AGOSTO

MES DE AGOSTO.

4 SEMANAS SALTERIO TIEMPO ORDINARIO.

| – 1a | – 2a | – 3a | – 4a |

OFICIOS COMUNES de SANTOS.

SANTORAL de AGOSTO.

SANTORAL de AGOSTO.

1 – ago: San Alfonso María Ligorio, obispo y doctor Iglesia.

2 – ago: San Eusebio de Vercelli, obispo.
San Pedro Julián Eymard, presbítero.
Beato Justino Alarcón de Vera, presbítero y mártir. (Propio de Toledo).

4 – ago: San Juan María Vianney, presbítero.

5 – ago: La Dedicación de la Basílica de Santa María.
Beato Saturnino Ortega Montealegre, presbítero y mártir. (Propio de Toledo).

6 – ago: La Transfiguración del Señor:
| Laudes | 2a Vísperas |

7 – ago: San Sixto II, Papa, y compañeros, mártires.

7 – ago: San Cayetano, presbítero.
Beatos Teodosio Rafael López Hernando, religioso, y compañeros, mártires.
(Propio de Toledo).
Beato Felipe José Álvarez Pérez, religioso y mártir. (Propio de Toledo).

8 – ago: Santo Domingo de Guzmán, presbítero.

9 – ago: Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edih Stein), mártir y religiosa. Patrona de Europa.

10 – ago: San Lorenzo, diácono y mártir.

11 – ago: Santa Clara, virgen.

12 – ago: Santa Juana Francisca de Chantal, religiosa.
Beato Domingo Sánchez Lázaro, presbítero y mártir.
(Propio de Toledo).

13 – ago: San Ponciano, Papa, y san Hipólito, presbítero, mártires.
Beato José García Librán, presbítero y mártir. (Propio de Toledo).

14 – ago: San Maximiliano María Kolbe, mártir de la caridad.

15 – ago: ASUNCIÓN de la VIRGEN MARÍA:
| LAUDES | 2a VÍSPERAS |

16 – ago: San Esteban de Hungría.
Beata María del Sagrario de san Luis Gonzaga. (Propio de Toledo).
Beatos Martín Lozano Tello, presbítero, José de Vega Pedraza, religioso, y comp., mártires. (Propio de Toledo).

17 – ago: Santa Beatriz de Silva. (Propio de Toledo).

18 – ago: Beatos Honorio Eusebio Ballesteros y Estanislao de Jesús Peña, rel., y comp., mártires. (Propio de Toledo).
Beato Liberio González Nombela, presbítero y mártir. (Propio de Toledo).

19 – ago: San Juan Eudes.
San Ezequiel Moreno, obispo.

20 – ago: San Bernardo.

21 – ago: San Pío X.

22 – ago: Santa María Virgen, Reina.

23 – ago: Santa Rosa de Lima.

23 – ago: Beato José Polo Benito, presbítero y mártir. (Propio de Toledo).
Beatos Cipriano José Iglesias Bañuelos, Jorge Luis Lizasoáin Lizaso, rel., y comp., mártires. (Propio de Toledo).

24 – ago: San Bartolomé, apóstol.

25 – ago: San Luis de Francia.
San José de Calasanz, presbítero.

26 – ago: Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars

27 – ago: Santa Mónica.

28 – ago: San Agustín, obispo y doctor de la Iglesia.

29 – ago: Martirio de san Juan Bautista.





San Alfonso María de Ligorio, obispo y doctor de la Iglesia.

(1 agosto).

Memoria obligatoria.

Tomado todo del Común de Doctores de la Iglesia; también puede tomarse del Común de Santos Pastores.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

Himno:

Experiencia de Dios fue vuestra ciencia,
su Espíritu de verdad os dio a beberla
en la revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

En nuestro corazón de criaturas,
nos encendió la luz para esconderla,
que poco puede andar quien anda a oscuras
por sendas de verdad sin poder verla.

Demos gracias a Dios humildemente
y al Hijo, su Verdad que a todos guía;
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

Salmodia: Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente:

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Sabiduría 7, 13-14.

Aprendí la sabiduría, sin envidia la comparto y no escondo sus riquezas; porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se ganan la amistad de Dios, pues los dones de la instrucción los recomienda.

Responsorio breve:

V. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

V. Y que la asamblea pregone su alabanza.

R. La sabiduría de los santos.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que suscitas continuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de virtud, concédenos seguir las huellas del obispo san Alfonso María en el celo por las almas, de modo que consigamos su recompensa en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Alfonso María de Ligorio.

Himno:

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
por la mente del Padre sin principio,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de la Virgen hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

No dejéis de brillar, faros divinos,
con destellos de luz que Dios envía,
proclamad la verdad en los caminos
de los hombres y los pueblos, sed su guía. Amén.

Salmodia: Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente:

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta de Santiago 3, 17-18.

La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

Responsorio breve:

V. En la asamblea Le da la palabra.

R. En la asamblea Le da la palabra.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.

R. Le da la palabra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En la asamblea Le da la palabra.

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Alfonso María, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Alfonso María, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que suscitas continuamente en tu Iglesia nuevos ejemplos de virtud, concédenos seguir las huellas del obispo san Alfonso María en el celo por las almas, de modo que consigamos su recompensa en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Eusebio de Vercelli, obispo.

(2 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santos Pastores.

Oración:

Señor y Dios nuestro, concédenos imitar la constancia del obispo san Eusebio de Vercelli en la defensa de la divinidad de Cristo, para que, perseverando en la fe que él nos enseñó, merezcamos participar de la vida de tu Hijo. Él, que vive y reina contigo.



San Pedro Julián Eymard, presbítero.

(2 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santos Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que hiciste brillar a san Pedro Julián Eymard por un amor admirable hacia los santos misterios del Cuerpo y de la Sangre de tu Hijo, concédenos en tu bondad recibir la misma riqueza que él encontró en este divino sacramento. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beato Justino Alarcón de Vera, presbítero y mártir.

(2 agosto).

Memoria libre en Fuensalida, Escalonilla, Talavera de la Reina y Toledo.

Del Común de Un Mártir.

Oración: (Del común de un mártir).


San Juan María Vianney, presbítero.

(4 agosto).

Memoria obligatoria.

Tomado del Común de Santos Pastores, excepto la Oración.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

Himno:

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Hebreos 13, 7-9a.

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve:

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de poder y misericordia, que hiciste admirable a san Juan María Vianney, presbítero, por su celo pastoral, concédenos, por su ejemplo e intercesión, ganar para Cristo nuevos hermanos en el amor y poder alcanzar con ellos la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.



VÍSPERAS
San Juan María Vianney

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve:

V. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

O bien: Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

O bien: Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de poder y misericordia, que hiciste admirable a san Juan María Vianney, presbítero, por su celo pastoral, concédenos, por su ejemplo e intercesión, ganar para Cristo nuevos hermanos en el amor y poder alcanzar con ellos la gloria eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.



Dedicación de la Basílica de Santa María.

(5 agosto)

Memoria libre.

Del Común de Santa María Virgen.

LAUDES.

Antífona Benedictus: Santa María, Madre de Dios, siempre Virgen, bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Santa María, Madre de Dios, siempre Virgen, bendita tú entre las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre.

Oración:

Perdona, Señor, los pecados de tus siervos y, ya que no podemos complacerte con nuestras obras, concédenos la salvación por intercesión de la Madre de tu Hijo, nuestro Señor. Él, que vive y reina contigo.


VÍSPERAS.

Antífona Magníficat: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Santa María, Madre de Dios, ruega por nosotros, pecadores, ahora y en la hora de nuestra muerte.

Beato Saturnino Ortega Montealegre, presbítero y mártir.

(5 agosto).

Memoria libre en Santa Cruz de Retamar y Talavera de la Reina.

Del Común de Un Mártir.

Oración: (Del común de un mártir)


LA TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.

(6 agosto).

Fiesta.

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.
(Se rezan cuando esta fiesta coincide con un domingo).

Himno:

Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame yo luego.

Vea quien quisiere
rosas y jazmines,
que, si yo te viere,
veré mil jardines;
flor de serafines,
Jesús Nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.

No quiero contento,
mi Jesús ausente,
pues todo es tormento
a quien esto siente;
sólo me sustente
tu amor y deseo,
véante mis ojos,
muérame yo luego.

Gloria, gloria al Padre,
gloria, gloria al Hijo,
gloria para siempre
igual al Espíritu.
Gloria de la tierra
suba hasta los cielos.
Véante mis ojos,
muérame yo luego. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Jesús tomó consigo a sus discípulos y subió a lo alto de la montaña, y se transfiguró delante de ellos.

Salmo 112.
Alabado sea el nombre del Señor.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes. (Lc, 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Jesús tomó consigo a sus discípulos y subió a lo alto de la montaña, y se transfiguró delante de ellos.

Antífona 2: Se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús.

Salmo 116.
Invitación universal a la alabanza divina.

Los gentiles alaban a Dios
por su misericordia. (Rm 15, 9)

Alabad al Señor, todas las naciones,
aclamadlo, todos los pueblos.

Firme es su misericordia con nosotros,
su fidelidad dura por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús.

Antífona 3: Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Cántico de Apocalipsis 19, 1-7.
Las bodas del Cordero.

Aleluya. La salvación, la gloria y el poder son de nuestro Dios,
porque sus juicios son verdaderos y justos. Aleluya.

Aleluya. Alabad al Señor, sus siervos todos,
los que lo teméis, pequeños y grandes. Aleluya.

Aleluya. Porque reina el Señor, nuestro Dios, dueño de todo,
alegrémonos y gocemos y démosle gracias. Aleluya.

Aleluya. Llegó la boda del Cordero,
su esposa se ha embellecido. Aleluya.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Señor, ¡qué bien se está aquí! Si quieres, haré tres tiendas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.

Lectura breve: Carta a los Filipenses 3, 20-21.

Nosotros somos ciudadanos del cielo, de donde aguardamos un Salvador: el Señor Jesucristo. Él transformará nuestro cuerpo humilde, según el modelo de su cuerpo glorioso, con esa energía que posee para sometérselo todo.

Responsorio breve:

V. Apareciste glorioso en presencia del Señor. Aleluya, aleluya.

R. Apareciste glorioso en presencia del Señor. Aleluya, aleluya.

V. Él te ha vestido de majestad.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Apareciste glorioso en presencia del Señor. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Cristo Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser, sostiene el universo con su palabra poderosa y, habiendo realizado la purificación de los pecados, en una montaña alta ha manifestado hoy su gloria.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Cristo Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser, sostiene el universo con su palabra poderosa y, habiendo realizado la purificación de los pecados, en una montaña alta ha manifestado hoy su gloria.

Preces:

Dirijámonos confiados a nuestro Salvador, maravillosamente transfigurado en la montaña, delante de sus discípulos y digámosle:
¡Dios nuestro, alumbra nuestras tinieblas!

A ti, Cristo, que, transfigurado, revelaste la resurrección a tus discípulos antes de la pasión, te rogamos por tu Iglesia santa, que sufre y trabaja en el mundo,

para que, en la tribulación, siempre se transfigure con el gozo de tu victoria.

A ti, Cristo, que tomaste a Pedro, a Santiago y a Juan, y te los llevaste aparte a una montaña alta, te pedimos por el papa N. y los obispos,

para que sirvan a tu pueblo en la esperanza de la resurrección.

A ti, Cristo, que en la montaña irradiaste el esplendor de tu rostro sobre Moisés y Elías, te pedimos por los judíos, el pueblo antaño por ti elegido,

a fin de que consigan llegar a la plenitud de la redención.

A ti, Cristo, que iluminaste la tierra cuando la gloria del Creador amaneció sobre ti, te pedimos por los hombres de buena voluntad,

a fin de que caminen al resplandor de tu luz.

A ti, Cristo, que transformarás nuestro cuerpo humilde según el modelo de tu cuerpo glorioso, te pedimos por nuestros hermanos difuntos,

para que entren en tu gloria.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los que lo precedieron y prefiguraste maravillosamente la perfecta adopción de los hijos, concede a tus siervos que, escuchando la voz de tu Hijo amado, merezcamos ser sus coherederos. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al supremo Rey de la gloria.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al supremo Rey de la gloria.

Himno:

Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.

Quiero ser tu vidriera,
tu alta vidriera azul, morada y amarilla.
Quiero ser mi figura, sí, mi historia,
pero de ti en tu gloria traspasado.

Transfigúrame,
Señor, transfigúrame.

Mas no a mí solo,
purifica también a todos los hijos de tu Padre
que te rezan conmigo o te rezaron,
o que acaso ni una madre tuvieron
que les guiara a balbucir el Padrenuestro.

Transfigúranos,
Señor, transfigúranos.

Si acaso no te saben, o te dudan
o te blasfeman, límpiales el rostro
como a ti la Verónica;
descórreles las densas cataratas de sus ojos,
que te vean, Señor, como te veo.

Transfigúralos,
Señor, transfigúralos.

Que todos puedan, en la misma nube
que a ti te envuelve, despojarse del mal y revestirse
de su figura vieja y en ti transfigurada.
Y a mí, con todos ellos, transfigúrame.

Transfigúranos,
Señor, transfigúranos.

Salmodia:

Antífona 1: Hoy el rostro de nuestro Señor Jesucristo resplandeció en la montaña como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la nieve.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Hoy el rostro de nuestro Señor Jesucristo resplandeció en la montaña como el sol, y sus vestidos se volvieron blancos como la nieve.

Antífona 2: Hoy el Señor se transfiguró y fue testimoniado por la voz del Padre; se aparecieron radiantes Moisés y Elías, y hablaban con Jesús de su muerte, que iba a consumar.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor, sus
siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Hoy el Señor se transfiguró y fue testimoniado por la voz del Padre; se aparecieron radiantes Moisés y Elías, y hablaban con Jesús de su muerte, que iba a consumar.

Antífona 3: La ley se dio por medio de Moisés, y la profecía por medio de Elías, los cuales fueron vistos hablando con el Señor, resplandecientes en la montaña.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: La ley se dio por medio de Moisés, y la profecía por medio de Elías, los cuales fueron vistos hablando con el Señor, resplandecientes en la montaña.

Lectura breve: Apocalipsis 21, 10. 23.

El ángel me llevó en Espíritu a un monte grande y elevado, y me mostró la ciudad santa de Jerusalén que descendía del cielo, de parte de Dios. La ciudad no necesita del sol ni de la luna que la alumbre, pues la gloria del Señor la ilumina, y su lámpara es el Cordero.

Responsorio breve:

V. Lo coronaste de gloria y dignidad, Señor. Aleluya, aleluya.

R. Lo coronaste de gloria y dignidad, Señor. Aleluya, aleluya.

V. Le diste el mando sobre las obras de tus manos.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Lo coronaste de gloria y dignidad, Señor. Aleluya, aleluya.

Antífona Benedictus: Una voz, desde la nube, decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo». Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Una voz, desde la nube, decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto. Escuchadlo». Aleluya.

Preces:

Dirijámonos confiados al Padre, que maravillosamente transfiguró a Jesucristo, nuestro Salvador, en la montaña, delante de sus discípulos, y digámosle:
Tu luz, Señor, nos haga ver la luz.

Padre clementísimo, que transfiguraste a tu Hijo amado y te manifestaste a ti mismo en la nube luminosa,

haz que oigamos con fiel disposición la palabra de Cristo.

Oh Dios, que nutriste de lo sabroso de tu casa a los discípulos elegidos y les diste a beber del torrente de tus delicias,

otórganos que encontremos en el cuerpo de Cristo el manantial de nuestra vida.

Oh Dios, que hiciste que brillara la luz del seno de la tiniebla y has brillado en nuestros corazones para que contemplemos tu gloria, reflejada en Cristo Jesús,

fomenta en nosotros el espíritu de contemplación de tu Hijo amado.

Oh Dios, que nos llamaste a una vida santa por tu gracia, que ahora se ha manifestado al aparecer nuestro Salvador Jesucristo,

saca a la luz entre los hombres la vida inmortal, por medio del Evangelio.

Padre amantísimo, que nos has tenido un amor tan grande que nos llamamos hijos de Dios, y lo somos verdaderamente,

concédenos que, cuando Cristo se manifieste, nos hagamos semejantes a él.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los que lo precedieron y prefiguraste maravillosamente la perfecta adopción de los hijos, concede a tus siervos que, escuchando la voz de tu Hijo amado, merezcamos ser sus coherederos. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR.

Himno:

Véante mis ojos,
dulce Jesús bueno;
véante mis ojos,
muérame yo luego.

Vea quien quisiere
rosas y jazmines,
que, si yo te viere,
veré mil jardines;
flor de serafines,
Jesús Nazareno,
véante mis ojos,
muérame yo luego.

No quiero contento,
mi Jesús ausente,
pues todo es tormento
a quien esto siente;
sólo me sustente
tu amor y deseo,
véante mis ojos,
muérame yo luego.

Gloria, gloria al Padre,
gloria, gloria al Hijo,
gloria para siempre
igual al Espíritu.
Gloria de la tierra
suba hasta los cielos.
Véante mis ojos,
muérame yo luego. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos.

Salmo 109, 1-5.7.
El Mesías, Rey y Sacerdote.

Cristo tiene que reinar hasta que
Dios haga de sus enemigos
estrado de sus pies. (1 Cor 15, 25)

Oráculo del Señor a mi Señor:
«Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos
estrado de tus pies».
Desde Sión extenderá el Señor
el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.

«Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré como rocío,
antes de la aurora».

El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
«Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec».

El Señor a tu derecha, el día de su ira,
quebrantará a los reyes.
En su camino beberá del torrente;
por eso, levantará la cabeza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Jesús tomó consigo a Pedro, a Santiago y a su hermano Juan y se los llevó aparte a una montaña alta y se transfiguró delante de ellos.

Antífona 2: Una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto».

Salmo 120.
El guardián del pueblo.

Ya no pasarán hambre ni sed,
no les hará daño el sol
ni el bochorno. (Ap 7, 16)

Levanto mis ojos a los montes:
¿de dónde me vendrá el auxilio?
El auxilio me viene del Señor,
que hizo el cielo y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie,
tu guardián no duerme;
no duerme ni reposa
el guardián de Israel.

El Señor te guarda a su sombra,
está a tu derecha;
de día el sol no te hará daño,
ni la luna de noche.

El Señor te guarda de todo mal,
él guarda tu alma;
el Señor guarda tus entradas y salidas,
ahora y por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Una nube luminosa los cubrió con su sombra, y una voz desde la nube decía: «Éste es mi Hijo, el amado, mi predilecto».

Antífona 3: Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». Aleluya.

Cántico Cf. 1a Timoteo 3, 16.
El misterio y la gloria de Cristo.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Cristo, manifestado en la carne,
justificado en el Espíritu.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Cristo, contemplado por los ángeles,
predicado a los paganos.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Cristo, creído en el mundo,
llevado a la gloria.

R. Alabad al Señor, todas las naciones.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: «No contéis a nadie la visión hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos». Aleluya.

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 16-17.

El mismo Espíritu da testimonio a nuestro espíritu de que somos hijos de Dios; y, si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo; de modo que, si sufrimos con él, seremos también glorificados con él.

Responsorio breve:

V. Honor y majestad lo preceden. Aleluya, aleluya.

R. Honor y majestad lo preceden. Aleluya, aleluya.

V. Fuerza y esplendor están en su templo.

R. Aleluya, aleluya.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Honor y majestad lo preceden. Aleluya, aleluya.

Antífona Magníficat: Al oír la voz, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis». Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Al oír la voz, los discípulos cayeron de bruces, llenos de espanto. Jesús se acercó y, tocándolos, les dijo: «Levantaos, no temáis». Aleluya.

Preces:

Dirijámonos confiados a nuestro Salvador, maravillosamente transfigurado en la montaña, delante de sus discípulos y digámosle:
¡Dios nuestro, alumbra nuestras tinieblas!

A ti, Cristo, que, transfigurado, revelaste la resurrección a tus discípulos antes de la pasión, te rogamos por tu Iglesia santa, que sufre y trabaja en el mundo,

para que, en la tribulación, siempre se transfigure con el gozo de tu victoria.

A ti, Cristo, que tomaste a Pedro, a Santiago y a Juan, y te los llevaste aparte a una montaña alta, te pedimos por el papa N. y los obispos,

para que sirvan a tu pueblo en la esperanza de la resurrección.

A ti, Cristo, que en la montaña irradiaste el esplendor de tu rostro sobre Moisés y Elías, te pedimos por los judíos, el pueblo antaño por ti elegido,

a fin de que consigan llegar a la plenitud de la redención.

A ti, Cristo, que iluminaste la tierra cuando la gloria del Creador amaneció sobre ti, te pedimos por los hombres de buena voluntad,

a fin de que caminen al resplandor de tu luz.

A ti, Cristo, que transformarás nuestro cuerpo humilde según el modelo de tu cuerpo glorioso, te pedimos por nuestros hermanos difuntos,

para que entren en tu gloria.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que en la gloriosa Transfiguración de tu Unigénito confirmaste los misterios de la fe con el testimonio de los que lo precedieron y prefiguraste maravillosamente la perfecta adopción de los hijos, concede a tus siervos que, escuchando la voz de tu Hijo amado, merezcamos ser sus coherederos. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Sixto II, Papa, y compañeros mártires.

(7 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Varios Mártires.

Oración:

Dios todopoderoso, que concediste a san Sixto y a sus compañeros entregar sus vidas por tu palabra y por el testimonio de Jesús, te pedimos que, con la fuerza del Espíritu Santo, nos hagas dóciles para creer y fuertes para confesar la fe. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Cayetano, presbítero.

(7 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santos Pastores, o de Santos Varones: para los religiosos.

Oración:

Oh, Dios, que concediste al presbítero san Cayetano imitar la forma de vida apostólica, concédenos, por su ejemplo e intercesión, poner en ti nuestra confianza y buscar incansablemente tu reino. Por nuestro Señor Jesucristo.

Beatos Teodosio Rafael López Hernando, religioso, y compañeros, mártires.

(7 agosto).

Memoria libre en Consuegra y Los Yébenes.

Del Común de Varios Mártires.

Oración: (Del común de varios mártires).



Beato Felipe José Álvarez Pérez, religioso y mártir.

(7 agosto).

Memoria libre en Consuegra y Carmena.

Del Común de Un Mártir.

Oración: (Del común de un mártir).



Santo Domingo de Guzmán, presbítero.

(8 agosto).

Memoria obligatoria.

Tomado todo del Común de Santos Varones: para los religiosos; también puede tomarse del Común de Santos Pastores.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor; aclamemos al Dios admirable en sus santos.

O bien: Aclamemos al Señor en esta celebración de santo Domingo de Guzmán.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Desde que mi voluntad
está a la vuestra rendida,
conozco yo la medida
de la mejor libertad.
Venid, Señor, y tomad
las riendas de mi albedrío;
de vuestra mano me fío
y a vuestra mano me entrego,
que es poco lo que me niego
si yo soy vuestro y vos mío.

A fuerza de amor humano
me abraso en amor divino.
La santidad es camino
que va de mí hacia mi hermano.
Me di sin tender la mano
para cobrar el favor;
me di en salud y en dolor
a todos, y de tal suerte
que me ha encontrado la muerte
sin nada más que el amor. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Romanos 12, 1-2.

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; éste es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Responsorio breve:

V. Lleva en el corazón La ley de su Dios.

R. Lleva en el corazón La ley de su Dios.

V. Y sus pasos no vacilan.

R. La ley de su Dios.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Lleva en el corazón La ley de su Dios.

Antífona Benedictus (para religiosos): «El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor.

O bien: Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para el alma que lo busca.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus (para religiosos): «El que cumple la voluntad de mi Padre, ése es mi hermano y mi hermana y mi madre», dice el Señor.

O bien: Mi porción es el Señor; bueno es el Señor para el alma que lo busca.

Preces:

Adoremos, hermanos, a Cristo, el Dios santo, y, pidiéndole que nos enseñe a servirle con santidad y justicia en su presencia todos nuestros días, aclamémoslo, diciendo:
Tú solo eres santo, Señor.

Señor Jesús, probado en todo exactamente como nosotros, menos en el pecado,

compadécete de nuestras debilidades.

Señor Jesús, que a todos nos llamas a la perfección del amor,

danos el progresar por caminos de santidad.

Señor Jesús, que quieres que seamos la sal de la tierra y la luz del mundo,

ilumina nuestras vidas con tu propia luz.

Señor Jesús, que viniste al mundo para servir, y no para que te sirvieran,

haz que sepamos servirte a ti y a nuestros hermanos con humildad.

Señor Jesús, reflejo de la gloria del Padre e impronta de su ser,

haz que en la gloria contemplemos tu rostro.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Te pedimos, Señor, que santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu verdad, ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda piadosamente por nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santo Domingo de Guzmán.

Himno: Para un santo religioso.

Dichosos los que oísteis la llamada
al pleno seguimiento del Maestro,
dichosos cuando puso su mirada
y os quiso para amigo y compañero.

Dichosos si abrazasteis la pobreza
para llenar de Dios vuestras alforjas,
para servirle a él con fortaleza,
con gozo y con amor a todas horas.

Dichosos mensajeros de verdades,
marchando por caminos de la tierra,
predicando bondad contra maldades,
pregonando la paz contra las guerras.

Dichosos, del perdón dispensadores,
dichosos, de los tristes el consuelo,
dichosos, de los hombres servidores,
dichosos, herederos de los cielos. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 28-30.

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Responsorio breve:

V. El Señor es justo Y ama la justicia.

R. El Señor es justo Y ama la justicia.

V. Los buenos verán su rostro.

R. Y ama la justicia.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. El Señor es justo Y ama la justicia.

Antífona Magníficat (para religiosos): Vosotros, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna.

O bien: En donde se reúnen los hermanos para glorificar a Dios, allí el Señor bendecirá a su pueblo.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat (para religiosos): Vosotros, los que lo habéis dejado todo y me habéis seguido, recibiréis cien veces más, y heredaréis la vida eterna.

O bien: En donde se reúnen los hermanos para glorificar a Dios, allí el Señor bendecirá a su pueblo.

Preces:

Pidamos a Dios Padre, fuente de toda santidad, que, con la intercesión y el ejemplo de los santos, nos impulse a una vida santa, y digamos:
Haznos santos, Señor, porque tú eres santo.

Padre santo, que has querido que nos llamemos y seamos hijos tuyos,

haz que la Iglesia santa, extendida por los confines de la tierra, cante tus grandezas.

Padre santo, que deseas que vivamos de una manera digna, buscando siempre tu beneplácito,

ayúdanos a dar fruto de buenas obras.

Padre santo, que nos reconciliaste contigo por medio de Cristo,

guárdanos en tu nombre, para que todos seamos uno.

Padre santo, que nos convocas al banquete de tu reino,

haz que, comiendo el pan que ha bajado del cielo, alcancemos la perfección del amor.

Padre santo, perdona a los pecadores sus delitos,

y admite a los difuntos en tu reino, para que puedan contemplar tu rostro.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Te pedimos, Señor, que santo Domingo de Guzmán, insigne predicador de tu verdad, ayude a tu Iglesia con sus enseñanzas y sus méritos, e interceda piadosamente por nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.



Santa Teresa Benedicta de la Cruz (Edith Stein), mártir y religiosa.
Patrona de Europa.

(9 agosto).

Fiesta.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de las vírgenes.

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia:

Antífona 1: Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma; deseo estar por siempre con Cristo.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Libremente confieso a Cristo; de Cristo está sedienta mi alma; deseo estar por siempre con Cristo.

Antífona 2: Vírgenes del Señor, bendecid al Señor; el que sembró en vosotras el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor, sus
siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Vírgenes del Señor, bendecid al Señor; el que sembró en vosotras el deseo de la virginidad ha coronado ya su obra.

Antífona 3: Que los santos se alegren en la gloria, pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Que los santos se alegren en la gloria, pues han conseguido una brillante victoria sobre la carne y la sangre.

Lectura breve: Cantar de los Cantares 8, 7.

Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable.

Responsorio breve:

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Buscad mi rostro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

Antífona Benedictus: Dichosa la virgen que, negándose a sí misma y cargando con su cruz, imitó al Señor, esposo de las vírgenes y rey de los mártires.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Dichosa la virgen que, negándose a sí misma y cargando con su cruz, imitó al Señor, esposo de las vírgenes y rey de los mártires.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa Teresa Benedicta, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de nuestros padres, que guiaste a la mártir santa Teresa Benedicta en el conocimiento de tu Hijo crucificado, imitándole incluso en la muerte, concédenos por su intercesión que todos los hombres reconozcan a Cristo Salvador y, por medio de él, puedan contemplarte para siempre. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
SANTA TERESA BENEDICTA DE LA CRUZ.

Himno:

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida.

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Quiero ser solamente tuya, oh Cristo esposo; a ti vengo con mi lámpara encendida.

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios.
(1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.

Antífona 3: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Mi alma se siente firme, está cimentada en Cristo, el Señor.

Lectura breve: 1a Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve:

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Las traen entre alegría.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

Antífona Magníficat: En una sola víctima celebramos un doble triunfo: la gloria de la virginidad y la victoria sobre la muerte; permaneció virgen y obtuvo la palma del martirio.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: En una sola víctima celebramos un doble triunfo: la gloria de la virginidad y la victoria sobre la muerte; permaneció virgen y obtuvo la palma del martirio.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa Teresa Benedicta, virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios de nuestros padres, que guiaste a la mártir santa Teresa Benedicta en el conocimiento de tu Hijo crucificado, imitándole incluso en la muerte, concédenos por su intercesión que todos los hombres reconozcan a Cristo Salvador y, por medio de él, puedan contemplarte para siempre. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Lorenzo, diácono y mártir.

(10 agosto).

Fiesta.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia:

Antífona 1: Mi alma está unida a ti, porque mi cuerpo ha sido quemado por ti, Dios mío.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Mi alma está unida a ti, porque mi cuerpo ha sido quemado por ti, Dios mío.

Antífona 2: El Señor ha enviado a su ángel y me ha librado del fuego, y no me he quemado.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor, sus
siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: El Señor ha enviado a su ángel y me ha librado del fuego, y no me he quemado.

Antífona 3: San Lorenzo oraba, diciendo: «Te doy gracias, Señor, porque me abres las puertas de tu reino».

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: San Lorenzo oraba, diciendo: «Te doy gracias, Señor, porque me abres las puertas de tu reino».

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

Antífona Benedictus: Hijo mío, no tengas miedo, porque yo estoy contigo; cuando pases por el fuego, las llamas no te harán daño, ni tan siquiera olerás a humo.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Hijo mío, no tengas miedo, porque yo estoy contigo; cuando pases por el fuego, las llamas no te harán daño, ni tan siquiera olerás a humo.

Preces:

Celebremos, amados hermanos a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, con tu ardiente amor san Lorenzo resplandeció fiel en el ministerio y glorioso en el martirio; concédenos amar lo que él amó y practicar lo que enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
SAN LORENZO.

Himno:

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Lorenzo sufrió el martirio y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Salmo 114.
Himno a la grandeza de Dios.

Hay que pasar mucho para entrar
en el reino de Dios. (Hch 14, 22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Lorenzo sufrió el martirio y confesó el nombre de nuestro Señor Jesucristo.

Antífona 2: San Lorenzo exclamó: «Soy del todo dichoso, porque he merecido ser hostia de Cristo».

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: San Lorenzo exclamó: «Soy del todo dichoso, porque he merecido ser hostia de Cristo».

Antífona 3: Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque me abres las puertas de tu reino.

Cántico de Apocalipsis 4, 11; 5, 9. 10. 12.
Himno de los redimidos.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Te doy gracias, Señor Jesucristo, porque me abres las puertas de tu reino.

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 4, 13-14.

Queridos hermanos, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

Responsorio breve:

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.

R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

Antífona Magníficat: San Lorenzo dijo: «Mi noche no tiene oscuridad, todo resplandece en la luz».

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: San Lorenzo dijo: «Mi noche no tiene oscuridad, todo resplandece en la luz».

Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, con tu ardiente amor san Lorenzo resplandeció fiel en el ministerio y glorioso en el martirio; concédenos amar lo que él amó y practicar lo que enseñó. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Clara, virgen.

(11 agosto).

Memoria obligatoria.

Del Común de Santas Vírgenes.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, Rey de las vírgenes.

O bien:

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Nos apremia el amor, vírgenes santas;
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida;
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza;
vuestra antorcha encendida fielmente
ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Cantar de los Cantares 8, 7.

Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable.

Responsorio breve:

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Buscad mi rostro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

Antífona Benedictus:

Para una virgen: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa Clara, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que guiaste misericordiosamente a santa Clara hacia el amor a la pobreza, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo en la pobreza de espíritu, merezcamos llegar a contemplarte en el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa Clara.

Himno:

Dichosa tú, que entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1ª Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve:

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Las traen entre alegría.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

Antífonas Magníficat:

Para una virgen: Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa Clara, virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que guiaste misericordiosamente a santa Clara hacia el amor a la pobreza, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo a Cristo en la pobreza de espíritu, merezcamos llegar a contemplarte en el reino celestial. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Juana Francisca de Chantal, religiosa.

(12 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santas Mujeres:

Oración:

Oh, Dios, que adornaste con excelsas virtudes a santa Juana Francisca en los distintos estados de su vida, concédenos, por su intercesión, que, caminando fielmente según nuestra vocación, manifestemos siempre las obras de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beato Domingo Sánchez Lázaro, presbítero y mártir.

(12 agosto).

Memoria libre en Puebla de Montalbán, Arcicóllar, Camarenilla, Los Cerralbos, Illán de Vacas, Puente del Arzobispo y Puerto de San Vicente.

Del Común de Un Mártir.

Oración: (Del común de un mártir).


San Ponciano, Papa, y san Hipólito, presbítero, mártires.

(13 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Varios Mártires, o de Santos Pastores.

Oración:

Te rogamos, Señor, que la inestimable paciencia de los santos aumente en nosotros el deseo de amarte y fortalezca siempre la fe santa en nuestros corazones. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beato José García Librán, presbítero y mártir.
(13 agosto).

Memoria libre en Herreruela de Oropesa y El Torrico.

Del Común de Un Mártir.

Oración: (Del común de un mártir.


San Maximiliano Kolbe, presbítero y mártir.

(14 agosto).

Memoria obligatoria.

Todo del Común de Un/a Mártir, o de Santos Pastores: para un misionero, excepto la antífona del Benedictus y la Oración.

LAUDES.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia: Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente:

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

Antífona Benedictus: Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Cristo será glorificado en mi cuerpo, sea por mi vida o por mi muerte. Para mí la vida es Cristo, y una ganancia el morir.

Preces:

Celebremos, amados hermanos a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que al presbítero y mártir san Maximiliano María, inflamado de amor a la Virgen Inmaculada, lo llenaste de celo por las almas y de amor al prójimo, concédenos en tu bondad, por su intercesión, trabajar generosamente por tu gloria en el servicio de los hombres y ser semejantes a tu Hijo hasta la muerte. Por nuestro Señor Jesucristo.


LA ASUNCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA.

(15 DE AGOSTO).

Solemnidad.

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Albricias, Señora,
Reina soberana,
que ha llegado el logro
de vuestra esperanza.
Albricias, que tienen
término las ansias
que os causa la ausencia
del Hijo que os ama.
Albricias, que al cielo
para siempre os llama
el que en cielo y tierra
os llenó de gracia.
¡Dichosa la muerte
que tal vida os causa!
¡Dichosa la suerte
final de quien ama!
¡Oh quién os siguiera
con veloces alas!
¡Quién entre tus manos
la gloria alcanzara!
Para que seamos
dignos de tu casa,
hágase en nosotros
también su palabra. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Cristo ascendió a los cielos y preparó un trono eterno a su Madre inmaculada. Aleluya.

Salmo 112.
Alabado sea el nombre del Señor.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Cristo ascendió a los cielos y preparó un trono eterno a su Madre inmaculada. Aleluya.

Antífona 2: Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. Aleluya.

Salmo 147.
Acción de gracias por la restauración de Jerusalén.

Ven acá, voy a mostrarte a la novia,
a la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

Hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Por Eva se cerraron a los hombres las puertas del paraíso, y por María Virgen se han vuelto a abrir a todos. Aleluya.

Antífona 3: La Virgen María ha sido elevada sobre los coros de los ángeles; venid todos, ensalcemos a Cristo Rey, cuyo reino es eterno.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: La Virgen María ha sido elevada sobre los coros de los ángeles; venid todos, ensalcemos a Cristo Rey, cuyo reino es eterno.

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 30.

A los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Responsorio breve:

V. María ha sido llevada al cielo, Se alegran los ángeles.

R. María ha sido llevada al cielo, Se alegran los ángeles.

V. Bendicen con alabanzas al Señor.

R. Se alegran los ángeles.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. María ha sido llevada al cielo, Se alegran los ángeles.

Antífona Magníficat: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios, Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la Inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,

haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,

y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste a María llena de gracia,

concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,

y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que, al mirar la humildad de santa María Virgen, la ensalzaste con la gracia de que tu Unigénito naciese de ella según la carne, y en este día la has coronado con la más excelsa gloria; concédenos, por su intercesión, ser glorificados por ti los que hemos sido salvados por el misterio de la redención. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
ASUNCIÓN VIRGEN MARÍA.

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Rey de reyes, que hoy ha elevado a la Virgen María al cielo.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Rey de reyes, que hoy ha elevado a la Virgen María al cielo.

Himno:

Hoy sube al cielo María,
que Cristo, en honra del suelo,
traslada la casa al cielo,
donde en la tierra vivía.

Levantad al cielo el vuelo,
de Dios lo fuisteis, y Dios,
por no estar en él sin Vos,
traslada la casa al cielo.

Amor con divino modo
os trasplanta, bella flor,
y, porque prendáis mejor,
os llevan con tierra y todo.

A su Hija abraza el Padre,
a su Madre, el Redentor,
y a su Esposa coronada
el Espíritu de Amor. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Dichosa eres María, porque de ti vino la salvación del mundo; ahora vives ya en la gloria del Señor.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Dichosa eres María, porque de ti vino la salvación del mundo; ahora vives ya en la gloria del Señor.

Antífona 2: La Virgen María ha sido glorificada sobre los coros de los ángeles; alégrense todos los fieles y bendigan al Señor.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor, sus
siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: La Virgen María ha sido glorificada sobre los coros de los ángeles; alégrense todos los fieles y bendigan al Señor.

Antífona 3: El Señor ha glorificado tu nombre de tal modo, que tu alabanza está siempre en la boca de todos.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: El Señor ha glorificado tu nombre de tal modo, que tu alabanza está siempre en la boca de todos.

Lectura breve: Cf. Isaías 61, 10.

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuelto con un manto de justicia, como novia que se adorna con sus joyas.

Responsorio breve:

V. La Virgen María Asciende hoy al cielo.

R. La Virgen María Asciende hoy al cielo.

V. Y triunfa con Cristo para siempre.

R. Asciende hoy al cielo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La Virgen María Asciende hoy al cielo.

Antífona Benedictus: Es bella y hermosa la hija de Jerusalén; subió al cielo resplandeciente, como la aurora cuando amanece.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Es bella y hermosa la hija de Jerusalén; subió al cielo resplandeciente, como la aurora cuando amanece.

Preces:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Verbo eterno del Padre, que elegiste a María como arca incorruptible de tu morada,

líbranos de la corrupción del pecado.

Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,

haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Rey de reyes, que elevaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre,

haz que aspiremos siempre a los bienes del cielo.

Señor del cielo y de la tierra, que has colocado a tu derecha a María reina,

danos un día el gozo de tener parte en la gloria.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a la gloria del cielo a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos que, aspirando siempre a las realidades divinas, lleguemos a participar con ella de su misma gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
ASUNCIÓN VIRGEN MARÍA.

Himno:

Al cielo vais, Señora,
y allá os reciben con alegre canto.
¡Oh quién pudiera ahora
asirse a vuestro manto
para subir con vos al monte santo!

De ángeles sois llevada,
de quien servida sois desde la cuna,
de estrellas coronada:
¡Tal Reina habrá ninguna,
pues os calza los pies la blanca luna!

Volved los blandos ojos,
ave preciosa, sola humilde y nueva,
a este valle de abrojos,
que tales flores lleva,
do suspirando están los hijos de Eva.

Que, si con clara vista
miráis las tristes almas deste suelo,
con propiedad no vista,
las subiréis de un vuelo,
como piedra de imán al cielo, al cielo.

Gloria al Padre, y al Hijo,
y al Espíritu Santo. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: María ha sido llevada al cielo, se alegran los ángeles, bendicen con alabanzas al Señor.

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: María ha sido llevada al cielo, se alegran los ángeles, bendicen con alabanzas al Señor.

Antífona 2: La Virgen María ha sido elevada al cielo, donde el Rey de reyes tiene su trono de estrellas.

Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios. (1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: La Virgen María ha sido elevada al cielo, donde el Rey de reyes tiene su trono de estrellas.

Antífona 3: Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de vida.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Tú eres la mujer a quien Dios ha bendecido, y por ti hemos recibido el fruto de vida.

Lectura breve: 1a Carta a los Corintios 15, 22-23.

Lo mismo que en Adán mueren todos, así en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su puesto: primero Cristo, como primicia; después todos los que son de Cristo, en su venida.

Responsorio breve:

V. La Virgen María ha sido ensalzada Sobre los coros de los ángeles.

R. La Virgen María ha sido ensalzada Sobre los coros de los ángeles.

V. Bendito el Señor, que la ensalzó.

R. Sobre los coros de los ángeles.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. La Virgen María ha sido ensalzada Sobre los coros de los ángeles.

Antífona Magníficat: Hoy la Virgen María sube a los cielos; alegraos, porque reina con Cristo para siempre.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Hoy la Virgen María sube a los cielos; alegraos, porque reina con Cristo para siempre.

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios, Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la Madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la Inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,

haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,

y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste a María llena de gracia,

concede la abundancia de tu gracia a todos los hombres.

Haz, Señor, que tu Iglesia tenga un solo corazón y una sola alma por el amor,

y que todos los fieles perseveren unánimes en la oración con María, la madre de Jesús.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Dios todopoderoso y eterno, que has elevado en cuerpo y alma a la gloria del cielo a la inmaculada Virgen María, Madre de tu Hijo, concédenos que, aspirando siempre a las realidades divinas, lleguemos a participar con ella de su misma gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Esteban de Hungría.

(16 agosto).

Memoria libre.

Del Común Santos Varones.

Oración:

Dios todopoderoso, concédenos que tu Iglesia merezca tener, como glorioso defensor en los cielos, a san Esteban de Hungría, que la extendió mientras reinaba en la tierra. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beata María del Sagrario de san Luis Gonzaga, virgen y mártir.

(16 agosto).

En Lillo y Archidiócesis Toledo: Memoria libre.

Del Común de Santas Vírgenes.

Oración:

Oh Dios, que preparaste con el espíritu de oración y devoción eucarística a la beata María del Sagrario de san Luis Gonzaga para que padeciera el martirio, concédenos por su ejemplo que, cumpliendo fielmente tu voluntad, consagremos libremente a ti nuestra vida. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beatos Martín Lozano Tello, presbítero, José de Vega Pedraza, religioso, y compañeros, mártires.

(16 agosto).

Memoria libre en Toledo, Corral de Almaguer y Dos Barrios.

Del Común de Varios Mártires.

Oración: (Del común de varios mártires).


Santa Beatriz de Silva.

(17 agosto).

Memoria obligatoria en la Archidiócesis de Toledo.

Del Común de Santas Vírgenes.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, Rey de las vírgenes.

O bien:

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Himno:

Nos apremia el amor, vírgenes santas;
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida;
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza;
vuestra antorcha encendida fielmente
ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Cantar de los Cantares 8, 7.

Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable.

Responsorio breve:

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Buscad mi rostro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

Antífona Benedictus:

Para una virgen: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Ésta es la virgen prudente que, unida a Cristo, resplandece como el sol en el reino celestial.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa Beatriz, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh Dios, que has distinguido a santa Beatriz de Silva por su altísima contemplación y su amor a la Concepción Inmaculada de María; concédenos por su intercesión vivir en inocencia, buscar las cosas de arriba y gozar de la dicha del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa Beatriz de Silva.

Himno:

Dichosa tú, que entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1ª Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve:

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Las traen entre alegría.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

Antífonas Magníficat:

Para una virgen: Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífonas Magníficat:

Para una virgen: Ven, esposa de Cristo, recibe la corona eterna que el Señor te tiene preparada.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa Beatriz, virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh Dios, que has distinguido a santa Beatriz de Silva por su altísima contemplación y su amor a la Concepción Inmaculada de María; concédenos por su intercesión vivir en inocencia, buscar las cosas de arriba y gozar de la dicha del cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beatos Honorio Eusebio Ballesteros y Estanislao de Jesús Peña, religiosos y compañeros, mártires.

(18 agosto).

Memoria libre en Ocaña y Talavera de la Reina.

Del Común de Varios Mártires.

Oración: (Del común de varios mártires).


Beato Liberio González Nombela, presbítero y mártir.
(18 agosto).

Memoria libre en Santa Ana de Pusa, Mora, Bargas, Talavera de la Reina, Toledo, Torrijos y Los Navalmorales.

Del Común de Un Mártir.

Oración: (Del común de un mártir).


San Juan Eudes, presbítero.

(19 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santos Pastores, o de Santos Varones: para los religiosos.

Oración:

Oh, Dios, que, para anunciar las insondables riquezas de Cristo, elegiste al presbítero san Juan Eudes, concédenos, por su palabra y ejemplo, crecer en tu conocimiento y vivir fielmente a la luz del Evangelio. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Ezequiel Moreno, obispo.

(19 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santos Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que ofreces en san Ezequiel, obispo, un modelo de fidelidad al Evangelio y un pastor según el Corazón de tu Hijo, concédenos, por su intercesión, que, viviendo con alegría nuestro testimonio cristiano, estemos plenamente dirigidos hacia ti y nos consagremos al servicio de tu Iglesia. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Bernardo, Abad y doctor de la Iglesia.

(20 agosto).

Memoria obligatoria.

Del Común de Doctores de la Iglesia, o de Santos Varones: para los religiosos, excepto las antífonas del Benedictus y Magníficat y la Oración.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

Himno:

Experiencia de Dios fue vuestra ciencia,
su Espíritu de verdad os dio a beberla
en la revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

En nuestro corazón de criaturas,
nos encendió la luz para esconderla,
que poco puede andar quien anda a oscuras
por sendas de verdad sin poder verla.

Demos gracias a Dios humildemente
y al Hijo, su Verdad que a todos guía;
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

Salmodia: Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente:

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Sabiduría 7, 13-14.

Aprendí la sabiduría, sin envidia la comparto y no escondo sus riquezas; porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se ganan la amistad de Dios, pues los dones de la instrucción los recomienda.

Responsorio breve:

V. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

V. Y que la asamblea pregone su alabanza.

R. La sabiduría de los santos.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

Antífona Benedictus: San Bernardo, cuya alma fue iluminada con los resplandores del Verbo eterno, irradió por toda la Iglesia la luz de la fe y de la doctrina.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: San Bernardo, cuya alma fue iluminada con los resplandores del Verbo eterno, irradió por toda la Iglesia la luz de la fe y de la doctrina.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, tú hiciste del abad san Bernardo, inflamado por el celo de tu casa, una lámpara ardiente y luminosa en tu Iglesia, concédenos, por su intercesión, participar de su ferviente espíritu y caminar siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Bernardo.

Himno:

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
por la mente del Padre sin principio,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de la Virgen hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

No dejéis de brillar, faros divinos,
con destellos de luz que Dios envía,
proclamad la verdad en los caminos
de los hombres y los pueblos, sed su guía. Amén.

Salmodia: Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente:

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta de Santiago 3, 17-18.

La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

Responsorio breve:

V. En la asamblea Le da la palabra.

R. En la asamblea Le da la palabra.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.

R. Le da la palabra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En la asamblea Le da la palabra.

Antífona Magníficat: San Bernardo, doctor melifluo, amigo del Esposo, pregonero admirable de la Virgen María, destacó en Claraval como pastor insigne.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: San Bernardo, doctor melifluo, amigo del Esposo, pregonero admirable de la Virgen María, destacó en Claraval como pastor insigne.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, tú hiciste del abad san Bernardo, inflamado por el celo de tu casa, una lámpara ardiente y luminosa en tu Iglesia, concédenos, por su intercesión, participar de su ferviente espíritu y caminar siempre como hijos de la luz. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Pío X, Papa.

(21 agosto).

Memoria obligatoria.

Tomado del Común de Santos Pastores, excepto la Oración.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

Himno:

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Hebreos 13, 7-9a.

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve:

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que para defender la fe católica e instaurar todas las cosas en Cristo, colmaste al papa san Pío de sabiduría divina y fortaleza apostólica, concédenos, por tu bondad, que, siguiendo su ejemplo y doctrina, podamos alcanzar la recompensa eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.



VÍSPERAS
San Pío X

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente en Tiempo ordinario):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve:

V. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

O bien: Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

O bien: Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que para defender la fe católica e instaurar todas las cosas en Cristo, colmaste al papa san Pío de sabiduría divina y fortaleza apostólica, concédenos, por tu bondad, que, siguiendo su ejemplo y doctrina, podamos alcanzar la recompensa eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.


Bienaventurada Virgen María, Reina.

(22 agosto).

Memoria obligatoria.

Del Común de Santa María Virgen.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo Rey, que ha coronado a su Madre.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo Rey, que ha coronado a su Madre.

Himno:

Quién podrá tanto alabarte
según es tu merecer;
quién sabrá tan bien loarte
que no le falte saber;
pues que para nos valer
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

¡Oh Madre de Dios y hombre!
¡Oh concierto de concordia!
Tú que tienes por renombre
Madre de misericordia;
pues para quitar discordia
tanto vales,
da remedio a nuestros males.

Tú que estabas ya criada
cuando el mundo se crió;
tú que estabas muy guardada
para quien de ti nació;
pues por ti nos conoció,
si nos vales,
fenecerán nuestros males.

Tú que eres flor de las flores,
tú que del cielo eres puerta,
tú que eres olor de olores,
tú que das gloria muy cierta;
si de la muerte muy muerta
no nos vales,
no hay remedio a nuestros males. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Cf. Isaías 61, 10.

Desbordo de gozo en el Señor, y me alegro con mi Dios: porque me ha puesto un traje de salvación, y me ha envuelto con un manto de justicia, como novia que se adorna con sus joyas.

Responsorio breve:

V. El Señor la eligió Y la predestinó.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Y la predestinó.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor la eligió Y la predestinó.

Antífona Benedictus: Santa María, siempre Virgen, Reina del mundo, tú engendraste a Cristo, el Señor, el Salvador universal.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Santa María, siempre Virgen, Reina del mundo, tú engendraste a Cristo, el Señor, el Salvador universal.

Preces:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Salvador del mundo, que con la eficacia de tu redención, preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,

líbranos a nosotros de toda culpa.

Redentor nuestro, que hiciste de la Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,

haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Verbo eterno del Padre, que enseñaste a María a escoger la mejor parte,

ayúdanos a imitarla y a buscar el alimento que perdura hasta la vida eterna.

Rey de reyes, que elevaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre,

haz que aspiremos siempre a los bienes del cielo.

Señor del cielo y de la tierra, que colocaste a tu derecha a María Reina,

danos un día el gozo de tener parte en la gloria.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que nos has entregado como Madre y como Reina a la Madre de tu Hijo, concédenos por tu bondad que, ayudados por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa María Reina.

Himno:

Todos te deben servir,
Virgen y Madre de Dios,
que siempre ruegas por nos,
y tú nos haces vivir.

Tanta fue tu perfección
y de tanto merecer,
que de ti quiso nacer
quien fue nuestra redención.

El tesoro divinal
en tu vientre se encerró,
tan precioso, que libró
todo el linaje humanal.

Tú sellaste nuestra fe
con el sello de la cruz,
tú pariste nuestra luz,
Dios de ti nacido fue.

¡Oh clara virginidad,
fuente de toda virtud!,
no ceses de dar salud
a toda la cristiandad. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Gálatas 4, 4-5.

Cuando llegó la plenitud del tiempo, envió Dios a su Hijo, nacido de mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estaban bajo la ley, para que recibiéramos la adopción filial.

Responsorio breve:

V. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

V. Bendita tú entre las mujeres, bendito el fruto de tu vientre.

R. El Señor está contigo.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Alégrate, María, llena de gracia, El Señor está contigo.

Antífona Magníficat: Dichosa tú, Virgen María, que has creído lo que te ha dicho el Señor; reinas con Cristo para siempre.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Dichosa tú, Virgen María, que has creído lo que te ha dicho el Señor; reinas con Cristo para siempre.

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

O bien:

Mira a la llena de gracia y escúchanos.

Tú que hiciste de María la Madre de misericordia,

haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,

haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que fortaleciste a María cuando estaba al pie de la cruz y la llenaste de gozo en la resurrección de su Hijo,

levanta y robustece la esperanza de los decaídos.

Tú que hiciste que María meditara tus palabras en su corazón y fuera tu esclava fiel,

por su intercesión, haz de nosotros siervos fieles y discípulos dóciles de tu Hijo.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que nos has entregado como Madre y como Reina a la Madre de tu Hijo, concédenos por tu bondad que, ayudados por su intercesión, alcancemos la gloria de tus hijos en el reino de los cielos. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Rosa de Lima, virgen.

(23 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santas Vírgenes, o de Santas Mujeres: para las religiosas.

Oración:

Oh, Dios, tú hiciste que santa Rosa de Lima, encendida en tu amor, se apartara del mundo y se consagrara sólo a ti en la austeridad y la penitencia, concédenos, por su intercesión, que, siguiendo en la tierra los caminos que conducen a la vida, gocemos en el cielo del torrente de tus delicias. Por nuestro Señor Jesucristo.


Beato José Polo Benito, presbítero y mártir.

(23 agosto).

Memoria libre en Toledo.

Del Común de Un Mártir.

Oración: (Del común de un mártir).


Beatos Cipriano José Iglesias Bañuelos, Jorge Luis Lizasoáin Lizaso, religiosos y compañeros, mártires.
(23 agosto).

Memoria libre en Toledo.

Del Común de Varios Mártires.

Oración: (Del común de varios mártires).


SAN BARTOLOMÉ, APÓSTOL.
(24 agosto).

Fiesta.

Todo del Común de Santos Apóstoles, excepto la oración.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los apóstoles.

Himno:

Vosotros que escuchasteis la llamada
de viva voz que Cristo os dirigía,
abrid nuestro vivir y nuestra alma
al mensaje de amor que él nos envía.

Vosotros que invitados al banquete
gustasteis el sabor del nuevo vino,
llenad el vaso, del amor que ofrece,
al sediento de Dios en su camino.

Vosotros que tuvisteis tan gran suerte
de verle dar a muertos nueva vida,
no dejéis que el pecado y que la muerte
nos priven de la vida recibida.

Vosotros que lo visteis ya glorioso,
hecho Señor de gloria sempiterna,
haced que nuestro amor conozca el gozo
de vivir junto a él la vida eterna. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Éste es mi mandamiento: que os améis unos a otros como yo os he amado.

Antífona 2: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor, sus
siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos.

Antífona 3: «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: «Vosotros sois mis amigos si hacéis lo que yo os mando», dice el Señor.

Lectura breve: Carta a los Efesios 2, 19-22.

Ya no sois extranjeros ni forasteros, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios. Estáis edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, y el mismo Cristo Jesús es la piedra angular. Por él todo el edificio queda ensamblado, y se va levantando hasta formar un templo consagrado al Señor. Por él también vosotros entráis con ellos en la construcción, para ser morada de Dios, por el Espíritu.

Responsorio breve:

V. Los nombrarás príncipes Sobre toda la tierra.

R. Los nombrarás príncipes Sobre toda la tierra.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.

R. Sobre toda la tierra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los nombrarás príncipes sobre toda la tierra.

Antífona Benedictus: El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero; y su lámpara es el Cordero.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: El muro de la ciudad tenía doce cimientos que llevaban doce nombres: los nombres de los apóstoles del Cordero; y su lámpara es el Cordero.

Preces:

Queridos hermanos, habiendo recibido de los apóstoles la herencia de los elegidos, demos gracias a nuestro Padre por todos sus dones, diciendo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu Cuerpo y de tu Sangre, que nos transmitieron los apóstoles,

con la cual nos alimentamos y vivimos:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la mesa de tu palabra, que nos transmitieron los apóstoles,

con la cual se nos comunica la luz y el gozo:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por tu Iglesia santa, edificada sobre el fundamento de los apóstoles,

por la cual nos integramos en la unidad:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Por la purificación del bautismo y de la penitencia, confiada a los apóstoles,

con la cual quedamos limpios de todos los pecados:
El coro de los apóstoles te ensalza, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Afianza en nosotros, Señor, aquella fe con la que san Bartolomé, apóstol, se entregó sinceramente a tu Hijo y concédenos, por sus ruegos, que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
SAN BARTOLOMÉ, APÓSTOL

Himno:

Benditos son los pies de los que llegan
para anunciar la paz que el mundo espera,
apóstoles de Dios que Cristo envía,
voceros de su voz, grito del Verbo.

De pie en la encrucijada del camino
del hombre peregrino y de los pueblos,
es el fuego de Dios el que los lleva
como cristos vivientes a su encuentro.

Abrid, pueblos, la puerta a su llamada,
la verdad y el amor son don que llevan;
no temáis, pecadores, acogedlos,
el perdón y la paz serán su gesto.

Gracias, Señor, que el pan de tu palabra
nos llega por tu amor, pan verdadero;
gracias, Señor, que el pan de vida nueva
nos llega por tu amor, partido y tierno. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Vosotros sois los que habéis perseverado conmigo en mis pruebas.

Antífona 2: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Salmo 125.
Dios, alegría y esperanza.

Si sois compañeros en el sufrir,
también lo sois en el buen ánimo.
(2 Co 1, 7)

Cuando el Señor cambió la suerte de Sión,
nos parecía soñar:
la boca se nos llenaba de risas,
la lengua de cantares.

Hasta los gentiles decían:
«El Señor ha estado grande con ellos».
El Señor ha estado grande con nosotros,
y estamos alegres.

Que el Señor cambie nuestra suerte,
como los torrentes del Negueb.
Los que sembraban con lágrimas
cosechan entre cantares.

Al ir, iba llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando,
trayendo sus gavillas.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Yo estoy en medio de vosotros como el que sirve.

Antífona 3: Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Ya no os llamo siervos, a vosotros os llamo amigos, porque todo lo que he oído a mi Padre os lo he dado a conocer.

Lectura breve: Carta a los Efesios 4, 11-13.

Cristo ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelistas, a otros, pastores y doctores, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al Hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.

Responsorio breve:

V. Contad a los pueblos La gloria del Señor.

R. Contad a los pueblos La gloria del Señor.

V. Sus maravillas a todas las naciones.

R. La gloria del Señor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Contad a los pueblos La gloria del Señor.

Antífona Magníficat: Cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en su gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Cuando llegue la renovación, y el Hijo del hombre se siente en su gloria, os sentaréis también vosotros en doce tronos para regir a las doce tribus de Israel.

Preces:

Hermanos, edificados sobre el cimiento de los apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que quisiste que tu Hijo, resucitado de entre los muertos, se manifestara en primer lugar a los apóstoles,

haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

danos también a nosotros sembrar la semilla con nuestro trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara al mundo contigo,

haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Tú que has sentado a tu Hijo a tu derecha, en el cielo,

admite a los difuntos en tu reino de felicidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Afianza en nosotros, Señor, aquella fe con la que san Bartolomé, apóstol, se entregó sinceramente a tu Hijo y concédenos, por sus ruegos, que tu Iglesia sea sacramento de salvación para todos los pueblos. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Luis de Francia.

(25 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santos Varones.

Oración:

Oh, Dios, que has trasladado a san Luis de Francia de los afanes del gobierno temporal a la gloria del reino de los cielos, concédenos, por su intercesión, que, en medio de nuestras ocupaciones temporales, busquemos tu reino eterno. Por nuestro Señor Jesucristo.


San José de Calasanz, presbítero.

(25 agosto).

Memoria libre.

Del Común de Santos Varones: para los educadores, o de Santos Pastores.

Oración:

Oh, Dios, que has enriquecido a san José de Calasanz, presbítero, con gran caridad y paciencia para poder entregarse sin descanso a la formación integral de los niños, concédenos imitar siempre, en el servicio a la verdad, a quien veneramos como maestro de sabiduría. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Teresa de Jesús Jornet e Ibars.

(26 agosto).

Memoria obligatoria.

Del Común de Santas Vírgenes, o de Santas Mujeres: para los que se han consagrado a una actividad caritativa.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, Rey de las vírgenes.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, Rey de las vírgenes.

Himno:

Nos apremia el amor, vírgenes santas;
vosotras, que seguisteis su camino,
guiadnos por las sendas de las almas
que hicieron de su amar amor divino.

Esperasteis en vela a vuestro Esposo
en la noche fugaz de vuestra vida;
cuando llamó a la puerta, vuestro gozo
fue contemplar su gloria sin medida.

Vuestra fe y vuestro amor fue fuego ardiente
que mantuvo la llama en la tardanza;
vuestra antorcha encendida fielmente
ha colmado de luz vuestra esperanza.

Pues gozáis ya las nupcias que el Cordero
con la Iglesia de Dios ha celebrado,
no dejéis que se apague nuestro fuego
en la pereza y el sueño del pecado.

Demos gracias a Dios y, humildemente,
pidamos al Señor que su llamada
nos encuentre en vigilia permanente,
despiertos en la fe y en veste blanca. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Cantar de los Cantares 8, 7.

Las aguas caudalosas no podrán apagar el amor, ni anegarlo los ríos. Quien quisiera comprar el amor con todas las riquezas de su casa, sería sumamente despreciable.

Responsorio breve:

V. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

V. Tu rostro buscaré, Señor.

R. Buscad mi rostro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oigo en mi corazón: Buscad mi rostro.

Antífona Benedictus: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Como el Padre me ha amado, así os he amado yo: permaneced en mi amor.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa Teresa de Jesús Jornet, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que has guiado a la virgen santa Teresa de Jesús Jornet a la perfecta caridad en el cuidado de los ancianos, concédenos, a ejemplo suyo, servir a Cristo en el prójimo para ser testigos de su amor. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa Teresa de Jesús Jornet.

Himno:

Dichosa tú, que entre todas,
fuiste por Dios sorprendida
con tu lámpara encendida
para el banquete de bodas.

Con el abrazo inocente
de un hondo pacto amoroso,
vienes a unirte al Esposo
por virgen y por prudente.

Enséñanos a vivir;
ayúdenos tu oración;
danos en la tentación
la gracia de resistir.

Honor a la Trinidad
por esta limpia victoria.
Y gloria por esta gloria
que alegra la cristiandad. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta a los Corintios 7, 32. 34.

El no casado se preocupa de los asuntos del Señor, buscando contentar al Señor. También la mujer sin marido y la soltera se preocupan de los asuntos del Señor, de ser santa en cuerpo y alma.

Responsorio breve:

V. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

V. Van entrando en el palacio real.

R. Las traen entre alegría.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Llevan ante el rey al séquito de vírgenes; Las traen entre alegría.

Antífona Magníficat: Lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis.

Preces:

Alabemos con gozo a Cristo, que elogió a los que permanecen vírgenes a causa del reino de los cielos, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, rey de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, que como esposo amante colocaste junto a ti a la Iglesia, sin mancha ni arruga,

haz que esta Iglesia sea siempre santa e inmaculada.

Oh Cristo, a cuyo encuentro salieron las vírgenes santas con sus lámparas encendidas,

no permitas que falte nunca el óleo de la fidelidad en las lámparas de las vírgenes que se han consagrado a ti.

Señor Jesucristo, a quien la Iglesia virgen ha guardado siempre fidelidad intacta y pura,

concede a todos los cristianos la integridad y la pureza de la fe.

Tú que concedes hoy a tu pueblo alegrarse por la festividad de santa Teresa de Jesús Jornet, virgen,

concédele también gozar siempre de su valiosa intercesión.

Tú que recibiste en el banquete de tus bodas a las vírgenes santas,

admite benigno a los difuntos en el convite festivo de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que has guiado a la virgen santa Teresa de Jesús Jornet a la perfecta caridad en el cuidado de los ancianos, concédenos, a ejemplo suyo, servir a Cristo en el prójimo para ser testigos de su amor. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Mónica

(27 agosto).

Memoria obligatoria.

Tomado todo del Común de Santas Mujeres, excepto las antífonas del Benedictus y el Magníficat y la Oración.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Aclamemos al Señor en esta celebración de santa Mónica.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Aclamemos al Señor en esta celebración de santa Mónica.

Himno:

Dichosas sois vosotras que guardasteis
con amor maternal en vuestro seno
la palabra del Hijo que engendrasteis
en la vida de fe y de amor pleno.

Dichosas sois vosotras que en la vida
hicisteis de la fe vuestra entereza,
vuestra gracia en la Gracia fue asumida,
maravilla de Dios y de belleza.

Dichosas sois vosotras que supisteis
ser hijas del amor que Dios os daba,
y así, en la fe, de muchos madres fuisteis,
fecunda plenitud que nunca acaba.

No dejéis de ser madres en la gloria
de los hombres que luchan con anhelo;
ante Dios vuestro amor haga memoria
de los hijos que esperan ir al cielo. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Romanos 12, 1-2.

Os exhorto, hermanos, por la misericordia de Dios, a que presentéis vuestros cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios; éste es vuestro culto espiritual. Y no os amoldéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir cuál es la voluntad de Dios, qué es lo bueno, lo que le agrada, lo perfecto.

Responsorio breve:

V. Dios la socorre Al despuntar la aurora.

R. Dios la socorre Al despuntar la aurora.

V. Teniendo a Dios en medio, no vacila.

R. Al despuntar la aurora.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Dios la socorre Al despuntar la aurora.

Antífona Benedictus: La escuchaste, Señor, y no despreciaste sus lágrimas abundantes, que regaron la tierra cuando oraba.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: La escuchaste, Señor, y no despreciaste sus lágrimas abundantes, que regaron la tierra cuando oraba.

Preces:

Unidos, hermanos, a las mujeres santas, aclamemos a nuestro Salvador, y supliquémosle, diciendo:
Ven, Señor Jesús.

Señor Jesús, que perdonaste a la mujer pecadora sus muchos pecados, porque tenía mucho amor,

perdónanos también a nosotros, pues hemos pecado mucho.

Señor Jesús, a quien servían en el camino las piadosas mujeres,

concédenos que sigamos tus pasos.

Señor Jesús, Maestro bueno, a quien María escuchaba y Marta servía,

concédenos servirte siempre con fe y amor.

Señor Jesucristo, que llamaste hermano, hermana y madre a todos los que cumplen tu voluntad,

haz que todos la cumplamos siempre de palabra y de obra.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, consuelo de los que lloran, que acogiste misericordiosamente las piadosas lágrimas de santa Mónica en la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por intercesión de madre e hijo, llorar nuestros pecados y alcanzar la gracia de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa Mónica.

Himno:

Finísimo fue el lino con que ella
fue tejiendo, a lo largo de su vida,
esa historia de amor que la hace bella
a los ojos de Dios y bendecida.

Supo trenzar con tino los amores
del cielo y de la tierra, y santamente
hizo altar del telar de sus labores,
oración desgranada lentamente.

Flor virgen, florecida en amor santo,
llenó el hogar de paz y joven vida,
su dulce fortaleza fue su encanto,
la fuerza de su amor la fe vivida.

Una escuela de fe fue su regazo,
todos fueron dichosos a su vera,
su muerte en el Señor fue un tierno abrazo,
su vida será eterna primavera. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 28-30.

Sabemos que a los que aman a Dios todo les sirve para el bien; a los cuales ha llamado conforme a su designio. Porque a los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que él fuera el primogénito entre muchos hermanos. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó; a los que justificó, los glorificó.

Responsorio breve:

V. Dios la eligió Y la predestinó.

R. Dios la eligió Y la predestinó.

V. La hizo morar en su templo santo.

R. Y la predestinó.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Dios la eligió Y la predestinó.

Antífona Magníficat: Mónica, vivificada por la gracia de Cristo, mientras estuvo en este mundo vivió de tal manera, que su fe y sus costumbres fueron una perfecta alabanza al nombre de Dios.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Mónica, vivificada por la gracia de Cristo, mientras estuvo en este mundo vivió de tal manera, que su fe y sus costumbres fueron una perfecta alabanza al nombre de Dios.

Preces:

Supliquemos a Dios en bien de su Iglesia, por intercesión de las santas mujeres, y digámosle:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Por intercesión de las mártires, que con la fuerza del Espíritu superaron la muerte del cuerpo,

concede, Señor, a tu Iglesia ser fuerte en la tentación.

Por intercesión de las esposas, que por medio del santo matrimonio crecieron en la gracia,

concede, Señor, a tu Iglesia la fecundidad apostólica.

Por intercesión de las viudas, que por la hospitalidad y la oración superaron su soledad y se santificaron,

concede, Señor, a tu Iglesia que muestre al mundo el misterio de tu caridad.

Por intercesión de las madres, que engendraron sus hijos no sólo para la vida del mundo, sino también para el reino de los cielos,

concede, Señor, a tu Iglesia que transmita la vida del espíritu y la salvación a todo el género humano.

Por intercesión de todas las santas mujeres, que han sido ya admitidas a contemplar la belleza de tu rostro,

concede, Señor, a los difuntos de la Iglesia gozar también eternamente de tu presencia.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, consuelo de los que lloran, que acogiste misericordiosamente las piadosas lágrimas de santa Mónica en la conversión de su hijo Agustín, concédenos, por intercesión de madre e hijo, llorar nuestros pecados y alcanzar la gracia de tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Agustín, obispo y doctor Iglesia.

(28 agosto).

Memoria obligatoria.

Tomado del Común de Santos Pastores, o de Doctores de la Iglesia, excepto las antífonas del Benedictus y el Magníficat y la Oración.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

Himno:

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Hebreos 13, 7-9a.

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve:

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

Antífona Benedictus: De ti proviene, Señor, la atracción a tu alabanza, porque nos has hecho para ti, y nuestro corazón no halla sosiego hasta que descanse en ti.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: De ti proviene, Señor, la atracción a tu alabanza, porque nos has hecho para ti, y nuestro corazón no halla sosiego hasta que descanse en ti.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Renueva, Señor, en tu Iglesia el espíritu que infundiste en tu obispo san Agustín, para que, llenos de ese mismo espíritu, tengamos sed solamente de ti, fuente de la verdadera sabiduría, y te busquemos como creador del amor supremo. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Agustín

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve:

V. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

Antífona Magníficat: ¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: ¡Tarde te amé, Hermosura tan antigua y tan nueva, tarde te amé! Me llamaste y clamaste, y quebrantaste mi sordera.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Renueva, Señor, en tu Iglesia el espíritu que infundiste en tu obispo san Agustín, para que, llenos de ese mismo espíritu, tengamos sed solamente de ti, fuente de la verdadera sabiduría, y te busquemos como creador del amor supremo. Por nuestro Señor Jesucristo.


Martirio de san Juan Bautista.

(29 agosto).

Memoria obligatoria.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Cordero de Dios, a quien Juan precedió en el martirio.

Himno:

Pastor que, sin ser pastor,
al buen Cordero nos muestras,
precursor que, sin ser luz,
nos dices por dónde llega,
enséñanos a enseñar
la fe desde la pobreza.

Tú que traes un bautismo
que es poco más que apariencia
y al que el Cordero más puro
baja buscando pureza,
enséñame a difundir
amor desde mi tibieza.

Tú que sientes como yo
que la ignorancia no llega
ni a conocer al Señor
ni a desatar sus correas,
enséñame a propagar
la fe desde mi torpeza.

Tú que sabes que no fuiste
la Palabra verdadera
y que sólo eras la voz
que en el desierto vocea,
enséñame, Juan, a ser
profeta sin ser profeta. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los gentiles.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El Señor extendió la mano y me tocó la boca, y me nombró profeta de los gentiles.

Antífona 2: Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor, sus
siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor,
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Herodes respetaba a Juan, sabiendo que era un hombre honrado y santo, y lo defendía.

Antífona 3: Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Herodes escuchaba con gusto a Juan, y, cuando lo escuchaba, quedaba desconcertado.

Lectura breve: Isaías 49, 1b-2.

El Señor me llamó desde el vientre materno, de las entrañas de mi madre, y pronunció mi nombre. Hizo de mi boca una espada afilada, me escondió en la sombra de su mano; me hizo flecha bruñida, me guardó en su aljaba.

Responsorio breve:

V. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, Y él ha dado testimonio de la verdad.

R. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, Y él ha dado testimonio de la verdad.

V. Juan era la lámpara que ardía y brillaba.

R. Y él ha dado testimonio de la verdad.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, Y él ha dado testimonio de la verdad.

Antífona Benedictus: El amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: El amigo del esposo, que asiste y lo oye, se alegra con la voz del esposo; pues esta alegría mía está colmada.

Preces:

Acudamos confiadamente a Cristo, que envió a su precursor Juan delante de él a preparar sus caminos, y digámosle:
Visítanos, Sol que naces de lo alto.

Tú que hiciste que Juan saltara de gozo en el vientre de Isabel,

haz que nos alegremos siempre de tu venida a este mundo.

Tú que, por las palabras y obras del Bautista, nos has señalado el camino de la penitencia,

convierte nuestros corazones a la observancia de los mandamientos de tu reino.

Tú que quisiste ser anunciado por boca de hombre,

envía al mundo entero heraldos de tu Evangelio.

Tú que quisiste ser bautizado por Juan en el Jordán, para que se cumpliera así todo lo que Dios quería,

haz que nos esforcemos sinceramente en el cumplimiento pleno de la voluntad divina.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, tú has querido que san Juan Bautista fuese el Precursor de tu Hijo en su nacimiento y en su muerte, concédenos que, así como él murió mártir de la verdad y de la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
SAN JUAN BAUTISTA.

Himno:

Pastor que, sin ser pastor,
al buen Cordero nos muestras,
precursor que, sin ser luz,
nos dices por dónde llega,
enséñanos a enseñar
la fe desde la pobreza.

Tú que traes un bautismo
que es poco más que apariencia
y al que el Cordero más puro
baja buscando pureza,
enséñame a difundir
amor desde mi tibieza.

Tú que sientes como yo
que la ignorancia no llega
ni a conocer al Señor
ni a desatar sus correas,
enséñame a propagar
la fe desde mi torpeza.

Tú que sabes que no fuiste
la Palabra verdadera
y que sólo eras la voz
que en el desierto vocea,
enséñame, Juan, a ser
profeta sin ser profeta. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: «No les tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.

Salmo 114.
Himno a la grandeza de Dios.

Hay que pasar mucho para entrar
en el reino de Dios. (Hch 14, 22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén

Antífona 1: «No les tengas miedo, que yo estoy contigo», dice el Señor.

Antífona 2: Herodes mandó a un verdugo que decapitase a Juan en la cárcel.

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Herodes mandó a un verdugo que decapitase a Juan en la cárcel.

Antífona 3: Los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

Cántico de Apocalipsis 4, 11; 5, 9. 10. 12.
Himno de los redimidos.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Los discípulos de Juan fueron a recoger el cadáver y lo enterraron.

Lectura breve: Hechos de los Apóstoles 13, 23-25.

Según lo prometido, Dios sacó de su descendencia un salvador para Israel: Jesús. Juan predicó a todo Israel un bautismo de conversión antes de que llegara Jesús; y, cuando Juan estaba para concluir el curso de su vida, decía: «Yo no soy quien pensáis, pero, mirad, viene uno detrás de mí a quien no merezco desatarle las sandalias de los pies».

Responsorio breve:

V. El amigo del esposo se alegra Con la voz del esposo.

R. El amigo del esposo se alegra Con la voz del esposo.

V. Esta alegría mía está colmada.

R. Con la voz del esposo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El amigo del esposo se alegra Con la voz del esposo.

Antífona Magníficat: Yo no soy el Mesías, sino que me han enviado delante de él; Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Yo no soy el Mesías, sino que me han enviado delante de él; Él tiene que crecer, y yo tengo que menguar.

Preces:

Invoquemos con alegría a Dios, que eligió a Juan Bautista para anunciar a los hombres la venida del reino de Cristo, y digámosle:
Guía, Señor, nuestros pasos por el camino de la paz.

Tú que llamaste a Juan desde el vientre de su madre para preparar los caminos de tu Hijo,

ayúdanos a ir tras el Señor con la misma fidelidad con que Juan fue delante suyo.

Así como concediste al Bautista poder reconocer al Cordero de Dios, haz que tu Iglesia lo señale

y que los hombres de nuestra época lo reconozcan.

Tú que dispusiste que tu profeta menguara y que Cristo creciera,

enséñanos a ceder ante los otros para que tú te manifiestes.

Tú que, con el martirio de Juan, quisiste reivindicar la justicia,

haz que demos, sin cansarnos, testimonio de tu verdad.

Acuérdate de todos los que han salido ya de este mundo;

dales entrada en el lugar de la luz y de la paz.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, tú has querido que san Juan Bautista fuese el Precursor de tu Hijo en su nacimiento y en su muerte, concédenos que, así como él murió mártir de la verdad y de la justicia, luchemos nosotros valerosamente por la confesión de tu verdad. Por nuestro Señor Jesucristo.






INVITATORIO.

Salmo 94.
Venid, aclamemos al Señor.

Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este «hoy». (Hb 3, 13)

Se anuncia la antífona.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Se repite la antífona.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Se repite la antífona.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Se repite la antífona.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

También se pueden pronunciar éstos salmos, en lugar del Salmo 94.

Salmo 99.
Alegría de los que entran en el templo.

El Señor manda que
los redimidos entonen
un himno de victoria. (S. Atanasio)

Se anuncia la antífona.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 66.
Que todos los pueblos alaben al Señor.

Sabed que la salvación de Dios
se envía a los gentiles. (Hch 28, 28)

Se anuncia la antífona.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 23.
Entrada solemne de Dios en el templo.

Las puertas del cielo se abren
ante Cristo que, como hombre,
sube al cielo. (S. Ireneo)

Se anuncia la antífona.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Se repite la antífona.

— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Se repite la antífona.

— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Se repite la antífona.

— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos;
él es el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICO EVANGÉLICO PARA LAUDES:

— BENEDICTUS —

Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

CÁNTICO EVANGÉLICO PARA VÍSPERAS:

— MAGNÍFICAT —

Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

















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