L-I-A-ADVIENTO

Leccionario I (A)

PARA LOS DOMINGOS DE ADVIENTO

– AÑO A –


PRIMER DOMINGO DE ADVIENTO

SEGUNDO DOMINGO DE ADVIENTO

TERCER DOMINGO DE ADVIENTO

CUARTO DOMINGO DE ADVIENTO


Tiempo de Adviento

DOMINGO I DE ADVIENTO


PRIMERA LECTURA

Is 2, 1-5

El Señor congrega a todas las naciones en la paz eterna del Reino de Dios.

Lectura del libro de Isaí­as.

VISIÓN de Isaías, hijo de Amós, acerca de Judá y de Jerusalén.

En los días futuros estará firme
el monte de la casa del Señor,
en la cumbre de las montañas,
más elevado que las colinas.

Hacia él confluirán todas las naciones,
caminarán pueblos numerosos y dirán:
«Venid, subamos al monte del Señor,
a la casa del Dios de Jacob.

Él nos instruirá en sus caminos
y marcharemos por sus sendas;
porque de Sión saldrá la ley,
la palabra del Señor de Jerusalén».

Juzgará entre las naciones,
será árbitro de pueblos numerosos.

De las espadas forjarán arados,
de las lanzas, podaderas.

No alzará la espada pueblo contra pueblo,
no se adiestrarán para la guerra.

Casa de Jacob, venid;
caminemos a la luz del Señor.


Palabra de Dios.

Salmo responsorial.

Sal 121, 1bc-2. 4-5. 6-7. 8-9 (R.: cf. 1bc)

R. Vamos alegres a la casa del Señor.

V. ¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén. R.

V. Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,
según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David. R.

V. Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios». R.

V. Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor,
nuestro Dios, te deseo todo bien. R.


SEGUNDA LECTURA

Rom 13, 11-14a

La salvación está más cerca de nosotros.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Comportaos reconociendo el momento en que vivís, pues ya es hora de despertaros del sueño, porque ahora la salvación está más cerca de nosotros que cuando abrazamos la fe.

La noche está avanzada, el día está cerca: dejemos, pues, las obras de las tinieblas y pongámonos las armas de la luz.

Andemos como en pleno día, con dignidad. Nada de comilonas y borracheras, nada de lujuria y desenfreno, nada de riñas y envidias. Revestíos más bien del Señor Jesucristo.


Palabra de Dios.

Aleluya

Sal 84, 8

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Muéstranos, Señor, tu misericordia
y danos tu salvación. R.


EVANGELIO

Mt 24, 37-44

Estad en vela para estar preparados.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, dijo Jesús a sus discí­pulos:

«Cuando venga el Hijo del hombre, pasará como en tiempo de Noé.

En los días antes del diluvio, la gente comía y bebía, se casaban los hombres y las mujeres tomaban esposo, hasta el día en que Noé entró en el arca; y cuando menos lo esperaban llegó el diluvio y se los llevó a todos; lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre: dos hombres estarán en el campo, a uno se lo llevarán y a otro lo dejarán; dos mujeres estarán moliendo, a una se la llevarán y a otra la dejarán.

Por tanto, estad en vela, porque no sabéis qué día vendrá vuestro Señor.

Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora de la noche viene el ladrón, estaría en vela y no dejaría que abrieran un boquete en su casa.

Por eso, estad también vosotros preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre».


Palabra del Señor.


DOMINGO II DE ADVIENTO


PRIMERA LECTURA

Is 11, 1-10

Juzgará a los pobres con justicia.

Lectura del libro de Isaías.

EN aquel día, brotará un renuevo del tronco de Jesé,
y de su raíz florecerá un vástago.

Sobre él se posará el espíritu del Señor:
espíritu de sabiduría y entendimiento,
espíritu de consejo y fortaleza,
espíritu de ciencia y temor del Señor.

Lo inspirará el temor del Señor.

No juzgará por apariencias
ni sentenciará de oídas;
juzgará a los pobres con justicia,
sentenciará con rectitud a los sencillos de la tierra;
pero golpeará al violento con la vara de su boca,
y con el soplo de sus labios hará morir al malvado.

La justicia será ceñidor de su cintura,
y la lealtad, cinturón de sus caderas.

Habitará el lobo con el cordero,
el leopardo se tumbará con el cabrito,
el ternero y el león pacerán juntos:
un muchacho será su pastor.

La vaca pastará con el oso,
sus crías se tumbarán juntas;
el león como el buey, comerá paja.

El niño de pecho retoza junto al escondrijo de la serpiente,
y el recién destetado extiende la mano
hacia la madriguera del áspid.

Nadie causará daño ni estrago
por todo mi monte santo:
porque está lleno el país del conocimiento del Señor,
como las aguas colman el mar.

Aquel día, la raíz de Jesé será elevada
como enseña de los pueblos:
se volverán hacia ella las naciones
y será gloriosa su morada.


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 71, 1bc-2. 7-8. 12-13. 17 (R.: cf. 7)

R. Que en sus días florezca la justicia,
y la paz abunde eternamente.

V. Dios mí­o, confía tu juicio al rey,
tu justicia al hijo de reyes,
para que rija a tu pueblo con justicia,
a tus humildes con rectitud. R.

V. En sus días florezca la justicia
y la paz hasta que falte la luna;
domine de mar a mar,
del Gran Rí­o al confí­n de la tierra. R.

V. Él librará al pobre que clamaba,
al afligido que no tení­a protector;
él se apiadará del pobre y del indigente,
y salvará la vida de los pobres. R.

V. Que su nombre sea eterno
y su fama dure como el sol:
él sea la bendición de todos los pueblos,
y lo proclamen dichoso todas las razas de la tierra. R.


SEGUNDA LECTURA

Rom 15, 4-9

Cristo salva a todos los hombres.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

HERMANOS:

Todo lo que se escribió en el pasado, se escribió para enseñanza nuestra, a fin de que a través de nuestra paciencia y del consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza.

Que el Dios de la paciencia y del consuelo os conceda tener entre vosotros los mismos sentimientos, según Cristo Jesús, de este modo, unánimes, a una voz, glorificaréis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.

Por eso, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Es decir, Cristo se hizo servidor de la circuncisión en atención a la fidelidad de Dios, para llevar a cumplimiento las promesas hechas a los patriarcas y, en cuanto a los gentiles, para que glorifiquen a Dios por su misericordia; como está escrito:

«Por esto te alabaré entre los gentiles
y cantaré para tu nombre».


Palabra de Dios.


Aleluya

Lc 3, 4cd. 6

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos.
Toda carne verá la salvación de Dios. R.


EVANGELIO

Mt 3, 1-12

Convertí­os, porque está cerca el reino de los cielos.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

POR aquellos dí­as, Juan Bautista se presentó en el desierto de Judea, predicando:

«Convertí­os, porque está cerca el reino de los cielos».

Éste es el que anunció el profeta Isaí­as diciendo:

«Voz del que grita en el desierto:
“Preparad el camino del Señor,
allanad sus senderos”».

Juan llevaba un vestido de piel de camello, con una correa de cuero a la cintura, y se alimentaba de saltamontes y miel silvestre.

Y acudí­a a él toda la gente de Jerusalén, de Judea y de la comarca del Jordán; confesaban sus pecados y él los bautizaba en el Jordán.

Al ver que muchos fariseos y saduceos vení­an a que los bautizara, les dijo:

«¡Raza de ví­boras!, ¿quién os ha enseñado a escapar del castigo inminente?

Dad el fruto que pide la conversión.

Y no os hagáis ilusiones, pensando: “Tenemos por padre a Abrahán”, pues os digo que Dios es capaz de sacar hijos de Abrahán de estas piedras.

Ya toca el hacha la raí­z de los árboles, y todo árbol que no dé buen fruto será talado y echado al fuego.

Yo os bautizo con agua para que os convirtáis; pero el que viene detrás de mí­ es más fuerte que yo y no merezco ni llevarle las sandalias.

Él os bautizará con Espí­ritu Santo y fuego.

Él tiene el bieldo en la mano: aventará su parva, reunirá su trigo en el granero y quemará la paja en una hoguera que no se apaga».


Palabra del Señor.


DOMINGO III DE ADVIENTO


PRIMERA LECTURA

Is 35, 1-6a. 10

Dios viene en persona y os salvará.

Lectura del libro de Isaí­as.

EL desierto y el yermo se regocijarán,
se alegrará la estepa y florecerá,
germinará y florecerá como flor de narciso,
festejará con gozo y cantos de júbilo.

Le ha sido dada la gloria del Lí­bano,
el esplendor del Carmelo y del Sarón.

Contemplarán la gloria del Señor,
la majestad de nuestro Dios.

Fortaleced las manos débiles,
afianzad las rodillas vacilantes;
decid a los inquietos:
«¡Sed fuertes, no temáis.

¡He aquí vuestro Dios! Llega el desquite,
la retribución de Dios.

Viene en persona y os salvará».

Entonces se despegarán los ojos de los ciegos,
los oídos de los sordos se abrirán;
entonces saltará el cojo como un ciervo.

Retornan los rescatados del Señor.

Llegarán a Sión con cantos de júbilo:
alegría sin límite en sus rostros.

Los dominan el gozo y la alegría.

Quedan atrás la pena y la aflicción.


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 145, 6c-7. 8-9a. 9bc-10 (R.: cf. Is 35, 4)

R. Ven, Señor, a salvarnos.

O bien:

R. Aleluya.

V. El Señor mantiene su fidelidad perpetuamente,
hace justicia a los oprimidos,
da pan a los hambrientos.
El Señor liberta a los cautivos. R.

V. El Señor abre los ojos al ciego,
el Señor endereza a los que ya se doblan,
el Señor ama a los justos.
El Señor guarda a los peregrinos. R.

V. Sustenta al huérfano y a la viuda
y trastorna el camino de los malvados.
El Señor reina eternamente,
tu Dios, Sión, de edad en edad. R.


SEGUNDA LECTURA

Sant 5, 7-10

Manteneos firmes, porque la venida del Señor está cerca.

Lectura de la carta del apóstol Santiago.

HERMANOS, esperad con paciencia hasta la venida del Señor.

Mirad: el labrador aguarda el fruto precioso de la tierra, esperando con paciencia hasta que recibe la lluvia temprana y la tardí­a.

Esperad con paciencia también vosotros, y fortaleced vuestros corazones, porque la venida del Señor está cerca.

Hermanos, no os quejéis los unos de los otros, para que no seáis condenados; mirad: el juez está ya a las puertas.

Hermanos, tomad como modelo de resistencia y de paciencia a los profetas que hablaron en nombre del Señor.


Palabra de Dios.


Aleluya

Cf Is 61, 1 (Lc 4, 18ac)

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. El Espí­ritu del Señor está sobre mí­:
me ha enviado a evangelizar a los pobres. R.


EVANGELIO

Mt 11, 2-11

¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

EN aquel tiempo, Juan, que habí­a oí­do en la cárcel las obras del Mesí­as, mandó a sus discí­pulos a preguntarle:

«¿Eres tú el que ha de venir o tenemos que esperar a otro?».

Jesús les respondió:

«Id a anunciar a Juan lo que estáis viendo y oyendo:
los ciegos ven, y los cojos andan;
los leprosos quedan limpios y los sordos oyen;
los muertos resucitan
y los pobres son evangelizados.
¡Y bienaventurado el que no se escandalice de mí­!».

Al irse ellos, Jesús se puso a hablar a la gente sobre Juan:

«¿Qué salisteis a contemplar en el desierto, una caña sacudida por el viento? ¿O qué salisteis a ver, un hombre vestido con lujo? Mirad, los que visten con lujo habitan en los palacios. Entonces, ¿a qué salisteis?, ¿a ver a un profeta?

Sí­, os digo, y más que profeta. Éste es de quien está escrito:

“Yo enví­o mi mensajero delante de ti,
el cual preparará tu camino ante ti”.

En verdad os digo que no ha nacido de mujer uno más grande que Juan el Bautista; aunque el más pequeño en el reino de los cielos es más grande que él».


Palabra del Señor.


DOMINGO IV DE ADVIENTO


PRIMERA LECTURA

Is 7, 10-14

Mirad: la virgen está encinta.

Lectura del libro de Isaí­as.

EN aquellos dí­as, el Señor habló a Ajaz y le dijo:

«Pide un signo al Señor, tu Dios: en lo hondo del abismo o en lo alto del cielo».

Respondió Ajaz:

«No lo pido, no quiero tentar al Señor».

Entonces dijo Isaías:

«Escucha, casa de David: ¿no os basta cansar a los hombres, que cansáis incluso a mi Dios? Pues el Señor, por su cuenta, os dará un signo. Mirad: la virgen está encinta y da a luz un hijo, y le pondrá por nombre Emmanuel».


Palabra de Dios.


Salmo responsorial

Sal 23, 1b-2. 3-4ab. 5-6 (R.: cf. 7c. 10c

R. Va a entrar el Señor;
él es el Rey de la gloria.

V. Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los rí­os. R.

V. ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confí­a en los í­dolos. R.

V. Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Ésta es la generación que busca al Señor,
que busca tu rostro, Dios de Jacob. R.


SEGUNDA LECTURA

Rom 1, 1-7

Jesucristo, de la estirpe de David, Hijo de Dios.

Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Romanos.

PABLO, siervo de Cristo Jesús, llamado a ser apóstol, escogido para el Evangelio de Dios, que fue prometido por sus profetas en las Escrituras Santas y se refiere a su Hijo, nacido de la estirpe de David según la carne, constituido Hijo de Dios en poder según el Espí­ritu de santidad por la resurrección de entre los muertos: Jesucristo nuestro Señor.

Por él hemos recibido la gracia del apostolado, para suscitar la obediencia de la fe entre todos los gentiles, para gloria de su nombre. Entre ellos os encontráis también vosotros, llamados de Jesucristo.

A todos los que están en Roma, amados de Dios, llamados santos, gracia y paz de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.


Palabra de Dios.


Aleluya

Mt 1, 23

R. Aleluya, aleluya, aleluya.

V. Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel, «Dios-con-nosotros». R.


EVANGELIO

Mt 1, 18-24

Jesús nacerá de Marí­a, desposada con José, hijo de David.

+

Lectura del santo Evangelio según san Mateo.

LA generación de Jesucristo fue de esta manera:

Marí­a, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espí­ritu Santo.

José, su esposo, como era justo y no querí­a difamarla, decidió repudiarla en privado. Pero, apenas habí­a tomado esta resolución, se le apareció en sueños un ángel del Señor que le dijo:

«José, hijo de David, no temas acoger a Marí­a, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espí­ritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados».

Todo esto sucedió para que se cumpliese lo que había dicho el Señor por medio del profeta:

«Mirad: la virgen concebirá y dará a luz un hijo
y le pondrán por nombre Emmanuel,
que significa “Dios-con-nosotros”».

Cuando José se despertó, hizo lo que le habí­a mandado el ángel del Señor y acogió a su mujer.


Palabra del Señor.










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