toda sabiduría e inteligencia espiritual.

De esa manera vuestra conducta será digna del Señor, agradándole en todo; fructificando en toda obra buena, y creciendo en el conocimiento de Dios, fortalecidos plenamente según el poder de su gloria para soportar todo con paciencia y magnanimidad, con alegría, dando gracias a Dios Padre, que os ha hecho capaces de compartir la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado
al reino del Hijo de su Amor,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 97, 2-3ab. 3cd-4. 5-6. (R.: 2a)

R. El Señor da a conocer su salvación.

V. El Señor da a conocer su salvación,
revela a las naciones su justicia.
Se acordó de su misericordia y su fidelidad
en favor de la casa de Israel. R.

V. Los confines de la tierra han contemplado
la salvación de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad. R.

V. Tañed la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor. R.


Aleluya

Mt 4, 19

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Venid en pos de mí —dice el Señor—,
y os haré pescadores de hombres. R.


EVANGELIO

Lc 5, 1-11

Dejándolo todo, lo siguieron.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, la gente se agolpaba en torno a Jesús para oír la Palabra de Dios. Estando él de pie junto al lago de Genesaret, vio dos barcas que estaban en la orilla; los pescadores, que habían desembarcado, estaban lavando las redes.

Subiendo a una de las barcas, que era la de Simón, le pidió que la apartara un poco de tierra. Desde la barca, sentado, enseñaba a la gente.

Cuando acabó de hablar, dijo a Simón:

«Rema mar adentro, y echad vuestras redes para la pesca».

Respondió Simón y dijo:

«Maestro, hemos estado bregando toda la noche y no hemos recogido nada; pero, por tu palabra, echaré las redes».

Y, puestos a la obra, hicieron una redada tan grande de peces que las redes comenzaban a reventarse. Entonces hicieron señas a los compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Vinieron y llenaron las dos barcas, hasta el punto de que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro se echó a los pies de Jesús diciendo:

«Señor, apártate de mí, que soy un hombre pecador».

Y es que el estupor se había apoderado de él y de los que estaban con él, por la redada de peces que habían recogido; y lo mismo les pasaba a Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que eran compañeros de Simón.

Y Jesús dijo a Simón:

«No temas; desde ahora serás pescador de hombres».

Entonces sacaron las barcas a tierra y, dejándolo todo, lo siguieron.


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Col 1, 15-20

Todo fue creado por él y para él.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

HERMANOS:

Cristo Jesús es imagen del Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque en él fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres,
visibles e invisibles.
Tronos y Dominaciones,
Principados y Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo,
y todo se mantiene en él.

Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él y para él
quiso reconciliar todas las cosas,
las del cielo y las de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 99, 2. 3. 4. 5. (R.: 2b)

R. Entrad en la presencia del Señor con vítores.

V. Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores. R.

V. Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño. R.

V. Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre: R.

V. «El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades». R.


Aleluya

Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.


EVANGELIO

Lc 5, 33-39

Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, los fariseos y los escribas dijeron a Jesús:

«Los discípulos de Juan ayunan a menudo y oran, y los de los fariseos también; en cambio, los tuyos, a comer y a beber».

Jesús les dijo:

«¿Acaso podéis hacer ayunar a los invitados a la boda mientras el esposo está con ellos? Llegarán días en que les arrebatarán al esposo, entonces ayunarán en aquellos días».

Les dijo también una parábola:

«Nadie recorta una pieza de un manto nuevo para ponérsela a un manto viejo; porque, si lo hace, el nuevo se rompe y al viejo no le cuadra la pieza del nuevo.

Nadie echa vino nuevo en odres viejos: porque, si lo hace, el vino nuevo reventará los odres y se derramará, y los odres se estropearán.

A vino nuevo, odres nuevos.

Nadie que cate vino añejo quiere del nuevo, pues dirá: “El añejo es mejor”».


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XXII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Col 1, 21-23

Dios os ha reconciliado para ser admitidos a su presencia santos y sin mancha.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

HERMANOS:

Vosotros, en otro tiempo, estabais también alejados y erais enemigos por vuestros pensamientos y malas acciones; ahora, en cambio, por la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo de carne, habéis sido reconciliados para ser admitidos a su presencia santos, sin mancha y sin reproche, a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe, e inamovibles en la esperanza del Evangelio que habéis escuchado: el mismo que se proclama en la creación entera bajo el cielo, del que yo, Pablo, he llegado a ser servidor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 53, 3-4. 6 y 8. (R.: 6a)

R. Dios es mi auxilio.

V. Oh Dios, sálvame por tu nombre,
sal por mí con tu poder.
Oh Dios, escucha mi súplica,
atiende a mis palabras. R.

V. Pero Dios es mi auxilio,
el Señor sostiene mi vida.
Te ofreceré un sacrificio voluntario,
dando gracias a tu nombre, que es bueno. R.


Aleluya

Jn 14, 6bc

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy el camino y la verdad y la vida —dice el Señor—;
nadie va al Padre sino por mí. R.


EVANGELIO

Lc 6, 1-5

¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UN sábado, iba Jesús caminando por medio de un sembrado y sus discípulos arrancaban y comían espigas, frotándolas con las manos.

Unos fariseos dijeron:

«¿Por qué hacéis en sábado lo que no está permitido?».

Respondiendo Jesús, les dijo:

«¿No habéis leído lo que hizo David, cuando él y sus compañeros sintieron hambre? Entró en la casa de Dios, y tomando los panes de la proposición, que sólo está permitido comer a los sacerdotes, comió él y dio a los que estaban con él».

Y les decía:

«El Hijo del hombre es señor del sábado».


Palabra del Señor.



SEMANA XXIII (Año Impar)

LUNES DE LA XXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Col 1, 24 ‒ 2, 3

Nombrado servidor de la Iglesia para llevar a plenitud el misterio escondido desde siglos.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

HERMANOS:

Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros: así completo en mi carne lo que falta a los padecimientos de Cristo, en favor de su cuerpo que es la Iglesia, de la cual Dios me ha nombrado servidor, conforme al encargo que me ha sido encomendado en orden a vosotros: llevar a plenitud la palabra de Dios, el misterio escondido desde siglos y generaciones y revelado ahora a sus santos, a quienes Dios ha querido dar a conocer cuál es la riqueza de la gloria de este misterio entre los gentiles que es Cristo en vosotros, la esperanza de la gloria.

Nosotros anunciamos a ese Cristo; amonestamos a todos, enseñamos a todos, con todos los recursos de la sabiduría, para presentarlos a todos perfectos en Cristo. Por este motivo lucho denodadamente con su fuerza, que actúa poderosamente en mí.

Quiero que sepáis el duro combate que sostengo por vosotros y por los de Laodicea, y por todos los que no me conocen personalmente; para que se llenen de ánimo sus corazones y, estrechamente unidos en el amor mutuo, alcancen en toda su riqueza la plena inteligencia y el perfecto conocimiento del misterio de Dios, que es Cristo.

En él están encerrados todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 61, 6-7. 9. (R.: 8)

R. De Dios viene mi salvación y mi gloria.

V. Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
solo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.

V. Pueblo suyo, confiad en él,
desahogad ante él vuestro corazón:
Dios es nuestro refugio. R.


Aleluya

Jn 10, 27

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mis ovejas escuchan mi voz —dice el Señor—,
y yo las conozco, y ellas me siguen. R.


EVANGELIO

Lc 6, 6-11

Estaban al acecho para ver si curaba en sábado.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

UN sábado, entró Jesús en la sinagoga y se puso a enseñar.

Había allí un hombre que tenía la mano derecha paralizada.

Los escribas y los fariseos estaban al acecho para ver si curaba en sábado, y encontrar de qué acusarlo.

Pero él conocía sus pensamientos y dijo al hombre de la mano atrofiada:

«Levántate y ponte en medio».

Y, levantándose, se quedó en pie.

Jesús les dijo:

«Os voy a hacer una pregunta: ¿Qué está permitido en sábado?, ¿hacer el bien o el mal, salvar una vida o destruirla?».

Y, echando en torno una mirada a todos, le dijo:

«Extiende tu mano».

Él lo hizo y su mano quedó restablecida.

Pero ellos, ciegos por la cólera, discutían qué había que hacer con Jesús.


Palabra del Señor.




MARTES DE LA XXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Col 2, 6-15

El Señor os vivificó con él.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses. 

HERMANOS:

Ya que habéis aceptado a Cristo Jesús, el Señor, proceded unidos a él, arraigados y edificados en él, afianzados en la fe que os enseñaron, y rebosando agradecimiento.

Cuidado con que nadie os envuelva con teorías y con vanas seducciones de tradición humana, fundadas en los elementos del mundo y no en Cristo.

Porque en él habita la plenitud de la divinidad corporalmente, y por él, que es cabeza de todo Principado y Potestad, habéis obtenido vuestra plenitud.

En él habéis sido también circuncidados con una circuncisión no hecha por manos humanas mediante el despojo del cuerpo de carne, con la circuncisión de Cristo.

Por el bautismo fuisteis sepultados con Cristo y habéis resucitado con él, por la fe en la fuerza de Dios que lo resucitó de los muertos. Y a vosotros, que estabais muertos por vuestros pecados y la incircuncisión de vuestra carne, os vivificó con él.

Canceló la nota de cargo que nos condenaba con sus cláusulas contrarias a nosotros; la quitó de en medio, clavándola en la cruz, y, destituyendo por medio de Cristo a las Potestades y los Principados, los exhibió en público espectáculo, y los llevó cautivos en su cortejo.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 144, 1-2. 8-9. 10-11. (R.: 9a)

R. El Señor es bueno con todos.

V. Te ensalzaré, Dios mío, mi rey;
bendeciré tu nombre por siempre jamás.
Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás. R.

V. El Señor es clemente y misericordioso,
lento a la cólera y rico en piedad;
el Señor es bueno con todos,
es cariñoso con todas sus criaturas. R.

V. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.


Aleluya

Cf. Jn 15, 16

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo os he elegido del mundo —dice el Señor—,
para que vayáis y deis fruto,
y vuestro fruto permanezca. R.


EVANGELIO

Lc 6, 12-19

Pasó la noche orando. Escogió a doce, a los que también nombró apóstoles.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquellos días, Jesús salió al monte a orar y pasó la noche orando a Dios.

Cuando se hizo de día, llamó a sus discípulos, escogió de entre ellos a doce, a los que también nombró apóstoles: Simón, al que puso de nombre Pedro, y Andrés, su hermano; Santiago, Juan, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago el de Alfeo, Simón, llamado el Zelote; Judas el de Santiago y Judas Iscariote, que fue el traidor.

Después de bajar con ellos, se paró en una llanura con un grupo grande de discípulos y una gran muchedumbre del pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.

Venían a oírlo y a que los curara de sus enfermedades; los atormentados por espíritus inmundos quedaban curados, y toda la gente trataba de tocarlo, porque salía de él una fuerza que los curaba a todos.


Palabra del Señor.




MIÉRCOLES DE LA XXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Col 3, 1-11

Habéis muerto con Cristo; en consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

HERMANOS:

Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.

Porque habéis muerto, y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida nuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él.

En consecuencia, dad muerte a todo lo terreno que hay en vosotros: la fornicación, la impureza, la pasión, la codicia y la avaricia, que es una idolatría.

Esto es lo que atrae la ira de Dios sobre los rebeldes.

Entre ellos andabais también vosotros, cuando vivíais de esa manera; ahora, en cambio, deshaceos también vosotros de todo eso: ira, coraje, maldad, calumnias y groserías, ¡fuera de vuestra boca!

¡No os mintáis unos a otros!: os habéis despojado del hombre viejo, con sus obras, y os habéis revestido de la nueva condición que, mediante el conocimiento, se va renovando a imagen de su Creador, donde no hay griego y judío, circunciso e incircunciso, bárbaro, escita, esclavo y libre, sino Cristo que lo es todo y en todos.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 144, 2-3. 10-11. 12-13ab. (R.: 9a)

R. El Señor es bueno con todos.

V. Día tras día, te bendeciré
y alabaré tu nombre por siempre jamás.
Grande es el Señor, merece toda alabanza,
es incalculable su grandeza. R.

V. Que todas tus criaturas te den gracias, Señor,
que te bendigan tus fieles.
Que proclamen la gloria de tu reinado,
que hablen de tus hazañas. R.

V. Explicando tus hazañas a los hombres,
la gloria y majestad de tu reinado.
Tu reinado es un reinado perpetuo,
tu gobierno va de edad en edad. R.


Aleluya

Lc 6, 23ab

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Alegraos y saltad de gozo —dice el Señor—,
porque vuestra recompensa será grande en el cielo. R.


EVANGELIO

Lc 6, 20-26

Bienaventurados los pobres. ¡Ay de vosotros, los ricos!

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús, levantando los ojos hacia sus discípulos, les decía:

«Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.

Bienaventurados los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.

Bienaventurados los que ahora lloráis, porque reiréis.

Bienaventurados vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten, y proscriban vuestro nombre como infame, por causa del Hijo del hombre. Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.

Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya habéis recibido vuestro consuelo!

¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!

¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!

¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que vuestros padres hacían con los falsos profetas».


Palabra del Señor.




JUEVES DE LA XXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

Col 3, 12-17

Por encima de todo, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses.

HERMANOS:

Como elegidos de Dios, santos y amados, revestíos de compasión entrañable, bondad, humildad, mansedumbre, paciencia. Sobrellevaos mutuamente y perdonaos cuando alguno tenga quejas contra otro. El Señor os ha perdonado: haced vosotros lo mismo. Y por encima de todo esto, el amor, que es el vínculo de la unidad perfecta.

Que la paz de Cristo reine en vuestro corazón: a ella habéis sido convocados en un solo cuerpo. Sed también agradecidos.

La Palabra de Cristo habite entre vosotros en toda su riqueza; enseñaos unos a otros con toda sabiduría; exhortaos mutuamente. Cantad a Dios, dando gracias de corazón, con salmos, himnos y cánticos inspirados.

Y todo lo que de palabra o de obra realicéis, sea todo en nombre de Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 150, 1-2. 3-4. 5-6. (R.: 6c)

R. Todo ser que alienta alabe al Señor.

V. Alabad al Señor en su templo,
alabadlo en su fuerte firmamento;
alabadlo por sus obras magníficas,
alabadlo por su inmensa grandeza. R.

V. Alabadlo tocando trompetas,
alabadlo con arpas y cítaras;
alabadlo con tambores y danzas,
alabadlo con trompas y flautas. R.

V. Alabadlo con platillos sonoros,
alabadlo con platillos vibrantes.
Todo ser que alienta alabe al Señor. R.


Aleluya

1 Jn 4, 12

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Si nos amamos unos a otros,
Dios permanece en nosotros
y su amor ha llegado en nosotros a su plenitud. R.


EVANGELIO

Lc 6, 27-38

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso.

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos:

«A vosotros los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os calumnian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, no le impidas que tome también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.

Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores hacen lo mismo. Y si prestáis a aquellos de los que esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo.

Por el contrario, amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; será grande vuestra recompensa y seréis hijos del Altísimo, porque él es bueno con los malvados y desagradecidos.

Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante, pues con la medida con que midiereis se os medirá a vosotros».


Palabra del Señor.




VIERNES DE LA XXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tim 1, 1-2. 12-14

Antes era un blasfemo, pero Dios tuvo compasión de mí.

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

PABLO, apóstol de Cristo Jesús por mandato de Dios, Salvador nuestro, y de Cristo Jesús, esperanza nuestra, a Timoteo, verdadero hijo en la fe: gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de Cristo Jesús, Señor nuestro.

Doy gracias a Cristo Jesús, Señor nuestro, que me hizo capaz se fio de mí y me confió este ministerio, a mí, que antes era un blasfemo, un perseguidor y un insolente. Pero Dios tuvo compasión de mí porque no sabía lo que hacía, pues estaba lejos de la fe; sin embargo, la gracia de nuestro Señor sobreabundó en mí junto con la fe y el amor que tienen su fundamento en Cristo Jesús.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 15, 1b-2a y 5. 7-8. 11. (R.: 2a)

R. Tú eres, Señor, el lote de mi heredad.

V. Protégeme, Dios mío, que me refugio en ti.
Yo digo al Señor: «Tú eres mi Dios».
El Señor es el lote de mi heredad y mi copa,
mi suerte está en tu mano. R.

V. Bendeciré al Señor que me aconseja,
hasta de noche me instruye internamente.
Tengo siempre presente al Señor,
con él a mi derecha no vacilaré. R.

V. Me enseñarás el sendero de la vida
me saciarás de gozo en tu presencia,
de alegría perpetua a tu derecha. R.


Aleluya

Cf. Jn 17, 17ba

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Tu palabra, Señor, es verdad;
santifícanos en la verdad. R.


EVANGELIO

Lc 6, 39-42

¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola:

«¿Acaso puede un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en el hoyo? No está el discípulo sobre su maestro, si bien, cuando termine su aprendizaje, será como su maestro.

¿Por qué te fijas en la mota que tiene tu hermano en el ojo y no reparas en la viga que llevas en el tuyo? ¿Cómo puedes decirle a tu hermano: “Hermano, déjame que te saque la mota del ojo”, sin fijarte en la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita! Sácate primero la viga de tu ojo, y entonces verás claro para sacar la mota del ojo de tu hermano.


Palabra del Señor.




SÁBADO DE LA XXIII SEMANA
DEL TIEMPO ORDINARIO


PRIMERA LECTURA

1 Tim 1, 15-17

Vino al mundo para salvar a los pecadores.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a Timoteo.

QUERIDO hermano:

Es palabra digna de crédito y merecedora de total aceptación que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, y yo soy el primero; pero por esto precisamente se compadeció de mí: para que yo fuese el primero en el que Cristo Jesús mostrase toda su paciencia y para que me convirtiera en un modelo de los que han de creer en él y tener vida eterna.

Al Rey de los siglos, inmortal, invisible, único Dios, honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 112, 1-2. 3-4. 5a y 6-7. (R.: 2)

R. Bendito sea el nombre del Señor, ahora y por siempre.

V. Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.


Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre. R.

V. De la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.


El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos. R.

V. ¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre. R.


Aleluya

Jn 14, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El que me ama guardará mi palabra —dice el Señor—,
y mi Padre lo amará y vendremos a él. R.


EVANGELIO

Lc 6, 43-49

¿Por qué me llamáis «Señor, Señor», y no hacéis lo que digo?

+

Lectura del santo Evangelio según san Lucas.

EN aquel tiempo, decía Jesús a sus discípulos:

«No hay árbol bueno que dé fruto malo, ni árbol malo que dé fruto bueno; por ello, cada árbol se conoce por su fruto; porque no se recogen higos de las zarzas, ni se vendimian racimos de los espinos.

El hombre bueno, de la bondad que atesora en su corazón saca el bien, y el que es malo, de la maldad saca el mal; porque de lo que rebosa el corazón habla la boca.

¿Por qué me llamáis “Señor, Señor”, y no hacéis lo que digo?

Todo el que se viene a mí, escucha mis palabras y las pone en práctica, os voy a decir a quién se parece: se parece a uno que edificó una casa: cavó, ahondó y puso los cimientos sobre roca; vino una crecida, arremetió el río contra aquella casa, y no pudo derribarla, porque estaba sólidamente construida.

El que escucha y no pone por obra se parece a uno que edificó una casa sobre tierra, sin cimiento; arremetió contra ella el río, y en seguida se derrumbó desplomándose, y fue grande la ruina de aquella casa».


Palabra del Señor.












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