L-I-A-TPO ORDINARIO 2-9

Leccionario I (A)

PARA LOS DOMINGOS
2º a 9º Tiempo Ordinario

– AÑO A –


TIEMPO ORDINARIO

Domingo II del tiempo ordinario

Domingo III del tiempo ordinario

Domingo IV del tiempo ordinario

Domingo V del tiempo ordinario

Domingo VI del tiempo ordinario

Domingo VII del tiempo ordinario

Domingo VIII del tiempo ordinario

Domingo IX del tiempo ordinario


APÉNDICES:

APÉNDICE III: Aleluya para los domingos del tiempo ordinario


TIEMPO ORDINARIO

DOMINGO II
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Is 49, 3. 5-6

Te hago luz de las naciones, para que seas mi salvación.

Lectura del libro de Isaías.

ME dijo el Señor:

«Tú eres mi siervo, Israel,
por medio de ti me glorificaré».

Y ahora dice el Señor,
el que me formó desde el vientre como siervo suyo,
para que le devolviese a Jacob,
para que le reuniera a Israel;
he sido glorificado a los ojos de Dios.
Y mi Dios era mi fuerza:

«Es poco que seas mi siervo
para restablecer las tribus de Jacob
y traer de vuelta a los supervivientes de Israel.
Te hago luz de las naciones,
para que mi salvación alcance hasta el confín de la tierra».


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 39, 2 y 4ab. 7-8a. 8b-9. 10 (R. : 8a y 9a)

R. Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad.

V. Yo esperaba con ansia al Señor;
él se inclinó y escuchó mi grito.
Me puso en la boca un cántico nuevo,
un himno a nuestro Dios. R.

V. Tú no quieres sacrificios ni ofrendas,
y, en cambio, me abriste el oído;
no pides holocaustos ni sacrificios expiatorios,
entonces yo digo: «Aquí estoy». R.

V. «—Como está escrito en mi libro—
para hacer tu voluntad.
Dios mío, lo quiero,
y llevo tu ley en las entrañas». R.

V. He proclamado tu justicia
ante la gran asamblea;
no he cerrado los labios, Señor, tú lo sabes. R.

SEGUNDA LECTURA

1 Cor 1, 2-3

A vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Comienzo de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

PABLO, llamado a ser apóstol de Jesucristo por voluntad de Dios, y Sóstenes, nuestro hermano, a la Iglesia de Dios que está en Corinto, a los santificados por Jesucristo, llamados santos con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de nuestro Señor Jesucristo, Señor de ellos y nuestro: a vosotros, gracia y paz de parte de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


Palabra de Dios.

Aleluya

Jn 14a. 12a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Verbo se hizo carne
y habitó entre nosotros;
a cuantos lo recibieron,
les dio poder de ser hijos de Dios. R.


EVANGELIO

Jn 1, 29-34

Este es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Lectura del santo Evangelio según san Juan.

EN aquel tiempo, al ver Juan a Jesús que venía hacia él, exclamó:

«Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo. Éste es aquel de quien yo dije: “Tras de mí viene un hombre que está por delante de mí, porque existía antes que yo”. Yo no lo conocía, pero he salido a bautizar con agua, para que sea manifestado a Israel».

Y Juan dio testimonio diciendo:

«He contemplado al Espíritu que bajaba del cielo como una paloma, y se posó sobre él.

Yo no lo conocía, pero el que me envió a bautizar con agua me dijo:

“Aquel sobre quien veas bajar el Espíritu y posarse sobre él, ése es el que bautiza con Espíritu Santo”.

Y yo lo he visto y he dado testimonio de que éste es el Hijo de Dios».


Palabra del Señor.


DOMINGO III
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Is 8, 23b – 9, 3

En Galilea de los gentiles el pueblo vio una luz grande.

Lectura del libro de Isaías.

EN otro tiempo, humilló el Señor la tierra de Zabulón y la tierra de Neftalí, pero luego ha llenado de gloria el camino del mar, el otro lado del Jordán, Galilea de los gentiles.

El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande;
habitaba en tierra y sombras de muerte, y una luz les brilló.
Acreciste la alegría, aumentaste el gozo;
se gozan en tu presencia, como gozan al segar,
como se alegran al repartirse el botín.
Porque la vara del opresor, el yugo de su carga,
el bastón de su hombro, los quebrantaste como el día de Madián.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 26, 1bcde. 4. 13-14 (R.: 1b)

R. El Señor es mi luz y mi salvación.

V. El Señor es mi luz y mi salvación,
¿a quién temeré?
El Señor es la defensa de mi vida,
¿quién me hará temblar? R.

V. Una cosa pido al Señor,
eso buscaré:
habitar en la casa del Señor
por los días de mi vida;
gozar de la dulzura del Señor,
contemplando su templo. R.

V. Espero gozar de la dicha del Señor
en el país de la vida.
Espera en el Señor, sé valiente,
ten ánimo, espera en el Señor. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 10-13. 17

Decid todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

OS ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir.

Pues, hermanos, me he enterado por los de Cloe de que hay discordias entre vosotros. Y os digo esto porque cada cual anda diciendo: «Yo soy de Pablo, yo soy de Apolo, yo soy de Cefas, yo soy de Cristo».

¿Está dividido Cristo? ¿Fue crucificado Pablo por vosotros? ¿Fuisteis bautizados en nombre de Pablo?

Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a anunciar el Evangelio, y no con sabiduría de palabras, para no hacer ineficaz la cruz de Cristo.


Palabra de Dios.

Aleluya

Cf. Mt 4, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Jesús proclamaba el evangelio del reino,
y curaba toda dolencia del pueblo. R.


EVANGELIO (forma larga)

Mt 4, 12-23

Se estableció en Cafarnaún, para que se cumpliera lo dicho por Isaías.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

AL enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:

«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».

Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:

«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».

Paseando junto al mar de Galilea vio a dos hermanos, a Simón, llamado Pedro, y a Andrés, que estaban echando la red en el mar, pues eran pescadores.

Les dijo:

«Venid en pos de mí y os haré pescadores de hombres».

Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.

Y pasando adelante vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo de Zebedeo, y a Juan, su hermano, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre, y los llamó.

Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.

Jesús recorría toda Galilea enseñando en sus sinagogas, proclamando el evangelio del reino y curando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.


Palabra del Señor.

EVANGELIO (forma breve)

Mt 4, 12-17

Se estableció en Cafarnaún, para que se cumpliera lo dicho por Isaías.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

AL enterarse Jesús de que habían arrestado a Juan se retiró a Galilea. Dejando Nazaret se estableció en Cafarnaún, junto al mar, en el territorio de Zabulón y Neftalí, para que se cumpliera lo dicho por medio del profeta Isaías:

«Tierra de Zabulón y tierra de Neftalí,
camino del mar, al otro lado del Jordán,
Galilea de los gentiles.
El pueblo que habitaba en tinieblas
vio una luz grande;
a los que habitaban en tierra y sombras de muerte,
una luz les brilló».

Desde entonces comenzó Jesús a predicar diciendo:

«Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos».


Palabra del Señor.


DOMINGO IV
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Sof 3, 12-13

Dejaré en medio de ti un pueblo humilde y pobre.

Lectura de la profecía de Sofonías.

BUSCAD al Señor los humildes de la tierra,
los que practican su derecho,
buscad la justicia, buscad la humildad,
quizá podáis resguardaros
el día de la ira del Señor.

Dejaré en ti un resto,
un pueblo humilde y pobre
que buscará refugio en el nombre del Señor.

El resto de Israel no hará más el mal,
no mentirá ni habrá engaño en su boca.
Pastarán y descansarán,
y no habrá quien los inquiete.


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 14 6c-7. 8-9a. 9bc-10 (R.: Mt 5, 3)

R. Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

O bien:

R. Aleluya.

V. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

V. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.

V. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 1, 26-31

Dios ha escogido lo débil del mundo.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

FIJAOS en vuestra asamblea, hermanos: no hay en ella muchos sabios en lo humano, ni muchos poderosos, ni muchos aristócratas; sino que, lo necio del mundo lo ha escogido Dios para humillar a los sabios, y lo débil del mundo lo ha escogido Dios para humillar lo poderoso.

Aún más, ha escogido la gente baja del mundo, lo despreciable, lo que no cuenta, para anular a lo que cuenta, de modo que nadie pueda gloriarse en presencia del Señor.

A él se debe que vosotros estéis en Cristo Jesús, el cual se ha hecho para nosotros sabiduría de parte de Dios, justicia, santificación y redención.

Y así —como está escrito—: «El que se gloríe, que se gloríe en el Señor».


Palabra de Dios.

Aleluya

Mt 5, 12a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Alegraos y regocijaos,
porque vuestra recompensa
será grande en el cielo. R.


EVANGELIO

Mt 5, 1-12a

Bienaventurados los pobres en el espíritu.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, al ver Jesús el gentío, subió al monte, se sentó y se acercaron sus discípulos; y, abriendo su boca, les enseñaba diciendo:

«Bienaventurados los pobres en el espíritu,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados los mansos,
porque ellos heredarán la tierra.

Bienaventurados los que lloran,
porque ellos serán consolados.

Bienaventurados los que tienen hambre y sed de la justicia,
porque ellos quedarán saciados.

Bienaventurados los misericordiosos,
porque ellos alcanzarán misericordia.

Bienaventurados los limpios de corazón,
porque ellos verán a Dios.

Bienaventurados los que trabajan por la paz,
porque ellos serán llamados hijos de Dios.

Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia,
porque de ellos es el reino de los cielos.

Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo».


Palabra del Señor.


DOMINGO V
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Is 5, 7-10

Surgirá tu luz como la aurora.

Lectura del libro de Isaías.

ESTO dice el Señor:

«Parte tu pan con el hambriento,
hospeda a los pobres sin techo,
cubre a quien ves desnudo
y no te desentiendas de los tuyos.

Entonces surgirá tu luz como la aurora,
enseguida se curarán tus heridas,
ante ti marchará la justicia,
detrás de ti la gloria del Señor.
Entonces clamarás al Señor y te responderá;
pedirás ayuda y te dirá: “Aquí estoy”.

Cuando alejes de ti la opresión,
el dedo acusador y la calumnia,
cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo
y sacies al alma afligida,
brillará tu luz en las tinieblas,
tu oscuridad como el mediodía».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 111, 4-5. 6-7. 8a y 9 (R.: cf. 4a)

R. El justo brilla en las tinieblas como una luz.

O bien:

R. Aleluya.

V. En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.
Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos. R.

V. Porque jamás vacilará.
El recuerdo del justo será perpetuo.
No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor. R.

V. Su corazón está seguro, sin temor.
Reparte limosna a los pobres;
su caridad dura por siempre
y alzará la frente con dignidad. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 2, 1-5

Os anuncié el misterio de Cristo crucificado.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

YO mismo, hermanos, cuando vine a vosotros a anunciaros el misterio de Dios, no lo hice con sublime elocuencia o sabiduría, pues nunca entre vosotros me precié de saber cosa alguna, sino a Jesucristo, y éste crucificado.

También yo me presenté a vosotros débil y temblando de miedo; mi palabra y mi predicación no fue con persuasiva sabiduría humana, sino en la manifestación y el poder del Espíritu, para que vuestra fe no se apoye en la sabiduría de los hombres, sino en el poder de Dios.


Palabra de Dios.

Aleluya

Cf. Jn 8, 12b

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Yo soy la luz del mundo —dice el Señor—;
el que me sigue tendrá la luz de la vida. R.


EVANGELIO

Mt 5, 13-16

Vosotros sois la luz del mundo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?

No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente.

Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.

Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.

Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».


Palabra del Señor.


DOMINGO VI
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Eclo 1, 15-20

A nadie obligó a ser impío.

Lectura del libro del Eclesiástico.

SI quieres, guardarás los mandamientos
y permanecerás fiel a su voluntad.

Él te ha puesto delante fuego y agua,
extiende tu mano a lo que quieras.

Ante los hombres está la vida y la muerte,
y a cada uno se le dará lo que prefiera.

Porque grande es la sabiduría del Señor,
fuerte es su poder y lo ve todo.

Sus ojos miran a los que le temen,
y conoce todas las obras del hombre.

A nadie obligó a ser impío,
y a nadie dio permiso para pecar.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 118, 1-2. 4-5. 17-18. 33-34 (R.: 1b)

R. Dichoso el que camina en la ley del Señor.

V. Dichoso el que, con vida intachable,
camina en la voluntad del Señor;
dichoso el que, guardando sus preceptos,
lo busca de todo corazón. R.

V. Tú promulgas tus mandatos
para que se observen exactamente.
Ojalá esté firme mi camino,
para cumplir tus decretos. R.

V. Haz bien a tu siervo: viviré
y cumpliré tus palabras;
ábreme los ojos, y contemplaré
las maravillas de tu ley. R.

V. Muéstrame, Señor, el camino de tus decretos,
y lo seguiré puntualmente;
enséñame a cumplir tu ley
y a guardarla de todo corazón. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 2, 6-10

Dios predestinó la sabiduría antes de los siglos para nuestra gloria.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Hablamos de sabiduría entre los perfectos; pero una sabiduría que no es de este mundo ni de los príncipes de este mundo, condenados a perecer, sino que enseñamos una sabiduría divina, misteriosa, escondida, predestinada por Dios antes de los siglos para nuestra gloria.

Ninguno de los príncipes de este mundo la ha conocido, pues, si la hubiesen conocido, nunca hubieran crucificado al Señor de la gloria.

Sino que, como está escrito: «Ni el ojo vio, ni el oído oyó, ni el hombre puede pensar lo que Dios ha preparado para los que lo aman».

Y Dios nos lo ha revelado por el Espíritu; pues el Espíritu lo sondea todo, incluso lo profundo de Dios.


Palabra de Dios.

Aleluya

Cf. Mt 11, 25

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Bendito seas, Padre,
Señor del cielo y de la tierra,
porque has revelado
los misterios del reino a los pequeños. R.


EVANGELIO (forma larga)

Mt 5, 17-37

Así se dijo a los antiguos; pero yo os digo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No creáis que he venido a abolir la Ley y los Profetas: no he venido a abolir, sino a dar plenitud.

En verdad os digo que antes pasarán el cielo y la tierra que deje de cumplirse hasta la última letra o tilde de la ley.

El que se salte uno solo de los preceptos menos importantes y se lo enseñe así a los hombres será el menos importante en el reino de los cielos.

Pero quien los cumpla y enseñe será grande en el reino de los cielos.

Porque os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.

Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado. Y si uno llama a su hermano “imbécil”, tendrá que comparecer ante el Sanedrín, y si lo llama “necio”, merece la condena de la “gehenna” del fuego.

Por tanto, si cuando vas a presentar tu ofrenda sobre el altar, te acuerdas allí mismo de que tu hermano tiene quejas contra ti, deja allí tu ofrenda ante el altar y vete primero a reconciliarte con tu hermano, y entonces vuelve a presentar tu ofrenda.

Con el que te pone pleito procura arreglarte enseguida, mientras vais todavía de camino, no sea que te entregue al juez y el juez al alguacil, y te metan en la cárcel. En verdad te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo.

Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.

Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

Si tu ojo derecho te induce a pecar, sácatelo y tíralo. Más te vale perder un miembro que ser echado entero en la “gehenna”.

Si tu mano derecha te induce a pecar, córtatela y tírala, porque más te vale perder un miembro que ir a parar entero a la “gehenna”.

Se dijo: “El que repudie a su mujer, que le dé acta de repudio”.

Pero yo os digo que si uno repudia a su mujer —no hablo de unión ilegítima— la induce a cometer adulterio, y el que se casa con la repudiada comete adulterio.

También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.

Pero yo os digo que no juréis en absoluto: ni por el cielo, que es el trono de Dios; ni por la tierra, que es estrado de sus pies; ni por Jerusalén, que es la ciudad del Gran Rey. Ni jures por tu cabeza, pues no puedes volver blanco o negro un solo cabello. Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».


Palabra del Señor.

EVANGELIO (forma breve)

Mt 5, 20-22a. 27-28. 33-34a. 37

Así se dijo a los antiguos; pero yo os digo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Os digo que si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.

Habéis oído que se dijo a los antiguos: “No matarás”, y el que mate será reo de juicio.

Pero yo os digo: todo el que se deja llevar de la cólera contra su hermano será procesado.

Habéis oído que se dijo: “No cometerás adulterio”.

Pero yo os digo: todo el que mira a una mujer deseándola, ya ha cometido adulterio con ella en su corazón.

También habéis oído que se dijo a los antiguos: “No jurarás en falso” y “Cumplirás tus juramentos al Señor”.

Pero yo os digo que no juréis en absoluto.

Que vuestro hablar sea sí, sí, no, no. Lo que pasa de ahí viene del Maligno».


Palabra del Señor.


DOMINGO VII
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Lev 19, 1-2. 17-18

Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

Lectura del libro del Levítico.

EL Señor habló así a Moisés:

«Di a la comunidad de los hijos de Israel:

“Sed santos, porque yo, el Señor, vuestro Dios, soy santo. No odiarás de corazón a tu hermano, pero reprenderás a tu prójimo, para que no cargues tú con su pecado. No te vengarás de los hijos de tu pueblo ni les guardarás rencor, sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo soy el Señor”».


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 102, 1-2. 3-4. 8 y 10. 12-13 (R.: 8a)

R. El Señor es compasivo y misericordioso.

V. Bendice, alma mía, al Señor,
y todo mi ser a su santo nombre.
Bendice, alma mía, al Señor,
y no olvides sus beneficios. R.

V. Él perdona todas tus culpas
y cura todas tus enfermedades;
él rescata tu vida de la fosa
y te colma de gracia y de ternura. R.

V. El Señor es compasivo y misericordioso,
lento a la ira y rico en clemencia.
No nos trata como merecen nuestros pecados
ni nos paga según nuestras culpas. R.

V. Como dista el oriente del ocaso,
así aleja de nosotros nuestros delitos.
Como un padre siente ternura por sus hijos,
siente el Señor ternura por los que lo temen. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 3, 16-23

Todo es vuestro, vosotros de Cristo, y Cristo de Dios.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

¿No sabéis que sois templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en vosotros?

Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: y ese templo sois vosotros.

Que nadie se engañe. Si alguno de vosotros se cree sabio en este mundo, que se haga necio para llegar a ser sabio.

Porque la sabiduría de este mundo es necedad ante Dios, como está escrito:

«Él caza a los sabios en su astucia».

Y también:

«El Señor penetra los pensamientos de los sabios y conoce que son vanos».

Así, pues, que nadie se gloríe en los hombres, pues todo es vuestro: Pablo, Apolo, Cefas, el mundo, la vida, la muerte, lo presente, lo futuro. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios.


Palabra de Dios.

Aleluya

1 Jn 2, 5

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Quien guarda la palabra de Cristo,
ciertamente el amor de Dios
ha llegado en él a su plenitud. R.


EVANGELIO

Mt 5, 38-48

Amad a vuestros enemigos.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Habéis oído que se dijo: “Ojo por ojo, diente por diente”.

Pero yo os digo: no hagáis frente al que os agravia. Al contrario, si uno te abofetea en la mejilla derecha, preséntale la otra; al que quiera ponerte pleito para quitarte la túnica, dale también el manto; a quien te requiera para caminar una milla, acompáñale dos; a quien te pide, dale, y al que te pide prestado, no lo rehúyas.

Habéis oído que se dijo: “Amarás a tu prójimo y aborrecerás a tu enemigo”.

Pero yo os digo: amad a vuestros enemigos y rezad por los que os persiguen, para que seáis hijos de vuestro Padre celestial, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y manda la lluvia a justos e injustos.

Porque, si amáis a los que os aman, ¿qué premio tendréis? ¿No hacen lo mismo también los publicanos? Y, si saludáis sólo a vuestros hermanos, ¿qué hacéis de extraordinario? ¿No hacen lo mismo también los gentiles? Por tanto, sed perfectos, como vuestro Padre celestial es perfecto».


Palabra del Señor.


DOMINGO VIII
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Is 4, 14-15

Yo no te olvidaré.

Lectura del libro de Isaías.

SIÓN decía:

«Me ha abandonado el Señor,
mi dueño me ha olvidado».

¿Puede una madre olvidar al niño que amamanta,
no tener compasión del hijo de sus entrañas?

Pues, aunque ella se olvidara, yo no te olvidaré.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 61, 2-3. 6-7. 8-9ab (R.: 6a)

R. Descansa sólo en Dios, alma mía.

V. Sólo en Dios descansa mi alma,
porque de él viene mi salvación;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.

V. Descansa sólo en Dios, alma mía,
porque él es mi esperanza;
sólo él es mi roca y mi salvación,
mi alcázar: no vacilaré. R.

V. De Dios viene mi salvación y mi gloria,
él es mi roca firme, Dios es mi refugio.
Pueblo suyo, confiad en él
desahogad ante él vuestro corazón. R.


SEGUNDA LECTURA

1 Cor 4, 1-5

El Señor pondrá al descubierto los designios del corazón.

Lectura de la primera carta del apóstol san Pablo a los Corintios.

HERMANOS:

Que la gente sólo vea en nosotros servidores de Cristo y administradores de los misterios de Dios. Ahora, lo que se busca en los administradores es que sean fieles. Para mí lo de menos es que me pidáis cuentas vosotros o un tribunal humano; ni siquiera yo me pido cuentas. La conciencia, es verdad, no me remuerde; pero tampoco por eso quedo absuelto: mi juez es el Señor.

Así, pues, no juzguéis antes de tiempo, dejad que venga el Señor. Él iluminará lo que esconden las tinieblas y pondrá al descubierto los designios del corazón; entonces cada uno recibirá de Dios lo que merece.


Palabra de Dios.

Aleluya

Hb 4, 12

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. La palabra de Dios es viva y eficaz;
juzga los deseos e intenciones del corazón. R.


EVANGELIO

Mt 6, 24-34

No os agobiéis por el mañana.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«Nadie puede servir a dos señores. Porque despreciará a uno y amará al otro; o, al contrario, se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.

Por eso os digo: no estéis agobiados por vuestra vida pensando qué vais a comer, ni por vuestro cuerpo pensando con qué os vais a vestir. ¿No vale más la vida que el alimento, y el cuerpo que el vestido? Mirad los pájaros del cielo: no siembran ni siegan, ni almacenan y, sin embargo, vuestro Padre celestial los alimenta. ¿No valéis vosotros más que ellos?

¿Quién de vosotros, a fuerza de agobiarse, podrá añadir una hora al tiempo de su vida?

¿Por qué os agobiáis por el vestido? Fijaos cómo crecen los lirios del campo: ni trabajan ni hilan. Y os digo que ni Salomón, en todo su fasto, estaba vestido como uno de ellos. Pues si a la hierba, que hoy está en el campo y mañana se arroja al horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más por vosotros, gente de poca fe?

No andéis agobiados pensando qué vais a comer, o qué vais a beber, o con qué os vais a vestir. Los paganos se afanan por esas cosas. Ya sabe vuestro Padre celestial que tenéis necesidad de todo eso.

Buscad sobre todo el reino de Dios y su justicia; y todo esto se os dará por añadidura. Por tanto, no os agobiéis por el mañana, porque el mañana traerá su propio agobio. A cada día le basta su desgracia».


Palabra del Señor.


DOMINGO IX
DEL TIEMPO ORDINARIO

PRIMERA LECTURA

Dt 11, 18. 26-28

Mira: yo os propongo hoy bendición y maldición.

Lectura del libro del Deuteronomio.

MOISÉS habló al pueblo diciendo:

«Meted estas palabras mías en vuestro corazón y en vuestra alma, atadlas a la muñeca como un signo y ponedlas de señal en vuestra frente.

Mira: yo os propongo hoy bendición y maldición: la bendición, si escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, que yo os mando hoy; la maldición, si no escucháis los preceptos del Señor, vuestro Dios, y os apartáis del camino que yo os mando hoy, yendo en pos de otros dioses que no conocéis».

Palabra de Dios.

Salmo responsorial

Sal 30, 2-3a. 3bc-4. 17 y 25 (R.: 3b)

R. Sé la roca de mi refugio.

V. A ti, Señor, me acojo:
no quede yo nunca defraudado;
tú, que eres justo, ponme a salvo,
inclina tu oído hacia mí;
ven aprisa a librarme. R.

V. Sé la roca de mi refugio,
un baluarte donde me salve,
tú que eres mi roca y mi baluarte;
por tu nombre dirígeme y guíame. R.

V. Haz brillar tu rostro sobre tu siervo,
sálvame por tu misericordia.
Sed fuertes y valientes de corazón
los que esperáis en el Señor. R.


SEGUNDA LECTURA

Rom 3, 21-25. 28

El hombre es justificado por la fe, sin obras de la Ley.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Ahora, sin la ley se ha manifestado la justicia de Dios, atestiguada por la Ley y los Profetas; justicia de Dios por la fe en Jesucristo para todos los que creen. Pues no hay distinción, ya que todos pecaron y están privados de la gloria de Dios, y son justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención realizada en Cristo Jesús. Dios lo constituyó medio de propiciación mediante la fe en su sangre, para mostrar su justicia pasando por alto los pecados del pasado.

Pues sostenemos que el hombre es justificado por la fe, sin obras de la Ley.


Palabra de Dios.

Aleluya

Jn 14a. 12a

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Verbo se hizo carne
y habitó entre nosotros;
a cuantos lo recibieron,
les dio poder de ser hijos de Dios. R.


EVANGELIO

Mt 7, 21-27

Éste es el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo.

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

«No todo el que me dice “Señor, Señor” entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. Aquel día muchos dirán: “Señor, Señor, ¿no hemos profetizado en tu nombre y en tu nombre hemos echado demonios, y no hemos hecho en tu nombre muchos milagros?” Entonces yo les declararé: “Nunca os he conocido. Alejaos de mí, los que obráis la iniquidad”.

El que escucha estas palabras mías y las pone en práctica se parece a aquel hombre prudente que edificó su casa sobre roca. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y descargaron contra la casa; pero no se hundió, porque estaba cimentada sobre roca.

El que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica se parece a aquel hombre necio que edificó su casa sobre arena. Cayó la lluvia, se desbordaron los ríos, soplaron los vientos y rompieron contra la casa, y se derrumbó. Y su ruina fue grande».


Palabra del Señor.











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