MARZO

MES DE MARZO

SANTOS de MARZO

4 SEMANAS SALTERIO TIEMPO ORDINARIO.

| – 1a | – 2a | – 3a | – 4a |

SALTERIO CUARESMA.

| SEMANA de CENIZA |

| 1a | 2a | 3a | 4a | 5a |

| D. RAMOS – SEMANA SANTA |

SALTERIO PASCUA.

| OCTAVA PASCUA RESURRECCIÓN |

OFICIOS COMUNES de SANTOS.




SANTORAL MARZO

4-marz: San Casimiro.

7-marz: Santas Perpetua y Felicidad, mártires.

8-marz: San Juan de Dios, religioso.

9-marz: Santa Francisca Romana, religiosa.

15-marz: San Raimundo de Fitero, Abad (en Toledo).

17-marz: San Patricio, obispo.

18-marz: San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor Iglesia.

19-marz: San José, esposo de la Virgen María:

1a Vísperas | Laudes | 2a Vísperas

23-marz: Santo Toribio de Mogrovejo.

25-marz: La Anunciación del Señor:

1a Vísperas | Laudes | 2a Vísperas




San Casimiro.
(4 marzo).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Varones.

Antífona Benedictus: El que obra la verdad va a la luz para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: El que obra la verdad va a la luz para que quede de manifiesto que sus obras están hechas según Dios.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, a quien servir es reinar, concédenos, por la ayuda e intercesión de san Casimiro, servirte siempre en santidad y justicia. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.


Santas Perpetua y Felicidad, mártires.
(7 marzo).

Para la conmemoración.

Del Común de Varios Mártires o de Santas Mujeres.

Antífona Benedictus: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Dichosos los perseguidos por causa de la justicia, pues de ellos es el reino de los cielos.

Oración:

Oh, Dios, las santas mártires Perpetua y Felicidad, urgidas por la caridad, vencieron el tormento de la muerte rechazando al enemigo; concédenos, por sus oraciones, crecer siempre en tu amor. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron hasta derramar su sangre reinan con el Señor eternamente.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Se alegran en el cielo los santos que siguieron las huellas de Cristo, y porque le amaron hasta derramar su sangre reinan con el Señor eternamente.


San Juan de Dios, religioso.
(8 marzo).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Varones: para los religiosos, para los que se han consagrado a una actividad caritativa.

Antífona Benedictus: La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.

Oración:

Oh, Dios, que colmaste a san Juan de Dios de espíritu de misericordia, te pedimos que, practicando las obras de caridad, merezcamos encontrarnos entre los elegidos de tu reino. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona Magníficat: Os aseguro que lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Os aseguro que lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.


Santa Francisca Romana, religiosa.
(9 marzo).

Para la conmemoración.

Del Común de Santas Mujeres.

Antífona Benedictus: «El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: «El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor.

Oración:

Oh, Dios, que nos diste en santa Francisca Romana un modelo singular de vida conyugal y monástica, concédenos estar a tu servicio con tal perseverancia, que podamos descubrirte y seguirte en todas las circunstancias de la vida. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona Magníficat: Vosotros, los que habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Vosotros, los que habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna.


San Raimundo de Fitero, Abad.
(15 marzo).

Para la conmemoración
(Sólo en la Archidiócesis de Toledo).

Del Común de Santos Varones.

Oración:

Señor, tú concediste al abad san Raimundo entregarse de corazón a la causa del Reino en medio de las vicisitudes de este mundo; concédenos también, por sus méritos, la gracia de vivir fielmente nuestra vocación y de librarnos de todo mal. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Patricio, obispo.
(17 marzo).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Pastores.

Antífona Benedictus: Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo.

Oración:

Oh, Dios, que elegiste al obispo san Patricio para predicar tu gloria a los pueblos de Irlanda, concede, por sus méritos e intercesión, que cuantos se glorían del nombre cristiano proclamen siempre tus maravillas a los hombres. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona Magníficat: Vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Vendrán muchos de Oriente y Occidente y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.


San Cirilo de Jerusalén, obispo y doctor de la Iglesia.
(18 marzo).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Pastores, o de Doctores de la Iglesia.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Oración:

Oh, Dios, que por medio de san Cirilo de Jerusalén, obispo, has conducido a tu Iglesia admirablemente a una comprensión más profunda de los misterios de la salvación, concédenos, por su ayuda, conocer de tal modo a tu Hijo que poseamos con mayor abundancia la vida divina. Por Jesucristo, nuestro Señor.


SAN JOSÉ, ESPOSO DE LA VIRGEN.
(19 de marzo).

Solemnidad.

Laudes | 2a Vísperas

PRIMERAS VÍSPERAS.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Porque fue varón justo,
lo amó el Señor,
y dio el ciento por uno
su labor.

Humilde magisterio
bajo el que Dios aprende:
¡que diga si lo entiende,
quien sepa de misterio!
Si Dios en cautiverio
se queda en aprendiz,
¡aprende aquí la casa de David!

Sencillo, sin historia,
de espalda a los laureles,
escalas los niveles
más altos de la gloria.
¡Qué asombro hacer memoria,
y hallarle a tu ascensión
tu hogar, tu oficio y Dios como razón.

Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú cómo se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.

Salmodia:

Antífona 1: Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112.
Alabado sea el nombre del Señor.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes. (Lc, 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Jacob engendró a José, el esposo de María, de la cual nació Jesús, llamado Cristo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. (T.P. Aleluya.)

Salmo 145.
Felicidad de los que esperan en Dios.

Alabemos al Señor mientras vivimos,
es decir, con nuestras obras. (Arnobio)

Alaba, alma mía, al Señor:
alabaré al Señor mientras viva,
tañeré para mi Dios mientras exista.

No confiéis en los príncipes,
seres de polvo que no pueden salvar;
exhalan el espíritu y vuelven al polvo,
ese día perecen sus planes.

Dichoso a quien auxilia el Dios de Jacob,
el que espera en el Señor, su Dios,
que hizo el cielo y la tierra,
el mar y cuanto hay en él;

que mantiene su fidelidad perpetuamente,
que hace justicia a los oprimidos,
que da pan a los hambrientos.

El Señor liberta a los cautivos,
el Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.

El Señor guarda a los peregrinos,
sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: El ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: María, la madre de Jesús, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: María, la madre de Jesús, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Colosenses 3, 23-24.

Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor, y no a los hombres: sabiendo que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.

Responsorio breve:

V. El justo germinará Como una azucena.

R. El justo germinará Como una azucena.

V. Y florecerá eternamente ante el Señor.

R. Como una azucena.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El justo germinará Como una azucena.

Responsorio breve (en Tiempo Pascual):

V. El justo germinará como una azucena. Aleluya, aleluya.

R. El justo germinará como una azucena. Aleluya, aleluya.

V. Y florecerá eternamente ante el Señor.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El justo germinará como una azucena. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el Señor ha puesto al frente de su familia. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Invoquemos a Dios, el Padre de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, diciéndole:
Padre nuestro, que estás en los cielos, escúchanos.

Padre santo, que revelaste al justo José el misterio de Cristo, mantenido en secreto durante siglos eternos,

haz que conozcamos mejor a tu Hijo, Dios y hombre.

Padre celestial, que alimentas a las aves del cielo y engalanas la hierba del campo,

da a todos los hombres el pan de cada día y el pan espiritual.

Creador de todas las cosas, que nos has encomendado tu obra,

concede a los trabajadores disfrutar dignamente del fruto de su trabajo.

Dios de justicia, que quieres que los hombres sean santos,

haz que, por la intercesión de san José, recorramos nuestro camino tratando de complacerte.

Concede propicio a los moribundos y difuntos, por medio de tu Hijo, con María, su madre, y san José,

alcanzar tu misericordia.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Concédenos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia conserve siempre y lleve a su plenitud los primeros misterios de la salvación humana que confiaste a la fiel custodia de san José. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES SAN JOSÉ.

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona invitatorio: Aclamemos a Cristo, el Señor, en la solemnidad de san José. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona invitatorio: Aclamemos a Cristo, el Señor, en la solemnidad de san José. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Porque fue varón justo,
lo amó el Señor,
y dio el ciento por uno
su labor.

El alba mensajera
del sol de alegre brillo
conoce ese martillo
que suena en la madera.
La mano carpintera
madruga a su quehacer,
y hay gracia antes que sol en el taller.

Cabeza de tu casa
del que el Señor se fía,
por la carpintería
la gloria entera pasa.
Tu mano se acompasa
con Dios en la labor,
y alargas tú la mano del Señor.

Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú cómo se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.

Salmodia:

Antífona 1: Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Los pastores fueron corriendo y encontraron a María y a José, y al niño acostado en el pesebre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él, y Simeón los bendijo. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: José y María, la madre de Jesús, estaban admirados por lo que se decía de él, y Simeón los bendijo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: José se levantó, tomó al niño y a su madre, de noche, se fue a Egipto y se quedó hasta la muerte de Herodes. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: 2o Samuel 7, 28-29.

Tú, mi Dueño y Señor, eres Dios, tus palabras son verdad y has prometido a tu siervo este bien. Dígnate, pues, bendecir la casa de tu siervo, para que permanezca para siempre ante ti. Pues tú, mi Dueño y Señor, has hablado, sea bendita la casa de tu siervo para siempre.

Responsorio breve:

V. Lo nombró Administrador de su casa.

R. Lo nombró Administrador de su casa.

V. Y señor de todas sus posesiones.

R. Administrador de su casa.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Lo nombró Administrador de su casa.

Responsorio breve (en Tiempo pascual):

V. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.

R. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.

V. Y señor de todas sus posesiones.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Lo nombró administrador de su casa. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: José se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas de Cristo, que se llamaría Nazareno. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: José se estableció en un pueblo llamado Nazaret. Así se cumplió lo que dijeron los profetas de Cristo, que se llamaría Nazareno. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Elevemos nuestras súplicas al Señor, que hace justos a los hombres:
Danos vida con tu justicia, Señor.

Tú que llamaste a nuestros padres en la fe para que caminaran en tu presencia con un corazón sincero,

haz que, siguiendo sus huellas, seamos perfectos como tú nos mandas.

Tú que elegiste al justo José para que alimentara a tu Hijo en su infancia y juventud,

haz que sirvamos en nuestros hermanos al cuerpo místico de Cristo.

Tú que entregaste la tierra a los hombres para que la llenaran y la sometieran,

enséñanos a trabajar con denuedo en este mundo, buscando siempre tu gloria.

Acuérdate, Padre universal, de la obra de tus manos;

da a todos trabajo, pan y una condición de vida digna.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Concédenos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia conserve siempre y lleve a su plenitud los primeros misterios de la salvación humana que confiaste a la fiel custodia de san José. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
SAN JOSÉ.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Porque fue varón justo,
lo amó el Señor,
y dio el ciento por uno
su labor.

Humilde magisterio
bajo el que Dios aprende:
¡que diga si lo entiende,
quien sepa de misterio!
Si Dios en cautiverio
se queda en aprendiz,
¡aprende aquí la casa de David!

Sencillo, sin historia,
de espalda a los laureles,
escalas los niveles
más altos de la gloria.
¡Qué asombro hacer memoria,
y hallarle a tu ascensión
tu hogar, tu oficio y Dios como razón.

Y, pues que el mundo entero
te mira y se pregunta,
di tú cómo se junta
ser santo y carpintero,
la gloria y el madero,
la gracia y el afán,
tener propicio a Dios y escaso el pan.

Salmodia:

Antífona 1: Los padres de Jesús lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. (T.P. Aleluya.)

Salmo 14.
¿Quién es justo ante el Señor?

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo. (Hb 12, 22)

Señor, ¿quién puede hospedarse en tu tienda
y habitar en tu monte santo?

El que procede honradamente
y practica la justicia,
el que tiene intenciones leales
y no calumnia con su lengua,

el que no hace mal a su prójimo
ni difama al vecino,
el que considera despreciable al impío
y honra a los que temen al Señor,

el que no retracta lo que juró
aun en daño propio,
el que no presta dinero a usura
ni acepta soborno contra el inocente.

El que así obra nunca fallará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Los padres de Jesús lo encontraron en el templo, sentado en medio de los maestros, escuchándolos y haciéndoles preguntas. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Le dijo su madre a Jesús: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Salmo 111.
Felicidad del justo.

Caminad como hijos de la luz: toda bondad,
justicia y verdad son fruto de la luz. (Ef 5, 8-9)

Dichoso quien teme al Señor
y ama de corazón sus mandatos.
Su linaje será poderoso en la tierra,
la descendencia del justo será bendita.

En su casa habrá riquezas y abundancia,
su caridad es constante, sin falta.
En las tinieblas brilla como una luz
el que es justo, clemente y compasivo.

Dichoso el que se apiada y presta,
y administra rectamente sus asuntos,
El justo jamás vacilará,
su recuerdo será perpetuo.

No temerá las malas noticias,
su corazón está firme en el Señor.
Su corazón está seguro, sin temor,
hasta que vea derrotados a sus enemigos.

Reparte limosna a los pobres;
su caridad es constante, sin falta,
y alzará la frente con dignidad.

El malvado, al verlo, se irritará,
rechinará los dientes hasta consumirse.
La ambición del malvado fracasará.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Le dijo su madre a Jesús: «Hijo, ¿por qué nos has tratado así? Mira que tu padre y yo te buscábamos angustiados».

Antífona 3: Jesús bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Apocalipsis 15, 3-4.
Himno de adoración.

Grandes y maravillosas son tus obras,
Señor, Dios omnipotente,
justos y verdaderos tus caminos,
¡oh Rey de los siglos!

¿Quién no temerá, Señor,
y glorificará tu nombre?
porque tú solo eres santo,
porque vendrán todas las naciones
y se postrarán en tu acatamiento,
porque tus juicios se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Jesús bajó con ellos a Nazaret y siguió bajo su autoridad. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Colosenses 3, 23-24.

Lo que hacéis, hacedlo con toda el alma, como para servir al Señor, y no a los hombres: sabiendo que recibiréis del Señor en recompensa la herencia. Servid a Cristo Señor.

Responsorio breve:

V. El justo germinará Como una azucena.

R. El justo germinará Como una azucena.

V. Y florecerá eternamente ante el Señor.

R. Como una azucena.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El justo germinará Como una azucena.

Responsorio breve (en Tiempo Pascual):

V. El justo germinará como una azucena. Aleluya, aleluya.

R. El justo germinará como una azucena. Aleluya, aleluya.

V. Y florecerá eternamente ante el Señor.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El justo germinará como una azucena. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Jesús, al empezar, tenía unos treinta años, y se pensaba que era hijo de José. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Jesús, al empezar, tenía unos treinta años, y se pensaba que era hijo de José. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Invoquemos a Dios, el Padre de quien toma nombre toda familia en el cielo y en la tierra, diciéndole:
Padre nuestro, que estás en los cielos, escúchanos.

Padre santo, que revelaste al justo José el misterio de Cristo, mantenido en secreto durante siglos eternos,

haz que conozcamos mejor a tu Hijo, Dios y hombre.

Padre celestial, que alimentas a las aves del cielo y engalanas la hierba del campo,

da a todos los hombres el pan de cada día y el pan espiritual.

Creador de todas las cosas, que nos has encomendado tu obra,

concede a los trabajadores disfrutar dignamente del fruto de su trabajo.

Dios de justicia, que quieres que los hombres sean santos,

haz que, por la intercesión de san José, recorramos nuestro camino tratando de complacerte.

Concede propicio a los moribundos y difuntos, por medio de tu Hijo, con María, su madre, y san José,

alcanzar tu misericordia.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Concédenos, Dios todopoderoso, que tu Iglesia conserve siempre y lleve a su plenitud los primeros misterios de la salvación humana que confiaste a la fiel custodia de san José. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santo Toribio de Mogrovejo.
(23 de marzo).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Pastores:

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Oración:

Oh, Dios, que acrecentaste tu Iglesia mediante el celo por la verdad y la solicitud apostólica del obispo santo Toribio de Mogrovejo, concede al pueblo a ti consagrado crecer y renovarse continuamente en la fe y en la santidad. Por Jesucristo, nuestro Señor.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.


LA ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR
(25 de marzo).

Solemnidad.

PRIMERAS VÍSPERAS.

Laudes | 2a Vísperas

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Dios de salve, Anunciación,
morena de maravilla,
tendrás un hijo más bello
que los tallos de la brisa.


Mensaje de Dios te traigo.
Él te saluda, María,
pues Dios se prendó de ti,
y Dios es Dios de alegría.

Llena de gracia te llamo
porque la gracia te llena;
si más te pudiera dar,
mucha más gracia te diera.

El Señor está contigo,
aún más que tú estás con Dios;
tu carne ya no es tu carne,
tu sangre ya es para dos.

Y bendita vas a ser
entre todas las mujeres,
pues, si eres madre de todos,
¿quién podría no quererte?

Salmodia:

Antífona 1: Brotará un renuevo del tronco de Jesé y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el Espíritu del Señor. (T.P. Aleluya.)

Salmo 112.
Alabado sea el nombre del Señor.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes. (Lc, 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Brotará un renuevo del tronco de Jesé y de su raíz florecerá un vástago. Sobre él se posará el Espíritu del Señor. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará para siempre. (T.P. Aleluya.)

Salmo 147.
Acción de gracias por la restauración de Jerusalén.

Ven acá, voy a mostrarte a la novia,
a la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza.

Hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: El Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y reinará para siempre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: El que era la Palabra sustancial del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha despojado de su rango haciéndose carne por nosotros. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Filipenses 2, 6-11.
Cristo, Siervo de Dios, en su misterio pascual.

Cristo, a pesar de su condición divina,
no hizo alarde de su categoría de Dios,
al contrario, se despojó de su rango
y tomó la condición de esclavo,
pasando por uno de tantos.

Y así, actuando como un hombre cualquiera,
se rebajó hasta someterse incluso a la muerte,
y una muerte de cruz.

Por eso Dios lo levantó sobre todo
y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»;
de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble
en el cielo, en la tierra, en el abismo
y toda lengua proclame:
Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos.

Antífona 3: El que era la Palabra sustancial del Padre, engendrado antes del tiempo, hoy se ha despojado de su rango haciéndose carne por nosotros. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: 1a Carta de Juan 1, 1-2.

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó.

Responsorio breve: (en Cuaresma):

V. Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé,
Ha salido una estrella de la casa de Jacob.

R. Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé,
Ha salido una estrella de la casa de Jacob.

V. La Virgen ha dado a luz al Salvador.

R. Ha salido una estrella de la casa de Jacob.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé,
Ha salido una estrella de la casa de Jacob.

Responsorio breve: (en Tiempo pascual):

V. Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé, ha salido una estrella de la casa de Jacob. Aleluya, aleluya.

R. Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé, ha salido una estrella de la casa de Jacob. Aleluya, aleluya.

V. La Virgen ha dado a luz al Salvador.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Ha brotado un renuevo del tronco de Jesé, ha salido una estrella de la casa de Jacob. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, María, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, María, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Oremos con confianza al eterno Padre, que, por medio del ángel, anunció a María nuestra salvación, y digámosle:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros.

Tú que elegiste a la Virgen María para ser madre de tu Hijo,

ten piedad de todos los que esperan su redención.

Tú que por boca de Gabriel anunciaste a María el gozo y la paz,

otorga al mundo entero el gozo de la salvación y la paz verdadera.

Tú que, con la aceptación de tu esclava y con la acción del Espíritu Santo, hiciste que tu Palabra acampase entre nosotros,

dispón nuestros corazones para que reciban a Cristo como la Virgen María lo recibió.

Tú que miras a los humildes y colmas de bienes a los hambrientos,

da ánimo a los abatidos, socorre a los necesitados y ayuda a los moribundos.

Oh Dios, para quien nada hay imposible, el único que haces obras maravillosas,

sálvanos, cuando resucites a los muertos en el último día.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que has querido que tu Verbo asumiera la verdad de la carne humana en el seno de la Virgen María, concédenos que cuantos confesamos a nuestro Redentor Dios y hombre merezcamos ser partícipes también de su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR.

V. Señor, ábreme los labios.
R. Y mi boca proclamará tu alabanza.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a la Palabra que se hizo carne. (T.P. Aleluya.)

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a la Palabra que se hizo carne. (T.P. Aleluya.)

Himno:

¡Oh virginal doncella,
de tu nombre purísimo, María,
cuando la bella estrella
renace con el día,
las aves cantarán la letanía!

Cumpliendo la promesa
resplandeció tu integridad suave,
y todo el cielo pesa,
con indulgencia grave,
sobre la fiel salutación del «Ave».

Si en tu virtud sencilla
la Trinidad perfecta se gozaba,
hincando la rodilla
el arcángel mostraba
la gracia del Amor que le enviaba.

Tú, Virgen florecida,
diste el milagro de tu aroma al viento,
y el aura agradecida
que recogió tu acento
vistió de alegre luz el aposento.

Sube el arcángel alto
restaurando la paz amanecida,
y al tierno sobresalto
de su alada subida
te llamarán los siglos escogida. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: El ángel Gabriel fue enviado a María Virgen, desposada con José. (T.P. Aleluya.)

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El ángel Gabriel fue enviado a María Virgen, desposada con José. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: La Virgen concibió por la palabra, virgen permaneció, virgen dio a luz al Salvador. (T.P. Aleluya.)

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: La Virgen concibió por la palabra, virgen permaneció, virgen dio a luz al Salvador. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: Carta a los Filipenses 2, 6-7.

Cristo, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente el ser igual a Dios; al contrario, se despojó de sí mismo tomando la condición de esclavo, hecho semejante a los hombres y reconocido como hombre por su presencia.

Responsorio breve: (en Cuaresma):

V. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

V. Bendita tú entre las mujeres,
y bendito el fruto de tu vientre.

R. El Señor está contigo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

Responsorio breve: (en Pascua):

V. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, aleluya.

R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, aleluya.

V. Bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Dios, por el gran amor con que nos amó, envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra. (T.P. Aleluya.)

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Dios, por el gran amor con que nos amó, envió a su Hijo encarnado en una carne pecadora como la nuestra. (T.P. Aleluya.)

Preces:

Los que celebramos hoy el principio de nuestra salvación en la Anunciación del Señor, oremos jubilosos:
Interceda por nosotros la santa Madre de Dios.

Como la Virgen María recibió con gozo el anuncio del ángel,

haz, oh Dios, que nosotros recibamos de buen grado a nuestro Salvador.

Tú que miraste la humillación de tu esclava,

acuérdate y compadécete, Padre misericordioso, de todos nosotros.

De igual manera que la nueva Eva se sometió a tu Palabra divina,

así se haga en nosotros según tu voluntad.

Que santa María socorra a los pobres, ayude a los débiles, consuele a los tristes,

ruegue por el pueblo, interceda por el clero y por las vírgenes consagradas al Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que has querido que tu Verbo asumiera la verdad de la carne humana en el seno de la Virgen María, concédenos que cuantos confesamos a nuestro Redentor Dios y hombre merezcamos ser partícipes también de su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
ANUNCIACIÓN DEL SEÑOR.

V. Dios mío, ven en mi auxilio.

R. Señor, date prisa en socorrerme. Gloria al Padre. (T.P. Aleluya.)

Himno:

Dios te salve, Anunciación,
morena de maravilla,
tendrás un hijo más bello
que los tallos de la brisa.

Mensaje de Dios te traigo.
Él te saluda, María,
pues Dios se prendó de ti,
y Dios es Dios de alegría.

Llena de gracia te llamo
porque la gracia te llena;
si más te pudiera dar,
mucha más gracia te diera.

El Señor está contigo,
aún más que tú estás con Dios;
tu carne ya no es tu carne,
tu sangre ya es para dos.

Y bendita vas a ser
entre todas las mujeres,
pues, si eres madre de todos,
¿quién podría no quererte?

Salmodia:

Antífona 1: El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 109, 1-5. 7.
El Mesías, Rey y Sacerdote.

Cristo tiene que reinar hasta que
Dios haga de sus enemigos
estrado de sus pies. (1 Cor 15, 25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré como rocío,
antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente;
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra del Espíritu Santo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 2: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo. (T.P. Aleluya.)

Salmo 129.
Desde lo hondo a ti grito, Señor.

Él salvará a su pueblo
)de los pecados. (Mt 1, 21)

Desde lo hondo a ti grito, Señor;
Señor, escucha mi voz;
estén tus oídos atentos
a la voz de mi súplica.

Si llevas cuenta de los delitos, Señor,
¿quién podrá resistir?
Pero de ti procede el perdón,
y así infundes respeto.

Mi alma espera en el Señor,
espera en su palabra;
mi alma aguarda al Señor,
más que el centinela la aurora.

Aguarde Israel al Señor,
como el centinela la aurora;
porque del Señor viene la misericordia,
la redención copiosa;
y él redimirá a Israel
de todos sus delitos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás y darás a luz, y se llamará Hijo del Altísimo. (T.P. Aleluya.)

Antífona 3: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)

Cántico: Cf. Colosenses 1, 12-20.
Himno a Cristo, primogénito de toda criatura y primer resucitado de entre los muertos.

Damos gracias a Dios Padre,
que nos ha hecho capaces de compartir
la herencia del pueblo santo en la luz.

Él nos ha sacado del dominio de las tinieblas,
y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido,
por cuya sangre hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.

Él es imagen de Dios invisible,
primogénito de toda criatura;
porque por medio de él
fueron creadas todas las cosas:
celestes y terrestres, visibles e invisibles,
Tronos, Dominaciones, Principados, Potestades;
todo fue creado por él y para él.

Él es anterior a todo, y todo se mantiene en él.
Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia.
Él es el principio, el primogénito de entre los muertos,
y así es el primero en todo.

Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud.
Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres:
los del cielo y los de la tierra,
haciendo la paz por la sangre de su cruz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra. (T.P. Aleluya.)

Lectura breve: 1a Carta de Juan 1, 1-2.

Lo que existía desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros propios ojos, lo que contemplamos y palparon nuestras manos acerca del Verbo de la vida; pues la Vida se hizo visible, y nosotros hemos visto, damos testimonio y os anunciamos la vida eterna que estaba junto al Padre y se nos manifestó.

Responsorio breve: (en Cuaresma):

V. La Palabra se hizo carne, Y acampó entre nosotros.

R. La Palabra se hizo carne, Y acampó entre nosotros.

V. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

R. Y acampó entre nosotros.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La Palabra se hizo carne, Y acampó entre nosotros.

Responsorio breve: (en Pascua):

V. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. Aleluya, aleluya.

R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. Aleluya, aleluya.

V. La Palabra en el principio estaba junto a Dios.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: El ángel Gabriel habló a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres». (T.P. Aleluya.)

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: El ángel Gabriel habló a María, diciendo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres». (T.P. Aleluya.)

Preces:

Oremos con confianza al eterno Padre, que, por medio del ángel, anunció hoy a María nuestra salvación, y digámosle:
Derrama, Señor, tu gracia sobre nosotros.

Tú que elegiste a la Virgen María para ser madre de tu Hijo,

ten piedad de todos los que esperan su redención.

Tú que por boca de Gabriel anunciaste a María el gozo y la paz,

otorga al mundo entero el gozo de la salvación y la paz verdadera.

Tú que, con la aceptación de tu esclava y con la acción del Espíritu Santo, hiciste que tu Palabra acampase entre nosotros,

dispón nuestros corazones para que reciban a Cristo como la Virgen María lo recibió.

Tú que miras a los humildes y colmas de bienes a los hambrientos,

da ánimo a los abatidos, socorre a los necesitados,
y ayuda a los moribundos.

Oh Dios, para quien nada hay imposible, el único que haces obras maravillosas,

sálvanos, cuando resucites a los muertos en el último día.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que has querido que tu Verbo asumiera la verdad de la carne humana en el seno de la Virgen María, concédenos que cuantos confesamos a nuestro Redentor Dios y hombre merezcamos ser partícipes también de su naturaleza divina. Por nuestro Señor Jesucristo.


INVITATORIO:

Salmo 94.
Venid, aclamemos al Señor.

Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este «hoy». (Hb 3, 13)

Se anuncia la antífona.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Se repite la antífona.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Se repite la antífona.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Se repite la antífona.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

También se pueden pronunciar éstos salmos, en lugar del Salmo 94.

Salmo 99.
Alegría de los que entran en el templo.

El Señor manda que
los redimidos entonen
un himno de victoria. (S. Atanasio)

Se anuncia la antífona.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 66.
Que todos los pueblos alaben al Señor.

Sabed que la salvación de Dios
se envía a los gentiles. (Hch 28, 28)

Se anuncia la antífona.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 23.
Entrada solemne de Dios en el templo.

Las puertas del cielo se abren
ante Cristo que, como hombre,
sube al cielo. (S. Ireneo)

Se anuncia la antífona.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Se repite la antífona.

— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Se repite la antífona.

— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Se repite la antífona.

— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos;
él es el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICO EVANGÉLICO PARA LAUDES:

— BENEDICTUS —

Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICO EVANGÉLICO PARA VÍSPERAS:

— MAGNÍFICAT —

Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

















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