DICIEMBRE

MES DE DICIEMBRE.

2a Semana Tpo Ordinario

4 SEMANAS SALTERIO TIEMPO ADVIENTO

| – 1a | – 2a | – 3a | – 4a |

OCTAVA DE NAVIDAD

SANTORAL de DICIEMBRE:

OFICIOS COMUNES de SANTOS.






SANTORAL de DICIEMBRE.

3 – dic: San Francisco Javier, presbítero.

4 – dic: San Juan Damasceno, presbítero y doctor Iglesia.

5 – dic: San Juan Diego Cuachtlatoatzin. (En Toledo se traslada al 5 de diciembre).

6 – dic: San Nicolás, obispo.

7 – dic: San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia.

8 – dic: INMACULADA CONCEPCIÓN de la Virgen María.

9 – dic: Santa Leocadia, virgen y mártir. (En Toledo)

9 – dic: San Juan Diego Cuachtlatoatzin.

10 – dic: Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir.

11 – dic: San Dámaso I, Papa.

11 – dic: Santa Maravillas de Jesús, virgen.

12 – dic: Nuestra Señora de Guadalupe de México.

13 – dic: Santa Lucía, virgen y mártir.

14 – dic: San Juan de la Cruz, pbro. y doctor Iglesia.

21 – dic: San Pedro Canisio, religioso y doctor Iglesia.

23 – dic: San Juan de Kety, presbítero.

25 – dic: NATIVIDAD DEL SEÑOR.

SAGRADA FAMILIA (Domingo infraoctava de Navidad, o en su defecto el 30 de dic.)

26 – dic: San Esteban, Protomártir.

27 – dic: San Juan, Apóstol y Evangelista.

28 – dic: Los Santos Inocentes, mártires.

29 – dic: Santo Tomás Becket, obispo y mártir.

31 – dic: San Silvestre I, Papa.



San Francisco Javier, presbítero.
(3 diciembre).

Memoria obligatoria.

Tomado todo del común de Santos Pastores:

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, Pastor supremo.

Himno:

Cristo, cabeza, rey de los pastores,
el pueblo entero, madrugando a fiesta,
canta a la gloria de tu sacerdote
himnos sagrados.

Con abundancia de sagrado crisma,
la unción profunda de tu Santo Espíritu
le armó guerrero y le nombró en la Iglesia
jefe del pueblo.

Él fue pastor y forma del rebaño,
luz para el ciego, báculo del pobre,
padre común, presencia providente,
todo de todos.

Tú que coronas sus merecimientos,
danos la gracia de imitar su vida,
y al fin, sumisos a su magisterio,
danos su gloria. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta a los Hebreos 13, 7-9a.

Acordaos de vuestros guías, que os anunciaron la palabra de Dios; fijaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y siempre. No os dejéis arrastrar por doctrinas complicadas y extrañas.

Responsorio breve:

V. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

V. Ni de día ni de noche dejarán de anunciar el nombre del Señor.

R. He colocado centinelas.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Sobre tus murallas, Jerusalén, He colocado centinelas.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis, el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que adquiriste para ti pueblos numerosos por la predicación de san Francisco Javier, haz que los fieles se apasionen con su mismo celo por la fe, y que la santa Iglesia se alegre de ver crecer en todas partes el número de sus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Francisco Javier.

Himno:

Cantemos al Señor con alegría,
unidos a la voz del pastor santo;
demos gracias a Dios, que es luz y guía,
solícito pastor de su rebaño.

Es su voz y su amor el que nos llama
en la voz del pastor que él ha elegido,
es su amor infinito el que nos ama
en la entrega y amor de este otro cristo.

Conociendo en la fe su fiel presencia,
hambrientos de verdad y luz divina,
sigamos al pastor que es providencia
de pastos abundantes que son vida.

Apacienta, Señor, guarda a tus hijos,
manda siempre a tu mies trabajadores;
cada aurora, a la puerta del aprisco,
nos aguarde el amor de tus pastores. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 5, 1-4.

A los presbíteros entre vosotros, yo presbítero con ellos, testigo de la pasión de Cristo y partícipe de la gloria que se va a revelar, os exhorto: pastoread el rebaño de Dios que tenéis a vuestro cargo, mirad por él, no a la fuerza, sino de buena gana, como Dios quiere; no por sórdida ganancia, sino con entrega generosa; no como déspotas con quienes os ha tocado en suerte, sino convirtiéndoos en modelos del rebaño. Y, cuando aparezca el Pastor supremo, recibiréis la corona inmarcesible de la gloria.

Responsorio breve:

V. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

V. El que entregó su vida por sus hermanos.

R. El que ora mucho por su pueblo.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Éste es el que ama a sus hermanos, El que ora mucho por su pueblo.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

O bien: Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Éste es el criado fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

O bien: Te doy gracias, Cristo, pastor bueno, porque has querido glorificarme; te suplico que las ovejas que pusiste a mi cuidado participen conmigo eternamente de tu gloria.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que adquiriste para ti pueblos numerosos por la predicación de san Francisco Javier, haz que los fieles se apasionen con su mismo celo por la fe, y que la santa Iglesia se alegre de ver crecer en todas partes el número de sus hijos. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Juan Damasceno, presbítero y doctor de la Iglesia.
(4 diciembre).

Memoria libre.

Del Común de Doctores de la Iglesia.

Oración:

Te rogamos, Señor, que nos ayuden las oraciones del presbítero san Juan Damasceno, para que la fe verdadera que tan admirablemente enseñó, sea siempre nuestra luz y nuestra fuerza. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Nicolás, obispo.
(6 diciembre).

Memoria libre.

Del Común de Santos Pastores:

Oración:

Imploramos tu misericordia, Señor, y te suplicamos, por intercesión del obispo san Nicolás, que nos protejas en todos los peligros, para que el camino de la salvación sea más accesible para nosotros. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Ambrosio, obispo y doctor de la Iglesia.
(7 diciembre).

Memoria obligatoria.

Del Común de Doctores de la Iglesia.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

Himno:

Experiencia de Dios fue vuestra ciencia,
su Espíritu de verdad os dio a beberla
en la revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

En nuestro corazón de criaturas,
nos encendió la luz para esconderla,
que poco puede andar quien anda a oscuras
por sendas de verdad sin poder verla.

Demos gracias a Dios humildemente
y al Hijo, su Verdad que a todos guía;
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

Salmodia: (se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Sabiduría 7, 13-14.

Aprendí la sabiduría, sin envidia la comparto y no escondo sus riquezas; porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se ganan la amistad de Dios, pues los dones de la instrucción los recomienda.

Responsorio breve:

V. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

V. Y que la asamblea pregone su alabanza.

R. La sabiduría de los santos.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que hiciste al obispo san Ambrosio doctor de la fe católica y ejemplo de fortaleza apostólica, suscita en tu Iglesia hombres según tu corazón que la gobiernen con fortaleza y sabiduría. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Ambrosio.

Himno:

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
por la mente del Padre sin principio,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de la Virgen hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

No dejéis de brillar, faros divinos,
con destellos de luz que Dios envía,
proclamad la verdad en los caminos
de los hombres y los pueblos, sed su guía. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta de Santiago 3, 17-18.

La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

Responsorio breve:

V. En la asamblea Le da la palabra.

R. En la asamblea Le da la palabra.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.

R. Le da la palabra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En la asamblea Le da la palabra.

Antífona del Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado san Ambrosio, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona del Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado san Ambrosio, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que hiciste al obispo san Ambrosio doctor de la fe católica y ejemplo de fortaleza apostólica, suscita en tu Iglesia hombres según tu corazón que la gobiernen con fortaleza y sabiduría. Por nuestro Señor Jesucristo.


LA INMACULADA CONCEPCIÓN DE SANTA MARÍA VIRGEN.
(8 de diciembre).

Solemnidad.

LAUDES | SEGUNDAS VÍSPERAS

PRIMERAS VÍSPERAS.

Himno:

Reina y Madre, Virgen pura,
que sol y cielo pisáis,
a Vos sola no alcanzó
la triste herencia de Adán.

¿Cómo en Vos, Reina de todos,
si llena de gracia estáis,
pudo caber igual parte
de la culpa original?

De toda mancha estáis libre:
¿y quién pudo imaginar
que vino a faltar la gracia
en donde la gracia está?

Si los hijos de sus padres
toman el fuero en que están,
¿cómo pudo ser cautiva
quien dio a luz la libertad? Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya.

Salmo 112.
Alabado sea el nombre del Señor.

Derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes. (Lc 1, 52)

Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
ahora y por siempre:
de la salida del sol hasta su ocaso,
alabado sea el nombre del Señor.

El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre los cielos.
¿Quién como el Señor, Dios nuestro,
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar
al cielo y a la tierra?

Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo;
a la estéril le da un puesto en la casa,
como madre feliz de hijos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya.

Antífona 2: El Señor me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo.

Salmo 147.
Acción de gracias por la restauración de Jerusalén.

Ven acá, voy a mostrarte a la novia,
a la esposa del Cordero. (Ap 21, 9)

Glorifica al Señor, Jerusalén;
alaba a tu Dios, Sión:
que ha reforzado los cerrojos de tus puertas,
y ha bendecido a tus hijos dentro de ti;
ha puesto paz en tus fronteras,
te sacia con flor de harina.

Él envía su mensaje a la tierra,
y su palabra corre veloz;
manda la nieve como lana,
esparce la escarcha como ceniza;

Hace caer el hielo como migajas
y con el frío congela las aguas;
envía una orden, y se derriten;
sopla su aliento, y corren.

Anuncia su palabra a Jacob,
sus decretos y mandatos a Israel;
con ninguna nación obró así,
ni les dio a conocer sus mandatos.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: El Señor me ha vestido un traje de gala y me ha envuelto en un manto de triunfo.

Antífona 3: Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres.

Lectura breve: Carta a los Romanos 8, 29. 30.

A los que había conocido de antemano los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo. Y a los que predestinó, los llamó; a los que llamó, los justificó.

Responsorio breve:

V. Te ensalzaré, Señor, Porque me has librado.

R. Te ensalzaré, Señor, Porque me has librado.

V. Y no has dejado que mis enemigos se rían de mí.

R. Porque me has librado.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Te ensalzaré, Señor, Porque me has librado.

Antífona Magníficat: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Me felicitarán todas las generaciones, porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí. Aleluya.

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,

haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación, salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,

y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste a María la madre de misericordia,

haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,

haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que coronaste a María como reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen preparaste a tu Hijo una digna morada y, en previsión de la muerte de tu Hijo, la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.


LAUDES
INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA.

Antífona Invitatorio: Celebremos la Inmaculada Concepción de la Virgen María; adoremos a su Hijo, Cristo, el Señor.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 |

Antífona Invitatorio: Celebremos la Inmaculada Concepción de la Virgen María; adoremos a su Hijo, Cristo, el Señor.

Himno:

Ninguno del ser humano
como Vos se pudo ver;
que a otros los dejan caer
y después les dan la mano.

Mas Vos, Virgen, no caíste
como los otros cayeron,
que siempre la mano os dieron
con que preservada fuiste.

Yo, cien mil veces caído,
os suplico que me deis
la vuestra, y me levantéis
porque no quede perdido.

Y por vuestra concepción,
que fue de tan gran pureza,
conserva en mí la limpieza
del alma y del corazón,

para que de esta manera
suba con Vos a gozar
del que solo puede dar
vida y gloria verdadera. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Oh Madre Purísima, que no conoció el pecado y mereció llevar a Dios.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Oh Madre Purísima, que no conoció el pecado y mereció llevar a Dios.

Antífona 2: El Señor Dios altísimo te ha bendecido, Virgen María, entre todas las mujeres de la tierra.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: El Señor Dios altísimo te ha bendecido, Virgen María, entre todas las mujeres de la tierra.

Antífona 3: Llévanos contigo, Virgen Inmaculada, correremos tras el olor de tus perfumes.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Llévanos contigo, Virgen Inmaculada, correremos tras el olor de tus perfumes.

Lectura breve: Isaías 43, 1.

Esto dice el Señor, que te creó, Jacob, que te ha formado, Israel: «No temas, que te he redimido, te he llamado por tu nombre, tú eres mío».

Responsorio breve:

V. Dios todopoderoso Me ciñe de valor.

R. Dios todopoderoso Me ciñe de valor.

V. Y me enseña un camino perfecto.

R. Me ciñe de valor.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Dios todopoderoso Me ciñe de valor.

Antífona Benedictus: El Señor Dios dijo a la serpiente: «Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza». Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: El Señor Dios dijo a la serpiente: «Establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza». Aleluya.

Preces:

Elevemos nuestras súplicas al Salvador, que quiso nacer de María Virgen, y digámosle:
Que tu Madre, Señor, interceda por nosotros.

Oh Sol de justicia, a quien la Virgen inmaculada precedía cual aurora luciente,

haz que vivamos siempre iluminados por la claridad de tu presencia.

Salvador del mundo, que, con la eficacia de tu redención, preservaste a tu Madre de toda mancha de pecado,

líbranos a nosotros de toda culpa.

Redentor nuestro, que hiciste de la Inmaculada Virgen María tabernáculo purísimo de tu presencia y sagrario del Espíritu Santo,

haz también de nosotros templos de tu Espíritu.

Rey de reyes, que elevaste contigo al cielo en cuerpo y alma a tu Madre,

haz que aspiremos siempre a los bienes del cielo.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen preparaste a tu Hijo una digna morada y, en previsión de la muerte de tu Hijo, la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
INMACULADA CONCEPCIÓN DE MARÍA.

Himno:

De Adán el primer pecado
no vino en Vos a caer;
que quiso Dios preservaros
limpia como para Él.

De Vos el Verbo Encarnado
recibió el humano ser,
y quiere toda pureza
quien todo puro es también.

Si es Dios autor de las leyes
que rigen la humana grey,
para engendrar a su Madre
¿no pudo cambiar la ley?

Decir que pudo y no quiso
parece cosa cruel,
y, si es todopoderoso,
¿con Vos no lo habrá de ser?

Que honrar al hijo en la madre
derecho de todos es,
y ese derecho tan justo,
¿Dios no lo debe tener?

Porque es justo, porque os ama,
porque vais su Madre a ser,
os hizo Dios tan Purísima
como Dios merece y es. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Todo es hermoso en ti, Virgen María, ni siquiera tienes la mancha del pecado original.

Salmo 121.
La ciudad santa de Jerusalén.

Os habéis acercado al monte Sión,
ciudad del Dios vivo,
Jerusalén del cielo. (Hb 12, 22)

¡Qué alegría cuando me dijeron:
«Vamos a la casa del Señor»!
Ya están pisando nuestros pies
tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén está fundada
como ciudad bien compacta.
Allá suben las tribus,
las tribus del Señor,

según la costumbre de Israel,
a celebrar el nombre del Señor;
en ella están los tribunales de justicia,
en el palacio de David.

Desead la paz a Jerusalén:
«Vivan seguros los que te aman,
haya paz dentro de tus muros,
seguridad en tus palacios».

Por mis hermanos y compañeros,
voy a decir: «La paz contigo».
Por la casa del Señor, nuestro Dios,
te deseo todo bien.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Todo es hermoso en ti, Virgen María, ni siquiera tienes la mancha del pecado original.

Antífona 2: Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza.

Salmo 126.
El esfuerzo humano es inútil sin Dios.

Sois edificio de Dios. (1 Co 3, 9)

Si el Señor no construye la casa,
en vano se cansan los albañiles;
si el Señor no guarda la ciudad,
en vano vigilan los centinelas.

Es inútil que madruguéis,
que veléis hasta muy tarde,
que comáis el pan de vuestros sudores:
¡Dios lo da a sus amigos mientras duermen!

La herencia que da el Señor son los hijos;
su salario, el fruto del vientre:
son saetas en manos de un guerrero
los hijos de la juventud.

Dichoso el hombre que llena
con ellas su aljaba:
no quedará derrotado cuando litigue
con su adversario en la plaza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Tú eres la gloria de Jerusalén; tú, la alegría de Israel; tú, el orgullo de nuestra raza.

Antífona 3: Tus vestidos son blancos como la nieve, tu rostro resplandece como el sol.

Cántico de Efesios 1, 3-10.
El Dios Salvador.

Bendito sea Dios,
Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos ha bendecido en la persona de Cristo
con toda clase de bienes espirituales y celestiales.

Él nos eligió en la persona de Cristo,
antes de crear el mundo,
para que fuésemos santos
e irreprochables ante él por el amor.

Él nos ha destinado en la persona de Cristo
por pura iniciativa suya,
a ser sus hijos,
para que la gloria de su gracia,
que tan generosamente nos ha concedido
en su querido Hijo,
redunde en alabanza suya.

Por este Hijo, por su sangre,
hemos recibido la redención,
el perdón de los pecados.
El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia
ha sido un derroche para con nosotros,
dándonos a conocer el misterio de su voluntad.

Éste es el plan
que había proyectado realizar por Cristo
cuando llegase el momento culminante:
recapitular en Cristo todas las cosas
del cielo y de la tierra.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Tus vestidos son blancos como la nieve, tu rostro resplandece como el sol.

Lectura breve: Carta a los Romanos 5, 20b-21.

Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia, para que, lo mismo que reinó el pecado a través de la muerte, así también reinara la gracia por la justicia para la vida eterna, por Jesucristo, nuestro Señor.

Responsorio breve:

V. En esto conozco Que me amas.

R. En esto conozco Que me amas.

V. En que mi enemigo no triunfa de mí.

R. Me amas.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. En esto conozco Que me amas.

Antífona Magníficat: Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Alégrate, María, llena de gracia, el Señor está contigo; bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre. Aleluya.

Preces:

Proclamemos las grandezas de Dios Padre todopoderoso, que quiso que todas las generaciones felicitaran a María, la madre de su Hijo, y supliquémosle, diciendo:
Que la llena de gracia interceda por nosotros.

Oh Dios, admirable siempre en tus obras, que has querido que la inmaculada Virgen María participara en cuerpo y alma de la gloria de Jesucristo,

haz que todos tus hijos deseen esta misma gloria y caminen hacia ella.

Tú que nos diste a María por madre, concede, por su mediación salud a los enfermos, consuelo a los tristes, perdón a los pecadores,

y a todos abundancia de salud y de paz.

Tú que hiciste de María la madre de misericordia,

haz que los que viven en peligro o están tentados sientan su protección maternal.

Tú que encomendaste a María la misión de madre de familia en el hogar de Jesús y de José,

haz que, por su intercesión, todas las madres fomenten en sus hogares el amor y la santidad.

Tú que coronaste a María como Reina del cielo,

haz que los difuntos puedan alcanzar, con todos los santos, la felicidad de tu reino.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que por la Concepción Inmaculada de la Virgen preparaste a tu Hijo una digna morada y, en previsión de la muerte de tu Hijo, la preservaste de todo pecado, concédenos, por su intercesión, llegar a ti limpios de todas nuestras culpas. Por nuestro Señor Jesucristo.


SANTA LEOCADIA, VIRGEN Y MÁRTIR, Patrona de la juventud toledana.
(9 diciembre).

Solemnidad en la ciudad de Toledo.
Memoria obligatoria en la Archidiócesis de Toledo.

Del común de Una Mártir, o de Santas Vírgenes:

Para la solemnidad lo que sigue:

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Cordero, al Esposo acompañado por el cortejo de vírgenes.

Himno:

¿Dónde mayor pureza
de amor se esconde?
¿La luz y la hermosura
mayor, en dónde?
Virgen hermosa:
en tu espejo se mira
Dios y se goza.

Hijo de Madre Virgen,
Flor de las flores,
Tú escogiste la esposa
de tus amores.
Tú la coronas
y le das el anillo
feliz de bodas.

Serena ante la muerte,
al duro golpe
hasta el verdugo tiembla,
se sobrecoge.
Virgen gloriosa,
ternura y fortaleza
de lirio y roca.

Oye las alabanzas,
los ruegos oye,
y derrama a raudales
tus bendiciones.
Al Padre, gloria,
y al Hijo y al Espíritu
que de ellos brota. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria en la Archidiócesis de Toledo, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad, en la ciudad de Toledo):

Antífona 1: Leocadia, noble virgen toledana, con gran deseo de Dios, no cesaba de orar ni de día ni de noche.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Leocadia, noble virgen toledana, con gran deseo de Dios, no cesaba de orar ni de día ni de noche.

Antífona 2: ¡Alégrate, hija de Sión!, porque se regocija en ti el Unigénito de Dios, exulta en tu alabanza mientras te hace virgen incorrupta y te glorifica constituyéndote confesora de la fe.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: ¡Alégrate, hija de Sión!, porque se regocija en ti el Unigénito de Dios, exulta en tu alabanza mientras te hace virgen incorrupta y te glorifica constituyéndote confesora de la fe.

Antífona 3: Confesaré siempre al Señor con la boca y en medio de la asamblea lo alabaré.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Confesaré siempre al Señor con la boca y en medio de la asamblea lo alabaré.

Lectura breve: Sabiduría 3, 4-9.

Aunque la gente pensaba que cumplían una pena, su esperanza estaba llena de inmortalidad. Sufrieron pequeños castigos, recibirán grandes bienes, porque Dios los puso a prueba y los halló dignos de él. Los probó como oro en el crisol y los aceptó como sacrificio de holocausto. En el día del juicio resplandecerán y se propagarán como chispas en un rastrojo. Gobernarán naciones, someterán pueblos y el Señor reinará sobre ellos eternamente. Los que confían en él comprenderán la verdad y los que son fieles a su amor permanecerán a su lado, porque la gracia y la misericordia son para sus devotos y la protección para sus elegidos.

Responsorio breve:

V. Multiplicaste tu misericordia, Señor, Y yo te confesaré entonando salmos.

R. Multiplicaste tu misericordia, Señor, Y yo te confesaré entonando salmos.

V. Porque me golpeaste con tribulaciones y, vuelto a ti, me consolidaré.

R. Y yo te confesaré entonando salmos.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Multiplicaste tu misericordia, Señor, Y yo te confesaré entonando salmos.

Antífona Benedictus: En verdad os digo que allí donde se proclame el Evangelio, por todo el mundo, se narrará también, en memoria de ella, lo que acaba de hacer.

O bien: Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: En verdad os digo que allí donde se proclame el Evangelio, por todo el mundo, se narrará también, en memoria de ella, lo que acaba de hacer.

O bien: Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo.

Preces: (Tomadas del común de vírgenes).

Glorifiquemos a Cristo, esposo y corona de las vírgenes, y supliquémosle, diciendo:
Jesús, corona de las vírgenes, escúchanos.

Oh Cristo, a quien las vírgenes amaron como a su único esposo,

concédenos que nada nos aparte de tu amor.

Tú que coronaste a María como reina de las vírgenes,

concédenos, por su intercesión, servirte siempre con pureza de corazón.

Por intercesión de las santas vírgenes, que te sirvieron siempre con fidelidad, para alcanzar la santidad de cuerpo y alma,

ayúdanos, Señor, a que los bienes de este mundo que pasa no nos separen de tu amor eterno.

Señor Jesús, esposo que has de venir y a quien las vírgenes prudentes esperaban,

concédenos vivir en vela, esperando tu retorno glorioso.

Por intercesión de santa Leocadia, que fue virgen sensata y una de las prudentes,

concédenos, Señor, la verdadera sabiduría y la pureza de costumbres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh Dios, fortaleza de los que en ti esperan, que has edificado tu Iglesia de Toledo con el testimonio de tu mártir santa Leocadia, virgen, concede a quienes celebramos su fiesta, que la fuerza del Espíritu Santo nos conduzca al amor de Cristo, a fin de que estemos siempre dispuestos a entregar nuestras vidas por la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.


SEGUNDAS VÍSPERAS
SANTA LEOCADIA.

Himno:

¿Dónde mayor pureza
de amor se esconde?
¿La luz y la hermosura
mayor, en dónde?
Virgen hermosa:
en tu espejo se mira
Dios y se goza.

Hijo de Madre Virgen,
Flor de las flores,
Tú escogiste la esposa
de tus amores.
Tú la coronas
y le das el anillo
feliz de bodas.

Serena ante la muerte,
al duro golpe
hasta el verdugo tiembla,
se sobrecoge.
Virgen gloriosa,
ternura y fortaleza
de lirio y roca.

Oye las alabanzas,
los ruegos oye,
y derrama a raudales
tus bendiciones.
Al Padre, gloria,
y al Hijo y al Espíritu
que de ellos brota. Amén.

Salmodia: (Cuando se celebra como Memoria obligatoria, en la Archidiócesis de Toledo, se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Salmodia: (Si se celebra como Solemnidad, en la ciudad de Toledo):

Antífona 1: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y se venga conmigo.

Salmo 114.
Himno a la grandeza de Dios.

Hay que pasar mucho para entrar
en el reino de Dios. (Hch 14, 22)

Amo al Señor, porque escucha
mi voz suplicante,
porque inclina su oído hacia mí
el día que lo invoco.

Me envolvían redes de muerte,
me alcanzaron los lazos del abismo,
caí en tristeza y angustia.
Invoqué el nombre del Señor:
«Señor, salva mi vida».

El Señor es benigno y justo,
nuestro Dios es compasivo;
el Señor guarda a los sencillos:
estando yo sin fuerzas, me salvó.

Alma mía, recobra tu calma,
que el Señor fue bueno contigo:
arrancó mi alma de la muerte,
mis ojos de las lágrimas,
mis pies de la caída.

Caminaré en presencia del Señor
en el país de la vida.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: El que quiera seguirme, que se niegue a sí mismo, cargue con su cruz y se venga conmigo.

Antífona 2: Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.

Salmo 115.
Acción de gracias en el templo.

Por medio de Jesús ofrezcamos
continuamente a Dios un sacrificio
de alabanza. (Hb 13, 15)

Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!».
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos».

¿Cómo pagaré al Señor
todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo.

Mucho le cuesta al Señor
la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo,
siervo tuyo, hijo de tu esclava:
rompiste mis cadenas.

Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 2: Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.

Antífona 3: Santa Leocadia, arrodillada en actitud orante, entregó a Dios su espíritu en el mismo lugar donde había confesado a Cristo y donde estuvo encarcelada.

Cántico de Apocalipsis 4, 11; 5, 9. 10. 12.
Himno de los redimidos.

Eres digno, Señor, Dios nuestro,
de recibir la gloria, el honor y el poder,
porque tú has creado el universo;
porque por tu voluntad lo que no existía fue creado.

Eres digno de tomar el libro y abrir sus sellos,
porque fuiste degollado
y con tu sangre compraste para Dios
hombres de toda raza, lengua, pueblo y nación;
y has hecho de ellos para nuestro Dios
un reino de sacerdotes,
y reinan sobre la tierra.

Digno es el Cordero degollado
de recibir el poder, la riqueza, la sabiduría,
la fuerza, el honor, la gloria y la alabanza.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Santa Leocadia, arrodillada en actitud orante, entregó a Dios su espíritu en el mismo lugar donde había confesado a Cristo y donde estuvo encarcelada.

Lectura breve: Apocalipsis 2, 10-11.

No tengas miedo de lo que vas a padecer. Mira, el Diablo va a meter a algunos de vosotros en la cárcel para que seáis tentados durante diez días. Sé fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida. El que tenga oídos, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias. El vencedor no sufrirá daño de la muerte segunda.

Responsorio breve:

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba. Pero nos has dado respiro.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba. Pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.

R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba. Pero nos has dado respiro.

Antífona Magníficat: Llegó una mujer llevando un frasco de precioso perfume; lo rompió y le ungió la cabeza. Como oro en crisol la probó, y la aceptó como sacrificio de holocausto.

O bien: El que pierda su vida por mí la encontrará para siempre.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Llegó una mujer llevando un frasco de precioso perfume; lo rompió y le ungió la cabeza. Como oro en crisol la probó, y la aceptó como sacrificio de holocausto.

O bien: El que pierda su vida por mí la encontrará para siempre.

Preces: Tomadas del común de un mártir.

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida, en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh Dios, fortaleza de los que en ti esperan, que has edificado tu Iglesia de Toledo con el testimonio de tu mártir santa Leocadia, virgen, concede a quienes celebramos su fiesta, que la fuerza del Espíritu Santo nos conduzca al amor de Cristo, a fin de que estemos siempre dispuestos a entregar nuestras vidas por la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Juan Diego Cuachtlatoatzin.
(9 diciembre).

Memoria libre.

Del Común de Santos Varones.

Oración:

Oh, Dios, que manifestaste el amor de la santísima Virgen María hacia tu pueblo por medio de san Juan Diego, concédenos, por su intercesión, que, dóciles a las recomendaciones de nuestra Madre de Guadalupe, podamos cumplir siempre tu voluntad. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Eulalia de Mérida, virgen y mártir.
(10 diciembre).

Memoria libre.

Del común de Una Mártir, o de Santas Vírgenes:

Oración:

Oh, Dios, fuente de todos los bienes, que para llevarnos a la confesión de tu nombre te has servido incluso del martirio de los niños, haz que tu Iglesia, alentada por el ejemplo de santa Eulalia de Mérida, mártir, no tema sufrir por ti y desee ardientemente la gloria del premio eterno. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Dámaso I, Papa.
(11 diciembre).

Memoria libre.

Del Común de Santos Pastores:

Oración:

Concédenos, Señor, celebrar siempre los méritos de tus mártires, a quienes el papa san Dámaso profesó devoción y amor. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Maravillas de Jesús, virgen.
(11 diciembre)

Memoria libre en Archidiócesis de Toledo.

Del Común de Santas Vírgenes:

Oración:

Oh Dios, que atrajiste a santa María Maravillas de Jesús a los secretos del Corazón de tu Hijo, concédenos, por su intercesión y ejemplo, que, experimentando las delicias de tu amor, cooperemos a la salvación de las almas. Por nuestro Señor Jesucristo.


Nuestra Señora de Guadalupe, México.
(12 diciembre).

Memoria libre.

De Común de Santa María Virgen.

Oración:

Oh, Dios, Padre de las misericordias, que pusiste a tu pueblo bajo el singular patrocinio de la santísima Madre de tu Hijo, concede a cuantos la invocan con el título de Guadalupe, que busquen con fe decidida el progreso de los pueblos por los caminos de la justicia y de la paz. Por nuestro Señor Jesucristo.


Santa Lucía, virgen y mártir.
(13 diciembre).

Memoria obligatoria.

Del común de Una Mártir, o de Santas Vírgenes:

Excepto las Antífonas del Benedictus y del Magníficat, que son propias, y la Oración.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los mártires.

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida,
dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 2a Carta a los Corintios 1, 3-5.

¡Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre de las misericordias y Dios de todo consuelo, que nos consuela en cualquier tribulación nuestra hasta el punto de poder consolar nosotros a los demás en cualquier lucha, mediante el consuelo con que nosotros mismos somos consolados por Dios! Porque lo mismo que abundan en nosotros los sufrimientos de Cristo, abunda también nuestro consuelo gracias a Cristo.

Responsorio breve:

V. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

Antífona Benedictus: Yo, humilde esclava, no he hecho otra cosa que ofrecer sacrificios al Dios vivo; como ya no me queda nada, me ofrezco a mí misma.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Yo, humilde esclava, no he hecho otra cosa que ofrecer sacrificios al Dios vivo; como ya no me queda nada, me ofrezco a mí misma.

Preces:

Celebremos, amados hermanos a nuestro Salvador, el testigo fiel, y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Te pedimos, Señor, que la gloriosa intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, sea nuestro apoyo para celebrar ahora su nacimiento para el cielo y contemplar también las realidades eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
Santa Lucía.

Himno:

Palabra del Señor ya rubricada
es la vida del mártir ofrecida
como prueba fiel de que la espada
no puede ya truncar la fe vivida.

Fuente de fe y de luz es su memoria,
coraje para el justo en la batalla
del bien, de la verdad, siempre victoria
que, en vida y muerte, el justo en Cristo halla.

Martirio es el dolor de cada día,
si en Cristo y con amor es aceptado,
fuego lento de amor que, en la alegría
de servir al Señor, es consumado.

Concédenos, oh Padre, sin medida,
y tú, Señor Jesús crucificado,
el fuego del Espíritu de vida
para vivir el don que nos has dado. Amén.

Salmodia: (Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente):

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: 1a Carta de Pedro 4, 13-14.

Queridos hermanos, estad alegres en la medida que compartís los sufrimientos de Cristo, de modo que, cuando se revele su gloria, gocéis de alegría desbordante. Si os ultrajan por el nombre de Cristo, bienaventurados vosotros, porque el Espíritu de la gloria, que es el Espíritu de Dios, reposa sobre vosotros.

Responsorio breve:

V. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

V. Nos refinaste como refinan la plata.

R. Pero nos has dado respiro.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Oh Dios, nos pusiste a prueba, Pero nos has dado respiro.

Antífona Magníficat: Con perseverancia has salvado tu alma, Lucía, esposa de Cristo; has superado las cosas del mundo y brillas con los ángeles; has vencido al enemigo con tu propia sangre.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Con perseverancia has salvado tu alma, Lucía, esposa de Cristo; has superado las cosas del mundo y brillas con los ángeles; has vencido al enemigo con tu propia sangre.

Preces:

A la misma hora en que el Rey de los mártires ofreció su vida en la última cena, y la entregó en la cruz, démosle gracias, diciendo:
Te glorificamos, Señor.

Porque nos amaste hasta el extremo, Salvador nuestro, principio y origen de todo martirio:
Te glorificamos, Señor.

Porque no cesas de llamar a los pecadores arrepentidos para los premios de tu reino:
Te glorificamos, Señor.

Porque has dado a la Iglesia, como sacrificio, la sangre de la alianza nueva y eterna, derramada para el perdón de los pecados:
Te glorificamos, Señor.

Porque con tu gracia nos has dado perseverancia en la fe durante el día que ahora termina:
Te glorificamos, Señor.

Porque has asociado a tu muerte a nuestros hermanos difuntos:
Te glorificamos, Señor.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Te pedimos, Señor, que la gloriosa intercesión de santa Lucía, virgen y mártir, sea nuestro apoyo para celebrar ahora su nacimiento para el cielo y contemplar también las realidades eternas. Por nuestro Señor Jesucristo.


San Juan de la Cruz, presbítero y doctor de la Iglesia.
(14 diciembre).

Memoria obligatoria.

Del Común de Doctores de la Iglesia.

LAUDES | VÍSPERAS

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, fuente de la sabiduría.

Himno:

Experiencia de Dios fue vuestra ciencia,
su Espíritu de verdad os dio a beberla
en la revelación, que es su presencia
en velos de palabra siempre nueva.

Abristeis el camino para hallarla
a todo el que de Dios hambre tenía,
palabra del Señor que, al contemplarla,
enciende nuestras luces que iluminan.

Saber de Dios en vida convertido
es la virtud del justo, que, a su tiempo,
si Dios le dio la luz, fue lo debido
que fuera su verdad, su pensamiento.

En nuestro corazón de criaturas,
nos encendió la luz para esconderla,
que poco puede andar quien anda a oscuras
por sendas de verdad sin poder verla.

Demos gracias a Dios humildemente
y al Hijo, su Verdad que a todos guía;
dejemos que su Luz, faro esplendente,
nos guíe por el mar de nuestra vida. Amén.

Salmodia: Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente:

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Sabiduría 7, 13-14.

Aprendí la sabiduría, sin envidia la comparto y no escondo sus riquezas; porque es un tesoro inagotable para los hombres: los que lo adquieren se ganan la amistad de Dios, pues los dones de la instrucción los recomienda.

Responsorio breve:

V. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

V. Y que la asamblea pregone su alabanza.

R. La sabiduría de los santos.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Que todos los pueblos proclamen La sabiduría de los santos.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Preces:

Demos gracias a Cristo, el Buen Pastor que entregó la vida por sus ovejas, y supliquémosle, diciendo:
Apacienta a tu pueblo, Señor.

Señor Jesucristo, que en los santos pastores nos has revelado tu misericordia y tu amor,

haz que por ellos continúe llegando a nosotros tu acción misericordiosa.

Señor Jesucristo, que a través de los santos pastores sigues siendo el único Pastor de tu pueblo,

no dejes de guiarnos siempre por medio de ellos.

Señor Jesucristo, que por medio de los santos pastores eres el médico de los cuerpos y de las almas,

haz que nunca falten a tu Iglesia los ministros que nos guíen por las sendas de una vida santa.

Señor Jesucristo, que has adoctrinado a la Iglesia con la prudencia y el amor de los santos,

haz que, guiados por nuestros pastores, progresemos en la santidad.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que hiciste a san Juan de la Cruz, presbítero, insigne por su perfecta abnegación y amor a la cruz, concédenos imitarle siempre para llegar a la contemplación eterna de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS
San Juan de la Cruz.

Himno:

Verbo de Dios, eterna luz divina,
fuente eternal de toda verdad pura,
gloria de Dios que el cosmos ilumina,
antorcha toda luz en noche oscura.

Palabra eternamente pronunciada
por la mente del Padre sin principio,
que en el tiempo a los hombres nos fue dada
en el seno de la Virgen hecha Hijo.

Las tinieblas de muerte y de pecado
en que yacía el hombre, así vencido,
su verdad y su luz han disipado,
con su vida y su muerte ha redimido.

No dejéis de brillar, faros divinos,
con destellos de luz que Dios envía,
proclamad la verdad en los caminos
de los hombres y los pueblos, sed su guía. Amén.

Salmodia: Se rezan los salmos de la semana y el día correspondiente:

| Semana 1a | Semana 2a |

| Semana 3a | Semana 4a |

Lectura breve: Carta de Santiago 3, 17-18.

La sabiduría que viene de lo alto es, en primer lugar, intachable, y además es apacible, comprensiva, conciliadora, llena de misericordia y buenos frutos, imparcial y sincera. El fruto de la justicia se siembra en la paz para quienes trabajan por la paz.

Responsorio breve:

V. En la asamblea Le da la palabra.

R. En la asamblea Le da la palabra.

V. Lo llena de espíritu, sabiduría e inteligencia.

R. Le da la palabra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. En la asamblea Le da la palabra.

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado San Juan de la Cruz, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Cántico Magníficat: Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado San Juan de la Cruz, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Preces:

Glorifiquemos a Cristo, constituido pontífice en favor de los hombres, en lo que se refiere a Dios, y supliquémosle humildemente, diciendo:
Salva a tu pueblo, Señor.

Tú que por medio de pastores santos y eximios, has hecho resplandecer de modo admirable a tu Iglesia,

haz que los cristianos se alegren siempre de ese resplandor.

Tú que, cuando los santos pastores te suplicaban, como Moisés, perdonaste los pecados del pueblo,

santifica, por su intercesión, a tu Iglesia con una purificación continua.

Tú que, en medio de los fieles, consagraste a los santos pastores y, por tu Espíritu, los dirigiste,

llena del Espíritu Santo a todos los que rigen a tu pueblo.

Tú que fuiste el lote y la heredad de los santos pastores,

no permitas que ninguno de los que fueron adquiridos por tu Sangre esté alejado de ti.

Tú que, por medio de los pastores de la Iglesia, das la vida eterna a las ovejas para que nadie las arrebate de tu mano,

salva a los difuntos, por quienes entregaste tu vida.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que hiciste a san Juan de la Cruz, presbítero, insigne por su perfecta abnegación y amor a la cruz, concédenos imitarle siempre para llegar a la contemplación eterna de tu gloria. Por nuestro Señor Jesucristo.


Solemnidad de Santa María en el Rito Hispano Mozárabe.
(18 diciembre).

Propio de Toledo: Se recomienda celebrar la Misa en este venerable rito según la separata publicada.


San Pedro Canisio, presbítero y doctor de la Iglesia.
(21 diciembre).

Para la conmemoración.

Del Común de Doctores de la Iglesia.

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: Los sabios brillarán con esplendor de cielo, y los que enseñan la justicia a las multitudes serán como estrellas por toda la eternidad.

Oración:

Oh, Dios, que para defender la fe católica fortaleciste al presbítero san Pedro Canisio con la virtud y la ciencia, concede, por su intercesión, a los que buscan la verdad, encontrarte gozosos, y al pueblo de los creyentes, perseverar en la confesión de tu nombre. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Pedro, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Oh doctor admirable, luz de la Iglesia santa, bienaventurado Pedro, fiel cumplidor de la ley, ruega por nosotros al Hijo de Dios.


San Juan de Kety, presbítero.
(23 diciembre).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Pastores:

Antífona Benedictus: La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: La señal por la que conocerán que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros.

Oración:

Dios todopoderoso, concédenos actuar con la sabiduría de los santos, a ejemplo del presbítero san Juan de Kety, para que, practicando la misericordia con todos, obtengamos tu perdón. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Os aseguro que lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Os aseguro que lo que hicisteis con uno de éstos, mis humildes hermanos, conmigo lo hicisteis. Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la creación del mundo.


San Esteban, protomártir.
(26 diciembre).

Fiesta.

LAUDES.

(Las VÍSPERAS se rezan las de la OCTAVA DE NAVIDAD: día 26.)

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, recién nacido, que ha coronado a san Esteban.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, recién nacido, que ha coronado a san Esteban.

Himno:

«Quien entrega su vida por amor
la gana para siempre»,
dice el Señor.

Aquí el bautismo proclama
su voz de gloria y de muerte.
Aquí la unción se hace fuerte
contra el cuchillo y la llama.
Mirad cómo se derrama
mi sangre por cada herida.
Si Cristo fue mi comida, dejadme ser pan y vino
en el lagar y el molino
donde me arrancan la vida.

Salmodia:

Antífona 1: Mi alma está unida a ti, Dios mío, pues me apedrearon por ti.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Mi alma está unida a ti, Dios mío, pues me apedrearon por ti.

Antífona 2: Esteban vio el cielo abierto; lo vio, y entró en él. Dichoso el hombre a quien se le abrían los cielos.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Esteban vio el cielo abierto; lo vio, y entró en él. Dichoso el hombre a quien se le abrían los cielos.

Antífona 3: Estoy contemplando los cielos abiertos y a Jesús a la derecha de Dios.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Estoy contemplando los cielos abiertos y a Jesús a la derecha de Dios.

Lectura breve: Hechos de los Apóstoles 6, 2b-5a.

«No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos del servicio de las mesas. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al servicio de la palabra». La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo.

Responsorio breve:

V. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

V. Él es mi salvación.

R. Y mi energía.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. El Señor es mi fuerza Y mi energía.

Antífona Benedictus: A Esteban, primero de los mártires, se le abrieron las puertas del cielo.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: A Esteban, primero de los mártires, se le abrieron las puertas del cielo.

Preces:

Celebremos, amados hermanos, a nuestro Salvador, el testigo fiel y, al recordar hoy a los santos mártires que murieron a causa de la palabra de Dios, aclamémoslo, diciendo:
Nos has comprado, Señor, con tu sangre.

Por la intercesión de los santos mártires, que entregaron libremente su vida como testimonio de la fe,

concédenos, Señor, la verdadera libertad de espíritu.

Por la intercesión de los santos mártires, que proclamaron la fe hasta derramar su sangre,

concédenos, Señor, la integridad y la constancia de la fe.

Por la intercesión de los santos mártires, que, soportando la cruz, siguieron tus pasos,

concédenos, Señor, soportar con generosidad las contrariedades de la vida.

Por la intercesión de los santos mártires, que lavaron su manto en la sangre del Cordero,

concédenos, Señor, vencer las obras del mundo y de la carne.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Concédenos, Señor, imitar lo que celebramos para que aprendamos a amar a los enemigos, al celebrar el nacimiento para el cielo de quien supo orar también por los perseguidores. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS.

Se rezan las Vísperas tal como aparecen en el día 26 de diciembre, que están en la OCTAVA DE NAVIDAD.


San Juan, apóstol y evangelista.
(27 diciembre).

Fiesta.

LAUDES

(Las VÍSPERAS se rezan las de la OCTAVA DE NAVIDAD: día 27).

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los Apóstoles.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos al Señor, rey de los Apóstoles.

Himno:

Tú que revelaste a Juan
tus misterios más secretos
y los altos vericuetos
que mis ojos no verán,
haz que yo logre entender
cuanto Juan nos ha contado.
Déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu Costado.

Tú que en la cena le abriste
la puerta del Corazón,
y en la transfiguración
junto a ti lo condujiste,
permíteme penetrar
en tu misterio sagrado.
Déjame, Señor, posar
mi cabeza en tu Costado.

Tú que en el monte Calvario
entre tus manos dejaste
el más alto relicario:
la carne donde habitaste;
tú que le dejaste ser
el hijo bienadoptado,
déjame, Señor, poner
mi cabeza en tu Costado.

Y tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar
la cabeza en su Costado. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: Juan, apóstol y evangelista, fue elegido virgen por el Señor y preferido entre los demás apóstoles.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: Juan, apóstol y evangelista, fue elegido virgen por el Señor y preferido entre los demás apóstoles.

Antífona 2: Éste es Juan, a quien Cristo en la cruz encomendó su madre, la Virgen.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Éste es Juan, a quien Cristo en la cruz encomendó su madre, la Virgen.

Antífona 3: Dijo el discípulo a quien Jesús amaba: «Es el Señor». Aleluya.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: Dijo el discípulo a quien Jesús amaba: «Es el Señor». Aleluya.

Lectura breve: Hechos de los Apóstoles 4, 19-20.

Pedro y Juan replicaron diciendo: «¿Es justo ante Dios que os obedezcamos a vosotros más que a él? Juzgadlo vosotros. Por nuestra parte no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído».

Responsorio breve:

V. Los nombrarás príncipes Sobre toda la tierra.

R. Los nombrarás príncipes Sobre toda la tierra.

V. Harán memorable tu nombre, Señor.

R. Sobre toda la tierra.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los nombrarás príncipes Sobre toda la tierra.

Antífona Benedictus: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria. Aleluya.

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: La Palabra se hizo carne y acampó entre nosotros y hemos contemplado su gloria. Aleluya.

Preces:

Hermanos, edificados sobre el cimiento de los Apóstoles, oremos al Padre por su pueblo santo, diciendo:
Acuérdate, Señor, de tu Iglesia.

Padre santo, que quisiste que tu Hijo, resucitado de entre los muertos, se manifestara en primer lugar a los apóstoles,

haz que también nosotros seamos testigos de Cristo hasta los confines del mundo.

Padre santo, que enviaste a tu Hijo al mundo para dar la Buena Noticia a los pobres,

haz que sepamos proclamar el Evangelio a todas las criaturas.

Tú que enviaste a tu Hijo a sembrar la semilla de la palabra,

danos también a nosotros sembrar tu semilla con nuestro trabajo, para que, alegres, demos fruto con nuestra perseverancia.

Tú que enviaste a tu Hijo para que reconciliara al mundo contigo,

haz que también nosotros cooperemos a la reconciliación de los hombres.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, que por medio del apóstol san Juan nos has revelado las misteriosas profundidades de tu Verbo, concédenos comprender con inteligencia y amor lo que él ha hecho resonar en nuestros oídos admirablemente. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS.

Se rezan las Vísperas tal como aparecen en el día 27 de diciembre, que están en la OCTAVA DE NAVIDAD.


Los Santos Inocentes, mártires.
(28 diciembre).

Fiesta.

LAUDES.

(Las VÍSPERAS se rezan las de la OCTAVA DE NAVIDAD: día 28)

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, recién nacido, que ha coronado a los mártires Inocentes.

| Invitatorio 94 | Invitatorio 99 |

| Invitatorio 66 | Invitatorio 23 |

Antífona Invitatorio: Venid, adoremos a Cristo, recién nacido, que ha coronado a los mártires Inocentes.

Himno:

Tanto al tirano le place
hacer de su orgullo ley,
que por deshacer a un Rey
un millar de reyes hace.

Hace reyes de excelencia
con cabezas coronadas,
pues son coronas logradas
el martirio y la inocencia.

Con los niños desvalidos
hace de su fuerza alarde
y, como es sólo un cobarde,
no espera a verlos crecidos.

Por matar a un enemigo
siembra de sangre Belén,
y en Belén, casa del trigo,
no muere un Rey, nacen cien.

Y así su cólera loca
no puede implantar su ley,
pues quiere matar a un Rey
y corona a cuantos toca.

La furia del mal así
no puede vencer jamás,
pues, cuando me hiere a mí,
estás tú, Señor, detrás.

Estás para convertir
en corona cada muerte,
para decirnos que el fuerte
es el que sabe morir. Amén.

Salmodia:

Antífona 1: «Caminarán conmigo, porque son dignos», dice el Señor.

Salmo 62, 2-9.
El alma sedienta de Dios.

Madruga por Dios todo el que
rechaza las obras de las tinieblas.

Oh Dios, tú eres mi Dios, por ti madrugo,
mi alma está sedienta de ti;
mi carne tiene ansia de ti,
como tierra reseca, agostada, sin agua.

¡Cómo te contemplaba en el santuario
viendo tu fuerza y tu gloria!
Tu gracia vale más que la vida,
te alabarán mis labios.

Toda mi vida te bendeciré
y alzaré las manos invocándote.
Me saciaré como de enjundia y de manteca,
y mis labios te alabarán jubilosos.

En el lecho me acuerdo de ti
y velando medito en ti,
porque fuiste mi auxilio,
y a la sombra de tus alas canto con júbilo;
mi alma está unida a ti,
y tu diestra me sostiene.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 1: «Caminarán conmigo, porque son dignos», dice el Señor.

Antífona 2: Los niños alaban al Señor; muertos, proclaman lo que en la vida no pudieron decir.

Cántico de Daniel 3, 57-88. 56.
Toda la creación alabe al Señor.

Alabad al Señor,
sus siervos todos. (Ap 19, 5)

Criaturas todas del Señor, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Ángeles del Señor, bendecid al Señor;
cielos, bendecid al Señor.

Aguas del espacio, bendecid al Señor,
ejércitos del Señor, bendecid al Señor.

Sol y luna, bendecid al Señor,
astros del cielo, bendecid al Señor.

Lluvia y rocío, bendecid al Señor,
vientos todos, bendecid al Señor.

Fuego y calor, bendecid al Señor,
fríos y heladas, bendecid al Señor.

Rocíos y nevadas, bendecid al Señor,
témpanos y hielos, bendecid al Señor.

Escarchas y nieves, bendecid al Señor,
noche y día, bendecid al Señor.

Luz y tinieblas, bendecid al Señor,
rayos y nubes, bendecid al Señor.

Bendiga la tierra al Señor,
ensálcelo con himnos por los siglos.

Montes y cumbres, bendecid al Señor,
cuanto germina en la tierra bendiga al Señor.

Manantiales, bendecid al Señor,
mares y ríos, bendecid al Señor.

Cetáceos y peces, bendecid al Señor,
aves del cielo, bendecid al Señor.

Fieras y ganados, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Hijos de los hombres, bendecid al Señor,
bendiga Israel al Señor.

Sacerdotes del Señor, bendecid al Señor,
siervos del Señor, bendecid al Señor.

Almas y espíritus justos, bendecid al Señor,
santos y humildes de corazón, bendecid al Señor.

Ananías, Azarías y Misael, bendecid al Señor,
ensalzadlo con himnos por los siglos.

Bendigamos al Padre y al Hijo con el Espíritu Santo,
ensalcémoslo con himnos por los siglos.

Bendito el Señor en la bóveda del cielo,
alabado y glorioso y ensalzado por los siglos.

(No se dice Gloria al Padre).

Antífona 2: Los niños alaban al Señor; muertos, proclaman lo que en la vida no pudieron decir.

Antífona 3: De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos.

Salmo 149.
Alegría de los santos.

Los hijos de la Iglesia,
nuevo pueblo de Dios,
se alegran por su Rey,
Cristo, el Señor. (Hesiquio)

Cantad al Señor un cántico nuevo,
resuene su alabanza en la asamblea de los fieles;
que se alegre Israel por su Creador,
los hijos de Sión por su Rey.

Alabad su nombre con danzas,
cantadle con tambores y cítaras;
porque el Señor ama a su pueblo
y adorna con la victoria a los humildes.

Que los fieles festejen su gloria
y canten jubilosos en filas:
con vítores a Dios en la boca
y espadas de dos filos en las manos:

para tomar venganza de los pueblos
y aplicar el castigo a las naciones,
sujetando a los reyes con argollas,
a los nobles con esposas de hierro.

Ejecutar la sentencia dictada
es un honor para todos sus fieles.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona 3: De la boca de los niños de pecho has sacado una alabanza contra tus enemigos.

Lectura breve: Jeremías 31, 15.

Se escucha un grito en Ramá, gemidos y un llanto amargo: Raquel, que llora a sus hijos, no quiere ser consolada, pues se ha quedado sin ellos.

Responsorio breve:

V. Los santos y los justos Viven eternamente.

R. Los santos y los justos Viven eternamente.

V. Reciben de Dios su recompensa.

R. Viven eternamente.

V. Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo.

R. Los santos y los justos Viven eternamente.

Antífona Benedictus: Niños inocentes murieron por Cristo. Por orden de un rey cruel, fueron ejecutados niños de pecho. Ahora siguen al Cordero sin mancha y cantan sin cesar: «Gloria a ti, Señor».

Cántico Benedictus: Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.

Antífona Benedictus: Niños inocentes murieron por Cristo. Por orden de un rey cruel, fueron ejecutados niños de pecho. Ahora siguen al Cordero sin mancha y cantan sin cesar: «Gloria a ti, Señor».

Preces:

Celebremos la gloria de Cristo, que, sin escuadrones de hombres armados, sino sólo con una blanca milicia de niños, venció al tirano, y aclamemos:
Te ensalza, Señor, el blanco ejército de los mártires.

Cristo, de quien los Inocentes, no de palabra, sino con su sangre, dieron testimonio,

concédenos confesarte, de palabra y de obra, ante los hombres.

Tú que hiciste dignos del laurel de la victoria a los que aún no estaban preparados para la lucha,

no nos dejes caer a los que hemos recibido tanta ayuda para vencer.

Tú que lavaste con tu sangre los vestidos de los Inocentes,

líbranos de todo pecado.

Tú que has colocado a los niños los primeros en el reino de los cielos,

no nos excluyas del banquete eterno.

Tú que en la infancia sufriste persecución y destierro,

guarda a los niños que hoy sufren por el hambre, la guerra o la injusticia de los mayores.

Padre nuestro,
que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre;
venga a nosotros tu reino;
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día;
perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden;
no nos dejes caer en la tentación,
y líbranos del mal. Amén.

Oración:

Oh, Dios, los mártires inocentes pregonan hoy tu gloria no de palabra, sino con su muerte; concédenos dar testimonio con nuestra vida de la fe que confesamos con los labios. Por nuestro Señor Jesucristo.


VÍSPERAS.

Se rezan las Vísperas tal como aparecen en el día 26 de diciembre, que están en la OCTAVA DE NAVIDAD.


Santo Tomás Becket, obispo y mártir.
(29 de diciembre).

(OCTAVA DE NAVIDAD).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Pastores:

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: El que se aborrece a sí mismo en este mundo se guardará para la vida eterna.

Oración:

Oh, Dios, que has concedido al mártir santo Tomás Becket entregar su vida con grandeza de alma por causa de la justicia, concédenos, por su intercesión, estar dispuestos a dar nuestra vida por Cristo en este mundo para poder recuperarla en el cielo. Por nuestro Señor Jesucristo.

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno.

Cántico evangélico Magníficat:

Antífona Magníficat: Los santos tienen su morada en el reino de Dios, y allí han encontrado descanso eterno.


San Silvestre I, Papa.
(31 de diciembre).

(OCTAVA DE NAVIDAD).

Para la conmemoración.

Del Común de Santos Pastores:

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis; el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Cántico evangélico Benedictus:

Antífona Benedictus: No seréis vosotros los que habléis; el Espíritu de vuestro Padre hablará por vosotros.

Oración:

Socorre, Señor, a tu pueblo que se acoge a la intercesión del papa san Silvestre, para que, bajo su pastoreo en el transcurso de la vida presente, merezca alcanzar felizmente la eterna. Por nuestro Señor Jesucristo.



INVITATORIO:

Salmo 94.
Venid, aclamemos al Señor.

Animaos los unos a los otros, día tras día,
mientras dure este «hoy». (Hb 3, 13)

Se anuncia la antífona.

Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.

Se repite la antífona.

Porque el Señor es un Dios grande,
soberano de todos los dioses:
tiene en su mano las simas de la tierra,
son suyas las cumbres de los montes;
suyo es el mar, porque él lo hizo,
la tierra firme que modelaron sus manos.

Se repite la antífona.

Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.

Se repite la antífona.

Ojalá escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras».

Se repite la antífona.

Durante cuarenta años
aquella generación me asqueó, y dije:
«Es un pueblo de corazón extraviado,
que no reconoce mi camino;
por eso he jurado en mi cólera
que no entrarán en mi descanso».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

También se pueden pronunciar éstos salmos, en lugar del Salmo 94.

Salmo 99.
Alegría de los que entran en el templo.

El Señor manda que
los redimidos entonen
un himno de victoria. (S. Atanasio)

Se anuncia la antífona.

Aclama al Señor, tierra entera,
servid al Señor con alegría,
entrad en su presencia con vítores.

Se repite la antífona.

Sabed que el Señor es Dios:
que él nos hizo y somos suyos,
su pueblo y ovejas de su rebaño.

Se repite la antífona.

Entrad por sus puertas con acción de gracias,
por sus atrios con himnos,
dándole gracias y bendiciendo su nombre:

Se repite la antífona.

«El Señor es bueno,
su misericordia es eterna,
su fidelidad por todas las edades».

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


Salmo 66.
Que todos los pueblos alaben al Señor.

Sabed que la salvación de Dios
se envía a los gentiles. (Hch 28, 28)

Se anuncia la antífona.

El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud,
y gobiernas las naciones de la tierra.

Se repite la antífona.

Oh Dios, que te alaben los pueblos,
que todos los pueblos te alaben.

Se repite la antífona.

La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga; que le teman
hasta los confines del orbe.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 23.
Entrada solemne de Dios en el templo.

Las puertas del cielo se abren
ante Cristo que, como hombre,
sube al cielo. (S. Ireneo)

Se anuncia la antífona.

Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares,
él la afianzó sobre los ríos.

Se repite la antífona.

— ¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?

Se repite la antífona.

— El hombre de manos inocentes
y puro corazón,
que no confía en los ídolos
ni jura contra el prójimo en falso.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.

Se repite la antífona.

— Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, héroe valeroso;
el Señor, héroe de la guerra.

Se repite la antífona.

¡Portones!, alzad los dinteles,
que se alcen las antiguas compuertas:
va a entrar el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

— ¿Quién es ese Rey de la gloria?
— El Señor, Dios de los ejércitos;
él es el Rey de la gloria.

Se repite la antífona.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.


CÁNTICO EVANGÉLICO PARA LAUDES:

— BENEDICTUS —

Lucas 1, 68-79
El Mesías y su Precursor.

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación
en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas.

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia
que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza
y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán.

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor
a preparar sus caminos
,
anunciando a su pueblo la salvación,
el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas
y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos
por el camino de la paz.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo;
Como era en el principio, ahora y siempre
por los siglos de los siglos. Amén.




CÁNTICO EVANGÉLICO PARA VÍSPERAS:

— MAGNÍFICAT —

Lucas 1, 46-55
Alegría del alma en el Señor.

Proclama mi alma la grandeza del Señor,
se alegra mi espíritu en Dios, mi salvador;
porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones,
porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí:
su nombre es santo,
y su misericordia llega a sus fieles
de generación en generación.

Él hace proezas con su brazo:
dispersa a los soberbios de corazón,
derriba del trono a los poderosos
y enaltece a los humildes,
a los hambrientos los colma de bienes
y a los ricos los despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo,
acordándose de la misericordia,

como lo había prometido a nuestros padres,
en favor de Abrahán y su descendencia por siempre.

Gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo,
como era en el principio, ahora y siempre,
por los siglos de los siglos. Amén.

















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